La organización del Mundial de F1 estudia si correr o no este domingo en la Emilia Romaña, una zona de Italia en alerta roja por las lluvias torrenciales
Lluvia, lluvia y más lluvia. Desde la semana pasada, el ciclón Minerva azota el centro de Italia, donde el desbordamiento de varios ríos ha provocado daños materiales y ha obligado a evacuar poblaciones. En ese escenario, este fin de semana, llega la Fórmula 1. El domingo, en el circuito de Imola debería celebrarse el sexto Gran Premio de la temporada, pero la organización del Mundial y las autoridades locales estudian este miércoles su cancelación. El cielo deja poco margen.
En primer lugar porque el trazado podría estar impracticable. El río Santerno casi bordea el asfalto y su crecida ya ha inundado la zona baja del recinto, donde se había instalado el paddock de la Fórmula 2. Ahora mismo la zona central del circuito no está abnegada, pero el acceso al mismo está cerrado y no se puede trabajar: los motorhomes están por montar, los mecánicos no pueden instalarse…
Inundaciones en Italia por las fuertes lluvias torrencialesEL MUNDO
Si la tormenta amaina, sería posible correr con un ajuste del programa, quizá suspendiendo los primeros entrenamientos libres, pero las autoridades locales temen por la llegada de aficionados. En las próximas horas, miles de fans de la Fórmula 1 aterrizarán en los alrededores de Bolonia y allí hay varias carreteras cortadas e incluso algunos pueblos evacuados. En una zona de alerta roja, la cancelación del Gran Premio es una posibilidad sobre la mesa.
Nations League
INMA LIDÓN
@inma_lidon
Actualizado Lunes,
27
noviembre
2023
-
18:12Arrastraba molestias en la rodilla y tras los exámenes regresa a Barcelona...
Lo que iba para baile, terminó entre sudores fríos. Un par de intervenciones, casi sobrenaturales, de Gianluigi Donnarumma salvaron al PSG de una debacle en Villa Park, donde antes de la media hora se había adelantado con dos goles. Estas son las curas de humildad de la Champions. El aprendizaje que todo aspirante, por muchas ínfulas que gaste, debe asumir. Sólo colgado de su portero, descomunal en un mano a mano ante Marco Asensio, el equipo de Luis Enrique pudo esquivar la prórroga. [Narración y estadísticas (3-2)]
Maldijo la afición de Birmingham la celeridad con la que se esfumaron los tres minutos de añadido decretados por Sánchez Martínez. No hubo recompensa al asedio inglés, truncado por un despeje bajo palos de Pacho ante la volea de Ian Maatsen. Si quiere competir con seriedad en las semifinales, el PSG no puede permitirse desvanecimientos así. Hasta la media hora había manejado el partido a su antojo. Cuando bajó un punto su nivel, el Aston Villa se lo llevó por delante. Todo el crédito para Unai Emery, que imploraba de rodillas a la fortuna esquiva.
El primer deber de su equipo era meter en temperatura a Villa Park, un escenario con 128 años de historia, sobre el que sigue impreso un lema: "Donde nuestros héroes son villanos". Por allí se cuentan historias de la Copa de Europa arrebatada al Bayern. Para excitar aquella magia, Emery necesitaba un par de incursiones tempranas con las que enardecer a la afición. Esas buenas intenciones se vinieron abajo en el minuto 10.
Vulnerables a la espalda
Fue un balón al espacio de Nuno Mendes hacia la cabalgada de Bradley Barcola por la izquierda. Demasiado espacio abierto ante Emiliano Martínez, cuyo mal despeje fue aprovechado por Achraf Hakimi. Un martillazo para el estadio. Más terrible aún que el fallo de la megafonía, que durante la ceremonia de presentación de los equipos hizo sonar el himno de la Europa League.
El castigo se suponía acorde al riesgo asumido por una defensa tan adelantada. Pretendía el Aston Villa imponer el músculo de Boubacar Kamara y Amadou Onana, a riesgo de mostrar una alarmante vulnerabilidad a la espalda de sus mediocentros. Con tanto campo por delante, los laterales del PSG desplegaban sus alas. Así que no fue casual que Mendes, antes de la media hora, ajustase con la zurda a la red un balón servido por Ousmane Dembélé.
El defensa portugués, autor del 3-1 en la ida, compendiaba todas las virtudes de este PSG, que cuando no domina con la posesión también penaliza los fallos del rival. Un equipo que sólo había perdido uno de sus últimos 30 partidos. Desde el pitido final en París, Luis Enrique venía avisando de sus intenciones para la vuelta. No maneja más alternativa que la victoria. Del mismo modo que no admite otra alternativa ante la presión que el balón jugado.
El remate de Nuno Mendes para el 0-2 en Villa Park.AP
Cuando pisaba campo rival, Hakimi volvía a filtrarse entre sus centrocampistas para dar superiodad. Cuando Mendes buscaba la superioridad con Barcola, Vitinha retrocedía para tapar a su lateral zurdo. Los movimientos acompasados del PSG excedían con mucho la resistencia del Villa, que bastante hizo al encontrarse, traspasada la media hora, con un afortunado remate de Youri Tielemans tropezado en Pacho.
Con todo perdido, Emery empleó el descanso para reforzar la moral de sus muchachos. No hizo ni un solo cambio, pero el Villa pareció otro equipo, con un ritmo frenético, una agresividad distinta, una convicción casi suicida. Un disparo de John McGinn, rozado de nuevo por Pacho, galvanizó al príncipe de Gales en el palco. Dos minutos más tarde, Donnarumma salvó un gol cantado de Marcus Rashford. A la salida de ese saque de esquina, el ex delantero del United sirvió el 3-2 con un lacito a Ezri Konsa.
En las tribunas, la gente llegaba al delirio. Como cuando Dennis Mortimer alzó la Orejona al cielo de Rotterdam en 1982. Con Asensio y Maatsen ya en liza, la gente de Birmingham vio la prórroga en sus manos, pero Donnarumma se interpuso a tiempo.