Ana Peleteiro, campeona de Europa con el segundo mejor salto de su carrera

Ana Peleteiro, campeona de Europa con el segundo mejor salto de su carrera

Escaños y podios. Los ciudadanos europeos votaban en sus respectivos países. Y, en Roma, donde se firmó en 1957 el Tratado constitutivo de la Comunidad Económica Europea, embrión de, en 1993, la Unión Europea, los atletas del continente se esforzaban, en sus respectivas pruebas para alcanzar sus metas. Los políticos estaban a merced de la decisión de los ciudadanos, de las urnas, para llegar a las suyas. Los deportistas dependían de sí mismos.

Para saber más

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Dentro de la incertidumbre de toda competición, Ana Peleteiro, en su superioridad teórica, dependía especialmente de sí misma en el triple salto. Ella ganaba o ella perdía. Su mano mecía la cuna y aferraba las riendas. Las rivales estaban a sus expensas, por no decir a su merced. Ganó, pero penando un poco. Desde el primer salto pareció dejar las cosas en su sitio: 14,37, aunque batió a 21 centímetros de la tabla. Luego no hizo más que ampliar las diferencias. En el segundo, 14,46. El camino se le despejaba. Y, de pronto, la turca Tugba Danismaz, de modo insospechado, con récord nacional, se fue hasta 14,57.

Peleteiro, en el salto con el que consiguió el oro en Roma.

Peleteiro, en el salto con el que consiguió el oro en Roma.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP

Ana cambió de expresión, que mudó de serena a preocupada. Departió con Iván Pedroso. Se tambaleó su seguridad, pero no su determinación. Respondió a la turca con 14,52. Mejor, pero insuficiente. En el cuarto dio carpetazo al asunto: 14,85, a dos centímetros de su récord nacional, el del bronce olímpico. Ya campeona, el quinto intento, nulo, y el sexto, largo, pero no tanto, remataron, en conjunto, una serie espléndida. El oro se le rindió, enamorado, para proporcionar a España el metal más precioso posible, el auténticamente diferenciador. Los otros son siempre bien recibidos, pero mucho menos celebrados. Ana refuerza su moral de cara a los Juegos Olímpicos, en los que a ausencia de Yulimar Rojas abre el abanico para todas. También para Ana, que ya debe afrontar directamente, sin titubeos ni complejos, la barrera de los 15 metros, la frontera de las elegidas. A los 28 años, Ana, en su madurez, los contempla cada vez más cerca.

Entre ocho atletas en los 800 metros, la presencia de tres españoles ofrecía un prometedor cálculo de probabilidades para agarrar una medalla. Casi era imposible no acceder a, al menos, una. Fue, sí, una. De plata a cargo de Mohamed Attoui. Y quizás hubiera sido de oro si Attoui no hubiera hecho un esfuerzo extra adelantando como un poseso por el exterior, en la última curva. Corrió unos cuantos metros de más. Debería haber estado mejor colocado antes para no padecer ese esfuerzo suplementario. Pero sería injusto y absurdo reprocharle nada. Su 1:45.20 sólo se inclinó ante el 1:44.87 del francés Gabriel Tual. Álvaro de Arriba fue cuarto (1:45.64) y Adrián Ben, posiblemente perjudicado por un tropezó y un traspié al comienzo de la prueba, acabó sexto (1:46.54). Los tres defendieron con solvencia y provecho el prestigio del mediofondo español. Son dignos representantes de una larga tradición de medallas, marcas y buenos puestos.

Attaoui, entre Gabriel Tual  y Catalin Tecuceanu.

Attaoui, entre Gabriel Tual y Catalin Tecuceanu.ANDREAS SOLAROAFP

Ana, regresamos a ella, es ahora Ana Peleteiro-Compaoré. Ha adoptado el apellido de su marido, el también triplista Benjamin Compaoré, con quien contrajo matrimonio en septiembre de 2023. Pero ha tenido la deferencia de situarlo en, digamos, segunda posición para no despistar. Generalmente, las atletas que se casan anteponen al suyo el apellido de su esposo y llaman a la confusión. Quizás más de uno ha reparado en este Campeonato en el sorprendente parecido de la vencedora en el lanzamiento de disco, la croata Sandra Elkasevic con Sandra Perkovic, bicampeoa olímpica y mundial, y siete veces europea. Son, obviamente, la misma persona. Compaoré, en justa y amorosa reciprocidad, es ahora Benjamin Compaoré-Peleteiro. El matrimonio está bien avenido.

Compaoré es un atleta francés de gran nivel, campeón europeo en 2014. Pero ya, 10 años después, a los 37, que cumplirá en agosto, en retroceso y que se clasificó con apuros para la final del martes, con 16,72. No pasó ningún apuro Jordan Díaz, imponente en su estreno con España. Después de un salto nulo, se plantó en 17,52, casi un metro más de lo que se pedía para pasar a esa final, y eso que se dejó 18 centímetros en la tabla.

Rozó su marca, con un único intento, Pedro Pablo Pichardo (17,48), el campeón olímpico, amén de otros laureles. Ambos comparten una historia. Nacieron en Cuba, pero uno se marchó-fugó a Portugal, y el otro se exilió-refugió en España. Parece que no se llevan del todo bien y se lanzaron unas pullitas que no vienen a cuento en un deporte como el atletismo. Bueno, y en ningún otro. El triple salto puede ser la prueba bendecida para España.

Por la mañana, en el medio maratón femenino, el equipo español había arrancado por un único segundo -contaban los tiempos, no los puestos- un bronce colectivo que también pesa, pero no brilla mucho viendo las posiciones. Laura Luengo, duodécima con 1:10:54, Esther Navarrete, decimotercera con 1:11:08 y Azzahraa Ouhaddou, decimocuarta con (1:11:14), puntuaron. Los hombres fueron cuartos.

Paul McGrath gana la plata en los 20 kilómetros del Europeo: otra estrella para la marcha española

Paul McGrath gana la plata en los 20 kilómetros del Europeo: otra estrella para la marcha española

Actualizado Sábado, 8 junio 2024 - 19:21

Hace un año los padres de Paul McGrath reservaron su viaje para los Juegos de París: vuelos y apartamento, todo, y sin posibilidad de cancelación. No fue orgullo paternal, ni mucho menos una locura, fue lo más sensato. Porque McGrath debutará como olímpico este verano a los 22 años y es probable que lo haga con una medalla. Este sábado en el Europeo de Roma certificó la progresión que lleva desde hace años con un oro en los 20 kilómetros marcha.

Era su debut con la selección, pero no era una sorpresa. De madre española y padre escocés -y muy seguidor del Celtic-, desde sus inicios en la marcha en Gavá a los cinco años, McGrath prometía éxitos. Fue bronce en el Mundial sub20 de 2021, campeón de Europa tanto sub20 como sub23 y este mismo año le ganó el Campeonato a España a todo un Álvaro Martín, vigente doble campeón del mundo.

Al llegar entre los mejores ya era uno de los favoritos. En la prueba de este sábado, McGrath se mantuvo en el grupo hasta que saltó el sueco Perseus Karlström, subcampeón del mundo tras Martín el año pasado, y se fue con él. A media prueba, el título ya estaba entre ellos y se resolvió para el sueco, cosas de la experiencia. McGrath llegó a demarrar y marcharse, pero entre avisos al español Karlström remontó para llevarse el oro.

Marta García, bronce y récord de España en 5.000 metros

Marta García, bronce y récord de España en 5.000 metros

Actualizado Sábado, 8 junio 2024 - 01:58

La leonesa Marta García logró la medalla de bronce este viernes en los 5.000 metros de los Europeos de Roma, en los que además registró un tiempo de 14:44.04, récord nacional.

Marta García, de 26 años, refrendó su progresión deportiva en el momento clave, en la final de los 5.000 metros en el Estadio Olímpico de Roma, con una carrera perfecta.

La atleta española, pupila del alemán Thomas Dreissigacker, aguantó el ritmo de carrera durante gran parte de la prueba hasta que a falta de un kilómetro se marcharon en solitario la italiana Nadie Battocletti y la noruega Karoline Bjerkeli Grovdal. Entre ellas dos la que más entera llegó al tramo final fue Battocletti, que en la última recta cambió el ritmo y pegó un esprint para entrar en meta en solitario con 14:35.29, tres segundos menos que la noruega.

Marta García, por detrás, afrontó los últimos metros en una dura pelea con la neerlandesa Maureen Koster y la finlandesa Nathalie Blomqvist, alternándose entre la tercera y la quinta posición. En la última recta, por centésimas, la española fue la más rápida, que paró el crono en 14:44.04, por delante de Koster (14:44.46) y Blomqvist (14:44.72).

El tiempo de Marta García permitió a la leonesa, aunque afincada en Palencia, batir el histórico récord de 5.000 metros que poseía Julia Vaquero desde 1996 con 14:44.95.

"He pensado que las medallas estaban ahí, luego que no estaban, no he querido perder ninguna posición y al final sí se puede. El récord es un extra porque si no crees que puedes nunca lo haces. Estoy flipando. He visto mi 5.000 de Múnich 2022 y era otra persona. Era mi primer Europeo absoluto y estaba muy lejos de pensar en las medallas. Hoy sabía que si lo daba todo estaría satisfecha, fueran medallas o no, pero sabía que si daba todo había opciones", dijo Marta García, al terminar la carrera.

La otra española en competición, la joven onubense María Forero, de 21 años, fue decimotercera con 15:19.69, récord nacional sub23.

El drama de Laura García-Caro, sin bronce en el último metro

El drama de Laura García-Caro, sin bronce en el último metro

Actualizado Viernes, 7 junio 2024 - 20:19

El absoluto dominio de Antonella Palmisano durante los 20 km marcha otorgó a Italia la primera medalla de oro en el Europeo de Roma. La vigente campeona olímpica, que en el tramo final llegó a dominar por medio minuto, se impuso por delante de su veterana compatriota Valentina Trapletti, de 38 años. Sin embargo, el triste protagonismo en el Estadio Olimpico correspondió a Laura García-Caro, que perdió la medalla de bronce en el último metro.

La marchadora onubense se vio sorprendida por Lyudmila Olyanovska, que sólo unos metros antes parecía fuera de la lucha por la medalla. Sin embargo, García-Caro no detectó el postrero ataque de la ucraniana, que terminaría por bajarla del podio. Su imagen con la bandera al cuello, festejando de forma anticipada un merecido bronce, quedará como una de las crueles de la temporada.

En cualquier caso, el atletismo español logró clasificar a tres representantes en el top-10, ya que Cristina Montesinos acabó sexta y Raquel González, novena.

Moha Attaoui, entre el punch de Pogacar y los vídeos de El Guerrouj: "Voy a sorprender"

Moha Attaoui, entre el punch de Pogacar y los vídeos de El Guerrouj: “Voy a sorprender”

«Yo me siento más español que...», bromea Mohamed Attaoui (Beni Melai, Marruecos, 2001), rematando cada frase con media carcajada, entre la timidez y la ambición, una perla que llegó a Torrelavega con seis años y que ahora se pule en los cielos de los Alpes, en la coqueta St. Moritz (Suiza), donde pasa frío y aburrimiento dice, pero donde su rendimiento se empieza a disparar gracias a uno de esos «trenes que pasan una vez en la vida». «Al principio, me daba miedo. Cambiar de grupo de entrenamiento, otro idioma, otro entrenador. Pero me está yendo todo súper bien...», cuenta de su fichaje por el On Athletics Club Europe a finales de 2023.

Para saber más

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Hasta entonces, Attaoui hacía lo que podía. Ochocentista con talento innato, fue subcampeón de Europa sub 23, pero se pagaba de su bolsillo concentraciones en Ifrane o Sierra Nevada. Ahora empiezan los frutos de la profesionalización, de sus «durísimas» sesiones con el gurú alemán Thomas Dreissigacker: «No hay ni un día de descanso». Hace unos días logró la mínima olímpica en Nerja (1:44.88) que rebajó después en Nancy (1:44.57), credenciales para el Europeo que arranca este viernes en Roma, para el próximo campeonato de España y, por qué no, para los Juegos Olímpicos, pese a la competencia nacional en la distancia sea durísima (Mariano García, Adrián Ben, Álvaro de Arriba, Saúl Ordoñez...).

«Nos hace mejor a todos, así nadie se duerme. No vale con el 100%. Y prefiero estar en esta época, con tantos que destacan, a ser el rey absoluto, que con 1:45 me valiera para todo y luego llegara al Mundial y no hacer nada. En España, el que vaya a los Juegos puede estar en la final perfectamente», razona y habla de algo que le hace especial, ese punch como lo define su propio entrenador, ese cambio de ritmo que en su mente es Pogacar atacando -«madre mía, pega un cambio endiablado. ¡Pero quien le va a seguir! Me encanta»-, su ídolo junto a Messi, pero también El Guerrouj, del que confiesa ver vídeos, «carreras míticas para aprender».

Moha Attaoui.

Moha Attaoui.ON / LOGAN SWNEY

La vida de Moha es un viaje a los seis años, desde Beni Melai, donde recuerda a sus hermanos «llevando a las ovejas a pastar con 12 años», a Torrelavega. De la «dureza» de Marruecos al sueño de Cantabria, donde su padre había llegado dos años antes para trabajar en la construcción, ahorrar y traer a sus cuatro hijos y su mujer. «Fue un cambio de vida a mucho mejor. Aunque al principio, que no sabía hablar castellano, se me hizo bastante duro. Estaba solo en el cole, nadie quería estar conmigo», rememora.

El atletismo se cruzó en su camino de casualidad, en los cross escolares que ganaba sin entrenar, sólo «jugando y corriendo en el parque», después el club del pueblo y esas carreras de adolescencia en las que permanentemente quedaba segundo porque Marco Gómez siempre le ganaba. «Qué pesadilla. Ahora él me dice: 'Qué cabrón'». Tuvo dudas, fue y volvió, le visitó la desmotivación. «Falleció mi padre y ya los entrenamientos no eran juegos, pasabas a entrenar duro, series, rodajes. Y eso lo odiaba. Me puse a jugar al fútbol unos meses. Ya con 18 regreso y me empiezan a salir las marcas».

«Voy a sorprender», pronuncia ahora rotundo, ante el verano de su vida. Aún en el 800, aunque lo que a él le gusta es el 'milqui'. «Tienes más tiempo para maniobrar. En el '8', al mínimo error, estás fuera. Igual el año que viene...», augura.

Moha, si no fuera por el atletismo, ¿dónde estarías?
Trabajando. En Torrelavega, con mi hermano, montando parques infantiles. Siempre me decía que me fuera con él los veranos. Ahora, después del atletismo me gustaría ser profesor de educación física.
Zapatillas de menos de 100 gramos, la guerra que viene en el maratón: "Es como el gasto en Fórmula 1"

Zapatillas de menos de 100 gramos, la guerra que viene en el maratón: “Es como el gasto en Fórmula 1”

Actualizado Jueves, 23 mayo 2024 - 20:47

Hace unos meses Adidas presentó unas zapatillas nuevas en Madrid de una manera nunca vista. Las Adizero Adios Pro Evo 1, con un precio elevadísimo -500 euros- y una edición limitadísima -521 pares- aparecieron en unas urnas y los periodistas sólo podían tocarlas si antes se ponían unos guantes. Marketing en estado puro, claro, pero un mensaje claro: ese modelo era el summum de la innovación. Con esas Adidas la etíope Tigist Assefa batió el récord del mundo femenino de maratón el año pasado en Berlín y esas Adidas marcaban el disparo de salida de una nueva carrera tecnológica. Ya no sirve que las zapatillas de correr ofrezcan mucho rebote, como hacen desde años gracias a las placas de fibra de carbono, ahora también deben ser ligeras, superligeras, ultraligeras.

Mientras las Nike Alphafly de Eliud Kipchoge que cambiaron para siempre el atletismo pesaban 230 gramos, las Adizero Adios Pro Evo 1 flotan con sólo 138 gramos de peso. «Para conseguirlo analizamos cada elemento de las zapatillas, sopesando qué podíamos eliminar o cambiar para reducir su peso», explica Patrick Nava, vicepresidente mundial de producto de la marca alemana que en los últimos tiempos ha hecho enloquecer a la competencia. Preparados, listos... ¡ya!

Las novedades desde China

Como pasó con la fibra de carbono, desde la aparición de las Adizero Adios Pro Evo 1, todas las empresas de zapatillas de correr buscan ahora su modelo superultramegaligero y próximamente habrá novedades al respecto. Nike, New Balance, Saucony o Brooks podrían presentar pares que bajen de los 200 gramos, algo impensable hace nada, pero en los años posteriores la guerra irá más allá. Varias empresas chinas llevan tiempo buscando su oportunidad para asaltar el mercado mundial y es ésta. La semana pasada, en una feria en su país, Li-Ning, que llegó a patrocinar a la España de baloncesto, presentó un prototipo que sólo pesa 89,5 kilos, XTep fabrica un modelo de 94 gramos, 361 Degrees ya lanzó el año pasado uno de sólo 98 gramos...

Según un estudio de la Universidad de Colorado, en Estados Unidos, rebajar 100 gramos en las zapatillas reduce el consumo de oxígeno un 1%, por lo que la ganancia es obvia: en un maratón de dos horas se puede ganar más de un minuto al reloj gracias a ese nuevo calzado. Pero también tiene ciertas desventajas.

"Es una guerra peligrosa"

«Esa guerra por romper la barrera de los 100 gramos es peligrosa porque exige una inversión brutal en desarrollo y no tiene un mercado claro. Esas zapatillas tan ligeras son muy caras y muy efímeras, apenas se pueden utilizar dos o tres días, por lo que sólo se las pueden permitir los atletas patrocinados, aquellos que no compran nada. Es como el gasto en Fórmula 1 o MotoGP, es difícil cuantificar el beneficio para las marcas», analiza Juan González, probador de material para varias marcas y responsable del podcast El laboratorio de Juan.

Tan ligeras zapatillas, en efecto, carecen de estructura y, con el paso de unos pocos kilómetros, se desfiguran y se desvanecen. Al contrario de lo que pasó con las placas de fibra de carbono, estos modelos no están pensados para el aficionado medio ni tan siquiera para ese pelotón de expertos que buscan, por ejemplo, bajar de las tres horas en maratón. La carrera por el peso es una carrera por seguir en la vanguardia, por no perder el tren, por mantenerse a la cabeza del desarrollo, aunque sus beneficios es posible que nunca lleguen a los corredores del montón.

Zapatillas desmontables, ropa hecha de algas... el futuro ya ha llegado al deporte: "Hay mucha investigación y no siempre sale cómo deseamos"

Zapatillas desmontables, ropa hecha de algas… el futuro ya ha llegado al deporte: “Hay mucha investigación y no siempre sale cómo deseamos”

Del mar a la montaña. Hace unos años una pequeña marca deportiva vasca, Ternua, le pidió a tres cofradías de su zona, las de Bermeo, Getaria y Hondarribia, que les guardaran las redes de pesca rotas o desgastadas y en unos meses se encontraron en sus instalaciones con 12 toneladas de malla para tirar, inservible, hecha polvo. Era más de lo que esperaban, pero era mejor que sobrara. Pese al enorme volumen recibido, siguieron con su proyecto y, después de reciclar las redes y de convertirlas en hilo, presentaron su innovación: 50.000 pantalones de esquí -entre ellos los de competición de varias federaciones- hechos con material de pesca. Del mar a la montaña. Luego harían lo mismo con cáscaras de nueces o huesos de aceituna, con posos de café o con sábanas de hoteles desgastadas.

«Desde nuestro nacimiento en 1994 siempre hemos querido hacer ropa deportiva que significa algo y ahora creemos que todo el sector va hacia ahí, es el futuro porque tiene que ser el futuro», comenta Eduardo Uribesalgo, director de innovación de Ternua. Su propuesta es modesta, producción contenida, muy local, pero, en realidad, está en la línea de lo que vendrá. La ropa deportiva del futuro estará hecha de materiales que ahora ni imaginamos, durará más y será circular.

Adiós al petróleo

Las multinacionales, como Nike y Adidas, ya tienen ropa y zapatillas hechas con botellas (Flyknit) o residuos de los océanos (Parley), pero ese reciclaje cada vez es más controvertido -al fin y al cabo, es plástico-, y, además, avanzan propuestas mucho más rompedoras en ese sentido. Según un estudio de la Fundación Changing Markets el 69% de las fibras que se utilizan en el deporte todavía proceden del petróleo, como el poliéster o el nylon, y el objetivo de varias empresas es disminuir ese porcentaje drásticamente. La biotecnología ya ha creado poliéster a partir de la yuca, la caña de azúcar o el maíz, muy parecido al actual; la goma EVA, presente en muchísimas zapatillas, se podría sustituir por Bloom, hecha por algas, que ya usan Puma o Merrell; el neopreno petrolífero tiende a ser sustituido por el Yulex, hecho de planta de yute -Decathlon ya tiene un modelo 100% Yulex-; y así múltiples innovaciones.

Hay postureo, el llamado greenwashing, pero también cierta presión legislativa -nuevas directrices europeas e iniciativas como la francesa Ecoscore-, y sobre todo más conciencia de los deportistas aficionados que, al final, son los que compran. Según una encuesta de la competición de vela SailGP realizada entre sus aficionados en Estados Unidos, Reino Unido y Suiza «el 72% de la población no quiere hacer deporte con ropa hecha con combustibles fósiles», pero en las tiendas se encuentran varios obstáculos. Uno es la variedad, otro es el rendimiento, pues aún es imposible encontrar zapatillas rápidas y verdes, pero el principal es el precio.

«Tarde o temprano va a llegar: un atleta ganará un maratón con unas zapatillas reciclables. Pero mientras tanto es un camino lleno de retos. Especialmente hacer llegar al público todos esos materiales. Varias marcas han hecho camisetas con fibras muy sugerentes, de algas o fibra de coco, pero costaban 80 o 100 euros. Hasta que los procesos no sean más baratos no se podrá generalizar su uso», expone Juan González, probador de varias marcas y responsable del podcast sobre material El laboratorio de Juan.

Imagen de un forro Polartec.

Imagen de un forro Polartec.

«El coste se reducirá a medida que más marcas se comprometan con la verdadera circularidad», asevera Ramesh Kesh, vicepresidente de Milliken & Company y responsable de Polartec, marca líder en forros polares y por lo tanto con la dependencia del petróleo como reto. "Como industria, es hora de que abordemos algunas de las causas más profundas en lugar de poner tiritas a otros temas que tienen poco impacto a largo plazo", añade en el final del proceso para que toda su colección sea de poliéster reciclado, sea circular.

«El precio es un desafío, eso está claro. Pero hay que darles a estos materiales el valor que tienen», subraya por su parte Joel Gómez, manager en España de la marca italiana Uyn, que está marcando el camino. Con mucha implantación en el esquí -su embajadores es el estadounidense Bode Miller, campeón olímpico-, toda su ropa está hecha de fibras nuevas procedentes del maíz, del ricino o del eucalipto, tienen una lana vegetal...

«Es actual porque lo pide el público y futurista a la vez, hay mucha investigación detrás y no siempre sale cómo deseamos. Pero esa esencia bio se acabará imponiendo», añade Gómez, que sabe que en la vanguardia hay riesgo.

¿Unas zapatillas para toda la vida?

En los últimos años, por ejemplo, varias marcas, como Salomon, han presentado zapatillas 100% reciclables, pero su éxito ha sido limitado. Quizá el camino sea otro, utilizar un un material más resistente como el grafeno como hace Inov, o directamente crear unas zapatillas desmontables. En ello está embarcado actualmente Kilian Jornet. Su marca, Nnormal, triunfó en el mercado de la montaña con sus modelos duraderos, pero ahora quiere más. En los últimos meses está trabajando en unas zapatillas modulares, las Kboix, que ya han recibido un premio ISPO, por lo que proponen: que sirvan para todo, que duren toda la vida.

La idea es que la mediasuela, es decir, el bloque de goma que hay entre la suela y la cubierta, pueda irse cambiando cuando se desgaste o cuando se necesiten otras prestaciones. Para salir a correr tranquilamente, se monta una zapatilla, para competir a toda prisa, una distinta, y para abordar una montaña muy técnica, otra distinta. «Queremos evitar el sobreconsumo y creemos que esta zapatilla puede ser útil para ello. Está diseñada para ser extremadamente duradera y ser reparada cuando se acabe la vida útil de sus partes», apunta Birte Fahrbach, jefa de producto de Nnormal, que no niega las dificultades: «El desafío es unir las partes del calzado y conseguir una buena estabilidad. No puede compararse con el proceso de producción habitual de unas zapatillas».

Algún día el calzado durará siempre, algún día la ropa estará hecha de plantas o de algas: la ropa deportiva del futuro ya está aquí.

¿Por qué el modelo de éxito de los atletas kenianos es inimitable? Altitud, pobreza y ugali: "Correr no es una pasión para nosotros"

¿Por qué el modelo de éxito de los atletas kenianos es inimitable? Altitud, pobreza y ugali: “Correr no es una pasión para nosotros”

"Correr no es una pasión para nosotros, correr es doloroso, pero nos proporciona un futuro mejor para nuestras familias", resume Patrick Sang, el entrenador de Eliud Kipchoge, cuando EL MUNDO le pregunta el motivo del éxito de los corredores kenianos. En la historia de los Mundiales de atletismo, Kenia es el segundo país en el medallero, sólo por detrás de Estados Unidos, pese a sus 47 millones de habitantes -como España- y su falta de infraestructuras. Aquí no hay centros de alto rendimiento, ni sistema de becas, tampoco hay gimnasios. Hay escasez de todo, desde el agua potable a las mismísimas zapatillas para correr. Entonces, ¿Por qué ganan tanto? Precisamente por eso.

Ganan porque lo necesitan. Ganan porque es su oportunidad. En el país hay jóvenes de clase media, especialmente en Nairobi y Mombasa, que cuentan con numerosos caminos para construir su porvenir, pero en las zonas rurales del Valle del Rift no hay muchas más salidas. En el libro 'Correr con los kenianos', el fisiólogo Yannis Pitsiladis, quizá el científico que más ha investigado el atletismo keniano, también asume que la pobreza es la clave del éxito: "La clave es el afán de triunfar. Para un niño de Kenia que va caminando al río a recoger agua o acude corriendo al colegio, si no acaba siendo atleta tampoco tiene demasiadas oportunidades. Por supuesto, también son necesarios otros factores, pero ese afán es la fuerza que los impulsa".

A 2.500 metros de altitud

¿Y cuáles son esos otros factores? En primer lugar, la altitud. Nacer y crecer alrededor de los 2.500 metros, en una planicie sobre un valle, proporciona a los corredores de la zona una ventaja innegable. Sus cuerpos están acostumbrados a la falta de oxígeno, su sangre es única, pero si necesidad y altitud fueran los únicos ingredientes también habría múltiples campeones de Bolivia o Perú, de Nepal o de otros países africanos como Ruanda o Lesoto. Hay más.

NN RUNNING TEAM

"El ugali, nuestro secreto realmente es el ugali", determina Laban Korir, liebre de Kipchoge en una broma clásica a los periodistas que buscan porqués. El ugali, una especie de gachas elaboradas con harina de maíz, no es milagroso, pero sí tiene algo que ver. En el campamento del NN Running Team en Kaptagat un cartel sorprende. Lejos de los complejos planes de nutrición que se suelen ver en Europa o Estados Unidos, el menú para todo el año de Eliud Kipchoge y compañía es de una sencillez absoluta.

Para desayunar, un día pan y otro, fruta y huevos duros. Para comer, arroz, alubias, patatas y col ¡cada día! Para merendar, nada o porridge. Y para cenar, ugali acompañado de carne de cabra o ugali acompañado de huevo y leche. En definitiva, carbohidratos limpios y algo de proteína, nada de grasas ni de azúcar. Sólo algún día se dan un capricho y un corredor hace chapati, que consideran una delicia, pero no son más que frisuelos salados. Kipchoge dice que Faith Kipyegon, doble campeona olímpica de 1.500 metros, es la mejor cocinera de chapatis y Kipyegon asegura que ese honor le corresponde al propio Kipchoge.

Campeones desde hace décadas

La mezcla resulta perfecta, altitud, pobreza y ugali, pero igualmente no resuelve el enigma. Las dietas de otros países en desarrollo también se basan en lo mismo y tampoco hay dinero para comprar pizzas o Nutella. "Al final el secreto del atletismo en Kenia es esto", asegura Geoffrey Kamworor, subcampeón mundial de los 10.000 metros en 2015, y señala el lugar donde está: el centro de entrenamiento de Kaptagat. "El atletismo es parte de nuestra tradición". Y ciertamente. Correr no es sólo parte de la vida de muchos niños kenianos, que acostumbran a hacerlo descalzos y con una técnica perfecta, correr también es lo que hacen sus ídolos. Pese a la amenaza del fútbol -especialmente de la Premier-, el atletismo en el valle del Rift es el deporte rey, parte de su cultura, algo único.

NN RUNNING TEAM

Desde los primeros campeones, en los Juegos de México 1968, Naftali Temu, Kipchoge Keino y Amos Biwott, la referencia de corredores como Kipchoge o Kipyegon, la existencia de los centros de entrenamiento y las muchas carreras locales forman un ambiente ideal para el desarrollo del talento. En los últimos años, con la llegada masiva del dinero de los maratones comerciales, el dopaje está distorsionado ese contexto, pero sería absurdo atribuir tan histórico éxito a las trampas. Los mejores corredores del mundo guardan secretos, pero no son más que la tradición, la alimentación, la altitud y la necesidad, sobre todo, la necesidad.

Tras la estela de la extraña muerte de Kiptum, el plusmarquista fugaz: "Los análisis saldrán en tres meses, si salen"

Tras la estela de la extraña muerte de Kiptum, el plusmarquista fugaz: “Los análisis saldrán en tres meses, si salen”

El cruce de Flax no tiene nada. Absolutamente nada. Una carretera recta y un camino de tierra que nace a la derecha. Nada más. Si hay que destacar alguna cosa, se puede decir que el asfalto está en buen estado para los estándares de Kenia. "¿Seguro que era aquí?", es necesario preguntar al guía. "Sí, sí, aquí, chocó contra aquellos árboles", contesta y lo certifica con Google Maps. No hay flores, ni una placa, ni mucho menos una escultura que recuerde que el 11 de febrero aquí murió Kelvin Kiptum, el portento de sólo 24 años que el pasado octubre llevó al ser humano ante la barrera de las dos horas.

A sólo cinco minutos en coche del campo de entrenamiento del NN Running Team de Eliud Kipchoge en Kaptagat el lugar ha olvidado el accidente y, de alguna manera, Kenia también.

Kiptum llegó rápido, con un récord del mundo en su tercer maratón, y se marchó rápido: su huella fue efímera. De fuera de los grupos de entrenamientos más conocidos, a las órdenes del ruandés Gervais Hakizimana también fallecido, y representado por una agencia pequeña, la belga Golazo, al maratoniano apenas le había dado tiempo a comprar un terreno y a planear un pequeño campamento en Chepkorio, su pueblo, también muy cerca de donde murió.

Según un atleta de la zona, sus compañeros de siempre, Donikat Komon, Henry Kipyego, Hillary Kipchumba, Dan Kosgey y Hillary Kipkosgey, siguen entrenando juntos, pero su futuro se complica sin su apoyo.

En los medios locales, tras la muerte, sólo se nombró a Kiptum por dos cosas. La primera, la construcción de la casa familiar en los terrenos del atleta, que se hizo por encargo del Gobierno a través de módulos prefabricados, una rareza en Kenia. Y la segunda, y más importante, la investigación policial de lo ocurrido. Desde un primer momento hubo sospechas de que algo turbio hubo detrás, pero la población llegó rápido a una conclusión: no se sabrá todo lo ocurrido.

"Fíjate en la carretera, es una recta, no tiene nada difícil, y aquel día no llovía. Era de noche, quizá se le cruzó un animal, pero aquí realmente no hay ningún peligro", señala el guía con razón. Como ocurrió con el fallecimiento del campeón olímpico Sammy Wanjiru en 2011, los detalles quizá son demasiado mundanos para apagar una estrella así.

Un ajustes de cuenta o una mala noche

Porque existe una teoría de la conspiración internacional, pero otra más cercana, más local, incluso más probable. La primera habla de una especie de ajuste de cuentas. Poco después de su éxito fulgurante, tras ganar el maratón de Valencia de 2022, Kiptum firmó un acuerdo de más de 100.000 dólares -según reveló 'Corredor'- con la marca china Qiaodan, pero más tarde acabó compitiendo con Nike. El atleta tenía un problema legal.

Los representantes de la marca china, de hecho, viajaron varias veces a Kenia para intentar lidiar con él, pero no había manera de llegar a un entendimiento. Cuatro días antes de su muerte, tres personas relacionadas con Qiaodan visitaron la casa de Kiptum y las versiones de lo ocurrido difieren. El padre del corredor asegura que fue amenazado y, por eso, esos agentes fueron detenidos. Pero ellos, a través de su abogada, aseguraron que sólo estuvieron charlando.

En todo caso, la empresa china poco o nada ganaba con la muerte de Kiptum. Por eso en la zona que lo vio nacer o crecer apuntan más a una larga noche que acabó mal. Antes del accidente, Kiptum, Hakizimana, y una mujer llamada Sharon Chepkurui Kosgei fueron vistos en tres locales, el hotel Talex Inn, el The Well Irish Pub y el The Grand Miarmir Guest House y quizá después el conductor no estaba en plena condiciones para seguir su ruta. La investigación concluyó que el vehículo no había sufrido ninguna avería, pero no se conocen muchos más detalles.

"Dijeron que los resultados del análisis toxicológico iban a estar en tres meses. Veremos sin salen publicados", comenta un taxista de Eldoret. Sea como sea, el lugar del accidente, el cruce de Flax, sigue como estaba, ha olvidado el accidente que mató al actual plusmarquista mundial de maratón y, de alguna manera, Kenia también.

El casting para ser el próximo Kipchoge, la esperanza de los jóvenes kenianos: “Me presentaba aquí cada mañana”

Actualizado Martes, 7 mayo 2024 - 09:53

"Cuando empecé en el atletismo estuve viviendo dos años en Vic, corriendo carreras pequeñas en España, con un representante que se llamaba David Kipelio. Recuerdo que gané una en Mataró. Pero quería estar en una estructura más profesional y por eso me vine aquí con la familia. Alquilamos una casa cerca y empecé a presentarme aquí cada mañana, en la puerta del campamento, para seguir los entrenamientos de Eliud y su equipo. Quería que vieran que podía correr rápido, que podía trabajar con ellos. Era 2010. Al final me llamaron para unirme al equipo", relata Laban Korir, corredor veterano de 38 años, con tal ascendente en el campamento del NN Running Team en Kaptagat que ha sido escogido presidente. Si hay un conflicto, acuden a él para que medie. Su manera de entrar aquí en la élite del atletismo parece extraña, demasiado sencilla, demasiado casera, pero no es una excepción, ni mucho menos.

En cada entrenamiento de Kipchoge, sea largo y exigente o sea corto y sencillo, aparecen en la puerta una veintena de chavales -y no tan chavales- que desean exhibirse. Si aguantan, si muestras maneras durante unos cuantos meses, quizá acaben ganándose un puesto como liebres o quizá incluso rompan a estrellas.

En una estructura comandada por el agente holandés Jos Hermens y su Global Sports Communications, hay ojeadores y agentes implicados en la búsqueda de talento, a veces el equipo ficha promesas o campeones consagrados, como era Faith Kipyegon, pero todavía persiste el método más elemental: ven a correr con nosotros y veremos si vales para eso.

"Es un lugar agradable para vivir"

"¿Sabes qué? En la escuela yo quería ser periodista como tú. Me gustaba mirar los periódicos y los informativos en televisión. Pero después decidí hacerme corredor para conseguir una vida mejor para mi familia. Crecí en esta zona, cerca de Kaptagat, y por eso empecé a venir aquí a entrenar con el grupo. Con el tiempo, el entrenador [Patrick Sang, preparador de Kipchoge] vio mi talento y en 2020 entré a vivir. Este es un lugar muy agradable para vivir", apunta Daniel Mateiko, el más joven del lugar, de 25 años, padre ya de dos niños, que intenta ser uno de los seleccionados por Kenia para correr los 10.000 metros de los Juegos Olímpicos de París. Al contrario de lo que ocurre en otros lugares, un hueco en el NN Running Team ofrece cierta estabilidad, unos cuantos años de margen para construir una carrera. De hecho, como Korir, o Victor Chumo, otro veterano, muchos se retirarán aquí.

Mateiko, durante el entrenamiento de fuerza.

Mateiko, durante el entrenamiento de fuerza.NN Running Team.

En el Valle del Rift se calcula que hay unos 5.000 aspirantes a atleta profesional y unos 150 campamentos. Con sólo dos pistas de atletismo de tartán en la zona, la pública Estadio Nacional Kipchoge Kaino de Eldoret y la privada HATC de Iten, los entrenamientos no se organizan alrededor de un CAR en las ciudades, si no en el campo. Para montar un 'training camp', de hecho, apenas se necesita una caseta y unos cuantos corredores con ganas de triunfar.

"Yo pido fe"

Algunos lo hacen antes en la adolescencia, a través de los campeonatos kenianos de formación, pero si se les pasa la edad, lo más probable es que acaben probando con entrar en un campamento. El del NN Running Team de Kipchoge es una de las mejores opciones, pero también está, por ejemplo, el campamento de Nandi, vinculado a Adidas, donde se prepara Amos Kipruto. "Hay mucho talento, mucho talento, pero para empezar a trabajar con un atleta joven yo pido fe. Deben creer en mí, en mi conocimiento, para poder seguir mi programa. Tengo que ver que están convencidos de lo que hacen", comenta Sang, entrenador de Kipchoge, con una bonita historia sobre cómo descubrió al mejor maratoniano de la historia. La madre de Kipchoge era su maestra en la escuela, pero cuando se le acercó por primera vez, aún adolescente, a los 16 años, se lo quitó de encima.

"¿Cómo iba a saber yo que llegaría tan lejos? En aquel momento le di el programa básico que había preparado para mis atletas y no le hice más caso. Pero más tarde fue seleccionado para la selección de Kenia del Mundial de cross y pregunté para saber más de él", explica Sang, el encargado del casting que puede cambiar la vida a muchos jóvenes -y no tan jóvenes- del valle del Rift.