El Madrid, sin los goles de Bellingham, empata ante el Rayo y cede el liderato

El Madrid, sin los goles de Bellingham, empata ante el Rayo y cede el liderato

0-0 en el Bernabéu

Actualizado

El equipo de Ancelotti, sin claridad en sus acciones ofensivas, se estrella ante Dimitrievski (0-0).

Vinicius protesta a Dimitrievski.Juan Carlos HidalgoEFE

El pulso del Bernabéu es el pulso de Bellingham. Como si fuera una leyenda del Madrid. Cuando el inglés cayó al césped y se echó la mano al hombro, la respiración de la grada se detuvo. Dolían todos los hombros del estadio. Suspense. Cuando se levantó, lo hizo también el socio de su asiento. Cuando Bellingham asiste, es como si alumbrara a quien está en el callejón. Fran García se sintió Bellingham en ese momento y quebró en el área como lo haría después el propio pasador. Ambos lanzaron alto, Bellingham y a quien Bellingham había mejorado. Todo eso pasó sin que pasara nada en el marcador, porque Bellingham no está en todas partes. Faltó su gol y el Madrid se encontró, ante el Rayo, lo que ya sabía, y es que había sido muy dependiente del inglés. [Narración y estadísticas (0-0)]

El Rayo observó a Bellingham sin acabar de tomar sus referencias, y es que el futbolista se mueve por el campo como si lo hiciera en el frente y calibrara al enemigo, del que no hay que estar nunca a la misma distancia. Francisco no hizo lo que Xavi porque no todos tienen un cruzado como Gavi, capaz de embestir con los ojos cerrados si se lo piden, y porque hasta con dos ‘Gavis’ este futbolista encontrara opciones de ponerse en valor. El técnico rayista ha mejorado el arranque que el equipo de Vallecas tuvo con Iraola, por lo que no desnaturalizó a los suyos, aunque no respondieran a sí mismos, romos en ataque, y se limitaran a un disciplinado y exitoso ejercicio defensivo. El Rayo tiene criterio y tiene transiciones, pero en el Bernabéu únicamente tuvo resistencia. Temerario acto en Chamartín, se diría, o no tan temerario, hoy, si no marca Bellingham.

vALVERDE ELIGE MAL

Eligió el visitante la presión alta como el Madrid, otro síntoma de lo que es pensar en grande, pero con frutos dispares. A la primera, Unai López perdió un balón que Valverde encontró en la vertical. Cuando el uruguayo arranca produce el efecto de una estampida. Esta vez sin obstáculos, quizás demasiado fácil. El único, Dimitrievski. Podía Valverde haber colocado con el interior, pero simplemente disparó duro en la misma dirección de su carrera, donde le aguardaba el portero. La peor solución.

Al portero del Rayo le aguardaba trabajo y respondió con solvencia, en especial a un remate de Joselu, después de una gran jugada de Vinicius. Francisco había hecho jugar a un debutante en la Liga frente al brasileño, y Andrei Ratiu aceptó el reto, tarjeta incluida. Un mano a mano al sprint lo vio ganador, y eso no es cualquier cosa. Vinicius estuvo activo en las diagonales en busca de Joselu, titular, pero saca más partido a su desborde en vertical, hasta el final, hasta la cal. Cuando Rodrygo entró en el terreno de juego, a falta de 20 minutos, Vinicius volvió a su ecosistema preferido, aunque ya con poco tiempo. Con el empate, Ancelotti esperó 70 minutos para hacer el primer cambio.

rayo defensivo

La compresión era inevitable para el Rayo frente a un Madrid con flujo ofensivo, aunque una definición mejorable. El trabajo defensivo impidió que los de Ancelotti encontraran menos balones filtrados de los deseados, aunque los suficientes para haber marcado. Con mucho menos ha ganado numerosos partidos. El Rayo, por el contrario, no podía plantearse cambiar nada si no era capaz de salir de su campo y combinar en el del contrario. Apenas había puesto en valor a Isi Palazón, salvo por su labor defensiva, y menos a Raúl de Tomás, que pasó el partido, hasta su sustitución, sin despeinarse, y no por la brillantina. Llegados al desenlace sin daños, Francisco quiso jugar al pleno con Falcao y Bebé.

Ancelotti tuvo que mover más el banquillo, llamar a Kroos y devolver a Camavinga al lateral. Lesionado, Tchouaméni, había empezado como pivote, donde genera un dinamismo que no ofrece su compatriota. Esté donde esté, siempre aporta, sin sangre o con sangre, aunque no aporta lo que ofrece Bellingham. El Madrid, que se deja el liderato en favor de un excelente Girona, tiene que ofrecer más cosas o contener la respiración.

kpd