Pelayo Sánchez, la promesa del ciclismo español tutelada por un campeón olímpico: "Es un llorón, siempre está quejándose"

Pelayo Sánchez, la promesa del ciclismo español tutelada por un campeón olímpico: “Es un llorón, siempre está quejándose”

El asturiano que ha terminado con un lustro de sequía española en el Giro de Italia comparte apellido con su maestro. Pelayo Sánchez (Tellego, 2000), ganador de la etapa del sterrato de la Corsa Rosa, se formó en la MMR Academy que dirige Samuel Sánchez en Oviedo desde 2015. El campeón olímpico de Pekín 2008 moldeó a un corredor con gran talento pero bajo de confianza.

«Pelayo es un llorón, siempre está quejándose. Es muy dubitativo. No te puedes imaginar el montón de mensajes que me ha enviado desde que comenzó el Giro, diciéndome que no estaba bien. Yo le decía que estuviera tranquilo, que se reservara para la etapa del sterrato, que se metiera en una fuga y que tirase para adelante. Me alegro de que me hiera caso», recalca Samuel instantes después del que su ex pupilo derrotara a Julian Alaphilippe y terminara con una nefasta racha de triunfos en la prueba italiana. El anterior ganador fue Pello Bilbao, en 2019.

Pelayo Sánchez permaneció en la MMR Academy cuatro años, desde cadete a júnior. Debutó como profesional en 2021 con el Burgos-BH. «Es un quejica, pero también es un killer del área, sabe ganar y lee muy bien las carreras. Tiene instinto y se crece ante la adversidad, como demostró con su pelea con Alaphilippe [el francés le abroncó por demarrar en un repecho] y Plapp. Es rápido y sube bien, es una caza etapas, muy parecido a Ion Izagirre, pero tiene que aprender a no ser tan negativo», añade Samuel Sánchez.

Sus amigos recuerdan que una vez, cuando era juvenil, se negó a correr una contrarreloj en la Vuelta a Valladolid porque estaba desanimado. Se presentó a la etapa en ropa de calle y su director, el ex ciclista Benjamín Noval y técnico de MMR Academy, le obligó a cambiarse de ropa y a montar en la bicicleta. Tomó la salida y ganó. Y es que a pesar de sus 60 kilos también es un aceptable contrarrelojista.

El nuevo talento del equipo Movistar está estudiando Fisioterapia y vive con su padres y hermana en Tellego, un pequeño pueblo a sólo 13 kilómetros de Oviedo. Todas las semanas, cuando no está con el Movistar, sale a entrenarse con Samu Sánchez por las carreteras asturianas. Pelayo siempre apuntó notables condiciones, pero sus problemas con la alergia le frenaron la progresión. Todo mejoró cuando hace un par de años se operó de sinusitis. En su debut en la Vuelta a España, en 2021, con sólo 21 años, destacó en las etapas de montaña asturianas y gallegas, y especialmente en la dura jornada del Gamoniteiru.

En 2023 se estrenó como ganador de etapa en la última jornada de la Vuelta a Asturias, con final en la calle Uría de Oviedo. En la última Vuelta a España acaparó titulares tras quedar tercero en Guadarrama, sólo superado por Poels y Evenepoel. Esta temporada también sumó el Trofeo Pollença-Port d'Andratx.

Para este chaval de 24 años, el sprint de ayer será imborrable y nunca olvidará el consejo de su maestro: «Desde el inicio del Giro intenté ahorrar energía porque sabía que no estaba en forma para estar delante con los primeros días. Así que me reservé para esta etapa con la intención de meterme en una escapada, pero nunca me imaginé ganar la etapa».

«Ha sido una locura, un sueño. Esto es increíble. No tengo palabras. Durante todo el día traté de estar tranquilo y eliminar a algunos corredores. Al final me quedé con Plapp y Alaphilippe, intenté dejarlos atrás, pero me fue imposible», dice el nuevo dominador del sterrato en esas carreteras de tierra que tanto se parecen a las de su pueblo.

El asturiano Pelayo Sánchez se consagra en la etapa del 'sterrato'

El asturiano Pelayo Sánchez se consagra en la etapa del ‘sterrato’

Actualizado Jueves, 9 mayo 2024 - 17:35

Deslizándose entre la grava de la cautivadora Toscana. Volando en el sterrato, esos tramos de tierra que rememoran aquellos caminos que martirizaban a los heroicos pioneros. Ciclismo con aroma antiguo para el lucimiento de Pelayo Sánchez, el asturiano del Movistar, que logró la primera victoria española en la Corsa Rosa'2024 y también en los últimos cinco años.

''Es increíble, una locura. No me lo puedo creer'', exclamó el corredor del Movistar, que superó en un vibrante mano a mano al francés Julian Alaphilippe, dos veces campeón del mundo. Tadej Pogacar mantiene el liderato.

Una victoria y un rival que sirven para consagrar a un ciclista que sólo tiene 24 años y que atesora un amplio margen de mejora. Este año ya había conseguido un triunfo en la Challenge de Mallorca. En la temporada anterior se anotó una etapa en la Vuelta a Asturias.

Alegría inmensa en el seno del Movistar, que necesitaba un éxito como este para recobrar la autoestima y para enderezar una discreta campaña.

Hermoso escenario para presentación de Pelayo Sánchez. En esa esperada etapa del sterrato, que ahora muchos denominan gravel, que no es otra cosa que la habitual tierra prensada de los caminos forestales. La estrategia para afrontar el sterrato es idéntica al de los tramos de adoquines. Hay que ir con decisión y pelear por entrar en las mejores posiciones. Eso genera dosis elevadas de estrés que provocan enganchones y caídas. Un ejercicio de habilidad y de esfuerzo extremo.

La jornada incluyó tres segmentos para exprimir al máximo el esfuerzo. El primero de poco más de 4.000 metros fue inaugurado por un grupo de escapados en el que figuraba Pelayo Sánchez Alaphilippe y el australiano Lucas Plapp (Jayco), con más de un minuto de renta sobre un pelotón que quedó muy fragmentado en el ecuador de la etapa que transcurrió cerca de Siena, principio y fin de la Strade Bianche.

En los primeros pasos por el sterrato, el Ineos de Geraint Thomas aceleró la marcha, con Thymen Arensman marcando el ritmo. Pogacar, que se quedó sólo con dos gregarios, no colaboró en las operaciones de caza. Al esloveno le interesaba mantener viva la escapada.

En el tercer tramo (2.400 metros de subida), a 16 kilómetros de meta, los nervios se apoderaron del pelotón, con empujones y caídas. Con Ineos, otra vez, al comando, y con una ventaja de 1,15 minutos con Pelayo y sus acompañantes. Los tres fugados no escondieron sus cartas, cada uno de ellos intentó escarpase a falta de 20 kilómetros en carreteras estrechas y en permanente subida, con el pelotón reduciendo distancia. Hasta hubo pequeñas broncas, el francés reclamó al Pelayo, que no le sprintara en un repecho. Los últimos 400 metros fueron pletóricos para el asturiano, que se situó a la estela de Alaphilippe y le superó en el último golpe de riñones. Cara de incredulidad para el francés, derrotado por un español sin complejos y que ya ha justificado toda una temporada.

Este viernes, cambio de escenario, con una contrarreloj de 40,6 kilómetros con final en alto. Filippo Ganna tratará de evitar una nueva victoria de Pogacar.

Ben Thomas sorprende a los velocistas antes de la criba del 'sterrato'

Ben Thomas sorprende a los velocistas antes de la criba del ‘sterrato’

Un póquer de osados derrota a un pelotón desquiciado por una pelea estéril entre los velocistas. El francés Ben Thomas se anotó la victoria en la amurallada Lucca tras aprovechar una escapada en el tramo final de la etapa en la que también se metieron Michael Valgren (EF Education-EasyPost), Enzo Paleni (Groupama-FDJ) y Andrea Pietrobon (Team Polti Kometa). El pistard olímpico galo otorga el primer triunfo al Cofidis en esta temporada.

En la espléndida primavera de la Toscana. Los equipos de los sprinters quedaron en evidencia. Los cuatros escapados se marcharon cuando sólo quedaban un puñado de kilómetros para la clausura, pronto sumaron 45 segundos de renta y a partir de ese momento apareció en descontrol en el grupo perseguidor. Jonathan Milan y sus lanzadores del Trek reclamaban a los integrantes del Alpecin, Soudal y Visma que les relevaran en la punta de lanza. Unos se hacían los sordos, otros se escondían. Cuando se pusieron de acuerdo ya era muy tarde.

Los fugados se compenetraron espléndidamente. Pietriobon lo intentó con un ataque a falta de 600 metros, pero el empuje de Thomas fue insuperable. Primer triunfo del curso para el corredor de 28 años, que el pasado logró una etapa en los Cuatro días de Dunkerque.

El francés acaparó notoriedad en la monumental Lucca, cuna de los compositores Giacomo Puccini y Luigi Boccherini. También es la patria de Mario Cipollini, uno de los sprinters más formidables de siempre, que atesora el récord de victorias en el Giro, 42, una más de Alfredo Binda. Fue el más astuto de una jornada etapa nerviosa, con varios enganchones que provocaron las caídas, entre otros, de Woods, Valter, Milesi y Foss.

Una etapa que precedió a la estresante cita de este jueves, con la presencia del temido sterrato, esa tierra prensada que acelera el pulso de los corredores. Un escenario incómodo en el que Tadej Pogacar siempre ofrece altísimas prestaciones, como ya demostró esta temporada con el apabullante dominio en la Strade Bianche. Un día para los clasicómanos y los rodadores más potentes.

La cita, que sale de Torre del Lago Puccini y finaliza en Rapolano Terme, consta de 180 kilómetros, con un trazado plano hasta el ecuador del ejercicio. Los tres tramos de pista sin asfaltar, con un total de 11,6 kilómetros, están situados en la última parte de la etapa. 50 kilómetros estresantes. El primer desafío aparece en el kilómetro 130 y tiene una longitud de más de 4.000 metros. Sin apenas descanso irrumpe el segundo segmento, en Grotti, que romperá la carrera debido a sus 4,8 kilómetros de subida. El tercero está situado sólo a 16 kilómetros de la meta y tiene una longitud de 2.400 metros, con subida y bajada. Martirizantes obstáculos del polvo y la grava. Trabajo extra para los mecánicos.

Un territorio comanche en el que Pogacar amenaza con divertirse y martirizar a sus enemigos. Un día divertido en el que algún aspirante al podio podría despedirse de sus opciones. Este Giro no ofrece tregua.

Duelo entre gigantes italianos y triunfo de Jonathan Milan en otro sprint frenético

Duelo entre gigantes italianos y triunfo de Jonathan Milan en otro sprint frenético

Los gigantes locales muestran su jerarquía en la Corsa Rosa. Los rodadores italianos acaparan protagonismo en la segunda y consecutiva jornada resuelta al sprint en el Giro. El italiano Jonathan Milan impuso su punta de velocidad en una frenética clausura de etapa en Andora. El velocista del Trek (23 años y 1,93 metros) asumió la cabeza del pelotón tras neutralizar una fuga del contrarrelojista Filippo Ganna (también 1,93 metros) cuando sólo restaban cuatro kilómetros para la bajada del telón. Otra acometida brillante e inesperada, como la rubricada el lunes por Tadej Pogacar. Un nuevo regalo para los sentidos.

Ganna buscó sorprender a unos velocistas que no estaban dispuestos a desperdiciar un escenario propicio. El rodador del Ineos arrancó con esa potencia descomunal que le caracteriza y provocó el nerviosismo en el gran grupo. En un terreno en ligera subida, el pelotón se estiró en fila india. Los sprinters, protegidos por sus lanzadores, sufrieron para llegar hasta Ganna. El gigante italiano fue cazado cuando sólo faltaban 600 metros. En ese instante, Milan asumió la responsabilidad y no permitió que nadie le sobrepasara. Alegría para el otro gigante italiano, que el lunes quedó frustrado con la victoria de Tim Merlier. La segunda plaza ni siquiera supuso un consuelo. Este temporada también ha conseguido dos victorias de etapa en la Tirreno-Adriático y otra en la Voltaa la Comunitat Valenciana.

Una jornada inolvidable para Fran Muñoz, el chaval del Polti Kometa, el equipo de Alberto Contador, que se metió en la escapada buena del día y que, junto a De Bond, mantuvo un interesante duelo con las locomotoras del pelotón. Un estreno venturoso para el asturiano en carreteras de la Milán-San Remo. Un lugar desgraciado para Biniam Girmay, que abandonó la prueba por una caída. El eritreo se anotó una etapa en la Corsa Rosa de 2022.

Una etapa accidentada por varios percances que salió del Piamonte y llegó a la zona de Liguria, comarca marcada por la expulsión de Eddy Merck en el Giro de Italia de 1969. Entonces, en la jornada que finalizó en Savona, muy cerca de la llegada de este martes a Andora, el belga dio positivo por anfetaminas. El Caníbal aseguró que aquel control fue un fraude y que alguien le dio una bebida adulterada.

El triunfo de Jonathan Milan de produjo horas después de que Jonas Vingegaard reapareciera en las redes sociales. El equipo Visma lanzó un vídeo en el que se veía al danés entrenándose en carretera. Era la primera vez que el escalador se ejercitaba al aire libre tras su caída de hace un mes en la Vuelta al País Vasco. Las imágenes fueron acompañadas con unas breves declaraciones del corredor en las que se mostraba optimista con su futuro cercano. "Es agradable poder salir a entrenar al exterior de nuevo con normalidad. Me siento bien y estoy mejorando día a día. Aún tengo que terminar de recuperarme de algunas cosas, pero voy mejorando", dijo.

El danés no ha perdido la esperanza de estar el próximo 29 de junio en Florencia en la salida del Tour de Francia. "Por supuesto, espero estar en el Tour. Aún no sé con exactitud como irá mi recuperación y cual será mi condición, pero haré todo lo posible para llegar en el mejor estado de forma que pueda", cerró.

Merlier se anota la primera 'volata' tras una nueva exhibición de Pogacar

Merlier se anota la primera ‘volata’ tras una nueva exhibición de Pogacar

Premio para el velocista más perseverante. Tim Merlier se anotó la primera volata de un Giro de Italia gobernado por Tadej Pogacar, que este lunes tuvo la osadía de retar a los velocistas con un soberbio ataque a falta de dos kilómetros. El sprinter del equipo Soudal impuso su potencia en una jornada nerviosa, salpicada con pequeñas subidas, con meta en Fossano. El campeón esloveno continúa comandando la general con 45 segundos de renta sobre Geraint Thomas, que también se dejó ver en el tramo final.

Merlier debutante en el Giro a los 31 años, ya puede presumir de triunfos en las tres grandes rondas por etapas. Esta es la octava vez que sube a lo más alto del podio en la presente temporada. Al inicio del curso, en el Tour de UAE se anotó tres etapas.

El belga acaparó protagonismo en una etapa de tensión, con varios abanicos provocados por el viento, que pillaron distraídos a los rodadores del Movistar. Trabajo extra para los lanzadores de Fernando Gaviria. El Giro no atesora el glamour del Tour, pero le supera en dureza e incertidumbre. Nadie esconde sus ambiciosas intenciones. Todos se rinden a la superioridad de Pogacar, pero hay suculentos trozos de tarta a repartir. Los triunfos parciales suponen muchos puntos UCI y una excelente plataforma publicitaria para equipos y corredores. Eso lo saben bien los responsables del Soudal, que festejaron la conquista de la primera volata. La segunda plaza fue Jonathan Milan y la tercera para Biniam Girmay.

Aprovechando un repecho

Merlier y los integrantes de su escuadra tuvieron que emplearse al máximo para neutralizar una sorprendente escapada de Pogacar a falta de 2.000 metros para la clausura. El esloveno, en una pequeña subida, aprovechó un aceleró del danés Mikkel Honoré para dejar cortados a los sprinters. Su ofensiva fue respondida por Thomas. Inesperada reacción del esloveno que fue cazado a falta de 200 metros y que encandiló al público. Un regalo más de un corredor genial.

Este martes nueva cita para el lucimiento de los velocistas, con un trayecto de 190 kilómetros en dirección a costa de Liguria, con salida de Acqui Terme y cierre en Andora. En el ecuador de la etapa aparece un puerto de tercera categoría que, a priori, no debería evitar una llegada masiva.

El universal Giro local

El universal Giro local

Por orden de aparición en el calendario, el Giro, el Tour y la Vuelta conforman el trío de joyas de la corona ciclista. Rosa morganita, amarillo oro y rojo rubí. Esencialmente latinas, ampliamente mediterráneas, ejemplos de las viejas jerarquías, forman parte de la cultura no sólo deportiva del país, al que contribuyen a representar en el mundo.

Pero el Giro es la menos cosmopolita, la más apegada a las mentes y los corazones locales. En su univer

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Pogacar rinde homenaje a Pantani en Oropa: primer zarpazo, victoria y maglia rosa

Pogacar rinde homenaje a Pantani en Oropa: primer zarpazo, victoria y maglia rosa

El aperitivo del sábado supo a poco, como si lo que no fuera un brutal despliegue de Tadej Pogacar no colmara las expectativas. Pero la fiera escapó de todas las jaulas en un enclave mítico. En el Santuario de Oropa, donde Marco Pantani dejó una remontada asombrosa en 1999, donde Piotr Ugrumov encendió las alarmas de Miguel Indurain seis años antes, el esloveno asestó el primer zarpazo al Giro. Aún no mortal, ni medio minuto a sus rivales, pero sí todo un aviso: si nadie lo remedia (quizá una escapada consentida esta semana), la amenaza es que vista de rosa hasta Roma.

Fue un guiño al Pirata 25 años después. Porque como Pantani aquel día, justo antes de empezar las rampas, a la salida del pueblo de Biella, un problema puso en alerta al líder del UAE. Un pinchazo delantero y una pequeña caída. Algo de confusión con las órdenes del coche, cabreo, cambio de bici y apretón para volver a la cabeza del pelotón que seguía persiguiendo a Andrea Piccolo, el valiente de la escapada del día.

No había habido fuegos artificiales en los dos puertos previos. Todo lo dejó el UAE para Oropa, donde Berg y Novak hicieron la selección -pronto Schachmann y Nario Quintana eliminados- y Majka lanzó a Pogacar como si estuviera en una bolera; el ataque a falta de 4,5 kilómetros, apenas un amago de poder seguirle de Ben O'Connor (luego lo acabaría pagando) y en solitario hasta la meta. Con su triunfo, el 71 de su carrera, ya puede presumir de haber ganado en las tres grandes vueltas y también de haber vestido de líder en todas ellas: "Era uno de mis sueños. Es algo que no muchos ciclistas tienen (exactamente, sólo 108). Estoy muy contento".

No fueron diferencias enormes, porque aún es el segundo día, el puerto, pese a su leyenda, no es tan duro (una media del 6,2%) y porque por atrás hubo entendimiento entre los que se jugarán, previsiblemente, las plazas del podio final. Se formó un grupo de nueve corredores, con Juanpe López entre ellos (ya es séptimo). Y el alemán Florian Lipowitz, que viene de brillar en el Tour de Romandía, hizo un fenomenal trabajo para Daniel Felipe Martínez. El colombiano y Geraint Thomas, segundo y tercero en la general (ambos a 45 segundos), apenas perdieron 27 en meta. No hubo noticias, sin embargo, del héroe de la primera jornada: a Jhonatan Narváez el rosa no le dio alas y pronto perdió comba. Bora e Ineos, dos colectivos poderosísimos contra los que deberá pelear Pogacar.

Oropa, donde Ugrumov puso contra las cuerdas a Indurain y Pantani firmó una remontada histórica

Oropa, donde Ugrumov puso contra las cuerdas a Indurain y Pantani firmó una remontada histórica

"Lo tenía todo bajo control". Eso pronunció después Miguel Indurain, aunque, quizá por primera vez se sintió (le sentimos), humano. Cabizbajo, la gorra blanca del Banesto, su inmensidad rosa apoyada sobre la valla publicitaria, el aliento entrecortado mientras se arremolinaban los fotógrafos en busca de la imagen del dios en apuros. El navarro acababa de ganar su segudo Giro de Italia consecutivo, pero en el Santuario de Oropa (donde este domingo acude Pogacar en busca de la maglia), un 12 de junio de 1993, un letón de Riga le había puesto contra las cuerdas.

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Cundió el pánico. Porque Piotr Ugrumov, gorra amarilla del Mecair-Ballan, llegaba poderoso a la meta, poco más de un minuto después del ganador Ghirotto. Y le seguían Chiapucci, Tonkov y Roche, pero Miguelón, del que no había referencias, tardaba en aparecer. El día antes, en la contrarreloj de Sestriere, lo había dejado todo, aparentemente, visto para sentencia, con 1:34 en la general sobre el ruso.

Al fin emergió su figura al fondo de la recta de meta, agarrado abajo en el manillar, superando el apuro. Entró a 36 segundos y salvó el Giro, pese a los sudores para siempre recordados en Oropa, casi 12 kilómetros a más del 6%, una subida que desde sus primeras rampas convirtió en exigente Moreno Argentin y en la que Ugrumov, segundo también en el Tour de 1994, se empeñó después en atacar y atacar. "No se trataba de resistir como fuese a su rueda, tenía un margen de sobra. Me he mantenido tranquilo. Ugrumov está muy fuerte y preferí seguir a mi ritmo. De lo contrario, me habría arriesgado a reventar. En ningún instante pensé que perdería la maglia rosa", razonó el navarro.

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Una cima no tan dura, pero sí mítica por los precedentes. Porque no sólo Indurain grabó allí, al norte de la ciudad e Biella, su leyenda. Más aún lo hizo unos años después Marco Pantani. En 1999 firmó una ascensión legendaria, también vestido de rosa.

Había recuperado el liderato el Pirata el día antes, en la meta de Borgo San Dalmazzo, donde tan mal lo pasó Laurent Jalabert. Aventajaba con 53 segundos a Paolo Savoldelli y 1'21" a Ivan Gotti. Pero en las primeras rampas del Racconigi-Santuario di Oropa, dedicado a la Virgen Negra, se encendieron todas las alarmas cuando a Pantani se le enredó la bicicleta, un problema mecánico aprovechado por sus rivales.

Con 45 segundos perdidos y el Mercatone Uno aguardando a su líder, Pantani se lanzó a la desesperada, en solitario ya, con seis kilómetros todavía por delante. Uno a uno, hasta 49 adelantamientos, incluidos Gotti, Savoldelli, Simoni y finalmente Jalabert. Estaba solo en cabeza a falta de tres kilómetros y apenas celebró el triunfo: "No pensaba que los había cogido a todos...".

Será la séptima vez que la Corsa Rosa acabe en Oropa. La última, en 2017, se vivió un bonito combate entre Doumoulin y Nairo Quintana. Con 161 kilómetros previos y otras dos subidas concentradas en la parte final, buen terreno para que Pogacar inscriba su nombre allí y recupere la maglia que ayer le birló el ecuatoriano Narváez, una fiera en el Muro de San Vito y un cañón en la meta de Turín.

A Pogacar le chafan el plan: Jhonatan Narváez le gana en Turín y se viste de rosa

A Pogacar le chafan el plan: Jhonatan Narváez le gana en Turín y se viste de rosa

No será un Giro de Italia de principio a fin para Tadej Pogacar, esa hazaña única que se dibujaba en el imaginario de los alardes del genio esloveno. No lo será quizá por poco, porque le salió un menudo ecuatoriano a darle réplica en la primera etapa, una Némesis inesperada, una lapa en el Muro de San Vito (1,4 km al 9,8%) y un cañón en la meta de Turín. Jonhy Narváez es la primera maglia rosa a la espera del domingo, del Santuario de Oropa donde sufrió Indurarin y donde Pantani dejó una remontada histórica para el recuerdo.

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Amanece sin tregua el Giro, sin resquicio todavía para los sprinters, un primer día con guiño a Superga en el aniversario del fatal accidente del Torino, con el Coll de la Maddalena a menos de 30 kilómetros y una trampa justo antes de la meta de Turín. Se contuvo Tadej, a pesar de exprimir a sus compañeros del UAE, sólo ya el infinito Majka al final, cuando Calmejane, de los restos de la escapada del día, coronó con apenas cinco segundos de un pelotón ya poco abundante en la Maddalena.

Esperó el doble ganador del Tour a San Vito, corto y mortal, aunque por delante un grupo de valientes había intentando sorprender en el parón de la bajada, con una táctica no demasiado comprensible del UAE. Fueron fuegos artificiales, pero todavía con sordina. Porque el ataque de Pogacar hizo pupa, pero no le dejó solo ni le brindó el triunfo. Pudo seguirle Narváez, sufridor, y también Schachmann enlazó después. Los tres se plantaron en Turín y allí el del Ineos fue el más rápido, el segundo ecuatoriano tras Richard Carapaz en vestir de rosa. "Me sentí muy bien. Era una buena etapa para mí. Seguir al mejor corredor del mundo subiendo ha sido muy duro", pronunció el protagonista, fundido en un emocionante abrazo con Geraint Thomas en la meta.

El francés Baudin entró a seis segundos, cuatro por delante de un pequeño pelotón en el que llegó el resto de favoritos, Thomas, Ganna, Daniel Felipe Martínez, Uijtdebroeks, O'Connor o Einer Rubio entre ellos. Juanpe López, primer español, se dejó un poco más, 20 segundos con el ganador.

Juanpe López: "Tengo el hambre de ganar una gran vuelta"

Juanpe López: “Tengo el hambre de ganar una gran vuelta”

Juanpe López recibe la llamada de ELMUNDO desde Lebrija, a unas horas de partir para Italia, con un saludo amable y un rotundo bostezo. «Que he hecho cinco horas y estoy cansadete», se excusa con la espontaneidad habitual. No hay tregua para quien ambiciona un Giro que prolongue su buena onda, la que le ha hecho «abrir la lata», su primer triunfo profesional, que, además, vino acompañado después con la victoria en la general del Tour de los Alpes. Sólo partirán cuatro españoles este sábado desde Turín, pero uno de ellos lo hará desde la pole de favoritos -TadejPogacar aparte- para esa maglia rosa que vistió durante 10 días en 2022. Los 10 días en los que el menudo escalador del Lidl-Trek se dio a conocer al mundo.

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Un chico de Lebrija va a ganar en las montañas del Tirol en uno de los días más dantescos que se recuerdan... No está mal para el estreno.
Fue uno de los días más fríos de mi vida sobre la bicicleta. Digamos que no se adaptaba a mis mejores condiciones, no es que este muy acostumbrado a eso. Pero soy un corredor que, extrañamente, no me lo explico ni yo, con el frío, con la lluvia, siendo de donde soy, no se me da mal.
¿Cuántas ganas tenía de levantar los brazos?
Fue bastante bonito, porque ves que, aunque cuesta, al final el trabajo da sus frutos, la lata se abre. Llevaba años soñando con este momento.
¿Supuso una liberación, le daba muchas vueltas al hecho de no haber logrado su primera victoria profesional?
Me he liberado mentalmente. No soy flojo de cabeza, soy bastante optimista en general, pero en el ciclismo de hoy, como todo el mundo sabe, ganan muy pocos corredores. Casi siempre ganan los mismos. Son circunstancias del momento, aunque siempre estaba pensando en por qué no llegaba. Esto me da mucha confianza para el futuro, para los nuevos retos. Hay que aprovecharlo, porque en el ciclismo, por desgracia, hay muchos más malos momentos que buenos.
¿Cómo han sido las semanas posteriores al Tour de los Alpes?
Antes habíamos estado tres semanas en el Teide con el equipo, días de muchas horas de trabajo con la bici y fuera de la bici. Después de los Alpes volví a altura, a Sierra Nevada, para hacer un pequeño recordatorio de ocho días. Y ahora, listos para afrontar el Giro. Creo que he asimilado bastante bien todo el trabajo realizado.
¿Cómo de especial es el Giro para ti?
Es una carrera muy bonita, le tengo un cariño increíble. La etapa del Etna la recordaré siempre. Iremos viendo este año. Como soy ciclista, tengo el hambre de ganar una gran vuelta y por delante, 21 días de oportunidad también para una etapa. Empieza duro, así que tocará apretar los dientes desde el principio. Hay bastante crono, el sterrato... será entretenido. Y luego la última semana, hay una etapa de 220 kilómetros con 5.000 metros de desnivel acumulado [con final en Livigno y paso previo por el Mortirolo].

Pogacar.
Es el principal favorito. Pero en ciclismo pasan cosas.
Viene de un 2023 que no resultó sencillo.
Fue un año para aprender bastante. Porque empezó malamente, con esa caída a principio de año. Cogí miedo a la hora de ir en el pelotón, en las bajadas me costó mucho psicológicamente. Pero como se trabajan las piernas, también se trabaja la cabeza. Nunca había sido un corredor de los mejores bajando, pero siempre me he desenvuelto bien. Y ahora estoy otra vez a mi nivel en las bajadas, se pudo ver en la etapa de los Alpes.
¿Cómo se llega a bloquear mentalmente un corredor profesional?
Llegó un momento en el que soltarme de manos era para mí un calvario. Fue difícil, porque me venía a la mente la caída que me tiró por el viento. Ya está superado. Gracias al trabajo con el psicólogo, que me ayudó mucho y me sigue ayudando a día de hoy. Y también con Óscar Sainz [especialista en bajadas del Lidl], una grandísima persona, que hace su trabajo increíble. Me ayudó muchísimo a soltarme de nuevo.
Su debut en el Tour, el año pasado, no fue como esperaba a causa de una bronquitis.
Llegar a París es siempre muy bonito. Pero no fue sencillo. Estuve con antibióticos desde el primer día de descanso. Te intentan animar, te dicen aquello de que el cuerpo siempre irá a mejor. Pero no es así. Cuando en un Tour pones tu cuerpo al límite todos los días, no es sencillo que vaya a mejor. Me queda esa espinita con el Tour. Volveré e intentaré hacerlo con mi mejor versión.
¿Le apetecería disputar los Juegos y el Mundial después del Giro?
¿A quién no le gustaría estar en unos Juegos, que son cada cuatro años? Tiene que ser muy muy especial. E ir con el Mundial con la selección es un escaparate muy bueno y a nivel profesional no he ido nunca. No sería una mala idea.
¿Hasta dónde puede crecer Juanpe?
Soy un corredor que año a año intenta progresar y aprender un poco más. Espero no dejar de hacerlo. Aprender de cada rival, de cada persona que esté a mi lado.
¿A este Juanpe escalador le hubiera gustado nacer unas décadas atrás, con otro ciclismo?
Se me ha pasado por la cabeza eso, pero es lo que toca. Esta época, que creo que podré decir 'yo corrí con Pogacar, con Roglic, con Vingegaard y con todos estos fuera de lo normal'. Cada vez que estoy con ellos, toca sufrir.