Mundial de natación
En 2018, cuando se entrenaba en Macao, golpeó con la mano al salir del trampolín de 27 metros y cayó al agua de cara. Hoy es uno de los favoritos en el Mundial. “Pasé muchas noches sin dormir pensando en ese salto”
“Fue en Macao, en 2018. Estaba entrenando para debutar en las series de Red Bull de saltos de gran altura. Allí tenía un trampolín de 27 metros y practicaba un ejercicio nuevo, cuatro mortales inversos. Salté y, justo al salir, me golpeé con una mano en la plataforma, perdí el control, caí de cara al agua y me quedé insconscientedurante casi 15 minutos. Tuvieron que reanimarme con palas. Después pasé muchas noches sin dormir, pensando en los saltos, pensando en ese salto”.
Habla el español Carlos Gimeno del trauma de su carrera, el accidente que casi le retira antes siquiera de empezar. ¿Cómo lo superó? ¿Qué hacía en Macao? Y, sobre todo, ¿Un trampolín de 27 metros?
Sí, sí, de 27 metros. Los saltos de gran altura, antes una locura, cosa de insensatos, son ya una especialidad más del Mundial de natación que se celebra estos días en Fukuoka. Con el apoyo económico de las series de Red Bull -que antes hacían parada en Bilbao-, desde hace 10 años la disciplina se ha ido profesionalizando y ya hay una docena de saltadores de todo el mundo que viven de lo que hacen en el aire. Uno de ellos es Gimeno, de Las Palmas de Gran Canaria, que hizo saltos de trampolín de tres y 10 metros en su juventud, lo dejó para centrarse en sus estudios -Trabajo Social- y volvió, pero ya a las alturas.
- Eso es lo que hacía en Macao.
- Eso es. Estuve cinco años trabajando allí, de 2015 a 2020, en un show llamado ‘The house of dancing water’, de uno de los creadores del Circo del Sol, Franco Dragone. Era un espectáculo gigantesco, su montaje había costado 200 millones de euros, y lo hacíamos dentro de un centro comercial donde había cinco hoteles, un casino… Me sirvió para ganar dinero y para aprender a saltar de más arriba. Allí había dos plataformas, una de 20 y una de 27, y fui practicando hasta que decidí centrarme en competir.
En 2015 Gimeno se convirtió en el primer y único español en un Mundial, pero después quiso hacerse un hueco en las Red Bull World Series. Su objetivo era codearse con los mejores, mostrar que se podían hacer movimientos originales, ganar lo suficiente para dedicarse a ello. En ello estaba cuando sufrió el accidente que casi le cuesta la vida.
- Entonces, ¿Cómo lo superó?
- Mentalmente me quedó el trauma. Aún hoy pienso en lo que ocurrió. Pero luché, creí en mí. Lo trabajé mucho psicológicamente. ¿Cómo repetir algo que casi te mata? Es difícil. Pero tres meses después, en mi primera competición de Red Bull, precisamente en Bilbao, hice ese mismo salto. Luego he tenido victorias y también otras lesiones, pero de lo que estoy más orgulloso es de haber superado aquello.
Gimeno es ahora uno de los favoritos a la medalla en la final del Mundial que se disputa el jueves 27 (el martes 25 serán las rondas previas) gracias a sus recientes resultados. En el pasado Europeo sólo pudo ser séptimo, pero en la Copa del Mundo de Estados Unidos de mayo acabó segundo y, por ello, es segundo en el ranking mundial. Sus rivales serán el británico Gary Hunt, leyenda absoluta de las alturas, los rumanos Constantin Popovici y Catalin-Petru Preda y el mexicano Jonathan Paredes. En categoría femenina, competirá Carlota González, la segunda española de la historia tras Celia Fernández, penúltima en 2019.
- ¿Sigue sintiendo miedo?
- Te queda siempre y te ayuda. Este es un deporte de precisión, tienes que medir tus movimientos al milímetro. Si entras bien al agua ya te quedas molido porque alcanzamos los 80 o los 90 km/h, si entras mal… Para combatir ese miedo entrenas muchísimo. Repeticiones y más repeticiones desde trampolines de 10 metros para clavar cada salto. Cuesta mucho añadir dificultad porque antes necesitas tenerlo todo controlado. Este año siento que he llegado al máximo nivel. Al nivel de hacer cinco mortales atrás o cuatro y medio desde el pino. Por eso creo que puedo conseguir una medalla.