Eurocopa 2024
Con goles de Yamal, Oyarzabal y Joselu, sólo una derrota con Georgia y que Escocia gane a Noruega le quitaría el primer puesto del grupo
Vale. Estamos de acuerdo. Que España pase por encima de Chipre, le meta un montón de goles y genere todavías más ocasiones de gol no es noticia. Pero está el fútbol llegando a un nivel de estupidez, en su desarrollo y en sus explicaciones, que conviene subrayar cuando un equipo, en este caso la selección, es capaz de coger el balón, hacer que sus jugadores se lo pasen entre ellos más bien rápido, y a veces se metan por una banda y a veces por la otra, y a veces por el medio, y tiren centros, y el delantero remate a portería, y hagan regates, y corran para desmarcarse… Conviene subrayar que el fútbol sigue siendo un juego, no la planificación de la batalla de Stalingrado con alturas, transiciones, permutas, perfiles y demás términos que, más allá de lo críptico, alejan al hincha del juego. España es un equipor normal que juega bastante bien a esto y que lo demuestra en días incluso tan sosos como el de este jueves en Limassol.
Irá España a la Eurocopa siendo un equipo muy majo, agradable de ver. No se sabe si tácticamente será el último grito de la modernidad, o si maneja (seguro que sí) esos conceptos tan chic, pero lo que es seguro es que sus defensas dan un pelotazo cuando hace falta (ayer ni eso), sus centrocampistas juegan en horizontal y en vertical, sus extremos procuran centrar y sus delanteros procuran rematar, aunque luego también bajen a recibir y jueguen de cara (descargar, que se dice ahora). Es España, pues, un buen equipo, con un buen entrenador, que ayer incluso se permitió el lujo de rotar (antes llamado dar descanso a los que más juegan).
Fue el turno para los menos habituales contra el pobre del grupo, un colectivo, Chipre, prácticamente amateur. David Raya sustituyó a Unai Simón, Grimaldo, que debutaba, fue el lateral izquierdo, Zubimendi dejó en la grada a Rodrigo, y Joselu le dio un respiro a Morata. Era uno de esos días donde da igual quién juegue, tal es la diferencia entre ambos equipos. Más allá de la anécdota de la derrota en ese mismo país de la selección de Javier Clemente en 1998, el aficionado medio está harto de ver duelos como el disputado en Limassol donde España sudaba tinta para ganar, sino por la mínima, sí por un par de goles, no más. España ayer, a la media hora, iba ganando 0-3 y podía haber sido el doble.
LAMINE
Abrió la lata Lamine Yamal a los cuatro minutos. El chico tiene algo. Le cayó el balón regalado para empujarla, pero recortó al portero, recortó al defensa que venía como un búfalo a cortar el disparo y luego la puso pegadita al poste. Con 16 años, aunque sea contra Chipre, tiene mérito, y ese mérito será, desde ayer, ya siempre de España, al haber disputado tres partidos con la absoluta. El segundo fue de Oyarzabal con la ayuda del VAR, que dio validez a su posición después de que el asistente lo anulara. Por cierto que el futbolista de la Real Sociedad se lesionó cuando estuvo a punto de marcar el cuarto, porque el tercero había sido cosa de Joselu, ejemplo perfecto de lo que en el antiguo régimen, el de Luis Enrique, era impensable. Un delantero al que le cuesta jugar fuera del área, pero que dentro se mueve bien (seis goles en nueve partidos, y siete de ellos como suplente).
De modo que a la media hora ya estaba todo resuelto, así que el resto de la noche sirvió para ver otro debut (el de Riquelme) y poco más. España estará en la Eurocopa, eso ya se sabía, y será primera de grupo salvo que pierda con Georgia el domingo en Valladolid (Georgia se juega estar en la repesca) y Escocia le gane a Noruega. Si España empata, Escocia debería ganar 11-0 a los noruegos, algo impensable ni siquiera en un fútbol jugador por alturas, permutas, transiciones y demás palabras extrañas. Es decir, con un punto basta.
La segunda parte de ayer quedó deslucida por la falta de tensión del equipo, lógico, algo que permitió el minuto de gloria de los chipriotas, y por los cambios, que desnaturalizaron un poco al grupo, algo también lógico en una cita tan de andar por casa como la de Limassol. Nada, a un pasito de cerrar la clasificación -que se puso fea en marzo en Glasgow- España se congratula de lo fácil que es el fútbol.