Los “despistes” le cuestan un bronce a Javier Pérez Polo: “Siento rabia y frustración”

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 22:01

Javier Pérez Polo intentaba no romper a llorar, pero una cosa son las intenciones y otra la emoción. Explicaba «los despistes» que le acababan de costar una medalla de bronce olímpica, la recompensa a años de dedicación. Pero cuando la voz se le quebró definitivamente fue cuando se acordó no de su derrota reciente con el brasileño Pontes, sino de la de su amigo y compañero de entrenamientos Adrián Vicente el día anterior.

Para saber más

«Los dos con diploma nos hemos quedado. Duele. No he tenido mucho tiempo de hablar con él. Me ha estado ayudando todo el día a calentar. Es que le quiero como un hermano». Tras el miércoles negro del taekwondo amaneció un jueves de esperanza en el Grand Palais, el escenario cubierto más imponente de todos los Juegos. Adriana y Adrián fueron lágrimas inesperadas y Pérez Polo, otro madrileño, no lo pudo arreglar por bien poco. Cayó (-68 kilos), en un parejo duelo (2-1). «Ese final del primer asalto que me da arriba, un despiste. El tercero me como dos acciones abajo, otro despiste», enumeraba.

Le consolaba Miguel Ángel Herranz, su entrenador en el CAR de Madrid, como intentando explicar lo cerca que había estado de una medalla olímpica. Efectivamente, fue cuestión de detalles con el brasileño Netinho, un rival que acudía de la repesca con bastante peor ránking que él. Javier no pudo cumplir con la tradición nacional en la especialidad, siete medallas en la historia olímpica.

Tokio

Era la segunda cita olímpica -en realidad, la tercera, pues en Río, acudió como sparring de Jesús Tortosa- para el de San Fernando de Henares, que en Tokio recibió una de esas lecciones que se graban en la piel. Aunque acudía con el cartel de su subcampeonato del mundo de 2019, a las primeras de cambio el egipcio Abow le arrebató cualquier opción.

En París fue avanzando tras su contundente victoria de primera ronda contra el tailandés Baulung Tubtimdang y luego, silenciando el Grand Palais, ante el local Souleyman Alaphilippe, al que todo el mundo le pregunta por su inexistente parentesco con el ciclista Julian. Ya en semifinales le tocó vérselas con el gran favorito, el campeón olímpico en Tokio. El uzbeco Ulugbek Rashitov, pese a sus problemas en un pie, no le dio demasiadas opciones. Perdió Javier el primer asalto (3-7) y también el segundo, mucho más igualado (3-3).

La presentación en el Grand Palais es asombrosa. Los dos púgiles bajan desde lo alto, por unas imponentes y largas escaleras hasta el lugar donde se lo jugarán todo. Pero ahí, el madrileño, estudiante de criminología y novio de Cecilia Castro -su turno en París es hoy: «La tía es una guerrera. Va a hacer un buen papel seguro. Ojalá se lleve esa medalla que tanto ansía»-, no fue capaz de aprovechar la oportunidad de su vida.

Perdió el primer asalto por una técnica de golpeo de Netinho que dio en su cabeza y que el árbitro sólo vio en la revisión. Logró imponerse, no sin apuros, en el segundo. Pero el tercero, de nuevo igualadísimo, se le fue en uno de esos «despistes» y el brasileño supo jugar con las salidas del tapiz para hacerse con el bronce olímpico. «Ahora, obviamente, siento rabia y frustración», concluía.

La venganza más agónica posible: España derrota en los penaltis a Países Bajos y disputará la final olímpica de waterpolo femenino

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 19:37

En la piscina de La Defense se vivió una monumental semifinal olímpica, la agonía absoluta para una venganza y para un hito. España, la gran España del waterpolo femenino, estará otra vez en la final olímpica, esta vez contra Australia, buscando ese oro que persigue con ansia. En un partido de idas y vueltas, de locura, los penaltis, con una parada para el recuerdo de Martina Terré, dieron el pase a la selección (18-19).

Alzaba el puño Miki Oca camino de vestuarios, se abrazaban las españolas a aficionados y familiares, el éxtasis de la victoria, suspiros de alivio. Se habían sentido arrolladoras y a la vez derrotadas ante un rival que es algo más. El mismo Países Bajos que les había despojado del oro Mundial en Fukuoka 2023 y del europeo este mismo año en Eindhoven. Pero no hay quien detenga a este grupo de ganadoras, que va saldando cuentas pendientes en París.

La heroína fue Tarré, una parada en el último lanzamiento de la tanda a Brigitte Sleeking. Y después la veterana Maica García no iba a fallar.

Lo había merecido y lo había tirado España, inmaculada en estos Juegos en los que también fue capaz de ganar a EEUU en la primera fase tras 11 años de derrotas. Fue un inicio fulgurante, como una apisonadora sobre el agua de La Defense. Como si hubiera cuentas pendientes. Que las había, claro. Un primer acto para enseñar en las escuelas de la competitividad, un 1-6 'imposible' en nada menos que unas semifinales olímpicas. Igual daba el ambiente en contra, igual los precedentes. Desde el sprint inicial ganado por Anni Espar a los goles de todos los colores, en jugada, en contra o de disparo lejano. En cinco minutos y medio ya tuvo que parar Eva Doudesis, desesperado ante el ko técnico.

Elena Ruiz, en la semifinales contra Países Bajos.

Elena Ruiz, en la semifinales contra Países Bajos.ANDREAS SOLAROAFP

Había sido tan eléctrico que costaba creer. En el segundo round Países Bajos trató de recomponerse, más aguerridas atrás, un pequeña reacción. El paradón con el rostro de Terré volvió a meter a las de Miki Oca que, con los tantos de Elena Ruiz y Judith Forca, mantuvo la ventaja. En el último segundo, un balón a la boya no lo iba a desaprovechar Leitón (5-10).

Pero ese gran augurio no sirvió de nada. Increíblemente, tras el descanso, todo se dio la vuelta de manera calcada. Ahora España era incapaz de resolver las defensas neerlandesas, malos disparos y peores defensas, los tantos como puñaladas de Van de Kraats, las paradas de Aarts, crecidísima. Ni el fallo de un penalti quitó la iniciativa a las campeonas mundiales en 2023, que devolvieron el 6-1 para dejar el choque igualado (11-11) con el último cuarto por disputar.

Las sensaciones de repente eran terribles para España. Aunque los primeros minutos fueron de tanteo, rápidamente llegó la primera ventaja de todo el partido para Países Bajos con un gol, tras una excelente combinación, culminada por Rogge. Llegó la respuesta de Forca, su quinto tanto ya, inspiradísima, en una superioridad. Pero era sólo el segundo de toda la segunda mitad.

Los últimos minutos fueron de taquicardia. Nervios templados, balones a los palos para ambos equipos. A falta de 30 segundos, Maica García, su primer gol de toda la tarde, llevó la esperanza, que se diluyó en la última posesión: a falta de siete segundos, Sleeking llevó el intensísimo duelo a la tanda de penaltis.

Allí no fallaba nadie, ni con los cambios de portero. Pero el destino tenía un guiño para España, con esa estirada a la derecha de Terré y su grito en una Defense abarrotada, para esta escuadra que desde 2010 ha ganado ya tres metales olímpicos (quintas en Rio 2016), un Mundial (y tres finales), tres Europeos, la plata de enero en Eindhoven... Leyendas que quieren el primero oro olímpico por equipos para España desde Atlanta 96, entonces la selección masculina precisamente de Miki Oca.

La estrategia del oro deja a Xammar y Brugman fuera del podio en 470

La estrategia del oro deja a Xammar y Brugman fuera del podio en 470

El viento, el poco viento, es el mismo para todos en el campo de regatas de Marsella, hecho que penaliza a los buenos navegantes, como Jordi Xammar y Nora Brugman, los mejores del año en 470, pero fuera del podio, cuartos, cuando partían en busca del oro. La estrategia más ambiciosa, al salir a plantear casi un 'match race' frente a la embarcación austriaca, que salía primera, les acabó por costar la medalla, de cualquier metal. Acabaron la Medal novenos, penúltimos. La vela, que aportó el primer oro a la delegación olímpica española, no puede sumar otra más en una clase histórica, con campeones olímpicos como los de Theresa Zabell o Jordi Calafat. La Medal Race de las ilusiones fue, finalmente, la de la frustración.

Para saber más

A Xammar le comparan algunos en la vela con Marc Márquez por su ambición y su carácter, extrovertido. Había sido bronce en Tokio, pero esta vez quería más. Como patrón, toma las decisiones principales, y la decisión era el oro, para lo que partieron pendientes del barco austriaco, al que había que desbancar de la primera posición en la Medal Race. Japón, que había salido tercero, se benefició y tomó la delantera en el primer tramo, en ceñida, para llegar primero a la boya de barlovento, de la que España salió octava. Las cuentas del oro no salían. Las del podio todavía no peligraban.

Había que remontar con viento a favor, de empopada, pero lo cierto es que Xammar y Brugman tampoco lo consiguieron y empeoraron el puesto en la boya de sotavento, perjudicados, además, por el gran tráfico en el giro. Lo mejor es llegar limpio, que es lo que hicieron los japoneses, adelantados en la Medal por Francia. Para los locales es siempre una ventaja el conocimiento del campo de regatas, como le pasó a los españoles en los Juegos de Barcelona'92. El podio podía todavía salvarse, pero la pareja sueca, que había partido cuarta, mejoró para acabar cuartos la Medal (47 puntos), con dos puntos menos de penalización que los españoles (49), y hacerse con el bronce, tras Austria (38) y Japón (41).

Segundos antes de la Medal

La pareja española había llegado en segunda posición a la Medal Race, después de que la última jornada de regatas, el martes, hubiera de suspenderse una de las tres previstas, una vez más, por la falta de viento. Lo mismo sucedió el miércoles, en la primera tentativa de la Medal Un suplicio. Antes de los Juegos, buena parte de los regatistas temían a la potencia del Mistral. Una vez en la cita, deseaban que apareciera debido a las incesantes interrupciones. De las 10 previstas, en 470 únicamente realizaron ocho antes de la regata por las medallas. Lo mismo ha ocurrido en todas las clases.

Esa jornada estaba marcada con una cruz por Xammar y Brugman. Querían la remontada. Fueron terceros en la primera regata, en una gran actuación, mejor que la de sus rivales por el podio, Austria, Japón y Suecia. En la segunda, en cambio, concluyeron sextos, con un barco austriaco que dominaba y se despegaba en la general. El oro, pues, dependía de que España sacara cuatro barcos a la pareja centroeuropea, formada por Lara Vadlau y Lukas Maehr. Complicado. Intentarlo les dejó, posiblemente, fuera del podio.

El barco de la paridad

Después de su bronce en Tokio junto a Nico Rodríguez, el cambio en el 470 tras buscar la Federación Internacional embarcaciones en las que pudiera darse la paridad sin que las mujeres se vean perjudicadas, Xammar decidió llamar a Nora. La razón es que, al tratarse de una clase donde prima la técnica y la estrategia, una mujer puede realizar las labores de tripulante, en este caso Nora, sin verse en desventaja frente a un hombre. En el 49er, muy físico, no sería posible. La elección entre patrón y tripulante depende de cada equipo. Si en el 470 español es Jordi, en el austriaco y vencedor la patrona es Lara.

Nora era una amiga de la infancia con la que Xammar ya había regateado cuando eran niños. Hija de padre norteamericano y madre española, había regateado en la élite integrada en el equipo de Estados Unidos. Ahora tenía la oportunidad de competir por España, algo permitido por la Federación Internacional de Vela y, consecuentemente, por el Comité Olímpico Internacional. La potestad normativa, del mismo modo que los jueces, dependen en los Juegos de las federaciones internacionales.

La compenetración fue prácticamente inmediata. Carismático y extrovertido Jordi, especialmente cuando sale del barco, a Nora no se le escapa detalle alguno de la organización o la logística. Los resultados no se hicieron esperar. En 2022, un año después de Tokio, fueron subcampeones del mundo y de Europa, y en 2023 repitieron la plata mundial. En el año olímpico llegó el salto definitivo, al dominar tanto el Europeo como el Mundial. Los Juegos eran su siguiente objetivo, pero ni el viento ni la estrategia adecuada les permitieron replicarlo bajo los aros, ni siquiera subir al podio.

El descubrimiento que dio el bronce a España, la celebración con Carbonell y la calçotada china de Tarrés: "Es la mejor entrenadora del mundo"

El descubrimiento que dio el bronce a España, la celebración con Carbonell y la calçotada china de Tarrés: “Es la mejor entrenadora del mundo”

"¡Vengaaaa!", llegaba Anna Tarrés a la zona mixta del Centro Acuático de París y montaba la fiesta. De repente no habían pasado 12 años ni por supuesto un escándalo que acabó en los tribunales. En los pasillos, Tarrés, ahora seleccionadora de la China campeona, celebraba junto a Andrea Fuentes y Alba Cabello, entrenadoras de la Estados Unidos subcampeona, e incluso con Paula Klamburg, encargada de la Australia novena. El equipo español de natación sincronizada que asombró en los Juegos de Londres 2012 volvía a estar reunido en la victoria, aunque esta vez no era española. La selección volvía a celebrar una medalla, un bronce por equipos, el primero desde entonces, pero la alegría, el ruido, el jolgorio lo ponía la generación anterior, ahora dispersa por los banquillos de todo el mundo.

"Es la mejor entrenadora del mundo", aseguraba Fuentes sobre Tarrés y ésta hablaba y hablaba sobre su adaptación a la cultura china de la mano del cámara de televisión español Roger Vicente, de sus paseos en bici por Pekín y de cómo incluso organizó una calçotada con salsa de romesco para el equipo asiático. "Su punto diferencial es la capacidad de trabajo, la disciplina y el físico. Trabajan a unos niveles muy científicos, tienen un control total de la preparación de las nadadoras", comentaba Tarrés sobre su selección, China, que ofreció una exhibición. Muy superior al resto, tuvo siempre el oro al cuello, mientras Estados Unidos brilló con las acrobacias para llevarse la plata y España aseguró un bronce para recuperar su lugar en la historia.

La celebración de España

Cuando acabó su actuación, España se reunió ante los televisores para ver qué hacía su principal rival, Japón, que terminó cuarta y después estalló la celebración. En las entrañas del Centro Acuático hubo carreras, lágrimas, abrazos, hasta que todas se reunieron alrededor de Ona Carbonell, que las esperaba en la puerta del vestuario. La que fuera líder de esta generación había sido invitada por el Comité Olímpico Internacional (COI) para dar los tres golpes de bastón que dan inicio a todas las sesiones en estos Juegos y pudo festejar con el grupo.

Lavandeira JrEFE

"¡Por fin!¡Por fin!", celebraba Carbonell mientras felicitaba de una en una a todas las nadadoras españolas, Iris Tió, Alisa Ozhogina, Marina García, Lilou Lluís, Meritxell Mas, Paula Ramírez, Blanca Toledo y Meritxell Ferré. "La peque, ¿Dónde está la peque?", preguntaba la ya ex nadadora sobre la última incorporación de la selección, la que hizo cambiar los programas.

Hace tres meses, sólo tres meses, la seleccionadora española, Mayuko Fujiki, consideró que para dominar las acrobacias, el nuevo mantra de la natación artística, necesitaba alguien que rotara con su saltadora, Meritxell Mas, y en el Terrassa encontró a una chica pequeña y ligera que a sus 17 años era capaz de volar: Ferré. "Después del Mundial de Doha [de este año] vimos que teníamos que aumentar la dificultad, que arriesgar más para aumentar nuestro margen si había una base mark [una penalización]. Ella nos ha ayudado mucho en eso", analizaba Fujiki que anunciaba a la propia Ferré como "líder del equipo en el futuro".

MANAN VATSYAYANAAFP

La propia Fujiki, que también fue seleccionadora de China y Estados Unidos, felicitó a Anna Tarrés, que fue su mentora en los banquillos, y ambas tuvieron una bonita conversación: "Anna me ha dado las gracias porque este bronce es muy importante para España, para que las niñas se apunten a los clubes".

Ahora, el equipo se irá a celebrar y Tió y Ozhogina se centrarán en el dúo, donde tendrán más competencia, pero también podrían colgarse una medalla el sábado. La propia Tió era la primera en salir a zona mixta y lamentaba que, mientras sus compañeras se irán por la noche a "quemar París", ella y Ozhogina tenían que volver de inmediato a la Villa a descansar. "Ha sido un camino muy largo, llevamos muchos años detrás de esto, ahora hay que ir a por más", anunciaba Fujiki que se imaginaba en un futuro, en los Juegos de Los Ángeles 2028 siendo el centro de la fiesta, por encima de la generación anterior, Tarrés, Fuentes y compañía, y sus equipos repartidos por todo el mundo.

El debate sobre la comida en la Villa Olímpica: “Se han reforzado la carne y los huevos”

Actualizado Jueves, 8 agosto 2024 - 01:33

Una de las atracciones de estos Juegos de París es el pebetero con la llama olímpica, situado en el jardín de las Tullerías. Cada día se forman largas colas de turistas para verlo. El otro reclamo, al que sólo los atletas tienen acceso pero que por lo visto también genera esperas, es la cantina de la Villa, que se ha convertido estos días en uno de los asuntos extradeportivos más comentados. El debate se originó hace unos días, cuando preguntaron

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La universalidad del atletismo

La universalidad del atletismo

Cuando Mykolas Alekna, el plusmarquista mundial (74,35 desde el pasado mes de abril), entró en el círculo de fuego para disputar la final de lanzamiento de disco, estaba intentando ganar el oro y, de paso, si cuadraba, batir el récord olímpico (69,89) en poder, desde los Juegos de Atenas 2004, de otro Alekna. Su padre, Virgilijus.

En el segundo tiro se produjo el parricidio, uno de los pocos que pueden encantar a la víctima y no producir sentimien

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Ayoub Ghadfa silencia Roland Garros, acaba con el francés Aboudou y luchará por el oro olímpico de los pesos superpesados

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 22:49

"No tengo miedo a nada ni a nadie. Sólo a Dios". No olvidará Ayoub Ghadfa esta noche de agosto en París, 10.000 gargantas rugiéndole en contra en la Philippe Chatrier y un bravo francés intentando hacerle añicos. Un chico, Ayoub, que hace no tanto jamás había boxeado. Y ya tiene una medalla olímpica de los pesos superpesados (+92 kilos) colgada al cuello. Será plata u oro tras un fantástico combate de semifinales en el que se impuso de principio a fin.

Djamili-Dini Aboudou era un rival incómodo y no sólo porque le impulsara el aliento de las tribunas, el "Djamili, Djamili" de enfervorecido público de Roland Garros (tan extremadamente lejos de las tradiciones tenísticas, claro), el "Allez les Bleus", la Marsellesa a capela o los abucheos continuos. Ayoub ya le había derrotado en mayo de 2022, en Yerevan, pero el francés de Dunkerque es fornido y veloz, con 10 centímetros menos, y cazarle no le resultaba sencillo.

Aun así, manteniendo las distancias y no entrando al trapo del rival, Ayoub se llevó los dos primeros rounds por unanimidad. No había juez capaz de negar la evidencia. Y ni en el tercero, en el que Aboudou se fue con todo y logró derribar por un momento al gigante español (que se levantó de un acrobático salto), hubo dudas del ganador.

Agilidad para esquivar

Porque el marbellí luce un físico imponente. Antes de cada combate extiende sus piernas en el aire en dos saltos poderosos. Antes de empezar con el boxeo en el gimnasio Argüelles de José Valenciano, hacía calistenia y kickboxing. De ahí esa agilidad que ahora es una virtud preciosa cuando se trata de esquivar cañonazos que van directos a su rostro.

A principios de abril, cuando contaba a este periódico su historia de abusos en la infancia, de racismo e insultos por su físico, ni siquiera tenía aún billete para París. Venía de perder en un Preolímpico con el italiano Diego Lenzi y se le agotaban las oportunidades. Unas semanas después, en Belgrado, noqueó con un directo de derechas brutal al serbio Dusan Veletic y se proclamó campeón de Europa.

Ayoub Ghadfa festeja su pase a la final.

Ayoub Ghadfa festeja su pase a la final.AP

La progresión de Ayuob asusta y en París avanzó con solvencia de veterano. Sorprendió en octavos al kazajo Kamshybek Kunkabaev (bronce en Tokio) y arrasó en cuartos al gigante armenio Davit Chaloyan. Para asegurar la segunda medalla del boxeo español en estos Juegos de la resurrección, para unirla al bronce de su compinche Reyes Pla, con el que intercambia entrenamientos, fe y peripecias.

En la final, el próximo sábado (22:51 h.), en busca del primer oro del boxeo olímpico español, en el mismo escenario, se enfrentará al temible Bakhodir Jalolov, campeón olímpico en Tokio, un púgil, el uzbeco, que ha ganado sus 14 combates profesionales, la mayoría por KO. Y que al alemán Nelvie Tiafack le recetó lo mismo que a sus dos anteriores rivales en París: lo pasó por encima.

María Pérez y Álvaro Martín, la intrahistoria de un “matrimonio” de oro: una vomitona, un cambio de zapatillas y el “respeto” para la marcha española

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 22:49

El Puente de Jena era una marea de banderas rojigualdas. María intentó agarrar alguna de ellas cuando ya afrontaba los últimos pasos hacia la meta, pero no lo logró. Un caminar rítmico y grácil, inolvidable. Técnicamente perfectos, sin una sola sanción. Él y ella durante los 42,195 kilómetros, un pacense y una granadina que son "matrimonio ya", bromean, o por lo menos familia, los lazos de un oro olímpico sobre el Sena. En mitad de las explicacio

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La España siempre joven del waterpolo femenino: “Es genial ver su ilusión”

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 21:53

¿Saben cuando uno habla con un hijo, con un sobrino o incluso con un nieto y se da cuenta que ya, ahora sí, se ha quedado fuera de juego? Los jóvenes son otros, hay cosas que ya no se entienden. Pues admite Laura Ester, a sus 34 años, que mira a su alrededor y le pasa un poco eso. «Es genial ver la ilusión y la inocencia de las que disputan sus primeros Juegos», comenta, veterana, pero también reconoce que en otras materias, como en las redes sociales, le superan de largo. En la España de waterpolo femenino que hoy disputa las semifinales de los Juegos Olímpicos de París contra Países Bajos (14.35 horas) sigue la renovación, pese a los éxitos, pese al palmarés.

Ahí están la capitana Pili Peña (37), la propia Ester, Maica García (34) o Anni Espar (31) que ya han vivido de todo, como las platas de los Juegos de Londres 2012 y Tokio 2020, pero igualmente van entrando jóvenes que prometen el relevo. En lugar de mantener el bloque hasta que se agote, el seleccionador, Miki Oca, quiere que la rueda siga girando y girando y girando.

«España debe seguir teniendo un equipo competitivo en el futuro. Con las que ya están con nosotros y con las que vienen detrás se puede hacer, aunque veremos si somos capaces de seguir arriba del todo. En las selecciones juvenil y júnior hemos ganado campeonatos del mundo y de Europa y las jugadoras de esos equipos se tienen que ir adaptando a la élite», analiza el técnico, al que no le tiembla el pulso a la hora de dar paso a las menos expertas.

La hija de su ayudante

Ya lo hizo hace mucho, en los Juegos de Río 2016, cuando decidió no convocar a una referente como Jennifer Pareja para dar más balones a otras. O en los Juegos de Tokio 2020 cuando convocó a Elena Ruiz, que sólo tenía 16 años, y le entregó responsabilidades. En el presente ciclo olímpico, por ejemplo, ha hecho titular en la portería a Martina Terré, de 21 años, pese al ascendente de la propia Ester y ha convocado a los presentes Juegos a Paula Camus, de 22 años, Nona Pérez, de 21, y a Isabel Piralkova, de 19.

No era lo más fácil. Entre otras cosas porque Piralkova, de hecho, es la hija de su ayudante, Svilen Piralkov, ex internacional por Bulgaria que jugó en el Terrassa, el Sabadell y el Mataró. Oca sabía que la decisión podía ser polémica, pero cómo no darle la oportunidad a una joven que llegó a ser la máxima goleadora de la División. De hecho, ya se la llevó al Europeo y al Mundial que hoy será recuerdo.

En la final mundial de 2023 y la continental de 2024 España perdió contra Países Bajos, su rival ahora en las semifinales de los Juegos y ahora la revancha es otro acicate. Después de ganar en la fase previa a Estados Unidos, su clásica bestia negra, ahora quiere derrotar al conjunto que le ha dado más problemas en los últimos torneos. «Tenemos que ofrecer nuestra mejor versión», desvelaba Ester, que como el resto de veteranas ha sabido dar paso a las más jóvenes. Al fin y al cabo las supervivientes de aquella primera selección en Londres 2012 saben que la rueda debe seguir girando y girando y girando.

España entiende la nueva natación artística con un bronce en los Juegos Olímpicos

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 20:53

Fuera de la piscina, en una esquina, la seleccionadora española, MayukoFujiki, y su ayudante, Cecilia Jiménez, animaban constantemente. "¡Bieeen! ¡Bieeeen, chicas!", se escuchaba desde las gradas. Muchos aplausos, muchos pulgares en alto, mucha energía para que las nadadoras se vinieran arriba en los pocos segundos que pasaban fuera del agua. Pero, de repente, en un instante, en la quinta de las siete acrobacias obligatorias, las entrenadoras pararon. Ya no había fuerza, sólo tensión: se cogieron la mano y esperaron. Uno, dos segundos y ¡zas! Txell Ferré, la benjamina del grupo, de sólo 17 años, salió volando, hizo una pirueta, se zambulló de nuevo y Fujiki y Jiménez se volvieron locas. El movimiento más arriesgado había salido bien. Ya estaba.

España ganaba una medalla en natación sincronizada por primera vez desde los Juegos de Londres 2012. Después de brillar en la rutina técnica del lunes y sufrir un traspiés en la rutina libre del martes, este miércoles en la rutina acrobática se rehicieron para colgarse el bronce. Sólo la China de Anna Tarrés y la Estados Unidos que entrena Andrea Fuentes estuvieron por delante.

España, ya en el podio, completó su reto más difícil: dominar la nueva natación artística. Después de la crisis que se produjo alrededor de la figura de la propia Tarrés, la selección empezó un proceso de reconstrucción a las órdenes de Fujiki, pero en 2022 cambió todo. La natación artística, que hasta 2017 se llamaba natación sincronizada, creó un nuevo reglamento para ser más espectacular y, sobre todo, menos previsible. Hasta entonces, antes de los Juegos Olímpicos ya se podía saber qué países se llevarían las medallas: sólo un error garrafal podía provocar una variación. Ahora eso ya no ocurre.

Sin una saltadora hasta Ferré

Con los base marks todo -o casi todo- puede pasar. Los base marks son unas penalizaciones que pueden imponer los jueces si consideran no se ha alcanzado el grado de dificultad prometido en alguno de los ejercicios. Si eso ocurre, la puntuación baja y la posición, también. A España le ocurrió en la rutina libre, aunque se benefició de que Japón, la cuarta, también fue penalizada.

En la rutina acrobática, la selección no tenía margen de error y no erró. Y eso que antes hubo nervios. La nueva normativa otorga mucha importancia a los saltos, a las piruetas, a esas cabriolas fuera del agua -tanto que ha creado una rutina exclusiva para ello- y España no tenía una especialista.

Mientras las otras selecciones, como Estados Unidos, contaban con nadadoras procedentes del Circo del Sol o de espectáculos similares, las nadadoras españolas partían de la sincronizada clásica, de trabajar desde niñas en sus clubes, y les faltaba dominar esas artes. Con el equipo que nadó con Ona Carbonell en los Juegos de Tokio 2020 hubo que buscar alguna saltadora y ahí apareció Ferré. De Manresa, nadadora del Sabadell y no del omnipresente Kallipolis, siendo aún junior le descubrieron habilidad para volar y saltó a la selección absoluta para acabar con su maldición. Después de dos Juegos Olímpicos de desastre, Río 2016 y Tokio 2020, España entendió de qué iba la nueva natación artística y regresó al podio.