Luis de la Fuente llegó a la sala de prensa de De Kuip sonriente. "No me situaba al principio, pero ya sí, ya sí", musitaba a un periodista, que le había recordado, antes de empezar a hablar, que aquí, en este estadio, en esta sala de prensa, levantó su primer título (junio de 2023) y empezó un camino que le ha llevado de ser cuestionado a ser un entrenador de primerísimo nivel que levanta más admiración que cualquier otra cosa. Aquella final de la Nations League contra Croacia, resuelta con un penalti a lo Panenka de Carvajal en la tanda, ¿ha cambiado al seleccionador?
"De aquel Luis De la Fuente queda todo. Voy de serie con unos principios y unos valores, pero sí, aquel es el momento en el que empezamos a construir una imagen, una idea, una personalidad. Pero Luis de la Fuente sigue siendo el mismo. He tratado de vestirme por los pies siempre, y lo sigo haciendo gracias a Dios", respondía ayer en el lugar, dicho queda, donde todo empezó.
Es tal el nivel de aceptación del técnico que ni siquiera una mala gestión como la del 'caso Iñigo Martínez' le va a penalizar. El futbolista ya había dado por cerrada su etapa en la selección, y en la Federación lo sabían, pero De la Fuente decidió llamarle. El lunes, una lesión le impedía incorporarse. "Hay un parte médico y el jugador no viene. No ha habido ningún tema más. Hablé con Iñigo cuando tuve que hablar, pero insisto: el parte médico es claro", zanjó ayer, dejando claro que ya sabe la pareja de centrales que jugará, y que todo apunta a que serán Cubarsí y Le Normand.
También parece claro que Unai Simón recuperará su lugar en la portería en la primera citación a la que puede venir tras la Eurocopa, y que ni siquiera las buenas actuaciones de David Raya en septiembre, octubre y noviembre le van a hacer cambiar de opinión. Se deshizo en elogios hacia Lamine Yamal, cómo no. "Si Dios quiere, veremos en él un futbolista de leyenda, alguien destinado a marcar una época, pero que quede claro que todavía le queda mucho por aprender", explicó antes del duelo con los Países Bajos, un equipo muy en forma que, de la mano de Koeman, representa una seria amenaza en la primera eliminatoria a dos partidos que debe afrontar De la Fuente.
Hace unos meses, en una conversación informal, a Luis de la Fuente le preguntaron por centrales para el futuro. Sus dos titulares son Laporte y Le Normand, el primero lesionado para esta ventana. Tienen 30 y 28 años, respectivamente, de modo que, pensando en el Mundial de 2026, a un año y poco más vista, convendría tener pensados los recambios. "El chico holandés", dijo el seleccionador en primer lugar, y nombró otros (Gila, de la Lazio, y Asencio, del Madrid), claro, pero el primero fue Dean Huijsen (Amsterdam, 19 años), un holandés andaluz que, dicen, es el central del futuro en la selección.
De hecho, este lunes ha entrado finalmente en la convocatoria para los cuartos de final de la Liga de Naciones tras unos días rocambolescos. La semana pasada, en Las Rozas se daba por hecho que estaba en la lista de la absoluta, y por eso Santi Denia no lo incluyó en la sub'21. Sin embargo, el jueves por la noche, Luis de la Fuente cambió de opinión, vio que no tenía centrales con experiencia y quitó al chico para meter a Iñigo Martínez. Tan apresurada fue la decisión que, en el vídeo con el que se anunciaron los nombres de los citados, se puede comprobar cómo el de Iñigo lo dice una voz en off que no es la de David Serra, el central del Unió Benetússer que dijo el nombre del resto de los defensas.
Sin embargo, unas molestias musculares (no especificadas) han dejado fuera de la lista al central del Barça tras el partido en el Metropolitano, así que, un año después de obtener la nacionalidad española, comparece al fin Huijsen con los mayores. Se cumple así el sueño del hijo de Donny, un futbolista que llegó a jugar en el filial del Ajax y que se trasladó a Málaga cuando el pequeño Dean tenía cinco años. Allí jugó en un club modesto, el Costa Unida, hasta que le fichó el Málaga para su cantera, poniéndolo a entrenar con el primer equipo con apenas 15 años.
En el verano de 2021, siendo juvenil de primer año, la Juventus se lo llevó pese al interés de muchos otros grandes de Europa, entre ellos el Madrid, que lo tuvo casi firmado. En Turín ha ido subiendo escalones, debutó con el primer equipo en la Liga del año pasado, y finalmente se marchó traspasado al Bournemouth. Con Andoni Iraola en el banquillo, el chico, ambidiestro y que prefiere jugar en el perfil izquierdo de los centrales, es titular indiscutible: 23 partidos en la Premier y dos goles.
En el mundo de las selecciones, Huijsen estuvo siempre bajo el manto de Holanda. Estuvo en todas las categorías inferiores y su último partido de naranja fue en marzo de 2023 como capitán de la sub'19. Sin embargo, él se siente español. "Muy español", enfatiza quien, obtenida la nacionalidad hace poco más de un año, entró en la rueda de la sub'21 para ya no escaparse. Albert Luque, el ex director de la selección, consideraba prioritario asegurarse que jugase con España. "Es una decisión tan importante como la de Lamine Yamal", dejó dicho antes de irse.
Altísimo (1,95 metros) y finísimo (87 kilos), Huijsen es un central con un extraordinario manejo del balón al que en Holanda veían como el sucesor de Van Dijk. Sin embargo, será el de Laporte o Le Normand. Y, a juzgar por lo que dicen de él en Las Rozas, más pronto que tarde. Quizá cuando gane algo de masa muscular, una de sus asignaturas pendientes.
Los dos mejores, más laureados y prestigiosos equipos de Madrid, que, además, en su denominación, llevan con la cabeza alta por el mundo el nombre de la capital del país. Dos de los más grandes clubes de fútbol del planeta (uno de ellos, el Rey coronado y Dios venerado). Dos de los tres líderes de la actual Liga contribuyen con dos jugadores, uno por cabeza, a la Selección española. Únicamente dos de los 27 futbolistas que han manado, en metafórica abundancia hídrica, del pelado cráneo y el frondoso cerebro de De la Fuente.
Dos jugadores. Curiosamente, dos defensas centrales. Más curiosamente aún, dos anomalías. Bueno, dos rarezas. El Madrid aporta a un novato (Asencio). El Atleti, a un francés (Le Normand). Alguien nacido en Francia, queremos decir, que no se nos ofenda nadie en el nombre de la universalidad sin fronteras de la especie humana y la supresión de las segregadoras barreras distintivas de nacionalidades y razas.
A tono con la pluviosidad reinante, llueve sobre mojado. No: diluvia sobre inundado. Es una situación, más que una circunstancia, harto frecuente. Cada vez de modo más expreso, el Madrid y el Atleti ceban sus canteras para la exportación, no para el uso y disfrute propios. Por su parte, el tercer equipo más laureado, prestigioso y demás del (aún) país, que pasea con orgullo por doquier el olímpico nombre de Barcelona, pone dos velas. Una al abierto internacionalismo de Raphinhas y Lewandowskis y otra a la fértil autarquía de Rufianes y Puigdemon(t)es. O sea, de Gavis y Lamines.
Estos "nois" juegan con España. Pero no es descartable que Moncloa, luego de los indultos, la supresión de la sedición y la rebaja de la malversación. Luego de la amnistía, la financiación singular y la quita. Luego de la introducción del catalán en el Congreso y la promesa de traspasar la gestión de Cercanías. Luego de la delegación de competencias, aún pendientes de aprobación, de inmigración y control de fronteras, autorice que los deportistas catalanes puedan renunciar a representar a España.
Los dos defensas centrales con más internacionalidades con España son Sergio Ramos (180), un exiliado, y Gerard Piqué (102), un jubilado. Ambos se han visto envueltos estos días en insólitos y desagradables episodios. El Rayados de Monterrey, el equipo mexicano de Ramos, cayó eliminado en la CONCAChampions, en la que Messi y Suárez siguen marcando goles a porrillo, ante el canadiense Vancouver Whitecaps. Es posible que, entre otras razones, porque no jugó en su estadio, ocupado por Shakira. Es algo muy de ahora la conversión de estadios de fútbol en salas de conciertos. Así que la colombiana no se fue con la música a otra parte, sino el balón, al que lo echaron de casa.
Casi simultáneamente, por estos "pagos", valga la polisemia, Piqué, su denostado y puesto en solfa ex, declaraba ante la juez(a) Delia Rodrigo por el asunto de las comisiones de la Supercopa hispano-arábiga. Geri, un replicante procedente del planeta Kosmos, ha visto cosas que no creeríamos. Ha visto arder naves más allá de Riad. Humanizado por las circunstancias, se emocionó hasta el llanto. También sus lágrimas, como las de todos nosotros, se perderán en la lluvia.
Los centrales del Real Madrid y el FC Barcelona Raúl Asencio e Íñigo Martínez son las principales novedades de la lista del seleccionador Luis de la Fuente para la eliminatoria de cuartos de final de la Nations League ante Países Bajos. España jugará el jueves 20 en Rotterdam y la vuelta será el domingo 23 en el estadio de Mestalla. No estarán ni Isco ni Gavi, ante lo que el seleccionador tenía una respuesta muy clara: "Hemos conformado una superselección que, para el plan de juego y de partido, es la mejor que se puede hacer. Entrar en este grupo es muy difícil. Es el campeón de Europa", sentenció De la Fuente.
A ninguno de estos futbolistas los ve fuera -"están presentes y estarán", advirtió- pero no es su momento. A quien le ha llegado es a Raúl Asencio, que lleva a la Absoluta saltándose las inferiores. "Hay jugadores que aceleran procesos. Siempre he demandado oportunidades para la gente joven y cuando cuando las aprovechan, demuestran que tienen hueco en el fútbol profesional. Es un jugador más que se suma a esta familia que hemos conformado", explicó.
La bajas de Laporte y Dani Vivian, pese al regreso de Le Normand, no solo le ha abierto la puerta al madridista, sino también a Íñigo Martínez. "No ha estado fuera de nuestros planes nunca. Esto es una gran plantilla, como en un club: unas veces juegas y otras no. Y la mayoría lo entiende. A Íñigo lo necesitamos porque encaja en nuestro plan de partido", argumentó el seleccionador, que también cuenta con Cubarsí. En lateral derecho se consolidan Pedro Porro y Mingueza y, en el izquierdo siguen fijos Cucurella y Grimaldo pese al buen momento de Balde y la recuperación de Gayà. "Conozco a Jose desde 2013, he hablado con él y le animo a seguir trabajando", dijo sobre el capitán del Valencia.
En centro del campo, sigue pesando la ausencia de Rodrigo, -"la recuperación es asombrosa y puede estar antes de lo previsto", desveló- pero se mantiene el núcleo duro al que no renuncia De la Fuente con Zubimendi, Fabián, Merino, a quien el seleccionador no ve como Arteta jugando de delantero, además de mantenerse Marc Casadó pese a no estar tan presente en los onces de Flick. Imprescindible siempre es Pedri, que atreviesa uno de sus mejores momentos.
"Su momento de madurez, de rendimiento, de interpretar el juego... pero sigo diciendo que no hemos visto al mejor Pedri. Nosotros lo vemos en una posición más cerca del área, pero ahora está más retrasado y lo hace excepcionalmente bien. Es el mejor jugador mejor del mundo en esa demarcación", reconoció. Por las palabras del seleccionador se deduce que tendrá que pelear por un puesto con Dani Olmo. "Vamos a enviar un escrito a la UEFA para que nos deje jugar con 16", bromeó De la Fuente.
Para el ataque, Lamine Yamal y Nico Williams siguen siendo imprescindibles. El seleccionador no dudó en defender al jugador del Barça ante algunas críticas por su falta de gol. "Tiene 17 años y sigue con su proceso de crecimiento y madurez. A él hay que pedirle que siga disfrutando del fútbol, de esa manera de entenderlo. El resto tenemos que entender que está en formación. Los primeros que lo vais a matar sois vosotros y tiene que estar preparado. Es parte de la madurez de un futbolista", recordó.
De la Fuente alabó al capitán Morata, pese a sus problemas físicos en los últimos meses y sigue contando Oyarzabal, Ayoze, Ferran o Dani Olmo. También se mantiene en la convocatoria Bryan Zaragoza y Samu, que hace mucho tomó la decisión de jugar con España.
No ha sido el caso del jugador del Betis, Assane Diao, que ha escogido Senegal. "A nadie se le obliga a jugar con España, deberían estar orgulloso de jugar con un campeón de Europa, del Mundo y de la Nations. Me quedo con Laporte, Le Normand, Lamine o... que se han quedado convencidos", zanjó De la Fuente.
De la Fuente anunció la lista desde la pasarela que une Valencia con los pueblos de L'Horta Sud, bautizada como Puente de la Solidaridad, por donde pasaron miles de voluntarios los primeros días de noviembre. Su gesto con las localidades valencianas afectadas por la Dana no ha quedado ahí. Para dar los nombres de los jugadores se ha ayudado de jugadores que se quedaron sin campos: el portero del Paiporta, Jorge Greus, el central de Benetússer, David Serra, el mediocentro del Aldaia, Mario García, y el delantero del Catarroja, Jorge Monforte.
España regresa a Valencia, donde no jugaba desde 2019, para disputar un partido que permitirá a la Selección pelear por revalidar el título como campeón de la Nations League. En Mestalla debutó De la Fuente como profesional y es un estadio que le trae grandes recuerdos. Ahora volverá para jugar una eliminatoria vital. "Este partido va a ser decisivo. Nos enfrentamos a una selección de máximo nivel, todos jugando fuera de Holanda, superjugadores que nos van a exigir estar al nivel que tuvimos en la Eurocopa", advirtió el entrenador.
La fase final, que también buscan Italia, Alemania, Croacia, Francia, Dinamarca y Portugal se disputará entre el 4 y el 8 de junio y la sede dependerá del duelo entre italianos y alemanes: el ganador será el anfitrión.
«En la Eurocopa terminó pasando todo lo que él dijo». En el documental Un equipo llamado España, que repasa la concentración de la campeona de la Eurocopa el pasado verano, Rodri, el Balón de Oro, pronuncia esa frase refiriéndose a Pablo Amo, el segundo, hasta ayer, del seleccionador, Luis de la Fuente. Y lo dice Rodri porque Amo era el encargado de dar las charlas tácticas previas a los partidos.
En esa mini-serie televisiva se le ve hablando antes de los partidos contra Alemania y Francia, cuartos de final y semifinales. Planteando situaciones de juego que luego ocurrieron con una capacidad de síntesis, y didáctica, al alcance de pocos. Una figura casi anónima para el gran público pero que era una parte esencial del cuerpo técnico de la selección. Este miércoles la Federación ha anunciado que se marcha. Se va a Qatar, al Al Arabi, el equipo donde juega Marco Verratti y que ha puesto mucho dinero encima de la mesa.
Amo, asturiano de 47 años, llevaba tiempo dándole vueltas a eso de ser primer entrenador. Se ha decidido ahora, apenas un par de semanas después de participar en el acto de renovación de Luis de la Fuente como seleccionador. Quienes conocen la realidad de la campeona de Europa saben que la baja es muy sensible para el equipo. Pablo Amo tenía una relación muy estrecha con la mayoría de los futbolistas, que recurrían a él tanto para cuestiones personales como para cuestiones tácticas.
Porque ahí radicaba su importancia. Sabía explicar, con muy pocas palabras, las situaciones de juego que los muchachos se iban a encontrar en el partido siguiente. En un reportaje publicado por este periódico durante la Eurocopa, Amo explicaba que para ello utiliza las llamadas keywords. «Son palabras que nosotros utilizamos para provocar situaciones de juego. Son palabras muy entendibles y que desencadenan comportamientos muy identificables. Son palabras llave, que han de ser fácilmente identificables por el jugador y que generan unos movimientos preestablecidos por unos lugares determinados», explicaba quien ahora ha decidido dejar esa labor y volar en solitario.
Y ponía un ejemplo. «Nosotros decimos: 'cerca del área, compañero...'». La frase no se pudo publicar completa por temor a que los contrarios fuesen a identificar algo, pues esa frase era una de las keywords de la selección, y significa, traducido al castellano, que si al poseedor del balón le ocurre una situación determinada, los desmarques han de ser hacia un lugar concreto. «Eso genera unos movimientos preestablecidos por unos lugares determinados», explicaba.
Y ponía otro ejemplo: «Mal control, presión al hombre más cercano por dentro». Y si oían eso, o si lo veían, los jugadores sabían que debían ir a la presión del rival más cercano por dentro, es decir, dejándole la salida hacia la banda en el mejor de los casos. «La clave de la presión que nos caracteriza, o de un buen bloque medio, es la seguridad. Que el jugador sepa que, cuando él salte a la presión, los demás van a ir con él».
En la Federación desde 2018, y junto a De la Fuente desde 2022, el primer entrenador hablaba ayer con cariño de quien se va. «Yo le he animado», contaba ayer el riojano, que ya tiene decidido el sustituto, aunque no lo ha hecho público.
Durante casi cinco semanas en Nueva Zelanda y Australia, Luis Rubiales nunca manejó otra opción en su cabeza. España, por primera vez en la historia, iba a proclamarse campeona del mundo de fútbol en categoría femenina. Lo repetía a modo de mantra. Con una convicción casi suicida. Así que sus colaboradores, entre la prudencia y el estupor, optaron por seguirle la corriente. Las futuras campeonas, con quienes había mantenido notorias discrepancias, también empezaron a observarle con creciente simpatía. En aquel verano de 2023, el ex presidente de la Federación ejercía como único enlace entre el vestuario y su técnico, Jorge Vilda. Porque ese vínculo se había roto tiempo atrás. Y no había reconciliación posible. Sin embargo, tras cada victoria en el Mundial, el entusiasmo de Rubiales empezaba a resultar más y más contagioso. De algún modo, cautivador. Su apuesta por el fútbol femenino, esta vez sí, era firme. Así se lo había repetido mil veces a Jennifer Hermoso. Con ella mantenía una relación muy estrecha, basada en la camaradería. En un visceral modo entender el fútbol y la vida. Sin embargo, el 20 de agosto de 2023, sobre el césped del Stadium Australia de Sydney, Rubiales propinó un beso no consentido a Hermoso que puso patas arriba el fútbol español y por el que, a partir de hoy, deberá rendir cuentas en la Audiencia Nacional. Se le acusa de dos delitos: agresión sexual y coacciones. La Fiscalía pide para él una pena de dos años y medio de cárcel.
En el banquillo del Juzgado Central de lo Penal, presidido por el magistrado José Manuel Clemente, también se sentarán Jorge Vilda, ex seleccionador femenino, Albert Luque, ex director deportivo de la selección masculina y Rubén Rivera, ex responsable de marketing de la selección. A los tres se les imputa un delito de coacciones, por el que podrían ser condenados a un año y medio de cárcel.
Según la denuncia de Hermoso, Vilda, Luque y Rivera intentaron subestimar la importancia de lo sucedido, presionándola para que no tomase medidas legales. Respecto al beso de Rubiales, Jenni admitió haberse sentido «vulnerable y víctima de una agresión, un acto impulsivo, machista, fuera de lugar y sin ningún tipo de consentimiento por mi parte». Así definía, el 25 de agosto de 2023, los hechos. Sin embargo, sólo unos minutos después del beso, ni Hermoso ni su entorno más cercano, incluido el sindicato FutPro, mostraban alarma alguna. ¿Qué sucedió en esos seis días para que la capitana cambiase el discurso? Tras consultar con varios testigos, EL MUNDO ha querido reconstruir, paso a paso, aquellos hechos.
«Estoy para lo que me pidáis»
Para comprender de forma más precisa lo que pasó aquel domingo en Sydney hay que remontarse unos días atrás. En concreto, hasta el acceso de España a las semifinales, donde se mediría a Suecia. «Estoy para lo que me pidáis. Si queréis que vengan más familiares, adelante», contó Rubiales a sus jugadoras. Aquello suponía otro paso en el plan de conciliación por el que ellas tanto habían peleado. El que les igualaba en derechos a otras selecciones de la elite.
Porque desde el inicio del torneo, Irene Paredes e Ivana Andrés, dos de las líderes, pudieron convivir en el hotel de concentración con sus parejas y sus hijos: Mateo, de dos años, y Jara, de apenas unos meses. Rubiales se había involucrado personalmente para que todas dispusieran de una bolsa económica destinada al desplazamiento de sus familiares. Aunque en el inicio del torneo ese reparto resultó algo caótico, con el paso de las semanas se hizo más flexible. De igual modo, las malas caras de los primeros días dieron paso a un ambiente más cálido. Salvo un par de excepciones, el equipo apreciaba el golpe de timón de su presidente.
Sin embargo, el clima interno distaba del ideal. Baste el caso de Misa Rodríguez, relegada a la suplencia tras el 0-4 ante Japón. A partir de ese momento, la guardameta rompió cualquier relación con Vilda. Sin olvidar la clásica rivalidad de clubes trasladada a la selección. Ivana Andrés, capitana, y Misa Rodríguez, jugadoras del Real Madrid, observaban con recelo a las del Barça, con siete titulares en la final ante Inglaterra. Cuando las azulgrana pidieron permiso a Ivana para que Paredes alzase la copa, la madridista se negó en rotundo. Ella había seguido con Vilda durante el plante de Paredes y otras 14 compañeras en 2022. «Si algo nos enseñó aquel Mundial es que, a diferencia de lo que suele decirse, un equipo con un vestuario roto sí puede alcanzar el éxito», explica a este periódico un ex trabajador de la RFEF.
Vilda, durante el calentamiento previo a la final ante Inglaterra.AFP
La gravedad del asunto habría desesperado a otro presidente, pero no a Rubiales. En realidad, aquellos manejos le parecían peccata minuta. Al fin y al cabo había sido él, socialista de cuna, hijo del alcalde de Motril, quien pactó con Gerard Piqué una comisión de 24 millones de euros por el traslado de la Supercopa a Arabia Saudí. Era su peculiar modo de entender la presidencia. Después de mil escaramuzas con Javier Tebas, presidente de LaLiga; después de tantos devaneos con Pedro Sánchez para organizar el Mundial 2030; después de grabar en secreto sus conversaciones con José Guirao, ministro de Cultura y Deporte; después de la fiesta en un chalet de Salobreña con una decena de «chicas de imagen»; después del espionaje a David Aganzo, presidente del sindicato AFE, Rubiales se sentía invulnerable. Dos meses antes ya había gozado con la Nations League, un logro menor. Ahora necesitaba otro título a escala planetaria: el Mundial femenino.
Aferrado a su incombustible optimismo festejó desde el palco de autoridades el gol de Olga Carmona, maldijo el penalti errado por Jenni Hermoso y descontó, uno a uno, los 13 minutos de tiempo añadido. Tras el pitido final, la tensión se le iba a desbordar del modo más obsceno: una mano en los testículos ante la atónita mirada de la Reina Letizia y la Infanta Sofía. Pocos metros más allá, en la zona VIP donde se sentaban los representantes de clubes, federaciones territoriales y la gente de FIFA y UEFA, nadie iba a percatarse. La mayoría se enterarían al día siguiente.
«No descarto que lo llevara pensado, como muestra de lo cercano y cariñoso que era»
Entre tanta euforia, Rubiales bajó a la hierba. Las campeonas desfilaban hacia el podio, donde Gianni Infantino, presidente de la FIFA, y la Reina entregarían el trofeo. Una a una fueron pasando. Al llegar Jenni, ante casi nueve millones de españoles frente al televisor, Rubiales le lanzó un beso en la boca. «No descarto que lo llevara pensado, como muestra de lo cercano y cariñoso que era», apunta una fuente federativa.
Unos minutos más tarde ya se había formado un pasillo a modo de besamanos. «Cuando fuimos a felicitarle, el clima era de cachondeo, de cero importancia. Algunos le recordaban lo sucedido entre Iker Casillas y Sara Carbonero», rememora otra asistente, del círculo de Hermoso. Una anécdota para la mayoría de radios y televisiones que lo recogieron casi en directo. Mientras en el vestuario continúan con la broma («¡Presi, que nos casamos!») un tuit de Pablo Echenique, a eso de las 16:25 horas, hace saltar las alarmas en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas.
En el Airbus A350 de Iberia
«¿Esto de Rubiales no va a tener consecuencias penales?», se preguntaba el ex portavoz parlamentario de Podemos. La red X, a petición de la FIFA, iba a retirar su vídeo por una cuestión de derechos televisivos, aunque Echenique no cejaría en el empeño. «Aquí el fotograma del posiblemente delictivo acto de Rubiales. A ver si la FIFA me tumba esto también». Casi de inmediato, Yolanda Díaz, número dos del Gobierno en funciones, e Iñigo Errejón se sumaron a la censura.
Jenni, que había transmitido un directo por Instagram siguiendo la broma, decide atender una llamada de la Cadena COPE. Más chistes. El equipo viaja desde el hotel al aeropuerto y los responsables de prensa de la RFEF empiezan a detectar en las redes sociales un efecto de bola de nieve. Rubiales, cegado por el éxito, no da al tema trascendencia alguna. Tampoco ante los micrófonos de Juanma Castaño: «No hagamos caso de los idiotas y de los estúpidos, de verdad. Es un pico de dos amigos celebrando algo... no estamos para gilipolleces».
Según el escrito de la Fiscalía, durante ese vuelo Rubiales se dirigió a Jenni «para que accediese a hacer una manifestación pública conjunta» durante la escala en Doha. «Es verdad que hubo gente que habló con ella, pero sin ningún tipo de presiones para que grabara el vídeo», explica otro de los presentes. Mientras el escándalo alcanzaba ya cada rincón del planeta, en el interior del Airbus A350 de Iberia se sucedían escenas que rozaban lo grotesco. Con Emilio Butragueño, director de Relaciones Institucionales del Real Madrid, en pijama por los pasillos; con las campeonas rechazando cualquier petición para colaborar; con Vilda aún pendiente de su hija, que dos horas antes de despegar había sido hospitalizada por un leve problema gástrico; con los brindis de cava, las porciones de tarta y las miradas de inquina; con el secretario de Estado, Víctor Francos, tranquilizando a Rubiales: «No te preocupes, que a la ministra portavoz [Isabel Rodríguez], le vamos a decir lo que tiene que contar»...
Cuando Rubiales descubre que Jenni se niega en rotundo a comparecer junto a él, pierde los papeles. En Doha tuvo que ofrecer, solo ante la cámara, unas disculpas que sonaban a hueco. Aquel vídeo tuvo un efecto bumerán.
«En mitad de la negociación con Junts, a Pedro Sánchez le venía muy bien que se hablara de otra cosa»
Después de 22 tortuosas horas en el aire, la fiesta en la madrileña explanada del Parque del Rey tampoco despejaría los nubarro. Mientras atronaban los acordes de Juan Magán, Vicco o Camela, Francos y Rodríguez intentaban jugar, entre bambalinas, un papel de mediadores. Rubiales no quiso aparecer, convencido de que la celebración sólo correspondía a las campeonas. Un año antes, tras el éxito de la Nations League, ya había seguido desde casa los actos organizados en el WiZink Center.
Rubiales y Vilda, durante la recepción a las campeonas en La Moncloa.AFP
Él ansiaba su momento a la mañana siguiente en La Moncloa. Sin embargo, Pedro Sánchez se lo negó. Más allá de un frío apretón de manos a la llegada, el presidente del Gobierno no quiso ninguna foto con él. Durante el posado de grupo, Rubiales fue relegado a una esquina. Por aquellos días, Sánchez empezaba a negociar los votos de Junts para la investidura. «Le venía muy bien que se hablara de otra cosa, así que exprimió al máximo nuestro problema», apunta uno de sus ayudantes.
Los adeptos a la causa
Según quienes vivieron junto a Rubiales aquel final de agosto, los días siguientes en Las Rozas fueron «muy difíciles». Los gabinetes de crisis se sucedían en la tercera planta del edificio principal de la Ciudad del Fútbol. Por el despacho del presidente -más de 100 m², con terraza incluida- desfilaron los adeptos a la causa: su amigo Nene -imputado junto a él en la operación Brody-; Antonio Gómez-Reino, director de relaciones institucionales; Chema Timón, jefe de Gabinete, y su padre, Luis Rubiales López. Sin olvidar a los seleccionadores, Luis de la Fuente y Jorge Vilda o algunos presidentes de las territoriales. La inmensa mayoría, con la excepción de su padre, le animaba a resistir.
Hasta Ibiza, tratando de ablandar a Jenni, habían viajado Rivera y Luque. «Si en este momento le ayudaba seguramente le podría conseguir un puesto en la Federación», razona Marta Durántez, fiscal del caso, aportando algunos mensajes donde el ex futbolista del Deportivo acusa a Hermoso de «mala persona» y la desea «que se encuentre muy sola en la vida». A tenor de otras filtraciones, los contactos entre la jugadora y Rivera también incluían Whatsapp de diversa índole: «Rubén, puedes decir a tu mujer que no tengo bikini. Que me ha preguntado y le he dicho que sí tenía, jaja».
A última hora del martes 22, la Federación convocó una Asamblea Extraordinaria para el viernes 25. Según los más fieles a Rubiales, este fue su mayor error. Y lo atribuyen a la recomendación de Alejandro Blanco, presidente del COE, que pretendía escenificar el apoyo de todos los estamentos del fútbol. En cualquier caso, tras interminables conversaciones, el núcleo duro convence a Rubiales para que dimita en la Asamblea. El jueves 24, él mismo activa la maquinaria con la que dar por hecho su adiós. Llama al Consejo Superior de Deportes para informar de todo. La inmediata filtración de Francos no sólo le enfurece, sino que le impulsa a un último y triple salto mortal. «¡No voy a dimitir!, ¡no voy a dimitir!, ¡no voy a dimitir!».
Sólo su padre y otra persona, que no ha podido ser identificada por este diario, sabían de la pirueta. Después, tomó a sus hijas, las montó en su coche y puso rumbo a Valencia. Al mediodía del sábado 26, la FIFA, comunicó por mail a la RFEF que suspendía provisionalmente a Rubiales «mientras se tramita el expediente disciplinario». Aquello se tradujo en tres años de inhabilitación. Hasta ahí alcanzó la justicia deportiva. Hoy llega el turno de la justicia ordinaria.
El 15 de octubre del año pasado, en la penosa sala de prensa del Nuevo Arcángel de Córdoba y tras sellar prácticamente su clasificación para los cuartos de final de la Liga de Naciones, Luis de la Fuente, sonriente, dijo esto: «No se trata de estar agrandado, son cosas ciertas. La tierra es redonda, aunque algunos piensan que es plana. No se puede ir contra las cosas ciertas. Estoy muy tranquilo, no estoy agrandado, pero si lo estuviera, me lo habría ganado porque otro, en estas circunstancias, tiraría de carisma. Yo soy humilde y no voy a cambiar. Ahí la dejo, báilala».
Eran tiempos en los que, incluso desde algún sector cercano al poder en la Federación, con Pedro Rocha apartado, se deslizaba que sí, que al seleccionador se le había subido a la cabeza la Eurocopa y que esa reclamación de un mejor contrato se le había ido de las manos. Porque ya en ese momento, octubre del año pasado, De la Fuente demandaba públicamente una renovación que ayer se cerró hasta 2028. Entre ese 15 de octubre y ayer, 27 de enero, han pasado 104 días y no pocas cosas.
Para saber más
De la Fuente, antes de la Eurocopa, había apalabrado su nuevo contrato con Pedro Rocha, el hombre que designó Luis Rubiales para guardarle el sillón mientras Luis Rubiales creyó posible irse para volver. El técnico tenía un contrato de personal de alta dirección desde que fue nombrado seleccionador sub'21, por el que cobraba alrededor de 600.000 euros brutos anuales. Al pasar al primer equipo escaló, aproximadamente, hasta los 800.000. Su acuerdo verbal con Rocha subía a 1,2 millones.
Habiéndole devuelto a España un título internacional de primer nivel, ocurren dos cosas nada más volver de Berlín: De la Fuente entiende que esa cifra debe revisarse, y Rocha ve cómo el martes 16 de julio, apenas dos días después de la final de la Eurocopa, el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo) le inhabilita durante dos años. Es decir, De la Fuente se queda sin interlocutor válido para cambiar de contrato. Porque él, al margen del dinero, quería tener un contrato como seleccionador nacional. La situación de interinidad en la Federación impide que se firme nada. Nadie, ni la Junta Gestora ni el Secretario General, querían dar ese paso por miedo a seguir el camino de Rocha.
Difícil rehabilitación
De la Fuente, ante sus más allegados, se muestra molesto con su situación, y lo hace público en esa ventana de partidos de octubre, poco después de comenzar a trabajar con su nueva agencia de representación, conocida también por llevarle sus asuntos a Fabián Ruiz o Alexia Putellas (es en ese momento, conviene subrayarlo, cuando una parte de los que mandaban entonces en Las Rozas hablan de «recrecimiento» por su parte).
Solventados los partidos de noviembre y conocido el rival para cuartos en el sorteo, De la Fuente decide afrontar un reto que llevaba aplazando varios meses: el 3 de diciembre entra en el quirófano para operarse de su rodilla, algo que le va a exigir una rehabilitación difícil. Para ella, para la rehabilitación, se queda en Madrid y no falta ni un día a su cita con el gimnasio y con los fisios. Poco después, el 16 de diciembre, Rafael Louzán gana las elecciones a la presidencia y ese mismo día dice que lo primero que hará es llamar a De la Fuente para cerrar la renovación.
Luis de la Fuente.EFE
Pero no fue lo primero que hizo. Tardo varios días en llamarle, algo que tampoco gustó al entrenador, que sin embargo, por supuesto, se sentó con él para cerrar a principios de este mes un acuerdo que llega hasta 2028 y que ronda, si se cumplen todos los objetivos, los dos millones de euros brutos al año, un sueldo, ahora sí, de campeón de Europa. Esos pequeños malestares quiso ignorarlos ayer: «No ha habido discrepancias. Siempre he dicho que estaré en los sitios mientras sea feliz y lo soy. Ha habido sintonía y cercanía en todo momento. Es un momento de alegría para mí, para mi familia y espero que para todo el mundo del fútbol». Lo de la sintonía y la cercanía es discutible, pero eso dijo.
Llama la atención la duración, pues se rompe una regla no escrita en la Federación, desde hace más de tres décadas, según la cual a los seleccionadores se les renueva de gran campeonato en gran campeonato. De la Fuente ha firmado estar en dos seguidos (el Mundial 2026 y la Eurocopa 2028), con los riesgos que eso conlleva. En estos siete meses, De la Fuente ha tenido ofertas, la mayoría de ellas bastante «exóticas», según fuentes de su entorno, que no confirman ofrecimientos de Oriente Medio y algún escarceo poco claro con la Liga estadounidense a través de un famoso intermediario que ya llevaba los asuntos, en su día, de Luis Aragonés. "Estoy donde quería estar. Nunca he pensado en otra selección. Estoy feliz aquí y nunca he querido irme. Desde la estabilidad se trabaja mejor y eso es lo que tengo en mi casa, la Federación. Espero seguir muchos años más", zanjó ayer, y en algo tiene razón: él nunca quiso irse.
El nuevo presidente de la Federación Española de Fútbol, Rafael Louzán, elegido el pasado 16 de diciembre, tenía, por encima de todos, un objetivo deportivo: había que dejar cerrada la renovación de Luis de la Fuente como seleccionador antes de que el Tribunal Supremo se pronuncie sobre su recurso por una condena por prevaricación que le inhabilita para cargo público durante siete años. La fecha clave para todo ese proceso es el próximo 5 de febrero, de modo que atar al técnico campeón de Europa corría prisa. Este lunes se ha hará público el acuerdo, que dejará a De la Fuente en el banquillo durante varios años, previsiblemente hasta 2028, después de la Eurocopa de Reino Unido y la República de Irlanda.
Eso, la duración del contrato, sería lo más llamativo de esta noticia. Con Ángel María Villar los contratos eran de dos años en dos años, es decir, de gran campeonato en gran campeonato, una norma no escrita que mantuvo Luis Rubiales con Luis Enrique. Pues bien, parece que Louzán ha querido romper con esa dinámica y De la Fuente (63 años) estaría en el banquillo de la selección hasta que cumpla 67 tras la ratificación del acuerdo, que tendrá lugar hoy por la mañana en la Junta Directiva que se celebrará en Las Rozas.
Durante la tarde de este lunes se producirá el acto de presentación del acuerdo, una vez que el entrenador ha recuperado ya bastante movilidad después de la operación de rodilla a la que se sometió el pasado 3 de diciembre. Junto a De la Fuente renovaría todo su cuerpo técnico, con Pablo Amo, segundo entrenador, a la cabeza.
Tras una serie de despidos de personas vinculadas al 'rubialismo', esta es la primera decisión de calado que toma Louzán, afanado en estos meses en estrechar relaciones con todos los sectores del fútbol, pero pendiente de esa decisión del Tribunal Supremo que es cuestión de semanas.
Marc Casadó se ha convertido, a los 21 años, en una pieza imprescindible para Hansi Flick. El centrocampista, eclipsado en los compases iniciales del curso por la irrupción de un Marc Bernal que parecía llamado a convertirse en la gran revelación, aporta solidez y talento a la medular del Barça. La zona del campo donde, desde la adopción de los postulados del cruyffismo, el equipo ha intentado forjar su superioridad. Para lograrlo, hace falta capacidad de recuperación y visión de juego. Dos características que el canterano ya ha demostrado poder aunar en su fútbol.
Aunque, en circunstancias normales, la organización del juego recae en la figura de Pedri, Casadó también es capaz de romper líneas con su propia capacidad para desplazar el balón. En la retina de los culés, por ejemplo, sigue aún muy vivo el medido pase que le permitió a Robert Lewandowski anotar el 0-1 el pasado 26 de octubre en el Bernabéu. Su capacidad para robar balones en el centro del campo, además, está fuera de toda duda. El canterano, de hecho, ha llegado a celebrar recuperaciones casi como si fueran goles.
Si hay algo que, tal vez, debería acabar de pulir, en este caso, es un ocasional exceso de ímpetu. Algo que le costó, por ejemplo, acabar siendo expulsado ante el Celta en Balaídos en el que los azulgrana, pese a llegar a ir ganando por 0-2, acabaron cediendo una igualada que agravó el traspiés firmado una semana antes en Anoeta y que fue, a su vez, el arranque de una crisis de juego y resultados en la Liga que, pese al paréntesis ante el Mallorca (1-5) sigue lastrando al equipo. Los de Flick, ahora mismo, con el Atlético empatado a puntos en la cabeza y el Real Madrid a uno de distancia, ambos con un partido menos, ya no dependen de sí mismos para proclamarse campeones de invierno.
"Muy maduro y responsable"
La progresión de Casadó tampoco ha pasado inadvertida para Luis de la Fuente. El centrocampista, de hecho, ya ha tenido la oportunidad de disputar sus primeros partidos conEspaña. Su debut, a domicilio ante Dinamarca (1-2), se produjo a instancias de unas molestias de Martín Zubimendi, pero, frente a Suiza (3-2), en Tenerife, el joven crack dejó muy claro que hará bien si lo sigue teniendo en cuenta para próximos compromisos, por mucho que estuviera a punto de empañar su actuación con el penalti que propició el momentáneo 2-2.
«Es un chico muy sensato, maduro y responsable. Hay que jugar bien al fútbol, pero lo tiene todo y está rindiendo, con esa exigencia que tiene. Es otro de esos futbolistas que no nos ha sorprendido, quizás sí su irrupción en tan poco tiempo, pero siempre reivindico que a estos jugadores hay que darles oportunidades, porque son muy buenos», le elogió el seleccionador en la previa.
El rechazo inicial de Flick
Hasta ahora, Casadó ha demostrado que sabe tener paciencia. Con Xavi Hernández, llegó a ir convocado en 24 partidos antes de que, por fin, el técnico le hiciera debutar con el primer equipo. La competencia, en su puesto, era entonces terriblemente fiera.
El ex capitán, eso sí, antes de que se precipitara su definitivo adiós al banquillo, ya dejó claro que tenía pensado llevárselo a la pretemporada, tal y como también hizo un Flick para quien, inicialmente, no era la primera opción en la medular. Por mucho que el alemán valorara su polivalencia y confianza, crucial para que no se planteara buscarse la vida lejos de Montjuïc. Ahora, este centrocampista paciente, intenso y, también, buen estudiante, por mucho que los libros vayan a quedar ahora aparcados por un tiempo, es simplemente inamovible en el Barça.
Sólo tenía 18 años cuando Pablo Barrios (Madrid, 2003) perdió a su madre. Circunstancia que le obligó a madurar, que le obligó a crecer antes, quizá, de lo que debería. Y desde entonces "todo lo que consigue es para ella". No son pocas cosas a sus 21 años. Titular indiscutible con el Atlético de Madrid, convocado con la selección absoluta de Luis de la Fuente y, lo más importante por ahora, campeón olímpico en los Juegos de París 2024.
Esa madurez, ese poso, es el que muestra sobre el campo desde que se ha convertido en vital para Diego Simeone. "Es una de las grandes apuestas del club y del cuerpo técnico, base de presente y de futuro", explican fuentes rojiblancas. Pese a haber sufrido dos lesiones musculares, el madrileño es el octavo jugador más utilizado por el Cholo, con 1.219 minutos. "Está haciendo un camino muy bueno", dijo el técnico argentino y añadió: "Aprovechó la oportunidad para empezar a crecer, tiene un montón de cosas positivas que nos hacen bien como equipo".
Barrios ha sentado a Koke, su ídolo. "Ojalá tenga su carrera", llegó a desear el canterano en una entrevista previa. El capitán aún le supera en minutos, 1.535, pero la dinámica es que el joven sea quien dé la alternativa al maestro en el verde y no al revés. En los últimos cinco partidos, en la planilla, como le gusta decir al Cholo, salía el 8 y no el 6. "Koke apadrina a todos los jóvenes y de él está pendiente", explican desde el club sobre un jugador que, aunque para el Cholo no haya titulares indiscutibles, él sea lo más parecido.
Carácter y liderazgo
Además del rendimiento, hay cierta cábala, factor que nunca desdeña Simeone a la hora de tomar sus decisiones. "Cuando estuvo lesionado, el equipo lo notó", apuntan. Los rojiblancos no han perdido esta temporada con Barrios en el campo. Hablamos de 12 victorias y tres empates. Su ausencia se ha debido a una microrrotura en su pierna derecha y a un edema en el sóleo, lesiones de las que volvió rápidamente.
Quizás nada de esto habría ocurrido si Pablo Barrios no se hubiera salido del mapa en marzo de 2022 durante un derbi ante el Real Madrid en los octavos de la Youth League (2-3 en el Alfredo Di Stéfano). Dos golazos y una asistencia después, ese niño que salió de Valdebebas con 14 años como capitán del infantil A del Madrid, llamaba a la puerta del primer equipo rojiblanco. "Son decisiones que toma la gente... ha salido bien la jugada", contó en una entrevista previa.
Salió del Moratalaz para llegar a la cantera blanca y, tras ser descartado, triunfar en la del Atlético. "Desde que irrumpió en la primera plantilla lo ha hecho derribando puertas", apuntan desde el club. En todos los equipos dicen de él que siempre ha mostrado mucho carácter y gran liderazgo. Tuvo que mostrarlos cuando comenzó a vestirse junto a Álvaro Morata, Stefan Savic o Antoine Griezmann para sumar casi 1.000 minutos en su primera temporada con los mayores, aunque siguiera con contrato de canterano. De hecho, su debut fue en octubre de 2022 en una derrota ante el Cádiz en el Nuevo Mirandilla.
La amistad con Riquelme
Aunque Koke es su espejo, Griezmann es el jugador que más le ha impresionado en un terreno de juego porque pone "su calidad al servicio del equipo". La calidad y los goles, faceta que Simeone ha pedido a Barrios que mejore y en la que el canterano está en ello disparando de fuera del área y llegando desde segunda línea. Lo mismo que le reclama a Rodrigo Riquelme, su gran amigo en el Atlético desde que coincidieron juntos en la academia. En el vestuario se muestra poco hablador, pero cercano, con la madurez propia del que sufre un golpe que le hace crecer antes.
El penúltimo escalón de Barrios fue su convocatoria a la selección absoluta para disputar el partido de la Nations League ante Suiza tras la baja de Martín Zubimendi. Directo desde la sub-21, el centrocampista disputó 11 minutos en la victoria española (3-2). Le avalaba su reciente oro olímpico en los Juegos de París, competición en la que fue titular en todos los partidos menos en la derrota ante Egipto. Las cábalas, ya saben.