Carlos Sainz, en plan salvaje: las claves de su tercer triunfo y sus opciones ante Verstappen

Carlos Sainz, en plan salvaje: las claves de su tercer triunfo y sus opciones ante Verstappen

Una encargada de la FIA se acercó para disuadirle, pero él no atendió a razones. Nadie iba a privarle esta vez del abrazo con sus mecánicos. Ni la fatiga tras 58 vueltas, ni las molestias en el abdomen por su reciente operación de apendicitis. Carlos Sainz se lanzó ayer a celebrarlo a lo grande con sus allegados, los que nunca le fallan. Rebecca Donaldson, su novia, Carlos padre y su primo, que ejerce de representante, lo disfrutaron como nunca en Albert Park. La tercera victoria con Ferrari fue la más salvaje, la más reivindicativa.

Para saber más

Unos minutos más tarde de descorchar el champán en el podio, bajo los compases del himno español, Sainz se permitía una broma que iba muy en serio. "Sigo sin trabajo para el año que viene, así que supongo que esto ayudará. Pero esto también va por mí, para saber que cuando dispongo de un coche ganador, puedo hacerlo. Lo logré el año pasado en Singapur y aquí, incluso lejos de mi plenitud física, también". A su derecha, Charles Leclerc sonreía por el primer doblete de Ferrari en Australia en casi dos décadas. Cuando le preguntaron si no se valora lo suficiente a su compañero, el monegasco respondió diciendo que todos conocen la valía de Carlos. "Él no lo dice, pero estoy seguro de que muchos directores de equipo han contactado con él".

Por supuesto que Sainz ha iniciado conversaciones para resolver su futuro. Ofertas no le faltan, porque sus condiciones son demasiado valiosas como para pasar desapercibidas. Ayer mismo volvió a dejar constancia de ellas desde la segunda vuelta, cuando adelantó sin miramientos a Max Verstappen. Desde que asumió el mando de la carrera, hizo acopio de toda su fuerza física y mental. En los siete giros que rodó con los mismos neumáticos y estrategia que Leclerc, aventajó a su máximo rival en 186 milésimas de promedio. Una vez instalado en el liderato mantuvo la concentración, con un ritmo de crucero asombrosamente constante. No se trataba simplemente de aprovechar el abandono de Mad Max, víctima de una avería en los frenos.

"Confiado y dominador"

De hecho, todo pareció siempre bajo control para Sainz durante sus tres tandas. Arrancó con los neumáticos medios antes de pasar por boxes en las vueltas 16 y 41 para montar los duros en ambas ocasiones. Su minuciosa gestión de los neumáticos frustró cualquier sorpresa. Un año después de sus terribles problemas de degradación, Ferrari parece haber encontrado la fórmula para cuidar las gomas Pirelli. Si sirve de muestra, el ritmo de carrera del SF24 (1:21.458) fue el mejor de la parrilla, 93 milésimas más rápido que McLaren, 54 centésimas por delante de Red Bull y nueve décimas respecto a Mercedes.

La velocidad de Sainz quedó patente en el primer y último sector, donde aventajó a Sergio Pérez en tres y cinco décimas, respectivamente. Un dato alentador para los ingenieros de Maranello. "Lo que ha sucedido este fin de semana demuestra que nunca hay que rendirse. Es una victoria que sabe a gloria, porque me sentí siempre confiado y dominador, como a mí me gusta", zanjó el español. Para alivio de su familia, ayer no hubo que sufrir hasta el último suspiro, como el año pasado en Marina Bay o hace dos en Silverstone.

Hoy, con los mismos triunfos que Leclerc desde que comparten garaje, el nivel de Carlos como piloto nada tiene que envidiar al de otros ídolos del paddock. Especialmente porque su vulnerabilidad de los sábados parece asunto del pasado. De momento, tras las dos sesiones clasificatorias que disputó (Bahrein y Australia) ya maneja 75 milésimas de ventaja ante Charles. Asimismo, el madrileño cuenta con una ventaja simbólica frente a quien ahí dentro llaman Il Predestinato. Porque ha sido él, precisamente, quien ha roto las dos mejores rachas de Verstappen, autor de nueve victorias consecutivas.

Sainz, al volante del SF24, el domingo en Albert Park.

Sainz, al volante del SF24, el domingo en Albert Park.AFP

Curiosamente, al igual que el pasado Mundial, el éxito de Sainz coincide con la llegada a Suzuka, una cita esperada con máxima expectación, dadas las dificultades que plantea a nivel aerodinámico. Hace sólo seis meses, Verstappen se resarció de su debacle en Singapur con una devastadora exhibición en Japón, resuelta con 19 segundos de margen ante Lando Norris. El trazado nipón se antoja el mejor banco de pruebas para evaluar las actualizaciones de Ferrari. Frédéric Vasseur, team principal, deberá incidir en lo apuntado en Melbourne, donde el formidable paso por curva del SF24 no fue incompatible con el rendimiento en las rectas. De hecho, pese a montar unos alerones más cargados pensando en el último sector, Sainz alcanzó una máxima de 327 km/h, bastante cercana a la de Pérez (332 km/h).

Por tanto, razones no faltaban ayer para el festejo de Ferrari, que brindó por su primer doblete desde el GP de Bahrein de 2022. Desde el arranque en Sakhir, la Scuderia se ha confirmado como el principal candidato para desestabilizar a Red Bull. Todo encaja, al menos por el momento. Los ingenieros entienden cada semana mejor su monoplaza, los estrategas ejecutan el plan con pulcritud y los mecánicos cumplen en los pit-stops. En Australia, McLaren quiso revertir la jerarquía antes de toparse con la realidad. Mientras, Mercedes navegó en tierra de nadie.

Ayer, Sainz fue elegido mejor piloto del domingo, con el 38% de los votos. El segundo reconocimiento popular tras su podio de Bahrein. A 11 puntos de Verstappen en el Mundial, con una carrera menos, Carlos puede presumir de otro hito en Ferrari, donde ya ha igualado a cuatro campeones como Juan Manuel Fangio, Mike Hawthorn, Phil Hill y Jody Scheckter, que también ganaron tres grandes premios vestidos de rojo.

Aplastante victoria de Carlos Sainz en Melbourne

Aplastante victoria de Carlos Sainz en Melbourne

Con las cicatrices de su abdomen aún frescas, mermado por una cirugía que le había dejado fuera de combate hace sólo dos semanas, Carlos Sainz dominó de forma aplastante en Albert Park, camino de su tercera victoria en la Fórmula 1. La más autoritaria, la más simbólica, la que ponía fin a la racha de nueve consecutivas de Max Verstappen, víctima de una avería en los frenos. Red Bull, por una vez, fue vulnerable y Charles Leclerc completó el doblete para Ferrari. El delirio rojo en Melbourne y la emoción de Sainz en la radio, casi a lágrima viva: "La vida es una montaña rusa".

Camino del champán, con la bandera española en la mano, Carlos aún se permitía las bromas con Leclerc y su amigo Lando Norris, que cerraba podio. Poco antes de cruzar la meta ya había ordenado a sus mecánicos que el monegasco se acercara para la celebración conjunta. Sobraba tiempo, porque un duro accidente de George Russell contra las barreras de la curva 6, había ralentizado la carrera en la última vuelta. De nada importaba tampoco que Leclerc le hubiese arrebatado el bonus de la vuelta rápida (1:19.813). Nadie podía discutir el protagonismo de Sainz, que controló a su antojo.

Rodando con singular regularidad en 1:21, el madrileño abrumó a la competencia durante sus dos relevos con el neumático duro. Ni siquiera concedió la duda a Ferrari, alejando del radar del DRS a Leclerc. Se hizo más fuerte cuando la debilidad le devoraba por dentro. Ahora puede parecer ventajista escribirlo, pero ni el propio Verstappen pareció en condiciones de aferrarse a su estela. Aunque no resulte equiparable, Sergio Pérez bastante tuvo con sujetar a Fernando Alonso, sexto en la meta.

La rotura de Hamilton

Todo lo que la Fórmula 1 llevaba meses esperando tomó forma en Albert Park. El aplastante dominio de Red Bull, convertido en soporífera monotonía, se hizo de pronto carbonilla. "Acabo de perder el coche. Ha sido realmente raro", adelantó por radio Verstappen tras un extraño en la curva 9. Por entonces, Sainz ya se lo había quitado de encima en la segunda vuelta, dejando constancia del brío de su Ferrari. Unos metros más adelante, un hilito de humo empezó a emanar del RB20. Los frenos de la rueda trasera derecha ardían en llamas. Justo en el mismo escenario, exactamente dos años después, el tricampeón del mundo mordía el polvo.

El vacío de Mad Max dejó patidifusos a los favoritos. Ferrari veía abrirse las puertas del cielo, McLaren calculaba sus opciones de podio y Red Bull depositaba sus opciones sobre los hombros de Pérez. Por si no sobrasen alicientes, Lewis Hamilton inflamó los ánimos en el séptimo giro con un madrugador paso por boxes. Dos vueltas más tarde, Oscar Piastri y Leclerc, en busca de un undercut ante Norris, cambiaron también sus gomas. El compuesto duro debía aguantar 25 vueltas, pero Sainz, con el medio seguía clavando los tiempos, sin que nadie le importunase.

Había interés en cómo gestionaría Ferrari el graining de sus gomas. Al volante de un monoplaza totalmente equilibrado, Sainz no mostraba ni un síntoma de debilidad. Incluso pudo levantar el pie para sostener su ventaja frente a Leclerc y los McLaren. Tras estirar al máximo los medios durante 16 vueltas, la primera parada se saldó saldada por los mecánicos rojos en 2,6 segundos. Un respiro.

Sainz, al volante del SF-24, el domingo en Albert Park.

Sainz, al volante del SF-24, el domingo en Albert Park.AFP

Por detrás, Alonso mostraba un ritmo de crucero más que notable con los duros, rodando casi a la par de Pérez y Norris. Aston Martin pretendía alargar la vida útil de los neumáticos, a la espera de cualquier eventualidad. Y por una vez, la fortuna se alió con el asturiano. El abandono de Hamilton, víctima de un fallo de motor a la salida de la curva 10, provocaba el virtual safety car. Un regalo del cielo para Alonso, que ganaba cinco posiciones.

Desde luego, las gomas amarillas obligaban a un ímprobo trabajo a Fernando, con unos cronos casi calcados a los de Lance Stroll. Quería negar los espacios a Pérez, pero el mexicano le arrebató la posición en la vuelta 27, con una sencilla maniobra a la llegada de la curva 9. De ahí hasta la meta se mantuvo a la defensiva frente a George Russell. Sobre un asfalto con cuatro zonas de DRS, con un rendimiento inferior al de Mercedes, Alonso parecía presa fácil para el británico. El acecho acabó de la peor manera. Con Russell contra el muro y con Alonso citado por los comisarios. Si consideran que su frenada fue verdaderamente errática, el domingo podría acabar peor de lo pensado en Melbourne.

Carlos Sainz, del hospital a la primera línea: cámara hiperbárica, radiofrecuencia y dos kilos menos de músculo

Carlos Sainz, del hospital a la primera línea: cámara hiperbárica, radiofrecuencia y dos kilos menos de músculo

Hace menos de dos semanas, Carlos Sainz se retorcía de dolor en un hospital de Jeddah, víctima de una repentina apendicitis. Los médicos tuvieron que operar de urgencia con una paroscopia que no sólo iba a apartar al madrileño del GP de Arabia Saudí, sino que también comprometía sus opciones en la siguiente carrera, la tercera del Mundial. El GP de Australia llegaba demasiado pronto, pero él sólo pensaba en mantener su asiento en Ferrari. Había que actuar con la mayor diligencia. Era el momento de abordar una recuperación exprés que finalmante le ha conducido a la segunda posición de la parrilla en Melbourne.

Hay varios protagonistas en este pequeño milagro de Sainz, aunque ninguno ha jugado un papel tan decisivo como su propio tesón. Porque Carlos se presentó el jueves en Albert Park con dos kilos menos de musculatura y síntomas de evidente debilidad. Las molestias se agudizaron durante la última sesión libre de la mañana, pero incluso así logró liderar la Q1 y la Q2 con regularidad. Y únicamente cedió la pole ante Max Verstappen por 27 centésimas.

Sainz ha apurado los plazos en Melbourne junto a Pierluigi Della Bona, su fisioterapeuta, más otro especialista que viajó a propósito desde España. El primer objetivo pasaba por trabajar en una cámara hiperbárica que acelerase la curación de su herida. Porque este artefacto, muy popular entre los futbolistas de elite, ofrece óptimos resultados en cuanto a oxigenoterapia. Con más sangre rica en oxígeno, disminuye la hinchazón y aumenta la protección contra las infecciones. Además, sus evidentes beneficios aún pudieron potenciarse gracias a otro dispositivo traído desde España.

Ondas de radiofrecuencia

Se trata de una máquina, más pequeña y manejable, desarrollada con la tecnología INDIBA. Sainz ha recurrido a ella cada vez que disponía de un momento libre, fuese por las noches en el hotel o a primera hora en el circuito. Se trata de una técnica no invasiva a base de ondas de radiofrecuencia que desencadena respuestas naturales de regeneración. Tanto en la reabsorción del edema como en la mejora de la cicatriz. Incluso logra un efecto analgésico para el dolor postoperatorio.

Este proceso ha supuesto la primera prueba de fuego para Della Bona, quien se estrenó hace unos meses con Sainz, ocupando el puesto de Rupert Manwaring. El italiano ha tenido que controlar el ímpetu de Carlos, reduciendo a la mínima expresión los ejercicios en el gimnasio y controlando cada movimiento de la zona afectada. Por supuesto, las pesas quedaron fuera de la ecuación. Asimismo, el control de la dieta ha sido fundamental, dada la pérdida de masa muscular. Hay que recordar que, tras varios años de colaboración, Manwaring decidió iniciar el pasado invierno una nueva etapa profesional junto a Max Verstappen.

Pese a la irreprochable labor de los doctores en el King Fahd Hospital de Jeddah y el mimo de los recuperadores, la herida en la zona abdominal complicaba la conducción. Especialmente en el reducido habitáculo de un Fórmula 1. Por tanto, los ingenieros de Ferrari tuvieron que hacer algunos cambios en el asiento, el pedal del freno y el cinturón de seguridad. El objetivo era que la hebilla no rozase uno de tres pequeños orificios de la cirugía, situado a la altura del ombligo. Por último, los hombres de Frédéric Vasseur añadieron un material blando, semejante a una esponja, para absorber algo de presión en el centro del abdomen.

"Podríamos tener una oportunidad"

La disciplina espartana de Sainz a lo largo de estas dos semanas ha sorprendido incluso a sus más cercanos, asombrados por la respuesta del piloto en la qualy, donde marcó los mejores cronos en la Q1 y la Q2. Hasta ahora el único piloto de la actual parrilla que había vivido una situación similar fue Alex Albon, que necesitó una semana más de convalecencia para disputar el GP de Singapur de 2022.

En el entorno del madrileño admiten que sigue lejos de su plenitud física. A los episodios de fatiga se suceden las molestias al volante del SF24, el único coche que durante las dos primeras carreras ha podido acercarse, aunque sea de lejos, a Verstappen. Hoy aguardan 58 vueltas (306 km) por Albert Park. El último reto para Sainz, empeñado en dar el callo hasta su último día de rojo. "Necesito estar al 100% para batir a Max. Voy a darlo todo para hacerlo, porque ha pasado tiempo desde mi victoria en Singapur y él se ha mantenido desde entonces en un escalón superior", valoró en la rueda de prensa de la FIA.

El rendimiento de la gama más blanda de los Pirelli volverá a resultar clave para quien ose poner en dificultades al tricampeón mundial. Pese a su mala racha en suelo australiano, donde nunca pasó del octavo puesto y el año pasado recibió cinco segundos de sanción tras un toque con Fernando Alonso, Sainz envió advertencia: "Si hay un fin de semana en el que tenemos buen ritmo es este. Quién sabe. Podríamos tener una oportunidad".

Sólo un indomable Sainz da la cara ante Verstappen en Melbourne

Sólo un indomable Sainz da la cara ante Verstappen en Melbourne

Se sentía aún renqueante, no con dolor, pero sí con molestias. Había apurado la recuperación de su apendicitis con un esfuerzo titánico en el gimnasio, sabedor de que su asiento sigue siendo asunto sagrado. Carlos Sainz llegaba muy justo, pero aun así pudo pelear codo con codo con Max Verstappen en Albert Park. El fantástico rendimiento del madrileño sólo palideció ante el tricampeón mundial, autor de la pole (1:15.915). Fernando Alonso, por su parte, cometió un error en la curva 6 que le relegó a la décima posición de la parrilla.

Nadie puede cuestionar a Sainz el mérito de colarse entre los Red Bull, a 17 centésimas de Verstappen y nueve mejor que Sergio Pérez. Resulta casi una hazaña para quien ha pasado tantas horas en cama antes de tomar el avión rumbo a Melbourne. Sin embargo, la mala noticia para Ferrari y la F1 estriba de nuevo en la velocidad de Verstappen. Tras un fin de semana con más dificultades que de costumbre, el tricampeón despertó otra vez a tiempo en la Q3.

Sainz sólo pudo sostener el ritmo durante el primer sector, cediendo ya una décima en el segundo. Bastante hacía, en cualquier caso, porque por la mañana, casi se había sentido desfallecer durante la FP3. Pese a algún mareo, los tiempos salían con pasmosa naturalidad en la Q1 (1:16.731) y la Q2 (1:16.189). Lideró la tabla durante casi toda la sesión y aunque no pudo con la guinda de la pole, también alzó el estandarte de Ferrari con más gallardía que Charles Leclerc. El monegasco, por detrás durante todo el sábado, cometió un error en la curva 12 que incluso le impidió cerrar su vuelta.

Latigazos del Aston Martin

Sólo Verstappen, como de costumbre, encontró los resquicios a la pista en el momento de la verdad. Su primera tentativa de la Q3 (1:16.048) ya le dejaba con 28 centésimas sobre Sainz y 38 ante Leclerc. Aún guardaba algo más bajo la manga. Todo lo contrario que Aston Martin, donde Alonso y Lance Stroll bastante hicieron con salvar el impacto contra las barreras. La inestabilidad trasera del AMR24 fue palmaria. Fernando, tras un infernal traqueteo a través de la grava que desestabilizaba totalmente su equilibrio aerodinámico, saldrá por detrás de su compañero por primera vez desde el GP de Brasil 2023.

El asturiano, sin las sensaciones de Bahrein y Jeddah, ya sudó lo suyo durante la Q2. El 1:17.120 inicial le obligó a otro esfuerzo, tampoco especialmente inspirado. Su 1:16.780 le dejaba séptimo, por delante de Mercedes. En contraste con McLaren, el paso atrás de las Flechas de Plata fue palmario en Melbourne. Pese a que Lewis Hamilton había acabado en la misma décima que Leclerc durante los últimos libres de la mañana, el heptacampeón se quedó fuera de la Q3 por 59 milésimas. Su verdugo, el imprevisible Yuki Tsunoda. Un fin de semana más -y ya van tres en 2024- George Russell ganaba por la mano a su compañero de garaje.

El aliento de Albert Park, con 125.000 aficionados repartidos en torno al lago, no bastó para Daniel Ricciardo, eliminado por superar los límites de pista. Un motivo de sonora celebración para Kevin Magnussen, salvado por la campana. La aventura de Alex Albon, con el único Williams en pista por la avería de Logan Sargeant, no fue más allá de esa Q2, que no parece poco James Vowles

Susto de Fernando Alonso para abrir boca en Melbourne

Susto de Fernando Alonso para abrir boca en Melbourne

Albert Park, un circuito de la vieja escuela, no dio tregua durante las dos primeras sesiones libres del GP de Australia. Charles Leclerc marcó el mejor tiempo (1:17.277) del viernes a 245,8 km/h, con 38 centésimas sobre Max Verstappen y 43 ante Carlos Sainz, de regreso tras su apendicitis. A primera hora, Lando Norris había encabezado la tabla con su McLaren (1:18.564), mientras Fernando Alonso sufría una espectacular salida de pista en la curva 10. La evidencia de que este trazado urbano, cada año más vertiginoso, supone un examen permanente para los pilotos.

Verstappen, por ejemplo, tuvo que regresar por la tarde al garaje tras apenas 21 vueltas y sin el balance de las tandas largas con el neumático medio. Una nota de incertidumbre en Red Bull, que aún no conoce el rendimiento y la degradación de los neumáticos ni la estrategia de carrera, entre una y dos paradas. Pirelli ha traído a Melbourne los tres compuestos más blandos de su catálogo, así que la única certeza es que los rojos quedan descartados.

El tricampeón mundial, con apenas una victoria tras siete carreras en suelo australiano, irá puliendo su RB20 según avance el fin de semana. Sin embargo, las cuatro zonas de DRS en Albert Park parecen encajar mejor con los puntos fuertes de sus rivales. Por ejemplo, los del AMR-24 de Alonso, un monoplaza capaz de acercarse a Red Bull y Ferrari a una vuelta.

"Cambiando el suelo"

El asturiano arrancó el viernes con algo nada habitual: un error en la enlazada de la 9 y 10. Tras la excursión por la grava en una zona de alta velocidad, Fernando supo, al menos, evitar los muros con una pericia asombrosa. "Estamos cambiando el suelo", confirmaron desde el box dirigido por Mike Krack, confiando en demorarse apenas un cuarto de hora. Alonso, incómodo con los reglajes de la suspensión trasera, decidió volver a la configuración anterior.

En ese punto de alta velocidad, George Russell y Valtteri Bottas también sufrieron sendos sustos. Mención especial para el finlandés, capaz de regresar al asfalto tras un estremecedor giro de 360º. Los problemas de Mercedes habían quedado claros desde el arranque de la sesión, cuando Lewis Hamilton ya se había quejado de un pedal de freno con demasiada holgura. En su pulso frente a McLaren, las Flechas de Plata parecen aún un paso por detrás.

L, el de la bandera roja provocada por Alex Albon. El británico perdió el control al pisar el bordillo de la curva 8. Por fortuna pudo alcanzar el centro médico por su propio pie y sin mayores contratiempos físicos, mientras los comisarios retiraban los múltiples desperfectos ocasionados. Los daños en la suspensión trasera del Williams no sólo le impidieron volver a pista en la segunda sesión, sino que comprometen severamente sus opciones para el resto del fin de semana.

El “pequeño beso” de Fernando Alonso y las “tres o cuatro décimas” para el futuro

Actualizado Sábado, 9 marzo 2024 - 22:35

Las diferencias entre Fernando Alonso y Lance Stroll se concretaron en Jeddah de un modo sutil, pero también evidente. Fueron un par de centímetros los que separaron a los pilotos de Aston Martin. Un distancia, casi inapreciable, entre el toque del canadiense contra el muro de la curva 22 y el "pequeño beso" del bicampeón a las protecciones de la curva 9. El error que desencadenó el abandono de Stroll en la quinta vuelta frente a la apuradísima (y afortunada) rectificación de Alonso cuando restaban 12 giros para la bandera a cuadros.

"Todo está bien", tranquilizó Alonso a sus ingenieros a través de la radio. El roce conra el muro no había causado daños al AMR24, así que podría aguantar el ritmo hasta la bandera a cuadros. Sostener ese ligero margen sobre George Russell, que no daba tregua con su Mercedes. No era precisamente una situación para disfrutar, pero Alonso supo sostenerla del mejor modo. "Quería mantener a George a más de un segundo y fueron vueltas de mucha exigencia mental. No quería que cogiera el DRS, porque entraría en ese juego de no hacer vueltas óptimas. Ahí tienes que utilizar varias veces la batería para que no te adelante y se pierde mucho tiempo".

Nada más bajar del coche, como de costumbre, todo se había ordenado ya en su cabeza. "Ha sido una carrera exigente y estresante, tanto física como mentalmente", adelantó, antes de un análisis más pormenorizado. Según el propio Alonso, su puesto más plausible en meta habría sido el noveno. Sin embargo, se alinearon varias circunstancias favorables. En primer lugar, la baja de Carlos Sainz, recién operado de apendicitis. Después, la decisión de Lewis Hamilton y Lando Norris de no parar tras el safety car, dividiendo la estrategia de Mercedes y Ferrari. "Nos aprovechamos bien de ello", se felicitó Fernando. No fue un sábado de euforia, pero sí había razones para cierto optimismo.

«Volvemos al sitio que merecemos»

La visita vespertina de José Mourinho al garaje verde concitó las primeras sonrisas. Hubo algún codazo en el paddock en torno al ex entrenador de la Roma, aunque no tantos como junto a Anthony Joshua, que apenas unas horas antes había llevado al delirio al Kingdom Arena con un KO en el segundo asalto. La carrera se presentaba cuesta arriba, pero se cerró con 10 suculentos puntos para la tropa de Mike Krack.

Porque no conviene olvidar que Aston Martin, al igual que en la última cita de 2023, sigue siendo el quinto equipo de la parrilla. Y de poco sirven, de momento, sus alentadoras tandas de clasificación de los entrenamientos. "A una vuelta conseguimos calentar los neumáticos y tenerlos listos para clasificación, pero luego volvemos al sitio que merecemos. Un poco por detrás de McLaren y Mercedes. Quizás Ferrari y Red Bull sí están un paso por delante y eso será lo que más nos cueste alcanzar", ratificó el doble ganador de las 24 Horas de Le Mans.

"Haremos todo lo contrario"

Según los cálculos de Alonso, el AMR24 necesita "tres o cuatro décimas" por vuelta para poder codearse con los de arriba. No ya para cuestionar la jerarquía de Max Verstappen, pero sí para luchar por los podios frente a Sergio Pérez, Charles Leclerc y Sainz. Esos ajustes aerodinámicos, más desarrollados que los traídos al Corniche Circuit, con los que abordar el salto cualitativo. Dentro de dos semanas se esperan más evoluciones en Melbourne.

Y un poco más adelante, Suzuka puede marcar una tendencia definitiva. El exigente trazado japonés jamás perdona a los indecisos. «En 2023 no pusimos una pieza nueva hasta el GP de Canadá. Ahora haremos todo lo contrario. El coche es bueno, pero representa solamente una base, así que lo cambiaremos a lo largo de todo el Mundial", finalizó Alonso.

Verstappen lidera el doblete de Red Bull y Alonso cumple con un quinto en Jeddah

Verstappen lidera el doblete de Red Bull y Alonso cumple con un quinto en Jeddah

Fue una tarde turbulenta en el paddock y una noche tranquila en la pista. Un sábado más en la oficina para Red Bull, cuya desquiciada trastienda está regalando a la F1 la emoción que falta sobre el asfalto. La reunión entre Oliver Mintzlaff, alto ejecutivo, y Helmut Marko, reputado asesor, acabó en fumata blanca. Hubo tregua, al menos de cara a la galería, antes de festejar el doblete de Max Verstappen y Sergio Pérez en el Corniche Circuit. Los logros de Charles Leclerc, en el tercer escalón del podio a 18 segundos de la cabeza y con una postrera vuelta rápida (1.31.632), también pueden darse por buenos en Ferrari.

Cualquier podio se antoja un tesoro ante Verstappen. Son nueve triunfos consecutivos ya para él, 19 en las 20 últimas carreras. Son nueve temporadas seguidas con victoria. Son 100 podios para un campeón a bordo de este RB20 inabordable. La enésima genialidad aerodinámica de Adrian Newey ha convertido el Mundial 2024 en un mero trámite.

En este arranque de Mundial, no hay mucho margen para Fernando Alonso, quinto en la meta tras un desaforado esfuerzo. A 10 giros para el final, el asturiano advirtió a sus ingenieros por radio: "Dadme la cuenta atrás de las vueltas, porque estoy en modo de qualy". Tenía que mantenerse entre George Russell y Oscar Piastri, al volante de un McLaren con más prestaciones. Así lo hizo, con la suficiencia de siempre, como mucho antes había navegado durante tantos minutos para mantener la séptima plaza. El AMR24 sigue mostrando mucho más rendimiento a una vuelta que durante la carrera. Un quinto puesto con el quinto coche de la parrilla en las tandas largas supone un mérito incuestionable.

De inicio, el asturiano quiso defender su territorio ante los McLaren, hasta que Piastri dejó patente su velocidad con un fantástico adelantamiento. Verstappen hizo lo propio desde la pole, alejando de su radar a Leclerc en un par de vueltas. Desmoralizado, el monegasco ni opuso resistencia ante Pérez. El doblete de Red Bull era un hecho.

La pifia de Stroll

Tampoco debía dudar nadie del safety car, omnipresente aquí en las tres ediciones previas. Fue Lance Stroll quien lo convocó, con un absurdo error contra el muro interior de la curva 22, cuando rodaba solo. Otra vez la misma historia para el canadiense, que ya había cometido uno muy similar el jueves. Los favoritos, salvo Lando Norris y Lewis Hamilton, aprovecharon para efectuar una parada gratis.

Con tanto tráfico en el pit-lane, lo normal es que se reprodujeran escenas de peligro. Alonso casi se estrella con Pérez, a quien liberaron en mal momento, por lo que recibió cinco segundos de sanción. Leclerc también se vio ralentizado por el exceso de tráfico y Norris se dio el gusto del liderato, al menos un par de giros. Cuando Verstappen asomó por primera vez la nariz, el británico no opuso la menor resistencia. A partir de entonces, Mad Max encadenó vueltas rápidas con una frecuencia aterradora.

Desde el garaje de Ferrari, el renqueante Carlos Sainz seguía con atención la carrera de Oliver Bearman, elegido piloto del día con el 48% de los votos. Desde el inicio, con los neumáticos blandos, el novato cumplió con su cometido, hasta cruzar séptimo la bandera. Hubiese sido injusto pedir más a un novato de 18 años, sobrado de actitud para completar un bonito adelantamiento a Yuki Tsunoda y otro, más sencillo, a Nico Hulkenberg. Muchas más responsabilidades recaían sobre Leclerc, que dejó frito al lastimero Hamilton, sin velocidad en el W15.

"¿Alguna opción de Plan B?"

Tenía punta el Ferrari en las rectas y el monegasco podía rodar con regularidad en 1:33 bajos. Se confirmaba como la segunda fuerza de la parrilla, con varios pasos por delante de McLaren y Mercedes. Y muchos más respecto a Aston Martin, como sostenía el propio Alonso. "¿Alguna opción de Plan B? Porque ellos están en otra liga", preguntó el asturiano, incrustado en la séptima plaza, entre Piastri y Russell, durante la mayor parte de la noche. Pisar esa tierra de nadie es el sino del asturiano.

Una semana después del triste espectáculo en Sakhir, los gerifaltes de la F1 pudieron presumir ante sus patrocinadores de una carrera, si no emocionante, sí al menos entretenida. Un mal menor, entre tanta tierra quemada. No faltó la la doble sanción de 10 segundos a Kevin Magnussen, primero por causar una colisión con Alex Albon y poco después por ganar ventaja fuera de pista para adelantar a Tsunoda. Tampoco hubo que reprochar nada a Hamilton, cuyo último relevo con los blandos fue defendido con demasiados bandazos de Norris en la recta de meta.

Carlos Sainz será operado de apendicitis y no correrá en Jeddah

Actualizado Viernes, 8 marzo 2024 - 12:39

La mala fortuna se ha cebado con Carlos Sainz, baja para el resto del GP de Arabia Saudí por culpa de una apendicitis. El piloto madrileño, que ya corrió mermado las dos sesiones clasificatorias del jueves, deberá ser operado en las próximas horas, por lo que su asiento en Ferrari lo ocupará el británico Oliver Bearman.

Sainz, podio hace sólo seis días en Sakhir, no pudo superar las pruebas médicas a las que fue sometido por Ferrari. Una pésima noticia para el equipo de Frédéric Vasseur, que en Bahrein se había mostrado como el segundo más rápido de la parrilla, sólo por detrás de Red Bull. Ahora, el objetivo inmediato para la gente de Maranello pasa por recuperar a su piloto de cara al GP de Australia, que se celebra entre el 22 y el 24 de marzo en Melbourne.

La segunda cita del Mundial empezó a complicarse desde muy pronto para Sainz, que el miércoles ya tuvo que cancelar su presencia ante los periodistas y regresar al hotel. Entonces, sus síntomas se reducían a los de un virus gastrointestinal, con una debilidad que dificultó su rendimiento durante los entrenamientos del jueves. Pese a todo, el último ganador del GP de Singapur pudo completar el programa diseñado por Ferrari. No obstante, su empeoramiento de la última noche hizo pertinentes nuevos exámenes de los doctores, que finalmente diagnosticaron la apendicitis.

Qatar 2023 y Bélgica 2020

Este infortunio llega en muy mal momento para Sainz, pleno de confianza al volante del SF24 y con mejores sensaciones que su compañero Charles Leclerc. La consistencia de su pilotaje había quedado en evidencia el pasado sábado, con un ritmo de carrera en Sakhir casi calcado al de Sergio Pérez con el Red Bull.

Desde su debut con Toro Rosso en 2015, Carlos ha disputado 184 carreras en el Mundial, donde sólo se había perdido el GP de Qatar 2023 (por un problema con la gasolina de su SF23) y el GP de Bélgica 2020 (víctima de una avería en el McLaren).

A partir de ahora, su volante pasa momentáneamente a poder de Bearman, un novato de 18 años cuya única experiencia previa en la Fórmula 1 se limita a dos sesiones libres con Haas, equipo satélite de la Scuderia, durante el GP de México 2023 y el GP de Abu Dhabi 2023. Asimismo, el pasado octubre disputó un test privado con el SF21 de Ferrari en el circuito de Fiorano. Esta temporada había comenzado el Mundial de F2 en las filas de Prema, la escudería con la que el año pasado acabó sexto en el Mundial. Sus mejores actuaciones llegaron en el GP de Azarbaiyán y el GP de España, con sendas poles y victorias.

Sainz cae indispuesto en Jeddah y Alonso habla sobre Red Bull: “Mejor estar en su lista que en la retirada”

Actualizado Miércoles, 6 marzo 2024 - 16:38

La segunda carrera del Mundial se complicó de pronto para Carlos Sainz, que el miércoles no pudo cumplir con sus compromisos ante la prensa en Jeddah. El piloto de Ferrari se sintió indispuesto en las horas previas y, tras pisar el paddock a mediodía, tuvo que regresar con cierta urgencia al hotel. A falta de confirmación oficial sobre su salud, sobre la que no quiso ofrecer detalles Ferrari, el madrileño deberá apurar su recuperación de cara a la primera sesión de entrenamientos libres del jueves (14:30 horas).

Sainz, que antes de aterrizar en Jeddah había acudido a varios actos promocionales, sufrió un debilitamiento paulatino a lo largo del miércoles. La víspera, Ferrari había adelantado su presencia ante los medios, una cita que primero retrasó y más tarde tuvo que cancelar definitivamente. Mientras Sainz abandonaba el Jeddah Corniche Circuit, Charles Leclerc sí podía comparecer en la rueda de prensa oficial de la FIA.

La plenitud de Carlos se antoja crucial en Arabia Saudí, un gran premio de elevada exigencia para los pilotos, donde a partir del jueves se esperan temperaturas superiores a los 30ºC. Este calor volverá a mezclarse con la pegajosa humedad a orillas del Mar Rojo. En cualquier caso, el equipo de Frédéric Vasseur confía en el total restablecimiento de Sainz, autor de un gran podio el pasado sábado en Bahrein.

"Será mi decisión"

Ante la ausencia de Sainz, Fernando Alonso volvió a acaparar el protagonismo en el paddock, donde aumentan los rumores sobre su futuro a partir de 2025. "No tengo contrato, así que es mejor estar en las listas de Mercedes o Red Bull que en la lista para otros campeonatos o en la retirada", aseguró el bicampeón mundial.

Preguntado por la situación de Max Verstappen, envuelto en la guerra civil de Red Bull, y lo que supondría para él un posible fichaje del neerlandés por Mercedes, Alonso se mostró prudente. "Primero decidiré si quiero sacrificar mi vida para estar totalmente comprometido con la F1. Esa será mi decisión. Seguiré con interés lo que sucede con Max, pero es una pregunta para él".

"Sería egoísta si sólo pensase en renovar y ser piloto de Fórmula 1. Eso está muy bien, pero no soy ese tipo de persona. Si me comprometo es porque hay una opción de ganar carreras y voy a entregar el 100% a una organización que también dará su 100%", añadió Fernando.

"sorpresa positiva y negativa"

Asimismo, el asturiano admitió que Aston Martín ha arrancado este Mundial "en una posición un poco más baja" que el año pasado, aunque reiteró las "esperanzas" de su equipo para convertirse en la "segunda fuerza" de la parrilla. De momento, la escudería liderada por Mike Krack deberá estrechar el margen ante McLaren y Mercedes, cuyo ritmo de carrera fue muy superior el pasado fin de semana en Sakhir.

A tenor de lo apuntado en Bahrein, el AMR24 debería mantener su velocidad en las vueltas de clasificación, donde sí pudo competir con los mejores, y mejorar sus prestaciones durante la carrera. "Fue una sorpresa lo rápido que íbamos el viernes y lo lejos que nos quedamos el sábado. Fue una sorpresa positiva y otra negativa, así que debemos entender qué podemos hacer mejor", analizó Alonso.

El coraje de Carlos Sainz y las cifras de su gran arranque con Ferrari

Actualizado Lunes, 4 marzo 2024 - 01:58

Carlos Sainz nunca se deja arrastrar por la euforia, pero a última hora del domingo, tras su podio en Sakhir, se le notaba distinto. Durante la rueda de prensa de la FIA y delante de las cámaras de Sky Italia, justo a la puerta del hospitality de Ferrari, el madrileño destilaba una honda felicidad. Aún arrastraba la adrenalina de la carrera, donde se había divertido como nunca, completando dos soberbios adelantamientos ante Charles Leclerc. Sin embargo, a su alrededor, no se percibía tanto entusiasmo.

Para saber más

El ambiente en el seno del equipo de Frédéric Vasseur siempre fluctúa en función de lo que suceda con Leclerc, que el domingo, poco antes de que Sainz apareciese por el cuartel general, aún rumiaba su decepción por el cuarto puesto. El monegasco iba y venía con un helado en la boca, en busca de respuestas. Un problema con los frenos había arruinado su carrera. El SF24, incontrolable, le obligó a bloquear siete u ocho veces. Esa avería, por supuesto, también la sufrió Sainz. "Teníamos muchas vibraciones y el pedal, en un momento dado, empezó a irse largo", explicó Carlos. Lejos de dejarse dominar por la frustración, el español empezó a mover el coche en la recta para enfriar el lado que se calentaba más y los frenos volvieron a rendir.

Tantos pormenores técnicos vienen al caso para explicar la verdadera naturaleza de Sainz al volante. Carlos, según la definición del ex campeón mundial Damon Hill, no es un simple driver, sino un genuino racer. Es decir, un piloto cuyas virtudes van más allá de la velocidad a la que impulsa su monoplaza. Un piloto que sabe leer cada situación y se anticipa a los contratiempos. Un piloto que no se limita a pisar a fondo, sino que piensa, analiza y mantiene la compostura. Por si fuera poco, ahora cuenta con un coche que también le permite atacar.

A la par que Pérez

A diferencia de 2023, donde se pasó la segunda mitad del Mundial mirando por los retrovisores y gestionando los neumáticos, Sainz sabe del potencial del SF24. Un monoplaza que el domingo mostró unas prestaciones que sólo palidecían ante Red Bull. Con el neumático blando, Sainz marcó un ritmo de carrera de 1:37.611, a 65 centésimas de Max Verstappen, pero tres milésimas más rápido que Sergio Pérez. Con la goma dura, Carlos rodó a un promedio de 1:36.231, a 68 centésimas del campeón y sólo 23 milésimas más lento que el mexicano. Para completar la comparativa, baste citar el ritmo medio de Lewis Hamilton, 87 centésimas más lento que Mad Max, o el de Fernando Alonso, 1.29 peor.

Estos datos, por tanto, suponen un buen punto de partida para la Scuderia. Tal y como recordó Vasseur, hace sólo 12 meses el primer coche rojo acabó en Sakhir a 48 segundos del ganador. Y el domingo, ese abismo se redujo exactamente a la mitad. Además, Ferrari ha liderado este fin de semana un apartado que le venía causando jaquecas desde tiempo atrás. Por una vez, sus mecánicos fueron los más rápidos en los pit-stops (2,3 segundos con Leclerc y 2,7 con Sainz).

'Undercut' encubierto

Pese a todo, los ánimos en el garaje andan revueltos. Después de tres años, Sainz conoce de sobra las complejidades de Maranello y el ecosistema favorable hacia quien allí dentro llaman Il Predestinato. Durante todo este tiempo apenas ha alzado la voz y su cortés disciplina aún es muy celebrada en el paddock. Pero ahora que se sabe obligado a entregar el asiento a Lewis Hamilton en 2025, no va a perder ni una oportunidad de demostrar su valía. O de reclamar lo que considere justo.

Porque las estrategias de Ferrari siguen siendo, cuanto menos, cuestionables. El ejemplo del domingo, cuando Leclerc paró en la undécima vuelta -tres antes que Sainz, pese a marchar claramente rezagado- levantó otra vez los recelos sobre un trato de favor. Así que, para sobreponerse a ese undercut encubierto, el madrileño tuvo que adelantar a Charles dos veces en pista. Dos maniobras solventadas por centímetros y sin un pestañeo. Sainz sabe, mejor que nadie, que desde la destitución de Mattia Binotto, un convencido defensor del trato igualitario en el box, Ferrari ya ni siquiera va a tomarse la molestia de guardar las formas.