¿Por qué Nadal se retira en la Copa Davis? De aquel partido ante Roddick a una oportunidad única 20 años después

¿Por qué Nadal se retira en la Copa Davis? De aquel partido ante Roddick a una oportunidad única 20 años después

Y de repente ese país de tenistas con las zapatillas siempre manchadas de tierra, de éxitos color marrón, de mucha alegría y ciertos complejos, se convirtió en la mayor potencia mundial, en el dominador absoluto del ranking ATP y de la Copa Davis. Hay una España antes de Rafa Nadal y otra España después de Rafa Nadal. Del milagro de Manolo Santana ganando en Wimbledon en 1966 a la naturalidad sobre la hierba de Carlos Alcaraz en los últimos dos años. Los éxitos de Nadal transformaron a todo el país, lo llevaron a otra dimensión y por eso tiene sentido el lugar de su adiós.

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Podía haberse retirado en Roland Garros, evidentemente, pero también es significativo que lo haga en la Copa Davis, una competición que ganó cinco veces cuando España, antes de su aparición, sólo lo había hecho una, aquella de 2000 en el Palau Sant Jordi de Barcelona.

"Con Nadal nos convertimos en otra cosa"

«Nadal llevó el tenis español a otro nivel, indudablemente. Antes habíamos tenido jugadores muy buenos que habían ganado uno, dos o tres Grand Slam, habíamos tenido a Arantxa Sánchez Vicario, que también fue muy importante, pero con Nadal nos convertimos en otra cosa», apunta Albert Costa, precisamente uno de los artífices de aquella Copa Davis primigenia, sin Nadal. O con él, de alguna forma, porque nadie olvida que con sólo 14 añitos ya fue el encargado de llevar la bandera del equipo en una suerte de presagio.

Juanjo MartínEFE

«Antes de él teníamos claro que lo nuestro era la tierra batida, porque era donde nos habíamos criado y donde teníamos más posibilidades de éxito. Esa concepción empezó a cambiar con Ferrero y Moyà, pero Nadal le dio un vuelco a lo bestia. En 2000 nosotros demostramos que España podía ganar la Davis, que era un país con un buen nivel tenístico, pero era en casa, evidentemente sobre tierra... Con Nadal vimos que podíamos mandar en cualquier superficie», añade Costa, que recuerda la aparición de Nadal como un torbellino justamente con la camiseta roja.

Aquella petición a Feliciano López

Porque antes incluso de su primer título en Roland Garros, en 2004, con sólo 18 años, se dio a conocer en La Cartuja de Sevilla para dar al equipo su segunda Ensaladera con una victoria crucial ante Andy Roddick, que entonces era el número dos del mundo.

«Aún recuerdo la primera eliminatoria de Davis a la que vino, ante República Checa, contra Novak, Berdych, Stepanek. Tenía 17 años y le dijo a Feliciano López: 'Tú gana tu punto que yo ganaré el mío'. Y lo hicieron. Feli ganó a Berdych y él, a Stepanek para remontar un 2-1 en contra. Eso te dice mucho de la bestia competitiva que era y que aún es», recuerda Jordi Arrese, capitán español en aquella época, que desvela la clave de la relación entre Nadal y la Davis: «Cuánta más presión había, mejor jugaba. Y en la Davis había y hay mucha presión. A la mayoría de tenistas les cuesta jugar una competición así, por países, con el público entregado, pero él siempre lo vivió como pez en el agua. Tiene mucho sentido que lo deje en la Davis, vistiendo la camiseta de España, y que nadie espere un homenaje. Será el animal competitivo de siempre».

Y es que con Nadal en el conjunto ahora capitaneado por David Ferrer y con Alcaraz como sucesor, España debe aspirar a su séptimo título. La despedida perfecta: el hombre que elevó al país, elevando un último trofeo. Será el mes que viene, del 19 al 24 de noviembre en el pabellón Martín Carpena de Málaga con una gran ventaja y un gran inconveniente. La ventaja, la ausencia de rivales de entidad más allá de Jannik Sinner con Italia o Taylor Fritz con Estados Unidos, por el otro lado del cuadro. Y el inconveniente, la superficie, la pista dura y sus exigencias.

¿Cómo ven a Nadal fuera de España? "Su legado es aún más importante como persona que como tenista"

¿Cómo ven a Nadal fuera de España? “Su legado es aún más importante como persona que como tenista”

22 Grand Slam, 92 títulos en la ATP, cinco Copa Davis, dos oros olímpicos, más de 1.000 victorias... Rafa Nadal se retira con la mochila llena, conquistadas todas las posibles conquistas, pero, ¿Qué deja para el futuro? En cada adiós de una leyenda del deporte mundial se observan miles de niños y de niñas imitando sus gestos y también ocurre con el español, aunque su sombra es extraña. A Nadal se le puede imitar en muchos sitios, se le debe imitar en muchos sitios, excepto sobre la pista.

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«Nadie va a volver a jugar como él porque no se debe jugar como él. En la primera parte de su carrera, la que construye a Nadal como mito, jugaba a cuatro o cinco metros de la línea de fondo. Lo podía hacer por su fuerza física, por su mentalidad y por la aceleración que imprimía a la bola, pero era extrañísimo, día que un caso único en la historia», analiza el periodista argentino Sebastián Fest, fundadora de la revista Clay y autor del libro Gracias: El legado de Rafael Nadal.

En sus palabras, la imposibilidad de encontrar un imitador. Mientras Roger Federer ya tiene discípulos-como Grigor Dimitrov- y Novak Djokovic triunfó con un estilo más reconocible, nadie en el circuito se parece a Nadal y posiblemente nadie lo haga. Por ser español y compartir ciertos rasgos con él, Alcaraz ha sido muchas veces comparado con él, pero su estilo de juego no tiene nada que ver.

"Su tenis no es el mejor ejemplo"

«En realidad el tenis de Nadal no es el mejor ejemplo para los jóvenes y por eso es muy difícil que aparezca alguien que juegue como él. Los entrenadores no quieren que sus pupilos le imiten porque para ello necesitarían su físico y su top spin. Pero en las academias de todo el mundo Nadal aparece como referente en cuanto a actitud. Esa capacidad de concentración, ese desempeño en cada punto sí es un ejemplo, el mejor ejemplo. De hecho Nadal nos enseñó que no tienes que ser un robot, que puedes estar nervioso y ser emocional, pero que igualmente en cada punto debes estar concentrado», apunta Simon Cambers, periodista británico que trabaja para The Guardian o Reuters y autor del libro The Roger Federer Effect, que añade: «Por raro que parezca por sus números, es más importante el legado del Nadal persona que el legado del Nadal tenista».

Kin CheungAP

Pese a la aura de sofisticación y cortesía que envuelve al tenis, la amabilidad que mantuvo Nadal en su reinado junto a Roger Federer y Novak Djokovic no ha sido siempre la norma, ni mucho menos. Nadal deja una manera de jugar única, pero también una manera de ser perfectamente imitable: sólo hay que ser educado. Si en la época de Jimmy Connors, John McEnroe, Bjorn Borg o Ivan Lendl se llevaban a matar y en la era posterior dominada por André Agassi y Pete Sampras la rivalidad también se desparramó, Nadal y sus coetáneos demostraron que las leyendas no deben alimentarse de odio.

Su relación cordial con Djokovic y, sobre todo, su amistad con Federer quedan como un paradigma sobre el que construir el futuro del tenis. Hoy, quizá por un cierto efecto rebote, se exageran las tensiones entre los tenistas, pero crece una cercanía entre Carlos Alcaraz y Jannik Sinner al abrigo de lo que construyeron los anteriores. Los dos mejores del mundo en la actualidad, capaces de compartir un viaje en avión privado, se miran sin ninguna duda en la unión entre Nadal y Federer.

La foto en la Laver Cup

«Si hablas con los tenistas más jóvenes sobre Nadal la mayoría te dicen que era buenísimo, pero no te dicen que quieren jugar como él, te dicen que quieren ser como él. Su humildad, su grandeza, su respeto al oponente... Ese es su mayor legado y en ese apartado entra, claro está, su relación con Federer. Demostraron que podías competir por los títulos más importante manteniendo el respeto en la pista, en la victoria y en la victoria», observa Howard Fendrich, especialista de tenis de la agencia estadounidense Associated Press y actual copresidente junto a Cambers de la Asociación Internacional de Periodistas de Tenis (ITWA).

«Con su palmarés puede parecer extraño y de hecho es extraño, pero para mí una de las fotos más importantes de su carrera es la que le hicieron en la Laver Cup, llorando en la retirada de Roger Federer, dándole su apoyo, por todo lo que significa», añade Fendrich que como el resto de consultados asume que no habrá otro Nadal en la pista, pero que desea que fuera de ella tenga muchos discípulos.

Cuando le dije: "¡Pero esto qué es!"

Cuando le dije: “¡Pero esto qué es!”

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 18:52

Recuerdo una conversación muy particular con Rafa en las instalaciones de Roland Garros. En 2017, al año siguiente de ganar yo allí el título, llegué al torneo taquicárdica, no podía comer, no dormía, sentía mucho la presión de ser la vigente campeona. Y antes de mi debut me lo encontré en el gimnasio. Le dije: "¡Pero esto qué es, cómo has soportado esta presión tantos años!" Y en lugar de responderme que a él no le afectaba, me contestó que me e

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Nadal, estupor mundial

Nadal, estupor mundial

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 18:11

El jueves tuvo lugar un hecho singular: se concedieron dos Premios Nobel, uno más importante que el otro. El primero lo fue de Literatura, que sospecho --puede que no-- engrosará prontamente la nómina de los Nobel desconocidos. Uno repasa hoy la lista de ganadores desde que el Premio se creó en 1895 y se encuentra, junto a maestros consagrados, algunos escritores olvidados que reclaman una rápida consulta a la Wikipedia. El Nobel más trascendental

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Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

Rafael Nadal, el hombre que trascendió al deporte

A la hora de glosar la carrera de Rafel Nadal, que este jueves anunció su retirada del tenis el mes próximo en las Finales de Copa Davis, me resulta inevitable evocar nuestra primera conversación. Fue el 15 de agosto de 2004, tras dejar sobre la tierra de Sopot la huella prístina de una carrera difícilmente homologable, que registró, con el decimocuarto Roland Garros, el último de sus 92 títulos 18 años más tarde. En aquella charla, a través del teléfono, surgía la voz tenue de un muchacho que, como explicó en el vídeo testamentario de su adiós, estaba lejos de imaginar el viaje que iba a trazar en la historia del deporte.

No por esperada, desde que su cuerpo se negó a obedecer su apetito de insaciable competidor, deja de estremecer una noticia capaz de imponerse en las cabeceras de todos los diarios e informativos, de arrinconar por unas horas el impacto del fragor de las guerras y la tormenta política de su país. Se marcha uno de los más grandes deportistas de siempre, cuyos logros, entre los que se encuentran nada menos que 22 títulos de Grand Slam, cinco Copas Davis, 209 semanas como número 1, un oro olímpico individual y otro en dobles, trascienden el puro valor del éxito y estarán siempre unidos a la forma de lograrlos.

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Porque la figura de Nadal está asociada a un espíritu incombustible, a ese never say die que le acompañó también en la vocación de un cierto espíritu nietzschiano por su afán de reescribir un eteno retorno. Fueron muchas las ocasiones con motivos suficientes para firmar la rendición, y desde muy pronto, con la temprana aparición, a los 19 años, de los problemas endémicos en el escafoides del pie izquierdo que amenazaron con cortar el seco el majestuoso vuelo de su raqueta.

Pero el jugador al que ya hace tiempo echamos de menos, resignados al azote contumaz de los percances físicos que sólo le han permitido disputar 19 partidos esta temporada y únicamente tres el pasado año, se reveló capaz de abrirse paso una y otra vez, de reivindicar su nombre frente al empuje de las nuevas generaciones y de mantenerlo vivo en esa pugna irrepetible con Roger Federer, que le precedió a la hora de dejar caer la hoja roja, hace ya dos cursos, y con Novak Djokovic, aún en danza, agotando las últimas reservas de su combustible.

Nunca el tenis disfrutó de tres protagonistas tan ilustres conviviendo en un mismo y largo período, prolongado durante casi cuatro lustros, algo que proyecta aún más lejos su legado. Nadal fue el primero en cuestionar la rapsodia de Federer, de discutir con sus propias armas su reinado. Lo hizo ya derrotándole por sorpresa en el Masters 1000 de Miami, en 2003, y llevándole al límite en la final de ese mismo torneo un año después, y proclamó en voz muy alta, meses más tarde, superándole en las semifinales de Roland Garros, en la antesala de la primera de sus copas de los mosqueteros, que este juego entraba en una nueva era.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.

Lin Cheon, una foto del Big Three, Djokovic, Federer y Nadal.Lin CheongAP

Nadal y Federer caminaron de la mano, separados por la red pero juntos a la hora de enviar un mensaje de profundo calado en su exclusiva narrativa, que incorporaba, al lado del hermoso contraste de personalidades y estilos, los principios de una sana disputa puramente deportiva que alcanzó los 40 partidos. En ella se detuvieron escritores como David Foster Wallace, autor de El tenis como experiencia religiosa (Ramdom House), donde, sin disimular su fascinación por Federer, a quien dedicó el libro, recoge la capacidad de retroalimentación que siempre hubo entre ambos.

Resulta difícil contar la historia de Nadal sin la figura del estilista suizo, como fue inevitable acudir a su némesis a la hora de enfrentarse al también delicado ejercicio de despedir al ocho veces campeón de Wimbledon. También allí, precisamente allí, aconteció uno de los episodios medulares en la historia del zurdo, que es simultáneamente parte de la mejor historia del tenis. En una final, la de 2008, con la impronta de Alfred Hitchcock, sacudida por los azares de la climatología británica, interrumpida y dilatada hasta que la noche insinuó seriamente su aplazamiento, Nadal puso fin a la autocracia de Federer en su territorio sagrado y se convirtió en el primer español capaz de ganar el torneo en el cuadro masculino desde que lo hiciera Manolo Santana. Aquel partido fue considerado entonces como el mejor de siempre. Y diría que tal catalogación mantiene aún toda su vigencia.

Si Santana, a quien tampoco nunca terminaremos de decir adiós, puso al tenis español en el mapa, Nadal trascendió todas las categorías fronterizas. El chico que se inició bajo la estoica tutela de su tío Toni, cuyo nombre aparece en lustrosas versales en la construcción de todos sus logros, como un aparente especialista sobre tierra batida, devino en un profesional capaz de reinventarse para imponer su discurso en todas las superficies.

No sólo ganaría en dos ocasiones sobre el pasto del All England Club, sino que su constante deseo de aprendizaje y superación le llevarían también a tomar el poder en cuatro ocasiones en el Abierto de Estados Unidos y otras dos en el Abierto de Australia, la última de ellas, en 2022, en una plasmación catedralicia de su ardor y resiliencia, levantando un partido imposible a Daniil Medvedev cuando acababa de regresar de otro de sus largos períodos recluido en el arcén. Forma, junto a Donald Budge, Roy Emerson, Fred Perry, Rod Laver, Andre Agassi, Roger Federer y Novak Djokovic, la ilustre nómina de quienes han logrado inscribir su nombre como campeones de los cuatro grandes.

Amor por la Davis

Ese permanente viaje de ida y vuelta sólo ha sido posible gracias al amor y la pasión por aquello que aún seguirá haciendo hasta que ponga el definitivo cierre en Málaga, precisamente en la Copa Davis, en la competición que le alumbró como un entonces insospechado líder. Hace dos décadas, en Sevilla, frente al Estados Unidos liderado por Andy Roddick, con la valentía y complicidad del equipo de capitanes formado por José Perlas, Jordi Arrese y Juan Avendaño, Nadal transgredió el guion para llevar a España a la conquista de su segunda Ensaladera, aunando voluntades junto a Carlos Moyà, el hombre que tomó el relevo de Toni en su rincón.

Su carácter inspirador tuvo un efecto inmediato en nuestro tenis, al frente de jugadores tan importantes como David Ferrer, que será su último capitán, Feliciano López, Roberto Bautista, Fernando Verdasco o Pablo Carreño, todos ellos nutridos por cualidades de las que no sólo adolecía el tenis sino el deporte español en su globalidad. Sin Nadal sería difícil entender un fenómeno como el de Carlos Alcaraz, tan distinto en su manera de desenvolverse en la pista, tan parecido a la hora de interpretar la esencia del juego. Pronto vio en él a alguien armado para tomar su relevo, incluso antes de someterle en su primer enfrentamiento, en Madrid, el día que el murciano ingresó en la mayoría de edad.

Nadal tocó de lleno el corazón de los aficionados de todo el mundo como ahora, con su propia singularidad, lo hace Carlos Alcaraz. Pudimos disfrutarles juntos en los Juegos de París, después de que el mallorquín recibiese el emocionante homenaje de la ciudad y el recinto donde luce su efigie como uno de los portadores de la antorcha olímpica. Aún nos queda un postrero disfrute a partir del 19 de noviembre, con su hasta ahora negada alianza en la Copa Davis, escenario elegido por Nadal para su último baile, quien sabe si para clausurar el formidable relato con un desenlace tan brillante como aquel que le dio comienzo.

Rafa Nadal, un inmortal entre los más grandes de la historia

Rafa Nadal, un inmortal entre los más grandes de la historia

Su último Grand Slam (Roland Garros 2022) lo firmó con 36 años, una edad no sólo prohibitiva para cualquier tenista, sino para los más grandes de la historia. Para entonces, Rafa Nadal ya sólo competía por la eternidad. Este jueves 10 de octubre de 2024 se cierra la puerta definitivamente para alguien cuya fiereza competitiva y constancia en el trabajo guardan evidentes semejanzas con las de Michael Jordan, Muhammad Ali, Eddy Merckx o Michael Phelps, abocados por diferentes razones a un adiós más temprano. En el olimpo de los grandes deportistas de la historia está él. Sin duda.

eL ADIÓS

La "biblioteca infinita" de Jordan

Mucho se ha escrito sobre los rituales de Nadal con las botellas de agua, la cinta del pelo o las líneas de la pista. Una conducta, al borde del trastorno obsesivo compulsivo, que le emparenta con Michael Jordan, acostumbrado a repetir, casi enfermizamente, el mismo patrón. Un café antes de vestirse, un chicle, sus shorts de North Carolina por debajo de los calzones, la milimétrica alineación de los cordones de sus zapatillas, siempre nuevas cada noche, las protecciones en el codo y el gemelo izquierdo... Y el grito de guerra, tras salir el último a la pista: "What time is it? Game time!" Con la victoria resuelta, solía disfrutar del último cuarto desde el banquillo, con hielo en las rodillas.

Vídeo completo de Rafa Nadal anunciando retirada del tenis profesional

"Su cabeza era como una biblioteca infinita de imágenes, momentos y jugadas. Recordaba cada acción y cómo había respondido a ella. Sabía cómo prepararse para lo que le esperaba", proclamó Tim Grover, su preparador físico, como si hablara del tenista de Manacor. Y lo que aguardaba a Jordan en la temporada de su adiós suponía un desafío superlativo. Las lesiones de Scottie Pippen y Steve Kerr le obligaron a disputar una media de 39 minutos durante 103 partidos. En febrero de 1998 había cumplido 35 años.

No se puede entender ese último tiro en el Delta Center, para el sexto anillo, sin las miles de horas junto a Grover, que se personaba en su mansión de Highland Park, entre las cinco y las siete de la mañana. "A veces, cuando llegaba, él ya había empezado y yo miraba el reloj, como si me hubiese equivocado de hora", contaba el fisio. Jordan le había dado un mes de prueba y su relación duró 15 años. "Cuando se retiró, me dijo: 'Si vuelvo a verte por mi barrio, te pego un tiro".

Ali: "Lo odio, pero lo soporto"

Al volante de un destartalado coche, Gene Kilroy y Bundini Brown recorrían las colinas de Deer Lake (Pensilvania) insuflando ánimo a un campeón en horas bajas. Era el verano de 1978 y Muhammad Ali sudaba la gota gorda para eliminar esas bolsas de grasa que tanto llamaron la atención en febrero, durante su pelea ante Leon Spinks. "Me arde el pecho, tengo la garganta seca, siento que me voy a desmayar. Mi cuerpo me pide que pare, pero me obligo a seguir corriendo. Me duele todo. Lo odio, pero lo soporto porque sé que tengo que sufrir. Sólo unas semanas más de dolor para vivir bien el resto de mi vida", admitió The Greatest. Quería acabar con aquel desconocido que, con las apuestas 15-1, le había arrebatado sus cinturones del Consejo y la Asociación Mundial.

La pésima preparación de Ali en Miami Beach había desencadenado una de las derrotas más sonadas en la historia del boxeo. Rodeado de un séquito de aduladores, el coloso que mandó a la a lona a Sonny Liston, George Foreman o Joe Frazier ni siquiera pudo completar una decena de sesiones ante sparrings.

Así que Kilroy y Brown, bajo la supervisión de Angelo Dundee, decidieron regresar al centro de entrenamiento de Deer Lake. Y la disciplina de antaño dio fruto a Ali, que el 15 de septiembre, con 36 años y nueve meses, se tomaría la revancha ante Spinks en Nueva Orleans. Su última victoria como profesional. Porque como él mismo supo después, jamás debió subir al ring en 1980 ante Larry Holmes, ni un año más tarde frente a Trevor Berbick.

Merckx: "Quise seguir, de forma desmedida"

El 19 de julio de 1977 muchos aficionados aún se preguntaban por qué ni un solo corredor francés figuraba entre los positivos por dopaje del Tour. Mientras, Jacques Goddet, director de carrera, reiteraba sus críticas contra el pelotón, que le había obsequiado con dos semanas de lo más tediosas. Después de 16 etapas, sólo 49 segundos separaban a los cuatro primeros de la general. Mientras, Eddy Merckx aguardaba su turno a 3:02.

Era el séptimo Tour de El Caníbal, a quien Raphaël Geminiani había convencido para liderar el equipo Fiat. Su última oportunidad de romper el récord de Jacques Anquetil, tras la maldita caída dos años antes en Valloire. Una doble fractura de mandíbula, una llegada a París alimentándose a base de papillas de arroz. "Insistí en seguir, de forma desmedida, pero hubo consecuencias para mi cuerpo durante el tramo final de mi carrera", confesaría después.

Sin embargo, bajo un calor del infierno en Chamonix, Merckx sigue confiando en sus fuerzas ante Bernard Thévenet, vigente campeón. Acaba de cumplir 32 años y ni siquiera parece importarle su intoxicación alimentaria, ni esos litros de agua ingeridos la víspera para orinar en el control antidopaje. Pero las más de seis horas camino de Alpe d'Huez supondrán el mayor suplicio de su vida. "Aún hoy me pregunto cómo conseguí alcanzar la cima del Glandon. Tuve que cambiar las ruedas dos veces, sólo por ver si conseguía mejorar algo, pero en el descenso vomité. Jamás sufrí tanto", relató años más tarde. Cuando cruza la meta, a 13:51 de Hennie Kuiper, el neerlandés ya ha recibido su trofeo como vencedor de la etapa.

La agonía de Phelps

Bob Bowman, el entrenador con quien mantuvo una relación de amor-odio desde los 11 años, le describía como un "tipo solitario", con una asombrosa capacidad de concentración durante los entrenamientos y un corazón "extraordinariamente bondadoso" con los niños que se le acercaban después de cada sesión. Al fin y al cabo, Michael Phelps veía en los chavales el cariño que siempre faltó en su infancia, marcada por un trastorno de hiperactividad.

Su obsesiva preparación a las órdenes de Bowman, con siete horas de trabajo diario, sumada a una genética sin igual, propulsaron a Phelps a la cima del olimpismo. 28 medallas, 23 de ellas de oro, en cuatro Juegos. Ningún dominio tan soberbio como el mostrado en los 200 metros estilos, la prueba que engloba velocidad, resistencia y técnica, con cuatro oros entre 2004 y 2016.

Sin embargo, la disciplina espartana se hizo trizas tras su segundo adiós, en Río de Janeiro, con apenas 31 años. "Cuando nadaba, la piscina era mi válvula de escape. Canalizaba toda la rabia acumulada y la usaba como motivación. Pero ahora ese escape ha desaparecido". Ahí se vio Phelps ante el reverso tenebroso del deporte, con las crisis de ansiedad y los intentos de suicidio.

Informe Gráfico: 1.000 partidos, 209 semanas en el número 1, 92 títulos, 22 Grand Slams, 24 lesiones...

Informe Gráfico: 1.000 partidos, 209 semanas en el número 1, 92 títulos, 22 Grand Slams, 24 lesiones…

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 12:55

El adiós de Rafa Nadal, concretado en la mañana de este jueves 10 de octubre, es el adiós del mejor deportista español de la historia. Con algo más de dos décadas en el circuito profesional, el español se marcha dejando tras de sí unas estadísticas díficilmente igualables.

Sólo superado por Novak Djokovic, uno de sus dos grandes rivales, los 22 Grand Slam permanecerán mucho tiempo como la segunda mejor marca de todos los tiempos. Los 14 Roland Garros es una de esas cifras que pueden no ser superadas nunca. Ha triunfado en todas las superficies, aunque es en pista dura donde más veces ha jugado.

Siempre dijo que su objetivo no era ser número uno, que su objetivo eran los títulos, y por eso quizá las 209 semanas que estuvo en lo más alto del ránking suenen a poco aunque hablemos de una trayectoria de 20 años.

Su carrera también se ha visto salpicada por las lesiones que, tras un vistazo, se ve cómo afectan a todas las partes de su cuerpo.

Así ha sido el vídeo con el que Rafa Nadal ha anunciado que se retira

Así ha sido el vídeo con el que Rafa Nadal ha anunciado que se retira

Actualizado Jueves, 10 octubre 2024 - 12:36

Rafa Nadal ha anunciado este jueves que se retira del tenis. La final de la Copa Davis será su último torneo, un escenario especial para "cerrar el círculo" de una brillante carrera que le ha llevado a conquistar 22 Grand Slams.

Lo ha hecho a través de un emotivo vídeo a través de sus redes sociales. "Estos dos últimos años han sido difíciles, no he sido capaz de jugar sin limitaciones. Es una decisión que evidentemente es difícil, me ha llevado tiempo tomarla, pero en esta vida todo tiene un principio y un final y creo que es el momento adecuado para poner punto y final a una carrera larga y mucho más exitosa de lo que jamás me hubiera podido imaginar", ha comentado.

La estupidez de odiar a Rafa Nadal

La estupidez de odiar a Rafa Nadal

Al principio me hacía gracia, todo melena, gestos y testosterona sin refinar. Luego le cogí manía, más por la turra con la tóxica 'cultura del esfuerzo' y los "Don Rafael Nadal Parera" ajenos que por los tics y las quejas propias. Ahora no sé qué será mi vida sin él. Nuestras vidas.

Como loco del deporte, no hay muchos síntomas de respeto mayores que querer que alguien pierda con tanta ansia como deseas que los tuyos ganen. Nadie va contra el insi

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Nadal vuelve al equipo español de la Copa Davis cinco años después

Nadal vuelve al equipo español de la Copa Davis cinco años después

Rafael Nadal volverá al equipo español de Copa Davis un lustro después de su última presencia, cuando España ganó su sexta Ensaladera. Así lo anunció este lunes David Ferrer en la conferencia de prensa celebrada en el Consejo Superior de Deportes donde dio a conocer el equipo que disputará la fase final del torneo en el Pabellón Martín Carpena de Málaga, del 19 al 24 de noviembre. El ex número 1 del mundo y ganador de 22 títulos del Grand Slam disputó su último partido oficial en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos, donde cayó ante Novak Djokovic por 6-1 y 6-4.

El equipo estará liderado por Carlos Alcaraz y lo completarán Roberto Bautista, Pablo Carreño y Marcel Granollers. Será la primera vez que Alcaraz y Nadal, que compitieron juntos en dobles en los Juegos de París, coinciden en la Davis. Nadal tenía previsto participar en la Laver Cup, que se ha disputado este fin de semana en Berlín, pero decidió no hacerlo sin especificar los motivos. España tendrá como primer rival a Países Bajos en cuartos de final.

Desde hace tiempo se especula con la retirada de Nadal. A sus 38 años, y después de un curso donde sólo ha disputado uno de los cuatro grandes, con derrota en primera ronda de Roland Garros ante Alexander Zverev, la Copa Davis, donde presenta un registro de 29 victorias y una sola derrota en partidos individuales, podría ser el escenario elegido para ello, si bien el mallorquín en ningún momento ha dejado caer una fecha concreta para el adiós. Nadal cuenta con cinco títulos de la Copa Davis: en 2004, 2008, 2009, 2011 y 2019.