Cuando le dije: "¡Pero esto qué es!"

Cuando le dije: “¡Pero esto qué es!”

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 18:52

Recuerdo una conversación muy particular con Rafa en las instalaciones de Roland Garros. En 2017, al año siguiente de ganar yo allí el título, llegué al torneo taquicárdica, no podía comer, no dormía, sentía mucho la presión de ser la vigente campeona. Y antes de mi debut me lo encontré en el gimnasio. Le dije: "¡Pero esto qué es, cómo has soportado esta presión tantos años!" Y en lugar de responderme que a él no le afectaba, me contestó que me e

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Nadal, estupor mundial

Nadal, estupor mundial

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 18:11

El jueves tuvo lugar un hecho singular: se concedieron dos Premios Nobel, uno más importante que el otro. El primero lo fue de Literatura, que sospecho --puede que no-- engrosará prontamente la nómina de los Nobel desconocidos. Uno repasa hoy la lista de ganadores desde que el Premio se creó en 1895 y se encuentra, junto a maestros consagrados, algunos escritores olvidados que reclaman una rápida consulta a la Wikipedia. El Nobel más trascendental

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Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

A la hora de glosar la carrera de Rafel Nadal, que este jueves anunció su retirada del tenis el mes próximo en las Finales de Copa Davis, me resulta inevitable evocar nuestra primera conversación. Fue el 15 de agosto de 2004, tras dejar sobre la tierra de Sopot la huella prístina de una carrera difícilmente homologable, que registró, con el decimocuarto Roland Garros, el último de sus 92 títulos 18 años más tarde. En aquella charla, a través del teléfono, surgía la voz tenue de un muchacho que, como explicó en el vídeo testamentario de su adiós, estaba lejos de imaginar el viaje que iba a trazar en la historia del deporte.

No por esperada, desde que su cuerpo se negó a obedecer su apetito de insaciable competidor, deja de estremecer una noticia capaz de imponerse en las cabeceras de todos los diarios e informativos, de arrinconar por unas horas el impacto del fragor de las guerras y la tormenta política de su país. Se marcha uno de los más grandes deportistas de siempre, cuyos logros, entre los que se encuentran nada menos que 22 títulos de Grand Slam, cinco Copas Davis, 209 semanas como número 1, un oro olímpico individual y otro en dobles, trascienden el puro valor del éxito y estarán siempre unidos a la forma de lograrlos.

Para saber más

Porque la figura de Nadal está asociada a un espíritu incombustible, a ese never say die que le acompañó también en la vocación de un cierto espíritu nietzschiano por su afán de reescribir un eteno retorno. Fueron muchas las ocasiones con motivos suficientes para firmar la rendición, y desde muy pronto, con la temprana aparición, a los 19 años, de los problemas endémicos en el escafoides del pie izquierdo que amenazaron con cortar el seco el majestuoso vuelo de su raqueta.

Pero el jugador al que ya hace tiempo echamos de menos, resignados al azote contumaz de los percances físicos que sólo le han permitido disputar 19 partidos esta temporada y únicamente tres el pasado año, se reveló capaz de abrirse paso una y otra vez, de reivindicar su nombre frente al empuje de las nuevas generaciones y de mantenerlo vivo en esa pugna irrepetible con Roger Federer, que le precedió a la hora de dejar caer la hoja roja, hace ya dos cursos, y con Novak Djokovic, aún en danza, agotando las últimas reservas de su combustible.

Nunca el tenis disfrutó de tres protagonistas tan ilustres conviviendo en un mismo y largo período, prolongado durante casi cuatro lustros, algo que proyecta aún más lejos su legado. Nadal fue el primero en cuestionar la rapsodia de Federer, de discutir con sus propias armas su reinado. Lo hizo ya derrotándole por sorpresa en el Masters 1000 de Miami, en 2003, y llevándole al límite en la final de ese mismo torneo un año después, y proclamó en voz muy alta, meses más tarde, superándole en las semifinales de Roland Garros, en la antesala de la primera de sus copas de los mosqueteros, que este juego entraba en una nueva era.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.Lin CheongAP

Nadal y Federer caminaron de la mano, separados por la red pero juntos a la hora de enviar un mensaje de profundo calado en su exclusiva narrativa, que incorporaba, al lado del hermoso contraste de personalidades y estilos, los principios de una sana disputa puramente deportiva que alcanzó los 40 partidos. En ella se detuvieron escritores como David Foster Wallace, autor de El tenis como experiencia religiosa (Ramdom House), donde, sin disimular su fascinación por Federer, a quien dedicó el libro, recoge la capacidad de retroalimentación que siempre hubo entre ambos.

Resulta difícil contar la historia de Nadal sin la figura del estilista suizo, como fue inevitable acudir a su némesis a la hora de enfrentarse al también delicado ejercicio de despedir al ocho veces campeón de Wimbledon. También allí, precisamente allí, aconteció uno de los episodios medulares en la historia del zurdo, que es simultáneamente parte de la mejor historia del tenis. En una final, la de 2008, con la impronta de Alfred Hitchcock, sacudida por los azares de la climatología británica, interrumpida y dilatada hasta que la noche insinuó seriamente su aplazamiento, Nadal puso fin a la autocracia de Federer en su territorio sagrado y se convirtió en el primer español capaz de ganar el torneo en el cuadro masculino desde que lo hiciera Manolo Santana. Aquel partido fue considerado entonces como el mejor de siempre. Y diría que tal catalogación mantiene aún toda su vigencia.

Si Santana, a quien tampoco nunca terminaremos de decir adiós, puso al tenis español en el mapa, Nadal trascendió todas las categorías fronterizas. El chico que se inició bajo la estoica tutela de su tío Toni, cuyo nombre aparece en lustrosas versales en la construcción de todos sus logros, como un aparente especialista sobre tierra batida, devino en un profesional capaz de reinventarse para imponer su discurso en todas las superficies.

No sólo ganaría en dos ocasiones sobre el pasto del All England Club, sino que su constante deseo de aprendizaje y superación le llevarían también a tomar el poder en cuatro ocasiones en el Abierto de Estados Unidos y otras dos en el Abierto de Australia, la última de ellas, en 2022, en una plasmación catedralicia de su ardor y resiliencia, levantando un partido imposible a Daniil Medvedev cuando acababa de regresar de otro de sus largos períodos recluido en el arcén. Forma, junto a Donald Budge, Roy Emerson, Fred Perry, Rod Laver, Andre Agassi, Roger Federer y Novak Djokovic, la ilustre nómina de quienes han logrado inscribir su nombre como campeones de los cuatro grandes.

Amor por la Davis

Ese permanente viaje de ida y vuelta sólo ha sido posible gracias al amor y la pasión por aquello que aún seguirá haciendo hasta que ponga el definitivo cierre en Málaga, precisamente en la Copa Davis, en la competición que le alumbró como un entonces insospechado líder. Hace dos décadas, en Sevilla, frente al Estados Unidos liderado por Andy Roddick, con la valentía y complicidad del equipo de capitanes formado por José Perlas, Jordi Arrese y Juan Avendaño, Nadal transgredió el guion para llevar a España a la conquista de su segunda Ensaladera, aunando voluntades junto a Carlos Moyà, el hombre que tomó el relevo de Toni en su rincón.

Su carácter inspirador tuvo un efecto inmediato en nuestro tenis, al frente de jugadores tan importantes como David Ferrer, que será su último capitán, Feliciano López, Roberto Bautista, Fernando Verdasco o Pablo Carreño, todos ellos nutridos por cualidades de las que no sólo adolecía el tenis sino el deporte español en su globalidad. Sin Nadal sería difícil entender un fenómeno como el de Carlos Alcaraz, tan distinto en su manera de desenvolverse en la pista, tan parecido a la hora de interpretar la esencia del juego. Pronto vio en él a alguien armado para tomar su relevo, incluso antes de someterle en su primer enfrentamiento, en Madrid, el día que el murciano ingresó en la mayoría de edad.

Nadal tocó de lleno el corazón de los aficionados de todo el mundo como ahora, con su propia singularidad, lo hace Carlos Alcaraz. Pudimos disfrutarles juntos en los Juegos de París, después de que el mallorquín recibiese el emocionante homenaje de la ciudad y el recinto donde luce su efigie como uno de los portadores de la antorcha olímpica. Aún nos queda un postrero disfrute a partir del 19 de noviembre, con su hasta ahora negada alianza en la Copa Davis, escenario elegido por Nadal para su último baile, quien sabe si para clausurar el formidable relato con un desenlace tan brillante como aquel que le dio comienzo.

Machac corta las alas a Alcaraz y le elimina del Masters 1000 de Shanghai

Machac corta las alas a Alcaraz y le elimina del Masters 1000 de Shanghai

"I love smash! [¡Me encanta rematar!]", firmaba Tomas Machac en la cámara después de su victoria y no hacía falta subrayarlo, ya había quedado claro. En los cuartos de final del Masters 1000 de Shanghai el checo remató, remató, remató y después remató para desesperar a Carlos Alcaraz y dejarle fuera del torneo. La buena racha del español, por los aires.

Ante la potencia de Machac, a Alcaraz le faltaron respuestas y su derrota en dos sets, por 7-6(4) y 7-5, fue justa. Aunque no fue el peor de sus tropiezos. Quedarán los Masters 1000 como una asignatura pendiente del español -este año sólo ha jugado unas semifinales, en Indian Wells- y se perderá la oportunidad de volverle a ver ante Jannik Sinner, pero cualquier análisis será indulgente con su actuación ante Machac.

Al contrario de lo que ocurrió unas semanas atrás en su enfrentamiento en la Copa Davis, este vez Alcaraz puso más tenis, más calma e incluso más coraje, pero el juego de Machac siempre le perjudica. El checo de 23 años, tenista irregular, número 33 del mundo, se entrega siempre a los golpes, a reventar la bola con la mayor violencia posible, y ante él no hay ritmo posible. Si está acertado, exige defensa y a veces ni con esas.

Este jueves en China, Alcaraz jugó mejor, fue mejor, pero nunca llegó a desvestir a su adversario. Si acaso puede hacerse un reproche: su debilidad en los momentos decisivos. Los datos a veces son tramposos, pero otras veces no. El actual número tres del mundo necesitó hasta ocho bolas de break para convertir una mientras a su rival le bastaron cuatro para conseguir dos roturas.

Esa desigualdad fue crucial, como lo fue el tie-break del primer set. Alcaraz había dominado todo el periodo y había obligado a Machac a resistir, pero en la muerte súbita concedió varios errores. El checo, en cambio, entregado al saque y volea (o mejor dicho saque y remate), disfrutó de ese desenlace y se plantó en el segundo set con la confianza de quien se ve ganador. Alcaraz necesitaba de sus fallos para encarar la remontada y esos finalmente no llegaron.

Rafa Nadal, un inmortal entre los más grandes de la historia

Rafa Nadal, un inmortal entre los más grandes de la historia

Su último Grand Slam (Roland Garros 2022) lo firmó con 36 años, una edad no sólo prohibitiva para cualquier tenista, sino para los más grandes de la historia. Para entonces, Rafa Nadal ya sólo competía por la eternidad. Este jueves 10 de octubre de 2024 se cierra la puerta definitivamente para alguien cuya fiereza competitiva y constancia en el trabajo guardan evidentes semejanzas con las de Michael Jordan, Muhammad Ali, Eddy Merckx o Michael Phelps, abocados por diferentes razones a un adiós más temprano. En el olimpo de los grandes deportistas de la historia está él. Sin duda.

eL ADIÓS

La "biblioteca infinita" de Jordan

Mucho se ha escrito sobre los rituales de Nadal con las botellas de agua, la cinta del pelo o las líneas de la pista. Una conducta, al borde del trastorno obsesivo compulsivo, que le emparenta con Michael Jordan, acostumbrado a repetir, casi enfermizamente, el mismo patrón. Un café antes de vestirse, un chicle, sus shorts de North Carolina por debajo de los calzones, la milimétrica alineación de los cordones de sus zapatillas, siempre nuevas cada noche, las protecciones en el codo y el gemelo izquierdo... Y el grito de guerra, tras salir el último a la pista: "What time is it? Game time!" Con la victoria resuelta, solía disfrutar del último cuarto desde el banquillo, con hielo en las rodillas.

Vídeo completo de Rafa Nadal anunciando retirada del tenis profesional

"Su cabeza era como una biblioteca infinita de imágenes, momentos y jugadas. Recordaba cada acción y cómo había respondido a ella. Sabía cómo prepararse para lo que le esperaba", proclamó Tim Grover, su preparador físico, como si hablara del tenista de Manacor. Y lo que aguardaba a Jordan en la temporada de su adiós suponía un desafío superlativo. Las lesiones de Scottie Pippen y Steve Kerr le obligaron a disputar una media de 39 minutos durante 103 partidos. En febrero de 1998 había cumplido 35 años.

No se puede entender ese último tiro en el Delta Center, para el sexto anillo, sin las miles de horas junto a Grover, que se personaba en su mansión de Highland Park, entre las cinco y las siete de la mañana. "A veces, cuando llegaba, él ya había empezado y yo miraba el reloj, como si me hubiese equivocado de hora", contaba el fisio. Jordan le había dado un mes de prueba y su relación duró 15 años. "Cuando se retiró, me dijo: 'Si vuelvo a verte por mi barrio, te pego un tiro".

Ali: "Lo odio, pero lo soporto"

Al volante de un destartalado coche, Gene Kilroy y Bundini Brown recorrían las colinas de Deer Lake (Pensilvania) insuflando ánimo a un campeón en horas bajas. Era el verano de 1978 y Muhammad Ali sudaba la gota gorda para eliminar esas bolsas de grasa que tanto llamaron la atención en febrero, durante su pelea ante Leon Spinks. "Me arde el pecho, tengo la garganta seca, siento que me voy a desmayar. Mi cuerpo me pide que pare, pero me obligo a seguir corriendo. Me duele todo. Lo odio, pero lo soporto porque sé que tengo que sufrir. Sólo unas semanas más de dolor para vivir bien el resto de mi vida", admitió The Greatest. Quería acabar con aquel desconocido que, con las apuestas 15-1, le había arrebatado sus cinturones del Consejo y la Asociación Mundial.

La pésima preparación de Ali en Miami Beach había desencadenado una de las derrotas más sonadas en la historia del boxeo. Rodeado de un séquito de aduladores, el coloso que mandó a la a lona a Sonny Liston, George Foreman o Joe Frazier ni siquiera pudo completar una decena de sesiones ante sparrings.

Así que Kilroy y Brown, bajo la supervisión de Angelo Dundee, decidieron regresar al centro de entrenamiento de Deer Lake. Y la disciplina de antaño dio fruto a Ali, que el 15 de septiembre, con 36 años y nueve meses, se tomaría la revancha ante Spinks en Nueva Orleans. Su última victoria como profesional. Porque como él mismo supo después, jamás debió subir al ring en 1980 ante Larry Holmes, ni un año más tarde frente a Trevor Berbick.

Merckx: "Quise seguir, de forma desmedida"

El 19 de julio de 1977 muchos aficionados aún se preguntaban por qué ni un solo corredor francés figuraba entre los positivos por dopaje del Tour. Mientras, Jacques Goddet, director de carrera, reiteraba sus críticas contra el pelotón, que le había obsequiado con dos semanas de lo más tediosas. Después de 16 etapas, sólo 49 segundos separaban a los cuatro primeros de la general. Mientras, Eddy Merckx aguardaba su turno a 3:02.

Era el séptimo Tour de El Caníbal, a quien Raphaël Geminiani había convencido para liderar el equipo Fiat. Su última oportunidad de romper el récord de Jacques Anquetil, tras la maldita caída dos años antes en Valloire. Una doble fractura de mandíbula, una llegada a París alimentándose a base de papillas de arroz. "Insistí en seguir, de forma desmedida, pero hubo consecuencias para mi cuerpo durante el tramo final de mi carrera", confesaría después.

Sin embargo, bajo un calor del infierno en Chamonix, Merckx sigue confiando en sus fuerzas ante Bernard Thévenet, vigente campeón. Acaba de cumplir 32 años y ni siquiera parece importarle su intoxicación alimentaria, ni esos litros de agua ingeridos la víspera para orinar en el control antidopaje. Pero las más de seis horas camino de Alpe d'Huez supondrán el mayor suplicio de su vida. "Aún hoy me pregunto cómo conseguí alcanzar la cima del Glandon. Tuve que cambiar las ruedas dos veces, sólo por ver si conseguía mejorar algo, pero en el descenso vomité. Jamás sufrí tanto", relató años más tarde. Cuando cruza la meta, a 13:51 de Hennie Kuiper, el neerlandés ya ha recibido su trofeo como vencedor de la etapa.

La agonía de Phelps

Bob Bowman, el entrenador con quien mantuvo una relación de amor-odio desde los 11 años, le describía como un "tipo solitario", con una asombrosa capacidad de concentración durante los entrenamientos y un corazón "extraordinariamente bondadoso" con los niños que se le acercaban después de cada sesión. Al fin y al cabo, Michael Phelps veía en los chavales el cariño que siempre faltó en su infancia, marcada por un trastorno de hiperactividad.

Su obsesiva preparación a las órdenes de Bowman, con siete horas de trabajo diario, sumada a una genética sin igual, propulsaron a Phelps a la cima del olimpismo. 28 medallas, 23 de ellas de oro, en cuatro Juegos. Ningún dominio tan soberbio como el mostrado en los 200 metros estilos, la prueba que engloba velocidad, resistencia y técnica, con cuatro oros entre 2004 y 2016.

Sin embargo, la disciplina espartana se hizo trizas tras su segundo adiós, en Río de Janeiro, con apenas 31 años. "Cuando nadaba, la piscina era mi válvula de escape. Canalizaba toda la rabia acumulada y la usaba como motivación. Pero ahora ese escape ha desaparecido". Ahí se vio Phelps ante el reverso tenebroso del deporte, con las crisis de ansiedad y los intentos de suicidio.

Informe Gráfico: 1.000 partidos, 209 semanas en el número 1, 92 títulos, 22 Grand Slams, 24 lesiones...

Informe Gráfico: 1.000 partidos, 209 semanas en el número 1, 92 títulos, 22 Grand Slams, 24 lesiones…

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 12:55

El adiós de Rafa Nadal, concretado en la mañana de este jueves 10 de octubre, es el adiós del mejor deportista español de la historia. Con algo más de dos décadas en el circuito profesional, el español se marcha dejando tras de sí unas estadísticas díficilmente igualables.

Sólo superado por Novak Djokovic, uno de sus dos grandes rivales, los 22 Grand Slam permanecerán mucho tiempo como la segunda mejor marca de todos los tiempos. Los 14 Roland Garros es una de esas cifras que pueden no ser superadas nunca. Ha triunfado en todas las superficies, aunque es en pista dura donde más veces ha jugado.

Siempre dijo que su objetivo no era ser número uno, que su objetivo eran los títulos, y por eso quizá las 209 semanas que estuvo en lo más alto del ránking suenen a poco aunque hablemos de una trayectoria de 20 años.

Su carrera también se ha visto salpicada por las lesiones que, tras un vistazo, se ve cómo afectan a todas las partes de su cuerpo.

La estupidez de odiar a Rafa Nadal

La estupidez de odiar a Rafa Nadal

Al principio me hacía gracia, todo melena, gestos y testosterona sin refinar. Luego le cogí manía, más por la turra con la tóxica 'cultura del esfuerzo' y los "Don Rafael Nadal Parera" ajenos que por los tics y las quejas propias. Ahora no sé qué será mi vida sin él. Nuestras vidas.

Como loco del deporte, no hay muchos síntomas de respeto mayores que querer que alguien pierda con tanta ansia como deseas que los tuyos ganen. Nadie va contra el insi

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Wimbledon elimina los jueces de línea tras 147 años de tradición y usará un sistema electrónico en 2025

Wimbledon elimina los jueces de línea tras 147 años de tradición y usará un sistema electrónico en 2025

Actualizado Miércoles, 9 octubre 2024 - 13:51

El torneo de Wimbledon está lleno de tradiciones como buen campeonato británico pero para la edición de 2025, los organizadores han decidido acabar con una de las más longevas (147 años de tradición), los jueces de línea, según informa EFE.

En las 18 pistas competitivas del All England Club se utilizará en 2025 el sistema automático de canto de líneas (ELC, por sus siglas en inglés), lo que supondrá la eliminación de unos 300 jueces de línea que operaban en el torneo, según informó este miércoles el diario británico 'The Times'.

Este sistema electrónico se ha usado con regularidad desde el US Open en 2020, durante la pandemia de la covid, y la ATP lo va a utilizar en todos los torneos de este circuito a partir del año que viene.

Además, esta evolución del ojo de halcón provocará que se eliminen los 'challenges' de los que disponían los tenistas -tres por set- ya que cada pelota será cantada en un espacio de una décima de segundo desde que bote en la pista. Esto no tendrá incidencia en los jueces de silla, que seguirán en su puesto.

Con este movimiento, ya son tres los Grand Slams que utilizan el ELC, US Open, Abierto de Australia y Wimbledon, y solo se queda fuera Roland Garros, ya que la tierra batida, al quedarse la marca de la pelota, se ha desmarcado por el momento de la tecnología. EFE

Carlos Alcaraz se crece ante Monfils y se clasifica para cuartos en Shanghai

Carlos Alcaraz se crece ante Monfils y se clasifica para cuartos en Shanghai

Actualizado Miércoles, 9 octubre 2024 - 11:36

Carlos Alcaraz dio un nuevo paso en el Masters 1.000 de Shanghai tras imponerse en un duro partido contra el francés Gaël Monfils (6-4 y 7-5) y ya se encuentra en cuartos de final. El número dos del tenis mundial no empezó nada cómodo, y tampoco especialmente fino: Monfils, 46º de la ATP, machacaba con su saque y, en el quinto punto, el español cometió errores que casi le hacen conceder una rotura, tirando de casta para evitarlo.

Un 'ace', aplausos y el primer "¡vamos, Carlitos!" de la tarde en la pista central de Qizhong, que vibró con el gran tenis que dejaron dos jugadores eléctricos.

No obstante, el murciano acabaría logrando un 'break' en el noveno juego para decantar finalmente de su lado el primer set, algo que no desanimó a Monfils, que siguió plantando cara en la segunda manga pese a que el martes había asegurado que se veía solo con "un 1 %" de posibilidades de alzarse con la victoria.

Alcaraz, que sacaba petróleo subiendo a la red, rompió por fin el saque de Monfils en el undécimo juego de ese segundo set, en el que el galo se había puesto 0-40 rápidamente. El veterano tenista resistió hasta en tres ocasiones, pero a la cuarta fue la vencida, y su rival supo cerrar el triunfo a la hora y 27 minutos.

Antes de hoy, el balance del joven tenista español frente al veterano Monfils (38 años) era favorable con 2 victorias y una derrota, pero esta última se produjo en el último enfrentamiento entre ambos, en los dieciseisavos del Masters 1.000 de Cincinnati.

Alcaraz se enfrentará ahora en cuartos de final al ganador del duelo entre el estadounidense Tommy Paul (13º del 'ranking' internacional) y el checo Tomas Machac (33º).

El año pasado, a Alcaraz se le atragantaron los octavos de final de Shanghái, cayendo eliminado en esa ronda a manos del búlgaro Grigor Dimitrov.

En la presente edición, entes de su duelo contra Monfils, el de El Palmar superó en las dos primeras rondas a jugadores locales: primero, a Shang Juncheng (6-2, 6-2), y luego, a Wu Yibing (7-6 (5), 6-3).

El fallo más grotesco de un juez de silla castiga un poco más al veteranísimo Stan Wawrinka: "Deberían haberlo despedido"

El fallo más grotesco de un juez de silla castiga un poco más al veteranísimo Stan Wawrinka: “Deberían haberlo despedido”

A sus 39 años y después de 934 partidos en la ATP, Stan Wawrinka alucinó este lunes como nunca había alucinado: el juez de silla le había ganado. En la segunda ronda del Masters 1000 de Shanghai, ante el italiano Flavio Cobolli, un error del árbitro Carlos Bernardes, que cantó 0-30 cuando era 15-15, provocó el único break del encuentro y finalmente la derrota del suizo por 6-7(6), 7-6(4) y 6-3. Ninguno de los dos tenistas, ni sus equipos, ni la organización, ni tan siquiera nadie del público avisó del descuido y Wawrinka fue eliminado sin más.

Horas después, ya advertido, el perjudicado compartió imágenes del punto crítico en su cuenta de Twitter y los polemistas habituales, como Nick Kyrgios, criticaron a Bernardes -"Debería haber sido despedido hace años. ¿Cómo es posible que pase esto?", dijo el australiano-, pero ya no había nada más que hacer. Wawrinka, hoy en el puesto número 236 del ranking mundial, mantenía su mala racha una semana más.

Andy WongAP

Porque el fallo de Bernardes podría quedarse en anécdota, pero no deja de ser un clavo más en el ataúd del suizo, eternamente a un paso de la retirada. Hoy es el más veterano del circuito ATP y va acumulando tanto récords de longevidad como derrotas. Más de dos décadas después de su debut como profesional, últimamente pelea por volver a disfrutar con éxitos tan puntuales como su final en el ATP 250 de Umag del año pasado.

"Sé la edad que tengo"

"Sé la edad que tengo y sé la posición que ocupo en el ranking. Por eso sé que me van a preguntar en cada entrevista y no tengo ningún problema con ello. De hecho me gusta responderla. No me retiro porque soy yo quien decide. No hay más. Si disfruto del tenis, si mantengo la pasión, si me siento competitivo, si sigo disputando buenos partidos, ¿Por qué no puedo seguir jugando?", contestaba este verano en una entrevista concedida a Express después de convertirse en el tenista más veterano en disputar el cuadro individual de unos Juegos Olímpicos, una plusmarca inesperada en su carrera.

Porque aunque los deportistas cada vez alargan más sus carreras y alguna vez habrá un campeón a los 40 años -de momento el récord lo tiene Roger Federer con 38-, Wawrinka nunca fue candidato a una trayectoria tan extensa. Campeón del Roland Garros junior de 2003 ante rivales como Andy Murray, Gael Monfils, Jo-Wilfred Tsonga, Nico Almagro o Marcos Baghdatis, el suizo fue junto a Murray la mayor amenaza al Big Three durante años, especialmente entre 2014 y 2017 cuando ganó el Open de Australia a Rafa Nadal y Roland Garros y el US Open a Novak Djokovic.

Con su revés a una mano como emblema, fue tercero del mundo y ambicionaba más cuando se sumergió en el infierno de las lesiones. En 2017 empezó el calvario con una rotura en la rodilla izquierda que siguió en 2021 con otra dolencia en el pie izquierdo y continuó a finales del año pasado con una recaída en el mismo pie. Pese a que confesó que le costaba entrenar, Wawrinka continúa batallando para vivir grandes noches. Es complicado. Este año sólo ha sumado seis victorias, la última ante el francés Giovanni Mpetshi Perricard en primera ronda del Masters 1000 de Shanghai. Ante Cobolli, en segunda ronda, tenía la opción de pasar a octavos y medirse a Djokovic, pero el error de Bernardes le negó el disfrute.