Otro clásico igualado, otra victoria del Madrid: el eterno Llull hace más grande la herida del Barça

Otro clásico igualado, otra victoria del Madrid: el eterno Llull hace más grande la herida del Barça

El Real Madrid se lleva los clásicos casi por pura inercia. En el Palau, con ambos púgiles jugándose la vida estos días en Europa, sin que la tensión por ello se viera aliviada, los blancos se volvieron a imponer y van ocho de carrerilla. Otro duelo igualado hasta el último lanzamiento, otro golpe de frustración para el Barça, otra muesca más en la leyenda de Llull. [89-91: Narración y estadísticas]

Como si al cumplir años y batallas su plenitud se acrecentara, el balear, que ya peina canas en su barba, fue decisivo en su clásico número 65. Se disparó a los 19 puntos, cuatro triples, el último, cuando quedaba minuto y medio, tras rebotar en el aro, "tocar el techo" (ironía de Joan Peñarroya) y acabar entrando. El de después de Dzanan Musa encarriló un triunfo que a punto estuvo de echar por tierra dos fallos en el tiro libre de Deck y un final alocado.

"Están rozando el poste todo el rato", reconoce Mateo, tan seguro de sí mismo últimamente que se permitió no disponer ni de Campazzo ni de Hezonja en la recta de meta. Ahí Andrés Feliz, el otro gran nombre propio de la tarde en el Palau. Como el jueves ante el París, protagonista, valiente. Los alardes de Joel Parra y Brizuela no fueron suficientes para un Barça condenado a sufrir hasta el final para ser cabeza de serie en los playoffs de la ACB (es quinto, a tres victorias del cuarto, Unicaja).

Un clásico no entiende de entreguerras ni de cansancio. Cara a cara, relucen las cuentas pendientes. Antes del salto inicial ya estaba Justin Anderson tanteando la solidez mental de Usman Garuba. El Palau vibraba con las ganas de acabar con la inercia, las siete derrotas seguidas ante el eterno rival. Aunque bien temprano Llull, sorprendentemente titular (casi nunca lo es), dejó claro que el Madrid no estaba por la labor: enhebró ocho puntos consecutivos para las primeras ventajas visitantes.

Pero el Barça se ha entregado al coraje en una temporada plagada de contratiempos. En la previa, el último, la espantada del canterano Dame Sarr para disputar el Nike Hoop Summit, inexplicable cuando estaba teniendo minutos y protagonismo ante las ausencias en la dirección azulgrana. Compensó el intenso arranque de su rival con una buena ración de Kevin Punter, con dureza en el rebote y hasta con la aparición de otro canterano, Raúl Villar. Resultó una primera mitad igualada y competida, con Musa anotando fácil en sus penetraciones y sin demasiado rastro de Hezonja.

Regresó de vestuarios el Madrid más centrado. Campazzo tomando la responsabilidad, pese a algunas contestaciones espectaculares de Satoransky. Creció su ventaja a la máxima (50-59) a medida que se elevaba la tensión, con un pique de gigantes entre Tavares y Fall. Lo supo aprovechar el Barça para no descolgarse, con un 9-0 sólo interrumpido por la segunda estupidez de su pívot francés, que había visto una técnica antes y cabeceó un balón después para ser expulsado.

Y fue volver a empezar, porque Ibaka se engrandeció en la pintura y Musa cerró el tercer acto con un triple sobre la bocina para dar otro impulso a los blancos.

Pero la igualdad era la tónica. El Barça se sintió más pleno sin 'cinco' en cancha, con Brizuela y Punter desequilibrando. Andrés Feliz lograba canastas coast to coast para frotarse los ojos. Punto arriba, punto abajo, Brizuela y Parra contra Llull y Musa, como un duelo en el lejano Oeste. El triple asombroso del balear tocando el aro y otro del bosnio tras el enésimo rebote ofensivo de Tavares iban a decantar la balanza para el líder de la ACB, que ya suma 14 triunfos seguidos en liga (no pierde desde el 22 de diciembre, en Valencia) y que, desde la final de Copa, es, definitivamente, otro equipo.

Intento de agresión de Luis Pérez a Latasa en el banquillo del Valladolid durante el duelo contra el Getafe

Intento de agresión de Luis Pérez a Latasa en el banquillo del Valladolid durante el duelo contra el Getafe

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 20:32

En medio del partido que enfrentaba al Real Valladolid y al Getafe, en el que los madrileños dominaban por 0-3 en el marcador, el defensa pucelano Luis Pérez ha intentado agredir a Juanmi Latasa en el banquillo justo cuando el delantero acababa de ser sustituido.

Sin saber qué es lo que provocó la reacción del futbolista, Pérez se lanzó a intentar dar un puñetado a Latasa, que ni se inmutó. Cömert, sentado entre ambos, tuvo que mediar y parar al defensa para que el capítulo no pasara a mayores.

Tras el encontronazo, el agresor ha decidido abandonar el banquillo y ha puesto rumbo a los vestuarios. Antes había manifestado sus quejas a otros compañeros que estaban en el lugar de los suplentes en el estadio de Pucela. Ambos momentos han sido recogidos por las cámaras de DAZN, cadena que retransmitía el encuentro.

El partido ha terminado con derrota de los vallisoletanos por 0-4 después de que un jugador, Mario Martín, fuera expulsado al filo del descanso. Este resultado perjudica aún más los intereses de un equipo que ocupa el farolillo rojo de la tabla y tiene pie y medio en el descenso a la segunda categoría.

Los pucelanos tienen la salvación a 16 puntos cuando quedan 24 en juego. De los últimos cinco encuentros, el equipo blanquivioleta ha perdido cuatro y sólo ha podido empatar uno.

La multa a Carlos Sainz por llegar tarde, el eterno 'pit-stop' de Aston Martin y otros hechos inexplicables en Suzuka

La multa a Carlos Sainz por llegar tarde, el eterno ‘pit-stop’ de Aston Martin y otros hechos inexplicables en Suzuka

Las últimas horas de McLaren en Suzuka transcurrieron en un clima de cierto nerviosismo, a la espera del resultado de las inspecciones en el coche de Lando Norris. La FIA midió al milímetro cada elemento de los alerones del MCL39 antes de dar su visto bueno, por lo que el británico conservó sus 18 puntos, con los que se mantiene líder, con sólo uno de ventaja sobre Max Verstappen. Sin embargo, el clima en la escudería de Woking distaba mucho de lo que se espera en un líder del Mundial. Andrea Stella, como director de equipo, trataba de ofrecer argumentos para justificar el pit-stop de Norris y explicaba la decisión de mantener a Oscar Piastri por detrás del británico. "Debemos ser un poco cautelosos al juzgar superficialmente", lanzó sobre lo sucedido en el tramo decisivo. Desde luego, los planes de McLaren resultaron como poco discutibles, aunque no tan inexplicables como otros sucesos del GP de Japón.

De 60.000 a 20.000 euros

A las 13:42 horas, los pilotos estaban convocados en la parrilla para escuchar el himno japonés. Bajo los acordes de la banda de la Fuerza Aérea, ante la mirada de la princesa Akiko, representante de la familia imperial, todos debían lucir únicamente sus monos y cascos de carrera. Así lo establece el riguroso protocolo de la FIA y así se comunica a los 20 protagonistas, que el viernes, precisamente, abordaron este tema durante su reunión semanal. Algunos se habían quejado sobre las molestias que implica esta ceremonia, incrustada en el único momento propicio para acudir al baño. Las prisas, esta vez, jugaron una mala pasada a Carlos Sainz, que recibió 20.000 euros de multa por llegar tarde.

El madrileño, nombrado hace sólo tres meses director de la Asociación de Pilotos (GPDA), arrastraba unas molestias estomacales, según confirmó ante los comisarios el doctor Messina. A tenor de los argumentos de la FIA, Sainz debería darse por satisfecho, porque no le aplicaron la cantidad habitual para estas infracciones (60.000 euros). Asimismo, la mitad del castigo impuesto (10.000 euros) queda en el aire durante los próximos 12 meses, siempre y cuando cumpla con los horarios. Según el escrito de los comisarios "mostrar respeto por el himno nacional" supone "una gran prioridad" para el órgano presidido por Mohammed ben Sulayem.

"Bearman ya se ha ido"

Las dificultades de Fernando Alonso al volante del AMR25 quedaron patentes a través de sus mensajes de radio. "El coche rebota antes de la curva 8, de la curva 13 y de la última chicane", advirtió el asturiano, que ya había depositado sus únicas esperanzas en la aparición de la lluvia. "En las curvas de baja velocidad perdimos todo el agarre de los neumáticos, así que tengo subviraje y he perdido tracción antes salir a la recta", lamentaba el bicampeón.

Alonso, durante su único 'pit-stop' en el GP de Japón.

Alonso, durante su único 'pit-stop' en el GP de Japón.ASTON MARTIN

Sin embargo, su mensaje más afilado llegó tras el pit-stop en la vuelta 24, cuando sus mecánicos se demoraron algo más de cinco segundos antes de montar los neumáticos duros. Más del doble que la mejor parada del domingo, organizada para Lewis Hamilton en Ferrari (2,18 segundos). En total, el paso por boxes de Alonso se cifró en 25,6 segundos, un tiempo sólo inferior al de Pierre Gasly (26,0). Nada más salir a pista, cuando su ingeniero le advirtió de que saldría por detrás de Oliver Bearman, Fernando replicó sarcásticamente: "Sí, Bearman ya se ha ido". Con un timing mejor, la pelea por el noveno y el décimo puesto frente al piloto de Haas y Alex Albon no habría resultado imposible.

Tsunoda, piloto del día

En una carrera sin safety car, ni una sola bandera amarilla, Yuki Tsunoda cruzó la meta a 58,4 segundos del vencedor. De hecho, su ritmo por vuelta resultó nueve décimas más lento que el de Max Verstappen, la mayor diferencia entre compañeros de toda la parrilla. En su debut con Red Bull, el japonés acabó decimosegundo, tras ganar dos puestos respecto a la salida. De ese modo igualaba el resultado de Liam Lawson en Shanghai, donde el neozelandés había partido último. Con todos estos datos sobre la mesa, Tsunoda fue elegido piloto del día por los aficionados.

El ídolo local recibió el 23,9% de los votos, el mayor porcentaje en lo que va de año, por delante de Lando Norris en Australia (20,7%) y Andrea Kimi Antonelli en China (20,7%). "Estoy contento en cuanto a mi rendimiento, pero si me atengo al resultado es bastante difícil, especialmente en la carrera de casa, porque quería terminar en los puntos", admitió el ex piloto de Racing Bulls. A lo largo de los últimos 11 grandes premios, el balance de puntos entre Verstappen y sus tres compañeros (Sergio Pérez, Lawson y Tsunoda) resulta aterrador: 175-9.

El espejismo de Hamilton

Entre las vueltas 22 y 29, Lewis Hamilton disfrutó de un momento de placer pasajero en Suzuka. El británico supo exprimir la vida útil de sus neumáticos duros para trepar hasta la segunda posición, justo por detrás de Andrea Kimi Antonelli, su sustituto en Mercedes. A los 18 años, siete meses y 11 días, el italiano se convertía en el piloto más joven en liderar una carrera y en abrochar una vuelta rápida (1:30.965). Cuando el espejismo se esfumó y ambos pasaron por boxes, el golpe de realidad resultó aún más duro para Hamilton.

Hamilton, al volante del SF25, el domingo en Suzuka.

Hamilton, al volante del SF25, el domingo en Suzuka.AFP

"Agradecería mucho que me dieras información sobre dónde voy lento", espetó el heptacampeón por radio. Al otro lado, Riccardo Adami, su ingeniero pista, citó las curvas 8, 9, 13 y 14, pero ello no iba a tranquilizar a Sir Lewis, que requería de más precisiones. "Una décimas en las curvas 8 y 9", detalló el hombre que ya guio los pasos de Sebastian Vettel y Carlos Sainz. Lo más preocupante para Hamilton es que nunca encontró sensaciones tras el alerón trasero de Antonelli. De hecho, su ritmo promedio por vuelta (1:32.947) fue apenas una décima más rápido que el de Isack Hadjar (1:33.048) el rookie de Racing Bulls.

A la espera de Bahrein, un escenario tradicionalmente favorable para Ferrari, los más optimistas en el garaje de Fred Vasseur salieron con un dato bajo el brazo. Si en 2024, Sainz acabó tercero en Suzuka a más de 20 segundos de Verstappen, este domingo Charles Leclerc cedió apenas 16 segundos antes de terminar cuarto.

Aranceles futbolísticos

Aranceles futbolísticos

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 18:39

Tropezar y no caer es adelantar camino, reza un dicho. El Barça tropezó, pero no cayó. El Madrid tropezó y se desplomó de bruces. El Barça se acerca aún más al título. Lo lograría legítimamente como equipo, sobre el césped iluminado y a la vista de todos. Pero no como club, en la penumbra moral de los altos despachos rendidos a una entidad posicionada de forma oficial con el catalanismo «ista»: victimista, populista, racista, independentista y chantajista.

Ningún club que no sea el Barça sobreviviría a la éticamente imprescriptible pestilencia de Negreira; a los sucesivos timos de las «palancas»; a las toscas artimañas contables; a los retorcidos chanchullos de la remodelación del Camp Nou; a la desenmascarada desvergüenza del asunto de los palcos VIP; a las orondas trapisondas de un presidente falaz.

A ningún club que no sea el Barça se le hubiera autorizado la inscripción de Dani Olmo (y, bueno, sí, también la de Pau Víctor, del que, pobre, no existe una sola foto abrazado por un exultante Laporta). Y ningún club que no sea el Barça hubiese recibido la confirmación de la licencia de Dani (y, bueno, sí, también la de Pau) por parte del Consejo Superior de Deportes (CSD). O sea, del Gobierno. Trump impone desde Washington aranceles, que son básicamente eso, impuestos, al mundo. Y Puigdemont, desde Waterloo, sólo a España, donde el arancel deriva en tributo.

A fin de ofrecer coartada legal a una resolución puramente política, el CSD ha adoptado su decisión en base a unas retorcidas interpretaciones procedimentales de unos jeroglíficos normativos que desorientan y confunden. Un texto enrevesado, alusivo a enmarañadas competencias administrativas y reglamentarias. Un tocho débilmente argumentado en el derecho de los futbolistas a ejercer su profesión. No, argüimos, si con ello se beneficia al infractor que los contrata.

No afirmaríamos tajantemente que la competición queda adulterada por la presencia metida con calzador de un solo futbolista (y, bueno, sí, de dos). Dani Olmo es un excelente jugador, demasiado frágil tal vez. No sobra en la plantilla. Pero si faltase, no se le añoraría. El Barcelona puede prescindir de él sin debilitarse. Lo que se adultera, lo que se esquiva y burla es el Fair Play financiero. Unas auténticas Tablas de la Ley económicas de nuestro fútbol, por todos suscritas y acatadas.

Para Fair Play, al menos en teoría, el de Almeida, fervoroso «colchonero», encargando a otro Dani, Carvajal, un «merengue», el pregón de San Isidro. Quizás homenajeándole en su condición de capitán, lesionado de gravedad y en una edad ya difícil, del equipo más representativo de la capital en el mundo. Acaso también premiándole por su desplante a Sánchez. Todo en España está politizado. Pero, política aparte, Carvajal es el único madrileño del Madrid (nacido, en puridad, en Leganés) y uno de los escasos españoles de la plantilla. Una paradoja que a nadie sorprende ni incomoda en estos tiempos, en este fútbol y, sobre todo, en ese club.

Para compensar, que el pregón de 2026 lo pronuncie Koke. Y, además, rodeado de Llorente, Barrios y Riquelme. Cuatro «gatos», en el sentido castizo de la expresión.

El Atlético no deja de creer y aprovecha el tropezón de los titanes

El Atlético no deja de creer y aprovecha el tropezón de los titanes

Vienes de un marzo negro, de una depresión de resultados preocupante y atisbas el domingo con los periódicos informando de un tropiezo de los colosos. Estás lejos, pero quién sabe... Es imposible, pero y si... Tienes que ganar todo y ellos perder bastante, pero quizás...

Toda época oscura tiene final. Tras semanas de lluvia, siempre sale el sol. La luz es Barrios. Hay que sentir para seguir creyendo. Y el canterano lo hizo, y con él, el Atlético, que remontó el gol de Agoumé con un tanto de penalti del de siempre y la fe del número 8. [Narración y estadísticas, 1-2]

Quiere creer y soñar el Sevilla. Poco importan las dos últimas y dolorosas derrotas, que su temporada en casa sea floja, por decirlo educadamente, y que la planificación deportiva sea cuestionada día sí, día también, por la grada del Pizjuán. De hecho, uno de sus fichajes más cuestionados, Lucien Agoumé, quiso transmutarse en Toni Kroos, ahora que estamos en cuaresma, y cuando despertaba el partido metió un putt con el interior desde el borde del área para batir a Oblak. Quedaba un mundo, pero la declaración de intenciones no era mala.

El Atlético, por su parte, empezó vago, con una presión desordenada y un bloque medio, como sin saber si morder o esperar. Un sueño para un Sevilla que tiene una identidad extraña este año, más largo que compacto y con querencia por el juego directo. Jugadas de cuatro pases y gracias. En una de esas, Ejuke desbordó a Molina para ponerla en el corazón del área pequeña, Oblak y Le Normand salvaron el segundo antes de los primeros 20 minutos.

Entonces llegó uno de los errores, habituales este curso, que impiden que el Sevilla aspire a mayores hazañas. Un balón que no iba a ningún lado en el área, Badé decidió perseguirlo como un búfalo hasta que arrolló a Gallagher. Penalti incuestionable y esta vez, pese a la historia interminable del doble toque, lo pateó Julián y lo introdujo en la portería de Nyland. El partido empezaba de nuevo con media hora menos.

Julián celebra su tanto.

Julián celebra su tanto.Jose Manuel VidalEFE

Sevilla y Atlético son espejos en esta fase de la temporada. Jugando a destellos, acodados en sus mejores jugadores y con poco control del juego. Uno de esos destellos lo protagonizó Lukebakio, la estrella sevillista, la única esta temporada, puso un pase medido a Akor que lo estrelló ante un atento Oblak. Lo dicho, poco fútbol y muchas oportunidades. Las defensas, especialmente la rojiblanca, apáticas. Aunque Badé, a veces, no sabía qué portería guardaba.

Simeone apremió a sus pupilos que terminaron apretando al final de la primera parte. Tras 45 minutos en tercera, decidieron jugar en sexta los cinco del descuento. A estas alturas de liga ya no te puedes permitir tirar una parte a la basura y menos tras la mala experiencia ante el Espanyol. Aún así, si Gallagher hubiera resuelto mejor una contra tres para uno, el Atlético se habría ido uno arriba en el marcador. Inmerecido, sí, pero a falta de ocho jornadas hay que ganar por lo civil o por lo criminal.

Sacó Simeone a Molina en el descanso, cuya primera parte no iba a pasar a la historia, y la segunda comenzó parecida al inicio del encuentro, intensidad sevillista y ocasión de Akor, bien resuelta por Lenglet y luego otra de Kike Salas. Ambas provocadas por errores de Griezmann en salida. Cada vez se explican menos los minutos que el Cholo concede al francés. Una cosa es respetar la historia, que la tiene e inmejorable, y otra que sea intocable en un maratón de partidos ya complicado para un veinteañero, imposible para un veterano.

Oblak recoge objetos del césped.

Oblak recoge objetos del césped.Jose Manuel VidalEFE

Lo retiró en el minuto 55 por Sorloth y también saltó al terreno de juego Koke, ausente el último mes. El equipo creció en intensidad, pero el partido se interrumpió por una protesta contra la directiva por parte de la grada Gol Norte. Soto Grado detuvo la contienda cinco minutos tras la caída de decenas de objetos.

Lanzamiento de objetos

Tardó un tiempo el Atlético en recalentarse tras el parón y aprovechó la electricidad de Riquelme, que salió por un invisible Giuliano, para volver a empujar hacia la portería de Nyland. Precisamente, podría haber desnivelado el marcador el canterano rojiblanco si Gallagher hubiera puesto bien el pase atrás. Estaba solo en el punto de penalti. El Cholo vio el momento y quiso prolongarlo con Lemar, más toque y profundidad que el inglés al que sustituyó, pero casi lo lamenta después de que Badé, tras un córner, por poco adelantara a un Sevilla que ya se centraba más en aguantar que en atacar.

El Atlético, pese al cansancio, pese a la depresión, nunca dejó de creer y tuvo que ser un canterano, el que tiene marcado el escudo en el pecho, el que aprovechó el tropiezo de los titanes en el descuento. Barrios puso la izquierda tras un gran eslalon y Nyland solo pudo mejorar la foto. A tres del Real Madrid y a siete del Barça, Imposible... o casi.

Carla Bernat hace historia y se convierte en la primera española en ganar el Masters de Augusta femenino

Carla Bernat hace historia y se convierte en la primera española en ganar el Masters de Augusta femenino

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 17:58

"Mi consejo es que yo lo soñé... y que lo sigan soñando". Así terminaba la española Carla Bernat, de 21 años, su rueda de prensa como flamante ganadora de la versión femenina del Masters de Augusta, conocida como ANWA (Augusta National Women's Amateur). El matiz importante es que es una competición reservada a jugadoras aficionadas. Allí, en la misma butaca de piel donde Seve, Olazábal, Sergio García o Rahm se sentaron con la chaqueta verde, ella asimilaba convertirse en la primera jugadora española en ganar esta competición.

El golf nacional ya puede presumir de que lo ha ganado todo en Augusta National: seis chaquetas verdes, el premio de mejor amateur y, ahora, la campeona en el ANWA. Probablemente, y con el permiso de los majors, la competición más prestigiosa que puede ganar una mujer.

Es sábado, faltan cinco días para que comience el Masters de Augusta. El escenario vuelve a acongojar por muchas veces que lo hayas visitado; es la tercera participación de Carla en el torneo. Hoy, Augusta National habla español. Además de la victoria de Carla, Andrea Revuelta y Carolina López Chacarra han terminado entre las 10 mejores. El equipo español, entre técnicos, familias y compañeras, se hace notar, aunque contenido por las rígidas normas del club. Una de las entrenadoras de la Real Federación Española de Golf se pasea por las verdes praderas del campo más exclusivo sosteniendo una bandera española concienzudamente plegada. Augusta no permite exhibición de símbolos, leyendas o banderas.

Carla Bernat, en acción, en  Augusta.

Carla Bernat, en acción, en Augusta.MICHAEL REAVESGetty Images via AFP

El domingo será el día de los niños con la celebración del Drive, Chip & Putt en la final de una competición que se ha venido celebrando durante el año en diferentes fases por todo Estados Unidos. La coronación de los más pequeños dará paso al Masters de Augusta.

Hace solo unos años resultaba impensable que Augusta National albergara un torneo femenino. El club, fundado en 1934, presumía de su histórico oscurantismo: durante muchos años no acogió entre sus socios ni mujeres ni negros. En 1982 se levantó la obligatoriedad de que los caddies fueran negros y en 2012, por primera vez, una mujer se convertía en socia del club: Condoleezza Rice, ex secretaria de estado, fue la primera, mujer y negra.

En 2002, la presión de la activista Martha Burke, con diferentes movilizaciones frente a la entrada del club, visibilizó el problema. La presión social y mediática fue parte del proceso para que Augusta National se abriera por fin a las mujeres. Más tarde llegarían Darla Moore, inversionista conocida como la reina de Wall Street; Virginia "Ginni" Rometty, ejecutiva de IBM; la jueza Diana Murphy; Ana Patricia Botín, presidenta del Banco Santander y única española socia; Heidi Ueberroth, del Comité Olímpico Americano; y la jugadora y leyenda del golf Annika Sörenstam.

Fue precisamente Annika una de las primeras en abrazar a la nueva campeona española del Masters. Carla se formó en el Club de Golf Costa Azahar en Castellón, precisamente el mismo club de Josele Ballester, que en solo unos días debutará como amateur en Augusta, y a muy pocos kilómetros del Club de Campo Mediterráneo, el club que vio triunfar a Sergio García. De hecho, Víctor García, padre de Sergio, fue también el primer instructor de Bernat.

Es la sexta edición de este torneo de tres días donde solo las mejores 30 jugadoras que se clasifican para la última jornada tienen el privilegio de jugar en Augusta National el último día. Los dos primeros días, la competición se desarrolla en un campo cercano. En sus primeros años, el ANWA coincidía con el primer major de la temporada profesional. Las audiencias televisivas de las amateurs compitiendo en Augusta prácticamente doblaban a las del major con las mejores profesionales del mundo. Tan exagerados eran los ratings en Estados Unidos que el Chevron Championship decidió cambiar sus fechas y no competir. Todo lo que Augusta toca, lo convierte en oro.

Carla terminó la semana con tres tarjetas de 68 golpes y un resultado global de -12, un golpe menos que la norteamericana Asterisk Talley y tres por delante de la inglesa Lottie Woad, número uno del mundo y campeona defensora del torneo. Los 12 golpes bajo el par suponen el resultado más bajo en los seis años de historia del torneo y la primera vez que una ganadora baja de 70 golpes en las tres rondas (Carla firmó 68 golpes los tres días). Su triunfo fue incontestable y la jugadora que compite en la Universidad de Kansas tuvo el control en todo momento.

José María Olazábal, ya en Augusta para la disputa del Masters, ha querido seguir la ronda de la española en este emocionante último día. "Significa mucho para mí porque es un símbolo de España", reconocía Bernat, antes de desvelar una divertida anécdota: "Estaba tensa porque justo el año pasado, al verlo después de jugar, ¡le llamé por el apellido equivocado! Le dije 'Larrazábal 'en lugar de 'Olazábal'. Me dijo: 'Ese no soy yo. 'Y yo: '¡Lo siento!', ha contado entre risas la española.

La nueva campeona, que tuvo la colaboración como caddie toda la semana de la japonesa Rinko Mitsunaga, su coach assistant de Kansas State University, piensa ya en inmortalizar esta semana para siempre como parte de la celebración. "Quiero cenar con toda la gente que ha venido a verme. También me gustaría quedarme a ver el Masters, pero no sé si podré. Y quizás un tatuaje... ya veremos (risas). Estaba pensando en la flor de Augusta, pero tengo que decidir. Es una gran decisión".

De momento, Carla Bernat es ya uno de los nombres del golf español en esta exitosa temporada 2025.

Pogacar reconquista el Tour de Flandes con un ataque sin respuesta en el Viejo Kwaremont

Pogacar reconquista el Tour de Flandes con un ataque sin respuesta en el Viejo Kwaremont

Como en el Viejo y Salvaje Oeste, en el Viejo y Salvaje adoquinado del Viejo y Salvaje Tour de Flandes, dos jóvenes pistoleros frente a frente: Tadej Pogacar (26 años) y Mathieu van der Poel (30). Pero no hubo duelo. El más joven mató de lejos, con el rifle, no con el revólver. Y Van der Poel no fue segundo, sino tercero de un grupito formado también por Mads Pedersen (segundo), Wout van Aert (cuarto) y Jasper Stuyven (quinto). Pogacar conquista su segundo Tour de Flandes y su octavo Monumento. Es su victoria número 92. Antes de ella, ya era el heredero de Eddy Merckx. Ahora, a partir de ahora, desde ahora mismo y más que nunca hay que empezar una cuenta atrás en una suma adelante para saber de una vez por todas si Poggy superará a Eddy.

Para saber más

Para saber más

¿Cómo encontrar palabras nuevas para glosar la gesta de este muchacho? Imposible. Habrá que recurrir a las viejas, a las de antes, a las de estos últimos años. Por un lado, están gastadas por repetidas. Por otro, recién abrillantadas por la misma razón. Pogacar las renueva en los mismos términos deslumbrantes, a la vez que las amontona unas sobre otras, sin fatigar. Aunque conocidas, les proporciona un sentido nuevo.

La carrera, claro, tuvo muchos nombres a lo largo de sus 269 kilómetros y sus 23 tramos para la tortura de los adoquines y las cotas. Pero resumiéndola en Pogacar la explicamos de sobra. Él la rompió de verdad, él la manejó, él la remató. Para ganar en Flandes hay que ser un purasangre retinto en percherón. Pogacar es un purasangre virado a purasangre aún mayor, aún mejor.

Él saltó a 56 kilómetros de la llegada. Le respondieron Van der Poel y algunos más. El neerlandés, que se cayó sin, al parecer, consecuencias en una montonera a 126 de la llegada, sería siempre el primero en reaccionar. Cuando Pogacar, en el segundo paso del Viejo (y Salvaje) Kwaremont, desencadenó su primer huracán, iban por delante, a poco más de un minuto, gentes ilustres: Ganna, Trentin, Ballerini, Benoot, Küng, Hermans...

Pogacar celebra su victoria en Flandes.

Pogacar celebra su victoria en Flandes.ERIC LALMANDAFP

A lo largo de los ataques posteriores del esloveno en el Paterberg, en el Koppenberg, cortos muros alfombrados de granito, en el mismísimo infierno, unos y otros, éstos y aquéllos, fueron entrando, saliendo, retrasándose, renovándose en un rosario cambiante de héroes sufrientes. Todos los episodios terminaron con Pogacar en solitario y los cuatro perseguidores, exhaustos en su desesperación, tratando en vano de echarle el guante, la red.

Las heridas van minando la fortaleza. "Omnes vulnerant, postuma necat". Todas hieren, la última mata. La última herida que Pogacar infligió a los otros, la que los mató y remató, fue en el definitivo paso del Paterberg. Coronó con 24 segundos de diferencia. Le quedaban 13 para la meta, en solitario y con viento en contra. Todavía la aumentó hasta el minuto, en una demostración inigualable que convirtió a cuatro lobos salvajes en cuatro lobeznos domesticados. No comieron de su mano porque no la vieron ni la olieron.

Que el dios Flandes salve al rey. ¿A cuál? ¿A Merckx? ¿A Pogacar?

'Santa Bárbara Bendita': el emotivo homenaje en El Molinón a los mineros muertos

‘Santa Bárbara Bendita’: el emotivo homenaje en El Molinón a los mineros muertos

Actualizado Domingo, 6 abril 2025 - 15:57

"En el Pozo María Luisa murieron cuatro mineros, mira, mira Maruxina, mira cómo vengo yo". Es el arranque del considerado himno popular de los mineros y que sonó el sábado en El Molinón antes del partido entre el Sporting y el Tenerife.

El Coro Minero de Turón lo interpretó con los espectadores puestos en pie y emocionados por el recuerdo de los cinco mineros fallecidos unos días antes en Cerredo (León), en un accidente que se está investigando.

Esta canción, con versiones en castellano y en bable, se conoce indistintamente como 'En el Pozo María Luisa' o 'Santa Bárbara Bendita', porque con esa invocación comienza otra de sus estrofas. "Santa Bárbara bendita, patrona de los mineros, mira, mira Maruxina, mira cómo vengo yo".

Santa Bárbara es precisamente la patrona de los mineros y la canción hace referencia a un gravísimo accidentes ocurrido en el Pozo María Luisa, situado en Langreo, en 1949, cuando 17 trabajadores perdieron la vida debido a una explosión de gas grisú.

Fernando Alonso: "Nadie recordará este undécimo, pero fue una de mis mejores carreras"

Fernando Alonso: “Nadie recordará este undécimo, pero fue una de mis mejores carreras”

Olvidados ya los seis abandonos del GP de Australia, el orden natural volvió a consolidarse en Suzuka, donde no hubo ni lluvia, ni safety car, ni un solo incidente de consideración. Los 20 coches que tomaron la salida cruzaron la bandera a cuadros, un factor que redujo aún más las minúsculas opciones de Fernando Alonso. "No somos rápidos para el top-10, ni siquiera para entrar en el top-18. Estamos en una espiral de la que hay que salir", admitió el asturiano, undécimo en la meta.

Tras 53 vueltas y 83 minutos al volante, el líder de Aston Martin sólo pudo ganar una posición ante Pierre Gasly. "Necesitamos revisar todos los datos porque no hay suficiente ritmo. Los sábados sufrimos para llegar a Q3, de hecho aún no hemos estado, y en carrera también para alcanzar el 'top-10", comentó Alonso en la zona mixta. "Nadie recordará este undécimo puesto, pero fue una de mis mejores carreras. He sacado el máximo del coche y un poco más", subrayó.

Por tercera semana consecutiva, el AMR25 ofrecía nulo carácter competitivo frente a sus rivales de la zona media, como Haas, Racing Bulls y Williams. De modo que su punto de partida, el de convertirse en 2025 el quinto mejor coche, parece ahora aún más devaluado. No en vano, Lance Stroll partió último desde la parrilla y cruzó la meta también como farolillo rojo. El canadiense, sin opciones siquiera ante el Sauber de Gabriel Bortoleto, fue el único doblado por Max Verstappen.

"Proceso de aprendizaje"

Pese a estas notorias carencias, los máximos responsables de Aston Martin siguen manteniendo la calma. "Esto forma parte del proceso de aprendizaje", explicó Andy Cowell, CEO de la escudería de Silverstone, confiado en "aplicar estas lecciones" el próximo fin de semana en el GP de Bahrein.

De modo que las nueve décimas que perdió el AMR25 de promedio con respecto a la cabeza no deberían preocupar tanto como las tres cedidas ante Racing Bulls o Williams. Entre otras razones porque hace ahora un año, también en Suzuka, los monoplazas verdes rodaban un segundo más rápido por vuelta que estos dos mismos rivales.

Las reiteradas promesas de desarrollo serán examinadas el próximo domingo en Sakhir, escenario de los test de pretemporada. Uno de esos trazados que miden el rendimiento global de los coches. Alonso presagia otro fin de semana "difícil", donde emplearán los entrenamientos para resolver algunas "dudas" que aún siguen flotando tras las pruebas invernales. "Tenemos el coche más lento en las rectas", reiteró sin pudor, el ovetense. Un mal presagio para los habituales stop and go de Bahrein, donde se pone a prueba la tracción de los monoplazas.

Verstappen gana por cuarto año seguido en Suzuka y deja un mensaje para McLaren

Verstappen gana por cuarto año seguido en Suzuka y deja un mensaje para McLaren

Hizo lo que tenía que hacer, optimizando sus virtudes y aireando las carencias de los rivales. En una muestra de poder, Max Verstappen ganó el GP de Japón por delante de Lando Norris y Oscar Piastri, impotentes, aburridos, exhaustos ante el vigente campeón, el primer piloto de la historia con cuatro victorias consecutivas en Suzuka. Sin embargo, romper el anterior registro de Michael Schumacher (2000-2002), no representa esta vez su mayor logro. El mensaje más apremiante de Verstappen a sus rivales va un par de pasos más allá. Si quieren que algún día claudique en este Mundial, si quieren su cabeza, hay que ofrecer mucho más dinero por la recompensa.

Fue una reedición de lo visto el año pasado en Monza, con McLaren enredada en sus diatribas, dudando entre dar prioridad a uno u a otro. "Lando debería irse pronto porque creo que tengo el ritmo para alcanzar a Max", dijo Piastri por radio, a falta de 12 vueltas. Tras una carrera de desgaste, los bólidos papaya seguían a la estela del líder, ataviado con los colores de Honda. Tan cerca y tan lejos. Establecida la igualdad en los neumáticos duros, con 1,5 segundos de margen, Verstappen gobernaba la situación. Sin mayor novedad, vio la bandera a cuadros y asestó un duro golpe en la moral de McLaren.

A casi 14 segundos de la cabeza, sin opción alguna de podio, Charles Leclerc dio el cuarto puesto a Ferrari. Hubo demasiada tierra baldía también en torno a George Russell y Andrea Kimi Antonelli, quinto y sexto con Mercedes. Por no hablar de Fernando Alonso, undécimo, o Carlos Sainz, decimocuarto. Salvo las notas geniales y discordantes de Verstappen, todo en Suzuka discurrió en torno al guion establecido. Y eso nunca es buena noticia para los españoles.

Pánico al 'graining'

Las condiciones de la pista, con esporádicas bolsas de agua, y los 14ºC en el ambiente podían alterar la armonía. O añadir novedades respecto a las dos citas previas en Australia y China. Había que mimar los neumáticos, por pánico a una degradación en forma de graining, y mantenerse alerta ante la hipotética aparición de la lluvia. Era de prever que el pulso estratégico se resolviera a una sola parada. De modo que en el tramo incial, la carrera sólo se animó con un par de persecuciones.

La más vibrante la libraron Pierre Gasly y Alonso, casi en paralelo durante media vuelta. Desde la curva 2, el asturiano acechó al líder de Alpine, hasta completar una espectacular maniobra a la salida de 130R. Después de sus dos ceros previos, la premisa para Alonso era alcanzar la meta, pero quedaba claro que no iba a andarse con miramientos. Tampoco podía quedarse quieto Lewis Hamilton, con el paso cambiado y gomas duras. El heptacampeón se quitó de encima a Isack Hadjar al final de la recta de meta.

En la vuelta 21, McLaren movió primero sus piezas, llamando a Piastri. El australiano se reincorporó noveno, por delante de Alonso, con la idea de plantear la opción de undercut de Norris ante Verstappen. De inmediato, Red Bull reaccionó con el pit-stop para el neerlandés y McLaren quiso calcar el movimiento. Así que allí estaban los dos favoritos rueda con rueda en el pit-lane. Uno de esos instantes que deciden los campeonatos. Verstappen, por supuesto, no cedió un ápice ante el candidato, que antes de forzar el límite optó por pisar la hierba reseca.

Norris, por delante de Piastri, el domingo en Suzuka.

Norris, por delante de Piastri, el domingo en Suzuka.AFP

Los comisarios anotaron el incidente y unos minutos después desestimaron cualquier tipo de sanción. El triunfo debería resolverse con las fuerzas de cada cual con los neumáticos duros, pero mientras tanto Antonelli se daba el lujo de liderar varias vueltas con apenas 18 años. La evidencia de que Mercedes, como en el pasado Mundial, multiplica su rendimiento sobre un asfalto en perfectas condiciones y a baja temperatura. Si Hamilton hizo durar los duros 30 vueltas, el italiano aguantó una más con los medios.

El plan de Williams con Sainz

Sainz también tuvo que estirar su relevo, amontonando giros, habituándose a un coche que aún no ve como suyo. Casi de inicio había perdido la decimoquinta plaza ante Nico Hulkenberg, aunque pronto se quitó ese hierro candente con una magnífica maniobra en la horquilla ante el líder de Sauber. Resultaba discutible la estrategia de Williams con el madrileño, que tenía 20 vueltas por delante para llegar a meta con los blandos.

Carlos había intentado ayudar a Albon, taponando a duras penas a Hadjar, pero ahora se veía frente a un plan de muy cortas miras. Ya se había saltado la última chicane, aunque los jueces no considerasen pertinente la investigación, pero a la hora de la verdad, lo más valioso que pudo aportar fue un adelantamiento ante Liam Lawson, utilizando el DRS en la recta principal, y un amago de vuelta rápida, más tarde frustrado por Antonelli (1:30.965).

De igual modo, el domingo debió de hacerse eterno para Alonso, incrustado en la undécima posición. Sin opciones de atrapar al Haas de Oliver Bearman, pero con sobrada firmeza para mantener a raya a Yuki Tsunoda. Ganar dos posiciones, desde la decimocuarta en la parrilla, se antoja una pobre recompensa para el segundo piloto de Red Bull, aunque bien sabemos ya de lo odiosas que resultan ciertas comparaciones.