Comparto la satisfacción, pero no la euforia. Que España pase a octavos de final de una Eurocopa como primera de grupo es una obligación, y cumplir con las obligaciones puede hacer feliz a un funcionario prusiano pero no alcanza para cincelar la jeta de Luis de la Fuente en el risco de La Pedriza. Por eso y porque este seleccionador me cae simpático no me gustó verlo despeñarse por la autocomplacencia tras el unocerismo a Albania: "Tiene mucho mérito lo que estamos haciendo. Nunca ha pasado en la historia de Eurocopas o Mundiales eso de ganar y dejar la portería a cero".
Hombre, don Luis. Le me
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Austria firmó la, hasta ahora, gran sorpresa de la Eurocopa 2024. Consiguió ante Países Bajos un triunfo por 2-3 cargado de fe gracias a los tantos marcados por Malen, en propia meta, Schmid y Sabitzer, quizás el mejor del partido, para acabar además la primera fase en el primer puesto de su grupo por delante tanto del conjunto neerlandés como de Francia. [Narración y estadísticas, 2-3]
A los de Ronald Koeman, al final, de nada les valieron los tantos de Gakpo y Memphis, con cierto suspense y tras consulta del VAR por parte del colegiado, para rascar por los menos un punto con el empate. La victoria del conjunto que dirige Ralf Rangnick fue inapelable.
Los austríacos no tardaron demasiado en ver premiada con el 0-1 su apuesta por saltar al terreno de juego prácticamente poniendo cerco a la portería de Verbruggen, aunque no de la manera en que lo esperaban. Malen, en un intento por despejar un centro de Prass, acabó por enviar el balón al fondo de las mallas de la portería del conjunto que entrena un Ronald Koeman que, viendo que las cosas no iban según lo previsto, tuvo que tirar de Xavi Simons, suplente en el arranque, a poco más de diez minutos para el final del primer tiempo. El futbolista del PSG le dio un poco más de empaque al juego neerlandés, pero no pudo evitar, en absoluto, que fueran los austríacos los que más y mejor manejaron el esférico a lo largo de los primeros 45 minutos.
De hecho, si Austria no se marchó al descanso con más distancia en el marcador fue gracias a las buenas intervenciones del meta rival. Verbruggen, en primer lugar, desvió un fuerte disparo de Sabitzer, raso y muy pegado al poste derecho de su portería. Y, poco después, tuvo que estar muy atento para ganarle la partida a Arnautovic cuando el delantero austríaco, casi sin esperarlo, se vio cara a cara con él con opciones inmejorables para batirlo.
Por parte neerlandesa, mientras, mucho antes, Malen había tenido la opción de redimirse en una acción en la que se plantó solo ante Pentz, pero su disparo, demasiado cruzado, se perdió por la línea de fondo.
Los austríacos, tras firmar un primer tiempo más que aseado, darían además toda una lección de resiliencia en un segundo tiempo en el que Gakpo anotó muy pronto el 1-1. Lejos de bajar los brazos, los centroeuropeos siguieron remando y encontraron de nuevo premio con un remate de cabeza de Schmid para poner el 1-2 en el marcador.
La historia, además, se repetiría después de que Memphis, con intervención del VAR de por medio al entender el árbitro en primera instancia que había tocado el balón con la mano, marcara el 2-2. Sabitzer, en este caso, con un potente disparo que se coló por el palo del portero, se encargó de marcar un 2-3 que catapultó a la postre a Austria hasta la primera plaza de su grupo.
Francia necesitaba ganar a una Polonia ya eliminada y sólo pudo empatar. Es la triste realidad de un equipo con miles de dudas, incapaz de superar a un rival inferior, ni siquiera con la vuelta de Mbappé ni con su gol de penalti. Firmó las tablas Lewandowksi, también de pena máxima, y los galos viajan ahora al lado del cuadro de España, Alemania y Portugal. Se medirán al segundo del E en octavos y a los lusos, si ambos ganan, en cuartos, dejando para semifinales, si llegan, a españoles o alemanes.
Deschamps sentó un fatigado Griezmann y dio entrada a un animado Mbappé, deseo de actuar después de su golpe en la nariz. Por un lado, el cuadro francés agradeció la aparición de su gran estrella, pero por otro hecho en falta las virtudes del rojiblanco a la hora de conectar al centro del campo con los delanteros. Francia, que había mejorado su juego durante buena parte del duelo contra Países Bajos, volvió a sufrir en el inicio ante Polonia.
Lenta e imprecisa en el pase, sólo alguna arrancada de Dembélé provocaba algún miedo en la defensa rival. En el 10, el extremo del PSG llegó a línea de fondo y puso un pase atrás que Theo Hernández remató de primeras para que Skorupski se luciera.
A la contra, Polonia triangulaba rápido y creaba situaciones de peligro, aunque no el suficiente para superar a Maignan. Urbanski tuvo un remate claro en el 17, pero el portero del Milán estuvo rápido.
Por la izquierda, Zalewski pasaba por encima de Koundé mientras llegaban noticias del otro partido del grupo. Gol de Austria para ponerse primera, Francia seguía segunda y necesitaba marcar. Dembélé, sólo delante del portero tras una contra liderada por Kanté, estrelló el balón en el portero.
Un parón para hidratarse sirvió a Mbappé para hablar con Deschamps y reactivar a sus compañeros. Francia, después de un pequeño susto tras un cabezazo de Lewandowski, cambió por completo. Centró sus esfuerzos en la banda izquierda, junto a Theo, Barcola y Mbappé, y Polonia lo pasó realmente mal en los últimos minutos de la primera parte.
Mbappé aprovechó su conexión con Barcola y tuvo dos ocasiones claras llegando a línea de fondo y plantándose delante de Skorupski, pero el portero desvió ambas a córner, amargándole la tarde y el liderato del grupo a Francia.
Tras el descanso, Polonia acusó el cansancio y lo poco que se disputaba en el duelo, y Francia creció en los espacios, con Mbappé intentando de todas las maneras marcar su primer gol en el torneo y encontrándose de nuevo con Skorupski.
En el 55, la jugada clave. Dembélé encaró a Kiwior en el lateral del área y éste le derribó dentro. Penalti claro y gol de Mbappé tras superar, por fin, a Skorupski definiendo al palo izquierdo del portero.
El 1-0 llegó justo después del 1-1 de Países Bajos ante Austria y justo antes del 1-2 de los centroeuropeos contra los de Koeman. Es decir, Francia se ponía primera de grupo y evitaba el lado del cuadro de España, Portugal y Alemania. Sólo tenía que aguantar.
Pero la tarde tenía mucho más preparado. Los de Deschamps perdonaron el 2-0 durante gran parte del segundo tiempo. Barcola, Griezmann, un pase de la muerte de Theo Hernández al que no llegó nadie, Mbappé sólo ante el portero y la envía a sus manos... Y Polonia cumplió el dicho, haciendo pagar a Francia sus errores y dándole la vuelta al grupo.
En el 75, Swiderski se internó en el área y cayó derribado. El colegiado Guido no señaló nada, pero el VAR le hizo acudir a la pantalla: penalti claro de Upamecano, que le dio una patada en el tobillo al polaco. Más drama en Dortmund, porque en ese mismo momento Depay marcaba para Países Bajos y empataba el duelo ante Austria, un caos.
Si Lewandowski marcaba el penalti, Francia pasaba a ser segunda de grupo. Maignan adivinó su intención, pero según el árbitro se adelantó, así que el delantero del Barça tuvo un segunda oportunidad. Ahora sí: gol. Y al minuto, gol de Austria, que se ponía líder mandando a Países Bajos al tercer puesto.
Francia parecía estar en shock y Polonia tuvo varios acercamientos peligrosos más, hasta que los galos reaccionaron y comenzaron su asedio final sobre la meta de Skorupski. Centros desesperados y disparos en mala posición para no conseguir nada. El lado del cuadro de España es ahora el lado de la muerte.
El Real Madrid ha oficializado este martes, a través de un comunicado, la salida del defensa Nacho Fernández, capitán del primer equipo que levantó la Decimoquinta hace unos días en el estadio de Wembley y que llegó al club con diez años.
El defensa entró en el Real Madrid como alevín en 2001, con 10 años, a formar parte de la cantera y fue quemando etapas hasta debutar en el primer equipo de la mano del portugués Jose Mourinho en abril de 2011, como titular en una goleada en Mestalla ante el Valencia en la penúltima jornada de Liga (3-6).
Desde entonces ha jugado durante 12 temporadas en la primera plantilla y ha tenido una trayectoria que ha culminado este 2024 levantando tres títulos como capitán -Supercopa de España, Liga y Liga de Campeones-, logrando así ser, junto al croata Luka Modric, el jugador con más trofeos en la historia del Real Madrid -26-: 6 Ligas de Campeones, 5 Mundiales de Clubes, 4 Supercopas de Europa, 4 Ligas, 2 Copas del Rey y 5 Supercopas de España en 364 partidos.
Además, con la selección española se proclamó campeón de Europa sub-21 y campeón de la Liga de Naciones y, actualmente, está disputando la Eurocopa de Alemania 2024.
"Todos los aficionados del Real Madrid sienten el máximo orgullo por uno de los canteranos más legendarios de nuestra historia", publicó el Real Madrid en su página web, junto a unas palabras de agradecimiento de Florentino Pérez, presidente del club.
"Desde que llegó a nuestra cantera siendo un niño, Nacho ha sido siempre un ejemplo de superación para todos y se lleva el cariño, el reconocimiento y la admiración de todo el madridismo. El Real Madrid es y será siempre su casa", aseguró.
Nacho y Modric en la Cibeles con la Decimoquinta.THOMAS COEXAFP
Además, el conjunto blanco le "desea mucha suerte a él y a toda su familia en esta nueva etapa de su vida" en la que apunta a jugar en Arabia Saudí, en el Al-Qadisiyah FC, recién ascendido de la liga árabe, avalado por su técnico, el español José Miguel González 'Míchel'.
Un Nacho Fernández que anunció su adiós del Real Madrid a cinco días de vencer su actual contrato, que no renovó a pesar de ser titular en el conjunto blanco en una temporada en el que las lesiones de rodilla de Éder Militao y David Alaba le hicieron jugar 45 encuentros y siendo titular por primera vez en una final de la Liga de Campeones, conquistando la decimoquinta.
Un adiós al Real Madrid que llega en mitad de la disputa de la Eurocopa, por lo que su acto de despedida del conjunto blanco tendrá que esperar a la conclusión de la misma.
"Necesito vivir una última experiencia"
Nacho ha querido abrir su corazón a los madridistas con una carta en la que les explica que necesita "vivir una última y diferente experiencia junto" a su "familia", una decisión que tomó tras "meses de reflexión, de indecisión y de dudas".
"Han sido meses de reflexión, de indecisión y de dudas, pero hoy vengo a contaros que necesito vivir una última y diferente experiencia junto a mi familia, y este es el momento perfecto. Gracias, Real Madrid, por entenderme", expresó Nacho en una carta publicada en sus redes sociales.
"Queridos madridistas. Quiero dedicaros unas palabras que son pocas para expresar todo lo que siento en este momento. Me despido del club de mi vida, el Real Madrid. Llegué con 10 años, me formé como persona y como jugador, aprendí a ganar y a perder, a luchar y a sufrir, a disfrutar, y a vivir siempre con ilusión y determinación. Aprendí todo lo que hoy soy. Llevo casi 25 años viniendo a entrenar todos los días al mismo sitio, que se dice pronto, aprendiendo los valores del madridismo, entregando mi vida y luchando por este escudo: me lo habéis dado todo", arranca el texto de despedida de Nacho.
"Es muy difícil para mí, pero ahora es momento de irme con la confianza y la tranquilidad de saber que siempre he dado lo mejor de mí para representar este escudo, dentro y fuera del campo. Cuando era niño, soñé muchas veces con jugar en nuestro estadio, el Santiago Bernabéu, y hoy tengo el honor de acabar mi etapa siendo el capitán que logró levantar nuestra 15ª Champions. No existen palabras para expresar mis sentimientos. Siempre quise que mi final como jugador del Real Madrid fuera bonito y en lo más alto, y puedo deciros que tener uno mejor que este es imposible", prosigue.
A continuación, dio las gracias a Florentino Pérez, sus compañeros y Carlo Ancelotti: "Presidente: gracias por tu ayuda y tu fiel confianza cada momento en mi"; "equipo: sois mis hermanos. Los mejores jugadores, compañeros y AMIGOS que podría tener un capitán. Solo pensar en vosotros me produce felicidad"; "míster: me hiciste mejor por tu exigencia para tener que superarme en cada momento. Gracias por cuidarme y entenderme".
Un texto en el que se dirigió también a la que ha sido su afición y a los empleados del club: "Madridistas: vuestra exigencia nos hace grandes como jugadores. Gracias por todo. Jugar por vosotros y sentir vuestro calor me hizo ser más fuerte. No os olvidéis... ¡¡Hasta el final!!!".
"Quiero mandar un mensaje de agradecimiento a los cientos de personas que han trabajado conmigo a lo largo de todos estos años y que me han hecho ser mejor jugador y persona. Entrenadores, fisios, staff, médicos, comunicación y marketing, utilleros, trabajadores del club... GRACIAS con mayúsculas", añadió.
"Gracias también a mis padres, a mi mujer y a mis hijos, a mi familia y amigos, que me han dado la mano en este camino sin soltarme. A veces no ha sido fácil, pero su esfuerzo y acompañamiento me han permitido cumplir un sueño y llegar hasta lo más alto", prosiguió.
Un Nacho Fernández que concluyó el texto asegurando que se trata de un "hasta pronto". "Me despido de vosotros tras 24 años de entrega absoluta, pasión e ilusión. Me gustaría que me recordaseis como un canterano que dio TODO por su club. Gracias de corazón. A partir de hoy gritaré cada título y cada gol de esta increíble familia. ¡Real Madrid de mi corazón! Esto es un hasta pronto, Madridistas", finalizó.
Y ahí estaba Luka Modric, con el premio a MVP del partido en una mano y las lágrimas llenando su rostro. La UEFA quiso homenajear su esfuerzo estregándole el premio a mejor jugador del duelo, pero fue un galardón trampa porque obligaba al croata a pasar por las entrevistas a pie de campo y la rueda de prensa, un suplicio para un futbolista que no quería hablar, sólo deseaba el silencio de rabia de su vestuario.
"El fútbol a veces es cruel y hoy se volvió a demostrar", admitió Modric, que falló un penalti pero se redimió en la jugada siempre para darle una vida extra a su país. "No merecíamos ese gol", dijo, sobre el empate de Zaccagni en el minuto 98. Un gol que provocó el delirio de la minoría italiana en el Red Bull Arena de Leipzig y el shock profundo de la afición croata que llenó las gradas y alentó a su selección como si estuvieran en Zagreb.
"No sé de dónde sacó el árbitro ocho minutos para añadir", se quejaba Modric, en un lamento que fue todavía más contundente en la voz de su entrenador, Zlatko Dalic. "Somos un país pequeño, una Federación pequeña. No se pueden dar ocho minuto de descuento. Eso influyó en el resultado", dijo ante la prensa, antes de deslizar una hipotética teoría de la conspiración. "No sé de dónde sacó el árbitro esos ocho minutos. Hace cinco años que hablo de cómo se comportan la UEFA y la FIFA, pero nadie me ha escuchado. No puede haber ocho minutos de descuento. ¿Cuántas faltas e interrupciones hubo para recuperar ocho minutos?", insistió, declarando que "me duele que nadie nos respete".
Croacia aguantó como pudo el arreón final de Italia, que con tres puntos tenía muchas posibilidades de pasar a octavos como una de las mejores terceras, aunque midiéndose con el líder de un grupo en la eliminatoria. El empate le mete como segunda y se enfrentará a Suiza en la primera ronda. Diferente situación.
En cuanto a los croatas, suman dos puntos y sólo les puede salvar un milagro. Necesitan que Inglaterra gane a Eslovenia por tres goles o más, que República Checa pierda con Turquía, que Georgia derrote a Portugal y que Serbia caiga con Dinamarca. Cuatro resultados. Misión casi imposible.
En los pasillos del Red Bull Arena de Leipzig sólo habló Borna Sosa, que no disputó ningún minuto pero se quedó charlando con los medios con los medios croatas. El resto, salvo Modric por sus obligaciones como MVP, pasó por la zona mixta con la cabeza agachada, la mirada perdida y sin ganas de saludar a nadie. Sólo Budimir, delantero de Osasuna, tuvo una mirada cariñosa con la prensa española. Nada más.
Al micrófono, Modric reconoció que era "un día triste para nosotros y para la selección croata". En la sala de prensa, el centrocampista del Real Madrid recibió el cariño de la prensa italiana: "Sólo quiero aprovechar este momento para agradecerte todo lo que has hecho por el fútbol, no te retires nunca", le dijo un compañero transalpino. "Me gustaría jugar siempre pero llegará un momento en el que tenga que colgar las botas. Seguiré jugando, pero no sé por cuánto tiempo", contestó el croata.
Antes había pasado por el micro de Televisión Española: "Tengo que sentarme a hablar con mi familia y ver qué decisión tomo. Amo Croacia, amo jugar con mi selección, pero no sé, no puedo decir nada todavía", explicó sobre su final en el combinado nacional.
Croacia suma un subcampeonato y dos terceros puestos en los Mundiales, pero en las Eurocopas nunca ha tenido éxito. Es la selección que más victorias ha dejado escapar en el descuento de los partidos (4), según Misterchip. Le marcó Albania en el 95 para empatar a dos en la segunda jornada y le anotó Italia en el 98 para dejarla al borde del precipicio. "Este resultado duele mucho y volverá a doler en los próximos días y en los próximos meses", finalizó Dalic.
Sorpresón mayúsculo en Los Ángeles. En una tarde gris de Vinícius Júnior, Brasil no pasó del empate sin goles este lunes en su debut en la Copa América de Estados Unidos ante una Costa Rica muy seria atrás con Jeyland Mitchell a la cabeza.
El equipo de Dorival Júnior se estrelló contra un muro en un SoFi Stadium casi lleno plagado de camisetas amarillas. La vitalidad que le faltó a la Canarinha le sobró a los ticos, la selección más joven del torneo, que rascó un punto de oro que le sabe a gloria en la primera jornada del Grupo D.
Mal partido de Vinícius, Rodrygo y Raphinha, el mejor de los tres dentro del suspenso. Endrick y Savinho mejoraron al equipo en la segunda mitad, pero no fue suficiente.
El técnico argentino Gustavo Alfaro ya avisó que haría experimentos y así hizo. Plantó tres centrales, entre ellos Jeyland Mitchell, la última sensación de Costa Rica, para frenar a Vini; y dos pivotes. Cerrojazo de libro.
El plan le salió a la perfección en la primera mitad. También se vio favorecido porque Brasil salió tenso, acongojado. Vinícius y compañía transmitieron nerviosismo desde los himnos.
Los de Dorival dominaron, pero sin profundidad. El parabrisas de los tiempos de Fernando Diniz. Viejos vicios. Raphinha fue el único que encontró agujeros en la sólida defensa costarricense. Por dos veces el atacante del Barcelona encaró a Sequeira y por dos veces no supo finalizar.
En la otra banda, Vinícius sufría con el doble marcaje de Mitchell y Orlando Galo, sombras perpetuas del extremo madridista.
Rodrygo conectó bien, aunque poco, por dentro con Lucas Paquetá. El ex del Santos tampoco afinó en sendos disparos dentro del área, el primero tras jugada de salón con Paquetá, de lo poco salvable.
En el minuto 30, Brasil encontró por unos segundos un alivio en un gol de Marquinhos, tras una falta cobrada por Raphinha que desvió Rodrygo y transformó el central del París Saint-Germain. Después de celebrarlo con todo el banquillo, el VAR devolvió el 0-0 al marcador. Marquinhos estaba en fuera de juego.
Costa Rica respiraba. El plan funcionaba: emplearse con firmeza en defensa y dejar el gol a un golpe de suerte. En ese apartado, Quirós fue el más activo de los suyos en su particular aventura por el desierto.
La pentacampeona del mundo salió más suelta tras el descanso. Vini asomó un poco más. Pero el tiempo pasaba y no llegaba el gol.
A Costa Rica le empezó a faltar el aliento y pasó a emplearse con dureza. Brasil encontró más espacios. Paquetá se topó con el palo desde fuera del área. Pese a la mejoría, Dorival decidió meter savia nueva arriba con Endrick y Savinho. Vinícius y Raphinha se fueron al banco de reservas cabizbajos.
La entrada de las dos jóvenes promesas animó el ataque de la Canarinha y desestabilizó a su rival. En un primer aviso, un centro bombeado de Savinho casi acaba en gol en propia de Mitchell.
Poco después, Sequeira se tuvo que emplear a fondo para desviar un buen tiro de Arana desde fuera del área. A diez para el final, Savinho, el jugador revelación de pasada edición de La Liga española en las filas del Girona, encontró una autopista en la derecha.
Los de Alfaro aguantaban como podían y eso incluía parar el partido y llamar a las asistencias médicas. Los últimos cinco minutos fueron un acoso y derribo. Bruno Guimaraes tuvo el triunfo en sus botas, pero su chut se marchó rozando la escuadra.
Al final, tropezón de Brasil, que le queda lo más duro contra Paraguay y Colombia, mientras que Costa Rica se sacó la licencia para soñar.
En Neunkirchen, un pueblo austriaco de 12.000 habitantes cercano a la frontera con Hungría, nació el número 10 de una de las selecciones revelación de la Eurocopa. Florian Grillitsch lidera el centro del campo del Hoffenheim alemán y de Austria, guiada desde el banquillo por Ralf Rangnick, ideólogo de la factoría futbolística de Red Bull, y desde el vestuario por el lesionado David Alaba, capitán en la concentración. Grillitsch charla con EL MUNDO sobre el torneo, en el que han perdido por la mínima ante Francia y han pasado por encima de Polonia antes de medirse a Países Bajos. En su cabeza, su ídolo Rivaldo, su admiración por Kroos, el año de Xabi Alonso en la Bundesliga, su impresión de Bellingham en el Dortmund, la llegada de Flick al Barcelona...
Austria está sorprendiendo en esta Eurocopa.
Creo que hemos jugado bastante bien desde la fase de clasificación. Hemos mejorado mucho desde la llegada de Ralf. En el pasado también tuvimos buenos resultados, pero ahora estamos mostrando un fútbol realmente bueno. Por desgracia tenemos algunas lesiones como la de David (Alaba), nuestro mejor jugador, pero no tenemos nada que perder. No somos los favoritos, pero creo que no tenemos que escondernos.
Ahora que lo menciona, ¿qué significa Alaba para el vestuario?
Es el jugador más exitoso de la historia de Austria. Creo que nunca habrá un jugador mejor que él, con su calidad, que lo gane todo... No mucha gente ha ganado los tres grandes trofeos con dos equipos diferentes y él lo ha hecho con el Bayern y el Madrid. Lleva siendo profesional desde los 17 años, es nuestro capitán, nuestro líder, nuestro jugador más importante dentro y fuera del campo. Es muy, muy triste que esté lesionado, pero está con nosotros en el día a día. No entrena, pero nos da consejos y está ahí para lo que necesitamos, también para el cuerpo técnico.
Usted volvió este año al Hoffenheim después de unos meses difíciles, primero sin equipo y luego en el Ajax.
El año pasado no tuve un buen año, no jugué mucho. Pero ahora de vuelta en la Bundesliga he jugado bien, clasificamos para Europa y ha estado bien. Para mí ha sido importante para recuperar la confianza.
¿Cómo ha vivido el año del Leverkusen de Xabi Alonso, imbatido en liga?
Fue una locura. 51 partidos sin perder, nosotros estuvimos cerca de ganarles pero marcaron en el descuento (risas). Se lo han merecido, han jugado muy bien en ataque y en defensa y han mejorado mucho. No es suerte, es calidad de los jugadores y del entrenador.
Haaland, Bellingham... ¿Qué tiene la Bundesliga para que exploten tantos jóvenes?
Creo que muchos jóvenes tienen la oportunidad de jugar, mostrarse y dar el salto. Haaland, Bellingham... El siguiente será Wirtz. Hay buenas infraestructuras, buenos campos, estadios... Puede ser un gran trampolín para ir a grandes equipos. Lo más importante es creen en los jóvenes. En el caso de nuestro club, Maxi Beier ha metido muchos goles en su primera temporada y ahora le quieren clubes más grandes. Si eres un jugador joven, la liga está bien para mostrarte, incluso si eres un entrenador joven, mira Xabi.
¿Qué le pareció el salto de Bellingham?
Me sorprendió muchísimo cuando me enfrenté a él en la Bundesliga. Tenía 17 y 18 años, era como un líder, como si tuviera 30 años o algo así. Era una locura. Su toma de decisiones siempre era buena, como si tuviera mucha experiencia. Fue realmente impresionante. Era cuestión de tiempo que se uniera a un gran club.
¿Qué destacaría del fútbol alemán?
Diría que es un fútbol intenso, box to box, hay muchos 'soldados' alemanes en cada equipo, no se cansan, corren hasta el final... Pero la calidad ha mejorado mucho. Este año lo hemos visto con el Dortmund y el Leverkusen, los dos en las finales europeas. La diferencia con otras ligas es la intensidad. Todos le pueden ganar a todos, salvo al Leverkusen este año, claro (risas).
Hay muchos jugadores de la selección de Austria jugando en Alemania. ¿Por qué?
Por la cercanía, por el idioma... Es más fácil adaptarse. Pero también muchos clubes de Alemania miran hacia Austria para atraer futbolistas. A mí me buscaron con 16 años, tienen muchos ojeadores.
¿Quién es su ídolo?
Cuando era niño siempre fue Rivaldo. Luego Ronaldinho, claro, cuando llegó al Barcelona. No tengo un ídolo como tal, pero esos dos eran mis favoritos.
¿Le ha dicho Alaba que pruebe la Liga española?
Honestamente, me gusta mucho. Veo muchos partidos porque creo que encaja con mi estilo de juego. Me considero un jugador técnico cuya virtud es tener el balón. Es mi liga favorita para ver por televisión, la verdad.
¿Qué le parece la selección española?
Tiene muchos jugadores de mucha calidad, muchos de ellos jóvenes, y creo que es uno de los favoritos, por supuesto. Los equipos españoles siempre quieren la pelota y tienen calidad. Pueden marcar en cualquier momento.
¿Qué jugador actual le impresiona más?
Creo que como juega en mi posición, Toni Kroos. Lleva 15 años al máximo nivel, no ha tenido un partido malo en 15 años. Es increíble. Quizás no se ve lo importante que es para el equipo, pero cuando sabes algo de fútbol, sabes lo importante que es. El equilibrio que da, la capacidad que tiene para darle velocidad al juego o para pausarlo... Todo esto es clave, lo que ves y lo que no ves. He visto que se retira. Por una parte lo entiendo pero por otra no, está en su mejor momento, juega en el Madrid, gana casi todos los años la Champions... (Risas). No sé sus razones, pero es su decisión. Para mí fue un shock.
El nuevo entrenador del Barcelona es Hansi Flick, al que usted tuvo como director de fútbol en el Hoffenheim. ¿Qué le parece?
Hansi es una gran persona, muy amable. Hablabas con él y siempre trataba de cuidar a todo el mundo, que es algo importante, no sólo el tener una gran táctica futbolística. Tienes que tener de todo para formar un equipo y él lo tiene. Creo que ganó seis títulos en un año con el Bayern, así que ya ha demostrado lo que puede hacer en un club grande. Creo que encajará muy bien.
«Hay momentos en la vida en que las cosas no salen como quieres». La resiliencia es una característica de Jan Oblak. A sus 31 años, después de 10 como arquero indiscutible en el Atlético de Madrid y líder de Eslovenia, en esta Eurocopa se está viendo obligado a demostrarlo. Empezando por esta noche ante Inglaterra. O Eslovenia suma o hará las maletas para marcharse de vacaciones.
La espina clavada de su carrera era llevar a su país a una fase final de un gran campeonato y lo ha logrado, aunque ahora no parezca suficiente. Junto al goleador Sesko es el líder, pero está dejando más dudas que certezas, casi como de rojiblanco.
Nada pudo hacer en el derechazo de Eriksen para Dinamarca en la primera jornada y sostuvo al equipo ante Serbia hasta lo que ocurrió en el minuto 95. De manera inexplicable Jovic consiguió un empate en el que Oblak fue protagonista. El veterano guardameta, después de cuajar un buen partido, esperó el saque de esquina dentro de su portería, un error impropio de su experiencia. A bocajarro recibió el testarazo de Jovic solo en el área pequeña, pero, aunque lo hubiera repelido, habría subido al marcador.
68 goles en 54 partidos
Nadie encuentra explicación a qué hacía dentro de los palos, como otras tantas veces esta temporada ha sido cuestionado por sus actuaciones con el Atlético. Esta 23/24 ha sido su peor temporada desde que llegó a Madrid, con 68 goles en 54 partidos.
Pese a ser uno de los héroes de la eliminatoria ante el Inter con dos penaltis atajados y de haber sacado manos salvadoras en muchos partidos de Liga, sus números le relegan a la quinta plaza de los porteros menos goleados. 43 encajó en 38 encuentros y estuvo obligado a hacer más de tres paradas por partido, algo que no le había sucedido nunca en el Atlético.
La debilidad defensiva de la zaga rojiblanca no le ayudó a intentar revalidar el Trofeo Zamora que ha ganado en cinco ocasiones, cuatro de forma consecutiva desde la campaña 15/16 a las 18/19. Después tuvo que esperar una más para volver a ser el guardameta menos batido. Unos problemas cervicales al final de la pasada temporada y la debilidad defensiva del equipo de Simeone le han llevado que sume tres temporada consecutivas muy alejado del trofeo, que nadie ha conseguido seis veces en la historia de la Liga.
«Mentiras desde Madrid»
Eslovenia ha sido su bálsamo esta temporada. Durante la clasificación para la Eurocopa, que sólo han disputado en 2000, mantuvo su portería a cero en ocho de los 19 duelos, aunque en total recibió 17 goles. Ninguno de los otros dos porteros, Igor Vekic del Vejle danés y Vid Velec del Apoel chipriota, le pueden hacer sombra. Precisamente junto a Velec, Kurtic y el renacido Joseph Ilicic son los veteranos pilares de la selección. Y nadie les discute. Ni siquiera los seleccionadores.
El desencuentro en 2018 entre Oblak y el entonces seleccionador Tomaz Kavcic le acabó costando la destitución. «No me habla, lo están engañando y es muy triste. Él dijo mentiras desde Madrid sin hablar conmigo y yo nunca dije nada. Porque Eslovenia le necesita». Y así fue. La Federación eligió al portero, entonces indiscutiblemente entre los mejores del mundo, y despidió al seleccionador horas después de pronunciar esas palabras. Fue entonces cuando cogió las riendas Matjaz Kek, con la lección aprendida.
La proeza buscada durante 24 años de volver a una Eurocopa tiene en Oblak un pilar. Que Eslovenia supere la fase de grupos, algo que no consiguió en el campeonato de Bélgica y Países Bajos, pasa porque el arquero consiga hacer escampar la última tormenta.
La selección española bajó muchos escalones en su subida a la gloria. Fue demasiado lenta e inepta de cara al gol. Sólo por amor propio, Albania no mereció perder.
De la Fuente pecó de prepotencia, soberbia y supremacía. Se ha creído que España es muy superior a todas las selecciones en la Eurocopa y cometió la impertinencia de suprimir a diez titulares para jugar con un equipo sin nervio, sin tensión y con menos calidad técnica.
Lo peor es que veo excesivo optimismo, desproporcionada confianza, en todo el sentimiento supremacista de la selección. Y cuidado, ha ganado el primer puesto, a pesar d
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Luka Modric es una leyenda, el fútbol un juego extraordinario y el destino caprichoso e impredecible. El veterano centrocampista, quién sabe si en su último gran torneo con Croacia, falló un penalti pero marcó en la siguiente jugada para mantener vivo a su país en la Eurocopa hasta el minuto 98, cuando Zaccagni, héroe italiano, anotó el empate que dio el pase a los transalpinos y eliminó a los balcánicos. Fue un duelo agónico, de pura supervivencia. [Narración y estadísticas (1-1)]
Dalic decidió jugarse la vida con su centro del campo de siempre, ese que ha llevado a su país a una final y un tercer puesto en dos Mundiales consecutivos: Brozovic, Kovacic y Modric. La generación dorada merecía protagonizar su último baile de la mano. Y lo hicieron.
Después de un arranque prometedor en el que dominaron la posesión y tuvieron algunos acercamientos en las botas de Sucic y Kramaric, los italianos vieron que no tenían por qué tener miedo, que el empate les podía valer pero que su fútbol daba para más. Barella y Jorginho, capos del Inter y el Arsenal, asumieron su papel y domaron la pelota y a su rival.
Los balcánicos, agónicos y precipitados, tuvieron el balón por momentos, pero estuvieron nerviosos y sin ideas. El conjunto de Spalletti, sin embargo, dejó muy en lo alto el valor del papel que ha hecho España en este grupo. Los italianos son un gran equipo al que sólo le falta un gran nueve, lo que históricamente siempre ha tenido.
Dominar, pero no correr
Retegui, atacante del Genoa, tuvo las mejores ocasiones del primer tiempo. No llegó a un par de centros de Di Lorenzo y en el 20 dirigió un cabezazo que rozó el palo izquierdo de Livakovic, avisando a una grada croata que no dejaba de cantar. Un minuto más tarde, Brozovic apareció milagroso para desviar su volea. Sufría mucho Croacia. En el 26, Livakovic sacó ante Bastoni la ocasión más clara del choque. Un cabezazo a un metro al que el guardameta respondió con agilidad.
Croacia superó el arreón y, consciente de sus limitaciones, volvió a bajar las pulsaciones del duelo. Con ese centro del campo no puede correr, necesita dominar. Y si no domina, puede caer.
La entrada de los jóvenes Sucic y Pasalic no le dio a Dalic lo que quería. Deseó sangre, pero tuvo apatía. No aparecieron entre líneas y Kramaric no tenía el cuerpo suficiente para pelear con los centrales transalpinos. El choque empezaba a pedir a Budimir o Petkovic, gigantes croatas. Todo mientras Livakovic volvía a evitar el primero, esta vez desde los pies de Pellegrini.
El disparo de Zaccagni que valió el 1-1 en Leipzig.EFE
El descanso confirmó los presagios de Dalic, que dio entrada a Budimir en lugar de Pasalic. El del Osasuna se situó como referente para dar una opción en largo y Kramaric volvió a la banda izquierda, su lugar natural. Ahí creció el cuadro balcánico y ahí nació el 1-0, fruto de un golpe del destino que sólo puede ofrecer el fútbol.
Gigante en cada pelea
En el 51, Kramaric, dentro del área, disparó a puerta y la mano de Frattesi desvió el balón. No lo vio Makkelie, pero sí el VAR. Un penalti clarísimo que Modric, en su batalla contra su propio final, quiso lanzar, asumiento la responsabilidad de toda su generación. Quién iba a ser. El croata buscó el lado izquierdo de Donnarumma, pero éste adivinó su idea y rechazó el lanzamiento. Locura italiana para seguir mirando a octavos de final. Pero el fútbol es increíble, imprevisible, y Modric, que podría estar hundido por la situación, se redimió para anotar el primer tanto del duelo en la siguiente jugada. Sucic puso un centro templado, Budimir remató, Donnarumma lo detuvo y el rechace lo envió a gol el centrocampista del Madrid.
El fútbol dio la vuelta en un segundo. De repente, Italia se quejaba y temblaba con balón y Croacia cantaba que seguía viva. Modric, MVP, se hizo grande, gigante en cada pelea por el balón, Brozovic ocupó espacios como si fuera 2018 y el equipo mordió, elevado por una afición que convirtió Leipzig en Zagreb.
Con el paso de los minutos, Italia se recompuso y fue consciente de su situación. Creció otra vez con el balón y asedió la portería de Livakovic en un tramo final catatónico. En Croacia, ya sin estrellas, sólo quedaron secundarios con oxígeno achicando balones. Parecían aguantar, pero una arrancada de un imperial Calafiori asistió a Zaccagni para que el de la Lazio anotara un golazo por la escuadra. Italia vivió, Croacia murió y depende ahora de una carambola milagrosa.