Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

Lenny Martínez, el nuevo ídolo francés, vence en la coronación de Pogacar en el Critérium Dauphiné

El príncipe sigue extendiendo su imperio hasta las fronteras más lejanas. Infinita relación de conquistas para un emprendedor infatigable. Crece el territorio de Tadej Pogacar ante el asombro de unos rivales frustrados. El triple ganador del Tour de Francia se adjudicó este domingo su primera edición del Critérium Dauphiné, una ronda en la que ha arrasado con tres victorias de etapa. Una nueva exhibición que sirve para adornar un palmarés monumental, con 99 triunfos. El 100 llegará en el Tour de Francia. Lenny Martínez (21 años), el nuevo talento francés, se anotó la etapa de clausura tras aprovechar el impulso de la escapada buena de la jornada.

La carrera francesa ha sido el último test antes de afrontar el Tour de Francia (5-27 de julio). En esta semana se ha visto que Pogacar atraviesa por un óptimo estado de forma. Sólo mostró alguna debilidad en la contrarreloj del martes, en la que Remco Evenepoel firmó un ejercicio superlativo. El belga, que advirtió de que había acudido al Dauphiné sin intención de subir al último peldaño del podio, atesora un buen margen de mejora. Terminó cuarto en el Dauphiné. Pogacar le respeta mucho. Jonas Vingegaard (segundo) llega mejor que el pasado año, pero lejos del nivel del esloveno. Enric Mas (séptimo) ha acelerado y asoma como el español con más opciones de entrar el top ten. El balear estuvo este domingo muy activo y se metió en la fuga que animó la jornada, nacida a 115 kilómetros.

Una escapada en la que se coló Van der Poel, que intentó la aventura en solitario a falta de 56 km, e Iván Romeo, que hizo de gregario de Enric Mas. El mallorquín rompió el grupo con tres ataques en el último puerto. Descolgó a Van Gils, Lutsenko, Healy, Paret-Peintre y Armirail. Sólo aguantó su ofensiva Lenny Martínez. El francés, muy astuto, aprovechó un momento en el que Mas acudió a una moto de asistencia para recoger un bidón de agua para superarle e irse camino de la meta de Val Canis.

Al 11 km de la llegada, Martínez impuso un ritmo constante que hizo imposible la neutralización de sus perseguidores. Primero apretó Evenepoel, luego Vingegaard. A la estela de ambos Pogacar, impasible, exhibiendo una insultante superioridad. El esloveno, sin querer, se marchó con el danés y el cedió la segunda plaza de la etapa. En la meta fue aclamado por el público, también fue ovacionado Romain Bardet, que se despidió como profesional. Se retira un veterano e irrumpe un chaval que está destinado a firmar páginas gloriosas en el ciclismo francés.

La conquista de la general del Critérium Dauphiné sirve para que Pogacar adorne un palmarés soberbio en el que figuran, entre otros, Tour de Francia (tres ediciones), Giro de Italia (una), Lieja-Bastoña-Lieja (tres), Strade Bianche (tres), Giro de Lombardía (cuatro), Tirreno-Adriático (dos), Tour de Flandes (dos), Flecha Valona (dos) Mundial del ruta (una), París-Niza (una), Volta a Catalunya (una) o Amstel Gold Race (una).

El esloveno, con sólo 26 años y seis temporadas, suma 99 triunfos, ha superado a los míticos Miguel Indurain o Fausto Coppi y persigue a Jacques Anquetil (121) o Alejandro Valverde (133). Lejos, pero no imposible, queda Bernard Hinault (146). Insuperable se antoja Eddy Merckx (279).

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Pogacar apabulla otra vez con su segunda victoria consecutiva en el Critérium Dauphiné

Se repitió la historia. Bueno, no. Fue la misma historia, fue su continuación, no su repetición. Tadej Pogacar aceleró y se acabó, repetida o no, continuada o no, la misma u otra, la historia. Jonas Vingegaard, admirable en su esfuerzo, agachó la cabeza y punto final.

Trepaban ambos, en compañía de una treintena de ilustres, por la última dificultad de la etapa, la Montée de Valmeinier 1.800. Perseguían a un Romain Bardet que está dando las últimas pedaladas de su vida deportiva. Se retirará en este Dauphiné, en el que, orgulloso, profesional, ha asomado varias veces la testa antes de humillarla por la fuerza de los hechos. Ya en el Tour ejercerá de comentarista. Formó con Thibaut Pinot y Warren Barguil el trío de aspirantes a devolver a Francia el trono de la Grande Boucle. Estuvieron bastante cerca, pero no remataron, y todavía, ¿hásta cuándo?, y desde 1985, Bernard Hinault se mantiene como último francés en reinar en la Corte gala (y mundial) del ciclismo.

Merecía Bardet esta digresión a modo de homenaje. El grupo de notables lo atrapó a falta de 13 kms. para la llegada, situada en la mismísima cima del puerto, un obstáculo hors catégorie de 16,5 kms. de longitud, con una pendiente media de 6,7% y una máxima de ocho, en el ese macizo en el que, según tires por una carretera u otra, acabas en el Galibier o en el Télégraphe. No era tan duro como la Madeleine o la Croix de Fer, que se habían subido previamente, pero seguía siendo muy exigente y, además, las piernas de todos venían acusando esos esfuerzos anteriores. Puro desgaste.

La etapa había comenzado como se descorcha una botella de espumoso. Un estampido, un surtidor de espuma y el líquido que se derrama hacia las copas. La gente salió de estampida. El primero... ¡Campenaerts! Una excentricidad. Una broma. Atacaban, respondían, se juntaban, se separaban Kuss, Johannessen, Lutsenko, Buchmann, Armirail, Paret-Peintre, Jorgenson, Traeen, Higuita, Healy, Buitrago, Romeo...

Estábamos en la Madeleine, 246 kms. al 6,2% de media y con una pendiente máxima del 10%. Bajaron todos la Madeleine y luego ascendieron la Croix de Fer (22,4 kms. al 6,9% de media y al 10% de máxima. Bajaron la Croix de Fer y muy poco después, luego de un ancho valle con subiditas precursoras del envite final, afrontaron Valmeinier. Ya habíamos visto al honrado y esforzado Bardet, muy cerca, además, de su terruño, despidiéndose del ciclismo antes del definitivo adiós del domingo.

El grupo fue adelgazando y quedándose como un silbido. Cuando atacó Sepp Kuss, compañero de Vingegaard en el Visma, pensamos que podría establecer una cabeza de puente para el danés. Detrás tiraba Sivakov, el único amigo que le quedaba a Pogacar. Pero el esloveno, que hizo de aguador para su compañero, no necesita a nadie. Es autosuficiente. Kuss duró un suspiro. Y entonces, a 11 kms. de la meta, saltó Tadej.

En realidad, él no salta. Ni demarra. Sólo acelera. Y basta. Vingegaard, de nuevo, no pudo seguirle. Y menos Evenepoel. El pelotón ya no merecía en absoluto tal nombre. Estaba completamente diseminado. Pogacar mantenía las distancias y Vingegaard, pese a todo el tipo. No perdía mucho, aunque sí lo suficiente. Al final, Tadej aflojó un poco, seguramente no por falta de fuerzas, y Jonas, exhausto, eso sí, terminó a 14 segundos. Lipowitz, a 1:21. Johannessen, a 2:26. Evenepoel, a 2:39. Enric Mas fue séptimo a 3:48. Y Carlos Rodríguez, noveno a 3:51, como Paul Seixas, undécimo. En la general manda Pogacar con 1:01 sobre Vingegaard. Lipowitz está a 2:21. Evenepoel, a 4:11. Noveno es Carlos Rodríguez a 7:41. Décimo, Enric Mas a 7:43. No se les ha visto mucho. Pero ahí están. Confiemos en que, en la última etapa, lucen algo más.

Décima victoria de la temporada para Pogacar. Y 98 de su carrera. Si redondea el Dauphiné con la última etapa y la general, alcanzará las 100. Una cifra redonda en sí misma y más aún por la categoría de los triunfos. Tadej sigue incrementando su leyenda en vida. Una vida deportiva aún corta que afronta el reto de ser en el futuro aún más radiante que en el pasado y el presente.

Iván Romeo, el 'siberiano' que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

Iván Romeo, el ‘siberiano’ que recuerda a Indurain y destinado a ser campeón del mundo

¿Hasta dónde puede llegar? ¿Será como Miguel Indurain? Las expectativas se disparan con Iván Romeo tras sobresalir en el Critérium Dauphiné, ronda en la que pelea con Tadej Pogacar, Jonas Vingegaard y Remco Evenepoel. Último test antes del Tour de Francia. El chaval de 21 años encandila por su elegante pedalada y ausencia de complejos. Por estilo y corpulencia recuerda al campeonísimo navarro. El modelo a seguir.

Romeo, que el martes ganó en una vibrante etapa, este miércoles cedió el liderato a Evenepoel (vencedor de una contrarreloj de 17, 4 kilómetros). «Corrí ante los mejores del mundo. Nunca soy feliz si pierdo», señaló el español.

Iván Romeo nació hace 21 años en Valladolid, a los 10 años se incorporó al club del ex ciclista de Juan Carlos Domínguez, en la localidad de Arroyo de la Encomienda. En su ciclo de juvenil fichó por el MMR Cycling Academy de los asturianos Samuel Sánchez y Benjamín Noval. Con esta escuadra logró, en 2021, los títulos nacionales de línea y contrarreloj. Luego se marchó a EEUU y se enroló en el Hagens Berman Axeon, dirigido por Axel Merckx. En 2023 se unió al Movistar, ganó una etapa en el Tour del Porvenir y la medalla de plata en la prueba de ruta sub-23 del Campeonato Europeo. En 2024 conquistó la medalla de oro en la contrarreloj del Mundial sub-23. En 2025, además de brillar en el Dauphiné, se ha anotado una etapa en la Comunidad Valenciana.

Samuel Sánchez, orgulloso de haber formado a Romeo, se atreve a lanzar un vaticinio sobre el futuro del corredor. «Iván es muy cabezota. Analiza datos. Siempre está picando, pico y pala, pico y pala. Yo le veo como futuro campeón del mundo de contrarreloj. Es joven, con mucho motor y progresa bien. Tiene menos cuerpo que Filippo Ganna, pero sube mejor. En la prueba en ruta lo tendría muy complicado, porque hay rivales de mucha categoría, pero en la crono atesora posibilidades. Para el ciclismo español es un lujo tener a chicos como Romeo, Ayuso, Pelayo Sánchez o Carlos Rodríguez», dice el ex campeón del mundo a primera hora de la tarde del miércoles tras recorrer 90 kilómetros por las carreteras asturianas. «El martes subí al Gamoniteiro y casi me ahogo con tanto calor», bromea.

Samuel dice que era lógico que Romeo cediera el liderato del Dauphiné: «Es normal que pagase el esfuerzo físico y emocional del martes, con 5.000 whatsapps, la prensa, los controles... Todavía tiene que aprender, todo esto le servirá de experiencia. Esa manera de ganar en la etapa del martes, atacando cuando nadie lo espera, ya la hacía de juvenil. Vencer en una jornada de más de 200 kilómetros y con un desnivel de 3.000 metros está al alcance de muy pocos. Ha demostrado que sabe gestionar bien los momentos de crisis y estrés. Es joven, pero muy profesional y maduro».

En el Movistar alucinan con el descaro y los golpes de genio del vallisoletano. «Tradicionalmente, en carrera, el grupo de Eusebio Unzué se caracteriza por la prudencia, poco dado a la improvisación. Les gusta cocinar a fuego lento. Esa actitud contrasta con la inquietud de Romeo», dice un ex corredor del Movistar. Esa osadía se plasmó en la etapa del martes, con un doble ataque a Van der Poel, y en el inicio de la temporada con un arranque de coraje en una etapa del Tour de UAE. Romeo se quedó cortado en un abanico, se colocó al frente del grupo rezagado y, con la cabeza pegada al manillar y la vista fijada en el horizonte, apretó tanto que se quedó solo, descolgó a sus compañeros y estuvo a punto de contactar con los escapados, que tiraban como locos. Un brutal de ejercicio de potencia.

«Romeo es un corredor en formación. No se puede comparar con Indurain ni con nadie. Tiene que asentarse en la categoría, buscar su sitio, definirse como ciclista. Yo le veo ganando contrarrelojes, carreras de una semana y clásicas», asegura Benjamín Noval , que dirigió a Romeo durante dos años de juvenil. «En las categorías inferiores mostró un gran potencial. Cuando llegó a nuestro equipo estaba un poco verde, pronto aprendió a trabajar en equipo. Iván es un ejemplo de adaptación. No se arruga con nada, es una roca física y mental. Si le mandas a Siberia se compra una casa y aprende siberiano. Tiene condiciones innatas de líder y mucha personalidad», añade Noval.

Este miércoles, Romeo perdió 1.25 con Evenepoel y ahora es tercero, a nueve segundos. El belga aventajó en 20 segundos a Vingegaard y en 48 a Pogacar. Hoy etapa de media montaña. La ronda finaliza el domingo.

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Pogacar, en un espectacular regreso, supera a Vingegaard en un atípico sprint y se anota el triunfo en el Critérium Dauphiné

Regreso apoteósico de un fenómeno insaciable. Tadej Pogacar, tras su periodo de descanso después de su exhibición en las clásicas de primavera, retornó este domingo a la actividad y lo hizo a lo grande, como es propio del campeón del mundo. El esloveno se anotó la primera etapa del Critérium Dauphiné superando en una electrizante llegada a Jonas Vingegaard (segundo), Van der Poel, Remco Evenepoel y Santiago Buitrago.

Pogacar, en una etapa con recorrido quebrado, mostró sus ambiciones en una ronda que sirve de último test para el próximo Tour de Francia (5.27 de julio). Este domingo, el líder del UAE volvía a enfrentarse a Vingegaard después de 11 meses. Los dos favoritos para la Grande Boucle, que han realizado una concentración de altura en Sierra Nevada, han ratificado que sus momentos de forma son espléndidos y prometen sensaciones intensas para esta prueba que finaliza el próximo domingo.

La primera jornada del Critérium Dauphiné se rompió a falta de siete kilómetros para la meta, donde figuraba una cota de 600 metros y en la que Pogacar fue el primero en moverse. El gran ataque del día corrió a cargo de Vingegaard, que saltó a seis kilómetros de meta y su ofensiva fue secundada porPogacar, por Van der Poel, Buitrago y Evenepoel.

El quinteto avanzó ante la sorpresa del pelotón, comandado por Jonathan Milan (el gran favorito de los sprinters) y se presentó en la meta con una ligera ventaja sobre los equipos de los velocistas. Van der Poel arrancó desde lejos en el atípico sprint, pero Pogacar respondió con una aceleración insuperable.

Este el triunfo 97 de Pogacar, extra motivado en la preparación de un Tour de Francia en el que persigue su cuarta victoria.

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Pogacar y Vingegaard, los colosos de las montañas, se retan 11 meses después y antes de la cita crucial

Reencuentro de la pareja del siglo antes de la cita crucial del año. Tras 11 meses sin coincidir, Tadej Pogacar y Jonas Vingegaard vuelven a cruzar sus respectivos caminos. El fenómeno esloveno reaparece este domingo en el Critérium Dauphiné tras su frenética temporada de clásicas, con triunfos en Lieja-Bastoña-Lieja, Tour de Flandes, Flecha Valona y Strade Bianche, con 15 días de competición y más de 2.750 kilómetros recorridos. El danés retorna tras una temporada con apariciones esporádicas. Hasta el momento sólo ha competido 10 jornadas, con 1.483 kilómetros cubiertos en dos pruebas: Vuelta al Algarve (con general y triunfo en una contrarreloj) y París-Niza (victoria en una crono por equipos y abandono por una caída).

Los mejores fondistas del mundo se retan en la ronda francesa que arranca con una etapa en línea entre Domerat y Montluçon y finaliza el próximo domingo. Es el último examen antes del Tour de Francia (5-27 de julio), en el que Pogacar persigue su cuarto título y Vingegaard, el tercero.

«Acabamos de terminar un buen entrenamiento en altura en Sierra Nevada con el equipo y me siento con ganas. Tengo las piernas bien y la motivación es alta. Hacía años que no iba al Dauphiné y estamos emocionados de volver a competir después de muchas semanas de entrenamiento. Hay muy buen ambiente en el grupo y estamos listos para demostrar lo que podemos hacer», señala Pogacar, que nunca se ha impuesto en la carrera francesa y no coincide con el danés desde finales de julio del pasado año.

Vingegaard, que se anotó la prueba en 2023, asegura que ha planificado su calendario sólo pensando en la Grande Boucle. «Claro que me fijé en el rendimiento de Pogacar en las clásicas de primavera. Fue impresionante, pero yo sólo estoy concentrado en mi gran objetivo del año: el Tour», explica de danés, que tiene previsto acudir a la Vuelta a España.

Esta edición del Criterium Dauphiné se decidirá en las tres últimas jornadas, con descarados perfiles montañosos. El viernes, se ascenderán Domancy y Combloux. Al día siguiente llega la etapa reina, con tres colosos: Madeleine, Croix-de-Fer y Valmeinier 1800. El domingo, la clausura en la cima de Plateau du Mont-Cenis.

Además de la mejor pareja de escaladores, en este Critérium Dauphiné estarán, entre otros, Remco Evenepoel (dice que acude sólo con la intención de ganar fondo), Van der Poel, Jorgenson, Bardet, Lenny Martinez, Guillaume Martin y el joven francés Paul Seixas. La participación española está encabezada por Enric Mas y Carlos Rodríguez.

La misteriosa crisis de Van Aert, entre la crítica y el infortunio: "No tengo nada que demostrar"

La misteriosa crisis de Van Aert, entre la crítica y el infortunio: “No tengo nada que demostrar”

"No tengo nada que demostrar", pronunció en la previa Wout van Aert, acorralado por las críticas, consciente de que demasiadas miradas se posan ya en su preocupante bajón de rendimiento. Volvía el belga a A través de Flandes, el eléctrico anticipo del Tour de Flandes, allí donde hace un año se dejó media temporada en una caída en la que se fracturó la clavícula y varias costillas. Y lo que parecía que era su regreso a la victoria acabó en otro drama con el que acrecentar las dudas.

Neilson Powless le arrebató el triunfo donde antaño era imbatible, en un sprint mano a mano en el que, para más inri, a Wout le acompañaban dos compañeros del Visma Lease a Bike. Un escarnio colectivo y otra punzada en lo personal para el que hace nada era considerado el corredor más completo del mundo. "Soy totalmente responsable. Fui demasiado egoísta. Quería tanto esta victoria, especialmente después de las críticas que he recibido y de la mala suerte que he tenido... Estaba pensando en mí mismo", se sinceró como nunca, para recibir de inmediato el apoyo público de compañeros y rivales, desde Demi Vollering a Tadej Pogacar.

Para saber más

Tras su irrepetible Tour 2022, Van Aert no es el mismo. Todo a su alrededor es sinónimo de infortunio. Ya ni siquiera aparece en las quinielas como favorito a las clásicas de primavera. Tanto para el domingo en el Tour de Flandes como para la París-Roubaix del siguiente están muy por delante Mathieu Van der Poel o el propio Pogacar.

Cuando Jonas Vingegaard conquistó su primer Tour no pudo más que rendirse a un gregario impagable. "Es el mejor ciclista del mundo, he tenido la suerte de que me ha ayudado a ganar", dijo de un Van Aert que se lo puso en bandeja -el golpe de gracia a Pogacar en Hautacam...- pero que, además, atacó a diario (a veces, de salida), se llevó el maillot verde, se enfundó varios días el amarillo, ganó tres etapas y en otras cuatro entró segundo.

Una salvajada que le proyectaba a un futuro en el que, por qué no, ser él mismo el que intentara ganar la Grande Boucle. Porque en la edición de 2021 ya había firmado algo 'imposible', vencer en todos los terrenos: en contrarreloj, en el sprint masivo de los Campos Elíseos y en alta montaña (tras coronar el Mont Ventoux).

Van Aert, con Benoot, Powless y Jorgenson en 'Dwars Door Vlaanderen'.

Van Aert, con Benoot, Powless y Jorgenson en 'Dwars Door Vlaanderen'.AFP

Ese mismo 2022 Van Aert había sido segundo en Flandes y tercero en Roubaix. Tras ganar la Milán-San Remo en 2020, que en su palmarés se acumularan Monumentos parecía un hecho inevitable. Pero, a día de hoy, apenas la Classicissima sigue luciendo. Van der Poel, su enemigo íntimo desde niño, desde el ciclocross que les formó, le ha borrado del mapa. Aquel pinchazo fatídico en el Infierno del Norte de 2023 pareció precipitar el mal fario. "Especialmente en Roubaix nunca he tenido suerte. Es una carrera en la que tienes que correr de forma perfecta, pero siempre me ha pasado algo o había alguien más fuerte. En esas carreras especialmente cada detalle puede ser decisivo. Ojalá algún día la suerte este de mi lado", se sinceraba en una entrevista con este periódico.

Desde febrero de 2024 no gana una carrera de un día (La Kuurne-Bruselas-Kuurne). Al percance en A través de Flandes se unió el gravísimo (en su rodilla se aprecian las consecuencias) del final de temporada en la Vuelta, camino de los Lagos de Covadonga, cuando ya sumaba tres victorias de etapa y recuperaba la sonrisa y el espectáculo.

Una lesión durísima de la que no parece haber vuelto como antaño. En 2025, donde volvió a alzar los brazos en dos pruebas de ciclocross (aunque en el Mundial volvió a perder ante Van der Poel), hasta el segundo puesto en la meta de Waregem su registro era muy pobre. No brilló ni en la Clásica de Jaén (39º) ni en la Vuelta al Algarve (Vingegaard le ganó en la crono). Tampoco en clásicas que antaño conquistó como la Omloop Nieuwsblad o la Kuurne. Tras ellas, se marchó a una larga concentración en el Teide, de la que sigue dejando dudas sobre su estado de forma. En la E3 Saxo Classic entró a casi tres minutos de Van der Poel y el miércoles un calambre en el sprint le hizo ceder ante Powless. ¿Es el final de una estrella o será capaz de volver a ser el Van Aert de antaño? En el pavé busca redención.

Ayuso, 11 años después, toma el relevo de Contador en el trono de los dos mares de Italia:''Me preparé para este objetivo''

Ayuso, 11 años después, toma el relevo de Contador en el trono de los dos mares de Italia:”Me preparé para este objetivo”

Once años atrás, Juan Ayuso se peleaba con su amigo Mateo para ver quién era el más rápido en las calles de Jávea. Por las tardes, se plantaba delante de la televisión para disfrutar con las exhibiciones de su ídolo en la Tirreno-Adriático. ''Cuando sea mayor quiero ser como él'', decía mientras veía a Alberto Contador en las ascensiones a los puertos de los Abruzos. En este invierno lluvioso, el escalador de Pinto ha encontrado relevo español en la travesía que enlaza, de oeste a este, los dos mares de Italia.

Ayuso, el nuevo fenómeno del ciclismo español, conquistó este domingo el tridente de Neptuno que acredita al vencedor de la primera carrera italiana por etapas encuadrada en la temporada UCI World Tour, que finalizó en la tradicional meta de San Benedetto del Tronto, ganada al sprint por el italiano Jonathan Milan.

La jornada de clausura de la Tirreno-Adriático, con un recorrido sin apenas dificultades orográficas, estuvo controlada por el UAE y por el Ineos de Filippo Ganna, que consiguió bonificar en el sprint intermedio para arrebatar a Antonio Tiberi la segunda plaza del podio. La nota de calidad la puso Van der Poel, que se fugó y luego fue neutralizado en el ecuador de la etapa. Los últimos kilómetros, ya en las calles de San Benedetto del Tronto, fueron dominados por el Visma de Olav Kooij y Lidl de Milan. El velocista italiano, que contó con ayuda de su amigo Filippo Ganna, se anotó su segundo triunfo parcial en la ronda de los mares, la quinta de la temporada.

líder que no sabe ejercer de gregario

Cuarto triunfo del curso para Ayuso, credenciales idénticas a las de su compañero Tadej Pogacar. El español se ha impuesto en el Trofeo Laigueglia, en la Drôme Classic y en la sexta etapa y la general de la Tirreno-Adriático; el esloveno, en la Strade Bianche y en dos jornadas y la general del Tour de Emiratos Árabes Unidos.

Ayuso vence y los aficionados se ilusionan con el nuevo ídolo, tan parecido, tan ambicioso como Contador. Ambos son los mejores contrarrelojistas entre los escaladores. Ayuso, que sólo ha comenzado a crecer, tampoco se asusta en la asunción de responsabilidades y reclama un equipo a su disposición. Es un líder que no sabe ejercer de gregario, por eso la dirección del UAE le ha diseñado una temporada en la que apenas coincidirá con Pogacar. El 24 de marzo acudirá a la Volta a Catalunya, donde pugnará con Primoz Roglic y Jonas Vingegaard (si se recupera bien de la caída en París-Niza), y luego afrontará su primer Giro de Italia.

Ayuso, a sus 22 años, cinco meses y 28 días, se ha convertido en el sexto ganador más joven de la historia de la Tirreno-Adriático, un peldaño por detrás Pogacar, que ganó, en 2021, con 22 años, cinco meses y 23 días. Una ronda que sonrió por quinta vez al ciclismo español, las anteriores ediciones favorables fueron las de 1991, con triunfo de Herminio Díaz Zabala; la de 2000, con Abraham Olano; la de 2005, con Óscar Freire, y la ya comentada de 2014, con Contador.

''En el comienzo de la temporada trabajé duro para conseguir el triunfo en la Tirreno-Adriático, que era mi primer gran objetivo. El esfuerzo ha tenido sus resultados'' dijo Ayuso tras enfundarse el maillot azzurro el pasado sábado en una ronda en la que siempre ha tenido estrella. El pasado año finalizó segundo, tras Vingegaard, y superó a Filippo Ganna en la contrarreloj inaugural (en esta edición se intercambiaron las posiciones). El español se siente muy cómodo en Italia, su gran rampa de lanzamiento. En 2021, cuando militaba en el Colpack Ballan, arrasó en el Baby Giro al imponerse en la clasificación general y en tres etapas. Tras su espectacular victoria pasó al primer equipo del UAE, donde cautiva por su descaro.

Ayuso, suma y sigue en una campaña que promete sensaciones intensas.

Festival de Ayuso en la Tirreno-Adriático: victoria en la etapa reina y liderato

Festival de Ayuso en la Tirreno-Adriático: victoria en la etapa reina y liderato

El Tridente de Neptuno para el escalador más atrevido, el que asciende sin mirar atrás, midiendo los tiempos y desprendiéndose de sus enemigos con golpes certeros. Juan Ayuso, el gran diamante del ciclismo español, se adjudicó este sábado la etapa reina de la Tirreno-Adriático y destronó del liderato al italiano Filippo Ganna (Ineos), que perdió 49 segundos con el corredor del UAE.

El chaval criado en Jávea se desprendió de sus adversarios con un ataque a falta de tres kilómetro de la cima de la estación de esquí de Frontignano, una subida de menos de ocho kilómetros, al 7,8% de desnivel medio, con rampas del 12% en la cordillera de los Apeninos.

Hasta esa montaña llegó un grupo de fugados compuesto Gianni Vermeersch (Alpecin), Benjamin Thomas (Cofidis), Andrea Vendrame (Decathlon AG2R), Samuele Battistella (EF Education), Jasper Stuyven (Lidl Trek), Chris Hamilton (Team Picnic PostNL), Andrea Pietrobon (Polti) y Magnus Cort Nielsen (Uno-X Mobility), que contaron con una ventaja de tres minutos y que al comienzo de puerto tuvieron poco más de 50 segundos. Desde el mismo comienzo del puerto, Isaac del Toro y Adam Yates, compañeros de Ayuso impusieron un fuerte ritmo que provocó el desfallecimiento de Ganna, que antes del inicio de la jornada disponía de 22 segundos de ventaja respecto al español. Tras el acelerón del corredores del UAE, a cuatro de la meta, saltó Ayuso con potencia y su ofensiva sólo fue respondida inicialmente por Thomas Pidcock (Ineos), Jai Hindley (Bora) y Mikel Landa (Soudal).

Tras un kilómetro de tanteo, Ayuso se marchó de forma imperial hacia la conquista de la etapa y del liderato de una prueba en la que el año pasado fue segundo, sólo superado por Jonas Vingegaard, que ahora se recupera de una lesión en la mano izquierda provocada el pasado jueves en la quinta etapa de la París-Niza.

El triunfo de este sábado se une a los conseguidos este mes en el Trofeo Laigueglia y la Drôme Classic. En crono inaugural de la Tirreno-Adriático fue segundo, tras Ganna. Ahora el italiano queda tercero en la clasificación general, a 38 segundos. La segunda plaza es para Antonio Tiberi (Bahrain), a 37.

''Estoy muy contento y muy agredido al trabajo realizado por todo el equipo'', dijo Ayuso tras pasar la línea de meta y besar a su novia y a su perrita Trufa.

Este domingo, jornada de clausura de la ronda de los dos mares, con una etapa de 147 kilómetros con salida en Porto Potenza Picena y final en San Benedetto del Tronto. El recorrido es llano, salvo en el ecuador de la ruta, que incluye el ascenso al alto de Ripatransone. El viento y los consiguientes abanicos podrían evitar la previsible llegada al sprint y a prevista coronación de Ayuso.

Este sábado también se afrontó la penúltima cita de la París-Niza con una etapa recortada por la adversa climatología. La jornada prevista de 147,8 kilómetros se quedó en 109,3 kilómetros, se suprimió el paso por el Col de la Colmiane, pero se mantuvo el final, con el ascenso a Auron, un puerto de 7,3 kilómetros con un 7,2% de desnivel medio. La jornada, condicionada por la lluvia y el frío, fue ganada por el australiano Michael Storer(Tudor), que sobrevivió a la escapada buena del día. Iván Romero (Movistar); otra vez espléndido, fue cuarto. La ronda, que finaliza este domingo, está liderada por el estadounidense Matteo Jorgenson (Visma); que cuenta con 37 segundos de ventaja sobre el germano Florian Lipowitz (Bora)

La carrera francesa se sella con una etapa de cerca de 120 kilómetros propicia para las emboscadas, con cuatro subidas (Porte, Pellie, D'Eze y Quatre Chemins) antes de afrontar la sinuosa llegada a Niza.

Almeida derrota a Vingegaard en un caótico final de etapa de la París-Niza

Almeida derrota a Vingegaard en un caótico final de etapa de la París-Niza

El descontrol y el caos se adueñaron de la primera etapa de montaña de la París-Niza, ganada por el portugués Joao Almeida, que superó en el último suspiro a Jonas Vingegaard, el danés es el nuevo líder de la ronda francesa.

Venció el escalador luso en una jornada en la que la organización de la prueba generó un gran desconcierto al neutralizar la carrera a falta de 45 kilómetros para la meta debido a sendos accidentes ocasionados por un vehículo y una motocicleta.

En plena tormenta de agua y nieve, los ciclistas fueron detenidos (algunos, como Vingegaard se protegieron en el coche de su equipo) y minutos después se les ordenó avanzar, pero sin validar los tiempos, hasta 28,8 kilómetros de la llegada, 16 kilómetros inútiles. Entonces, el director de la carrera, ante las protestas de varios ciclistas, como Iván Romeo, volvió a parar el grupo y a relanzar la carrera, según el orden que estaba establecido antes de las incidencias. Por delante del pelotón iba un grupito de fugados, integrado, entre otros, por Guernalec, Swift, Leknessund, Tarling y Foss.

Seis ascensiones

Vuelta a empezar después de más 100 kilómetros transcurridos desde la salida de Vichy, con un grupo cabecero comandado por el Visma del líder, Matteo Jorgenson, que avanzaba hacia la estación de esquí de La Loge Des Gardes, en las cercanías del Loira y el Puy-de-Dôme, un puerto de primera categoría con 6,7 kilómetros al 7% de desnivel medio. El trayecto de la jornada también incluyó las ascensiones a seis puertos: cuatro de tercera categoría, dos de segunda.

En la última subida, Vingeggard, siempre pendiente de su compañero Jorgenson, sorprendió a sus rivales con dos acelerones a falta de 3.000 metros para la cima. Se fugó, pero nunca superó los 10 segundos de ventaja. El danés, que quiso lanzar un mensaje de autoridad a Tadej Pogacar, no calculó bien sus esfuerzos y a falta de 100 metros su superado por Almeida, el gregario del esloveno en el UAE. Al menos, Vingegaard tuvo la recompensa del liderato de a prueba que finalizará el próximo domingo.

A la espera de Frontignano

La lluvia y el frío también condicionaron el desarrollo de la tercera etapa de la Tirreno-Adriático, la jornada maratón, con 237 kilómetros de recorrido entre Follorica y Colfiorito. El pelotón decidió imprimir una marcha sin ritmo por la adversa climatología y sólo se animó un poco a falta 50 kilómetros, con la fuga de Pietrobon y De Bondt, siempre bajo el control del Ineos de Filippo Ganna. Juan Ayuso ya avisó en la salida que el escenario no era el adecuado para presentar batalla, todo será diferente el próximo viernes, con la llegada a Pergola, y el sábado, con final en la cima de Frontignano.

La clausura, en el Valico de Colfiorito, una subida tendida de 17 kilómetros, sin pendientes acusadas, en el parque Regional de Umbría, Ganna desafió al grupo de los mejores con un ataque a falta de tres kilómetros que fue respondido primero por Ayuso y luego por Van der Poel. En el arreón definitivo el más rápido fue el italiano Andrea Vendrame. Roger Adriá fue quinto y Alex Aranburu, octavo

Ganna se venga de Juan Ayuso en la crono de apertura de la Tirreno-Adriático

Ganna se venga de Juan Ayuso en la crono de apertura de la Tirreno-Adriático

El gigante de Verbania, un año después, se venga de una de sus afrentas más dolorosas. Filippo Ganna, el contrarrelojista más potente y elegante del pelotón, se adjudicó este lunes, en Lido di Camaiore, la crono de apertura de laTirreno-Adriático. Un triunfo que sirve para cicatrizar la herida moral sufrida en 2024 en el mismo escenario, donde fue batido por el español Juan Ayuso.

El barbado italiano, con su maillot de campeón de italia, firmó un extraordinario ejercicio, de más a menos, en los 11,5 kilómetros de recorrido. El rodador del Ineos paró el cronómetro en 12 minutos y 17 segundos, 23 segundos menos que Ayuso. En el tiempo intermedio, Ganna sólo superaba al chaval de Jávea en dos segundos, pero últimos seis kilómetros, sin apenas curvas, fueron un festival para el italiano, aclamado por el público.

Ayuso, el mejor contrarrelojista de los escaladores, estuvo espléndido, marcando siempre los mejores tiempos antes de la salida del italiano. Terminó segundo y ya atesora una ligera aventaja sobre sus principales rivales en la conquista de la ronda de los dos mares, como medio minuto a Simon Yates y Pello Bilbao, 15 sobre su compañero Isaac del Toro y seis sobre Antonio Tiberi.

Ganna portará la maglia azurra en la etapa de esta martes, con un trazado llano entre Camaiore y Follonica, con 189 kilómetros de recorrido.

Por otra parte, el belga Tim Merlier repitió victoria a sprint en la segunda jornada de la París-Niza, que transcurrió entre Montesson y Bellegarde y la que en el último tramo hubo varias caídas. Este martes se disputa una contrarreloj por equipos en la que el Visma de Jonas Vingegaard parte como favorito.