Pogacar no teme al infierno: debutará en la París-Roubaix, la reina de las clásicas

Pogacar no teme al infierno: debutará en la París-Roubaix, la reina de las clásicas

El velódromo de Roubaix es el paradigma del éxtasis ciclista. No hay escenario más icónico ni lugar más difícil al que llegar sano y salvo. Como tantos otros campeones, Tadej Pogacar podría dejar a un lado la proeza en el Infierno del Norte, los adoquines mortales que todo ponen en riesgo, lugar de especialistas. Pero su cita es con la historia. El UAE Team Emirates - XRG ha anunciado este miércoles lo que era un osado rumor. Su líder estará presente en la salida del próximo 13 de abril. Debutará con el maillot de campeón del mundo en busca de algo único.

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También con el maillot arcoíris Bernard Hinault logró ganar en 1981 una carrera que "odiaba". La mañana de antes, mientras reconocía el recorrido, los parajes míticos, el bosque de Arenberg, Carrefour de l'Arbre o Mons-en-Pévèle, al Tejón le preguntaron por sus sensaciones. "¿París-Roubaix? Es una gran carrera. Para el público...", desafió. Sabía que se jugaba el siguiente Tour, como también es consciente Pogacar. Derrotado en la Milán-San Remo por la resistencia y la velocidad de Van der Poel, muchos dudaban de que fuera capaz de aventurarse. Su respuesta ha sido inmediata: estará en el Infierno del Norte.

Allí volverá a retar a tipos que crecieron entre pavé y barro, reyes de la habilidad como el propio Van der Poel (ganador de las dos últimas ediciones), Van Aert o Ganna. Pogacar lo quiere todo, como Merckx o Hinault. También coleccionar los cinco monumentos, aunque para ello tenga que asumir riesgos. En 2023, una caída en la Lieja-Bastogne-Lieja le obligó a pasar por el quirófano (se rompió el escafoides) y arruinó su preparación para un Tour en el que acabaría sucumbiendo ante Jonas Vingegaard.

Desde aquel 1981, ningún ganador del Tour ha vuelto a triunfar en la reina de las clásicas. Entre otras razones, porque casi ninguno lo ha intentado. Apenas Greg Lemond, Bradley Wiggins o Geraint Thomas. Pogacar, que ya sabe lo que es ganar Flandes, jugueteó con la posibilidad. En febrero publicó un vídeo 'volando' sobre el bosque de Arenberg, uno de los tramos más icónicos de la París-Roubaix. Ese día completó casi 60 kilómetros por pavé, recorriendo cada uno de los tramos junto a algunos compañeros como Tim Wellens. "No, por favor", bromeó suplicando Jasper Philipsen (otro de los grandes candidatos, segundo los dos últimos años) al ver la publicación de un Pogacar al que desde bien joven le 'apeteció'. Como junior, completó las ediciones de 2015 (30) y 2016 (13).

Sólo parecía un aviso para el futuro, pues ni Josean Fernández Matxin ni el propio Pogacar confirmaron después el debut. Quizá su derrota en San Remo, el único monumento que el falta en su palmarés junto a la París-Roubaix, lo cambió todo. "Inicialmente estaba planeado que Tadej Pogacar participase en la E3 Saxo Classic y en la Gante-Wevelgem. Sin embargo, tras debatirlo con el equipo, hemos decidido ajustar su calendario enfocándolo en el Tour de Flandes y la París-Roubaix para intente llegar en su pico de forma en ambas carreras", señaló el equipo en un comunicado difundido este miércoles.

A hombros de Tavares el Madrid crece y sueña: victoria clave ante el Armani Milan

A hombros de Tavares el Madrid crece y sueña: victoria clave ante el Armani Milan

Era noche europea grande en el Palacio. De esas en las que poco importan los precedentes. Se trata de ganar, convencer y convencerse. Ante un rival directísimo como el Armani de Mirotic, de Messina y también del ovacionado, "uno de los nuestros", Fabien Causeur. Y el Real Madrid respondió con contundencia. Se desprendió de parte de sus incertidumbres y miró, al fin, a los ojos de la Euroliga. Brillaron los que deben y el contundente triunfo, el tercero seguido en Europa, dispara las expectativas. [96-89: Narración y estadísticas]

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Mucho camino le resta a los blancos, este viernes sin ir más lejos en Belgrado contra el Estrella Roja, allá donde concretar las sensaciones. Donde soñar incluso con evitar el play-in, con ser temidos otra vez en los cruces. Ya nada importará el arduo camino hasta aquí. Con Tavares volviendo a ser gigante (19 puntos, siete rebotes en 20 minutos en pista), con el carácter único de Campazzo, los puntos de los 'Brates', el despertar de Garuba y Feliz, la eternidad de Llull. Todo eso lo sufrió el Milán, que se dejó parte de sus opciones aunque un triple de Mirotic sobre la bocina le salvó el basket-average (85-76 ganó en la primera vuelta). Su calendario es propicio.

Serán jornadas de cuentas y miradas a otras canchas. Pero también de sondearse a uno mismo, a esas "frustraciones" que reconocía Chus Mateo y de las que hubo poco rastro ante el Milan. Siempre por delante, respondiendo a cada intento de meterse en el partido de los italianos y sólo titubeando en un desenlace en el que se dejó una ventaja que puede echar de menos después.

Contrastó el aplauso sentido y largo a Causeur en su retorno al Palacio, con la pitada de siempre a Mirotic, otro ex. Eso marcó los prolegómenos, aunque luego pronto quedó olvidado con la gran puesta en escena del Madrid, tal y como demandaba la ocasión. Cuando mire atrás, quizá sea este martes de marzo el partido más trascendental de la temporada. Los blancos se dejaron de historias y de dudas. Fueron un ciclón, prologando ese éxtasis que fue el acto final en el Carpena. Si allí asestó 39 puntos, en el Palacio el Milán se llevó 31 (y eso que el triple desde su propio campo de Andrés Feliz estaba fuera de tiempo).

Garuba-Mirotic

Tuvo mucho que ver Usman Garuba. Al fin. El de Azuqueca está siendo todo lo que se espera de él cuando decidió volver de la NBA. La intensidad, la versatilidad, el carácter. Desde el quinteto inicial, con Deck al tres (le está costando al argentino ser el que es), secó a Mirotic, que en toda la primera mitad apenas fue capaz de meter dos tiros libres. Y además aportó ocho puntos para corroborar el absoluto dominio blanco de la pintura. Un abuso que se tradujo en una distancia de 15 puntos (24-9).

El Madrid de Tavares y Garuba era insondable para Messina. Su equipo intentó reaccionar en el segundo acto, cuando los Brates lideraban la segunda unidad blanca. Le costó al Madrid tres minutos anotar su primera canasta, pero el Armani seguía lejos. Y eso que llegaron sus tres primeros triples (es el equipo con mejor porcentaje de la competición). Las dos últimas posesiones pudieron haberlo cambiado todo. Pero falló Mannion y Llull, con cuatro segundos por jugar y arrancando desde campo propio, acertó con una de sus mandarinas. Para júbilo de las tribunas, que cuando la agarra el balear ya sabe que es apuesta casi segura. Vibra como ante la embestida de un toro. De haberse ido por debajo de 10 a 13 arriba, para un Madrid que reservó muchos minutos a Tavares.

Llull celebra su triple antes del descanso.

Llull celebra su triple antes del descanso.Juanjo MartínEFE

A la vuelta pareció el Madrid decidido a sentenciarlo, 17 de ventaja (58-41) y todo cuesta abajo. Y sin embargo, la noche tenía trampa. Por las propias desconexiones y por el despertar de Mirotic. Primero fue un 0-9 en un abrir y cerrar de ojos y luego un error de concentración clamoroso de Garuba, para estropear casi todo lo anterior. Esa cabecita, ese ímpetu mal encauzado, le llevó a empujar a Mirotic tras una falta. La antideportiva le mandó al banquillo y liberó al hispano-montenegrino. Encadenó nueve puntos seguidos, robos, tapones y asistencias. El Armani estaba en el duelo.

Pero era noche europea grande. Y Campazzo lo sabía. No están siendo sus mejores semanas, pero él es el líder. A su espalda el equipo y otra vez el colchón. Y todos implicados en un triunfo clave, el que le hace soñar con los playoffs e incluso con esa Final Four.

Al Milán ya no le quedaba respuesta. Apenas salvar el basket-average. Y el Madrid estaba con el subidón de haber funcionado su respuesta, los mecanismos de antaño, el dominio de la pintura, el baloncesto al galope y hasta el acierto. Pero los blancos se enfriaron, Brooks emergió con un par de triples y aunque un palmeo de Tavares pareció definitivo, Mirotic acertó después para el mal menor.

Musa y los suplentes del Madrid resisten al asombroso récord de triples del Unicaja

Musa y los suplentes del Madrid resisten al asombroso récord de triples del Unicaja

Es como si, de repente, el Real Madrid hubiera visto esa luz que lleva tanto persiguiendo. En el lugar y en el momento más insospechado, sufriendo una lluvia de triples en el Carpena ante el rival que les ha arruinado las dos últimas finales, Chus Mateo encontró ese ardor, esa competitividad, esa forma de rebelarse de tipos que parecían tan fuera de onda. Una remontada de carácter -y de infarto, pues el triple sobre la bocina de Tyson Carter se salió por bien poco- encabezada por Dzanan Musa (24 puntos, seis asistencia, 37 de valoración) y secundarios que han estado permanentemente bajo sospecha como Usman Garuba, Andrés Feliz y hasta un Rathan-Mayes que llevaba semanas sin contar para nada. [105-107: Narración y estadísticas]

Un triunfo, en una noche de baloncesto de quilates, emoción y toneladas de talento sobre el Carpena, de los que, bien aprovechados, pueden cambiarlo todo. Justo en la semana más importante del curso, la que le viene al Madrid en Europa. Sin Campazzo y encajando 23 triples por parte del Unicaja, récord total de la ACB (pulverizando el anterior, en posesión del Valencia Basket desde 2018). Con semejante acierto, mandaban hasta por 12 los de Ibon Navarro (78-66), casi terminando el tercer acto, encendidos Dylan Osetkowski, Tyson Carter y compañía. Pero acabaron sucumbiendo cuando Musa y el mejor Garuba (18 puntos, ocho rebotes y una defensa de las que cambia partidos) desde su vuelta de la NBA, pusieron todo patas arriba.

La mente del Real Madrid estaba parcialmente en lo que está por venir, la vida en juego en la Euroliga, primero el martes contra el Milán y el viernes en Belgrado ante el Estrella Roja, rivales directos por los puestos playoffs, "toros muy bravos". No es excusa, pero no podía ser más inoportuna la visita a un rival temible, su piedra en el zapato, el Unicaja que le ha derrotado ya esta temporada en dos finales, la de Supercopa y la de Copa. Ni siquiera lo disimuló Chus Mateo, que dio día libre a un Campazzo con "muchos kilómetros".

Los de Ibon Navarro no pretendían dejar pasar la oportunidad. La de volver a golpear a un grande, la de acercarse al liderato, la de reafirmar su buena línea. Con la valentía que es su seña de identidad, con su baloncesto frenético, tiros rápidos, con la defensa rival siempre a medio montar. Como en la final de Gran Canaria. Así lo intentaron y por muchísimos momentos zarandearon a un Madrid que se acogió a una defensa zonal, algo que no parecía ni mucho menos la mejor idea ante el ciclón perimetral de los malagueños.

Lesión de Bruno Fernando

La primera parte avanzó pareja, con el varapalo que supuso para el Madrid el golpe en el muslo de Bruno Fernando que le dejó k.o. para los restos (Ibaka se había quedado fuera de la convocatoria). Osetkowski taladró a los blancos, como si quisiera despedirse (su sanción por dopaje está al caer) con tan buenas sensaciones. Pero Tavares y Llull aguantaban el envite.

Todo cambió a la vuelta de vestuarios. Ahí el Madrid recibió una sacudida que pareció definitiva. Le llovieron triples por todos lados. Carter resultó imparable (13 puntos en el tercer acto) y, aunque Musa y Hezonja intentaban mantener al equipo, todo parecía desmoronarse para el Madrid.

Musa intenta taponar el último triple de Carter, que no entró.

Musa intenta taponar el último triple de Carter, que no entró.

Y, de repente, Chus Mateo se acordó de Rathan-Mayes. Que ni jugó la Copa ni ha sido convocado en los últimos partidos. El canadiense demostró que, sin ser una estrella, puede ser realmente útil. Su defensa sobre los exteriores fue determinante. Con un quinteto improbable, pequeño (Garuba al cinco) y Andrés Feliz a los mandos.

Un triple de Hezonja culminó la remontada (87-88) y un Garuba imperial en los dos aros impulsó al Madrid que se disparó con 39 puntos en el acto final. Pero el un triunfo aún tenía un capítulo más. A falta de ocho segundos, Carter culminó un dos más uno y Llull a continuación falló uno de sus tiros libres. El escolta americano del Unicaja recorrió la pista y lanzó sobre la bocina. Su triple no entró de milagro. Hubiera sido el 24º. Hubiera sido increíble.

El milagro copero del Jairis de Alcantarilla: campeón en su primera participación tras eliminar a los tres favoritos

El milagro copero del Jairis de Alcantarilla: campeón en su primera participación tras eliminar a los tres favoritos

Pocas veces comprobó el baloncesto español semejante sorpresa, un equipo que despedazara todos los pronósticos como lo hizo durante un fin de semana mágico el Hozono Global Jairis, un equipo ya para la historia. Las murcianas de Alcantarilla alzaron su primera Copa de la Reina. Ocurrió en el Príncipe Felipe de Zaragoza y por el camino completó imposibles: eliminó, una a una, a las tres favoritas.

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La última, este domingo en la gran final de la Copa de la Reina, donde no le temblaron las piernas a las jugadoras de Bernat Canut. Ante la experiencia del Perfumerías Avenida, energía, entusiasmo y la calidad de Aina Ayuso y Lou López-Senechal. Una extraordinaria vuelta de vestuarios (parcial de 19-2 de salida), fue demasiado para las salmantinas (67-59). El milagro, pese al intenso sufrimiento final, estaba servido.

El Jairis se plantó en Zaragoza eliminando en cuartos al Valencia Basket, el gran favorito, líder de la Liga Femenina. Toda una declaración de intenciones para quien exploraba por primera vez el torneo, un club que ascendió a la máxima categoría del baloncesto nacional en 2022 y que la temporada pasada ya acabó en quinta posición.

En semifinales elevó la puja tumbando a otro de los candidatos, el Spar Girona, al que derrotó en la prórroga. Y en la final aguardaba el equipo más copero del basket español, 10 títulos en 18 finales.

Aina Ayuso, tras caer contra el público, durante la final de Copa.

Aina Ayuso, tras caer contra el público, durante la final de Copa.Javier CebolladaEFE

No fue obstáculo. Y eso que la primera parte fue complicada, con los dos finalistas sin chispa ofensiva, fallando y fallando (25-23). Un triple sobre la bocina del descanso de Lou López fue lo que cambió todo.

Porque llevó a las murcianas con un subidón moral al descanso y de él regresaron en tromba. Una defensa agresiva y electricidad en las transiciones, con López y Ayuso encendidas. Trituraron al equipo de Ana Montañana, que no sabía cómo detener el ciclón. El parcial fue de 19-2 (22-2 con el triple de antes del descanso) y sólo la experiencia y el temple de Silvia Domínguez lo puso fin.

Las jugadoras del Jairis levantan el título de Copa de la Reina.

Las jugadoras del Jairis levantan el título de Copa de la Reina.Javier CebolladaEFE

La final no había escrito su última página, porque el Perfumerías Avenida estuvo a punto de protagonizar una remontada antológica. De perder por 20 (50-30) a arrimarse a un punto mediado el cuarto final (56-55). Ahí, en esa crisis, supo el Jairis resistir. Se encomendó a Lou López-Senechal, que asestó dos triples para el recuerdo. Especialmente el segundo, sobre la bocina de la posesión, para sentenciar el título. La méxicana acabó con 27 puntos para éxtasis e historia de Alcantarilla, aunque el MVP del torneo fue para la catalana Ayuso (13 puntos, nueve rebotes, siete asistencias y tres robos en la final).

Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia

Van der Poel resiste, frustra y derrota a Pogacar en una Milán-San Remo para la historia

Más de seis horas sobre la bicicleta en pelotón para aguardar los 20 kilómetros más eléctricos de la temporada. Mereció la pena otra vez. El ciclismo alcanzó un cielo único en la 116ª edición de la Milán-San Remo, una de las mejores de siempre, un regalo, un espectáculo impagable. Tres genios en solitario desde la Cipressa, atravesando el Poggio y resolviendo en la meta de Via Roma. Tres héroes. Venció Mathieu Van der Poel, premio a una resistencia sobrehumana, por delante de Filippo Ganna y un Tadej Pogacar al que se le sigue resistiendo la Classicissima. Un trío que es un Monumento.

Es la segunda Milán-San Remo para el nieto de Poulidor, tras brindarle la de 2024 a su compañero Jasper Philipsen. Es la confirmación de un ciclista único, pujando para ser llamado el mejor clasicómano de la historia, su séptimo Monumento, el que fraguó en cada una de las ocasiones que apretó los dientes y elevó los vatios para no sucumbir a los zarpazos de Pogacar, un campeón enrabietado.

Seguirá el esloveno sin desentrañar la peculiar liturgia de la Milán-San Remo, una de las pocas cosas que se no es capaz de conquistar el mejor ciclista del mundo. Es el misterio, bendito, de la Classicissima, el Monumento más peculiar, el más extenso, el primero del año. El que ganó siete veces Eddy Merckxs, el que ha visto fracasar ya hasta en cinco ocasiones a quien le persigue en la historia. Si es que se puede llamar fracaso a lo que protagonizó Pogacar.

Porque él lo fue todo. Él hizo la selección en la Cipressa y el atacó hasta en cuatro ocasiones en el Poggio, donde hizo sufrir a Ganna y no pudo tumbar a Van der Poel. Le faltó desnivel y metros. Y le sobró un rival majestuoso.

El día había transcurrido en calma hasta allí, con todos los tópicos de la Classicissima. Una escapada numerosa y controlada -ocho integrantes que no gozaron de mucho más de cuatro minutos de ventaja; Martin Marcellusi fue el último en resistir tras dejar al resto en el Capo Berta-, de la lluvia y el frío de Pavia a los rayos de sol y la brisa del mar (a favor de los ciclistas) llegando a San Remo, bordeando la costa como centellas entre toboganes, aumentando los nervios a medida que se aproximaban los dos puntos claves del trayecto.

El rock and roll se desató en las primeras rampas de la Cipressa (esos seis kilómetros al 4%). Tim Wellens fue el primer pretoriano del UAE en ponerlos a todos en fila. Pronto eliminó al ganador de 2024, al sprinter Jasper Philipsen, caído y magullado el pasado miércoles en la Nokere Koerse. Después fue el turno del ecuatoriano Narváez, 500 metros al máximo, hasta que Pogacar encendió los fuegos artificiales.

Fue una secuencia maravillosa, de esas páginas que el ciclismo guarda para la posteridad. Su acelerón brutal sólo lo pudieron secundar tres hombres, que al poco fueron dos cuando estalló Roman Gregoire. Se quedó un trio de súperhombres. Van der Poel no perdió ni media rueda tampoco cuando Tadej volvió a apretar. Ganna sufrió algo más, pero logró coronar con la pareja. Juntos destrozaron el legendario récord de la ascensión a la Cipressa (Gabriele Colombo, 9:19 en 1996). En nueve minutos estaba el objetivo del UAE y lo fulminaron: 8:55.

La distancia con el resto de mortales fue definitiva, más de un minuto. Ni Pidcock, ni Pedersen ni Milan ni Girmay. Tampoco ninguno de los españoles (Aranburu, Roger Adriá...). Los tres genios caminaron aliados hasta el mítico Poggio, donde se iban a repartir el podio. Donde Van der Poel resistió como un héroe mitológico e incluso se permitió el lujo de atacar en el último tramo.

Después, neutralizada la pareja por Ganna tras el descenso, resolvió el del Alpecin al sprint, donde es inalcanzable. Emocionado, consciente de lo logrado. Historia.

Un descenso a más de 90 km/h., la Cipressa en nueve minutos y la amenaza Van der Poel: la Milán-San Remo, la penúltima obsesión de Pogacar

Un descenso a más de 90 km/h., la Cipressa en nueve minutos y la amenaza Van der Poel: la Milán-San Remo, la penúltima obsesión de Pogacar

Este jueves, Tadej Pogacar, que no compite desde la Strade Bianche -curó las heridas de su caída y se ahorró el mal tiempo de la París-Niza y la Tirreno-Adriático-, realizó un entrenamiento muy especial. No hay nada al azar en el campeón esloveno, que no sólo arrasa y escribe la historia por cualidades, también por cuidar cada detalle junto a su director Josean Fernández Matxin. Por las carreteras de San Remo le acompañó Niccolò Bonifazio, vecino de la zona, ex del Lampre y el Bahrain, entre otros, y que se hizo famoso en su día por descender la Cipressa en la edición de 2019 a más de 90 km/h.

Estudia Pogacar el descenso de la penúltima cota de la Milán-San Remo, una de las pocas carreras que se le resisten. Porque no está diseñada precisamente para sus características. "Es la que me va a llevar a la tumba... Estoy tan cerca, pero está tan lejos. Es increíble», pronunció en un podcast hace unos meses. La prueba más larga del calendario (289 kilómetros desde Pavia), el primer Monumento de la temporada, es una oda a la táctica y el oportunismo, a la pericia y a la velocidad. El líder del UAE Team Emirates - XRG fracasó el año pasado ante el dúo que forman Mathieu van der Poel y Jasper Philipsen. Y sabe que un zarpazo en la Cipressa seguramente no sea suficiente.

El esloveno, que ha jugueteado con su presencia en los dantescos adoquines de la París-Roubaix, busca su octavo Monumento. Ganó cuatro veces Il Lombardia, dos la Lieja-Bastoña-Lieja y una el Tour de Flandes. También presume de tres Strade Bianche. Dicen que la Classicissima es en monumento más fácil de terminar, pero el más difícil de ganar... Eddy Merckx lo hizo en siete de las 10 veces que participó.

Cambio de compañeros

También en contra de Poggi está el hecho de que no muchos corredores con el maillot arcoíris triunfaron en Vía Roma. Sólo cinco campeones del mundo, el último hace 42 años (Beppe Saronni en 1983). Sabe que para triunfar tiene que llegar en solitario. O al menos deshacerse de los principales velocistas. Y apenas tendrá dos balas para dar rienda suelta a sus vatios.

En la primera está la clave. A 25 kilómetros de la meta se asciende la Cipressa, 5,6 kilómetros al 4,1% de media. Allí el año pasado intentó hacer la selección con sus compañeros del UAE, pero no fueron lo suficientemente exigentes como para descolgar a los dos Alpecin.

Pogacar, durante la Strade Bianche.

Pogacar, durante la Strade Bianche.MARCO BERTORELLOAFP

El objetivo, según reconoció Matxin, era completar la subida en menos de nueve minutos (el récord lo ostenta Gabriele Colombo, 9:19 en 1996). Y con Covi, Del Toro y Wellens se quedaron en 9:35. El ataque posterior de Pogacar en el Poggio no resultó definitivo. Philipsen, con la impagable ayuda de Van der Poel, devolvió la Classicissima a los velocistas imponiéndose en el sprint a un grupo de 12. Pogacar, pura frustración, acabó tercero por detrás de Michael Matthews en la edición más rápida de la historia.

"Ya conozco muy bien el final del recorrido y esperamos brillar en la carrera. ¿Podemos ganar? Seguro que no será fácil, pero lo intentaremos con todas nuestras fuerzas", afirmó el esloveno esta semana, que ha cambiado de equipo para el asalto. Estarán Wellens y un Del Toro que acude tras ganar en la Milán-Turín. También Laengen, Narváez, Novak y el gigante Politt. Philipsen llega pese a haber sufrido una durísima caída este miércoles en la Nokere Koerse. También amenazan otros fuori classe como Biniam Girmay, Jonathan Milan, Tom Pidcock, Pedersen o Filippo Ganna. Entre los españoles, Alex Aranburu y Roger Adriá buscarán emular a Óscar Freire y Miguel Poblet.

Noche plácida ante el Asvel y exhibición exprés de Tavares antes de la hora de la verdad del Madrid

Noche plácida ante el Asvel y exhibición exprés de Tavares antes de la hora de la verdad del Madrid

De las cinco finales que le restaban al Real Madrid en esta áspera temporada regular de la Euroliga, como si fuera un playoff con cinco rivales diferentes, el Asvel Villeurbanne en el Palacio era la cita más sencilla. Una trampa también. No cayeron en ella los blancos, que ante los franceses, ya desahuciados, se otorgaron una noche sin sobresaltos para llenar la mochila de confianza. Ahora vendrán curvas, cuatro envites directísimos con todo en juego (también una eliminación que resultaría histórica), el primero el martes en el Palacio ante el Armani Milán. Con un Tavares así, todo resultaría menos arduo. [81-70: Narración y estadísticas]

El partido del gigante fue estupendo. Deambuló por la pintura como si los de enfrente fueran niños. Amaneció con 10 puntos seguidos y sus compañeros se dieron cuenta que era apuesta segura. Le buscaron una y otra vez y él embocaba como si jugara en un minigolf. Tras su renovación millonaria del pasado verano, no había aparecido el Tavares dominante de antaño, el pívot único en Europa que cambia partidos. Y ese ha sido uno de los principales lastres del Madrid en lo que va de curso. Fueron 23 puntos en 18 minutos.

"Nos va la vida", exageró Chus Mateo en la previa. Pero el mensaje era claro. No había margen para más despistes. Este mismo Asvel había derrotado a los blancos en Lyon unos meses atrás, con una canasta sobre la bocina del pequeño Paris Lee. En él se desempeña Theo Maledon, un jugadorazo que pretende el Madrid para la próxima temporada. Dejó 25 puntos y cinco asistencias como carta de presentación.

El aviso del entrenador blanco caló hondo. Fue un arranque de partido arrollador. Un 15-0 con Tavares como protagonista. Cuando el africano se fue al banquillo sumaba ya 14 puntos en menos de seis minutos. El Madrid coronó el acto con dos triples de Llull para irse 22 arriba. No iba a ser la máxima. A la vuelta, otro triple, esta vez de Andrés Feliz, dejó un 35-10 para frotarse los ojos.

Hezonja, ante Robertson, del Asvel.

Hezonja, ante Robertson, del Asvel.JUANJO MARTINEFE

Evidentemente, los de Pierric Poupet iban a dejar de perder balones y de hacer el ridículo. También el Madrid se iba a enfriar con los cambios. Llamó la atención el contraste de Tavares con sus suplentes, especialmente con un Ibaka que se marchó enfadado. Pero es que su actuación fue impropia.

El Asvel asestó un 7-20 con 15 puntos de un espectacular Maledon. Se metió un poco en la batalla, pero el regreso de Tavares y de Abalde dio otro pequeño impulso al Madrid antes del descanso.

La noche en el Palacio estaba rota del todo. Sólo se trataba de dejar pasar los minutos sin sobresaltos ni bajones. Sorteó el Madrid ambos aspectos por poco. Nada más volver de vestuarios Campazzo se llevó un fuerte golpe en la cadera en una acción con De Colo y al rato se fue al banquillo cojeando. Sus sonrisas posteriores tranquilizaron al personal.

La excelencia del Madrid, con semejante distancia, ya no volvió. Nunca peligró la victoria, pero a punto estuvo de estropearlo todo. Los galos, que ganaron los tres últimos cuartos, se arrimaron (71-63). Tuvo que volver Tavares y todos los titulares. Hezonja, que se hartó de perder balones, arregló el desenlace junto con Llull.

El segundo triunfo seguido y el favor del Baskonia ganando al Bayern dan esperanza al Madrid en esta recta de meta. De momento, dependiendo de los duelos directos que cierran la jornada el viernes, pueden meterse de nuevo en los puestos play in, a apenas un triunfo del grupeto que val del quinto al octavo puesto. Todo está sobre la mesa.

El cuento de hadas del Baxi Ferrol, el humilde equipo gallego que jugará toda una final europea: "Parece una película"

El cuento de hadas del Baxi Ferrol, el humilde equipo gallego que jugará toda una final europea: “Parece una película”

"Todas creen en lo que se hace", pronuncia Lino López cual Norman Dale en Hoosiers cuando se le pregunta por el secreto. El entrenador gallego, paralelismo con el mítico personaje que interpretó Gene Hackman, capitanea una historia "de película". La del Baxi Ferrol, tan humilde como orgulloso, histórico ya. A partir del 26 de marzo, ante el Villeneuve d'Ascq francés, disputará toda una final continental.

Nadie en Ferrol quiere despertar del sueño. En la ciudad que palpitó con el baloncesto ochentero del OAR, legendarios héroes como Nate Davis, Anicet Lavodrama o Manolo Aller, niños y padres ahora pasean por la calle con otras camisetas y otros apellidos en la espalda. En femenino, Angela Mataix, Noa Morro... No se recordaba A Malata repleto hasta la bandera, como ocurrió en la ida del partido de semifinales hace unos días ante otro rival galo, el ASVEL. Una noche inolvidable, un triunfo de David contra Goliat, con 31 puntos como 31 hondas para una ventaja que el pasado jueves las ferrolanas no desperdiciaron en la vuelta en Lyon.

La aventura del Universitario, igual da que alcen o no el título de una Eurocup en la que sólo dos equipos nacionales habían llegado a semejantes cumbres (Islas Canarias en 2003 y Valencia en 2021), es, efectivamente, de guion épico. Uno de los presupuestos más bajos de toda la Liga Femenina española, a la que volvieron hace dos temporadas tras un vaivén de ascensos y descensos. Octavas el curso pasado, se aventuraron a la disputa de la competición europea a la que tenían derecho, aunque para ello tuvieran que hacer un esfuerzo económico titánico, "llamar a muchas puertas de instituciones". Que hubiera sido ruina de haber caído en la fase previa con el Battipaglia italiano.

La irlandesa Claire Melia, ante el Asvel en Lyon.

La irlandesa Claire Melia, ante el Asvel en Lyon.

"Ninguna de nuestras jugadoras había disputado previamente la Eurocup. Eran ocho nuevas en la plantilla, muchas rookies o procedentes de la Liga Challenge (segunda división). No teníamos el factor experiencia, que siempre se dice que es importante. Pero han demostrado las ganas que tienen de competir", presume el técnico del milagro, que también tiene su propia historia.

Lino López sólo pudo disputar dos partidos en ACB. Tenía 17 años, era un base prometedor y el club de su vida iba a desaparecer por problemas económicos. Casi la totalidad de su larga carrera deambuló por Galicia y tiene un honor único: nadie, como él, ha jugado en todas y cada una de las categorías FEB. Cuando se retiró, pronto se hizo con las riendas del equipo femenino de Ferrol, donde lleva 13 temporadas, seis de ellas consecutivas, pues dio un salto sin mucha fortuna al Perfumerías Avenida.

Ahora se frota los ojos. "Es emocionante, se te pone la piel de gallina. Parece como una película, empiezas una competición en la previa y sólo hemos perdido un partido. Si sumas también que, a principio de temporada, la americana interior (Mimi Collins) decidió marcharse porque no se adaptaba... Sin embargo, el equipo se mantuvo igual. No fichamos, porque eso suponía un coste extra para el club. Y yo confiaba en la plantilla. Creía que había jugadoras que podían dar un paso adelante. Como Noa Morro lo ha dado en la posición de cinco. El equipo incluso salió fortalecido", relata con orgullo.

Aficionados reciben a las jugadoras del Baxi, en Ferrol.

Aficionados reciben a las jugadoras del Baxi, en Ferrol.kiko delgadoEFE

"Todo esto es difícil de explicar. Es que era un reto mayúsculo, porque somos un club muy familiar, con una estructura para intentar no descender", explica. El Baxi aumentó presupuesto, casi al millón de euros, pero sigue tan lejos... Sin embargo, derriba gigantes (venció en las canchas del temible Galatasaray en la Eurocup y del Girona y el Salamanca en Liga Femenina, donde marcha octavo) con su filosofía de convertirse en "trampolín" de oportunidades para jugadoras dispuestas a crecer.

Las entradas para el partido de ida de la final se rifan en Ferrol. También se preparan los aficionados para viajar a Lille el 2 de abril. Son ya más de 1.800 abonados. Para seguir soñando con los ojos abiertos. "Ver cómo se venden todas las entradas, que el merchandising se agota, por la calle a niños con las camisetas de las jugadoras, una ciudad ilusionada. Imagínate como ferrolano... Es lo más emocionante que he vivido, lo más especial de mi carrera. Yo he crecido con el club. Cuando empecé estábamos en Liga Femenina 2 y a los partidos iban los familiares de las jugadoras. Teníamos niñas de la casa para completar la plantilla. Era complicado", dice Lino, el arquitecto del milagro, pues también es el director deportivo y no quiere dejar pasar esta oportunidad única "para conseguir más recursos, más patrocinios de empresa privada". "Eso es lo más importante. Nuestro lema es humildad y trabajo, ojalá muchos quieran formar parte de esto".

El extraño despido de Pedro Rivero, entrenador del Estudiantes, tras siete victorias seguidas: "Definitivamente, no entiendo nada"

El extraño despido de Pedro Rivero, entrenador del Estudiantes, tras siete victorias seguidas: “Definitivamente, no entiendo nada”

Desde que hace cuatro años el Movistar Estudiantes descendiera a LEB Oro -hasta 2021 era, junto a Real Madrid y Joventut, el único club español que había participado en todas las ediciones de la máxima categoría-, todo ha sido una búsqueda desesperada y sin éxito del regreso a la elite. Este lunes, la frustración ha llevado a la histórica entidad a tomar una decisión que pocos entienden. Después de una racha de siete victorias consecutivas y todas las opciones del ascenso todavía intactas (sigue dependiendo de sí mismo hasta para lograrlo de forma directa), el club del Ramiro ha decidido destituir a su entrenador.

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Pedro Rivero llegó en el verano del 2023 con la vitola de ser experto en ascensos. El segoviano, un histórico base de la LEB (también jugó brevemente en ACB con el Cajasol y el Murcia), logró subir como jugador al Zaragoza en 2010, al Murcia en 2011, al Alicante en 2013 y al Ourense en 2015. Como técnico, en su primera temporada consiguió el ascenso de Plata a Oro con el Lucentum Alicante. Y en 2023 llevó a ACB al Palencia, con el que también ganó la Copa Princesa.

El curso pasado se quedó a las puertas con el Estudiantes. Perdió la final de los playoffs contra el Lleida, como dos cursos antes lo había hecho ante el Girona de Marc Gasol. Cierto es que había muchas dudas con el juego actual del equipo, con la consistencia de una plantilla que hace unos días fue reforzada con Joaquín Rodríguez, cedido desde el Casademont Zaragoza. El domingo contra el Súper Agropal Palencia (104-98) anotó 33 puntos.

"Inocentada"

Era el séptimo triunfo de carrerilla para los colegiales, para un balance de 22-3. Con uno de los billetes hacia la Liga Endesa muy avanzado por el San Pablo Burgos, líder destacado, a los madrileños les tocaba afrontar con solvencia unos playoffs que en el pasado no les fueron nada bien. Esa puede ser la razón por la que la directiva que encabeza Ignacio Triana ha decidido prescindir de Rivero. Aunque eso no sólo haya causado un gran asombro en parte de los aficionados. También incluso en los jugadores.

Algunos con tanto calado en lo social y en lo deportivo como Jayson Granger. El canterano, que pasó por Unicaja, Efes y Baskonia, entre otros, y que este verano regresó con la misión de encabezar el retorno (promedia 15,7 puntos y siete asistencias), escribió en sus redes sociales: "Definitivamente, no entiendo nada" (un mensaje que luego borró). Juancho Hernangómez fue más afilado desde Atenas: "Inocentada".

Todo indica que el elegido para tomar el relevo de Pedro Rivero es Nacho Lezkano, quien fue despedido hace unas semanas del Morabanc Andorra. En su comunicado del adiós, el Movistar Estudiantes quiso "agradecer al entrenador su profesionalidad, entrega y trabajo desde el momento en que llegó a Madrid" y desearle "la mejor de las suertes tanto en el terreno profesional como en el personal".

Hezonja y Abalde prolongan la racha del Madrid y el Baskonia de Laso no levanta cabeza

Hezonja y Abalde prolongan la racha del Madrid y el Baskonia de Laso no levanta cabeza

Pablo Laso es ovacionado y añorado en el Palacio, donde corren tiempos de dudas, donde duele la comparación con aquella maravillosa aventura de títulos y diversión que fue el lasismo. Y, sin embargo, su Baskonia es un desastre que no levanta cabeza ni en la ACB (ni jugó la Copa ni está en puestos de playoff) ni en Europa (17 derrotas, se quedó sin opciones). Cayó en el Palacio, para alimentar su crisis, en un duelo igualado pero en el que nunca soñó con derrotar a un Madrid que suma 11 triunfos seguidos en ACB, su paraíso. [83-78: Narración y estadísticas]

Respiran los blancos, líderes en solitario (segundo ahora es La Laguna Tenerife) y con Gaby Deck de vuelta más de dos meses después de lesionarse. Un puntal clave para el marrón que tienen en el final de temporada regular de Euroliga. Fue titular, jugó minutos salteados y dejó alguna acción positiva en una tarde disputada en la que Mario Hezonja (16 puntos, 10 rebotes) y Alberto Abalde (defensa sobre Howard y otros 16 puntos) tiraron del colectivo ante un rival sin Moneke pero que "volvía después de cada tiempo muerto".

El domingo tarde fue resaca continental, dos equipos exhaustos y con poca chispa. Cabalgaron de la mano hasta prácticamente el final, una igualdad sorprendente, como si ninguno fuera capaz de romper al rival. Demasiadas pérdidas y tramos de baloncesto descontrolado para mal. El Madrid era más contundente con los titulares y flojeaba con la segunda unidad, especialmente errático Andrés Feliz ante los bases baskonistas -aunque después el dominicano se rehízo, ocho puntos y algún rebote decisivo en el acto final- y un Bruno Fernando que no se encuentra.

Campazzo, ante el Baskonia.

Campazzo, ante el Baskonia.Daniel GonzalezEFE

Dzanan Musa fue el protagonista del arranque (11 puntos, tres tapones), escapando de su versión más gris de últimamente. Pero el Baskonia aguantaba el envite, bien Kamar Baldwin desde el banquillo, de vuelta tras unas semanas lesionado.

Del vestuario regresó el Madrid con un 8-0 y un Baskonia con apenas tres puntos en siete minutos. Hubo una ventaja que pareció un intento de escapada (51-43), con un gran Abalde, pero los visitantes encontraron a Luwawu-Cabarrot y se metieron de nuevo en una batalla que no querían perder.

Hasta que Llull dijo basta. Los chispazos de un genio que no caduca. Se balanceaba el partido sin dueño y el balear lo agarró por la solapa. Dos triples y una estupenda asistencia de campo a campo para Hezonja que casi noquearon al Baskonia (69-60). Esos minutos coincidió en pista con Feliz, mejorando sus prestaciones, siendo clave también.

Los de Laso iban ya sin aliento. Markus Howard, ese tipo genial que anda bastante perdido este curso, intentó el imposible. Pero no hubo manera.