Vingegaard resurge en el Macizo Central y avisa a Pogacar que el Tour es cosa de dos

Vingegaard resurge en el Macizo Central y avisa a Pogacar que el Tour es cosa de dos

Nunca se sabe, y menos con tanta carrera por delante y sujeta a tantos azares y peligros. Pero el Tour ya parece cosa de dos. Y esos dos son Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard. Y viceversa. Dos colosos en la cima conjunta e inseparable de la clase común. Dos enemigos en la fraternidad de las alturas compartidas. Dos rivales irreconciliables en la jerarquía gemela.

El Macizo Central, 211 kms. con 4.350 metros de desnivel, concentrados prácticamente en los últimos 50 kms. contempló la pugna de dos gigantes enfrentados el uno al otro y a sí mismos en la comparación propia con la ajena. Cada cual es quien es y vale lo que vale. Pero la identidad y la valía del uno no son independientes de las del otro.

La segunda etapa más larga de este Tour, una de las cuatro de más de 200 kms., y la más exigente echó a volar desde la salida bajo el impulso de un Richard Carapaz que agitó el pelotón. Que lo zarandeó, contagiándole sus nervios o siendo contagiado por él, y no paró hasta arrastrar consigo a unos cuantos elementos, entre ellos Lazkano y Healy, y formar una escapada de 10 que nunca llegó a adquirir una ventaja más allá de los dos minutos.

En su largo y aplaudible protagonismo, sus componentes no eran nada desde un principio. No significaban nada, a la espera de que los acontecimientos de verdad, los más trascendentes, estallaran con la virulencia de una batalla y la belleza de una danza. De un combate y un baile. En el pelotón se presentía, se mascaba la tensión de una espera impaciente y, al mismo tiempo, temerosa.

Col de Puy Mary Pas de Peyrol, a 36 kms. de la meta. Eminencia de 1.590 metros de altitud, de 5,4 kms. de longitud al 8,1% de media y algún tramo sostenido al 14%. Montaña verde y espesa que, al ritmo de un pelotón cada vez más enflaquecido, se fue tragando a los escapados.

... Y entonces, a 580 metros de la cima, atacó la bestia amarilla. Nadie sobre una bicicleta en este mundo puede resistir tanta potencia en un corredor que cuenta con el motor de una máquina y las alas de ángel. Nadie en ese primer momento. Roglic, desmintiendo su experiencia, lo intentó. No pudo. Vingegaard, que va testando sobre la marcha su forma real, atrapó a Primoz. Más atrás, Evenepoel, que va aprendiendo a pasos agigantados, fue más prudente y subió a su ritmo.

Coronó Pogacar. Vingegaard y Roglic, a 16". Evepeneoel, a 34". Más lejos, Carlos Rodríguez, Ciccone, Adam Yates, Almeida, Landa... Admirables secundarios en una obra y un escenario reservados, en sus primeros papeles y bajo las luces más brillantes, a otros.

Pogacar mantenía medio minuto sobre Vingegaard al acabar el descenso. Pero Vingegaard, recortando metro a metro, jadeo a jadeo, lo alcanzó en el ascenso al col de Le Pertus. Todavía el esloveno se llevó los ocho segundos de bonificación en la cima, por cinco del danés. Descendieron juntos. Y empezaron juntos la última dificultad del día, el col de la Font de Cère.

Para entonces, aunque treparan en comandita y en igualdad de resultados y posibilidades, Vingegaard se había rearmado moralmente y obtenido una ventaja psicológica sobre quien había tratado con todas sus fuerzas de reducirlo, dejando la carrera asomada a la sentencia definitiva.

Coronaron. Bajaron a toda velocidad durante kilómetro y medio. El Tour sólo eran ellos. Afrontaron un repecho final de 800 metros. Se lo disputaron con la lógica avidez de todo triunfo parcial. Pero fundamentalmente con la pretensión de obtener el uno sobre el otro una superioridad anímica.

Estaban en juego muchas más cosas que una victoria de etapa, por importante que fuera. Cualquiera pudo ganar. Lo hizo Vingegaard para rematar por centímetros una jornada en la que le ha dicho a Pogacar que ha vuelto, que está mejor cada día y que, aunque, sí, nunca se sabe, esto es una cosa de dos, no de uno. De lo dos de los últimos cuatro años.

Evenepoel llegó a menos de medio minuto. Roglic, que se cayó, a menos de uno. Están aún ahí. Pero lejos...

Jasper Philipsen supera a Girmay y termina con su maldición en el Tour

Jasper Philipsen supera a Girmay y termina con su maldición en el Tour

Final de la maldición y nuevo integrante en la fiesta de los sprinters. El belga Jasper Philipsen, por fin, pudo anotarse su primera victoria de etapa en esta ronda y terminar con su permanente frustración. El velocista del Alpecin superó al eritreo Biniam Girmay (el más eficaz en esta edición, con dos triunfos) y se olvidó de sus desagradables momentos: en la sexta etapa fue descalificado por cerrar a Van Aert y fue segundo en la quinta y octava.

El compañero de Van der Poel fue el más afortunado en un día de charleta, de intercambio de confidencias. Jornada sin apenas historia, la primera etapa plácida de este Tour.

La cita posterior a la jornada de descanso suele ser peligrosa por la dificultad de algunos para adaptarse al cambio de biorritmos. Un entrenamiento inadecuado o un exceso de inactividad han acarreado dolorosas facturas en otras ocasiones. Este martes, el pelotón alertado por esos precedentes y pensando en los próximos desafíos, con entrada en el Macizo Central y luego visita a los Pirineos, se tomó la etapa con tranquilidad hasta el tramo final.

Ayuso, Aranburu y Lazkano

Ni siquiera, los aventureros de turno se lanzaron a ganar cuota de pantalla. Un ejercicio de transición para Tadej Pogacar, que mantiene su puesto de privilegio en la clasificación general, y Jonas Vingegaard, muy satisfecho tras haber superado el primer tercio de la carrera con sólo 75 segundos de desventaja respecto al esloveno.

La llegada a la meta de St. Amand Montrond también fue la clausura de un encuentro sin sobresaltos para Juan Ayuso, Alex Aranburu y Oier Lazkano, que celebraron su elección para los Juegos de París. El compañero de Pogacar doblará, al afrontar la prueba en línea y la contrarreloj.

A por el Macizo Central

Eso sí, fue un día muy señalado por el noruego Jonas Abrahamsen (Uno-X) que igualó el récord del belga Ludo Peeters, datado de 1984, al portar el maillot de líder de la clasificación de la Montaña durante las 10 primeras etapas del Tour.

Este miércoles, una etapa complicadísima, con desgaste permanente. Única excursión en el temido Macizo Central. Serán 4.350 metros de desnivel en 187 tortuosos kilómetros. La parte más dura se concentra en los últimos 50 km, con los ascensos al Col de Néronne (3,8 kilómetros al 9,1%), el Puy Mary Pas de Peyrol (5,4 km al 8%) y el encadenado final al Col de Pertus (4,4 km. al 7,9%) y el Col de Font de Cere (3,3 al 5,8%) previos a la meta en Le Lioran. Nueva criba en el top ten de la carrera.

Pogacar, respaldado por un excelente Juan Ayuso, doblega a Vingegaard en el Galibier y retoma el liderato del Tour

Pogacar, respaldado por un excelente Juan Ayuso, doblega a Vingegaard en el Galibier y retoma el liderato del Tour

El gigante de los Alpes encumbró al favorito y puso a prueba la capacidad de resistencia y sufrimiento de un orgulloso defensor del título. Tadej Pogacar derrotó a Jonas Vingegaard en las paredes nevadas del coloso Galibier en el primer desafío de alta montaña. Liderato para el esloveno, con una renta de 45 segundos sobre Remco Evenepoel y 50 sobre el danés. Una jornada espléndida para Juan Ayuso, que tras ejercer como gregario de Pogacar, tuvo el coraje de terminar tercero. Carlos Rodríguez y Primoz Roglic también entraron en el grupo de los mejores.

En la formidable cima alpina se volvió a escribir otra página gloriosa con un ejercicio tremendo de potencia de Pogacar y un emocionante descenso hasta Valloire, en el que sacó de punto a Vingegaard. La preparación del Tour del danés, tras la caída en el País Vasco, parece que se ha quedado corta.

Y es que el Galibier nunca defrauda. Desde la prehistoria de las máquinas de hierro, aglutina los relatos más épicos del ciclismo. En 1933 acogió la primera gran hazaña de esos escaladores con cuerpo de jilguero. Vicente Trueba, que presumía de recorrer Torrelavega y Madrid del tirón, estableció el primer gran récord de subida en el Tour de Francia: dos horas y 10 minutos en coronar la terrorífica cima alpina, 23 minutos menos que el mejor registro que ostentaba el francés Eugène Christophe.

"Donde las águilas no llegan''

El cántabro (1,57 metros y poco más de 50 kilos), corría sin equipo, sin asistencia mecánica y coronaba los puertos en primer lugar y en solitario. En las fotos siempre aparecía subiendo solo, por delante del pelotón. Fue el primer ganador del Premio de la Montaña y el pionero en escalar agarrado a la parte baja del manillar. Creó estilo. Henri Desgrange, el fundador de la ronda francesa, le bautizó como La pulga de Torrelavega. Al director y al público les apasionaba la manera salvaje de escalar del español nacido en el valle de Sierrapando.

Trueba fue un precursor al que le privaron de ganar el Tour. En la 10ª etapa de la edición de 1933, entre Digne y Niza, el cántabro se metió en una fuga de seis corredores que dejó a todo el pelotón descalificado por fuera del control. Pero Desgrange ordenó a los jueces que ampliaran el margen del retraso permitido, pasando del 8% al 10%, de esa manera rescataron a todos. En la clasificación general final, Trueba quedó sexto, los cinco primeros fueron corredores repescados. Lógico y entendible que siempre reclamara ese Tour.

Trueba, un peso pluma, volaba en las subidas y se hundía en los descensos. Carecía de la habilidad de Pogacar, que este martes se lució en la emblemática ascensión que determinó la resolución de la etapa. El esloveno retó a Vingegaard en un descomunal ataque a falta de 800 metros para la cima del Galibier y coronó primero, con una renta de ocho segundos, esa cúspide donde los ''hombres supieron elevarse a una altura donde las águilas no llegan'', según proclamó Desgrange.

Ayuso, Vingegaard y Pogacar, en la subida al Galibier.

Ayuso, Vingegaard y Pogacar, en la subida al Galibier.AP

La subida al Galibier (30 kilómetros de longitud) fue un ejercicio de desgaste. Después del paso por Lautaret, se abrieron las hostilidades. Tras neutralizar una fuga en la que se metieron Oier Lazkano, Van der Poel o García Pierna, Pogacar puso a trabajar a todos sus escuderos: Politt, Wellens, Soler, Sivakov y Almeida para estirar el pelotón y descolgar al líder Carapaz y a gente relevante como Bernal, Pidcock, Thomas, Enric Mas, Bardet o Simon Yates.

Carapaz, principal damnificado

A falta dos kilómetros ordenó a Juan Ayuso que asumiera el mando. El empuje del debutante español terminó por minar las energías de los enemigos de Pogacar. Cuando parecía que había quemado al equipo sin resultado, el esloveno saltó cerca de la pancarta de la Montaña y todos, excepto Vingegaard, se apartaron. En dos acelerones se desprendió del danés. A partir de ahí comenzó un nuevo festival, negociando con maestría las curvas en un descenso vertiginoso. Los ocho segundos en la cima se convirtieron en más de medio minuto en la meta.

El Galibier, una vez más, fue cuna de gestas y brutales desfallecimientos. El damnificado de hoy fue el líder Carapaz. Cedió cerca de cinco minutos y medio. Allí Vingegaard desnudó en 2022 a Pogacar con una sucesión de ataques coordinados del Visma; Contador firmó su ataque más desesperado en 2011, Pantani humilló a Ullrich en 1998. En su cima se lucieron Bartali, Coppi, Bahamontes, Charly Gaul, Merckx, Ocaña, Zoetemelk...Una subida sólo al alcance de los mejores.

Monsieur le Galibier nunca desilusiona.

Pogacar, en su primer desafío con Vingeggard y en el homenaje a Pantani, asalta el liderato del Tour

Pogacar, en su primer desafío con Vingeggard y en el homenaje a Pantani, asalta el liderato del Tour

El Giro presta sus emblemas a un Tour que desprende destellos rosas. La Grande Boucle se abre paso con la emoción contenida de los tifosi. Cesenatico, la ciudad que Marco Pantani siempre consideró su casa y en cuyo cementerio reposan sus restos, albergó este domingo la salida de una segunda y trepidante etapa, con el primer desafío entre Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard. El lunes se rendirá tributo al genial Fausto Coppi.

Camino hacia Bolonia, el pelotón se agitó con intensidad en el último tramo de la jornada, como le hubiera gustado al incomparable y atormentado Pirata (Cesena, 1970-Rimini 2004), ganador de ocho etapas en el Tour y de la general de 1998, el último que se adjudicó la ronda francesa y el Giro en el mismo año, una proeza que ahora persigue Tadej Pogacar. Antes lo consiguieron Fausto Coppi (1949 y 52), Jacques Anquetil (1964), Eddy Merckx (1970,1972 y 1974), Bernard Hinault (1982 y 85), Stephen Roche (1987) y Miguel Indurain (1992 y 1993).

La resolución de la etapa, conquistada por Kevin Vauquelin (segunda fiesta consecutiva para los franceses) quedó determinada de por las dos ascensiones a San Luca, una cota de cerca de dos kilómetros al 10,6% de pendiente media. Hermoso y artístico lugar, con un pórtico de 666 arcos en la margen izquierda de la carretera. Un santuario que suele acoger el final del Giro de Emilia, cuya edición de 2022 ganó Enric Mas. Allí, Pogacar volvió a atemorizar a sus enemigos un breve ataque de 200 metros que le catapultó al liderato de la prueba. Como hizo en el pasado Giro, el esloveno asumió la privilegiada plaza en la segunda jornada. Y desde ahí hasta el final. Una jugada que ahora podría repetir.

La cita de este domingo, en dirección al Adriático, quedó marcada por una escapada en la que se metió el español Cristian Rodríguez (Arkéa) y otros nueve aventureros: Quentin Pacher (Groupama), Axel Laurence (Alpecin), Hugo Houle (Israel), Nelson Oliveira (Movistar), Kévin Vauquelin (Arkéa), Mike Teunissen (Intermarché), Harold Tejada (Astana), Jonas Abrahamsen (Uno-X) y Jordan Jegat (TotalEnergies), que llegaron a alcanzar una ventaja superior a los nueve minutos. Un día de nervios para el Visma, con sustos para los mejores gregarios de Vingegaard: Wout van Aert y Matteo Jorgenson, que sufrieron rasguños en sendas caídas. Las desgracias del equipo neerlandés son interminables.

En la ascensión a Montecalvo, a 44 kilómetros de la meta, apretó el UAE de Pogacar para descolgar a Van der Poel y reducir la distancia de los fugados. Abrahamsen (líder de la montaña) comandaba las operaciones. En el primer paso por San Luca aparecieron los escuderos de Vingegaard al frente del grupo y los escapados ya sólo contaban con 3.25 minutos de renta. 'Pantani vive' proclamaba una pancarta blanca.

Oliveira, Abrahamsen y Vauquelin abandonaron el grupo de aventureros a falta de 17 kilómetros, cuando el pelotón desistió de las labores de caza. En la última subida a San Luca se hizo la última selección, con el acelerón definitivo de Vauquelin, un chaval de 23 años que siempre apuntó buenas maneras, con triunfos en el Tour de los Alpes Marítimos y Tour de Jura en 2023. Este año ganó una etapa en la Estrella de Bessêges y fue subcampeón de contrarreloj de Francia. Pero lo mejor, una vez más, lo ofreció Pogacar, con una breve aceleración que sirvió para desprenderse de sus enemigos. A 10 kilómetros de meta, sólo Vingegaard, cómo no, fue el único que pudo responder al esloveno. En 200 metros atemorizó a todos y asaltó el liderato.

En el descenso llevó con el gancho a Vingegaard, que apenas pudo colaborar en los relevos. En la bajada apretaron Evenepoel y Carapaz, que enlazaron con los dos grandes referentes a un puñado de metros de meta. Llegaron juntos, cuádruple empate en la cabeza de la general (Pogacar, Evenepoel, Vingegaard y Carapaz), pero el maillot amarillo fue para Pogacar, por mejor posición en la jornada inaugural. Bardet, líder en Rimini, se queda ahora a seis segundos.

Pogacar & Vingegaard, una pareja de época para un Tour atípico: sin París, con crono final y el inicio más brutal

Actualizado Viernes, 28 junio 2024 - 22:54

Fausto Coppi, el cautivador ateo, retaba al Gino Bartali, el fervoroso cristiano que auxiliaba a los judíos perseguidos. Memorable aquella imagen del traspaso del bidón de agua en el ascenso al Télégraphe. ¿Quién ayudaba a quién? La Italia dividida de la posguerra. El atractivo Jacques Anquetil escalaba el Puy de Dôme codo contra codo con el rocoso Raymond Poulidor. La pugna del talento innato frente a la resistencia descomunal. Eddy Merckx se negaba a vestirse de amarillo tras la brutal caída de Luis Ocaña en Menté. El acaparador insaciable contra el rebelde indomable. El orgulloso Bernard Hinault reconquistaba el título ante el altivo Laurent Fignon. El último gran duelo intergeneracional de Francia. La máquina perfecta de Miguel Indurain contra la elegancia del atormentado Gianni Bugno. El baile de Alberto Contador frente al molinillo de Chris Froome.

Apasionantes desafíos. Historias del ciclismo, de la vida misma. Parejas de leyendas del Tour de Francia a las que ahora se unen Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard, dos fenómenos que vuelven a enfrentarse en una ronda rompedora. Por primera vez parte desde Italia (Florencia) y no finalizará en París. Debido al despliegue logístico y de seguridad de los Juegos Olímpicos, la clausura será en Niza, con una contrarreloj individual de 34 kilómetros. Desde 1989, cuando Lemond derrotó a Fignon por nueve segundos (la renta más corta de la historia), la Grande Boucle no terminaba con un ejercicio individual. Tensión hasta el último suspiro. Christian Prudhomme, director del Tour, sueña con una resolución apoteósica entre el eslovaco y el danés. Un pulso entre dos portentos que se retroalimentan con lances mayúsculos.

Pogacar acude a la ronda tras arrasar en el Giro de Italia. Vingegaard se presenta con las heridas recién cicatrizadas tras la caída en el País Vasco, neumotórax, fracturas de clavícula y costillas. El jefe del Visma se ha preparando en altura en la estación alpina de Tignes. La incertidumbre sobre su rendimiento recorre el village de Florencia.

Tras los pasos de Pantani

Idéntica duda generó la presencia de Pogacar en el inicio de la ronda de 2023 por su recuperación exprés por la caída sufrida en la Lieja-Bastoña-Lieja, con fractura de la muñeca izquierda. También hermanos siameses en la desgracia. Entonces, Pogy presentó batalla, pero sin contundencia ganadora. Eso es lo que espera que suceda ahora con el danés. «Hemos trabajado mucho para llegar a este momento y, por supuesto, me siento bien y muy motivado», responde Vingeggard.

Ambos acaparan los focos y su pugna recuerda a aquella que mantuvieron Hinault y Fignon hace 40 años. Dos parejas con la misma secuencia de podio. Hinault se adjudicó las ediciones consecutivas de 1981 y 1982; Fignon las de 1983 y 1984; y el veterano bretón la de 1985. Pogacar ganó en 2020 y 2021; Vingegaard, en 2022 y 2023. La cábala señala que ahora volverá a vencer el esloveno. Si fuera así, igualaría el registro de Marco Pantani, el último que se adjudicó Giro y Tour en el mismo año (1998).

Para consumar ese reto, el líder del UAE deberá superar los obstáculos de otros adversarios ansiosos de notoriedad. El belga Remco Evenepoel necesita exhibir sus portentosas cualidades en la gran ronda. Pogacar le respeta: «Remco está con ganas, seguro que volará en el Tour». El esloveno Primoz Roglic, ya en sus últimos envites, debe justificar su millonario fichaje por el Bora.

Carlos Rodríguez busca mejorar el quinto puesto de la pasada edición. El español cuenta con un equipo sólido. El Ineos presume de dos ganadores del Tour: Egan Bernal y Geraint Thomas. Rodríguez, en teoría, debería ser el español más alto en la general. Enric Mas, Pello Bilbao y Mikel Landa podrían darse por satisfechos con entrar en el top ten. Juan Ayuso, que acude como debutante y gregario de Pogacar, perseguirá un triunfo de etapa. Para el chaval de Jávea sería un sueño imponerse hoy en la jornada inaugural más dura de la historia: un recorrido de 206 kilómetros entre Florencia y Rimini con un desnivel acumulado de 3.600 metros y siete ascensiones por los Apeninos.

Primera dificultades orográficas para una cita plagada de exigentes cotas montañosas. La primera criba llega en la cuarta etapa, con ascensiones a Galibier, Sestriere y Montgenevre. En la séptima jornada hay una crono de 25 kilómetros, luego llegarán tramos de sterrato (novena etapa), los Pirineos, con Tourmalet, Peyresourde o Plateau de Beille, y los Alpes, con Isola 2000 (lugar de concentración de Pogacar), Bonette o Couillole. Un Tour para encandilar.

Barcelona acogerá la salida del Tour de Francia en 2026

Barcelona acogerá la salida del Tour de Francia en 2026

Barcelona será, por primera vez, la sede del inicio del Tour de Francia en su edición de 2026. La capital catalana tomará el relevo de Florencia (Italia) y Lille (Francia), las ciudades de los estrenos de 2024 y 2025, y acogerá, dentro de dos años, la primera etapa de la competición ciclista, la salida de la segunda y la presentación de los equipos participantes.

El Ayuntamiento lo ha hecho oficial hoy en una rueda de prensa conjunta del alcalde, Jaume Collboni, y el director general del Tour, Christian Proudhomme.

El edil socialista ha calificado la noticia como "un sueño hecho realidad que confirma la vocación de Barcelona como capital internacional del deporte".

La de 2026 será la tercera vez en que el Tour de Francia comienza en España, después de las salidas desde San Sebastián en 1992 y Bilbao en 2023.

La última ocasión en que la ronda gala pasó por Barcelona fue hace 15 años con un final de etapa que comenzó en Girona y con el inicio de la siguiente, que concluyó en Ordino (Andorra). La capital catalana, precisamente, fue el año pasado la ciudad que albergó el inicio de la Vuelta a España.

Así se prepara Vingegaard para el Tour: concentración en los Alpes, fortalecimiento de hombros y dieta estricta

Así se prepara Vingegaard para el Tour: concentración en los Alpes, fortalecimiento de hombros y dieta estricta

Sonriente, junto a la nieve, con guantes, chubasquero y perneras, dispuesto a lanzarse por las rampas de la estación alpina de Tignes. Una imagen que el equipo Visma publica para el deleite de los seguidores del renacido bicampeón del Tour. Jonas Vingegaard acelera en su preparación para la ronda francesa ante el asombro de técnicos, compañeros y adversarios.

«Nunca he visto nada igual. Tiene una genética privilegiada», ha recalcado Tim Heemskerk, entrenador de confianza del danés. La evolución del ciclista tras la tremenda caída del 4 de abril en la Vuelta al País Vasco ha roto todos los pronósticos. El escalador, que permaneció 12 días en el hospital de Txagorritxu de Vitoria por un neumotórax y las fracturas de clavícula derecha y de varias de costillas, ya ha comenzado su preparación en altitud para alcanzar el pico de forma adecuado para afrontar el Tour. La dirección del equipo Visma aún no se atreve a confirmar si el danés acudirá a la ronda francesa, pero vista su extraordinaria recuperación, todo apunta a que será seleccionado para la carrera que arranca el próximo día 29 en Florencia. Otra cosa es que llegue en plenitud de condiciones, una incertidumbre que también se adueñó el pasado año de Tadej Pogacar, tras fracturarse una mano izquierda por una caída en la Lieja-Bastoña-Lieja.

Vingegaard, tras abandonar el hospital de Vitoria se marchó a su domicilio en Dinamarca, donde retomó el contacto con la bicicleta. A mediados de mayo se trasladó la Mallorca y estuvo entrenándose, con buenas sensaciones, por la zona de Sóller. El 28 de mayo llegó a Tignes, un lugar que le encanta y conoce bien desde hace varios, donde permanece concentrado y espera la llegada de sus compañeros para preparar el Tour. El lunes se incorporaron Wout Van Aert, que venía de participar en la Vuelta a Noruega y que antes también estuvo convaleciente por una caída en Flandes, y Christophe Laporte, que se retiró del Giro de Italia por enfermedad. La próxima semana llegarán los que están participando en el Criterium Dauphiné, entre otros, Sepp Kuss, Mateo Jorgenson, Steven Kruijswijk y Dylan Van Baarle.

«Espero estar en la salida del Tour de Francia y haré todo lo que pueda para llegar en la mejor forma posible», ha dicho el danés, cuya hoja de ruta hasta la salida de la ronda francesa incluye entrenamientos por las montañas cercanas a Tignes (estación que está a unos 2.00 metros de altitud), fortalecimiento de hombros con ejercicios de pesas y fisioterapia y alcanzar su peso ideal con una dieta controlada. Su intención es no disputar carreras antes del Tour de Francia. Idéntico plan tiene Tadej Pogacar, que tras arrasar en el Giro, se ha concentrado en Isola 2000, otra estación alpina, que se encuentra a unos 400 kilómetros de Tignes. Los dos portentos, tan iguales, tan distintos, siempre rentándose desde la distancia.

Duelo entre gigantes italianos y triunfo de Jonathan Milan en otro sprint frenético

Duelo entre gigantes italianos y triunfo de Jonathan Milan en otro sprint frenético

Los gigantes locales muestran su jerarquía en la Corsa Rosa. Los rodadores italianos acaparan protagonismo en la segunda y consecutiva jornada resuelta al sprint en el Giro. El italiano Jonathan Milan impuso su punta de velocidad en una frenética clausura de etapa en Andora. El velocista del Trek (23 años y 1,93 metros) asumió la cabeza del pelotón tras neutralizar una fuga del contrarrelojista Filippo Ganna (también 1,93 metros) cuando sólo restaban cuatro kilómetros para la bajada del telón. Otra acometida brillante e inesperada, como la rubricada el lunes por Tadej Pogacar. Un nuevo regalo para los sentidos.

Ganna buscó sorprender a unos velocistas que no estaban dispuestos a desperdiciar un escenario propicio. El rodador del Ineos arrancó con esa potencia descomunal que le caracteriza y provocó el nerviosismo en el gran grupo. En un terreno en ligera subida, el pelotón se estiró en fila india. Los sprinters, protegidos por sus lanzadores, sufrieron para llegar hasta Ganna. El gigante italiano fue cazado cuando sólo faltaban 600 metros. En ese instante, Milan asumió la responsabilidad y no permitió que nadie le sobrepasara. Alegría para el otro gigante italiano, que el lunes quedó frustrado con la victoria de Tim Merlier. La segunda plaza ni siquiera supuso un consuelo. Este temporada también ha conseguido dos victorias de etapa en la Tirreno-Adriático y otra en la Voltaa la Comunitat Valenciana.

Una jornada inolvidable para Fran Muñoz, el chaval del Polti Kometa, el equipo de Alberto Contador, que se metió en la escapada buena del día y que, junto a De Bond, mantuvo un interesante duelo con las locomotoras del pelotón. Un estreno venturoso para el asturiano en carreteras de la Milán-San Remo. Un lugar desgraciado para Biniam Girmay, que abandonó la prueba por una caída. El eritreo se anotó una etapa en la Corsa Rosa de 2022.

Una etapa accidentada por varios percances que salió del Piamonte y llegó a la zona de Liguria, comarca marcada por la expulsión de Eddy Merck en el Giro de Italia de 1969. Entonces, en la jornada que finalizó en Savona, muy cerca de la llegada de este martes a Andora, el belga dio positivo por anfetaminas. El Caníbal aseguró que aquel control fue un fraude y que alguien le dio una bebida adulterada.

El triunfo de Jonathan Milan de produjo horas después de que Jonas Vingegaard reapareciera en las redes sociales. El equipo Visma lanzó un vídeo en el que se veía al danés entrenándose en carretera. Era la primera vez que el escalador se ejercitaba al aire libre tras su caída de hace un mes en la Vuelta al País Vasco. Las imágenes fueron acompañadas con unas breves declaraciones del corredor en las que se mostraba optimista con su futuro cercano. "Es agradable poder salir a entrenar al exterior de nuevo con normalidad. Me siento bien y estoy mejorando día a día. Aún tengo que terminar de recuperarme de algunas cosas, pero voy mejorando", dijo.

El danés no ha perdido la esperanza de estar el próximo 29 de junio en Florencia en la salida del Tour de Francia. "Por supuesto, espero estar en el Tour. Aún no sé con exactitud como irá mi recuperación y cual será mi condición, pero haré todo lo posible para llegar en el mejor estado de forma que pueda", cerró.

Vingegaard abandona el hospital de Vitoria tras permanecer 12 días ingresado

Vingegaard abandona el hospital de Vitoria tras permanecer 12 días ingresado

Actualizado Martes, 16 abril 2024 - 16:32

Jonas Vingeggard comienza a ver el final del túnel. El doble campeón del Tour de Francia ha abandonado el Hospital de Txagorritxu de Vitoria, donde ha permanecido 12 días ingresado por un neumotórax, una fractura en la clavícula derecha y varias roturas de costillas, provocadas por la caída sufrida en la cuarta etapa de la Vuelta al País Vasco, el pasado 4 de abril.

El equipo Visma anunció en el mediodía de este martes que el corredor había sido dado de alta en el centro médico y difundió, en redes sociales, una foto del cicclista en la puerta del hospital, sonriente y con un cabestrillo sujetando el brazo derecho. El comunicado del grupo deportivo rezaba así: "¡Buenas noticias! Mensaje de Jonas Vingegaard.Hola a todos, es hora de salir del hospital. Quiero agradecer a todo el personal médico por cuidarme tan bien. Y quiero agradecer a todos por su apoyo moral. He recibido muchos mensajes, regalos y dibujos. ¡Es reconfortante! Ahora es el momento de recuperarse completamente de nuevo".

Todo apunta a que Vingegard seguirá el preceptivo proceso de recuperación en su domicilio en una ciudad de Suiza. Tanto el corredor como los responsables del equipo apelan a la prudencia sobre el futuro inmediato. El deseo de ambas partes es que pueda participar en la próxima edición del Tour de Francia, pero los márgenes de recuperación son cortos, porque sólo restan 73 días para el inicio de la ronda, el 29 de junio.

Vingegaard no podrá realizar ningún ejercicio hasta que no se recupere totalmente del neumotórax, luego comenzará trabajos en bicicleta estática. Si los progresos son satisfactorios podría reaparecer en a Vuelta Suiza, que se disputará del 9 al 16 de junio.

Pogacar avasalla a unos enemigos que ya sólo pelean por las migajas. ''Está en otro nivel, es absurdo seguirle''

Pogacar avasalla a unos enemigos que ya sólo pelean por las migajas. ”Está en otro nivel, es absurdo seguirle”

Cruza la meta mostrando cuatro dedos de la mano derecha tras imponerse en el sprint de clausura de la Volta a Catalunya. Un póquer de victorias para un devorador insaciable. Tadej Pogacar, el escalador soberbio y autor de escapadas épicas, también avasalla a velocistas. En la ronda catalana ha vuelto a humillar a sus enemigos, con cuatro triunfos de etapa, la clasificación general y los premios de la Montaña y Puntos. Una bestia con cara de ángel que sólo deja las migajas.

El esloveno ya abruma con un inicio de temporada espléndido y un palmarés envidiable. Ha ganado la Volta y la Strade Bianche. En la Milán-San Remo fue tercero. A su 25 años ya acumula 69 victorias. Con sus exhibiciones encandila al público y frustra a sus adversarios, que ya han aprendido a pelear por botines secundarios. «Pogacar está a otro nivel, cuando salta es absurdo intentar irse con él», decía el colombiano Egan Bernal el pasado sábado, cuando el esloveno se fugó a falta de 30 kilómetros para imponerse en el cima del puerto de Queralt.

El escalador del Ineos, que esta semana ha exhibido la mejor versión de los últimos años, se tuvo que conformar por pugnar con Mikel Landa por acceder al podio. Ser el escolta de Pogacar ya es un privilegio. Sólo Jonas Vingegaard es capaz de retarle en las cumbres del Tour de Francia. Van der Poel y Wout Van Aert también osan desafiarle en los Monumentos.

Landa, que ahora ejerce como lugarteniente de Remco Evenepoel y que en la Volta ha estado espléndido, se rinde ante la superioridad de Pogacar. «Está muy fuerte y es muy difícil plantarle cara. Todos esperamos a que en algún momento muestre debilidad», explicaba el alavés.

Los rivales de Pogacar aprenden a competir en un plano inferior. «Es una pena que esté Pogacar, porque entonces la victoria es más difícil», confesó Landa tras terminar segundo en la etapa de la Volta con meta en Port Ainé, en la que puso a prueba al esloveno con un ataque a falta de 7,4 kilómetros para el final. «Sabía que Pogacar, con mi ataque se iba a calentar. Tenía la esperanza de irme con él y aguantar hasta el final, pero desde un principio he visto que no podía. Estoy contento con la segunda plaza. Mi objetivo era sacar un poco más de ventaja al tercero», dijo tras llegar a la meta 48 segundos después que el doble vencedor del Tour de Francia.

«La baza de Pogacar nunca falla», recalcaba Marc Soler, gregario del esloveno y que este domingo buscó sin éxito el triunfo de etapa.

Joxean Fernández Matxin, mánager del UAE, se mostraba orgulloso de su pupilo: «Siento que estamos viviendo una época especial para el ciclismo y queremos formar parte de ella. Somos personas normales disfrutando como niños mientras trabajamos duro».

Geraint Thomas, ganador del Tour de 2018, tampoco esconde su admiración por Pogi :«En los años venideros dejará un legado enorme, como uno de los mejores ciclistas de la historia».

«No sólo es el más fuerte, también es el más inteligente», comenta el danés Mattias Skjelmose.

Pogacar recoge los elogios con agrado y afirma que está atravesando por un ciclo espléndido. «Nunca he estado más en forma ni me he sentido tan cómodo en la bicicleta. He dado un paso más para disfrutar e ir cada día con una sonrisa. Me siento bien en los entrenamientos. Estoy muy contento y esto, a veces, es más importante que los números», aseguró al termino de la etapa de este domingo en Barcelona, en la que superó con holgura a los franceses Dorian Godon y Guillaume Martin.

«Esta semana ha significado mucho para mí. En la temporada pasada tuve un medio año duro y empezar este curso con estos triunfos es fantástico. Esta victoria me da mucha confianza. Estoy en muy buena forma y en buen camino para afrontar el Giro y el Tour», añadió.