La Federación Española de Fútbol ha comunicado esta tarde que Mikel Oyarzabal, que entró ayer en el tramo final del partido para buscar el gol de triunfo ante Serbia, abandona la concentración de la selección española en Belgrado tras confirmarse un "esguince de alto grado en su tobillo izquierdo".
El jugador de la Real Sociedad, protagonista en la final de la Eurocopa, tuvo que salir ayer el terreno de juego con ayuda de las asistencias médicas después de dañarse el tobillo en una acción fortuita con el portero Predag Rajkovic.
Tras someterse a pruebas médicas, el parte médico difundido por la selección este mismo viernes ha confirmado las peores noticias para el delantero vasco, que regresará a San Sebastián, acompañado por un médico de la Federación, para ser evaluado por la Real Sociedad e iniciar el tratamiento de recuperación.
El seleccionador Luis de la Fuente, que se mostró preocupado en la rueda de prensa por la situación del jugador, ha decidido no reemplazarle y no llamar a ningún otro jugador para afrontar el siguiente partido de España en la Nations League que le enfrentará a Suiza el próximo domingo en Ginebra.
El empate ante Serbia ha dejado provisionalmente a España tercero en el cuarto grupo de la Liga A de la competición después de que Dinamarca venciera a los helvéticos por dos goles a cero.
A los campeones se les exige siempre un ejercicio de solvencia. No hay excusas ni paños calientes, es el precio del éxito. En el Pequeño Maracaná de Belgrado, menos caldera de lo que se esperaba, España se dio cuenta del peso de los títulos. Mutó a gris pese a los esfuerzo de Lamine Yamal por evitarlo. No fue el equipo efervescente que encandiló a Europa ante una Serbia que, sólo con orden, lo atolondró.
Se habían disfrazado los balcánicos de víctimas en lo que llegó a parecer un parapeto de su cuestionado técnico Dragan Stojkovic, silbado por su grada, ante un posible arreón de España que no llegó a producirse. De la Fuente veía cómo su cerebro, Zubimendi, si encontraba a Fabián y a Dani Olmo, nunca era en ventaja porque los serbios perseguían hasta su sombra. El balón iba a los costados con una lentitud que complicaba la sorpresa a Nico Williams, con poca chispa, y a Lamine Yamal, capaz de provocar asustar pero que no sembró el pánico hasta que los serbios se agotaron.
La selección española no estaba inspirada y caía en la telaraña que tejieron los balcánicos. Llegaban al área trastabillados y, además, sin el compromiso de correr a su espalda. Esto abrió un agujero en las bandas, sobre todo de Carvajal, que los serbios aprovecharon para acercarse al área con remates de Zivkovic y Samardzic a la grada y los intentos de Jovic. Si no golpearon más fue por sus propias limitaciones, que en ataque fueron muchas.
Con España cortocircuitada en la zona de control, el partido iba de área a área mientras De la Fuente cabeceaba en el área. Si el requiebro de Lamine sirvió a Zubimendi un remate manso a las manos de Rajkovic, Nedeljkovic se multiplicaba para evitar que Nico y Cucurella conectaran. Con eso, les bastaba.
Fabián comenzó a emerger mediada la primera parte para correr una contra con Lamine que tardó demasiado en armar un remate y apareció Pavlovic para repelerlo. El central de Milan aun crecería más, casi como Serbia, que encadenó ocasiones en las botas de Jovic. El atacante del Milan, renqueante aún tras una lesión, desesperó a todo el estadio al desperdiciar las mejores oportunidades. A punto estuvo de aprovechar un exceso de confianza de Le Normand y las dudas de Raya y falló clamorosamente una asistencia de Ivan Ilic que le dejó solo ante el meta español.
Respondió España con la más clara, siempre comandada por la irreverencia de Lamine Yamal, que se apoyó en un gris Olmo. Su equivocado intento de control acabó convertido en remate a la media vuelta de Ayoze para el único paradón de Rajkovic en la primera mitad.
Si España no se desperezaba, Serbia tenía muy claro cuál era su plan: sostener el dominio de los campeones de Europa y correr a su espalda. Así nació el disparo de Birmancevic al que la selección respondió con remate ajustado al palo de Fabián para cerrar un primer tiempo de colapso español.
Mucho tenía que cambiar tras el paso por el vestuario y fue Lamine Yamal quien más rápido lo intentó. El jugador del Barça se volvió imparable para una defensa cada vez con menos fuelle y que acabó convertida en un frontón pese a los cambios de Stojkovic buscando oxígeno. De la Fuente leyó el partido y buscó el pie de Grimaldo y la picardía de Oyarzabal, primero, y después el control de Pedri, el remate de Joselu y la velocidad de Ferran. Las piernas serbias iban a flaquear.
Antes probó Carvajal rematando una falta servida por Lamine y después Fabián en un córner antes de irse al vestuario, pero Pavlovic desnudó otra vez a España lanzándose a la portería sin que su apoyo en Ivan Ilic acabara poniendo en problemas al guardameta español. Desde ese momento, los serbios apretaron los dientes dispuestos a resistir como si fueran un frontón el asedio que se avecinaba.
Apareció Rajkovic para salvar un zurdazo a balón parado de Grimaldo y Yamal, el mejor argumento de España y casi el único en muchos momentos. Tuvo que sacar de nuevo una mano el ex cancerbero del Mallorca para salvar el gol de la joven estrella, que fabricó para Fabián la mejor ocasión sin que el sevillano , suelto en el punto de penalti, fuera capaz de aprovecharla. Tampoco el colegiado quiso ver un penalti por agarrón a Joselu para desesperación de De la Fuente ante tanto desacierto y una posible lesión de Oyarzabal. Serbia enturbió el camino en la Nations League, que empieza sin ningún brillo.
Luis De la Fuente y Dani Carvajal vieron cómo el discurso sobre el racismo en España se colaba en la previa del duelo de España ante Serbia por la petición de Vinicius para que a España le privaran del Mundial 2030 si volvían a sufrir episodios racistas. "España no es racista, es un ejemplo de convivencia, respeto e integración. Un espejo donde mirarse. Que siempre hay unos pocos indeseables, puede ser. Pero España no es racista", aseguró el seleccionador. Apostilló el capitán del Real Madrid: "Sé lo que sufre Vini y le apoyamos, pero más allá de ese pequeño grupo de personas, no considero que España no merezca celerar el Mundial. Presumo de que España no es un país racista".
Ahora bien, en lo que sí aceptó la petición de su compañero es en la idea de abandonar el campo si el brasileño vuelve a ser insultado. "Desde la Liga hay un protocolo y, aunque no sé lo que hay que hacer, no me parece una medida descabellada dejar el campo hasta que se identifique y se expulse a esas personas del campo".
La mente de ambos está en la selección y el duelo ante Serbia, pero por un resquicio se coló el Balón de Oro, al que Carvajal está nominado y contaría con el voto de De la Fuente, si pudiera. "Dos de los tres votos ya podéis imaginar para quién irían: Rodri y Carvajal lo merecen", admitió De la Fuente, que también podría recibir el premio al mejor entrenador.
Carvajal sabe que lo tendrá complicado. "Siento defensa es muy complicado, pero estar nominado ya me hace sentir orgulloso. España está volviendo al lugar que merece, con nuestros campeonados, la medalla olímpica, la selección femenina y las inferiores. Creo que Europa nos mirará con envidia", aseguró.
Serbia lo hará. Lo advirtió su seleccionador, Dragan Stojkovic. "No estamos capacitados para competir con España". Por si acaso, De la Fuente es prudente: "Enfrentarse a España es otra motivación pero la nuestra es ganar. Tenemos un inagotable deseo de mejora.
La andadura de España en la Nations League como campeón de Europa arranca con novedades. Luis de la Fuente mantiene el grueso del grupo que le llevó al título en Alemania pero ha recuperado a jugadores que ya han formado parte de anteriores convocatorias y ha echado mano de Óscar Mingueza y el valencianista Pepelu para debutar en la lista que se enfrentará a Serbia en Belgrado el próximo miércoles 5 y a Suiza en Ginebra el domingo 8.
La baja de Unai Simón en la portería la cubrirá el guardameta del Chelsea Robert Sánchez, que vuelve a la selección como también Pau Torres. De la Fuente ha dejado fuera a Nacho tras su fichaje por Al-Qadsiah saudí. La marcha a Arabia no ha pesado, como ya ocurrió con Laporte, para que Joselu vuelva a ser convocado.
Mingueza debuta en una citación por el extraordinario arranque de Liga y ante el adiós de Jesús Navas, que ya anunció en Alemania que serían sus últimos partidos con la camiseta nacional.
En la lista no falta Rodrigo, que ejercerá de capitán ante la ausencia por lesión de Morata. Aún no ha jugado con el City y será baja ante Serbia por la sanción que le impuso la UEFA tras de denuncia de Gibraltar por sus cánticos durante la celebración de la Eurocopa.
Fermín, con la Sub-21
No estará en estos partidos Mikel Merino ni Baena ni Fermín. El navarro recién aterrizado en Londres y el jugador del Villarreal tendrá descanso, pactado con su club, tras encadenar el campeonato de Europa por los Juegos Olímpicos. Esto le ha abierto la puerta a Aleix García, que cambió Girona por el Bayer Leverlussen, y al pivote del Valencia Pepelu, que llevaba varias ventanas en la prelista del seleccionador.
La ausencia de Fermín es llamativa porque si bien tampoco tuvo descanso en verano, no parará sino que se marcha con la Sub-21 de Santi Denia, que arranca la clasificación para el Europeo de 2025.
Al ataque regresa Yeremy Pino, uno de los jugadores en los que siempre ha confiado De la Fuente y que sufrió una lesión grave la pasada temporada.
Lista
Porteros: David Raya, Álex Remiro y Robert Sánchez.
Defensas: Carvajal, Mingueza, Le Normand, Vivian, Laporte, Pau Torres, Cucurella y Álex Grimaldo.
Nadie les hubiera puesto en el once de mejores jugadores de la Eurocopa el 14 junio. Quizá sólo Rodri hubiera podido hacerse hueco. Del resto de futbolistas españoles podía esperarse un buen rendimiento, pero no que salieran de Alemania convertidos en estrellas. Y menos todos a la vez. Una de las claves del éxito de España es, precisamente, un big bang sincronizado de talentos que han ido repartiéndose el galardón de MVP en los siete partidos del torneo.
Alguno, como Lamine Yamal con 16 años, ha sido absolutamente inesperado. También Marc Cucurella, pese a los años de experiencia. De otros se venía esperando un paso al frente para convertirse en estrellas y saltar al mercado con una etiqueta con muchos ceros. Es el caso de Nico Williams, Dani Olmo o Fabián Ruiz. Los tres han desempeñado un papel indiscutible en sus clubes, pero han asombrado al continente con la camiseta roja. De hecho, el futuro del navarro y del catalán está por definirse, porque todo apunta a que cambiarán de aires.
Todos han dado su mejor rendimiento en el momento oportuno y en un escaparate que, en lugar de pesar, les ha impulsado. Ha ocurrido con veteranos como Laporte, cuestionado desde su marcha a Arabia Saudí, Carvajal, incombustible, o Nacho. Los tres se han hecho mejores en este campeonato. También Rodri, si es que eso era posible.
Un eje llamado Rodri
El mejor pivote del mundo, en palabras de Pep Guardiola, aún no había tenido su momento con España. Eclipsado por Sergio Busquets, vio cómo era reconvertido a central en el Mundial de Qatar porque nadie dudaba que había que hacer hueco en el once. El problema era dónde. Luis de la Fuente lo ha tenido claro desde el principio: eje fundamental en la medular. El resultado es que se ha visto al mejor Rodri y se ha activado el runrún de si debería ser Balón de Oro.
Junto a él, otro que ha subido del notable al sobresaliente. Fabián ha catalizado el juego, marcado goles y siendo una figura más esencial que en sus buenos momentos en el Nápoles o esta temporada, a pesar de ser un fijo de Luis Enrique. Con España se ha convertido en indetectable para los rivales, dejando imágenes como el regate a tres alemanes con un solo movimiento. Su futuro está en el PSG, certeza que no tiene Dani Olmo.
El Bota de Oro del torneo con tres tantos -galardón compartido con Harry Kane y otros cuatro trigoleadores- no va a continuar en Leipzig. Su brillante campeonato, en el que partió como suplente, ha marcado goles decisivos e incluso los ha salvado bajo palos, hace que su cláusula de salida, fijada hasta el 30 de junio en 60 millones, se considere muy ajustada a mercado. A su agente, el ex internacional Juanma López, se le vio el domingo en la grada de Berlín meditando ya sobre el futuro. Puede ser el Bayern, el Barça o incluso el City, pero Olmo saldrá de su actual equipo.
Una amenaza determinante
Quien también tendrá que definir su porvenir es Nico Williams. No le gustó al presidente del Athletic, Jon Uriarte, que le preguntaran al jugador por el Barça y la posibilidad de continuar junto a Lamine, pero su protagonismo en el mercado se antoja inevitable. Su temporada en San Mamés, con la Copa del Rey, ha sido brillante, aunque sólo ha descorchado en la élite durante la Eurocopa.
Eso mismo le ha sucedido a Cucurella, que será mirado de manera diferente en el Chelsea. Llegó a esta Eurocopa por las lesiones de Alejandro Balde y José Luis Gayà, encontrando el foco tras años en el Getafe y un fugaz paso por el Brighton. Menos horas de vuelo traía Lamine. Vio su talento Xavi Hernández y lo convirtió en titular indiscutible, como De la Fuente. Así se explica por qué su padre buscó al seleccionador durante las celebraciones para fundirse en un abrazo. En el Barça Lamine ayudó, pero en la selección se ha convertido en una amenaza determinante. Y aún no se le ve el techo. Es el diamante sobre el que Hansi Flick tratará de construir.
Hay actores más secundarios que también han desempeñado un papel imprescindible y ambos comparten equipo. Mikel Oyarzabal ha ejercido como relevo de Morata en una posición en la que le educó Imanol Alguacil y que le ha llevado a marcar un gol histórico. Su compromiso como capitán de la Real Sociedad le mantendrá en el club, algo que hay dudas de que ocurra con Robin Le Normand e incluso Mikel Merino, otro jugador que deja el histórico tanto en prórroga ante Alemania. El rendimiento ha sido tan perfecto que nadie ha perdido su momento de gloria.
Fue una noche larguísima, saliendo del estadio poco antes de las dos de la madrugada, con toda la parafernalia que requieren estas noches. Un altavoz como el Empire State, algunas latas de cerveza (Coca-cola para Lamine, que es menor de edad), y gritos, muchos gritos. Después, en el hotel, mucha alegría y algo de desenfreno hasta altas horas de la madrugada, como dice el tópico. Era el final de una aventura que ha dado la vuelta a la imagen de la
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Uno de los primeros debates que surgieron en Berlín, una vez superado el éxtasis inicial, fue el del Balón de Oro. No por un excesivo interés en el premio, sino por las dudas sobre qué futbolista había sido el mejor del torneo y del año ahora que todas las competiciones tienen dueño. Y la realidad es que el Imperio ha sido España, pero el fútbol continental parece no tener Rey, lastradas sus estrellas por un calendario eterno y por la cobardía de muchos de los seleccionadores.
Esa es una de las grandes conclusiones del torneo. Recuerden los partidos que han visto. ¿Qué equipos, más allá de España, han sido verticales y valientes y han buscado su propio gol antes que evitar el del rival? A Países Bajos hay que reconocerle sus virtudes, Turquía fue la revelación y Austria, atractiva en fase de grupos, perdió ante los otomanos.
Las grandes potencias, sin embargo, han sido una decepción. No tanto por los resultados sino por el estilo. En la historia quedará un apretado 2-1 contra España, pero la reacción ante la derrota de Inglaterra es de «decepción». Así lo resumió Jude Bellingham, lejos de su nivel en el Madrid. De Phil Foden y Harry Kane siguen esperando noticias, limitados, como el madridista, por lo extenuante del calendario.
52 partidos de Bellingham
«La gente tiene que entender que el fútbol de selecciones no es como el de clubes. Llegamos aquí después de una temporada muy larga y exigente, no podemos salir a ganar 5-0 los partidos, hemos tenido que jugar a otra cosa», admitió Bellingham en la zona mixta del Olympiastadion. Lesionado en varios momentos del curso, el inglés ha disputado 52 partidos, 12 menos que Lamine Yamal, el español con más encuentros.
Francia es la otra gran decepción del torneo. Llegaba después de ser finalista en Qatar y con Kylian Mbappé recién fichado por el Madrid, aunque su mes en Alemania ha tenido más política que fútbol. Didier Deschamps, que como Gareth Southgate llegará hasta el Mundial 2026, ha vuelto a construir un equipo rocoso en defensa, pero sin ideas en ataque. El cansancio de la temporada ha hecho mella y sus técnicos no han encontrado las soluciones de Luis de la Fuente.
Southgate tardó en apostar por jóvenes como Watkins, Mainoo y Palmer, y Deschamps apenas ha contado con Barcola, que demostró por momentos tener una velocidad más que sus compañeros. Contaban con ingredientes, pero los dejaron en la nevera. De la Fuente, por su parte, no dudó en apostar por los niños y, cuando los necesitó, por secundarios como Merino, Zubimendi y Oyarzabal.
Miedo a perder
Alemania y Portugal detuvieron su paso en cuartos ante España y Francia. Un pequeño traspié para dos proyectos que deben decir «adiós» a sus jerarcas. Toni Kroos ya ha dado un paso al lado, ¿lo hará Cristiano Ronaldo (o lo hará Roberto Martínez)? Jamal Musiala, Florian Wirtz, Vitinha y Rafael Leao ofrecen suficientes argumentos como para que sus países lleguen a la Copa del Mundo en las primeras filas de la parrilla.
El torneo se ha caracterizado por el miedo a perder, la guerra táctica y, especialmente, el poco protagonismo de las grandes estrellas. España ha acumulado más ataques (411) y más regates (146) que nadie, por encima de Francia (341 y 129) e Inglaterra (344 y 120). Queda claro el mejor equipo, pero ¿y la gran estrella?
Mbappé, incrédulo, durante la semifinal ante España.EFE
Kroos y Musiala fueron de más a menos, Bellingham dejó una chilena histórica y varios encuentros irregulares, Kane se lleva el Pichichi compartido con b, pero no ha aparecido en los momentos importantes, Mbappé, ausente en el inicio por su fractura de nariz, volvió a casa con una asistencia entre octavos, cuartos y semifinales, Cristiano y Antoine Griezmann no han marcado...
Mientras, la Copa América se la llevó la Argentina de Leo Messi y Brasil quedó varada en cuartos, rebajando las opciones de Vinicius, clave en la Liga y la Champions del Madrid. Las estrellas tienen claro por qué no han aparecido: la culpa es del calendario. «Necesito descansar y recuperarme, ha sido una temporada muy larga», manifestó Mbappé tras la derrota ante España en semifinales. Hoy se presenta en el Bernabéu. Así es el fútbol. Esto no para.
La euforia por la selección, más allá de lo atribuible al éxito deportivo, encuentra su razón de ser en un grupo de jugadores que ha convertido la pequeña pantalla en el espejo en que se mira la sociedad española. Tanto es así que, según un sondeo de Sigma Dos para EL MUNDO, el 87,5% de los españoles reconoce sentirse identificado con La Roja: uno de cada dos considera que los jugadores de Luis de la Fuente le representan "totalmente", otro 27% dice que "bastante" y el 11% ,"algo". Solo el 8% reniega de quienes se alzaron campeones de Europa.
Así, frente a la polarización y el ruido que acostumbran a inundar el debate público, la aventura de la selección en Alemania ha sido un oasis de consenso, incluso en los temas más polémicos. Que dos de las jóvenes estrellas de esta España, Lamine Yamal y Nico Williams, sean hijos de un marroquí y una ecuatoguineana y de dos ghaneses, respectivamente, contribuye positivamente a la cohesión social. Así lo consideran tres de cada cuatro ciudadanos, que apuntan a la diversidad de orígenes en la selección como algo beneficioso para combatir el racismo. Solo el 13% de los encuestados se opone a esta afirmación, una tasa que se eleva hasta el 17% entre los más jóvenes -18 a 29 años-. Además, ocho de cada 10 españoles están de acuerdo con que los jugadores puedan representar a un país diferente al de su nacimiento, una vez obtenida la nacionalidad. De nuevo, las generaciones más mayores se muestran más favorables a esta opinión: el 85% de las personas entre 45 y 64 años así lo apunta, casi 10 puntos más que en la franja anterior.
Con esto, "diversidad e inclusión" son los valores que elige el 24% de los españoles a la hora de definir al grupo que el domingo se alzó campeón de Europa, solo por detrás de "excelencia y esfuerzo" -el 26% considera estos como los más representativos-. Por detrás, la "competitividad", el "juego limpio" y el "orgullo por España", que solo el 6% de los encuestados sitúa en primer lugar.
Ya en términos deportivos, la victoria de la selección en el torneo continental ha sido una sorpresa para casi tres de cada cuatro ciudadanos, que reconocen que el desempeño de este grupo ha superado sus expectativas. A este respecto, las diferencias se acentúan según el género y la edad: La Roja ha conseguido más de lo esperado para el 78% de los hombres, frente al 69% de las mujeres, y las generaciones jóvenes presentan menor grado de sorpresa con el éxito alcanzado por el combinado nacional. Queda la duda de saber qué ha fallado para el 1,7% de los españoles que considera que el rendimiento de la selección ha estado por debajo de sus expectativas.
También parece haber consenso en la valoración de De la Fuente, pues más del 92% de los encuestados considera su desempeño en esta Eurocopa "bueno" o "muy bueno". Los más mayores se muestran especialmente eufóricos con el papel del seleccionador, con el 58% de quienes superan los 65 años otorgándole la máxima puntuación, frente al 43% de los menores de 29. Respecto a los jugadores, la opinión vuelve a ser bastante unánime: para tres de cada cuatro españoles, Lamine Yamal está en el top tres de futbolistas de La Roja. Completan el podio, aunque a cierta distancia, Nico Williams y Dani Olmo, elegidos entre los mejores por el 48% y el 43% de los encuestados, respectivamente. También tienen una posición destacada en el ránking Marc Cucurella (un 25% considera que fue uno de los tres top), Rodrigo Hernández (19%), Morata (18%) y Carvajal (15%).
Más allá de favoritos, de lo que no cabe duda es del calado social que ha tenido esta Eurocopa en España. El 87% de la población reconoce haber seguido el desarrollo del torneo, la mayoría de ellos a través de la televisión (96%), aunque con un importante papel de la prensa, la radio y las redes sociales, en las que uno de cada cinco se ha informado. Así, en casas, bares o plazas, La Roja ha sido centro de todas las miradas.
Ficha técnica
Universo: Personas de 18 y más años residentes en España con derecho a voto
Técnica de recogida de información: A través del Panel Sigma Dos by Trust Survey. Metodología online (CAWI) / RRSS.
Muestra: 1.628 entrevistas.
Selección de las unidades muestrales: En la entrevista telefónica mediante selección aleatoria de hogar y aplicación de cuotas de sexo y edad en la selección de la unidad última. En el caso del panel se ha aplicado asignación proporcional por sexo y grupo de edad. La distribución de la muestra ha sido proporcional por comunidad autónoma en ambas muestras.
Margen de error: El error de muestreo absoluto se puede acotar por ±2,4% para un nivel de confianza del 95,5%, y en el supuesto de variables con dos categorías igualmente distribuidas.
Fecha del Trabajo de Campo: 12 a 15 de julio de 2024
"Pase lo que pase, me iré contento". La frase es del seleccionador, Luis de la Fuente, en la previa de la final, es concluyente. Ese "pase lo que pase" es un mensaje de optimismo tras el torneo que ayer cerró la selección con una maravillosa victoria. España se marcha de la Eurocopa y es legítimo preguntarse: ¿por qué De la Fuente se va contento, al margen de lo obvio?
De las cuatro semifinalistas, España era la selección con una media de edad más alta, sin ser alta. Los 27 años de promedio son apenas una décima más que Francia (26,9) y algo más que Inglaterra (26,3) y Países Bajos (26,4). En todo caso, se trata de un listón que anuncia la continuidad del grupo en los próximos años, y en los próximos años significa, fundamentalmente, el Mundial de 2026, a disputar en México, Estados Unidos y Canadá. Ahí estará el núcleo de lo que se ha visto en esta Eurocopa y que ha devuelto la ilusión por la selección española al gran público (no hay más que ver las audiencias y el promedio de edad de quienes siguen a este grupo, encabezado por un par de millenials, uno de ellos menor de edad, y que llegará a esa cita con el carné de conducir recién estrenado).
Para saber más
Lo primero que tendrá continuidad, cómo no, es el seleccionador. Luis de la Fuente llegó en diciembre de 2022, tras la catástrofe del Mundial de Qatar. Un perfil opuesto a Luis Enrique que, después de muchos meses de zozobra (derrota en Glasgow, aplausos a Rubiales, perfil bajo, etc...) le ha dado la vuelta al calcetín, ha construido un equipo muy competitivo y ha normalizado la relación con la prensa y con la hinchada, donde no se aprecia la división que sí existía con el asturiano en el banquillo, polarizado todo en torno a su figura.
De su mano, una generación heterogénea de futbolistas ha colonizado la selección, y la inmensa mayoría de ellos está en condiciones de seguir hasta ese Mundial de dentro de un par de veranos. Pensemos primero en el once tipo de esta Eurocopa. Unai Simón (27 años) enfila lo mejor de su carrera. Carvajal (32) es uno de los que ofrecen dudas, pues llegará con 34, pero sus últimos años sin lesiones, su nivel aquí, da para pensar que estará. En todo caso, en ese lugar del campo deberá llegar sangre nueva, pues Navas ha cerrado aquí su capítulo. Le Normad también tiene 27, y su futuro en el Atlético de Madrid se intuye mejor que el presente. Sobre Laporte (30) pesa un poco, como con Carvajal, la edad, y todo va a depender de si cumple su deseo de regresar al fútbol europeo o no. En todo caso, la irrupción de Cubarsí da aire a esta posición del campo. Quien tiene un montón de años por delante es Cucurella, probablemente el gran descubrimiento de esta Eurocopa. Tiene 25. Grimaldo, 28.
Sala de máquinas
En el centro del campo, Rodrigo y Fabián Ruiz tienen 28 años, llegarán en plena madurez. Igual que Merino. Y todos los demás son jovencísimos. Pedri (21), Fermín (21), Alex Baena (22) y Gavi (19), ausente por lesión, aseguran el futuro. Hasta Zubimendi (25) por si Rodrigo no estuviera. Arriba está quizá, el gran debate del futuro. Si Álvaro Morata, el capitán, toma finalmente la decisión de dejar la selección, y teniendo en cuenta el DNI de Joselu (34) y su marcha a Qatar, Luis de la Fuente debe ponerse a trabajar en ello. Los nombres que más le gustan al seleccionador, porque son del grupo de jugadores que él ha tenido, son Abel Ruiz, que acaba de fichar por el Girona, y Borja Mayoral, que de no haberse lesionado hubiera tenido opciones de estar aquí. Incluso Samu Omorodion, que irá a los Juegos con la sub'21.
Pero, sobre todo, la explosión de dos chavales, Nico y Lamine, seguirá siendo el eje central del equipo. Tienen 21 y 17 años, de modo que incluso el próximo Mundial podría llegarles pronto por edad, que no por rendimiento. Ellos son la bandera del equipo, y lo seguirán siendo, y a ellos se supeditará casi todo en el futuro si mantienen el nivel. Olmo, otro de los fijos, tiene 26 años, la edad perfecta, y Oyarzabal, otro de los importantes, también (27). Menos incluso acumula Ferran Torres (24).
En resumen, alrededor del 80% del equipo tiene futuro a medio plazo y el entrenador que ha organizado este colectivo no ofrece dudas. Cuando arranque la Liga de Naciones, en septiembre, habrá un equipo reconocible en los televisores. Seguramente el interés por sus partidos decaiga, y es lógico teniendo en cuenta que la afición a la selección se multiplica en los grandes torneos como el que ayer concluyó. Pero, al igual que ocurrió tras la Eurocopa de 2008, habrá un suelo de interés mucho más alto que el visto hasta ahora.
Berlín no es Madrid, ni Viena, ni Johannesburgo ni Kiev. Ni falta que hace. Berlín es Berlín, y desde este domingo el nombre permanece ya para siempre en la historia de un país, España, como la ciudad donde la selección culminó una epopeya maravillosa, la de su cuarta Eurocopa, tejida desde la diversidad más bonita, desde la fe, ciega, en un imposible, desde la humildad, sincera, de quien se reconoce en el compañero, más allá de su color y el de su camiseta, desde la convicción, firme, de que el camino era el correcto, desde la seguridad, en fin, de que esto era real. Vaya que sí. España, la reina, recupera el trono de Europa 12 años después, nadie tiene más Eurocopas, cuatro, nadie la quiso más en Alemania, expulsando en su camino a cuatro campeonas del mundo, ganando los siete partidos, llevándose todos los trofeos individuales (el mejor joven y el mejor jugador) deleitando la vista unas veces y mordiendo los labios otras, como ayer, cuando desmanteló a Inglaterra en un cuarto de hora sublime, pero se levantó con la mandíbula firme del gol del empate. [Narración y estadísticas (2-1)]
España ha sido el equipo más completo, el mejor. Luis de la Fuente ha construido una familia que, además, observa el futuro con una sonrisa, pues los niños, los fabricantes del primer gol, son insultantemente jóvenes, y el corazón del grupo ronda los 27 años. Ríe hoy España y mira a los que nunca le dieron ni el pan ni la sal, pero los mira con el corazón limpio, sin reproches. España es campeona de Europa con todas las letras, nadie se ha acercado siquiera a ella desde el pasado 15 de junio, cuando debutó en este mismo estadio, en esta misma ciudad, Berlín, que no es Madrid, ni Viena, ni Johannesburgo ni Kiev. Berlín es Berlín, qué carajo.
El Olímpico vio a una selección madura, respetuosa, tranquila, con los niños sentados en el sofá sin pedir de comer en casa ajena, pero mirándose con la picardía de quien no va a aguantar mucho y termina levantándose sin permiso para coger una chuchería. Eso hicieron Lamine Yamal y Nico Williams nada más comenzar la segunda parte, desmontar el partido con una trastada, y de ahí nació el partido que enseñó, escrito está, todas las versiones de este equipo: la brillante, hasta el empate, y la madura, desde él, para levantar el trofeo con una sonrisa mestiza, millenial, una sonrisa que reconoce al diferente como igual, una lección de fútbol, y de vida, para todo un país.
Enredados en la tensión
En fin, que el saque de inicio correspondió a Inglaterra. El balón fue directamente a Pickford sin pasar por nadie, y el portero del Everton mandó una pelota larguísima que salió por línea de fondo. Ese saque lo hizo España en corto, de Unai Simón a Le Normand, y la jugada salió limpia para morir, como todas las de la primera parte, en la maraña que los ingleses montaron en el balcón de su área. Fueron las dos primeras jugadas del partido, algo así como una presentación de intenciones.
Dos no se pelean si uno no quiere, y como hubo uno que no quiso, pues no hubo pelea en la primera parte. Inglaterra salió a que no pasara nada. Pero nada era nada. Ella estaba dispuesta a no atacar, y se metió tan atrás que impidió a España hacerlo. Enredados los dos equipos en la tensión propia de una final, en lugar de un partido de fútbol aquello devino en una partida del Risk, por no recurrir al tópico del ajedrez. Cada movimiento de España era contrarrestado por Inglaterra. Southgate empleó a Foden para perseguir a Rodrigo, y a Mainoo para atosigar a Fabián. Rice vigilaba con el cogote los movimientos de Dani Olmo.
Como quiera que los extremos no podían recibir en ventaja, la cosa se atascó de mala manera. No hubo que contabilizar ni una sola parada de los porteros. España tuvo más el balón, sí, pero fue para nada, mientras que Inglaterra se fue acomodando en esa monotonía en la que metió la noche. Ninguno de los entrenadores había inventado, quizá no había que hacerlo (Southgate metió a Saw en lugar de Trippier, pero vaya), y ninguno de los jugadores quiso pasar a la historia como el tipo que se equivocó en una final. Jugaron todos con miedo, agarrotados, y de ese modo salió un tostón muy serio hasta el descanso.
Nico Williams festeja el 1-0 ante Pickford.AFP
Inglaterra no quería jugar, y España no quería arriesgar, confiada en que el paso de los minutos validase el día más de descanso que había tenido por jugar su semifinal el martes. El partido, así las cosas, necesitaba que ocurriese algo. Lo que fuera, algo que agitase las cosas en cualquier dirección. Y lo que ocurrió fue que Rodrigo se marchó llorando al vestuario, lesionado, y el faro de España se quedó sin luz. En su lugar apareció Zubimendi, en otra demostración más de que, si falla el titular, aquí juega el suplente. Sin más. Pero claro, en el caso del mejor mediocentro del mundo, la baja podía ser más grave.
No dio tiempo a reflexionar mucho sobre ello pues a los dos minutos llamaron a la puerta los niños con el ímpetu de quien quiere jugar a la pelota en el parque. La cogió Lamine en su banda, tiró la diagonal hacia dentro amagando con la cintura, atrajo la basculación de los ingleses y descargó, justo a tiempo, para la llegada de Nico, que cruzó abajo, imposible para Pickford y sus florituras. Pudo sentenciar Olmo un minuto después, con Inglaterra grogui, pero el caso es que lo que necesitaba el partido, ya había ocurrido, y encima había sido bueno para España.
Ya por delante, la selección, claro, empezó a jugar más suelta y mereció sentencia. Quitó Southgate a Kane, inmóvil, pero el cambio que le dio la vuelta al partido fue la entrada de Palmer. En una mala salida a la presión de Cucurella, Inglaterra armó su mejor ataque y un disparo incontestable del futbolista del Chelsea igualó el partido a falta de 20 minutos, ya con Oyarzabal por Morata en el campo. Pero esta España es mucha España. Agarró de nuevo la pelota, tranquilizó al personal y fue acumulando ocasiones hasta que Cucurella, un catalán que vive en Londres, encontró a Oyarzabal, un vasco sin complejos, para poner el punto y final a una preciosa historia de amor por el fútbol y por la vida. La vida de todos para todos. La vida en España.