El 2025 es suyo: Alcaraz desconecta a Musetti y se asegura el número uno del año

Actualizado Jueves, 13 noviembre 2025 - 22:36

Un año, un tenista. Carlos Alcaraz vive de ambiciones históricas, como el recuento de Grand Slam, pero no escapa del simbolismo de acabar una temporada en el número uno del ranking ATP. Este 2025 es suyo, ya lo es. Fue el mejor en determinados momentos -la remontada de Roland Garros, el dominio en el US Open-, pero también fue el mejor en general. Más de una vez proclamó que la lista mundial y sus puntos no le importaban, pero sólo apartaba tanta exigencia. Es un éxito importante. Un éxito reivindicativo.

Hasta ahora le sobrevolaba una crítica a su regularidad: un genio intermitente, el asombro que no dura. Pero este curso ha acabado con la misma. Después de derrotar a Lorenzo Musetti por 6-4 y 6-1 en el último partido de la fase de grupos de las ATP Finals, Alcaraz se aseguró acabar el año en lo más alto del ranking mundial y confirmó su camino como leyenda. Si llega o no llega a las cifras de quienes le precedieron, ya no se podrá decir que fue por inconsistencia.

Antes sólo una vez había cerrado una temporada como número uno, y fue muy distinto. Fue el 2022 del descubrimiento. Era un adolescente impactando al mundo. Ahora este 2025 es otra cosa. Sigue siendo joven, por supuesto, pero ya no es una promesa: es quien manda. Sólo su histórica rivalidad con Jannik Sinner puede poner un asterisco: el italiano faltó tres meses -aunque lo hizo por dopaje-. En todo caso, esa duda también tiene solución

Antonio CalanniAP

Este domingo, Alcaraz y Sinner podrían enfrentarse en la final de las finales y, con todo a favor para el italiano -la pista y el público-, una victoria del español sería definitiva este curso. Antes, ambos deberán pasar las semifinales, pero... ¿quién puede derrotarles? El sábado, Sinner se medirá a Alex De Miñaur, su víctima preferida -el balance entre ambos es 12-0-, y Alcaraz, al vencedor del duelo entre Alexander Zverev y Félix Auger-Aliassime. En otras circunstancias los dos serían adversarios considerables en una superficie dura bajo techo, pero en este torneo, el número uno es realmente el número uno.

El público italiano, muy en contra

«Esto significa un mundo para mí. Si soy sincero, al principio de año me parecía un objetivo muy difícil, muy lejano, pero conforme avanzaba la temporada lo veía más cerca. Torneo a torneo me acerqué a Jannik en el ranking y al final he podido conseguirlo. Estoy muy orgulloso de mí mismo y de mi equipo», comentaba tras el partido Alcaraz, que este viernes recibirá el trofeo que le acredita como el triunfador del curso. Ante Musetti no dejó duda de que lo era.

Antonio CalanniAP

Aunque los nervios le agarrotaron, en los instantes clave supo abalanzarse sobre el triunfo como debía. En el primer set, en la primera media hora, sumó más errores de los deseados, pero se centró en mantener su servicio frente a un rival que hizo más cosas de lo habitual. Musetti corrió más, atizó más con su derecha, subió más a la red; en definitiva, buscó el éxito.

Tampoco le funcionó. Alcaraz estaba decidido a clausurar el ranking ATP del año y aprovechó sus debilidades. Ninguno de los dos había disfrutado de oportunidades de break cuando, con 5-4 en el marcador, el español se agigantó en la pista para hacerse con el primer set y, en realidad, con todo el partido. Incluso se pudo permitir el lujo de fallar una bola de set: resolvió con la segunda. Al acabar el encuentro, su celebración enrabietada guardaba la tensión por su lucha con Sinner en la lista mundial y, al mismo tiempo, la incomodidad sufrida durante el partido.

Pocas veces se vio Alcaraz en una situación así; pocas veces existió algo parecido en la historia de las frías ATP Finals: el público estaba encendido en su contra. En el calentamiento de la tarde ya escuchó tímidos silbidos, un leve abucheo, pero durante el partido la afición italiana se volcó en todo momento con Musetti y no dudó en abroncar al español cuando tuvo oportunidad. Celebraba sus errores tanto o más que los aciertos del italiano. «Lorenzo, Lorenzo, Lorenzo», y así hasta el último punto. No era grave -podía recordar el último Masters 1000 de Roma, cuando derrotó a Sinner en un ambiente similar-, pero era extraño. En todo caso, tampoco cambió nada: este 2025 es, de todas todas, de Alcaraz.

Alcaraz, una pedida de mano, la broma interna en catalán y algo en lo que no pensar: "Obviamente va a ser muy importante para mí"

Alcaraz, una pedida de mano, la broma interna en catalán y algo en lo que no pensar: “Obviamente va a ser muy importante para mí”

Cada cual decidirá si fue hermoso o fue cutre, pero durante un descanso del partido entre Carlos Alcaraz y Taylor Fritz, un hombre se levantó de su asiento en el Inalpi Arena de Turín, sacó un anillo del bolsillo de su chaqueta beige, se arrodilló sobre la rodilla derecha y le pidió matrimonio a su pareja. Ella respondió que sí -en este caso, «sì»- y se colocó la sortija en el dedo. Fue una sorpresa para ella, una de las dos que se vivieron este martes.

Nadie en el público esperaba la velocidad que demostró Fritz. De repente, un tenista distinto, ágil, un gigante de dos metros capaz de llegar a todas las bolas; en baloncesto le llamarían un unicornio. En sus enfrentamientos anteriores, Alcaraz siempre le había derrotado mareándolo, moviéndolo de un lado a otro de la pista, castigándolo con dejadas; pero esta vez no bastó. Ante su rapidez, el español tuvo que dar un paso atrás, resistir, defender. Finalmente, ganó por 6-7(2), 7-5 y 6-3 en casi tres horas de partido, se clasificó virtualmente para las semifinales de las ATP Finals y se acercó al objetivo de acabar el año como número uno del ránking mundial. Le bastará con derrotar a Lorenzo Musetti el jueves para confirmarlo.

«Intento no pensar en ello. Obviamente va a ser un partido muy importante para mí. Pero intentaré que los nervios no me jueguen una mala pasada. Intentaré controlar las emociones, controlarme. Hoy [por su partido ante Fritz] lo he pensado un poquito al principio, por eso no me he sentido tan bien como [en el debut el domingo] ante De Miñaur. He llegado a pensar que se me escapaba el número uno. Después he tenido que ver qué cambiar para darle la vuelta al partido», comentó Alcaraz, con sentimientos encontrados ante el hito que tiene ya tan cerca. Superar a Jannik Sinner al final del año, incluso teniendo en cuenta la sanción de tres meses del italiano, será una muestra de madurez. Quien crea que no es un tenista regular -una duda que él mismo ha confesado- se quedará sin argumentos. «El número uno es algo a lo que hay que darle mucho valor. Estoy peleándolo con Jannik, que es muchísimo más consistente», reconocía este martes, aunque sabe que la presión por mantenerse en lo más alto es enorme.

La broma de Samuel López

Durante la ausencia de Sinner en primavera, Alcaraz ya sufrió el peso del ránking con derrotas tempranas en el ATP 500 de Doha o el Masters 1000 de Miami, y podría ocurrirle lo mismo a comienzos de la próxima temporada, especialmente en el Abierto de Australia, el único Grand Slam que le falta. Por eso, cada vez que le preguntan por el número uno, el español prefiere hablar del tenis: del juego, de los golpes, de la técnica, de la táctica... en definitiva, de lo que sucede dentro de la pista.

ALESSANDRO DI MARCOEFE

Y este martes, por ejemplo, había mucho de eso de lo que hablar. Pese a su victoria esta temporada en el ATP 500 de Tokio, el dominio de las superficies duras bajo techo sigue siendo una tarea pendiente, y ante Fritz descubrió un camino. La teoría dice que en estas pistas debe ser más agresivo que nunca, restar sobre la línea, pegar más duro, pero... ¿y si eso no funciona? En lugar de desesperarse como hizo en el Masters 1000 de Shanghái, aceptó la situación y dio un paso atrás para desafiar al estadounidense: si quería derrotarlo, tendría que hacerlo él, punto a punto, a base de ganadores. Nada de riesgos, solo defensa y más defensa.

«Me he dado cuenta de que, aunque empiece mal, si insisto y tengo buen comportamiento siempre acabo jugando mucho mejor», analizaba Alcaraz, que se reconocía «exhausto» después del esfuerzo realizado. De hecho, al acabar el encuentro, se tomó una hora más de lo habitual para atender a la prensa: su rutina fue más relajada, con más tiempo en la ducha, un rato largo para comer y una extensa charla con su equipo. En estas ATP Finals cuenta con todos sus ayudantes al completo, incluidos sus dos entrenadores, Juan Carlos Ferrero y Samuel López, que normalmente se van turnando. Curiosamente, ante Fritz, López le animaba con unas palabras en catalán, aunque no es su lengua. «Es una cosa que tenemos Samu y yo. Me hace reír y ahí es cuando mejor saco mi tenis», aseguró quien ya está a un paso de cerrar el último objetivo de una temporada de ensueño.

Alcaraz tumba al mejor Fritz de siempre en las ATP Finals y está a un paso de las semifinales y de retener el número uno

Alcaraz tumba al mejor Fritz de siempre en las ATP Finals y está a un paso de las semifinales y de retener el número uno

Hay días en los que dar un paso atrás es un acierto; el cementerio está lleno de valientes. Carlos Alcaraz lo entendió este martes ante un gigantesco Taylor Fritz, en su mejor versión de siempre: un tenista superlativo que le tumbó desde la defensa. Cuando su rival sacaba, él se alejaba de la pista hasta casi salir de la misma y así le obligaba a pensar. Empotrado contra las vallas del fondo, encontró el camino al éxito. Una arriesgada estrategia conservadora acabó en su victoria por 6-7(2), 7-5 y 6-3 en el segundo partido de la fase de grupos de las ATP Finals, y en su clasificación virtual para las semifinales del torneo.

El próximo jueves, si vence a Lorenzo Musetti, no sólo pasará como primero de grupo —y así presumiblemente evitará a Jannik Sinner—, sino que también se asegurará el número uno hasta final de año. El triunfo de Alcaraz fue una demostración de su versatilidad y de que, aunque los resultados no le han acompañado en superficies duras bajo techo, también puede ser campeón. ¿Hay que aguantar un bombardeo? Se aguanta.

Si este Fritz no le venció este martes, no le vencerá nunca. Si este Fritz no le venció este martes, sólo Sinner es candidato a hacerlo. Si este Fritz no le venció este martes, Alcaraz puede ganar la antigua Copa de Maestros todas las veces que haga falta. Siempre agresivo, divertido, jugón, su cambio de táctica a mitad de partido para ponerse a la defensiva debe considerarse una virtud. Otras veces se perdió en el intercambio de golpes, en la tozudez, en sus errores; esta vez, no. En las casi tres horas de juego hubo dos partes diferenciadas: cuando Alcaraz quiso mandar y cuando quiso ganar.

Ni un golpe sin respuesta

En el quinto juego del segundo set, con 2-2 en el marcador, cambió todo. Hasta ese momento Fritz había dominado con su derecha y Alcaraz andaba perdido. No le funcionaba la táctica de otros días ante el estadounidense, como en la reciente final del ATP 500 de Tokio. En ocasiones anteriores bastó con moverle, llevarle de un lado a otro, hacerle dejadas, marearle, pero este martes no era suficiente. Más rápido que nunca, Fritz llegaba a todo y, además, lo hacía con acierto. En la red no siempre tomaba la mejor decisión —su punto débil—, pero al final no fallaba.

Con sus golpes y su velocidad de piernas, era un rival de verdad, una amenaza auténtica. En el tie-break del primer set, de hecho, Alcaraz tuvo poco que hacer. Pero fue ahí, en ese quinto juego del segundo set, cuando decidió cambiar. Para evitar el break se tiró quince minutos en la pista, mientras Fritz solventaba el siguiente juego con cuatro saques demoledores. Y el español se echó atrás. Se acabó lo de jugar de tú a tú: poner tanto el cuerpo era una tontería.

Alcaraz le entregó la iniciativa a Fritz. Si quería derrotarle, tendría que hacerlo él, punto a punto, a base de ganadores. Con mucha confianza en su físico, el número uno decidió devolver todas las pelotas, pasar, pasar y volver a pasar; y así desmontó a su adversario. Con toda la pista para él, Fritz empezó a errar, a perder la confianza y, en definitiva, a perder.

"Estoy muy feliz, he sabido remontar y encontrar mi buen tenis. Ha habido un momento en el que estaba muy cansado y no sabía qué tenía que hacer. Taylor estaba sacando muy bien, jugando muy bien. Solo podía aprovechar las oportunidades que me daba. Ha sido un nivel alto, físicamente; y creo que la gente se ha divertido", resumió Alcaraz al final del encuentro, tan exhausto como orgulloso.

Alcaraz, la sonrisa recobrada, un futbolista de visita y sinceridad con Djokovic: «No voy a mentir, prefiero a Lorenzo»

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Hace un año, Carlos Alcaraz transitaba cansado de todo, incluso triste, por el mismo pabellón, el Inalpi Arena de Turín. Antes incluso de su eliminación en la fase de grupos de las ATP Finals, las entrevistas televisivas se le hacían larguísimas y las ruedas de prensa suponían un martirio. Esta temporada es otro. O, mejor dicho, esta temporada es él. El escenario es idéntico, también es noviembre, pero estos días en el norte de Italia luce la sonrisa de siempre, el ánimo que le caracteriza, lo que los ingleses llaman mood.

«Cuando juega con este mood es realmente difícil estar a la altura. Cuando está tan alegre juega a su máximo nivel, utiliza todas sus armas, puede crear un golpe ganador desde cualquier lugar de la pista», proclamaba este domingo su primera víctima en el torneo, Álex de Miñaur. Por primera vez en toda su carrera, Alcaraz se estrenó en una Copa de Maestros con una victoria, ante el australiano, por 7-6(5) y 6-2 en una hora y 40 minutos de juego. Más allá de su tenis, con un afinadísimo revés y una derecha discordante, quedó en evidencia su alegría. Llega feliz, muy feliz.

«Ha sido un proceso. Este año he aprendido a darme cuenta de lo que necesito para estar motivado en los últimos meses, sobre todo fuera de la pista. La temporada es muy larga y es normal que haya cansancio físico, pero esta vez he tenido más tiempo de descanso entre torneos, he estado más días en casa, y eso me ha ayudado a mantenerme fresco. Realmente quiero ganar este torneo por primera vez y vengo con buenas sensaciones», contaba después de la victoria con tanta energía que se abalanzaba sobre un dilema. ¿Ganar las ATP Finals o ganar la Copa Davis, el otro torneo que queda por jugar este curso? Nada de elegir: mejor ganarlo todo.

MARCO BERTORELLOAFP

«¿Por qué elegir? Quiero hacerlo bien aquí y después en la Copa Davis. Realmente quiero pelear por los dos títulos este año», proclamaba después de pasar unos minutos por la bicicleta estática, como siempre, y de atender una de las obligaciones habituales en Turín: después de cada partido, toca saludar a un jugador de la Juventus. Este domingo fue Arkadiusz Milik.

El revés, la mejor arma

La derrota en la primera ronda del Masters 1000 de París ya es pasado, más aún en Turín, donde la pista rápida es realmente rápida y tanta velocidad le permite hacer más daño. Ante De Miñaur demostró que le sobra confianza; no hay adversario más resistente. En el primer set le remontó un 4-1 y 0-40 a favor y, en el segundo, peleó hasta el último punto. A base de piernas y actitud, su defensa hizo que Alcaraz empezara a acumular fallos, sobre todo con su derecha, pero en ningún momento se desesperó. Cuando no podía ser por fuerza, era por precisión, y así el español fue desarmando a su adversario.

Con varios golpes muy delicados, especialmente su revés paralelo, el murciano se impuso pese a tener que cruzar por instantes tensos, como el tie-break del primer set, cuando llegó a encontrarse con un 5-3 en contra. «Álex es muy rápido y por eso siempre es difícil jugar contra él: tienes que ganar el punto tres o cuatro veces», valoró Alcaraz, que ahora observa un horizonte claro.

Descansará este lunes, día del debut de Jannik Sinner ante Félix Auger-Aliassime, y el martes se enfrentará al vencedor del duelo entre Taylor Fritz y Lorenzo Musetti. Si el español vence entonces, ya estará clasificado para las semifinales y le quedarán dos partidos, dos oportunidades, para asegurarse matemáticamente el número uno a final de temporada. En principio, en ese tránsito debería encontrarse a Novak Djokovic, pero su renuncia a participar en las ATP Finals lo ha simplificado todo.

«Cuando está Novak en el cuadro, siempre lo hace más difícil, por la experiencia que tiene. El año pasado perdí con él y no jugué mal, pero me pasó por encima. No voy a mentir: prefiero enfrentarme a Lorenzo, aunque también viene mostrando un nivel muy alto», confesó Alcaraz en las entrañas del Inalpi Arena de Turín, donde hace un año le vieron mustio, superado por las exigencias del tenis, y ahora por fin lo disfrutan en todo su esplendor.

Alcaraz se estrena con autoridad ante De Miñaur en las ATP Finals y se acerca al número uno

Alcaraz se estrena con autoridad ante De Miñaur en las ATP Finals y se acerca al número uno

Álex de Miñaur es un tenista con una mentalidad asombrosa. En los partidos pasa por momentos desesperantes, instantes crueles, y no mueve ni una ceja. Sigue a lo suyo, nunca se queja. No solo mantiene el tipo, también mantiene el tenis. Por eso este domingo era un adversario complicado para Carlos Alcaraz. En su debut en las ATP Finals de Turín, el español venció al australiano en dos sets (7-6 [5], 6-2) y demostró que le sobra confianza. ¿Ganar el torneo? Claro. ¿Recuperar el número uno? Por supuesto.

Con el recuerdo de la derrota en la primera ronda del Masters 1000 de París, Alcaraz podría haber temblado, vacilado, temido... pero no lo hizo. Pese a la resistencia de De Miñaur, sumó su primera victoria en una hora y 40 minutos de juego y ahora seguramente le bastará con un triunfo más —ante Taylor Fritz o ante Lorenzo Musetti— para clasificarse para semifinales. Su vuelta a la cima del ranking ATP, cada vez más cerca.

El juego del australiano encaja a la perfección con las virtudes de Alcaraz —de ahí que siempre le haya vencido—, pero no así su estoicismo. Ante alguien así, las dudas de los últimos tiempos podrían haberse multiplicado. Más aún teniendo en cuenta el desarrollo del partido.

Trabajo previo

El español apareció en la pista del Inalpi Arena con seguridad, listo para finiquitar pronto el duelo. Se notaba el trabajo psicológico previo: duro desde el primer punto. Pero De Miñaur estaba dispuesto a resistir cualquier cosa. Con 4-1 y 0-40 en contra, la mayoría de rivales le habrían concedido a Alcaraz el primer set, si no el encuentro entero. Pero el australiano levantó las tres bolas de break, remontó la desventaja y llevó el parcial hasta el tie-break. A base de piernas y actitud, su defensa hizo que Alcaraz empezara a acumular fallos, sobre todo con su derecha.

No era el desastre de París, pero en el box del actual número dos del mundo se notaban los nervios. En la muerte súbita, de hecho, De Miñaur llegó a mandar por 5-3, y tuvo que ser entonces Alcaraz quien mostrara entereza. Su recuperación para llevarse el primer set lo lanzó hacia el triunfo, aunque no fue gracias a recuperar su drive, a pegar golpetazos ni a imponer su fuerza. Fue gracias a su precisión.

Con varios golpes muy delicados, especialmente su revés paralelo, el español fue desarmando a su adversario, aunque este nunca se rindió. Incluso en ese segundo set, con 5-2 en contra, De Miñaur siguió buscando una resurrección que ya era imposible. A la espera de lo que ocurre en el duelo entre Fritz y Musetti, Alcaraz ya tiene el camino marcado para acabar el año con una alegría, por fin, de una vez.

Cortar la circulación de la sangre, la última estrategia para fortalecer a Alcaraz: "Es desagradable, como si te tomaran la tensión durante cinco minutos"

Cortar la circulación de la sangre, la última estrategia para fortalecer a Alcaraz: “Es desagradable, como si te tomaran la tensión durante cinco minutos”

Aparece Carlos Alcaraz en un entrenamiento en el Inalpi Arena de Turín, el enorme pabellón que acoge las ATP Finals, y realiza el calentamiento bajo las órdenes de su fisioterapeuta, Juanjo Moreno. Nada raro, todo normal en el último torneo de la temporada, excepto unas cintas negras debajo de sus rodillas. Con ellas puestas realiza apenas un par de ejercicios de movilidad, Moreno se las quita y ya entonces el tenista agarra la raqueta para empezar a golpear bolas. ¿Qué son esas cintas? ¿Arrastra Alcaraz alguna lesión? Más bien todo lo contrario. Esas cintas se llaman bandas de oclusión o bandas BFR -las siglas de blood flow restriction-, se utilizan para restringir el flujo sanguíneo en las extremidades del cuerpo y sirven tanto para fortalecer la musculatura como prepararla para los partidos.

Alcaraz empezó a utilizarlas en 2023 en su brazo derecho; luego se las colocó varias veces en ambos brazos -en el último US Open aún lo hacía antes de los calentamientos- y, en las últimas semanas, las está usando en las piernas, tanto en sus sesiones de gimnasio de Murcia como en sus sesiones preparatorias en París. Varios miembros de su equipo, especialmente Moreno, son seguidores de las últimas tendencias en fisiología, y las bandas BFR son una de ellas.

«Las bandas de restricción sanguínea surgieron hace décadas en el ámbito de la rehabilitación de lesiones porque se comprobó que con ellas se puede provocar el mismo estímulo a un músculo utilizando menos carga. Una persona que sólo puede levantar 20 kilos en sentadilla por culpa de alguna dolencia puede simular un esfuerzo de 100 kilos con bandas BFR en las piernas. Al cortar el flujo de sangre al músculo se provoca igualmente la hipoxia muscular aunque el peso sea menor. Sin ir muy lejos, Carolina Marín las utilizó durante la recuperación de su última lesión grave de rodilla. De la rehabilitación se pasó a los gimnasios, porque la restricción sanguínea facilita la hipertrofia, y en los últimos tiempos ha llegado a los deportes de equipo y especialmente a los deportes de resistencia. Ya hay muchos ciclistas completamente sanos que utilizan este tipo de bandas en las piernas para forzar un esfuerzo extra, incluso en sus concentraciones en altura», cuenta Pedro L. Valenzuela, investigador del Hospital 12 de Octubre de Madrid y editor de la revista científica Fissac.

Según un metanálisis de 53 estudios clínicos sobre BFR realizado en 2022 por investigadores de universidades como la St. George de Londres o la McMaster de Hamilton, los beneficios del BFR son «medio-altos» entre los adultos en baja forma, pero no son tan espectaculares entre deportistas. Por eso Alcaraz, aunque utiliza esta técnica para tonificarse cuando entrena en casa, la usa más habitualmente en los torneos con otro objetivo.

Un pack por unos 150 euros

«Si las utiliza antes de sus entrenamientos en un Grand Slam o estas ATP Finals lo hace por otro motivo: es un preacondicionamiento isquémico. Se utilizan las mismas bandas, pero en este caso la presión es mayor. En lugar de restringir la sangre, se corta totalmente la circulación durante un máximo de cinco minutos para que el músculo genere sustancias vasodilatadoras como el óxido nítrico y que, al quitarse las bandas, se produzca una hiperemia, es decir, que llegue más sangre. Así se mejora el oxígeno en sangre, la movilidad e incluso hay una sensación analgésica», concluye Valenzuela, que indica que las bandas BFR son cada vez más populares, aunque hay contraindicaciones.

Bandas compresoras Carlos Alcaraz

Cualquier deportista con problemas de vasculatura debería evitar utilizarlas porque existe riesgo de trombosis y, además, acostumbrarse a su uso no es sencillo. «A algunas personas no les funciona porque provocan una sensación desagradable. Es lo que llamamos efecto nocebo. Es como si te estuvieran tomando la presión arterial durante cinco minutos: se te empiezan a dormir los pies, sientes un cosquilleo... Hay quien no quiere utilizarlas», cuenta el investigador.

Hace un par de temporadas, Alcaraz lucía unas cintas de la marca Akrafit, y este curso utiliza otras de Viok Sport. Aunque esta última es una empresa de Murcia, concretamente de Yecla, no hay en su uso un fin económico; es más, normalmente intenta que no se vean demasiado para evitar posibles conflictos con sus patrocinadores. Un pack como el que él utiliza cuesta unos 150 euros en tiendas como Decathlon o Carrefour, aunque hay modelos más avanzados que pueden superar los 1.000 euros. Esos artilugios permiten regular la presión a través de una aplicación móvil y no obligan a hacerlo de manera manual.

Djokovic gana su torneo en Atenas, suma su título 101 y se borra de las ATP Finals

Djokovic gana su torneo en Atenas, suma su título 101 y se borra de las ATP Finals

Novak Djokovic sigue jugando con el tiempo. A sus 38 años, este domingo sumó su título número 101 en el circuito ATP al imponerse en la final del ATP 250 de Atenas a Lorenzo Musetti por 4-6, 6-3 y 7-5 en un partido que duró casi tres horas. El golpe ganador le llevó al suelo, agotado, exhausto, pero después tuvo fuerzas para levantarse, gritar y romperse la camiseta en una de sus celebraciones más icónicas.

Después confirmó que no jugará las ATP Finals que empiezan este domingo, pero ante Musetti reapareció una certeza: sólo Jannik Sinner y Carlos Alcaraz pueden derrotarle. El italiano sufre en los momentos tensos y todavía debe mejorar, pero no deja de ser un Top 10 de 23 años con golpes y piernas para cualquier cosa. Pese a ello, el serbio fue superior.

Musetti empezó consistente y se llevó el primer set apoyado en un saque sólido y golpes profundos desde el fondo, pero poco a poco se fue deshachiendo. Djokovic, lejos de perder la calma, ajustó su estrategia: pese a la diferencia de edad, alargó los intercambios y obligó a su rival a tomar decisiones. Con el empate, el tercer set fue una prueba de resistencia. Hubo 'rallyes' inacabales y hasta 11 oportunidades de rotura entre ambos.

Con su victoria, Djokovic le robó un récord a Federer, el de títulos sobre pista dura (72) y, lo que es más importante para él, añadió valor al ATP 250 de Atenas, su torneo. El tenista más laureado de todos los tiempos es el dueño de la licencia de organización y esta temporada decidió alejarlo de Belgrado por su conflicto abierto con el gobierno de Serbia.

"Han sido tres horas de un partido agotador físicamente, superexigente. Lorenzo ha jugado realmente bien. El partido no era de nadie. Felicidades a él por su actuación y estoy muy orgulloso de mí mismo", dijo Djokovic que poco después anunció su adiós de las ATP Finals. Su plaza como rival de Alcaraz será ocupada por Felix Auger-Aliassime mientras Musetti entrará como octavo participante.

Carles Coll, un campeón mundial de natación que da clases particulares a 80 euros la hora: "Es guay ayudar a otros a mejorar"

Carles Coll, un campeón mundial de natación que da clases particulares a 80 euros la hora: “Es guay ayudar a otros a mejorar”

Ir a nadar paseando junto a una muralla romana ya es un privilegio, pero este verano los socios del Club Natació Tarraco tenían otro: a su disposición, como profesor de técnica, Carles Coll, el mejor nadador español en la actualidad. Durante varias semanas en agosto, el vigente campeón del mundo en piscina corta de los 200 metros braza ofrecía sus conocimientos en clases particulares a 80 euros la hora o 50 euros la media hora. Fue un exitazo. Nadadores y triatletas de la zona de Tarragona llegaron a formar grupos para atender a sus explicaciones y no le quedó ni un hueco libre en la agenda. Hubo muchas preguntas específicas, pero también algunas personales: «¿Necesitas estar dando clases particulares?»

«La verdad es que no lo hice por lo económico. Había competido en el Mundial, estuve de vacaciones con un amigo por Indonesia y, al volver a casa, tenía unas semanas libres. A nadie le va mal ganar un poco de dinero, pero las clases me sirvieron sobre todo para volver al agua y compartir todo lo que sé sobre natación. Me parecía guay resolver dudas, dar consejos, ayudar a otros a mejorar», comenta Coll en conversación con EL MUNDO desde Blacksburg, una pequeña ciudad de Virginia, en Estados Unidos, adonde ya ha vuelto a entrenar para prepararse para el año que viene.

El espectáculo del último Mundial

Recientemente graduado en Nutrición en la Universidad de Virginia Tech, hace unos meses valoró otros futuros posibles, como irse a entrenar a Australia, pero en el último Mundial confirmó que la mejor opción era seguir en Virginia a las órdenes del entrenador español Sergi López. En el campeonato más importante, en la final de los 200 metros braza, Coll salió a un ritmo por debajo del récord del mundo y así se mantuvo durante media prueba, aunque al final se desfondó y llegó el último. El resultado no fue el mejor. Pero las sensaciones, ¡guau!

«Ahí aprendí que ya estoy en el top mundial. Ahí vi que, puliendo algunos detalles, puedo ganar cualquier competición. De aquí a los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028 me centraré completamente en la natación para intentar ganar una medalla. Aunque ya no estudio, sigo entrenando con el mismo equipo universitario, sigo con Sergi y sigo haciendo el mismo tipo de entrenamientos. Es el camino que me funciona», reconoce Coll, que en 2024 ya había ganado el oro en la misma prueba en piscina corta, la hermana pequeña de la natación.

Al acabar sus estudios en la universidad de Virginia Tech, ¿no valoró regresar a España?
La verdad es que no. En España sólo se puede mantener el alto nivel en un Centro de Alto Rendimiento y no me veo entrenando en un sitio así. Ya lo hice entre los 15 y los 17 años y sería como volver a la adolescencia. Hay varios motivos por los que España no consigue montar más grupos de natación de alto nivel, y uno de ellos es que, a los 18 años, hay que elegir entre natación y estudios. No se puede compaginar. Si no me hubiera ido a Estados Unidos, yo también lo habría dejado. Es lo normal.

Progenitores en la piscina

Los éxitos de Coll nacen en un pasado anterior a su propio nacimiento. Ahora recibe los consejos de López, que fue bronce en los Juegos Olímpicos de Seúl 1988 en su misma prueba, los 200 braza, pero antes ya contaba con asesores expertos. Su padre, Adolf Coll, fue velocista: llegó a nadar en la final del relevo 4x100 estilos del Mundial de 1991 junto al propio López, Martín López Zubero y Josele Ballester, y su madre, Mireia Martí, era especialista en espalda. Por ellos Coll se lanzó a la piscina en el Reus Ploms y el Tarraco antes de pasar por el CAR de Sant Cugat y emigrar a Estados Unidos.

Cuenta que durante algunos años el fútbol le tentó, pero que la mayor amenaza para su carrera fue realmente un problema en los escafoides que le obligó a pasar por quirófano poco después de llegar a Virginia. Aquello le dejó sin la posibilidad de clasificarse para los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, por ejemplo, aunque tras la rehabilitación recuperó el tiempo perdido. Ya cuenta con varios récords de España, medallas internacionales y, a la espera de Hugo González, es el líder de la selección para este ciclo olímpico. Menudo currículum para un profesor de clases particulares.

¿Qué hay detrás del número uno del ranking? Alcaraz, Sinner, un torneo para decidir el año y cuánto dinero está en juego

¿Qué hay detrás del número uno del ranking? Alcaraz, Sinner, un torneo para decidir el año y cuánto dinero está en juego

En sus manos, el árbol del artista Lucio Fanti, uno de los trofeos más bonitos del tenis; en su cuenta del ranking ATP, 11.500 puntos. Jannik Sinner se proclamó este domingo campeón del Masters 1000 de París y regresó al número uno del mundo, por delante de CarlosAlcaraz y sus 11.250 puntos. Más allá del dúo, Felix Auger-Aliassime es uno de los rivales más peligrosos en pistas duras bajo techo, pero el italiano también le derrotó en la final en solo dos sets, como ya había hecho ante sus anteriores adversarios.

Ahora el año sigue abierto. Parecía imposible después del éxito del español en el último US Open; ya no lo es. Pese al enorme vacío de los tres meses de sanción por dopaje, Sinner todavía podría acabar 2025 en lo más alto del ranking mundial, como ya hizo el año pasado. No depende solo de él, necesita ganar prácticamente todos los partidos que restan, pero no es imposible.

Las ATP Finals de Turín serán más concluyentes que nunca. A partir del próximo domingo y hasta el día 16, Sinner y Alcaraz envidarán el número uno. El español necesitará ganar los tres partidos de la fase de grupos o alcanzar la final; el italiano deberá levantar la antigua Copa de Maestros y esperar un fallo de su rival. El primero llega con cierto cansancio mental y dudas sobre su rendimiento en pista cubierta; el segundo, lanzado y en plena racha. Con esas cábalas sobre la mesa, la tensión será mayor que nunca en el último torneo del curso. Pero, ¿qué se juegan realmente?

El bote, para Alcaraz

El prestigio, principalmente. Quien acabe la temporada como número uno del ranking ATP será, por definición, el mejor tenista del año o, como mínimo, el más regular. Desde la creación de la lista en 1973, el récord de temporadas cerradas en el número uno lo tiene Novak Djokovic con ocho, seguido por Pete Sampras con seis y Jimmy Connors, Roger Federer y Rafa Nadal con cinco. Alcaraz terminó 2022 en lo más alto y Sinner lo hizo en 2024, así que este 2025 decidirá el desempate. Quien domine se quedará con ese honor: apunte para la historia, recompensa para uno mismo. Todo lo demás será un hito vacío. Celebre quien celebre en Turín, el número uno volverá a estar en juego en el Open de Australia de enero, y no hay un bonus económico específico por lograrlo.

DIMITAR DILKOFFAFP

De hecho, en materia de premios, Alcaraz ya ha ganado. Si se descuentan los ingresos por exhibiciones -en especial los más de cinco millones de euros del Six Kings Slam de Arabia Saudí que se embolsó Sinner-, el español terminará la temporada con un botín mayor que su gran rival. Su suma de premios supera los 16 millones de euros, mientras que el italiano ronda los 14 millones. En las ATP Finals habrá menos de un millón en juego, aunque el reparto del 'bonus pool' del circuito inclinará la balanza aún más.

Alcaraz ingresará al menos 3,8 millones adicionales por ser el mejor en los Masters 1000 -campeón en Montecarlo, Roma y Cincinnati- y otro millón por dominar los ATP 500 -vencedor en Rotterdam, Queen's y Tokio-. En principio, su ausencia en los Masters 1000 de Madrid, Canadá y Shanghái podría restarle parte de esa bonificación, pero la cantidad quedará compensada por ingresos variables ligados a puntos y participación promocional, como en Madrid. Por su parte, Sinner no podrá optar al 'bonus pool' de los Masters 1000 por haberse perdido cuatro de ellos -Indian Wells, Miami, Madrid y Canadá, además de Montecarlo, no obligatorio- y apenas recibirá bonificaciones por su actuación en los ATP 500.

«En Turín será otra historia»

En definitiva, en las ATP Finals estará en juego un trocito de historia y la honra, poco más. Ambos, de hecho, llevan semanas restando importancia a su disputa por el número uno.

«Ser el número uno siempre es especial, claro, pero lo que más me motiva ahora es disfrutar del tenis y seguir creciendo. Si lo consigo, genial; si no, habrá otra oportunidad», comentó Alcaraz, antes de su decepción en el torneo parisino, seguramente su peor competición de este 2025. «El ranking va y viene, lo importante es cómo terminas la temporada y las sensaciones que te deja. Ganar en París me da confianza, pero sé que en Turín será otra historia», añadió Sinner, nuevamente con un trofeo entre las manos, nuevamente en el número uno del ranking ATP.

Sinner se impone en la final del Masters 1000 de París y le arrebata el número uno del ranking a Alcaraz

Sinner se impone en la final del Masters 1000 de París y le arrebata el número uno del ranking a Alcaraz

Entre las ambiciones históricas de Carlos Alcaraz hay una que se presenta más inaccesible que el resto, empinadísima, esquiva: acabar las temporadas como número uno del ranking mundial. Lo hizo en 2022, pero desde el año pasado Jannik Sinner se ha convertido en un adversario desmesurado. La lista ATP premia la regularidad, y ahí el italiano continúa un paso por delante. Pese a los tres meses de sanción que cumplió en primavera, Sinner recuperó este domingo el número uno después de imponerse a Felix Auger-Aliassime por 6-4 y 7-6(4) en la final del Masters 1000 de París.

Es su quinto título de la temporada, después del Open de Australia, Wimbledon y los ATP 500 de Pekín y Viena; un éxito que le sitúa con opciones reales de cerrar 2025 en lo más alto. Sinner y Alcaraz se lo jugarán todo en las ATP Finals, que se disputarán del 9 al 16 de noviembre en Turín. El español mantiene una ligera ventaja: para recuperar el número uno depende de sí mismo. Necesita ganar los tres partidos de la fase de grupos o alcanzar la final del torneo. Pero ante cualquier tropiezo, Sinner está preparado para aprovecharlo.

Como ya ocurrió en 2024, este curso el italiano sólo ha encontrado oposición real en Alcaraz, que le ha derrotado en cuatro finales; el resto de rivales apenas logran inquietarle. Este domingo, frente a otro especialista en pista dura indoor como Auger-Aliassime —uno de los jugadores más físicos y potentes del circuito—, su victoria nunca pareció en duda. El canadiense resistió especialmente en los compases finales, pero la consistencia del italiano terminó imponiéndose con la misma serenidad que le caracteriza-

En su recorrido hasta la final del Masters 1000 de París, Sinner no había cedido ni un solo set y apenas concedió opciones a sus rivales. De hecho, sólo Francisco Cerúndolo, en octavos, consiguió arrebatarle más de cuatro juegos en un mismo parcial, un 'hito' que repitió Auger-Aliassime. "Está claro que no estoy al 100%", admitió entonces, sin precisar la naturaleza de sus molestias físicas. Pero en los días siguientes no mostró signo alguno de debilidad. Desde su regreso en mayo apenas ha tenido descanso, igual que Alcaraz, y seguramente sólo acuse el desgaste acumulado.