El asombroso y futurista casco de Jonas Vingegaard que no le sirvió para ganar a Juan Ayuso

El asombroso y futurista casco de Jonas Vingegaard que no le sirvió para ganar a Juan Ayuso

El impacto de la aerodinámica en el ciclismo no sólo eleva las prestaciones e impulsa a los superdotados a cotas impensables, también deja estampas futuristas que pronto devienen en carne de meme. La penúltima ha asombrado este lunes en el amanecer de la Tirreno-Adriático. El inefable casco de contrarreloj de Jonas Vingegaard.

Lo anunciaba el Visma Lease a Bike (antes conocido como Jumbo Visma) en sus redes sociales. El casco creado en colaboración a la marca Giro y bautizado como Aerohead 2.0. "Hagas lo que hagas, no dejes que Adrian Newey vea esto", bromeaba la cuenta oficial de la carrera italiana sobre el aspecto del doble ganador del Tour, haciendo un guiño al ingeniero jefe del equipo de Fórmula 1 Red Bull. Y después lo estrenaba Vingegaard en el prólogo de 10 kilómetros en Lido di Camaiore. Aunque los resultados no acompañaron al espectáculo del artefacto.

Porque el nombre del día fue el de Juan Ayuso, descomunal su actuación a 52,6 km/h de media. El español se impuso a todos los favoritos con un tiempo de 11'24'', incluido el especialista Filippo Ganna, al que aventajó en un segundo. Al danés, noveno, que tomó la extraña decisión de partir bien temprano, le sacó 22 segundos. El de Jávea, que el martes partirá con el maillot azul de líder, se postula para la conquista final de la reputada prueba, y confirma su poderoso inicio de temporada. En unos días ha sido ganador de la Faun-Ardèche Classic, segundo en la Faun Drôme Classic y tercero, tras un espectacular remontada, en el trofeo Trofeo Laigueglia. "Esta carrera es una de las mayores pruebas de una semana y empezar así, en la primera vez que estoy aquí, y ganar la contrarreloj es algo genial, es algo que sueñas y se ha hecho realidad", afirmó.

Ayuso, con el maillot azul de líder de la Tirreno.

Ayuso, con el maillot azul de líder de la Tirreno.Tirreno Adriático

Pese al estreno, no fue el día del Visma. El siguiente corredor del equipo neerlandés fue Robert Gesink, en la posición 65, a 45 segundos de Ayuso. Y tampoco es el primer casco llamativo que en los últimos tiempos ha paseado por el pelotón. Cualquier cosa para arañar un segundo al crono. De los más rompedores fue el usado por el Bora Hansgrohe en el Tour de 2022, de la marca Specialized, con una especie de calcetín para la cabeza. O el del equipo Uno X, el Redeemer 2Vi de la marca Sweet Protection. Antes, incluso el Tempor de POC del Education First que cubría prácticamente hasta los hombros y ya anticipó la broma de Darth Vader. Vio la luz en 2012, antes de los Juegos de Londres.

Todos, claro, contrastados con la UCI para cumplir la normativa. Y testeados por sus ingenieros en túneles del viento para comprobar su resistencia al aire y la comodidad y visibilidad en las cabezas de los protagonistas. "Rápido y seguro", denominaba al prototipo de Giro Paul Martens, el jefe de material del Visma, un modelo con una enorme visera extraíble y amplias alas en la parte trasera que, en el menudo cuerpo de Vingegaard, resultaba altamente llamativo. Porque lo que lo diferencia es la especie de trompa en su frontal, un agresivo borde que se extiende más de 20 centímetros. Y la distancia entre el visor y el rostro de los ciclistas.

Pogacar regresa con otra descomunal exhibición en el 'sterrato' de la Strade Bianche

Pogacar regresa con otra descomunal exhibición en el ‘sterrato’ de la Strade Bianche

Imperial, majestuoso, colosal, sublime. Se agotan los epítetos superlativos para describir otra hazaña brutal de un ciclista de otra dimensión. Tadej Pogacar es un deleite. Un impagable amante del espectáculo. Este sábado se impuso en la Strade Bianche, la clásica moderna más atractiva, con sus 15 tramos de sterrato, con un ataque a falta de 80 kilómetros. Era su primera carrera de la temporada. Asombroso. Otra vez apelando a la épica, a las gestas de otro tiempo. El heredero más cualificado de Eddy Merckx, lo ya narrado tantas veces.

Este sábado encadenó su segunda edición consecutiva de la Strade Bianche y, como ya hizo tantas veces, ganó por aplastamiento. Un monólogo para la antología, como ya selló en el Tour, en Flandes, en Lombardía, en Tirreno, en París-Niza... Se reducen mucho los territorios por conquistar para este esloveno de 25 años que ya suma 64 victorias.

Una nueva exhibición que el propio Pogacar vaticinó en la salida de Fortezza Medicea de la medieval Siena. ''Me encuentro bien, voy a atacar en el Monte Santa Maria''. Lo dijo y lo hizo sin ningún reparo. En la subida del noveno tramo de tierra, cuando apretaba la lluvia, abandonó la compañía del pelotón y se marchó solo para afrontar un interminable trecho por delante: 80 kilómetros por zonas de barro, subidas y bajadas por sinuosas carreteras de la cautivadora Toscana. La distancia fue creciendo hasta llegar a más de tres minutos. Todos rendidos a la superioridad del líder del UAE, el único interés por detrás era saber quiénes ocuparían los otros dos puestos del podio. Euforia desatada de un público loco que en cada ascensión animaba al héroe esloveno.

Espectáculo total en la tierra y el asfalto, en ese bello tramo de subida a la Piazza del Campo de la medieval Siena, con esas rampas del 16% en las cuestas empedradas de Via Santa Caterina y la avenida Rinaldini.

Y es que la prueba organizada por RCS Sport, la segunda de la temporada Word Tour, lo tiene todo para seducir al público, con paisajes incomparables, 15 tramos de tierra prensada, asfalto, colinas repletas de trampas, zonas de piedra en la entrada de Siena. Imposible caer en la monotonía. Además de una coreografía que es una delicia para los sentidos, este sábado la prueba contó con unos actores que sublimaron la magna prueba. Pogacar dominó ante rivales con pedrigí, como Tom Pidcock, ganador de la edición pasada, Maxim van Gils, Tom Skujins, Christopher Laporte, Richard Carapaz, Lenny Martínez, Julian Alaphilippe o Quinn Simmons.La segunda plaza fue para el letón Skujins y la tercera para el belga Van Gils.

Los Monumentos

Un nuevo triunfo de Pogacar que revaloriza a la clásica italiana en su mayoría de edad. En su 18ª edición, Strade Bianche dio el salto de calidad para opositar su ingreso en la lista de Monumentos, ahí donde están Milán-San Remo, Tour de Flandes, París-Roubaix, Lieja-Bastoña-Lieja y Giro de Lombardía. Los puristas alegan que no debería aparecer en esa nómina porque nunca se superaban los 200 kilómetros de recorrido, una condición cumplida este sábado por la clásica de Siena con sus 215 kilómetros.

Gloria para la Strade Bianche y para un Pogacar que no pierde los buenos hábitos, dominando desde el inicio de temporada. Y eso que este año ha cambiado su planificación para debutar en el Giro de Italia antes de afrontar el Tour de Francia. En este curso concentrará las principales cargas de trabajo en marzo, con la Milán-San Remo (día 16) y la Volta a Catalunya (18). En abril disputará la Lieja-Bastoña-Lieja (21).

Pogacar sólo coincidirá con Jonas Vingegaard en el Tour, ya que el danés tiene previsto afrontar la Tirreno-Adriático (4 de marzo), País Vasco (1 abril) y Criterium Dauphiné (2 de junio). El camino del doble ganador del Tour de Francia es parecido al de Primoz Roglic, que debuta este domingo en la París-Niza y que luego acudirá al País Vasco y al Dauphiné. Sepp Kuss participará en Volta, País Vasco y Dauphiné.

La preparación de los aspirantes españoles al top 10 del Tour de Francia también se concentrará en marzo y abril. Juan Ayuso correrá Tirreno-Adriático, Amstel Gold Race (14 abril) y Flecha Valona (17 abril). Enric Mas se inclinará por Tirreno-Adriático, Volta, Tour de Romandía (23 abril). Carlos Rodríguez irá a la París-Niza. Pello Bilbao, a la París-Niza y País Vasco.