La enmascarada Cata Coll detiene un penalti para mantener el sueño olímpico de España

Actualizado Sábado, 3 agosto 2024 - 20:20

La selección de moda sintió el frío del fracaso cerca, muy cerca. La parada de la enmascarada Cata Coll, en el primer penalti de la tanda ante Colombia, la alivió como antes lo hicieron los goles agonísticos de Jenni Hermoso e Irene Paredes, al límite de la eliminación. Aitana Bonmatí, su Balón de Oro, marcó el definitivo. Antes, fue el tanto de la capitana el que la devolvió al partido y a la fábula que empezó en Sidney, hace un año, y que continúa camino del sueño olímpico. Un camino, por ahora, épico pero espinoso. España pasa por lo peor, frente a una dura Colombia, que la llevó a agotar la prórroga (2-2), pero descubre la prueba de vida para intentar reencontrarse con lo mejor de sí misma, camino de las medallas. Las semifinales, como a los hombres, les esperan.

En la prórroga, España ya no sintió el mismo sufrimiento que durante un partido en el que fue por detrás en el marcador, por dos veces, y en el juego hasta el tanto de Jenni Hermoso, a un cuarto de hora del final. Mayra Ramírez y Linda Caicedo habían adelantado a Colombia gracias a un contraataque mortal frente a una España atascada, impotente. Irene Paredes le dio otra oportunidad, pero la prórroga no cambió el decorado. La capitana Catalina Usme, en cambio, no pudo ofrecer lo mismo a su selección, al fallar el primer lanzamiento, detenido por Cata Coll. Mariona, Eva, Salma y Aitana no fallaron.

Sufrir al contraataque

Mayra Ramírez está varios pasos por delante de su propia selección. Es vertical y poderosa, mortal a campo abierto. Ángelo, seleccionador de Colombia, sabe que es lo hay que hacer cuando se maneja semejante materia prima. La tropa combate, bien organizada; Mayra aguarda con la mirada afilada, mirada de águila. La presión es constante, con anticipación para poder robar o provocar pérdidas de balón, y buscar a su mejor delantera. De esa forma sufrió España lo inesperado, un gol que empezó con una pelota perdida por Alexia Putellas y la incapacidad de Paredes para impedir que Mayra llegara al mano a mano con Cata Coll. La máscara de la portera española, a lo Mbappé, no atemorizó a la colombiana. El gol premió al técnico que había impuesto su guion. El rostro de Montsé Tomé, en cambio, era el de quien no encuentra la salida del laberinto.

El gol llegó tan pronto, a los 12 minutos, que el mayor problema no era la desventaja frente a una selección inferior, clasificada como tercera de su grupo. No. El problema era que España no conseguía encontrar la fluidez de su juego y en el choque o la segunda jugada era peor que Colombia. La portera Tapia apenas tuvo que emplearse en todo el primer tiempo y lo más comprometido que detuvo fue un tiro de Bonmatí. La Balón de Oro apareció menos de lo deseado en los espacios, y eso dice mucho de lo que le ocurría a la selección, dominadora, pero demasiadas separas las líneas y sin que Salma Paralluelo pudiera ofrecer la referencia necesaria. Los movimientos de Salma pretendían arrastras a las centrales colombianas, muy seguras, y crear espacios para las llegadas de Alexia y Aitana.

Segundo gol de Colombia

Colombia no era una muralla. Era un equipo que supo jugar desde su inferioridad, pero sin negar lo ofensivo. Al contrario, cada robo era una acción de contraataque que exigió mucho a la defensa española, algo a lo que no está tan habituada, debido a sus altos niveles de posesión. El segundo gol, al poco de iniciarse el segundo tiempo, llegó también en una acción lanzada por la banda derecha. Athenea del Castillo no pudo impedir el centro y en el área a las españolas les faltó aplomo. Linda Caicedo se movió a sus anchas para girar sobre sí misma y batir de nuevo a Cata Coll. Se repetía la historia del inicio, con una España que buscó el gol sin éxito, pero lo sufrió con demasiada facilidad, pese a perder Colombia a Pavi, su segunda atacante. Se fue del campo entre lágrimas.

Tomé buscó más gol a toda costa cuando ya no había tiempo de volver al principio para buscar el juego que no ha encontrado en estos Juegos. Salieron Jenni Hermoso, lo que llevó a Salma a situarse en la banda, y Alba Redondo. Aceleró el ritmo de balón la selección frente a un rival que acusaba físicamente el esfuerzo, pero firme e impulsado por el público colombiano en la grada del estadio de Lyón. El gol de Jenni, en una segunda jugada finalmente aprovechada, dio esperanzas a una España volcada y con tiempo suficiente por delante. El remate de Paredes, en el tiempo añadido, fue la forma de que se sintieran de nuevo campeonas. Como tales fueron a la muerte súbita. Como tales no empezaron, pero ganaron. Ese es el camino.

Arrestado el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún tras agredir al personal de seguridad en la final de la Copa América

Arrestado el presidente de la Federación Colombiana de Fútbol, Ramón Jesurún tras agredir al personal de seguridad en la final de la Copa América

Actualizado Martes, 16 julio 2024 - 08:36

El presidente de la Federación Colombiana de Fútbol (FCF), Ramón Jesurún Franco, y su hijo, Ramón Jamil, son dos de los 27 detenidos por la Policía de Miami-Dade (Florida) tras varios incidentes ocurridos en el estadio donde se celebró este domingo el partido final de la Copa América entre Argentina y Colombia.

Jesurún, de 71 años, y su hijo, de 43, fueron arrestados tras un incidente registrado en un ascensor del estadio Hard Rock, al concluir el partido en el que Argentina venció 1-0 a Colombia, un encuentro que estuvo marcado por los desórdenes y el caos que permitió a miles de seguidores entrar al recinto sin entrada tras superar las vallas de seguridad.

Los detalles sobre el arresto no quedan claros, aunque el medio de comunicación colombiano Publimetro informa que Jesurún tuvo un altercado en el estadio durante la final.

Los dos quedaron en libertad este lunes tras pagar una fianza de 2.000 dólares en Miami. "Mi credencial dice 'acceso total' y un guardia de seguridad, de esos que quiere hacerse el importante, lo desconoció. Le insistí en que podía entrar, me empujó y ahí se armó un tumulto, ridículo e injusto, en el que atropellaron niños", expresó el presidente de la FCF a medios locales tras salir del lugar en el que estuvo detenido desde el domingo.

Las autoridades de Miami-Dade investigan los fallos en la seguridad que propiciaron el caos, violencia y destrucción vividos en la final de la Copa América 2024, en la que muchos hinchas que compraron entradas no pudieron acceder al partido de este pasado domingo domingo y, además, sufrieron golpes de calor y desmayos debido a las altas temperaturas.

Horas antes del inicio del encuentro, cientos de personas que no tenían entradas rompieron los cercos de seguridad, treparon vallas y se saltaron las tornas de acceso al recinto, una situación que generó el caos, estampidas y obligó al cierre de las puertas, así como a retrasar el inicio del partido.

Al menos otras dos personas fueron arrestadas después de que una multitud de aficionados sin la entrada arremetieran contra empleados y equipos de seguridad del estadio para ingresar a las instalaciones, recogieron medios locales como Telemundo.

Vídeos difundidos en las redes sociales mostraron a aficionados saltando sobre los accesos en la zona suroeste del estadio, ubicado en Miami Gardens, y corriendo para no ser alcanzados por los agentes del orden y el personal.

Incluso se vieron imágenes de hinchas intentando entrar a través de los conductos de ventilación del estadio.

El Hard Rock Stadium señaló este domingo en su cuenta de X que "miles de seguidores sin entrada intentaron ingresar por la fuerza al estadio (...)" por lo que "la seguridad cerró las puertas para controlar el proceso de entrada a un ritmo mucho más lento".

La alcaldesa del condado de Miami-Dade, Daniella Levine Cava, así como el jefe de la Policía local, Jaime Reyes, han dejado claro que la responsabilidad de lo ocurrido anoche es de la Conmebol, el ente rector del fútbol en América del Sur.

"La Copa América es organizada por CONMEBOL y la Policía de Miami-Dade le brinda apoyo", explicó la alcaldesa.

Brasil se complica en la Copa América: empata con Colombia y se medirá a Uruguay en cuartos sin Vinicius

Brasil se complica en la Copa América: empata con Colombia y se medirá a Uruguay en cuartos sin Vinicius

Actualizado Miércoles, 3 julio 2024 - 08:07

Colombia fue este martes una selección más sólida y fiable que Brasil. El equipo dirigido por Néstor Lorenzo logró un empate en Santa Clara (1-1), alargó a 26 su racha de partidos invicto y mandó a la canarinha a un cruce contra la temible Uruguay en los cuartos de final de la Copa América.

Un golazo de libre directo de Raphinha ilusionó al equipo de Dorival Júnior, pero Daniel Muñoz dejó todo igual en el tiempo de descuento de la primera mitad de un encuentro magistral -otro más- de James Rodríguez, que se multiplicó como los panes y los peces.

Los cafeteros se medirán en cuartos a Panamá, la gran sorpresa de esta Copa América de Estados Unidos, el próximo sábado, en Glendale (Arizona). Brasil volverá a Las Vegas para enfrentarse a Uruguay.

Colombia fue de menos a más en Santa Clara y anuló a Vinicius Júnior, que pasó inadvertido salvo para protestar. Ni rastro del futbolista que lideró la goleada sobre Paraguay. El delantero del Real Madrid se perderá además el partido de cuartos por dejarle el brazo a James.

Fue un duelo eléctrico a la altura de lo esperado: trifulcas, entradas al límite, balones al palo y emoción hasta el final. Salió más entonada la selección brasileña, con Raphinha, que recuperó la titularidad, y Rodrygo agujereando la banda derecha.

Vinicius pudo echar por tierra el buen arranque de los brasileños al dejar el brazo a James cerca del área. El 10, que tiene un guante de seda en la zurda, raspó el larguero en el lanzamiento de falta.

El acierto que le faltó al mediapunta del São Paulo lo tuvo Raphinha en otra falta que coló magistralmente, también con la zurda, en el ángulo de la portería de Vargas.

Fue lo peor que le pudo pasar a los de Dorival, que se dedicaron a contemporizar. James por poco no empalma un buen centro de Arias y Davinson Sánchez encogió el corazón a los brasileños con un gol de cabeza anulado por fuera de juego. Tres minutos tardó el VAR en corroborar la decisión del juez de linea.

Y Colombia insistía. Otra vez James casi sorprende a Alisson en otra falta desde la banda. Brasil se olvidó de mirar al arco rival. Vinicius, desdibujado, bloqueado e inofensivo.

El partido cada vez estaba más inclinado para los cafeteros y en el tiempo de descuento apareció por sorpresa Daniel Muñoz para culminar una buena conexión entre James y Jhon Córdoba.

El empate dejó tocada a la pentacampeona del mundo. La salida de Lucas Paquetá por Andreas Pereira en el descanso apenas se notó.

Néstor Lorenzo también hizo un cambio estratégico. Sacó a Deiver Machado, amonestado, y metió piernas con Johan Mojica.

Sin orden

Raphinha intentó volver a meter a su equipo en el partido con otra falta bien colocada. Pero el principal problema de la canarinha fue que nadie apareció para ordenar el juego, reducido a balones a la espalda en busca de un fogonazo de Vini y un Rodrygo bastante mermado.

James siguió suelto entre líneas, recibiendo, mirando y poniendo balones al corazón del área. Dorival se desesperaba en banda, con el árbitro y con los suyos. Buscó revivir al equipo con Savinho y Endrick.

Tampoco funcionó. El equipo de Lorenzo siguió marcando el ritmo con 'olés' desde las gradas y hasta pudo remontar, si Santos Borré no hubiera mandado a las nubes un pase templado de Luis Díaz. El broche final lo puso Vargas desviando un tiro de gol de Pereira.

La Colombia de James sonríe, líder del Grupo D; la Brasil de Vinícius tiembla, le tocará bailar con la más fea; la Uruguay de Marcelo Bielsa.

El díscolo James Rodríguez que busca una resurrección con Colombia

El díscolo James Rodríguez que busca una resurrección con Colombia

James Rodríguez se agarra al brazalete de capitán de Colombia como a una tabla de salvación. A sus 31 años no le quedan muchas oportunidades para tratar de resucitar y relanzar una carrera que fue cayendo en picado desde su paso por el Real Madrid. Cada vez menos decisivo en el campo y más cuestionado fuera, sigue manteniendo algunas actitudes díscolas que tanto lastraron sus asombrosas cualidades. Sólo Colombia, su seleccionador Néstor Lorenzo, lo espera. El seleccionador no quiere renunciar a sacar partido a aquel '10' completo que asombró hace 10 años.

En el verano de 2014, James Rodríguez fue la sensación del Mundial de Brasil. Con seis goles, se llevó al Bota de Oro y confirmó que aquel chaval de 23 años que había brillado en Oporto y Mónaco podía tener hueco en el Real Madrid. Florentino Pérez pagó 80 millones de euros y lo puso a las órdenes de Carlo Ancelotti. El italiano pudo sacar lo mejor de él: fijo en el once, marcó 17 goles. Pero ni las exigencias de Rafa Benítez ni las de Zidane las entendió. Su ego era indomable y los problemas comenzaron a aparecer también fuera del campo, tanto que afloraron en una persecución policial por exceso de velocidad. El colombiano se había convertido en un quebradero de cabeza.

Su refugio fue una cesión por dos temporadas al Bayern de Niko Kovac, pero sus números no fueron brillantes. Ocho goles y un problema que describió Lotthar Matthaus: «Es simplemente una cuestión táctica. Es un jugador excelente, pero no tiene hueco en la mayoría de onces de Europa». Tampoco su actitud la tenía en un vestuario de la exigencia del bávaro y acabó desesperando al técnico croata. La reacción del colombiano fue encararse con el técnico y negarle el saludo al director deportivo, Hasan Salihamidzic.

De la Premier a Qatar

De regreso a Madrid, había perdido cualquier posibilidad de jugar en el Bernabéu bajo las órdenes de Zidane y una lesión de ligamentos volvió imposible su resurrección. Su tiempo en LaLiga había acabado y su agente, Jorge Mendes, le buscó acomodo en la Premier.

Recuperado, en el verano de 2019 su destino fue el Everton, esta vez de nuevo bajo el ala de Ancelotti. En este reencuentro de dos temporadas fueron los problemas físicos el lastre, tanto que le llevaron a perderse la Copa América de 2021. Su situación no mejoró, porque Benítez le abrió la puerta y salió camino de Qatar.

El Al-Rayyan pagó ocho millones y aguantó al atacante una temporada para después dejarlo marchar al Olympiacos. Seis meses duró en Grecia, hasta que, otra vez, discutió con el entrenador, José Anigo, y se negó a disculparse ante el vestuario. En abril de 2023 se quedó sin equipo y en el mercado de verano recaló en el Sao Paulo.

Críticas por un penalti

La vuelta a Sudamérica tampoco le ha sentado bien. Debutó y sufrió una lesión en el gemelo que le dejó sin ser inscrito en la primera vuelta del campeonato. Fue entonces cuando pidió rescindir su contrato, firmado hasta 2025, pero la ausencia de ofertas le hizo optar por la continuidad tras pedir disculpas al técnico Thiago Carpini y a sus compañeros. Inscrito para la segunda parte del campeonato, antes de viajar con Colombia a Londres vivió otra polémica. Sao Paulo se jugaba el pase a los cuartos del Campeonato Paulista en penaltis y James no se atrevió a tirarlo. El aluvión de críticas no ha tardado, incluidas las del ex madridista Cicinho: «¿Qué hace este tipo en Sao Paulo?».

Con la polémica pisándole siempre los talones y pocos partidos en las piernas, Colombia quiere intentar resucitar a uno de sus referentes de cara a la Copa América.

Una selección 'sin cabeza' en Londres: "Por desgracia, nos hemos convertido en expertos en lidiar con estas situaciones"

Una selección ‘sin cabeza’ en Londres: “Por desgracia, nos hemos convertido en expertos en lidiar con estas situaciones”

Los futbolistas son una extraña especie. Salvo contadas, y honradas, excepciones, son chicos jóvenes completamente despreocupados de lo que ocurre más allá de su entorno más cercano. El miércoles miraban a los agentes de la Guardia Civil que iban de un lado para otro mientras ellos entrenaban, pero casi ninguno se preocupó. A lo sumo, después, preguntaban con esa curiosidad perezosa: «¿Qué pasa?». Recibida la somera explicación de quienes les rodean, se encogían de hombros y seguían a lo suyo. «Están al margen de todo», cuentan desde dentro de la concentración. De hecho, y pese a que los registros comenzaron a las 9.00 horas y el entrenamiento lo hizo dos horas después, los hubo que llegaron al campo sin saber lo que estaba pasando.

Pero, fuera de esa burbuja en la que viven los futbolistas, la realidad es que los registros llevados a cabo por la Guardia Civil en la Ciudad del Fútbol han puesto patas arriba (otra vez, y van muchas) a la RFEF, que aterrizó en Londres encabezada por Alejandro Morales, el presidente de la Federación tinerfeña. Él, miembro de la Comisión Gestora, era la cara más reconocible de una expedición en la que no estaba el presidente de esa Comisión Gestora, Pedro Rocha, ni su mano derecha, Elvira Andrés. Las versiones difieren en función de a quién se pregunte. Hay quien dice que ya tenía decidido no viajar porque se imaginaba preparando las elecciones que iba a convocar el mismo miércoles.

Pero también hay quien dice que sí iba a viajar y que, finalmente, viendo la que se había montado, le habían recomendado que no lo hiciera. El caso es que en Londres no está y que su nombre ha salido muy tocado de esta situación porque, quiera él o no, es visto como una prolongación de Luis Rubiales. El ex presidente, poco antes de ser desalojado por la FIFA a finales de agosto, destituyó a todos los vicepresidentes menos a él. Después de haber tejido una red que le permitía partir como favorito (acercándose al CSD y a LaLiga) frente al resto de posibles candidatos, lo de esta semana le sitúa en una posición incomodísima ante lo que viene.

Resignación

A todo esto, la selección anda por Londres porque juega un partido contra Colombia organizado por Stage Front, una empresa de eventos responsable de las selecciones absolutas de España (el año que viene disputará un amistoso en Estados Unidos en virtud de ese acuerdo, firmado en noviembre de 2023). En el estadio Olímpico de Londres, donde Usain Bolt dijo adiós, donde hoy juega el West Ham, habrá poco más de 40.000 personas, la mayoría colombianos, generando un escenario, en fin, poco propicio para dejarse ver. Se quiera o no, en el ambiente flotan los registros de la Guardia Civil.

«No va a influir lo que ha pasado, porque tenemos la responsabilidad de centrarnos en nuestro trabajo. Pero sí he de decir que no vivimos ajenos a la realidad, estamos al tanto de todo, y sólo pedimos que los organismos competentes investiguen y depuren responsabilidades», aseguró Luis de la Fuente en la sala de prensa. El seleccionador hubo de responder, cómo no, a media docena de preguntas sobre el asunto. Las capeó como pudo. «Uno se acostumbra a casi todo», se resignó.

«Nos enteramos más tarde»

Después le tocó hablar al segundo capitán, Rodrigo Hernández. «Lo vivimos con sorpresa, claro. Desconocíamos lo que estaba pasando. Nos enteramos más tarde. Es una mala noticia, no es agradable, pero habrá que dejarlo en manos de la Justicia. Por desgracia, nos hemos convertido en expertos en lidiar con estas situaciones y enfocarnos en lo que nos compete. Esta vez no va a ser menos», afirmó el centrocampista del City.

Instalada en un hotel cercano al Olímpico, la selección trata, en fin, de aislarse de todo lo que está ocurriendo, cuestión difícil teniendo en cuenta que hay muchos de los que están aquí que siguen manteniendo contacto con Rubiales (discretamente, eso sí), el origen de todos los males, un nombre que otros ahí dentro tratan de separar del suyo propio por vías, a veces, sonrojantes.