Vilda está condenado y De la Fuente, tocado, pero el presidente interino Pedro Rocha necesita afianzar su poder en una RFEF rota y desorientada
El mejor verano del fútbol español en una década, con la victoria masculina en la Nations League y, sobre todo, la femenina en el Mundial, ha acabado con una crisis sin precedentes. La decisión de Luis Rubiales de encastillarse en la presidencia de la RFEF y no presentar la dimisión ha enmarañado la gestión institucional y deportiva. La estructura federativa se ha visto abocada a una desconcertante interinidad, con un presidente provisional, Pedro Rocha, al frente de una junta directiva dividida y un organigrama deportivo señalado. Los dos seleccionadores, Luis de la Fuente y Jorge Vilda, están en la picota justo cuando deberían afrontar la clasificación para la Eurocopa, el primero, y la Liga de Naciones que da el billete a los Juegos de París, el segundo.
Ambos intentaron escapar del foco en el que les colocaron sus sumisos aplausos a Rubiales en la Asamblea, pero sus comunicados de «condena sin paliativos» llegaron cuando Rubiales ya estaba caído y no bastarán. Luis de la Fuente dará el viernes, muy señalado, la convocatoria para los duelos con Georgia y Chipre y Jorge Vilda tiene las horas contadas si España quiere tener jugadoras con las que competir ante Suecia el 22 de septiembre. El problema es quién debe tomar la decisión de destituirle.
Sin que el Tribunal Administrativo del Deporte (TAD) se haya pronunciado aún sobre la inhabilitación de Rubiales, la FIFA acordó su «suspensión provisional durante un periodo inicial de 90 días» de «toda actividad relacionada con el fútbol a nivel nacional e internacional». Eso supone que el gobierno de la RFEF queda en una interinidad que ejercerá el único vicepresidente adjunto a la presidencia al que el de Motril no cesó el viernes. Rocha tiene el mismo poder de decisión que ejercía Rubiales, pero con una junta directiva dividida y dificultad para alcanzar acuerdos. La forman el presidente interino, el tesorero, el secretario general, Andreu Camps, y 38 vocales de los cuales varios ya anunciaron que presentarían su dimisión. Es el caso del dirigente de la Federación Vasca, Javier Landeta; de la Interinsular de Las Palmas, Juan José Arencibia; del cántabro José Ángel Peláez, y de Rafael del Amo, presidente de la Navarra y del Comité Nacional de Fútbol Femenino. Otras federaciones territoriales, como la Valenciana, dejaron la decisión en manos de su propia directiva.
Reunión de urgencia
Por eso la primera decisión de Pedro Rocha ha sido convocar esta tarde de lunes una reunión «extraordinaria y urgente» de la Comisión de Presidentes de Federaciones de Ámbito Autonómico y Territoriales. Su intención es solicitar su apoyo en esta nueva etapa interina que acaba de iniciarse y que no tiene fecha de fin.
Los barones territoriales, según fuentes consultadas por EL MUNDO, tienen dudas. De organización y de ejecución. Una de ellas es qué pasará con los seleccionadores nacionales, en especial con Jorge Vilda tras el comunicado de las jugadoras y la renuncia de todo su cuerpo técnico. España tiene que competir el 22 de septiembre ante Suecia y, en este momento, las futbolistas no están dispuestas a ponerse a las órdenes de Vilda pese a su intento nada convincente de desmarcarse de Rubiales. Y su postura es muy firme. Sin muchas más opciones que un cese, es el primer problema que urge resolver.
«Sería una decisión en la que habría que escuchar un informe del Comité del Fútbol Femenino, pero Del Amo, su presidente, ha dimitido. ¿Quién propondrá al sustituto o sustituta? ¿Qué compromiso había con la renovación de Vilda, que anunció en la Asamblea y de la que nadie sabía nada? ¿Puede haber marcha atrás del cuerpo técnico?», se preguntan fuentes territoriales.
La misma situación se puede aplicar a De la Fuente, cuya figura ha quedado muy dañada. El único internacional que ha roto el silencio es Borja Iglesias, pero la tensión afectará a la concentración en Las Rozas. Su aplauso le puso el foco.
También hay otro asunto pendiente sobre el que las territoriales tienen mucho que decir: el Mundial 2030. Aunque nadie lo ve en peligro, quedan 14 meses para la decisión y entre septiembre y octubre hay, por ejemplo, que elegir las 11 ciudades españolas que aparecerán como sedes en el dossier de la candidatura que se presentará en abril.
La duda electoral
La dimisión de Rubiales hubiera facilitado las cosas a todos, técnicos y gestores. Como ha ocurrido en el baloncesto tras la renuncia de Jorge Garbajosa para presidir FIBA Europa, se hubieran convocado elecciones y la actual Asamblea, con mandato hasta 2024, habría escogido nuevo dirigente de manera provisional hasta el último trimestre de 2024, pasados los Juegos, en la que se renovaría la presidencia. Esa opción se mantiene sobre la mesa, pero genera dudas porque formalmente Rubiales está en «suspensión provisional».
Una inhabilitación del TAD sí que obligaría a celebrar comicios y, mientras, estaría al frente una gestora formada por un presidente y 12 miembros a elegir entre la junta directiva y la comisión delegada de la asamblea. Se tendrían que convocar en el primer cuatrimestre y se celebrarían antes de final de año. Eso sí, las decisiones de esta gestora, por ejemplo para la contratación de nuevo seleccionador, estarían muy condicionadas.
Eso sí, el CSD tiene la potestad para permitir a la RFEF adelantar las elecciones. No lo autorizó en el caso del baloncesto, pero dada la trascendencia de la actual crisis puede que optara por permitir un relevo firme de Luis Rubiales.