El Bayern no da tregua al Arsenal y vuelve a colarse en semifinales

Actualizado Miércoles, 17 abril 2024 - 23:39

El Bayern vuelve a las semifinales de la Liga de Campeones, el halo de luz que puede iluminar una temporada aciaga. Se atrincheró ante un Arsenal que logró llevar la eliminatoria viva pero que fue incapaz de dañar al equipo de Tuchel. Apenas tuvieron oportunidad porque, como obreros de una siderurgia, los bávaros se arremangaron para que la eliminatoria no se escapara hasta que se agarraron al solitario gol de Kimmich.

Hubo demasiado respeto entre los dos equipos en el arranque del partido, como si el duelo en Londres hubiera dejado una profunda huella en ambos además de un empate que no daba ventaja a ninguno. Para el Bayern el 2-2 en el Emirates fue un aviso de que en un segundo se le puede escapar la única competición en la que sigue vivo. Para el Arsenal un recuerdo de que los errores se pagan caros y no siempre se pueden enmendar en el último instante.

Se tantearon y se protegieron, sin querer descubrir las cartas, pero los alemanes, jaleados, despertaron a los 20 minutos, justo cuando Musiala cogió el mando empezó a entrar en juego. Lanzó primero el ataque por la banda derecha para que Guerreiro y Mazraoui se plantaran en el área y el marroquí sacara un disparo cruzado que rozó en White para desviarse junto al poste de David Raya. Después fue él mismo quien probó con un disparo desde la frontal.

No se asustó el Arsenal. Buscaba Arteta que Jorginho mordiera los tobillos del alemán y logró incomodarle lo justo para que le costara lanzar al Bayern. Lo sufrió Harry Kane, desesperado y pasando de puntillas por el duelo, sin poder acercarse con peligro a la meta del Arsenal. Esa idea tenía un coste, y es que Havertz y Saka anduvieron tan perdidos como el goleador inglés.

La prioridad de los gunners era no equivocarse, manejar la pelota con ritmo mientras encontraba cómo acelerar para crecer. Encajado el primer golpe de los bávaros, Odegaard apareció para provocar que Neuer, a mano cambiada, salvara su disparo y para servir un centro a Martinelli que no logró empujar la pelota desde el punto de penalti. Era el aviso de que serían valientes y que la pelea por las semifinales estaba muy viva.

Se lo debió recordar Tuchel a sus jugadores en el vestuario. La Champions es la tabla de salvación a la que se agarran los alemanes, poco acostumbrados a cerrar las temporadas en blanco. La efervescencia con la que arrancaron la segunda parte tuvo pronto premio. Un testarazo de Goretzka se estrelló en la escuadra y el rechazo lo cazó Guerreiro y lo desvió al poste Saliba. Empezaba a engrasarse el Bayern y logró que apareciera Sané, se colara hasta la linea de fondo para colocar un centro pasado al segundo palo que recogió Guerreiro para pensar, colocarse y telegrafiar un centro perfecto que no dudó en rematar Kimmich en plancha.

El Bayern acababa de dar un pase de gigante en una eliminatoria incómoda que estaban logrando domar. Pudo sentenciarla Sané, pero envió a la grada el balón raso que le sirvió Guerreiro. No era capaz del Arsenal de crearles problemas, pero seguían expuestos a que un latigazo de los ingleses les llevara a una peligrosa prórroga.

Lo sabía Arteta y buscó a Trossard y a Gabriel Jesús para conectarse y asustar más. Contrarrestó Tuchel buscando piernas frescas con las que resistir lo que suponía que iba a ser el asedio gunner y encomendarse a rápidas transiciones que dibujaba Musiala.

Lo primero no ocurrió. El Arsenal no fue capaz de agitar el partido ni en la locura de los instantes finales. Tenían vida extra a un gol, pero la desesperación guiaba sus ataques. Tanto que desperdició una falta en la frontal en el tiempo añadido con la que Saka quiso sorprender. Murió el equipo de Arteta sacando de córner, incapaz de tumbar al Bayern.

Las territoriales abandonan a Pedro Rocha y envían una carta al CSD para ofrecer colaboración ante una posible intervención

Actualizado Miércoles, 17 abril 2024 - 17:24

Las federaciones territoriales de fútbol empiezan a apartarse de Pedro Rocha. La unidad de la que alardeó cuando se convirtió en el único candidato que reunió los avales para aspirar a la presidencia no ha tardado en demostrarse falsa. Nueve presidentes han enviado una carta al Consejo Superior de Deportes en la que, ante la situación de descrédito que vive la RFEF, se ponen a disposición del Gobierno y de la FIFA para empezar a enmendar el daño reputacional que vive el fútbol español desde el pasado mes de agosto, según ha podido constatar El Mundo.

Javier Landeta (País Vasco), Kepa Arrieta (Álava), Manu Díaz (Guipúzcoa), Iñaki Gómez (Vizcaya), Paco Díez (Madrid), Marcelino Maté (Castilla y León), Pablo Burillo (Castilla-La Mancha), Salvador Gomar (Comunidad Valenciana), y Juan José Arencibia (Las Palmas) han puesto por escrito su deseo de colaborar para buscar una transición que permita llegar a las elecciones a la próxima asamblea, que se celebrarán después de los Juegos de París, sin más sobresaltos, considerando imposible que se perpetúe por más tiempo una situación en la que el único candidato a presidente, Pedro Rocha, está imputado en el caso Brody y al borde de la inhabilitación por extralimitarse en sus funciones, como toda la gestora que sucedió a Rubiales y que ahora debía vigilar el proceso electoral.

No son los únicos que ven dudas, pero sí los se han decidido a dar un paso al frente. Con Rocha quedan alineadas claramente federaciones como la gallega Rafael Louzá, o la murciana, con José Miguel Monje.

Este panorama de desgobierno lleva camino de derivar en la intervención de la RFEF por parte de la FIFA para ordenar un relevo en la presidencia que lleva enturbiado desde la dimisión de Luis Rubiales, a lo que se han añadido las operaciones judiciales contra la corrupción que han afectado a otros altos cargos y asesores externos.

Estos nueve presidentes se ofrecen al CSD después de haber concedido los avales de los asambleistas de sus territorios a Rocha para que pudiera ser candidato. Para algunos de ellos, muy críticos con el sucesor de Rubiales desde el primer momento, no fue una decisión fácil. Algunos aún son miembros de la gestora -sólo tres dimitieron tras fracasar en su intento de impulsar la celebración de elecciones para designar a un sustituto con plenos poderes hasta otoño-, y todos vieron cómo Rocha parecía tener el horizonte despejado para ser elegido. Eso, y las presiones a clubes, jugadores y colegiados con voto que llegaron desde los territorios afines al extremeño, hicieron pensar que un enfrentamiento frontal hubiera tenido consecuencias para la federación que lo encabezara. "Dar un aval no es dar el voto", recuerdan desde el entorno de uno de los firmantes de la carta.

Pese al apoyo expreso, algunos presidentes ya estaban sufriendo las consecuencias de su postura crítica. Lo vieron escenificado en los actos de la final de la Copa del Rey entre el Mallorca y el Athletic en Sevilla el pasado 6 de abril. Sin Rocha en el palco, tras su dimisión para ser candidato, los bloques empezaban a dibujarse.

Ahora es ya abiertamente cuando este grupo de nueve de las 23 territoriales, lo que supone un 40%, se desmarca de una gestión que consideran cada día más dañina. El ofrecimiento está abierto al resto y los firmantes espera que el grupo crezca cuando el TAD y la comisión directiva del CSD se pronuncien y tras la contundencia que su presidente, José Manuel Rodríguez Uribes, mostró en el Congreso.

El Valencia se atrinchera en otro gol de Almeida y llama a la puerta de Europa

El Valencia se atrinchera en otro gol de Almeida y llama a la puerta de Europa

No todo sale mal en este Valencia jibarizado por Peter Lim. El equipo de Rubén Baraja ha expulsado los demonios que mordieron sus tobillos la temporada pasada y, sin miedo a un futuro que sigue siendo incierto, busca la proeza de colarse entre los siete equipos españoles que pelearan las competiciones europeas la próxima temporada. En apenas once días ha cogido carrerilla con siete puntos, dos victorias fuera de casa gracias a los goles de André Almeida y la alianza de la fortuna, que en El Sadar les llevó a sobrevivir ante un Osasuna atosigante que acabó fallando un penalti en el tiempo añadido. [Narración y estadísticas]

Entre fiasco y fiasco de jugadores comprados y vendidos por intereses que apuntan más allá de lo que ofrecen en el campo, a veces aparecen talentos que ilusionan. Hace un año fueron el ramillete de canteranos con Javi Guerra y Diego López a la cabeza, los mismos que sostienen la esperanza europea del valencianismo en esta temporada brillante. Ahora cuando falta sólo dar el zarpazo definitivo para cumplir el sueño de la grada y, sobre todo, del vestuario aparece André Almeida.

Apadrinado por Lim, infrautilizado hasta la llegada de Baraja al banquillo, estaba destinado a ser el hombre que desencadenara el ataque del equipo cerquita del área, pero la espalda le martirizó y lo condenó a la grada durante tanto tiempo que parecía que no llegaría a ser el revulsivo necesitaba el equipo. Sin embargo, reapareció para darle al Valencia dos goles justo cuando más los necesitaba: en Granada y en El Sadar de Pamplona para que los valencianistas golpeen ya con los nudillos las puertas de Europa.

Se plantó el Valencia ante Osasuna con descaro. Con la visita del Betis a Mestalla en el horizonte, era un partido con doble premio. Aguantó el arreón inicial de los rojillos, pendientes de homenajear a Jagoba Arrasate en el primer partido desde que anunció su marcha, y esperó su momento para estirarse. El rival no estaba cómodo y de una cadena de errores apunto estuvo Hugo Duro de sacar provecho, pero se enredó. Encaraba la puerta vacía por la salida en falso de Sergio Herrera y, por querer acomodarse el balón para el golpeo con la izquierda, apareció el pie de Hernando para salvar el gol que el valencianismo ya cantaba. Ni el propio delantero entendía cómo pudo equivocarse.

No cayó en el lamento el resto del equipo y Diego López, habilitado para moverse desde la orilla izquierda al centro, encontró a Almeida en el borde del área para que cruzara un derechazo buscando la base del poste que sorprendió a Herrera. Otro gol para endulzar el regreso y empezar a soñar. El Valencia tenía contra las cuerdas a los rojillos, tanto que hasta Jesús Vázquez se atrevió al buscar el segundo.

No tuvo más remedio Osasuna que espabilar. Se ajustó y lo hizo para morir en la primera parte en el área de Mamardashvili. Salvó Mosquera, imperial, un disparo de Moncayola y Moi Gómez, después de una jugada trenzada que nació de un córner, estrelló en la cepa del poste una pelota que desvió Javi Guerra. No fue la última ocasión para evitar irse al descanso en desventaja, pero el disparo de Rubén García tras una descarga de Budimir no cogió portería.

En la segunda mitad, Osasuna se aceleró buscando un empate que les daría alicientes para no acabar la temporada en tierra de nadie. No hubo manera que de llegara. Lo intentó Budimir, siempre azuzado por un Mosquera que no le dejaba respirar, y Rubén García hasta que Arrasate lo mandó al banquillo. Necesitaba una presión asfixiante que no dejara al Valencia soltar latigazos. Había que dominar y contener lo más cerca posible de su área y allí se instaló Osasuna. Probó sin cesar Budimir, tuvo la ocasión Herrando con un cabezazo a centro de Rubén Peña pero la mejor ocasión no llegó hasta el tiempo añadido.

En el 93, Guillamón despejó la pierna de Budimir en el área y, tras una larga revisión de VAR, Munuera Montero señaló el penalti. El croata, uno de los máximos goleadores de la Liga, se puso ante Mamardashvili. El delantero no había fallado un penalti y el guardameta llevaba sin encajar los tres últimos que le habían lanzado. Esta vez, la fortuna cayó de lado del georgiano, que tenía estudiado cuánto espera el balcánico para lanzar. Aguantó, provocó la duda y que en lugar de golpear, de manera incomprensible y torpe, sólo consiguiera empujar la pelota mansa a las manos del valencianista. No es de extrañar que hasta tres veces le pidiera perdón a su entrenador.

Se esfumaba el sueño de despedir a Arrasate en competición europea y nace la fe en que este Valencia resiliente lo tiene en sus botas.

Movistar despide al Mono Burgos por su comentario sobre Lamine Yamal y apercibe a Susana Guasch

Movistar despide al Mono Burgos por su comentario sobre Lamine Yamal y apercibe a Susana Guasch

Movistar Plus ha decidido despedir a Germán El Mono Burgos tras su comentario sobre Lamine Yamal en la previa del encuentro de la Liga de Campeones entre el PSG y el Barcelona. El ex asistente del Atlético de Madrid, colaborador del espacio que presentaba Susana Guasch, realizó el siguiente comentario cuando vio al joven atacante azulgrana dar toques a un balón: "Ojo, si no le va bien termina en un semáforo".

Tras analizar la situación, Movistar ha anunciado hoy que deja de colaborar con Burgos. "En cumplimiento del código interno de conducta de Movistar Plus+, que contempla una política de tolerancia cero con cualquier comportamiento discriminatorio, la plataforma ha tomado medidas tras el episodio vivido anoche. Movistar Plus+ y Germán 'El Mono' Burgos dejarán de colaborar con carácter inmediato en los programas de la plataforma", anunció la cadena, que además advirtió que "se apercibirá a los presentadores del espacio donde se produjeron estos comentarios", en referencia a Susana Guasch.

El comentario provocó la indignación de la afición culé y la negativa del Barcelona y el PSG a dar entrevistas a la cadena después del encuentro. El conjunto azulgrana, que salió vencedor por 2-3, se sintió "ofendido y enfadado".

Al término del partido, el periodista Ricardo Sierra informó desde el Parque de los Príncipes de que el Barça no atendería a los micrófonos de la cadena por el comentario del Mono Burgos, y pidió disculpas en nombre de Movistar Plus+ al Barça y al jugador.

"Entiendo que muchos espectadores esperaban que tuviésemos alguna conversación o entrevista con el Barça. Pero la UEFA, PSG y Barça nos han notificado que no nos iban a atender porque estaban tremendamente enfadados con un comentario que se ha vertido en nuestro plató durante la previa. Por tanto, no nos iban a hacer ninguna entrevista, no hemos estado afortunados. Pedir disculpas desde aquí. Lo debemos hacer también desde el plató".

También lo hizo desde el plató el ex jugador argentino. "Ojalá hubiera tenido yo la habilidad de este chico. Fue un comentario sin querer herir a nadie y pido disculpas. Haciendo una humorada te metes en problemas y, en estos tiempos, tienes que aceptarlo y pedir disculpas", aseguró.

Horas después, la propia plataforma envió un comunicado pidiendo disculpas: "Con motivo de los desafortunados comentarios de uno de los colaboradores de Movistar Plus+ en la previa del partido de la UEFA Champions League entre el PSG-FC Barcelona sobre el jugador azulgrana Lamine Yamal, la plataforma pide disculpas públicamente".

El Barça y el PSG vetan a Movistar por un comentario del Mono Burgos sobre Yamal: “Si no le va bien termina en un semáforo”

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:40

El FC Barcelona y el PSG se negaron a atender a los micrófonos de la televisión que en España tiene los derechos de retransmisión del Champions League, Movistar Plus+, tras el vibrante duelo en el Parque de los Príncipes. El conjunto azulgrana, que salió vencedor por 2-3, se sintió "ofendido y enfadado" por un comentario que minutos antes del inicio del encuentro y desde el plató en Madrid hizo Germán 'Mono' Burgos sobre Lamine Yamal.

El joven futbolista del Barça fue protagonista en el calentamiento porque de manera permanente desde la grada era señalado con punteros láser y, cuando enfilaba el túnel de vestuarios seguido por las cámaras, lo hizo dando toques al balón. Eso provocó el comentario del ex guardameta del Atlético que acabó ofendiendo a los culés y, por solidaridad, al PSG. "Ojo, si no le va bien termina en un semáforo", dijo.

Al término del partido, el periodista Ricardo Sierra informó desde el Parque de los Príncipes de que el Barça no atendería a los micrófonos de la cadena por el comentario del Mono Burgos, y pidió disculpas en nombre de Movistar Plus+ al Barça y al jugador.

También lo hizo desde el plató el ex jugador argentino. "Ojalá hubiera tenido yo la habilidad de este chico. Fue un comentario sin querer herir a nadie y pido disculpas. Haciendo una humorada te metes en problemas y, en estos tiempos, tienes que aceptarlo y pedir disculpas", aseguró.

El Barça minimiza a Mbappé y conquista el Parque de los Príncipes

Actualizado Miércoles, 10 abril 2024 - 23:22

Que París no se acabe nunca, debió de pensar el Barça porque allí, en el Parque de los Príncipes, se agigantó, superó sus demonios ante un PSG tan letal como inconsistente. Fue más resistente y también más valiente para salir vivo de una eliminatoria que se antojaba una trampa mortal y que, sin embargo, le da ligera ventaja en el camino hacia las semifinales. [Narración y estadísticas (2-3)]

Creyó el Barça que se podía vivir cómodamente ante Mbappé y su tropa en unos cuartos de la Champions. Incluso que se le podía hacer daño. Lo sintió después de 20 minutos en los que se hormigonó y fue viendo cómo no tenía enfrente un rival imbatible. Lo detectó Raphinha cuando aprovechó un pase larguísimo de Ter Stegen para provocar el error de un tembloroso Donnarumma y obligar a Lucas Beraldo a rebañar lo que ya parecía el primer gol.

Son mortales y en las transiciones tenían los azulgranas un arma que iban a explorar mientras el PSG probaba con disparos lejanos de Lee o Asensio, dos apuestas de Luis Enrique, y Mbappé no sacaba ventaja de sus endiabladas carreras hacia el área. Le aguantó el primer mano a mano Araújo con la ayuda de Koundé y entre todos consiguieron que la movilidad que generaba en el ataque junto al mallorquín y a Dembélé fuera estéril. No presentó el astro francés sus credenciales a ser decisivo en los próximos Clásicos de LaLiga.

Cubarsí, frente a Mbappé

Desde esa solidez, el Barça creció. No será con el purista ADN culé, pero sí con una eficacia que le hace sostenerse en los partidos. Nuno Mendes salvó bajo palos el remate de Lewandowski en un saque de córner y Raphinha, ante las dudas del guardameta, probó desde la frontal. Le habían cogido la medida a los parisinos con una presión y una aceleración precisa desde los costados que emborronar el plan de Luis Enrique.

El polaco desquiciaba a los centrales y Lamine Yamal encontraba los espacios en la orilla para desequilibrar, lo mismo que Raphinha. Si el peligro del PSG podía llegar casi desde cualquier parte, el del Barça, también. Hasta emergió la figura del púber Pau Cubarsí para graduarse en un gran escenario europeo plagado de estrellas. Primero viendo solo a Lewandowski, que se revolvió en el centro del campo y encontró a Yamal, otro cuyo descaro le llevó a probar con un centro que Donnarumma interpretó como un disparo y su salida en falso dejó a Raphinha la portería vacía para adelantar al Barça. Si en Cubarsí nació ese gol, en el jovencísimo central tuteó a Mbappé primero en estático y después en carrera.

Con ese chute de confianza se fue el Barça al descanso. El marcador era corto y justo, tanto que se nubló en los cinco primeros minutos de la segunda parte. Sin casi colocarse sobre el césped, apareció Dembélé, se apoyó en la carrera hasta línea de fondo de Mbappé y el remate del ídolo francés lo escupió Araújo a los pies de su ex compañero. Recortó a De Jong y cruzó un disparo incontestable.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.

Los futbolistas del Barça celebran un gol ante Mbappé.AFP

No se había recompuesto el Barça y en esa descomposición encontró hueco Vitinha en el área para marcar el segundo tanto y Barcola para estrellar el tercero en palo. Necesitaba el Barça salir de las cuerdas y Xavi no lo dudó. Para sobrevivir en París había que ser valiente y generar en el rival las mismas dudas de por dónde llegaría el peligro que sus jugadores estaban acusando. El mejor para este ejercicio de prestidigitación era Pedri.

Ni las semanas de lesiones hacen que pierda su diálogo con la pelota. La primera que tocó acabó convertida en un globo que sorteó la defensa parisina y Raphinha cazó en un remate acrobático. El Barça se levantaba con la magia del canario y el duelo se enloquecía. Barcola probó con un mano a mano del que salió ganador Araújo y, otra vez Dembélé, rey del caos, se estrelló en el poste. La respuesta la dio Joao Félix con un centro raso que iba a embocar Ferran Torres cuando apareció Nuno Mendes. Nadie tenía miedo, como si no hubiera un partido de vuelta, como si nada pudiera perderse. Entonces Gündogan telegrafió un saque de esquina a la cabeza de Christensen al segundo palo para agigantar al Barça en una eliminatoria muy viva.

La gabarra para la generación de Nico y Agirrezabala y la cerveza de Valverde: "40 años para coger la Copa y no queremos soltar jamás"

La gabarra para la generación de Nico y Agirrezabala y la cerveza de Valverde: “40 años para coger la Copa y no queremos soltar jamás”

Cuando Julen Agirrezabala y Nico Williams nacieron, la gabarra llevaba 18 y 16 años sin pasear a un campeón por la ría de Bilbao. Nadie de su generación ha visto al Athletic alzar la Copa del Rey, cinco veces han llorado que se les escapó y ambos se conjuraron y fueron clave para levantarla 40 años después. Les costó 120 minutos probar de todas las formas posibles cómo batir a un combativo Mallorca que los llevó hasta una tanda de penaltis en la que no fallaron. La gabarra, por fin, volverá al agua el próximo jueves.

Fue Iker Muniain quien recorrió los escalones hasta el palco de La Cartuja para recoger de manos del Rey Felipe el título. A final de la larga fila de autoridades estaba Iribar, con lágrimas en los ojos. Como el mítico guardameta, el capitán navarro sabe lo que ha costado volver a ser campeones. "Una barbaridad, muchas derrotas, muchas lágrimas, muchos momentos amargos. Hoy saboreamos el lado bueno del fútbol. 40 años han pasado para coger la Copa y no soltarla jamás", aventuró.

Buscó Iker a otro veterano, De Marcos, para volver a levantar una Copa que llegó pronto a las manos de Ernesto Valverde. No rehuyó el protagonismo como tampoco se libró del manteo.Técnico siempre comedido, agarró el trofeo, caminó en solitario hacia la grada rojiblanca de La Cartuja y, sin dejar de sonreír dejó la Copa en el punto de penalti desde donde se acababan de proclamar campeones. No tiene comparación con ninguno, Sólo hay que ver cómo estaba el campo lo que significa para esta afición. Al final fue en los penaltis, porque también hemos sufrido", admitió el técnico, que miraba de reojo los lanzamientos pero se alegró de la parada de Agirrezabala. "Ha jugado partidos muy comprometidos antes de esta final, como contra el Atlético o el Barça", destacó Valverde.

No será la que se vio en el césped su única celebración, que tendrá que planear. "Me había negado a pensar cómo celebrarlo y ahora tendré que hacerlo. Cuando estaba en Grecia, después de una final aparecíamos en un bar perdido para comer un gyros (un sandwich con pan de pita) y beber cerveza. Algo así haremos", confesó el entrenador mientras la fiesta seguía en el césped.

Una valla cedió

Celebró el Athletic con su afición tan de cerca que una valla del fondo cedió ante la eufórica cercanía de los jugadores sin que se lamentaran daños y al unísono con su plantilla de campeones abrazada en el área entonaron el Txoria Txoi antes de que Asier Villalibre sacara su mítica trompeta y Unai Simón y Yuri se pasaran un ratito cortando la red donde acabaron los cuatro penaltis pateados por el Athletic.

No llegó a patear Nico Williams, que fue el peligro, el mejor jugador del partido, el talento al que se agarraron los rojiblancos. «No puedo esperar más a subir a la gabarra. Llevamos mucho tiempo persiguiendo esto, desde el parque hasta este estadio. El año pasado fallé dos ocasiones en las semifinales y ahora esto es un sueño. Por mi familia, mi hermano, De Marcos, estoy feliz de haberlo logrado en el club de mi vida».

Ese sueño lo cumplirá el próximo jueves y tendrá un protagonismo especial: "Siempre he sido el hermano de, pero ahora me estoy haciendo mi nombre".

Julen Agirrezabala ataja el lanzamiento de Morlanes.

Julen Agirrezabala ataja el lanzamiento de Morlanes.J. REINAAFP

Lo mismo sentía Julen Agirrezabala, otro veinteañero a quien le han contado la historia de cuando fueron los mejores. En este partido fue creciendo hasta atajar las ocasiones del Mallorca, que no fueron muchas pero algunas muy claras, y el penalti de Morlanes que hundió a los de Aguirre con una suerte que muchas veces les salió de cara. Esta vez Dominik Greif no pudo ser el héroe ni llevarse una Copa de regalo de cumpleaños que borrara tres años de calvario de lesiones.

Lo tuvo cerca el Mallorca. Aguirre reconoció más a su equipo que Valverde durante muchos minutos. La Cartuja era rojiblanca y rujía en euskera, pero sus futbolistas estuvieron atenazados por la responsabilidad en toda la primera parte. Les costaba hacer correr a los Williams, que lo peleaban con más corazón que cabeza. Iñaki contra Copete y Lato mientras Nico lograba quebrar a Gio González y Valjent pero no encontraba la portería de Greif.

De la ansiedad se pasó al temblor con el gol de Dani Rodríguez. «Como si jugaras en la plaza» le había dicho al gallego su mujer y por eso no dudó en rematar una pelota escupida por Prados que le ofreció Gio González para que se convirtiera en héroe. Ni Muriqi ni Larin ni Abdón. Aquel chico criado en el Deportivo que en el que llegó del Albacete en el verano de 2018 para jugar en Segunda acercaba al Mallorca a la segunda Copa. Eso pensaba en el palco bufanda al cuello, Rafa Nadal y su entrenador Carlos Moyà. Unas filas más abajo sufría Iríbar viendo a su Athletic tambalearse y a Nico, en un mano a mano escorado contra Greif, estrellar el empate en el exterior de la red antes de que le anularan un tanto por fuera de juego.

Valverde y Unai Simón consuelan a Morlanes.

Valverde y Unai Simón consuelan a Morlanes.JAIME REINAAFP

En el vestuario, Valverde les leyó todo lo que había apuntado en su libreta y hubo un despertar. Si Larin pudo hacer el segundo, nada evitó que su rival se quedara el balón y que el pequeño de los Williams se echara el escudo a la espalda. Se escapó por la banda izquierda, perdió la pelota ante Gio, peleó la recuperación con Samu Costa y asistió a Oihan Sancet para que batiera la meta mallorquinista. Este regalo le convierte en el tercer jugador más goles ofrece a sus compañeros de toda Europa.

Todo empezaba de nuevo aunque, esta vez con un Athletic que se sacudió la tensión para mandar con descaro, jugar y crear ocasiones, pero sin poder evitar la prórroga que puso nerviosos a todos. Pudo cerrar el partido otra vez Nico, pero los 40 años de sequía acabaron de penalti, un castigo que el Mallorca recuerda que ya sufrió en 1998 en su primera final en Mestalla. Al partido le puso fin el largo abrazo de Valverde y Aguirre.

Almeida impulsa al Valencia a Europa y condena al Granada

Almeida impulsa al Valencia a Europa y condena al Granada

El sueño de volver a Europa no es una utopía para el Valencia de los milagros de Rubén Baraja. No será fácil la pelea con rivales como Real Sociedad y Betis y dependiendo de que el Athletic alce la Copa y libere una plaza para Conference League, pero nadie renuncia. En Los Cármenes de Granada había quien buscaba poder soñar y quien trataba de despertarse de una pesadilla. Ganaron los soñadores, el Valencia, con un gol de André Almeida en el minuto 76 en un duelo que nunca consiguieron tener de cara.[Narración y estadísticas]

Los tres puntos ponen al equipo séptimo, un lugar imposible de imaginar porque Baraja sigue teniendo recursos limitados. Se notó durante toda la primera parte, en la que no fue reconocible. Desdibujado y sin energía, se escudó en el guardameta Mamardashvili para frenar todo el ímpetu de un Granada que se aferraba a su última bala en Primera. Gumbau estrelló en la escuadra la primera ocasión sin romper a sudar y el georgiano se encargó de atajar todo lo que rondaba el área y, en especial, un chut de Pellestri. Dominaban los nazaríes, víctimas de nuevo de su desacierto ante un rival que ni siquiera pudo acercarse a la portería. La primera ocasión se la fabricó a trompicones en el 42.

Almeida, decisivo

El paso por el vestuario y la bronca de Baraja los espabiló. Se recolocaron en el campo y Javi Guerra, de un cabezazo, hizo desperezarse al meta Batalla. Los valencianistas necesitaban que alguien encendiera la luz y alumbrara el camino al área. Fue André Almeida.

El portugués es un fichaje que aprovechará Baraja en las ocho finales que le restan. Después de meses con una lesión de espalda, volvió al equipo para desatascarlo justo cuando más falta le hacía. Trianguló con Diego López para poner un centro raso que casi sorprende al portero granadino y, cinco minutos después, controló con el pecho en la frontal el balón despejado por Lucas Boyé de un saque de córner y, con un derechazo con el alma, inclinó el marcador y rompió una igualdad a punto de petrificarse.

Aún tuvo arrestos el Granada de buscar el empate a la desesperada, lo pudo lograr Pellestri, pero el Valencia, esta vez sí, tiró de oficio para amarrar tres puntos le dan la cuarta victoria del año lejos de Mestalla y le colocan en disposición de pensar que Europa ya no está tan lejos.

El Mallorca ensaya la final de Copa atascando al Valencia en Mestalla

Actualizado Sábado, 30 marzo 2024 - 20:59

Un empate a nada, intenso pero estéril y con apenas valor ni para el Valencia, que busca pelear las plazas europeas con recursos limitados, ni para el Mallorca, que necesita poner más puntos de distancia con la zona del peligro, algo que aplaza una semana porque la mirada está puesta en la final de la Copa del Rey ante el Athletic. Como ensayo general sí tuvo valor el empate arañado en Mestalla. [Narración y estadísticas]

Había que parar a un equipo veloz de transiciones rápidas, mucho menos maduro que el Athletic pero igual de eléctrico e impredecible. Y lo lograron sin sufrir. Al veterano Aguirre no le nubló la cita con la historia y optó por una mezcla que le garantizara no correr riesgos al tiempo que maniatar a Valencia. Eso sí, a Greif lo puso bajo palos a modo de calentamiento. La apuesta a punto estuvo de salirle cara cuando Jaume Costa cayó fulminado por un codazo fortuito en el cuello, pero el capitán, que amagó con salir del campo, se sostuvo en la orilla izquierda con solvencia y descaro.

El problema lo tuvo Baraja. A los 14 minutos perdió a Yaremchuk, héroe en la clasificación de Ucrania para la Eurocopa. Una lesión muscular que aliviaba la presión sobre los tres centrales baleares y le dejaba con menos recursos, el talón de Aquiles de un equipo férreo pero limitado de talento y de gol. Bajo una fina y constante lluvia, en Mestalla no se jugó a nada.

Pepelu encontró una grieta para filtrar la pelota al área para Hugo Duro, el único recurso efectivo, pero apareció Nastasic para atajarla. La respuesta fue un disparo lejano y sin fe de Omar Mascarell. El Mallorca comenzaba a acercarse y a encontrar tímidamente a Muriqi, que no pudo cazar un centro de Darder al segundo palo, pero lo arregló Jaume Costa rescatándolo para dejar el golpeo a Nacho Vidal.

Con el duelo trabado, Arias Ortiz señaló un penalti por manos de Mascarell, antes de salir del campo también lesionado, que el VAR le hizo rectificar. Nadie encontraba el camino para descoser al rival. El Mallorca, porque no encontraba a Larin y Muriqi empeñado en asfixiar al Valencia; el equipo de Baraja porque ni Fran Pérez, a quien se le enredaban los pies, ni Peter Federico encendían la chispa que electrificara el ataque.

Aparecen los porteros

A la vuelta del vestuario, Aguirre siguió con su plan pero fue el Valencia quien espabiló para crear la mejor ocasión: una falta de Pepelu que obligó a volar a Greif para estrellarla rozando la cruceta y que Peter, a puerta vacía, no pudo embocar. La mano del meta volvió a aparecer para despejar un cabezazo de Hugo Duro.

Sin alterar sus pulsaciones, el Mallorca tuvo la suya en un cabezazo a bocajarro de Muriqi por encima del larguero.

Se refrescaron los baleares y enloquecieron el partido hasta que apareció Mamardashvili para atajar el remate de Radonjic y de Abdón y sostener el empate a nada.

Mamardashvili, el muro que sostiene al Valencia: “No sabemos su techo”

Actualizado Viernes, 29 marzo 2024 - 23:45

El Valencia tiene al portero más cotizado de LaLiga casi por casualidad. Giorgi Mamardashvili, a sus 23 años, es un pilar del equipo de Rubén Baraja, fundamental para pelear en las últimas 10 jornadas por volver a las competiciones europeas. Ese objetivo era impensable hace un año pero hoy es una realidad a la que el vestuario no quiere renunciar. Entre ellos, el georgiano, que vive el momento más dulce de su carrera.

En la portería del Valencia es indiscutible. Acumula 67 jornadas en la titularidad, es tercero en el Trofeo Zamora -con 32 goles recibidos y sólo superado por Unai Simón y Vallés- y su cotización se ha disparado por encima de los 35 millones. No hay en el campeonato español un cancerbero con mayor valoración. "Es un jugador que gana puntos y nos sostiene partidos", aseguró sin dudar Baraja. "No sabemos su techo", apostilló.

Llegó a Valencia en 2021, sin hablar ni una palabra de castellano, con un sueldo de 70.000 euros brutos anuales y su destino en el filial. Fue Pepe Bordalás quien empezó a ver el espigado y ágil guardameta un chico con futuro. Sin portero por las lesiones de Cillessen y Jaume Domenech, no dudó en echar mano del recién llegado. Si jugaba 21 partidos, recibiría 7.000 euros más por cada encuentro disputado. Esa temporada, en la que fue titular en la final de Copa del Rey, acabó ganando por esa prima que por el sueldo pactado.

Su irrupción en el Valencia también le abrió las puertas de la selección de Georgia. Willy Sagnol empezó a citarle como suplente del veterano Giorgi Loira hasta que Mamardashvili ha acabado por jubilarle. El pasado martes en Tiflis fue el héroe que abrió las puertas de la Eurocopa a su país. Desde 1991, cuando se independizaron de la URSS, el fútbol georgiano buscaba dar un salto que ha llegado de las botas de Kvaratskhelia y las manos de Mamardashvili. En la 'final' ante Grecia, el meta valencianista salvó una ocasión de los griegos en la prórroga para sostener el empate a cero y paró el segundo lanzamiento de penalti. Bakasetas no pudo batirle y, cuando se consumó la victoria, subido en el techo del banquillo, Mamardashvili fue vitoreado por todo su país.

Mamardashvili, ante Grecia.

Mamardashvili, ante Grecia.GIORGI ARJEVANIDZEAFP

En la grada, su padre, antiguo portero con menos suerte que su hijo pero que no dudó en enviarle a Dinamo de Tiflis para que hiciera carrera. El gobierno de Georgia le entregará la Orden de Honor junto al resto de jugadores que lograron una proeza histórica.

Para ser protagonista, tuvo que volver a crecer. Con extraordinarios reflejos felinos, la mejorado en su juego aéreo y, sobre todo, con los pies, la gran asignatura pendiente cuando llegó a la Ciudad Deportiva de Paterna y a una competición como la española. Pero vio que tenía clavada una espina más: los penaltis. No era capaz de atajar uno. No lo hizo en la Liga ni en las decisivas tandas ante el Betis en la final de la Copa del Rey de 2022 ni en frente al Real Madrid en la Supercopa 2023. Sin embargo, fue atajar el lanzamiento de Álex Baena en el derbi contra el Villarreal y ser determinante en la tanda con Georgia.

Su rendimiento no pasa desapercibido. Lo tanteó el pasado verano el Real Madrid para cubrir la baja de Courtois, pero no cuajó. Tampoco llegó la gran oferta que hubiera hecho a Peter Lim cerrar su venta. Con contrato hasta 2027 y una cláusula de 100 millones, es la gran salida que puede cuadrar las cuentas este próximo verano y permitir que el equipo de Baraja pueda acudir al mercado a reforzarse.

De momento, la prioridad es que apoye para tratar de alcanzar Europa. "Nos quedan los postres, que eso siempre es lo mejor", auguraba Baraja. Los próximos siete días son vitales. Llega el Mallorca a Mestalla, con un Valencia sin Gayà y con la duda de Sergi Canós, pero el equipo de Javier Aguirre tiene en el horizonte la final de Copa. Después se jugará el duelo ante el Granada aplazado por el incendio de Campanar. Seis puntos que serían una catapulta para enfilar el camino a Europa.