GP de Bélgica
El líder de Aston Martin admite su grave error y lamenta la “visibilidad muy baja” en Spa: “Fue un mal día en general”.
El sábado, lejos de cualquier celebración por su 42º cumpleaños, acabó ayer de mala manera para Fernando Alonso, ahogado en la grava de Spa (Bélgica) tras un extraño error de pilotaje. El primero de 2023 para el líder de Aston Martin, que sigue perdiendo terreno ante McLaren, Mercedes y Ferrari. Y por si no escociera suficiente, en este fin de semana de despedidas en Alpine, cuyo cuerpo técnico fue destituido el viernes de forma fulminante, Pierre Gasly capturó un sorprendente podio para el ex equipo del asturiano.
Hace apenas unas semanas, Alonso se perfilaba como firme candidato para relevar a Nigel Mansell en los libros de historia de la F1. El británico había sido el último cuarentón en subir a lo más alto del podio, tras imponerse en el GP de Australia de 1994 con 41 años, tres meses y cinco días. Ahora, tras dejar escapar dos oportunidades de oro en Montecarlo y Montreal, Alonso se ve perdido en la zona media del pelotón, sin opciones siquiera de podio y expuesto a cualquier eventualidad, por extraña que parezca.
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Ayer, por ejemplo, un error de Lance Stroll durante la sesión clasificatoria de la mañana le obligó a salir decimoquinto en la sprint race. Partiendo tan atrás, en una tarde marcada por la lluvia, todo se complica terriblemente en Spa. “El sábado fue gris, gris oscuro desde por la mañana. Un mal día en general”, admitió el asturiano, sin señalar de forma concluyente a sus ingenieros, aunque sí dejando caer su malestar. Porque Aston Martin arriesgó en exceso montando neumáticos de seco para el canadiense. Alonso, que aún no había marcado un crono válido, se quedó sin opciones siquiera de salir a pista.
De hecho, en Aston Martin aún pueden darse por satisfechos por el hecho de que Alonso salvase su monoplaza de un impacto más severo contra las protecciones. Tras tres vueltas completas sobre su propio eje, el AMR23 quedó intacto, por lo que los mecánicos pudieron disfrutar de una noche tranquila. Hoy, Alonso partirá noveno en la parrilla, justo por delante de Stroll. Ni siquiera el warning recibido a última hora de la tarde de ayer, por un violento cambio de dirección ante Hulkenberg en la bajada hacia Eau Rouge, debilitará aún más sus opciones. «Hoy [por ayer] valía la pena tomar riesgos, pero a ver si en la carrera podemos sumar algunos puntos», vaticinó.
Desde luego, para cumplir cualquier aspiración no habrá que perder de vista lo que venga del cielo. Porque la programación inicial de ayer empezó a torcerse desde el momento en que la FIA decidió retrasar media hora el shootout, la sesión que definía el orden de salida. Fue una medida algo conservadora por parte de los comisarios, en la línea de lo ofrecido últimamente. Desde la trágica muerte de Dilano van’t Hoff, hace apenas un mes, nadie va a asumir más riesgos de los estrictamente necesarios.
Lo que resultó más llamativo, por no decir irritante, fue la tozuda negativa de la FIA a declarar la carrera en mojado. Algo que hubiese permitido efectuar cambios en los coches para adaptarlos mejor al empapado asfalto. «No sé si podéis hablar con ellos, pero en lugar de hacer cinco o seis vueltas por detrás del safety car, que nos aburriría a todos, creo que sería mejor esperar unos minutos hasta que se seque», sugirió Carlos Sainz por su radio.
Problemas de visibilidad
Ya había salido el sol, un arco iris se tendía sobre la ladera del Raidillon y fluía de nuevo el agua por las alcantarillas. De modo que, casi de inmediato, la FIA confirmó los temores del piloto de Ferrari. A las 17:35 horas, se tomó finalmente la salida tras el coche de seguridad. De inicio, una vuelta de formación. Luego otra. Y luego dos más. Sin aviso oficial para los pilotos, la carrera se redujo de los 15 giros previstos a 12. Después, a sólo 11. El anticlímax para los 120.000 sufridos espectadores desperdigados por el bosque de las Ardenas. Tras la visera del casco, los pilotos circulaban casi a ciegas.
«La visibilidad era muy baja. Es un problema que parece repetirse aquí en Spa. Quizá debamos pensar en las soluciones», concluyó Alonso. Y su advertencia no debería pasar desapercibida. El pasado lunes, la FIA ya admitió su fracaso en las primeros test con el WWT, un novedoso sistema de cubiertas con el que minimizar el molesto spray de los coches. Después de examinar los datos aportados por Mick Schumacher y Oscar Piastri en Silverstone, el informe de Nikolas Tombazis, director de monoplazas de la FIA, concluyó que el WWT no aportaba«ninguna diferencia tangible».