El Atlético cierra su ‘veranillo’ con una nueva victoria ante la Real

El Atlético cierra su 'veranillo' con una nueva victoria ante la Real

Cierra el Atlético de Madrid su particular veranillo de San Miguel con una nueva victoria. Cinco en otros tantos partidos. Nunca una ola de calor hizo tanto por los resultados de un equipo. Aunque fuera de penalti dudoso y aunque fuera con un parte de guerra digno de la Segunda Guerra Mundial. El Atlético triunfó en el infierno, el suyo (2-1). [Narración y estadísticas]

Era más una tarde de San Isidro en Las Ventas que una tarde de fútbol. Se movían los abanicos en el Metropolitano como esperando la salida de toriles de un morlaco de una ganadería de las duras. Y la Real no defraudó y salió como un Miura, tanto como para marcar el primer gol del partido a los 14 segundos. Un gol de los que odia Simeone, patapúm a la espalda y Oyarzábal siendo el más listo de la clase. Demasiado listo. Fuera de juego.

La Real mantenía la posesión, pero el ritmo caía en picado cinco minutos después. Seis partidos en dos semanas pesan en las piernas de cualquiera. Pero, en contra de la opinión de su entrenador, menos en las de los jugadores rojiblancos. Llamémosle compromiso, sacrificio o “unidad” como dijo Simeone en la previa. El caso es que, en su estilo, el Atlético estaba mejor.

El primer susto fue De Paul tras un pase atrás de Lino en la frontal, pero su control se le fue largo y el balón terminó manso en las manos de Remiro. No es aún el De Paul del Mundial. Sin embargo, Lino ha caído de pie en las alineaciones y en el pensamiento de su técnico y, cada partido, le da más razones para ello.

En este, un gol. El primero de su cuenta con el Atlético. El brasileño aprovechó una siesta de Traoré en el lateral y recogió a su espalda un pase en largo de Koke. Tras una carrerita, remató fuerte al lado del portero y Remiro decidió no defender su palo todo lo debería. Sí lo hizo tras un gran pase de De Paul a Griezmann, pero el remate del francés se fue al lateral de la red.

Estaba activo el siete ante su ex equipo y uno de sus rivales predilectos, aunque suene reiterativo, siete goles desde que dejó el conjunto txuriurdin. Tampoco se le da mal a Morata, el pichichi europeo con 10 tantos, por delante de Haaland y Mbappé al inicio de esta jornada. El madrileño le ha marcado cinco goles en siete partidos a los de Imanol.

El técnico txuriurdin no sabe cómo meterle mano al equipo de Simeone. Es el único equipo al que ha sido incapaz de ganar a domicilio y sin tirar a puerta es muy complicado hacerlo. La Real tocaba sin filo y mientras lo hacía el Atlético casi se va al descanso con el dos a cero si De Paul emboca una preciosa jugada ensayada. Tras una falta lateral botada por Griezmann raso al borde del área, Koke la deja pasar y el argentino, a colocar, pone el balón en la cruceta.

Griezmann en un lance ante la Real Sociedad.SERGIO PEREZEFE

En cambio, la primera ocasión realista fue al borde del descanso de un centro lateral medido del desaparecido Kubo a la cabeza de Oyarzábal, que no puede darle dirección a portería. Seis tiros rojiblancos contra uno realista antes del descanso. Así, imposible.

La segunda mitad comenzaba con el mismo guión, sólo cambiaba el tendido de sol en el Metropolitano, que mudaba del fondo norte a la tribuna. Falta lateral y un balón atlético al palo. En este caso fue Witsel, que remataba sólo, a menos de dos metros de la portería de Remiro, algo escorado, eso sí.

Al menos, cinco minutos después, la Real tiraba su primer tiro a puerta del partido. De Brais, y blando, pero a puerta. Volvería a intentarlo la Real con una buena jugada individual de Oyarzábal, pero su remate con la derecha se iba al poste. Parecía despertar la Real y dormir el Atlético. Quien estaba bien despierto era Munuera que, tras un aviso del VAR porque un remate de Brais impactó en la mano de Morata, decidió no cobrar un penalti. Estaba pegada al pecho, pero en esta lotería, uno nunca sabe.

Reacción

Terminaría su renacer la Real con un gol de bandera. Contra de dos toques, pero vaya toques. El desplazamiento de Carlos Fernández, que había sustituido a Kubo fue una delicatessen, pero no menos bueno el control y la definición de Oyarzábal, que nunca había marcado al Atlético. Mini partido de 15 minutos.

Igualdad y miedo a perder la buena racha y las sensaciones de ambos conjuntos. Más mermado el Atlético a nivel de banquillo, sin soluciones el Cholo por las numerosas bajas para ir a buscar el choque. Riquelme el único cambio con mordiente ofensiva y así lo demostró en un tiro a bocajarro que paró Remiro a cinco del final.

Entonces, y de la nada, tras una buena combinación del Atlético, penalti a favor del conjunto del Cholo que pescó en un barullo una mano intempestiva de Carlos Fernández. Lo dicho, una lotería. Griezmann, como no, cerró el marcador y el veranillo perfecto de los colchoneros. San Miguel y Simeone estarán orgullosos.

kpd