El frustrante viento de Marsella (que retrasa otra posible medalla para España): “Lo peor es la espera, mantener la concentración”

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 18:31

La segunda medalla de la vela se hace esperar, como sucedió con la primera, el oro de Diego Botín y Florian Trittel en 49er. La razón es el viento. El Mistral no aparece como era de desear y convierte las regatas olímpicas, en Marsella, en un calvario para organizadores y regatistas. "Lo peor fue la espera, intentar que no nos afectara y mantener la concentración", explicó Trittel, después de ver cómo se suspendían dos de sus últimas regatas, una cuando eran primeros, y se aplazaba un día la Medal Race. Lo mismo les sucedió a Jordi Xammar y Nora Brugman, cuando debían afrontar como segundos la Medal Race de 470 mixtos. La prueba final se aplazó un día, si el Mistral lo dispone.

Las pruebas de los regatistas españoles no han sido las únicas afectadas, ya que las suspensiones son recurrentes en todas las clases desde el inicio de las competiciones. En la mayoría se llega a la Medal Race sin que se hayan podido completar todas las regatas previas, aunque el reglamento permite la disputa de la regata final con un mínimo realizado. Es lo que sucederá, hoy, con el 470 mixto. El martes hubo de ser cancelada la tercera manga.

Clases afectadas

Entre el lunes y el martes, los kite-foils solo pudieron completar cinco de las 16 regatas programadas. En Ilca 7 y 470, solo ocho de las 10 mangas preliminares pudieron celebrarse. El lunes, la organización devolvió el dinero de las entradas a quienes las habían adquirido, mientras las protestas crecen entre los participantes. No ha sucedido únicamente esta semana. En IQFoil, la regata maratón disputada alrededor del puerto se detuvo el miércoles pasado, con los competidores, sin viento, parados entre el castillo de If y el Frioul. En los Ilca 6, la Medal Race se aplazó un día y, cuando se reanudó, las últimas regatas se hicieron con tan poco viento que algunas regatistas tuvieron problemas para llegar a la meta.

"Es un poco frustrante. Con un poco más de viento, podríamos ir rápido y fuerte. Pero bueno, son los Juegos Olímpicos de la calma y hacemos lo que podemos", dijo la kitesurfista francesa Lauriane Nolot, condescendiente con la organización. Entre los regatistas internacionales, la crítica es mayor.

El calor genera una barrera

El presidente del Comité Organizador, Tony Estanguet, visitó el martes la marina de Marsella ante los problemas surgidos. "Evidentemente no hay ningún arrepentimiento de haber elegido Marsella, al contrario, cuando vemos las imágenes y la calidad de la organización", afirmó. En opinión de David Lanier, especialista meteorológico del equipo francés, "la gran dificultad es el calor generado por la aglomeración de Marsella. Llega hasta 40 grados en tierra y eso al viento no le gusta. El calor progresa hacia el mar y bloquea el viento. Eso crea una capa, como un obstáculo para el viento", explicó.

La escasez del viento en Marsella y las contaminadas aguas del Sena, que ya han obligado a suspender varios entrenamientos en aguas abiertas, como ocurrió con el triatlón femenino, son, por ahora, los puntos negros de la organización. La triatleta belga Claire Michel, que tomó parte en la prueba, se infectó con la bacteria E. Coli después de nadar en el río que atraviesa París.

Baloncesto femenino: España se deshace ante Bélgica y dice adiós a los Juegos

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 16:18

No fue España, no hubo rastro en Bercy del coraje ni del baloncesto de la selección, no se pareció en nada a lo cosechado en la primera fase de Lille. Allí soñaron las de Miguel Méndez, cada batalla una victoria para acabar muriendo en un cruce trampa. Bélgica, de principio a fin con su juego alegre, con su poderío, acabó con el sueño en cuartos de final (66-79).

Tantas veces los precedentes son un engaño. La campeona de Europa había escapado de un infierno en el Pierre Mauroy. Perdió con Alemania y con EEUU y fue rescatada por el basket average, por una canasta final para ganar por 27, lo que necesitaba, a Japón. Esos sufrimientos fueron su acicate. Porque enfrente venía un rival conocido, la España que había sido capaz de sufrir y tumbar a China, a Puerto Rico, a Serbia. La misma de la final continental de hace un año. Que se sentía segura de sí misma pero que no se encontró en París, desenfocada y pronto desquiciada. Ni la garra le valió esta vez.

No se puede exigir a este equipo que fue capaz en Río de ganar una plata olímpica hace ocho años. De aquellos cielos no queda tanto, aunque nadie pueda discutir su empeño, su competitividad. Golpeada por el camino la selección, con bajas insustituibles como la de Raquel Carrera o Silvia Domínguez, dice adiós en el mismo peldaño que en Tokio, entre las ocho mejores del mundo. En la hora de la verdad, le faltó el día bueno, la puntería (desesperantes los porcentajes), el rebote y la fogosidad que es su seña de identidad.

Leo Rodríguez, ante Antonia Delaere, en el Bercy Arena de París.

Leo Rodríguez, ante Antonia Delaere, en el Bercy Arena de París.ARIS MESSINISAFP

La primera parte devino en tiroteo y eso ya no fue buena señal. España estaba avisada, pero en 45 segundos, Emma Meesseman ya había clavado dos triples como espinas en la piel del rival. Al acierto belga se unía la falta de dureza de las de Miguel Méndez, algo realmente extraño en un colectivo que brega con cualquiera. La primera falta de la selección (y fue en ataque de Queralt Casas) no llegó hasta el minuto 13.

Y aún así, refugiada en el talento de Megan Gustafson, España, también suelta desde el perímetro con Maite Cazorla aún en esos amaneceres, seguía en la batalla y hasta se iba a poner por delante con un triple de la pívot de Wisconsin (29-26). Pero fue justo ahí donde iba a llegar un colapso definitivo. Descansó Megan y todo se quebró repentinamente.

Con un baloncesto veloz y frenético, las de Rachid Meziane aceleraron sin mirar atrás. A Messeman se unió Kyara Linskens, dominando la pintura con su corpachón, subiendo en volandas a las campeonas de Europa, que asestaron un parcial de 3-18 que dejó tiritando a la selección. Volvió Megan y se intentó recomponer un equipo de repente petrificado, pero al descanso la desventaja era preocupante (37-48).

Porque las cosas no mejoraron a la vuelta, España sin encontrarse a sí misma, cada vez más desesperada, enredada en la tela de araña belga, en las travesuras de Vanloo. Regresó del descanso con otro parcial durísimo (2-11), para una desventaja que se disparó hasta los 22 (41-63). No había fórmula para anotar con soltura y Bélgica era un rival completamente crecido.

Las canastas no quisieron a España en Bercy. Ni aún derrotada era capaz de acertar, con balones que hacían todo tipo de arabescos hasta acabar siendo escupidos por el aro. Faltó temple y confianza. El intento de arreón final apenas inquietó a las belgas, que se las verán en semifinales con el ganador del Alemania-Francia.

Waterpolo: Croacia rompe el sueño de oro de España, que no podrá ni luchar por las medallas

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 15:16

De los tiempos gloriosos, Barcelona 1992 y Atlanta 1996, hace ya mucho, pero esta vez parecía que sí, que sí que sí, que España volvería al podio en unos Juegos Olímpicos. En los años anteriores fueron campeones del mundo y de Europa y en la fase de grupos arrasaron: cinco victorias en cinco partidos. ¿Qué pasó este miércoles? Habrá días y días de volver a ver el partido, horas y horas de análisis, de estudio, de interpretación, y seguramente la conclusión será la más fácil posible: los nervios. Una España rarísima, temblorosa, desacertada cayó ante Croacia (10-8) en los cuartos de final de los Juegos de París, su torneo, para lo que tanto había trabajado. Fue una decepción tan grande que, al acabar, los jugadores se quedaron ahí, en la piscina, reunidos, callados, sin querer salir. En shock.

Desde que David Martín empezó como seleccionador en 2017, España tenía estos Juegos como objetivo. En Tokio 2020 llegaron a semifinales y fueron cuartos, pero quedó el consuelo: la próxima es la nuestra. Más allá de Felipe Perrone y sus 38 años, líderes como Alberto Munarriz o Marc Larumbe todavía tienen margen, rondan los 30, y además hay jóvenes como el portero Unai Aguirre o Bernat Sanahuja, pero este miércoles tembló todo lo construido.

Al fin y al cabo, Martín basó su equipo en evitar precisamente lo que ocurrió contra Croacia: chocarse continuamente contra un muro. Al llegar montó una selección con los mejores jugadores de cada equipo, fracasó y se dio cuenta de que necesitaba otra cosa: inventarse un estilo. Ni con los métodos de aquel mítico Dragan Matutinovic, podía competir en físico con los balcánicos, incluso con italianos o griegos. Como en el fútbol, el baloncesto o el balonmano había que potenciar la creatividad española para encontrar el gol a base de pases. Cuenta Martín que se inspiró en la selección de Japón, un equipo modestísimo, pero que jugaba "diferente". También estudió al Barcelona de PepGuardiola o los libros tácticos de equipos de la NBA.

Por eso lo ocurrido este miércoles fue más doloroso: todo el proyecto quedó en duda. Ante Croacia, España se atascó como antaño, incapaz de superar su físico. La tensión de jugar los cuartos de unos Juegos Olímpicos llevó a la selección a la parálisis y, a partir de ahí, todo fue mal. En los primeros 12 minutos no marcó ni un solo gol mientras Croacia, con un inspirado Maro Jokovic, anotaba dos. Esa desventaja, tan temprana, fue definitiva. En algunos instantes España lograba combinar, hacer su juego, pero en otros volvía al problema. Por puro corazón, un gol de De Toro en la boya creó una oportunidad de remontada (9-8, a falta de cuatro minutos), pero un zambombazo de Konstantin Kharkov decidió la victoria. El horizonte de la España de DavidMartín ahora es gris.

Detenido un jugador del equipo de hockey de Australia por comprar cocaína en París

Detenido un jugador del equipo de hockey de Australia por comprar cocaína en París

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 13:03

Thomas Craig, jugador de la selección australiana de hockey, ha sido arrestado en París mientras intentaba comprar cocaína, según informan fuentes policiales y de la fiscalía.

El detenido, quien, a sus 28 años, participó en la derrota de su país ante Países Bajos en cuartos de final del torneo masculino de hockey, fue sorprendido por los agentes cuando intentaba realizar "una transacción de cocaína" a la entrada de un edificio de la capital francesa. Así, Craig estaba en posesión de "aproximadamente un gramo de cocaína" que acababa de comprar.

El vendedor, de 17 años que también fue detenido, llevaba en su poder varios estupefacientes, entre ellos "75 pastillas de éxtasis", cocaína y drogas sintéticas, según las fuentes policiales. Ambos permanecen bajo custodia policial.

La estrella de los 'Kookaburas', nombre con el que se identifica al equipo australiano, estaba en la segunda participación en unos Juegos Olímpicos, después de que en 2021, en Tokyo, consiguiese alzarse con la medalla de plata.

María Pérez y Álvaro Martín son oro puro: los reyes españoles de la marcha arrasan en el relevo mixto

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 11:19

El oro lo albergaban los pies y el amor propio de dos atletas de época. María Pérez y Álvaro Martín, los dioses de la marcha, una pareja que recordará la historia, campeones olímpicos en París en la novedosa prueba del relevo mixto. Completaron una mañana impecable a los pies de la torre Eiffel, un maratón de éxtasis dividido en cuatro en 2:50:31, para la octava medalla de la marcha atlética nacional, el semillero de leyendas.

Fueron un martillo, la perfección. El temple y la calma cuando tocó, el sufrimiento en el momento oportuno. Mientras el resto padecía con la parte técnica, a ellos ninguna sanción en las casi tres horas de prueba. Cuando María cruzó la meta llegó el abrazo emocionante, las lágrimas. Justo asomaba el sol en el Trocadero. Son bicampeones mundiales, plata y bronce olímpicos individualmente y ahora también oro. Oro puro.

Para saber más

Había amanecido París con grisura, algo más fresco y lluvioso, con esta humedad que se va tornando en insoportable. El asfalto mojado, la brisa en un escenario idílico en el que marchar, en el estupendo circuito diseñado en los alrededores de la Torre Eiffel. Álvaro Martín, con su competir matemático y pulcro, cumplió en la primera posta (la más larga de todas, 11,45 kilómetros), sin abandonar la cabeza, sin entrar en pánico con los tempraneros intentos de fuga del japonés Kawano y del canadiense Dunfee.

María Pérez cruza la meta primera en la marcha mixta.

María Pérez cruza la meta primera en la marcha mixta.Vadim GhirdaAP

El extremeño iba a llegar, limpio de amonestaciones técnicas, en el quinteto de cabeza que dio el relevo tras 43 minutos y 32 segundos, con una pequeña ventaja sobre los chinos que pronto remontó la campeona olímpica Jiayu Yang y su llamativo ombligo tapado, esta vez con el rojo de su bandera. No fue frenético el ritmo femenino, cómoda María Pérez, y el grupo se amplió a ocho con la llegada de la australiana, la mexicana (que, con problemas, hacía la goma una y otra vez) y la peruana.

La alarma saltó en esos últimos metros finales, cuando la granadina cedió con el pelotón de cabeza, menos grave los segundos, siete, que las sensaciones. Quizá sólo era un respiro. Porque Álvaro iba a recuperar enseguida. Y en ese comienzo de su relevo fue cuando todo se empezó a resolver.

Primero, por el tirón del ecuatoriano Daniel Pintado que sólo el español consiguió aguantar. Por atrás, un reguero de víctimas, entre ellos el italiano Stano, pero también el chino Zhang, que, además, iba a arruinar todas sus opciones con hasta dos tarjetas rojas.

Álvaro Martín, en acción en París.

Álvaro Martín, en acción en París.MIGUEL GUTIÉRREZEFE

Pintado era cada vez más agresivo pero también navegaba en los límites. Vio la segunda roja, a una ya de la sanción de tres minutos. Sobre aviso hasta los restos. Martín, que paladeaba la gloria, sufría. Perdió unos metros, pero sin venirse abajo. Todo lo contrario, puro coraje, remontó, adelantó al campeón olímpico, se dejó la vida y le dio tres segundos que eran un diamante para María, con 10800 metros hasta la meta.

Los dos estaban asegurando la medalla, casi 40 segundos con el italiano. Y todo iba a quedar en manos de María y Glenda Morejón. La ecuatoriana fue sexta en la plata de la española el pasado jueves. Esa era la esperanza de oro. Y pronto voló María, con su marchar rítmico, espoleada por las banderas españolas que poblaban el corazón de París. En su mente todos los peajes del éxito, la operación de este invierno, los kilómetros y kilómetros en la altitud de Sierra Nevada. Ese cuarto puesto de Tokio. Los problemas pretéritos con la técnica. Hasta el cielo se llega por caminos insospechados. Pero María tuvo tiempo para saborear todo eso, clavando parciales como un metrónomo, sonriendo ya al otear la meta, porque su ventaja con la ecuatoriana se fue ampliando sin prisa pero sin pausa.

La dupla ecuatoriana se quedó con la plata, a 51 segundos de los españoles. El bronce fue para Australia, con Jemima Montag y Rhydian Cowley. La otra pareja española - Miguel Ángel López y Cristina Montesinos- terminó en novena posición.

Es la octava medalla de la historia olímpica de la marcha española -que se había estacado desde Atenas 2004 y esa plata de Paquillo Fernández-, la punta de lanza del atletismo nacional desde el pionero Jordi Llopart. Es el segundo oro también, después del único de Daniel Plaza en los 20 kilómetros de Barcelona 92.

La mala digestión de España tras la decepción contra Brasil: "Ya sé que os gusta buscar culpables"

La mala digestión de España tras la decepción contra Brasil: “Ya sé que os gusta buscar culpables”

"Ya sé que os gusta buscar culpables. No te voy a permitir que me pongas ahí". La zona mixta fue complicada en el Stade Vélodrome de Marsella. La sorprendente y contundente derrota de la selección femenina contra Brasil en las semifinales de los Juegos Olímpicos dolió en el ambiente. La actual campeona del mundo claudicó ante un combinado aparentemente inferior, incapaces Montse Tomé y sus futbolistas de darle la vuelta a un duelo que se puso en contra demasiado pronto. "Ahora es jodido, pero en unas horas hay que darle la vuelta porque tenemos que ir a por el bronce", avisaba Irene Paredes, capitana sustituida en el minuto 51 del encuentro y autora también de la primera frase de este texto.

España es la campeona del mundo, tiene a las futbolistas que se pasan el Balón de Oro de una mano a otra durante las últimas temporadas y es ha sido un conjunto superior a cualquier otro durante toda la temporada. Y esto es, hay que decirlo, una derrota difícil de digerir y que conlleva críticas, porque ese es el precio del éxito y del talento. Brasil, que no pasó de fase de grupos en el último Mundial, arrolló a la contra a las españolas y aprovechó sus errores.

Tomé apostó por un once sin Alexia Putellas, lejos de su mejor forma física, y entregó su ataque a las jóvenes Salma y Navarro junto a Jenni Hermoso y Mariona. En el centro del campo, ni Guijarro ni Putellas. La capitana del Barça no entró al campo hasta el minuto 77, cuando España ya perdía 3-0 en una debacle inesperada.

"Estábamos bien jugando por dentro. Alexia ha aportado al equipo, otros días les ha tocado a otras jugadoras entrar desde el banquillo. Lo he dicho muchas veces, la gran suerte que tenemos es tener tanta competitividad en el equipo. Ellas se muestran competitivas siendo titulares o entrando desde el banquillo", explicó Montse Tomé.

Una de las grandes quejas del equipo español se centró en las pérdidas de tiempo del conjunto brasileño. "Es desesperante que continuamente durante el campeonato veamos que se pierde tanto tiempo. No favorece el espectáculo. A nosotras, como a los demás equipos, nos perjudica y tenemos que jugar honesto, limpio, y el fútbol es continuidad", aseguró Tomé.

"Frustra jugar contra unas reglas poco deportivas, perdieron tiempo y fingieron lesiones... Pero lo que está en nuestra mano es jugar al fútbol y hacer las cosas bien", dijo Paredes.

España no fue el equipo brillante, fluido y vertical que demostró ser en el Mundial y en los parones internacionales de la temporada. Dominó la posesión rozando el 70%, pero apenas realizó un disparo más que las brasileñas. Y falló. Y lo pagó. Las lágrimas de Cata Coll lo explicaban todo. "Primero de todo quiero pedir perdón. Creo que no he estado a la altura del equipo. A veces se está arriba y otras abajo. Tengo que pedir perdón a mis compañeras, hoy se me ha cerrado todo. No ha sido mi día, pero queda otro partido importante e intentaremos conseguir el bronce y ojalá sea así", reflexionó la portera balear.

En el minuto 5, un error de Coll en un despeje provocó el primer gol de Brasil, anotado en propia puerta, en el rechace, por Irene Paredes. España ya no se pudo levantar: "Hoy dormiremos poco. Será un día duro, pero España está aquí, España sigue e iremos a por ese bronce. Que nadie dude que lucharemos por ello", advirtió.

"Estamos jodidas. Nos vais a criticar, va a caer todo lo que queráis... pero vamos a ir a por el bronce. Este equipo se merece un respeto y un crédito", aseguró Mariona en la Cadena Cope.

El 'abuelo' Andy Macdonald, contra 'skaters' más jóvenes que sus hijos: "Seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas"

El ‘abuelo’ Andy Macdonald, contra ‘skaters’ más jóvenes que sus hijos: “Seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas”

Andy Macdonald patinó por la Casa Blanca cuando Bill Clinton era presidente, se subió al escritorio de Jay Leno cuando este era el presentador más famoso de la NBC americana y comenzó patinando con Tony Hawk como pareja de halfpipe hace ya 25 años. Hoy, los Clinton ven el culebrón demócrata desde la barrera, Leno se dedica en cuerpo y alma a su colección de más de 100 coches y motos y Hawk, bueno, ahí sigue dándole al monopatín. "Habrá un momento en que tenga que dejar la competición, pero seguiré patinando hasta que se me caigan las ruedas", expresa a EL MUNDO.

Ni se le han caído las ruedas, ni le ha llegado el momento de la retirada del profesionalismo. Andy Macdonald, a sus 50 años (51 el 31 de julio), será el debutante más veterano en los Juegos Olímpicos de París intentando alcanzar una medalla olímpica para el equipo británico en la disciplina de park de skateboard. "Ojalá que pueda seguir en Los Ángeles junto a Tony representando a la categoría de 50 o más", explica entre risas Macdonald sobre sus perspectivas futuras.

Y es que el sueño olímpico le picó como una de las tantas locuras que Andy ha vivido a lo largo de su vida. En esta ocasión fue su mujer la que le dijo que no despertase. Primero le recordó que le debía un viaje a París desde hace 15 años y después, ante su pregunta, le respondió que "estaría loco si no lo intentaba". Lo único que le pidió fue que no dilapidara sus ahorros familiares para cumplir su sueño.

"La edad no es un gran problema"

Así, gracias a que su padre nació en Luton (Reino Unido), Andy Macdonald habló con el Team Great Britain para poder participar bajo la bandera británica. Él, por cierto, es el único del equipo en categoría masculina y también el único que no ha nacido en este siglo de su disciplina. Las otras integrantes Lola Tambling y Sky Brown tienen 16 años y Bombette Martin, 18. "La edad no es un gran problema. Es un obstáculo, un bache, pero nada que no puedas superar", indica.

Macdonald celebrando la clasificación.

Macdonald celebrando la clasificación.Team GB

Pese a que era tiro de larga distancia, Macdonald se puso a ello hasta que el destino le llevó a los clasificatorios de Budapest de hace unos meses. Se cayó en sus dos primeros intentos y, en el tercero, hizo una de las mejores rondas de los preliminares y se coló entre los mejores 16 con lo que obtenía su billete para París. "Las estrellas se alinearon para conseguir esa ronda, tuve 10 puntos más que en cualquier otra de la gira", confiesa el deportista.

Así, pese a su edad, pese a tener que cambiar de especialidad (él domina el medio tubo) pudo conseguir la plaza y cumplir su promesa. "Tan pronto me lo confirmaron, lo primero que hice fue llamar a mi mujer y le dije: 'Te he comentado muchas veces lo de Paris pero, ¿qué te parece si finalmente vamos?'", explica.

Y aquí está este chico de Massachusetts que comenzó con la fiebre del monopatín a los 12 años, cuando vio a un chaval montado en uno de ellos sobre el parqué de un polideportivo en el que él practicaba baloncesto y se lo intentó cambiar por su pelota. Como no lo consiguió, tuvo que esperar a que Papá Noel le trajera su primera tabla y hasta hoy, 38 años después, donde deberá enfrentarse a un tipo de skate muy diferente al que él comenzó junto a Tony Hawk. Más agresivo... más doloroso. "Las caídas son caídas, pero tardas más en curarte y, quizás sí, duelan un poco más", revela.

Compromiso

La diferencia para Andy en su periplo como profesional es el compromiso. No respecto a la carrera profesional sino en lo concerniente a la realización de grandes trucos. "Para caer un gran salto tienes que creer al 100% porque las consecuencias de no conseguirlo suelen ser una dura caída", explica. De hecho, el propio Macdonald comenta entre risas, por ejemplo, que hasta hace poco su último 720 (dos giros completos) lo había hecho "en sus 40".

Pese a las caídas, que han sido muchas, Andy Macdonald nunca se ha arrepentido de elegir el skateboard pese a que de pequeño destacaba en otros deportes como el fútbol. "Todo lo que tengo en mi vida me lo ha dado el skate", cuenta. Y asegura que intenta devolverle todo lo que le ha dado sea con organizaciones sin ánimo de lucro, eventos benéficos o cualquier cosa que le ayude a recordar: "El skate es una parte de quien soy".

500 euros nada más salir del hotel, 10 por una copa de vino… la factura de un día en los Juegos de París

Actualizado Miércoles, 7 agosto 2024 - 00:01

Clément, Anne y su hijo vinieron hace un par de días a París desde Grenoble para poder disfrutar de unos días olímpicos. El chico juega al tenis y querían ir a ver a Rafa Nadal, pero no pudieron acudir a ninguna de las pruebas porque los billetes «estaban por las nubes». «Preferíamos ir a varias competiciones y así ver distintos espacios olímpicos en lugar de gastar todo el presupuesto en una sola cosa», dice este francés, que viene de desayunar:

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Cole Hocker aprovecha el odio en los 1.500 metros para dar una de las sorpresas de los Juegos

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 22:04

Todo es amor encima del tartán. Como icono, Mutaz Barshim y Gianmarco Tamberi repartiéndose el oro de la altura en los Juegos de Tokio o Yulimar Rojas y Ana Peleteiro animándose en el triple salto de la misma cita. Como ejemplo más reciente, este lunes, todos los rivales de Armand Duplantis jaleándole para que batiera otro vez el récord del mundo de salto con pértiga. Muchos 'bromances', mucha sororidad, los atletas abrazados como uno solo. Pero hay un rincón en el que todavía hay lugar para el rencor, el odio, el desprecio: los 1.500 metros.

En los Juegos Olímpicos de París, este martes, estaban el noruego JakobIngebrigtsen y el británico SteveKerr, dos hombres que no se aguantan, es que no se pueden ni ver. Los mejores, los más rápidos. Dos personajes que llevaban retándose desde que el año pasado Kerr venció a Ingebrigtsen en la final del Mundial de Budapest. Ingebrigtsen proclamaba: "De 100 carreras hubiera ganado 99, la próxima le gano con los ojos vendados. No hay que darle atención". Y luego en un podcast aseguraba que entre sus rivales había "idiotas e imbéciles". Kerr, por su parte, más 'polite' respondía: "A su alrededor sólo tiene gente que le dice que sí, debe analizar más sus carreras".

Y así pasaban los meses previos a su reencuentro en la cita olímpica. Rivales desde que se enfrentaron por primera vez en el Mundial sub20 de 2016, Ingebrigtsen había ganado 15 de los 17 duelos, con sólo dos triunfos de Kerr, el citado Mundial y la última Bowerman Mile de la Diamond League este mayo. Y eso el noruego lo llevaba tatuado.

El ritmo salvaje de Ingebrigtsen

Acostumbrado a correr sin competencia, vigente campeón olímpico de los 1.500 metros, la presencia de Kerr le perturbaba tanto que Ingebrigtsen planteó toda la carrera en su contra. Él tiene más aguante y Kerr, más velocidad punta, así que el noruego atacó desde la salida. Como si se tratara de unos 400 metros, enfiló el grupo, los hizo pasar a ritmo de récord olímpico y esperó a que su enemigo se quedara sin responder. Pero Kerr también quería decir lo suyo. En la contrarrecta de la última vuelta recortó la distancia con Ingebrigtsen y el mundo se paró.

Otra vez, 44 años después de Sebastian Coe y Steve Ovett, una rivalidad para la historia. Un sprint entre dos resolvería quien tiene la razón. Entre el público, la respiración quebrada, los ojos como platos, los pelos de punta. Ingebrigtsen y Kerr, Kerr e Ingebrigtsen. ¿Quién ganaría?

Ni uno ni el otro. Tan centrados en detestarse, el noruego, completamente exhausto, se ralentizó al empezar la recta y el británico tampoco pudo rematar. Por el interior un estadounidense inesperado, Cole Hocker, superó a los dos y se hizo con el oro de su vida. Kerr, como mínimo, salvó la plata, pero Ingebrigtsen ni eso: le superó el también estadounidense Yared Nuguse -compañero de entrenamientos de Mario García Romo- para dejarle incluso sin bronce.

De repente, Google se inundó de búsquedas: ¿Quién es Cole Hocker? Un joven de 23 años muy católico, muy laureado en las competiciones universitarias, que hasta este martes había presenciado la lucha entre Ingebrigtsen y Kerr desde atrás. En el famoso Mundial de Budapest, por ejemplo, fue séptimo. Nunca había conseguido bajar de los 3:30 minutos, la frontera de la élite en los 1.500 metros y este martes, agazapado hasta el final, marcó 3:27.65, la mejor marca de la historia de los Juegos Olímpicos.

Por zona mixta Ingebrigtsen pasó con un cabreo de mil demonios, silencioso, y Kerr, por su parte, aceptaba su error: "Tendré la medalla que me merezco cuando sea el momento". Antes tendrán que relajarse. El rencor, el odio, el desprecio no es bueno. Encima del tartán todo es amor.

Sandra Ygueravide: “El Rey me dijo que le había gustado cómo peleamos, lo que transmitimos”

Actualizado Martes, 6 agosto 2024 - 21:38

"En un principio, nuestra idea era dejar esto tras los Juegos, pero ahora no lo tenemos tan claro", dice Sandra Ygueravide. Y se refiere a sí misma y a Vega Gimeno, las veteranas de un cuarteto para la historia del baloncesto español. La valenciana atiende a EL MUNDO -donde fue becaria "hace un montón", pues es licenciada en Periodismo- aún desde París, donde se quedarán unos días más a disfrutar de la Villa y los Juegos.

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