El esperpéntico título número 38 de Di María en Argentina: creado y entregado en los despachos de la Federación

El esperpéntico título número 38 de Di María en Argentina: creado y entregado en los despachos de la Federación

Actualizado Viernes, 21 noviembre 2025 - 17:22

El fútbol argentino, históricamente abonado a la polémica, alcanza nuevas cumbres: Rosario Central, uno de los equipos más populares del país, se vio beneficiado por un título que no existía hasta el momento, creado ad-hoc en un encuentro de los máximos dirigentes de la federación. En beneficio de la Asociación del Fútbol Argentino (AFA), puede decirse que en su comunicado de este jueves anunciando la decisión dejó todo bien claro.

"En la reunión de Comité Ejecutivo de la Liga Profesional se decidió, por unanimidad, instalar el título de 'Campeón de Liga' al equipo que más puntos haya sumado en la Tabla General. También por resolución del Comité Ejecutivo de la LPF, se decidió que Rosario Central sea coronado como el campeón de Liga de esta temporada 2025".

La AFA, así, creó un título hasta entonces inexistente, lo entregó en ese mismo momento y lo hizo de forma retroactiva, algo que contraría las más elementales reglas del deporte.

La Liga argentina exhibe la extravagancia de contar con 30 equipos en la Primera División, lo que facilitó la llegada a esa instancia de Barracas Central, el modesto equipo del presidente de la AFA, Claudio "Chiqui" Tapia. El torneo, que se organiza en formato de dos zonas de 15 equipos que derivan luego en instancias de eliminación directa, entrega dos títulos: el campeón del "Apertura" y el campeón del "Clausura".

Se trata de torneos semestrales. El título de campeón anual no existe desde hace años en Argentina, por eso la sorpresa fue mayúscula cuando el jueves se supo que de una reunión entre dirigentes había nacido un nuevo título y un nuevo campeón. La foto de celebración en un despacho, trofeo en mano, incluye a Ángel Di María, ex Real Madrid y figura hoy de Central.

"Una estrella más para el club. Estoy muy contento. Es el trabajo de todo el año. La gente debe estar muy feliz", dijo Di María, que, ante las críticas, añadió: "Más que merecido". Así, Di María suma 38 títulos en su carrera, ocho menos que los 45 de Lionel Messi, en tanto que Central celebra su décimo tercer trofeo.

Guillermo Barros Schelotto, entrenador de Vélez Sarsfield, uno de los principales equipos del fútbol argentino, recordó que esa institución fue la que más puntos acumuló en la temporada anterior a la ganada por Central. "Hay que ver si es retroactivo o no. Tiene que ser retroactivo". ¿Deberían darle un título a Vélez por haber liderado la tabla anual el año pasado?, le preguntaron al entrenador. "Sí, claro que sí".

Oportunidades de gritar campeón no le faltarán sin embargo a Vélez y los demás equipos. En la reunión de este jueves, la AFA oficializó una estructura de competiciones con siete títulos por temporada.

El galimatías será el siguientes: Torneo Apertura y Torneo Clausura, ambos con el mismo formato de zonas utilizado hasta el momento; el Trofeo de Campeones, que enfrentará a los ganadores de Apertura y Clausura; la Copa Argentina; la Supercopa Argentina, que se jugará entre el campeón de la Copa Argentina y el del Trofeo de Campeones; y la Supercopa Internacional, donde ahora se medirán el nuevo Campeón de Liga —el líder de la Tabla Anual— y el vencedor del Trofeo de Campeones.

Andrés Iniesta rescata al equipo ciclista Israel: se llamará NSN, correrá bajo bandera suiza y tendrá a una de las estrellas del pelotón

Andrés Iniesta rescata al equipo ciclista Israel: se llamará NSN, correrá bajo bandera suiza y tendrá a una de las estrellas del pelotón

El callejón sin salida en el que se encontraba el equipo ciclista Israel Premier Tech, bajo el ojo del huracán de las protestas propalestinas que boicotearon su presencia en la pasada Vuelta a España, ha encontrado una sorprendente solución. Andrés Iniesta al rescate. A partir de la próxima temporada se llamará NSN Cycling Team, correrá bajo bandera suiza y tendrá en sus filas, casi con total seguridad, a una de las estrellas del pelotón, el africano Biniam Girmay.

El jueves por la noche, la empresa internacional de deportes y ocio NSN (Never Say Never), cuyo cofundador es el ex futbolista español, anunció que, junto al fondo de inversión Stoneweg (también presidida por un español, Jaume Sabater), con sede en Ginebra, crearon una empresa conjunta en el ciclismo profesional en ruta "para integrar la estructura de los equipos (del Israel Premier Tech) de cara a la temporada 2026". Su nacionalidad será suiza pero su base estará en España (Barcelona y Girona) y tendrá licencia World Tour (primera división del ciclismo).

Ya a principios de noviembre, el grupo canadiense Premier Tech había anunciado que se retiraba de manera inmediata del equipo, estimando que era "insostenible" continuar adelante con el patrocinio a causa de las protestas. Tiempo atrás el equipo Israel había anunciado que iba a cambiar de nombre y que se iba a distanciar "de la identidad israelí actual". También que su propietario, el millonario israelí-canadiense Sylvan Adams, iba a pasar a un segundo plano y que ya no hablaría "más en nombre del equipo".

Biniam Girmay.

Biniam Girmay.EFE

"Estamos orgullosos de acoger a NSN y Stoneweg en el equipo y de anunciar nuestro nuevo nombre e identidad", confirmaba el mánager general de NSN Cycling Team, el ex ciclista finlandés Kjell Carlström, citado en el comunicado. Porque el NSN mantendrá su estructura deportiva (sus empleados y los corredores con contrato, entre ellos Alexey Lutsenko, Corbin Strong, Ethan Vernon o el español Pau Martí-, aunque su cara visible ya no será Chris Froome, pues, a sus 40 años, acaba contrato. Sí el eritreo Biniam Girmay, fichaje adelantado por Marca, procedente del Intermarché-Wanty. Ya la próxima semana está prevista una concentración de entrenamiento y pronto se conocerán los nuevos colores del equipo y su programa.

Sonia Bermúdez echa mano del gol de Edna Imade para la final de la Nations League Femenina ante Alemania

Actualizado Viernes, 21 noviembre 2025 - 12:05

La delantera de la Real Sociedad Edna Imade es la principal novedad de la lista de España para la final de la Nations League que disputará a doble partido el próximo viernes 28 en Kaiserslautern y el martes 2 en el Metropolitano de Madrid

Sonia Bermúdez ha convocado a 25 jugadoras entre las que destaca, además de Imade, los regresos de Leila Ouahabi y Esther González, así como la continuidad de las jóvenes Clara Serrajordi y Eunate Estralaga, así como la de Jenni Hermoso, a la que la seleccionadora no dio mucho minutos en las semifinales ante Suecia.

Edna Imade estaba desde hace tiempo en el foco de la Federación, pero no podía ser convocada porque no había culminado su proceso de nacionalización. Nacida en Marruecos hace 25 años cuando su madre huía de Nigeria, se crió en Sevilla. Jugó en el Carmona hasta los 14 años, pasó por el fútbol sala hasta que, a los 19, la fichó el Málaga. La buscó el Cacereño en Segunda y su talento la llevó a Primera con el Granada. Su crecimiento llamó la atención del Bayern, que la ha incorporado y cedido a la Real Sociedad.

Imade es la tercera máxima goleadora de la Liga F con siete tantos, detrás de las culés Pawor y Clàudia Pina, con 8, y fue elegida como la mejor jugadora del mes de octubre, pero no podía debutar con la selección porque, hace hasta muy poco, su único pasaporte era nigeriano.

Porteras: Cata Coll, Adriana Nanclares y Eunate Estralaga.

Defensas: Ona Batlle, Olga Carmona, Irene Paredes, Mapi León, Jana Fernández, María Méndez y Leila Ouahabi.

Centrocampistas: Alexia Putellas, Laia Aleixandri, Fiamma Benítez, Aitana Bonmatí, Vicky López y Clara Serrajordi.

Delanteras: Jenni Hermoso, Mariona Caldentey, Esther González, Claudia Pina, Eva Navarro, Cristina Martín-Prieto, Athenea del Castillo, Edna Imade y Alba Redondo.

Alemania se clasifica en la madrugada helada en Bolonia y se enfrentará a España en semifinales

Actualizado Viernes, 21 noviembre 2025 - 01:06

El actual formato de la Copa Davis admite opiniones de todo tipo, pero costará encontrar defensores del desenlace del duelo entre Argentina y Alemania de este jueves. En un recinto ferial a las afueras de Bolonia, dos parejas de dobles se jugaron el pase a semifinales de la Final a Ocho ante unos 200 aficionados —un centenar para cada bando— cuando ya pasaba la medianoche, mientras en el exterior caía una mezcla de lluvia y aguanieve que acentuaba la frialdad del entorno. A las 01.03 horas, en el ambiente más desangelado que pueda recordar el tenis de élite, Alemania se llevó el pase y se enfrentará a España este sábado en semifinales (a partir de las 12.00 horas, Movistar), poniendo fin a una jornada tan larga como surrealista.

La pareja formada por Kevin Krawietz y Tim Puetz, dos habituales del circuito de dobles, presentes en las últimas ATP Finals, derrotó al dúo argentino con Horacio Zeballos y Andrés Molteni por un extenso 6-4, 4-6 y 7-6 (10). Después de muchas alternancias, con aciertos y errores por ambas partes, todo se decidió en un tie-break final, donde los germanos tuvieron más oportunidades. Desaprovecharon hasta cuatro bolas de partido -y eliminatoria-, pero a la quinta fue la definitiva.

Antes de eso, muchas horas antes, Tomás Etcheverry y Alexander Zverev fueron los héroes para Argentina y Alemania. En el primer partido de la eliminatoria, Etcheverry venció a Jan-Lennard Struff por un 7-6(3), 7-6(7) de tensión y sufrimiento. El argentino, número 60 del mundo y especialista sobre superficie dura, acabó celebrando después de mucho padecer: además de verse 2-4 abajo en el primer set, salvó un set point en el 6-7 del segundo 'tie-break'.

Después, en el segundo encuentro, Zverev simplemente impuso su jerarquía para establecer el empate. Ante Francisco Cerundolo, un rival que le había hecho la vida imposible en sus enfrentamientos previos, no dudó demasiado, especialmente en la muerte súbita definitiva que cerró el marcador con 6-4 y 7-6(3), enviando la serie al definitivo dobles. El alemán es ahora mismo el único jugador entre los 20 mejores del ranking ATP que sigo vivo en la lucha por la Ensaladera y sabe que está ante una oportunidad única.

Joel Rodríguez, el español que controla el vuelo del equipo español en Sail GP: "Si me equivoco, nos pegamos una buena castaña"

Joel Rodríguez, el español que controla el vuelo del equipo español en Sail GP: “Si me equivoco, nos pegamos una buena castaña”

El enorme catamarán se prepara, coge velocidad, echa a volar sobre unas finas palas y, en uno de los asientos para la tripulación, Joel Rodriguez empieza a mover dos ruedecitas arriba y abajo. Es un movimiento sencillo; es como quien regula la intensidad y la temperatura del agua de la ducha. Pero de él depende la integridad de quienes van en el barco. Si todo va bien, Rodríguez ni tan siquiera toca nada. En cambio, si hay cambios de rumbo o de altura no para de rabilar.

"Lo que hago se entiende mejor si pensamos en el catamarán como si fuera un avión. Cuando despega o aterriza cambia la posición de los flaps de las alas para generar más sustentación, para mejorar la resistencia al aire. Eso es lo que hago yo en el barco. Tenemos las palas, los foils, que nos permiten planear sobre el agua y yo las voy moviendo para que vayamos con la mayor estabilidad posible. Si se hunden mucho perdemos velocidad pero si salen del agua hay mucho peligro de que nos choquemos. Si yo me equivoco nos podemos pegar una buena castaña", cuenta Rodríguez, el controlador de vuelo del equipo español en SailGP, la Fórmula 1 de la vela.

En su quinta temporada, la competición se decidirá el próximo 30 de noviembre en Abu Dhabi después de once citas por el mundo: Sydney, Los Ángeles, Río de Janeiro, Portsmouth, Saint Tropez, Ginebra y, entre otros lugares, el pasado octubre, Cádiz. El conjunto español, que se hace llamar Los Gallos, venció el año pasado, pero este curso lo tiene muy difícil. A la última cita llega en cuarto puesto y necesita brillar para meterse en la regata final, una regata que sólo disputan tres barcos. Sus rivales son los equipos de Gran Bretaña, Nueva Zelanda y Australia.

"Está complicado, no vamos a engañar a nadie, pero todavía hay opciones. Tendríamos que ganar y que uno de nuestros rivales fallara. No sería la primera vez que ganamos un evento y tampoco sería la primera vez que los australianos o los kiwis quedan del quinto para atrás. Tenemos que hacer lo nuestro y esperar", reconoce Rodríguez, parte del grupo que domina la vela española desde sus inicios.

Dudas con los Juegos

Hace ya ocho años, un grupo de chavales se fueron a las Islas Bermudas a competir en la Copa América juvenil de 2017 y de allí salieron varias medallas olímpicas -un oro y dos bronces- y el conjunto actual de Sail GP. "En aquella Copa América empezamos a ver cómo iban los catamaranes, cómo funcionaban los foils, y dos años después, en 2019, cuando nació Sail GP, nos interesó muchísimo la competición. Yo no formaba parte del equipo en las primeras temporadas e igualmente veía todas las regatas", recuerda Rodríguez.

¿De SailGP se puede vivir?
Es bastante diferente al mundo olímpico, no depende tanto de los resultados. En ese sentido es más profesional. Cada uno tiene su contrato y luego hay unos premios en metálico. Está bien montado, aunque vamos temporada a temporada. Hay que ver la evolución del equipo y de la competición a largo plazo.

En realidad Joel Rodríguez debería ser jugador de rugby. Su padre, argentino, fue profesional del oval, incluso llegó a jugar en Gales, y acabó en Barcelona como entrenador de un equipo. Así conoció a su madre. Y juntos se mudaron a Las Palmas de Gran Canaria, donde su hijo descubrió la vela con un simple cursillo de verano. "Yo probé el rugby, pero muy de refilón. Viviendo en Canarias es más fácil dedicarse a la vela", asume quien ahora cruza una crisis con su deporte.

Rodríguez fue olímpico en los Juegos de Tokio 2020 en la clase Láser -acabó decimosexto-, pero otro español, Joaquín Blanco, se quedó con la plaza para París 2024 y ahora no sabe qué hacer de cara a Los Ángeles 2028. Puede volver a hipotecar cuatro años al completo, vivir fuera de casa, entregarse a entrenamientos y competiciones y que luego no pueda ni tan siquiera participar en la gran cita. O que tenga que hacerlo sin los medios necesarios.

"Me gustaría seguir porque me encantaría ganar una medalla olímpica, pero siento que para mejorar mi nivel necesito identificarme con el proyecto y ver que realmente tengo opciones de luchar en los Juegos. No tengo muy claro qué hacer", finaliza Rodríguez que de momento aparca cualquier debate. En unos días se decide la temporada de Sail GP y el equipo español lo tiene muy difícil, sí, pero no lo tiene imposible.

El último asidero de Verstappen: la hazaña de Raikkonen en 2007 ante los McLaren

El último asidero de Verstappen: la hazaña de Raikkonen en 2007 ante los McLaren

Durante las siete últimas carreras del Mundial, el piloto que firmó el sábado la pole se adjudicó la victoria al día siguiente. Se trata de la racha más larga desde el Mundial 2022, cuando se recuperó el efecto suelo en la F1, y consolida la rotunda estadística de 2025. En 15 de las 21 citas disputadas (71,4%), el primero de la parrilla ha alcanzado también en cabeza la bandera a cuadros. Un porcentaje notoriamente superior a 2024 (45,8%), 2023 (63,6%) y 2022 (45,4%) y que debe ser tomado muy en cuenta ahora por Max Verstappen. Este fin de semana, las opciones de título del holandés pasan por su primera pole en el Strip Circuit, una de las dos pistas del Mundial donde aún no ha marcado el mejor crono del sábado.

El domingo se cumplirá un año del último título de Mad Max, resuelto también en Las Vegas, tras una carrera al ralentí, donde partió quinto y acabó quinto. En cambio, las actuales exigencias se antojan acuciantes, casi desesperadas, ante Lando Norris, que le aventaja en 49 puntos. Para atestiguarlo, baste un dato. En caso de que Verstappen gane las tres carreras restantes (Las Vegas, Qatar y Abu Dhabi) y la sprint race de Qatar, el líder del Mundial aún se proclamaría campeón sumando tres quintos puestos y un cuarto.

De modo que el último asidero para Verstappen será reeditar una de las más extrañas resoluciones de la historia de la F1, con la que este Mundial guarda curiosos paralelismos. Se trata de la hazaña de Kimi Raikkonen en el Mundial 2007, cuando el finlandés arrebató el título a Lewis Hamilton y Fernando Alonso, enfrascados en una lucha fratricida dentro de McLaren. Durante aquel GP de Japón, resuelto con abandono del español y victoria de su gran adversario, el piloto de Ferrari remontó desde la penúltima plaza hasta la tercera del podio. Sin embargo, a falta de dos carreras, con 20 puntos por entregar, tenía 17 menos que Hamilton (el equivalente a 44 puntos según el sistema actual). Necesitaba dos victorias y una hecatombe del líder. Y eso fue precisamente lo que sucedió.

La venda antes que la herida

Durante el GP de China, McLaren ideó un calamitosa estrategia para Hamilton, protagonista además de un grave error que le dejó clavado en la puzolana. Dos semanas después, en Interlagos, el rookie británico sufrió una avería en la caja de cambios que entregaría en bandeja el título a Raikkonen.

"Prefiero que se repita lo de 2007 antes que elegir a un piloto sobre otro", adelantó Zak Brown hace un par de semanas. Una extraña declaración de intenciones, apelando a las famosas papaya rules, cuya gravedad se acentuó el pasado lunes. "Max puede ser duro, demasiado agresivo en la pista. Su arrogancia sale en esos momentos", adelantó el CEO de McLaren. "Si miras a algunos de los grandes campeones de la F1, también tenían cierta arrogancia. Sacaban los codos, pero Max a veces se ha pasado de la raya", añadió el estadounidense, colocándose la venda antes que la herida.

Porque a lo largo de las 21 carreras de 2025, Norris sólo se ha marchado de vacío en Montreal, por culpa de un "estúpido trompo" -según sus propias palabras- y en Zandvoort, por una avería de motor. Mientras, su compañero Oscar Piastri, segundo en la tabla a 24 puntos de distancia, apenas sumó un cero en Bakú. Con estos precedentes, Verstappen debería depositar sus menguadas esperanzas en el flojo rendimiento de McLaren en Las Vegas. En 2023, Norris sufrió un aterrador accidente, mientras Piastri, decimoctavo en la parrilla, fue décimo en la meta. El año pasado, el australiano acabó séptimo, justo por detrás de su compañero.

Hamilton felicita a Raikkonen tras el GP de Brasil 2007.

Hamilton felicita a Raikkonen tras el GP de Brasil 2007.AP

Tras sus triunfos en México y Brasil, donde dominó con total autoridad, Norris parece haberse quitado de encima ese fatalismo que tantas veces le había emparentado con Nigel Mansell. Sin embargo, durante las celebraciones en Interlagos, el propio Lando insistió en que si Verstappen hubiese partido desde las posiciones de cabeza (y no desde el pit-lane) se habría llevado la victoria.

De estos sucesos de Sao Paulo pueden extraerse dos conclusiones en Red Bull. Por un lado, el desastroso rendimiento del RB21 dejó a sus dos pilotos varados en la Q1, un hecho insólito en el equipo desde el Mundial 2006. No obstante, los ingenieros de Laurent Mekies optaron por el riesgo, desmontando dos veces su monoplaza, hasta encontrar la configuración idónea, tanto en la aerodinámica como en el motor.

En cualquier caso, Verstappen necesita que otros actores se inmiscuyan en la pelea, restando de este modo puntos a McLaren. Dada la inoperancia de su compañero Yuki Tsunoda, las opciones en Las Vegas pasan por Mercedes. Hace ahora un año, George Russell comandó el doblete de las Flechas de Plata, que no dejaron escapar ni una de las siete sesiones cronometradas. Con las temperaturas más bajas del año sobre el asfalto, la escudería de Toto Wolff exprimió el potencial de su monoplaza, mientras Ferrari también obtuvo buenos resultados gracias a su velocidad punta en las rectas.

La gesta de España en la Copa Davis, del recuerdo de Marbella al Whatsapp de madrugada de Alcaraz: “Creer es decisivo”

Actualizado Jueves, 20 noviembre 2025 - 23:36

La madrugada del martes, la mayoría de los jugadores de España ya dormían en sus habitaciones del Royal Hotel Carlton de Bolonia cuando Carlos Alcaraz confirmó que no podía jugar la Copa Davis por lesión, y algunos ni siquiera pudieron despedirse de él en persona. El número uno dejó un mensaje en el grupo de WhatsApp del equipo antes de marcharse a Murcia y, horas después, en el entrenamiento, los cuatro tenistas restantes -Pedro Martínez, Marcel Granollers, Jaume Munar y Pablo Carreño- se repetían una palabra de ánimo: «Marbella». Si alguien mencionaba la lesión de Alcaraz, «Marbella». Si alguien hablaba del primer rival, República Checa, «Marbella». Si alguien les daba por eliminados, «Marbella».

Hace dos meses, en Marbella, España -esta España, una España sin Alcaraz ni Alejandro Davidovich- eliminó a Dinamarca para clasificarse para esta Final a Ocho contra todos los pronósticos. Por eso los miembros del conjunto sienten que ahora, aquí, ya cualquier cosa es posible. «Creer ayuda mucho. En el tenis hay situaciones complicadas, momentos muy complejos de resolver, y creer es decisivo. La experiencia de Marbella ayudó a este grupo a creer. Seguiremos luchando y seguiremos soñando», proclamó el capitán, David Ferrer, después de completar este jueves la primera de las tres gestas necesarias para levantar la séptima Ensaladera.

Pese a la derrota de Pablo Carreño, Jaume Munar salvó la eliminatoria y el dobles formado por Marcel Granollers y Pedro Martínez completó la remontada ante República Checa en cuartos. El sábado, en semifinales, tocará la Alemania de Alexander Zverev, y nuevamente España parte como inferior, pero ya no hay que hacer suposiciones. ¿Por qué no soñar con la final del domingo? ¿Por qué no más?

El líder del equipo

«En la Davis un líder puede resolver eliminatorias. Es normal: un gran tenista es capaz de ganar dos puntos. Pero, normalmente, lo más importante es el grupo. Eso lo tenemos claro. Esto es un equipo y todos tenemos nuestro papel», asumió Granollers, que rechazó ser el líder del conjunto pese a ser el jugador más laureado. Esta temporada ha levantado dos Grand Slam en dobles, ahí es nada. «No me siento así. Yo no estuve en Suiza [la primera ronda clasificatoria, en febrero], yo no estuve en Marbella, y Jaume y Pedro sí estuvieron allí. Eso tiene que pesar», comentó.

TIZIANA FABIAFP

Con la ausencia de Alcaraz, dos tenistas han asumido el peso del equipo por encima del resto. Munar, el jugador con mejor ranking individual -es el 36 del mundo-, y Martínez, el héroe de Marbella, tiran del carro y el resto les sigue. En el Bologna Fiere, un recinto ferial gigantesco lleno de jóvenes invitados para ocupar las gradas, la pista de calentamiento de los jugadores está justo debajo de la sala de prensa y, afinando el oído, se pueden escuchar los diálogos previos a cada partido.

Las "ganas" de Munar

«Sé jugar al tenis para jugar aquí, en la Davis», pregonaba Martínez en una línea épica, emotiva, heroica, que más tarde compartía su colíder. «Somos un equipo juegue quien juegue. A eso nos aferramos, esa es nuestra fortaleza. Ya era así cuando jugaban Nadal y Ferrer y los dos estaban entre los cinco mejores del mundo. Y ahora es así con más motivo. Tenemos pasión, tenemos ganas, nos tenemos unos a otros», comentaba Munar, quien marcó la línea a seguir.

Porque si España ganó porque creyó, nadie cree más que Munar. Quien fuera un especialista en tierra batida que luchaba y luchaba es hoy un tenista capaz de vencer a cualquiera en cualquier situación. A los 28 años, en la mejor temporada de su vida, venció a Jiri Lehecka por 6-3 y 6-4 en el segundo partido y salvó al grupo del abismo después de la derrota de Carreño ante Jakob Mensik por 7-5 y 6-4 en el primer encuentro.

Su determinación fue clave para derrotar al número 17 del mundo, igual que lo fue para la pareja de dobles. Después de vencer a Carreño, Mensik se presumía como el hombre fuerte de la dupla checa, pero pronto afloraron sus nervios y la pareja española fue a por él con toda la fe.

Las mil vidas de Julián Calero, de policía contra la violencia de género al relator del 11-M y la dana: “En el fútbol he comido caviar y también mortadela”

Actualizado Jueves, 20 noviembre 2025 - 23:36

No le recordarán, pero al lado de Fernando Hierro en el banquillo de España en el Mundial de Rusia estaba Julián Calero (Parla, Madrid, 1970). También junto a Lopetegui en aquel Oporto de la Champions. A este apasionado del fútbol que siempre mira el lado brillante de la vida, la Primera División le ha llegado a los 55 años con el Levante, un club con estrecheces económicas. Es de lenguaje llano, cercano al aficionado y tan empático como cuando, como policía local en Madrid, vivió el 11-M. Cree en el poder de la experiencia, por eso supo qué hacer tras la dana. Hoy le toca debutar en un derbi ante el Valencia en Mestalla, otro capítulo más del libro que escribe.

Su lenguaje es muy directo, casi viral. No sé si se llega mejor así a los jugadores
Uno tiene que saber dónde está. En una rueda de prensa, estoy hablando para mi afición y quiero que me entiendan. Les hablo en un idioma llano, que ellos entiendan lo que quiero explicar. Y luego están los jugadores. Los vestuarios son muy heterogéneos. Tengo desde licenciados a gente que tiene lo básico, y tengo que hacer que todos me entiendan. Hay que hablar su idioma, soltar un taco y usar palabras que ellos manejan entre ellos. Yo les escucho y así me acerco a ellos.
Parece que los entrenadores tienen que medir sus palabras con los jugadores, no pueden criticarlos...
Sí podemos, pero no debemos. Es importante que, cuando hay un conflicto, intentes no hacerlo más grande. En mi caso, mi forma de resolverlo es a posteriori, sin la excusa de que estamos a 500 pulsaciones. En este mundo parece que al entrenador se le puede decir de todo, parece que siempre es el culpable, el tonto que menos sabe, y resulta que es el que más sabe, más que los jugadores. Creo que ahí falta un poco de educación deportiva, como con los árbitros.
Fue futbolista muchos años, ¿tuvo esos comportamientos? ¿Gestionar el egoísmo es lo más difícil en Primera División?
Hay muchas cosas muy difíciles. El problema de los jugadores son los entornos. Está en mis planes reunir, por ejemplo, a las parejas de los jugadores para que entiendan un poco por qué los entrenadores tomamos decisiones. De 25 jugadores solo juegan 11, más del 50% no lo hace. Si tengo a 14 enfadados, pues tengo un gallinero terrible. Entonces, tienes que hacer que sientan que se les respeta. Y se respeta a un jugador tratándole igual tanto si juega como si no juega.
¿Un técnico puede ser egoísta?
Nunca pienso en mí, solo en mi equipo. Si funciona, soy feliz. Si tengo que elegir entre algo para mí o para mi equipo, siempre mi equipo. Si tengo que elegir entre que critiquen a mis jugadores o me critiquen a mí, siempre me voy a poner de frente. Los valores de un entrenador tienen que ser contrarios al egoísmo.
¿Se ha encontrado algún entrenador que lo sea?
Probablemente sí tuve alguno un poco más egocéntrico, pero la verdad es que dependemos de los jugadores. Ser entrenador es muy difícil. Mira, tienes que ser un poco padre, un poco psicólogo, un poco maestro duro para meter normativa. Tienes que ser un poco planificador, entender de preparación física, tener un buen discurso para convencer. ¿Tú crees que es posible que una persona reúna tantas condiciones y todas buenas? Es muy difícil.
Estuvo con Lopetegui en el Oporto y en el Mundial de Rusia con Fernando Hierro. Usando sus palabras, aquello era caviar, que cambió por mortadela para entrenar en solitario.
He tenido altibajos en mi carrera. Es verdad que puedes pensar en por qué me fui del Oporto al Oviedo en Segunda, o de allí al Navalcarnero en Segunda B, pero a veces hay que luchar en la vida por lo que quieres, y yo quería entrenar, disfrutar de la profesión a mi manera. Por eso he comido caviar en forma de un Mundial, que es algo increíble, o de 18 partidos de Champions, y también la mortadela de Segunda B con un placer tremendo, porque me gusta el fútbol.
Ese Mundial no sería fácil tras el despido de Lopetegui...
Fernando Hierro fue el pacificador. Consiguió, al menos, volver a una cierta estabilidad que nos permitiera competir. De hecho, el primer partido con Portugal fue muy bueno, pero la situación no era sencilla. Ese caviar me lo regaló Hierro.
No ha tenido ofertas fáciles: en el Burgos prestó dinero a los jugadores, al Cartagena lo cogió último y al Levante, obligado a ascender...
Sí, son retos y me encantan. A veces pienso por qué soy tan torpe y me lo pongo tan difícil. Me emocionó. Por ejemplo, tras la primera conversación que tuve con el propietario del Levante, le dije a mi mujer que este era mi sitio. Porque intuyes las cosas. Y no me equivoqué porque terminamos ascendiendo.
Ha contado que tiene déjà vu que le ayudan a tomar decisiones...
También se llama experiencia, y solo vale si la usas y la usas bien. Por ejemplo, si al Levante lo hubiera cogido cuando empecé a entrenar, me hubiera pegado el tortazo.
Entrenador por vocación, ¿y policía municipal?
Eso no fue vocacional. Veía el final de mi carrera y tenía que seguir comiendo y viviendo. Y entonces un amigo me dijo que salían plazas en el Ayuntamiento de Madrid. Las pruebas físicas las pasaba muy bien y me metí a cuchillo a estudiar el temario. Me recuerdo en el coche oyendo una cinta que yo mismo me había autograbado con los temas de la Constitución, los derechos y deberes fundamentales. Me enamoré de ser policía. Los últimos años fueron en la unidad de atención y prevención a la violencia de género. Estaba en el turno de noche e iban todas las mujeres maltratadas. Aquello fue una etapa en mi vida brutal. No la cambiaría.
¿La plaza del policía sigue ahí?
Estoy en excedencia, aunque por la edad que tengo, va a ser complicado que vuelva. Tengo un grupo con mis compañeros, que son muy cariñosos y, además, les gusta que hable de ellos, que me sienta orgulloso de ser policía, porque hay quien reniega. Yo no.
¿Sigue escribiendo un libro?
Voy a ratos. Se llama Fútbol al rescate. Va despacito, porque estoy intentando hacer una conexión en mi vida de todas las cosas que no me han pasado por casualidad, pero parecen casualidad. ¿Por qué llego al Mundial de Rusia si Lopetegui era el seleccionador y yo había dejado de estar con él para irme con Hierro al Oviedo? Pues resulta que en los últimos tres días va Hierro al Mundial y yo, con él. ¿Todo esto es casualidad? No lo creo. Creo en la espiritualidad y en que somos dueños de nuestro futuro, que vamos moldeando con decisiones.
¿Y cómo la maneja?
Creo mucho en las energías positivas. Me levanto por la mañana y lo primero que hago es ponerme música con el teléfono para generarme positivismo. También medito para recargar mi calma interna, que procuro trasladar al equipo.
¿Y a ese libro alguna vez se plantea ponerle un final para publicarlo?
Sí, me lo planteo, pero es difícil mientras esté entrenando, porque surgen capítulos: se llaman Levante, dana, ascenso. Quiero contar por qué me van pasando las cosas.
Una de ellas fueron los atentados del 11-M
Cada vez que veo Atocha desde fuera, siempre me acuerdo del humo saliendo cuando llegamos.
¿Estaba en una jornada normal?
Entrábamos a las 7.00 horas y el atentado fue a las 7.40 para ser exactos. Yo había salido de patrulla, pero íbamos a tomar un café con otros compañeros a las 7.15, 7.30 horas más o menos en la Puerta de Alcalá. Entonces oigo en nuestra radio decir que hay un atentado en Atocha. No pertenece a mi distrito, sino al de al lado, pero desde donde yo estaba a la estación era un minuto en la moto. Veo salir a los compañeros corriendo y nos fuimos. Cuando subíamos el túnel de Alfonso XII nos encontramos el humo de la estación. Llegamos los primeros. Mi jefe y yo nos metimos y vimos la segunda bomba, que alertamos de ella, porque estaba debajo de un banco y en los cursos de antiterrorismo que tuvimos en la academia nos enseñaron a cómo detectarlas. Estuve allí desde las 8 de la mañana hasta las 12 ayudando a quien se podía, sacando cadáveres, muriéndose de gente en los brazos, intentando ayudar en lo que podías a los médicos... Era una barbarie. Es difícil de explicar porque parecía una película de terror, pero mal hecha. Una barbaridad.
¿Y la dana?
Nosotros vinimos ese día a Buñol a entrenar, pero por la tarde volábamos a Pontevedra. Cuando llegamos a la ciudad deportiva, en el aparcamiento tuvimos que quitarnos las zapatillas porque, más o menos, el agua nos llegaba a la altura de los tobillos, pero nos dijeron que hasta cierto punto aquí puede caer una de esas de vez en cuando. Lo que pasa es que la cosa fue in crescendo. Normalmente, el cuerpo técnico se suele ir sobre las tres y media. Aquel día nos fuimos dos horas antes. Dijimos que comíamos en casa y nos íbamos al aeropuerto. Esas dos horas nos salvaron la vida. En dirección a mi casa, en Chiva, la riada se llevó mucha gente, pero nosotros pasamos antes. Estaba lloviendo mucho, se cortó la luz, no había cobertura y, en nuestra ignorancia, intentamos salir para ir al aeropuerto, pero cuandolo hicimos, el agua pasaba por encima de los coches, y gracias a que mi casa está en alto. Fue brutal porque nos quedamos incomunicados un día y medio, sin poder salir de casa, el preparador físico, que vive al lado, mi hija, mi perro y uno que encontramos y adoptamos. No nos tocó ese día.
¿No sabían nada de lo sucedido?
Solo que había mucha agua y pensamos que habría muertos, porque la velocidad a la que bajaba era tremenda, pero no imaginábamos que iba a ser tan brutal. Durante un día y medio fuimos ignorantes, hasta que recuperamos las comunicaciones. Al día siguiente, sin saber nada, hicimos una barbacoa para comer, porque no teníamos luz y para aprovechar todo lo que se había descongelado de la nevera. Incluso el helicóptero pasó por arriba pensando que estábamos haciéndole señales. No sabíamos la magnitud de lo que había ocurrido todavía. A partir de aquello me he comprado una radio de pilas y una linterna.
¿Le removió lo vivido en Atocha?
Cuando ya nos damos cuenta de la magnitud, nos vamos a ayudar y nos metemos en mitad del fango y vimos la barbarie, porque había gente muerta, brazos enterrados, una barbaridad. En ese momento me mantuvo la tranquilidad que me daba saberme manejar en esas situaciones, la experiencia. La gente estaba muy nerviosa y yo decía 'tranquilos, esto aquí, esto allá. No, tú no cojas eso, vente para acá, vamos a tirar todos de aquí'. Mantuve la calma entre los nervios, porque cuando estás tranquilo tomas mejores decisiones. Por eso en los partidos no me permito estar muy nervioso, porque tomaría malas decisiones.
¿Cómo se consigue?
Hay trabajo psicológico, porque si los demás solo ven una cosa y tú logras ver más, estás en mucha ventaja. Ten en cuenta que el entrenador debe tomar decisiones rápido y, sobre todo, bien. Y eso es lo difícil.
Al Valencia solo se ha enfrentado una vez, en Copa con el Cartagena y expulsaron a su hijo.
Fue una jugada decisiva. Ganábamos 1-0 y le expulsaron porque el árbitro pensó que había hecho una entrada violenta. Luego se vio en la televisión que no, que ni le toca, pero como no había VAR... Terminó remontando el Valencia 1-2, pero aquel fue el punto de inflexión en ese equipo y en la segunda vuelta fuimos el mejor equipo, y veníamos de ser últimos.
¿Cómo es entrenar a un hijo?
Complicado. De hecho, yo siempre dije que no quería entrenarle. Pero él me lo puso fácil, porque jugó muy bien. Era ya era un jugador importante cuando yo llegué y por eso le ponía. A nivel personal, fue una experiencia única, pero me alegro también de que solo fuera ese año porque seguramente a la larga te trae más dificultades y más problemas que beneficios.
Dígame el jugador que va a liar en Mestalla
Me gustaría decirte un jugador, pero yo creo que si el Levante hace algo, va a tener que ser basándose en el colectivo, en la fuerza del equipo.
Es el primer entrenador que no permite que su club le hable de renovación...
Cuando yo vea que el equipo está bien, hablaré con quien haga falta. A lo mejor soy un poco antiguo, pero creo que primero se da y luego recibes. Mi objetivo es salvar al equipo, lo tengo entre ceja y ceja, y eso no quiere decir que no quiera renovar. Todo lo contrario. Lo que hago es eximir a mi club de una decisión que pueda pesarle. Si esto termina en una renovación, que sea porque todo el mundo está muy contento. Porque, ¿y si desciendes? ¿Con qué cara me presento yo a decirle a mis aficionados que sigo? Primero se cumplen los objetivos.
Campazzo y Maledon apagan el fuego de una exhibición para el recuerdo de Sylvain Francisco

Campazzo y Maledon apagan el fuego de una exhibición para el recuerdo de Sylvain Francisco

Mientras se encuentra a sí mismo, este Real Madrid de Scariolo, todavía crudo, está condenado a aprender. A sufrir. A crecer. En este tramo, habrá de todo. También duelos de puro espectáculo. Porque el Zalgiris, uno de los colectivos más cohesionados y bravos de este comienzo de curso en Europa, llegó al Palacio dispuesto a todo. A volver a tomarlo. Y, ante ese descaro con capitán general -un inabordable Sylvain Francisco, 33 puntos, 11 asistencias, siete triples-, apareció el corazón blanco. La rebeldía de talento de Maledon y Campazzo, que resolvieron la batalla en un último cuarto maravilloso. [100-99: Narración y estadísticas]

Para saber más

Un triunfo de sudor, hasta el último y desesperado lanzamiento de Ulanovas. Tan necesario para el Madrid, no sólo en lo clasificatorio, donde no se debían encender más alarmas. La semana pasada ya sonaron los silbidos en el Palacio, que no dejan de ser un aviso de exigencia. La caída en Valencia, el repaso del Panathinaikos, los apuros contra el Bilbao. Para más inri, Francisco iba a firmar una de las mayores exhibiciones individuales que se recuerdan. Contra eso resistieron los blancos, siempre irregulares, incapaces de mantener la compostura durante periodos largos.

Porque, pese al contundente amanecer, el Madrid -que, extrañamente, apenas iba a lanzar triples- nunca se logró sentir cómodo. Avanzó a trompicones, con errores que tantas veces arruinaban un buen trabajo. Campazzo, consciente de que lleva demasiado tiempo sir mostrar esa versión que le hizo imparable y único, arrancó como una moto. De su electricidad nacieron las primeras y esperanzadoras ventajas, el 28-16. Luego apareció Maledon y más madera, con esa facilidad que tiene el francés para entrar en pintura y que ocurran cosas. Dominaba el rebote el Madrid y también Lyles se sumaba a la fiesta. Aunque el Zalgiris, respondón y sólido, nunca se despegó del todo.

Garuba celebra una de sus canastas al Zalgiris.

Garuba celebra una de sus canastas al Zalgiris.Juanjo MartínEFE

No es casualidad, era líder de la Euroliga hasta hace unos días. El curso pasado ya derrotó a los blancos en Goya. Su vuelta de vestuarios fue un bofetón en toda regla. Un 4-17 de parcial con un protagonista inesperado. Nadie conseguía detener a Tubelis. Ni Lyles ni después Hezonja. Ahí emergió el Madrid de las dudas, el que no logra despegar en esta era Scariolo. Menos mal que Tavares, siempre Tavares, sostuvo al colectivo para volver a una batalla que, en los primeros minutos del acto final, devino en espectáculo.

Un toma y daca sin respiro. El demonio Francisco desplegó su show. Iba a firmar una de las actuaciones más impresionantes que se recuerdan en el Palacio. Anotaba de todos los colores y también alimentaba a sus compañeros. Pero, en vez de morir en esa pesadilla, el Madrid respondió en la otra canasta. El mejor Lyles, el coraje de Andrés Feliz, la pelea de Garuba... Carácter.

Punto arriba, punto abajo hasta la recta de meta. Una bendita locura (38-37 el último cuarto). Seis seguidos de Campazzo, la respuesta siempre asombrosa de Francisco, Maledon generando... Fue precisamente un dos más uno del francés, en contestación a un triple de su compatriota, lo que iba a acabar con la resistencia del Zalgiris (además de una falta en ataque de Lo por un mantazo a Campazzo). O casi, porque a Francisco le dio por anotar dos triples más en la desperación. Una batalla estupenda en la que los lituanos exigieron el máximo del este irregular Madrid. Que vuelve a ganar. Que vuelve a respirar.

Cruel y polémica derrota en Estambul en la vuelta de Xavi Pascual al Barça

Cruel y polémica derrota en Estambul en la vuelta de Xavi Pascual al Barça

"He venido a ganar", proclamó de primeras el ansiado Xavi Pascual, nueve años después de vuelta al Barça. En una situación crítica deportiva y económicamente, tan diferente a aquella era en la que reinó. El interino Orellana ya había conseguido, en tres partidos (tres victorias), cambiar la inercia de frustración de Joan Peñarroya. Con el de Gavà, en su debut, hubo fuegos artificiales en Estambul, un apagón preocupante y un desenlace doloroso y polémico para la derrota por la mínima ante el Efes. [74-73: Narración y clasificaciones]

Ante un Efes mermado (sin Larkin, Poirier, Papagianis, Dozier, Beaubois...), se recordará su reentré. Hubo de todo. Una fiesta, un canto a la esperanza y la ilusión de un grupo limitado pero corajudo, que escondió sus defectos por momentos en el Sinan Erden. Pero que también perdió el rumbo, esa mala cara a corregir. Y que sufrió al no saber rematar en las últimas acciones. Los tiros libres de Cordinier para la quinta derrota en Europa.

La conclusión inicial, pese a todo, es que Pascual va a tratar de potenciar aquellos mimbres con los que cuenta. Con el grifo cerrado (o casi) para los refuerzos, con estos bueyes tiene que arar. Y, con sus rotaciones, mostró que, de momento, todos cuentan. El gigante Fall, casi inédito, fue su primer cambio. Anotó un dos más uno y puso un tapón como agradecimiento. Willy Hernangómez, otro arrinconado, lo mismo: producción exprés. Hasta Myles Norris, si es que alguien se acordaba de la existencia del fichaje, estuvo en pista (no con tanta fortuna) ya en el segundo cuarto.

Fue en ese tramo cuando el Barça empezó a triturar al Efes. Le ayudó el perímetro, triples de Laprovittola, Cale y Punter. Llegó a dominar por 13 (33-46) con sólo Cordinier como contestación.

Pero no todo podía ser tan sencillo. La euforia del primer acto se derritió demasiado pronto. La vuelta de vestuarios fue una pesadilla para el Barça, un ciclón el Efes, a lomos de Jordan Loyd y Weiler-Babb. Ni los tiempos muertos ni los cambios espabilaban al Barça, que encajó un tremendo 19-2 de parcial, fallando triples. Tocó volver a empezar, ahora a remolque en el marcador y las sensaciones.

En ese abismo, el Barça volvió a demostrar personalidad. Olvidó el tercer acto y se metió de lleno en la batalla. A falta de menos de cuatro minutos, el imparable Osmani encendió las alarmas (69-64), pero entonces apareció la pizarra de Pascual, los puntos en la pintura de Vesely, un triple (al fin) de Satoransky... Pero el checo no remató a la siguiente. Parra taponó a Cordinier y, después, sobre el francés señaló Belosevic una dudosa falta en el mismísimo último suspiro. No erró con los tiros libres y, con 0,3 segundos, el palmeo de Fall fue imposible. Un cruel y polémico desenlace.