Una extraña pareja en el 'paddock': el carisma de Webber para hacer campeón a la "supercomputadora" Piastri

Una extraña pareja en el ‘paddock’: el carisma de Webber para hacer campeón a la “supercomputadora” Piastri

No hay una pareja tan atípica ni tan fructífera en el paddock. No hay dos personalidades tan discordantes que encajen tan bien. No hay un piloto tan cerebral como Oscar Piastri ni un mánager tan impulsivo como Mark Webber. Una alianza australiana que se perfila como la triunfadora del Mundial 2025. A falta de seis carreras, Piastri lidera con 22 puntos sobre Lando Norris, su compañero en McLaren. Pero nada debe darse por hecho. Hace ahora 15 años, Webber contaba con 14 de ventaja a falta de tres carreras y acabó entregando el título a Sebastian Vettel, su compañero en Red Bull.

Desde aquel Mundial 2010 no se ha repetido un pulso entre dos pilotos del mismo equipo en busca de su primer título. Por esa razón, la experiencia de Webber resulta tan crucial para Piastri, un chico de 24 años, con sólo tres de experiencia en la F1. Desde este fin de semana en Austin hasta el cierre en Abu Dhabi, el líder necesita los consejos de su representante. Sobre todo a la hora de encontrar un equilibrio entre sus intereses y los de McLaren.

"No sólo ha sido beneficioso para mí, sino para todo el equipo. Especialmente a la hora de alcanzar el nivel que tuvo Red Bull durante su etapa allí", admitió Piastri en una entrevista reciente con The Times. Aquellas siete temporadas a las órdenes de Christian Horner (2007-2013) marcaron a fuego el carácter indomable de Webber. Un piloto que se vomitó dentro del casco en el GP de Japón 2007, que adelantó con una sola mano a Fernando Alonso en Eau Rouge durante el GP de Bélgica 2011 y que esquivó a la muerte en Valencia tras un escalofriante accidente con Heiki Kovalainen durante el GP de Europa 2010.

"Nada mal para un número dos"

Como buen discípulo de Flavio Briatore, como viejo camarada de Alonso, Webber sigue imponiendo con su mera presencia. Cada vez que desfila ante las cámaras, como ayer en el Circuito de las Américas, intercala una cautivadora sonrisa con el gesto severo de quien se sabe respetado. De quien descuelga el teléfono y conversa con cualquier gerifalte del negocio. De quien puede filtrar, incluso en estos días tan convulsos, el interés de Ferrari por Piastri a partir de 2027.

Tantas horas de vuelo resultan un tesoro para McLaren. Porque el título no sólo se resolverá sobre el asfalto, con una lucha en cada curva frente a Piastri, sino también en la estrategia y en la ejecución de cada pit-stop. Sin pasar por alto esas papaya rules con las que Andrea Stella y Zak Brown, jefes del equipo, regulan la paz en el garaje. Porque ya hubiera querido para sí Webber tanta igualdad de oportunidades. Especialmente en 2010, cuando Helmut Marko impuso un trato de favor a Vettel en Red Bull. Los aficionados aún recuerdan aquel GP de Gran Bretaña, cuando resistió las embestidas de Seb en la primera curva para luego imponerse al McLaren de Lewis Hamilton, soportando el dolor de las magulladuras de Valencia. "Nada mal para un número dos, ¿verdad?", lanzó por la radio a Horner al cruzar la meta

Aquella fiereza competitiva, en ocasiones por encima de sus posibilidades, contrasta con el estilo de Piastri. Según James Sera, su primer descubridor, "el cerebro de Oscar es una supercomputadora". Su facilidad para el análisis, su asombrosa memoria para registrar cada detalle, su clínico rendimiento en las situaciones críticas traen a la memoria a Alain Prost, el responsable de su ingreso en 2020 en la academia Renault.

[embedded content]

Hasta el momento, su único mal fin de semana se ha registrado en Bakú, donde enlazó varios fallos en la qualy y la carrera. De ese mismo vértigo ya fue víctima Webber durante el GP de Corea 2010. Bajo la lluvia, atenazado por los nervios, perdió el control del RB6 y colisionó contra Nico Rosberg. Las dudas se multiplicaron durante la última cita en Abu Dhabi, cuando echó todo a perder con un quinto puesto en la parrilla y un toque contra el muro en la octava vuelta. Nunca antes había mostrado tanta velocidad y nunca después volvería a asomarse como un legítimo aspirante al título.

Tras su retirada en 2013, dio inicio a una etapa como comentarista en el Channel 4 británico. De ahí mediaba sólo un paso para la génesis de Jam Management. Una aventura en compañía de Ann Neal, su esposa, y Jason Allen, un veterano con innumerables conexiones en el deporte. Desde el comienzo Ann se encargó de la administración y Mark potenció sus virtudes: carisma en las distancias cortas y exhaustivo conocimiento de cada asunto que se cuece en el paddock.

2 de agosto de 2022

"Entre bastidores, se asegura de que mis contratos sean lo que deben ser, con los matices en los que uno ni siquiera piensa hasta que los vive", añadía Piastri en la citada entrevista con el diario británico. Sin mencionarla expresamente, quedaba clara la referencia al episodio que marcó su vida. Fue el 2 de agosto de 2022. El día que Alonso anunció su marcha de Alpine y su fichaje por Aston Martin. La escudería francesa se apresuró a confirmar a Piastri, pero él ya manejaba otros planes. "No he firmado un contrato con Alpine para 2023. No conduciré para Alpine el próximo año", adelantó en Twitter.

En su contrato con el equipo entonces dirigido por Otmar Szafnauer figuraba una cláusula. Antes del 31 de julio debía ser informado de para activar su continuidad. Webber conocía cada punto, cada coma de aquel contrato. Había llegado a otro acuerdo y no pensaba renunciar a un futuro mejor. Todo se había resuelto gracias a su amistad con Andreas Seidl, team principal de McLaren, a quien conocía desde 2005, con quien había trabajado en Williams y BMW. Su discípulo, ese chaval tan sereno, sería la gran apuesta de la escudería de Woking. Ahora, si mantiene estos 22 puntos frente a Norris, se convertirá en el primer campeón australiano desde Alan Jones en 1980.

McLaren, frente a su espejo de los años 80: "Norris y Piastri han sido excesivamente caballerosos"

McLaren, frente a su espejo de los años 80: “Norris y Piastri han sido excesivamente caballerosos”

En Marina Bay, donde hace un año sumó 40 puntos, McLaren sólo necesita 13 para conquistar por segundo año consecutivo el Mundial de Constructores. Es decir, con subir hoy a uno de sus pilotos al podio acabará con la débil resistencia de Mercedes y Ferrari, incapaces durante las 17 carreras previas de seguir el ritmo de los coches papaya. Nada pudo hacer tampoco Red Bull, que sumó cuatro victorias gracias a Max Verstappen, pero que se vio penalizada por el pésimo rendimiento de los compañeros del holandés. Por el contrario, el dominio de McLaren se ha concretado gracias a la regularidad de Oscar Piastri y Lando Norris, enzarzados en la lucha por el título de pilotos, donde el australiano cuenta con 25 puntos de ventaja. De hecho, la escudería de Woking repetirá título por primera vez en casi cuatro décadas. Una actualización de aquella edad de oro con Ayrton Senna y Alain Prost.

La décima corona permitirá a McLaren desempatar con Williams y situarse en segundo lugar del palmarés, sólo por detrás de Ferrari (16 títulos). Un hito más en la leyenda del equipo de Woking, que cuenta con poderosas razones para mirarse en su propio espejo y compararse con aquel que dominó con puño de hierro entre 1988 y 1990. Desde el GP de Azerbaiyán 2024, cuando puso fin a 847 días de dominio de Red Bull, la hegemonía de McLaren no encuentra rival. Con su peculiar modo de afrontar las carreras, establecido en lo que ellos mismos conocen como las papaya rules. Unas normas no escritas que han levantado infinidad de comentarios dentro y fuera del paddock.

«Siempre me ha gustado que continúen con nuestra tradicional manera de gestionar las carreras. Darles dos coches completamente iguales, como dos gotas de agua y que los pilotos luchen», arranca Jo Ramírez, histórico miembro de McLaren, donde trabajó entre 1984 y 2001. «Para Piastri y Norris, el equipo es lo primero y después vienen ellos. Aunque me temo que va a llegar el momento, en las últimas carreras, en que no van a querer ceder ningún punto a su compañero. Como dicen en inglés, va a haber fireworks [fuegos articiales]», cuenta el mexicano a EL MUNDO.

«Respeto mutuo admirable»

El modo de llevar esta rivalidad, dentro y fuera del garaje, ha sorprendido a la mayoría de analistas, incluido Ramírez. «Hasta ahora se han comportado de un modo excesivamente caballeroso», admite el ex coordinador de McLaren, aún asombrado por lo visto en el último GP de Italia, cuando los mecánicos perjudicaron a Norris con un pit-stop muy lento y el equipo pidió después a Piastri que cediese la posición a su compañero. Una decisión imposible de entender en 1988, cuando Senna y Prost se impusieron en 15 de las 16 carreras de aquel Mundial. «Fue algo increíble. Siempre me doy un golpe en la espalda para agradecer haber estado en McLaren durante aquellos años. En 1988, Senna y Prost se tenían un respeto mutuo realmente admirable», rememora Ramírez.

Si nos atenemos a lo que McLaren se ha empeñado en filtrar, la relación personal entre Norris y Piastri no sólo se ha resentido durante las 17 carreras de 2025, sino que se ha hecho más fuerte. A través de sus redes sociales, la escudería de Woking ha publicado vídeos en las que ambos comparten bromas y confidencias. Los dos jóvenes han interiorizado tanto la cultura del equipo, que la sola idea de desafiar esas papaya rules se antoja imposible.

Han pasado 37 años desde aquel legendario Mundial 1988, el último año de los turbocompresores, cuando Honda siguió mejorando cada semana su motor, mientras Ferrari pensaba más en los propulsores atmosféricos previstos para 1989. A bordo de aquel MP4/4, sólo dejaron escapar el triunfo en el GP de Italia, que acabó en manos de Gerhard Berger gracias a un choque de Senna con el rookie Jean-Louis Schlesser a dos vueltas para la bandera a cuadros.

Senna, al volante del MP4/4, en el Mundial de 1988.

Senna, al volante del MP4/4, en el Mundial de 1988.MCLAREN F1

Aquel buen ambiente estallaría en mil pedazos sólo un año después, cuando Beco y Le Professeur traspasaron una y otra vez los límites, en contra de los deseos de su equipo para su beneficio propio. Una situación que podría repetirse hoy por culpa de Verstappen, a quien Ramírez considera «el mejor piloto de la historia». «La diferencia de pilotaje entre Max y el resto es muy grande», sostiene ante el peligro que acecha sobre Piastri y Norris. Tanto buen rollo podría esfumarse de un plumazo. «Me parece que esa armonía ha sido algo muy genuino. Al principio pensé que podrían favorecer algo a Norris sólo por el hecho de que llevaba más tiempo en el equipo y porque es británico. Sin embargo, hay que admitir que la igualdad en la mecánica y en la aerodinámica es completa», explica quien fuese mano derecha de Ron Dennis.

Hoy, Zak Brown, CEO de McLaren, y Andrea Stella, team principal, mantienen los valores impuestos por el británico. «Me gusta que dejen a los pilotos pelearse entre ellos», reitera Ramírez, que sigue muy de cerca la labor de Stella, a quien ya conocía desde la etapa del italiano en Ferrari. «Tiene un valor humano muy grande. No puede decirle a alguien que haga algo que no pueda hacer él. Yo también empecé desde abajo, barriendo la oficina, haciendo el café y limpiando los coches. Se ha ganado a pulso la confianza y el respeto de todos los ingenieros y los trabajadores», finaliza.

Entre sus 17 temporadas en Woking, saldadas con siete títulos de constructores (1984, 1985, 1988, 1989, 1990, 1991, 1998), Ramírez destaca el ambiente interno en el box. «Los mecánicos y los ingenieros nos divertíamos muchísimo. Cada año hacíamos una fiesta en Australia donde invitábamos a todos nuestros rivales. Cualquiera que llevase un pase de la F1 podía acceder al local, que no era demasiado grande. Cuando uno salía, otro entraba», relata. La vibración de su voz, a los 84 años, aún se amplía cuando se anima con una síntesis. «He tenido una vida fantástica en el deporte que más me gustaba. Pude disfrutar los mejores años de la historia de la F1, entre los 60 y comienzos de siglo XXI. A partir de ahí, el dinero se impuso al deporte».

McLaren, con el corazón partido: las claves para el agónico desenlace entre Piastri y Norris

McLaren, con el corazón partido: las claves para el agónico desenlace entre Piastri y Norris

El Mundial 2025 se dirige, inexorable, hacia un desenlace en la última carrera entre dos pilotos del mismo equipo. Un hecho que sólo admite un precedente en la F1 moderna. Fue en 2016, cuando Nico Rosberg privó del título a Lewis Hamilton. Hoy, antes de tomar la salida en el GP de Hungría, Oscar Piastri cuenta con 16 puntos de ventaja sobre Lando Norris. Un margen tan exiguo que nadie, en el seno de McLaren, considera definitivo. De hecho, Zak Brown, CEO del equipo, fantasea con que la resolución, el 7 de diciembre en Abu Dhabi, reedite para la escudería de Woking aquellas inolvidables batallas entre Alain Prost y Ayrton Senna.

El carácter metódico de Piastri, un piloto que minimiza los errores, recuerda de algún modo a Prost. "Siempre he dicho que Oscar no tiene ruido en la cabeza. Eso le permite procesar la información disponible para mejorar muy rápidamente", ha comentado Andrea Stella, team principal de McLaren. A los 23 años, con apenas dos y medio de experiencia en la F1, el australiano luce ya ese aura de los elegidos. De los pilotos carismáticos que no necesitan alharacas en el podio, de los que prefieren la calculadora a las emociones.

Para saber más

Nicole, madre y compañera en cada circuito, ha confesado una anécdota. Durante una reciente salida en bicicleta, ella sufrió un accidente y salió despedida por encima del manillar. Al llegar a casa, consultaron el pulsómetro de Oscar. "Así que tienes corazón, aunque jamás lo parezca", le dijo. El pasado abril, Piastri prefirió no atacar a Norris en Suzuka, aun sabiéndose superior en ritmo, para no comprometer su plaza en el podio. Era la tercera cita del Mundial, pero ya sólo pensaba en el título. De su regularidad habla otro dato: desde el GP de Brasil 2023 enlaza 40 carreras consecutivas sin un abandono.

40 carreras sin abandonos

La gélida autoridad de Piastri, ese modo en que irradia confianza, contrasta con el estilo de Norris. A los 25 años, el británico sigue siendo un piloto impredecible, que reúne golpes de genio con errores flagrantes. Un chico atormentado y ferozmente autocrítico ante los periodistas, que aún arrastra las secuelas de tantos duelos perdidos ante Max Verstappen en 2024. No por azar tuvo que esperar 110 carreras y 15 podios antes de bañarse con el champán de la victoria (GP de Miami 2024).

Las comparaciones con Senna son odiosas, pero Norris también luce una formidable velocidad a una vuelta y cuenta con una legión de aduladores. Aun sin las sensaciones de Piastri al volante, ha optimizado sus recursos y seguirá enganchado hasta el final. Incluso tras haber perdido todos los cuerpo a cuerpo frente a su compañero, incluido el funesto episodio del pasado 15 de junio en Montreal. Entonces embistió al australiano antes de estamparse contra el muro. "Ambos queremos jugar duro y competir limpio. Y eso va en ambos sentidos", sentenció tras su único cero del año.

Apenas dos semanas más tarde, Piastri y Norris protagonizaron una fantástica batalla, a lo largo de 15 vueltas, en el Red Bull Ring. Entonces fue el australiano quien midió mal, dejando a McLaren a un suspiro del gran fiasco. Las escenas trajeron a la memoria lo sucedido entre Lewis Hamilton y Nico Rosberg, hace nueve años, en esa misma pista. Los ánimos venían ya caldeados desde el GP de España, así que Toto Wolff tuvo que mediar para que Mercedes no estallara en mil pedazos. Los codazos de aquella última vuelta fueron de una gravedad intolerable.

Piastri, por delante de Norris, el pasado domingo en Spa.

Piastri, por delante de Norris, el pasado domingo en Spa.EFE

Casi cinco meses después hubo que asistir al esperpento de Marina Bay, con Hamilton ralentizando peligrosamente a Rosberg para dejarlo en las fauces de Sebastian Vettel y Verstappen. Una advertencia del pasado proyectada hacia nuestros días. Ahora no queda margen para las papaya rules, el código interno de buenas prácticas que rige en McLaren para imponer la sensatez. Piastri y Norris saben que la gloria se resolverá por centímetros en el cuerpo a cuerpo. Ya no sólo se trata de saber cuándo y dónde. Hay otra pregunta aún más acuciante: ¿habrá juego limpio?

Mark Webber, agente de Piastri, conoce de sobra este tipo de manejos desde su explosivo Mundial 2013 frente a Vettel. En el paddock aún se hacen chistes con aquella saga del multi-21 en Red Bull. Por contra, Mark Berryman, representante de Norris, presume de un perfil bajo, más del agrado en la cúpula de Woking. Y es que aunque Brown y Stella suspiren por la épica definitiva en Abu Dhabi, ninguno querría reeditar el infausto episodio de Senna y Prost en el GP de Japón de 1989.

Un motor que no se rompe

Entonces, Le Professeur movió cielo y tierra para que la FIA retirase la victoria a Senna, remolcado por los comisarios. Un año más tarde, ya con Prost en Ferrari, el brasileño juró venganza y la obtuvo en la curva 1 de Suzuka. ¿Cómo afectarán los nervios a Norris en el último triplete del año? ¿Se atreverá Piastri a sacar del asfalto a su adversario para forzar un doble abandono que le allane el camino hacia el título?

De momento, el dominio papaya resulta casi insultante. No sólo porque Ferrari (248 puntos), Mercedes (220), Red Bull (192) ni siquiera alcanzan con sus dos coches los registros de Piastri (266) y Norris (250) por separado. También por la fiabilidad del MCL39, el único coche con motor Mercedes que aún no ha sufrido contratiempo mecánico alguno. Ni el primer título de Piastri ni el de Norris será recordado precisamente como brillante, pero sus protagonistas sí pasarán a la posteridad si todo acaba en las 58 vueltas del GP de Abu Dhabi. El próximo 7 de diciembre podremos salir de dudas.

El dominio de McLaren y las sospechas de Red Bull sobre su alerón trasero: "Es algo extraño"

El dominio de McLaren y las sospechas de Red Bull sobre su alerón trasero: “Es algo extraño”

El pasado domingo, durante el GP de Australia, McLaren evidenció un dominio que puede explicarse a partir de dos datos. En primer lugar, el ritmo de carrera, que resultó un segundo más rápido por vuelta que el resto de favoritos. De hecho, durante los 15 giros que separaron el adelantamiento de Oscar Piastri sobre Max Verstappen y el periodo de safety car provocado por el accidente de Fernando Alonso, la ventaja del australiano sobre el vigente campeón creció hasta los 15,5 segundos. A estas dos cifras hubo que sumar una imagen igual de aterradora para la competencia. Tras cruzar en primera posición la línea de meta, los Pirelli de Lando Norris presentaban una degradación casi imperceptible.

"Necesitamos entender el modo en que gestionan sus neumáticos y extraen tanto rendimiento de ellos", adelantó Toto Wolff, team principal de Mercedes. "Lo que resulta bastante extraño es lo rápido que logran poner las gomas en temperatura y a la vez consiguen una degradación muy baja", añadió Christian Horner, su homólogo en Red Bull. A lo largo de este fin de semana, esa gestión supondrá un quebradero de cabeza para ambos. Sobre un asfalto a más de 30ºC, sin la lluvia de Melbourne y con una previsible estrategia a dos paradas, el dominio de McLaren se antoja aún más concluyente en Shanghai.

Si quisiera multiplicar la inquietud de sus rivales, McLaren podría añadir algunas notas de carácter histórico. Por ejemplo, las que maneja Norris, líder del Mundial tras acabar con una racha que Verstappen había iniciado en el GP de España 2022. El británico, que cerró el pasado curso con un triunfo en Abu Dhabi, pretende además engordar otra estadística. Desde Damon Hill en 1996, los 10 últimos pilotos que ganaron la última carrera de un Mundial y la primera de la edición siguiente, terminaron proclamándose campeones.

De 2 mm a 0,5 mm

Hace menos de un año, Norris rodaba medio segundo más lento por vuelta que Verstappen en Shanghai. Un par de meses más tarde, sin embargo, ridiculizó a Mad Max en Singapur o Zandvoort, dos escenarios donde prima el cuidado de los Pirelli, expuestos a altas temperaturas. Hoy, esos mismos problemas persisten en Red Bull, donde Liam Lawson, su otro piloto, rueda a más de dos segundos de la cabeza en las sesiones clasificatorias. Así que basta con releer la citada frase de Horner para encontrar un sutil adjetivo ("extraño") que defina semejante clima de nervios.

Durante los últimos meses, la escudería austriaca ha venido presionando para que la FIA tomase medidas sobre el alerón trasero de McLaren. Según su criterio, esa pieza actuaba como un DRS en miniatura, mejorando exponencialmente la aerodinámica del monoplaza papaya. Hasta que el pasado lunes, el organismo regulador impuso nuevas pruebas de inmediata aplicación en China. El MCL39 diseñado por Rob Marshall, ex ingeniero de Red Bull, y Peter Prodromou, otro fiel discípulo de Adrian Newey, se perfila ahora como el principal sospechoso.

A partir de este fin de semana, los comisarios reducirán la flexibilidad en el ala trasera de 2 mm a sólo 0,5 mm, con una tolerancia de 0,25 mm. Y dentro de 15 días, durante el GP de Japón, se eliminará dicho margen, siempre medido bajo 75 kg de carga. De momento, en la escudería de Woking nadie quiere darse por aludido. "Esta medida va a dirigida a otros equipos, nosotros no tenemos que cambiar nada", avanzó Norris, mientras Neil Houldey, su director técnico, echaba balones fuera.

Zak Brown, el viernes, ante los periodistas en Shanghai.

Zak Brown, el viernes, ante los periodistas en Shanghai.AP

El origen de la controversia se remonta al GP de Azerbaiyán 2024, cuando el equipo dirigido por Zak Brown, tras varias conversaciones con la FIA, aceptó modificar la configuración de su ala trasera. Desde entonces, bajo el radar de la FIA figura también Ferrari, así como otros equipos de menor nivel, como Alpine y Haas. De momento, el único cambio de McLaren para China se situará en el conducto de los frenos traseros, con un nuevo componente aerodinámico.

La evidente superioridad del MCL39 en las tandas largas debe acentuarse en una pista que exige máximo cuidado a la hora de pisar el acelerador. A la dificultad de sus curvas, especialmente la de entrada a la recta de meta, hay que añadir la novedad de un firme totalmente reasfaltado. La consistencia de Norris y Piastri en los tres sectores quedó patente desde el viernes y sólo los errores de sus pilotos insuflaron algo de esperanza a Ferrari y Red Bull.

"Es un coche demasiado difícil de conducir", advirtió Norris para justificar sus fallos y para quitarse tanta presión de encima. Porque tras las victorias en Yas Marina y Albert Park, el primer hat trick de su carrera queda ahora al alcance. De hecho, el doblete con Piastri se antoja también a la mano. Sería el 50º en la historia de McLaren, para emular los hitos de Ferrari, que ya alcanzó esa cifra en el GP de Malasia 2001, y Mercedes, con aquel doblete de Lewis Hamilton y Valtteri Bottas en el GP de Francia 2019.

El hartazgo de Verstappen y las dudas sobre su futuro en la F1: "No quiero lidiar con estas tonterías"

El hartazgo de Verstappen y las dudas sobre su futuro en la F1: “No quiero lidiar con estas tonterías”

El dominio de McLaren en el Mundial ya no admite matices y sólo la fortaleza mental mantiene a Max Verstappen en el liderato. Se venía apuntando desde antes del verano y volvió a confirmarse ayer en Singapur, con el categórico triunfo de Lando Norris y con el tercer puesto de Oscar Piastri, que partía desde la quinta posición. Se trata de la decimocuarta carrera consecutiva en la que un piloto de Zak Brown sube al podio. Un récord para la escudería de Woking, que sólo había establecido una secuencia similar durante la primera etapa de Lewis Hamilton, allá por 2007 y 2008. Sin embargo, la hegemonía de los coches papaya se antoja insuficiente para arrebatar el título al vigente campeón.

Para saber más

Para saber más

Con seis carreras por delante, incluidas tres sprint races, a Verstappen ya le valdría con acabar segundo en cada una de ellas para revalidar su corona. Un argumento de peso para el holandés, cuya última victoria se remite al pasado 23 de junio en Montmeló. Aunque la verdadera razón para el optimismo en Red Bull pasa por la capacidad de Mad Max para mantener la calma en situaciones tan críticas como las de este fin de semana. Aun sin opciones de seguir el rastro de Norris, con un ritmo promedio cuatro décimas más lento por vuelta, aferró 18 jugosos puntos.

No conviene olvidar que Marina Bay sigue siendo la única pista del Mundial en la que el tricampeón jamás ha logrado la victoria. A semejante dificultad ha debido añadir otra polémica extradeportiva, a propósito de una sanción por su lenguaje malsonante, con la que tuvo que lidiar desde el jueves. "Me encuentro en una etapa de mi carrera en la que no quiero estar lidiando con este tipo de tonterías. Es realmente agotador. Estas cosas también van a decidir mi futuro en la F1", subrayó ayer durante su rueda de prensa.

Hamilton, en tierra de nadie

Mohammed Ben Sulayem, presidente de la FIA, deberá ahora decidir si mantiene el castigo, estipulado en unas jornadas de trabajos comunitarios, o exonera al buque insignia de la F1. El único piloto capaz de lidiar con la caída en picado de Red Bull y mantener el tipo ante McLaren, Ferrari y Mercedes. Su regularidad, de hecho, contrasta con los titubeos de sus perseguidores.

Ayer mismo, Norris rozó la catástrofe contra los muros con un par de fallos cuando lideraba con 25 segundos de margen, mientras Lewis Hamilton se perdía en tierra de nadie por culpa de la estrategia de Mercedes con los neumáticos blandos. El sábado, Charles Leclerc ya se había despeñado en la parrilla tras un problema con las mantas de sus neumáticos y una mala trazada en la curva 2.

Norris, el domingo, al frente de la carrera en Marina Bay.

Norris, el domingo, al frente de la carrera en Marina Bay.EFE

Aun sin contar con unos rivales a su altura, Verstappen aún deberá apretar los dientes en los dos tripletes con los que se cierra el calendario: Austin - México - Brasil y Las Vegas - Qatar - Abu Dhabi. Un epílogo a la altura del campeonato más igualado en casi medio siglo. Porque desde 1977 -cuando lo lograron Ferrari, Lotus, McLaren y Wolf- la F1 no registraba cuatro equipos con al menos dos triunfos. Además, Max podría convertirse en tetracampeón mientras Red Bull termina tercero en el Mundial de Constructores. La ventaja actual (34 puntos ante Ferrari) se antoja insuficiente visto el pobre rendimiento de Sergio Pérez.

"Ahora disponemos de tres semanas hasta la próxima carrera y esperamos que todos los equipos, incluido el nuestro, lleven algo nuevo a Austin", adelantó ayer Fred Vasseur, jefe de la Scuderia. Cualquier actualización aerodinámica (como ese alerón trasero de McLaren que parecía ejercer de mini-DRS en Bakú) o cualquier paso adelante para facilitar el agarre y el equilibrio sobre el asfalto, podría decantar la suerte del campeonato.

Por tanto, a diferencia de las vacaciones de verano -cuando sólo se permite el trabajo a los departamentos legales de márketing y de finanzas- las 10 escuderías se emplearán a fondo en sus fábricas. Por contra, los ingenieros y mecánicos que habitualmente viajan a las carreras sí podrán disponer de unos días de descanso. No hay cuerpo que resista un Mundial de 24 carreras y sus pertinentes 194.000 kilómetros en el asiento de un avión.

La alarmante espiral de Lando Norris: ¿por qué se equivoca tanto con un McLaren tan rápido?

La alarmante espiral de Lando Norris: ¿por qué se equivoca tanto con un McLaren tan rápido?

El niño fascinado con Richard Burns, campeón del mundo de rallies con Subaru en 2001, pudo abrirse camino en el automovilismo gracias a Adam, su padre, un peculiar hombre de negocios cuya fortuna supera los 200 millones de euros. El adolescente que apuntaba en un cuaderno cada bache y cada bordillo de los circuitos por los que pasaba, dio el salto a McLaren con sólo 19 años y se hizo amigo para toda la vida de Carlos Sainz. La gran esperanza de Zak Brown, que le había asegurado cuatro años de contrato en Woking, aguantó con gallardía las críticas y supo esperar su momento. Hasta que el pasado 5 de mayo, Lando Norris ganó en Miami su primera carrera de F1, confirmándose como única alternativa a Max Verstappen, otro de sus íntimos en la parrilla. Este fin de semana, al volante del coche más rápido, el aspirante se presenta en el GP de Singapur sin margen de error. No se admiten más titubeos frente al tricampeón. Es ahora o nunca para Norris.

Desde siempre hubo algo en su naturalidad, en la invariable sonrisa con la que pasea por el paddock, que cautivaba a la gente. Durante sus seis temporadas en el Gran Circo, Norris se ha venido mostrando tal y como es. Un chico que disfruta de lo que hace. Un piloto para quien la F1 no supone un trabajo. Una estrella que mejora su rendimiento cuando llega al circuito con la mente despejada tras unas horas de golf o de Call of Duty. Sin embargo, en las últimas semanas Lando ha perdido las ganas de bromear.

Tras la cadena de errores de Norris se intuye el vértigo que atenaza a quien se ve con cartas para ser campeón. Y esa falta de confianza aflora dentro y fuera del asfalto. En los mensajes de radio y en sus declaraciones ante la prensa. Revolotean los demonios en torno al líder de McLaren. Le acusan de falta de instinto asesino ante Verstappen. ¿Cómo puede ser que hace unos días ambos compartiesen avión rumbo a Bakú? ¿Dónde se vio que dos rivales por el título confraternicen de ese modo antes de una carrera?

«Hemos hecho un trabajo increíble»

El pasado marzo, Norris acabó octavo en el GP de Bahrein, a 48 segundos del ganador. Mad Max se impuso en esa cita inaugural, como en tres de las cuatro siguientes. Tras aquel inicio mediocre, a 99 puntos del liderato en el Mundial de Constructores, McLaren supo extraer todo el potencial de su coche y cambió por completo la tendencia. Hoy, el MCL-38 supera a Ferrari, Mercedes y Red Bull en velocidad y consistencia. Simplemente se adapta mejor a cada circuito. Ayer mismo, en Marina Bay, Norris aventajó en más de un segundo a Verstappen durante la segunda sesión libre. Otro logro de Brown y Andrea Stella, su jefe de operaciones, capaces de encaramar a los monoplazas papaya a lo más alto del Mundial por vez primera desde 2014.

El MCL-38 de Norris, durante los primeros libres en Singapur.

El MCL-38 de Norris, durante los primeros libres en Singapur.EFE

«Hemos hecho un trabajo increíble. Superar a Red Bull y ser el mejor equipo es algo de lo que debemos sentirnos muy orgullosos», admitió Norris después de su estresante fin de semana en Bakú, donde tras caer eliminado en la Q1 tuvo que remontar 11 posiciones. Un fallo más en su diabólica espiral. De las malas salidas en Montmeló y Hungaroring, ambas partiendo desde la pole, al enganchón postrero con Verstappen en Austria. Sin olvidar su pasada de frenada durante un pit-stop en Silverstone o el paseo por la grava en la primera vuelta del GP de Bélgica. Para completar los desastres, McLaren abusó de una estrategia demasiado conservadora en Monza, dando lugar a múltiples comentarios sobre la necesidad de dar prioridad a Norris sobre Oscar Piastri.

De este modo, pese a encadenar siete carreras sin victoria, Verstappen aún cuenta con 59 puntos de ventaja. Si Norris quiere ceñirse la corona necesita superar al líder por un promedio de 8,4 puntos en las siete últimas carreras, incluidas tres sprint races. Lo más preocupante para el británico es que sólo logró ese margen en Australia, cuando el piloto de Red Bull tuvo que abandonar por una avería en el motor.

Mejor en 10 de los 12 sectores

Lejos queda ahora aquella primavera para la gente de Christian Horner, porque su RB-20 cada día se muestra más impredecible. Sin ir más lejos, ayer mismo fue el monoplaza más lento de la FP2 en las primeras tres curvas de Marina Bay. Además, según gráfico oficial de la F1, Norris logró imponerse a Verstappen en 10 de los 12 sectores de la pista. Unos datos que habla tanto de la debacle de Red Bull como de la mejoría de McLaren, Ferrari y Mercedes. Por primera vez en 47 años, cuatro escuderías han ganado al menos tres carreras en la misma temporada. Y desde 2012 no se registraban al menos siete pilotos con triunfo.

Bajo estas premisas, McLaren debería perfilarse como principal candidata al título de constructores, un logro fuera de su alcance en las últimas 25 temporadas. Ni siquiera en el Mundial 2007, con Fernando Alonso y Lewis Hamilton, dado que fue descalificada por culpa del Spygate. Ahora, con Piastri haciendo gala de una fabulosa habilidad para los adelantamientos, la gente de Woking sueña de verdad en grande. Eso sí, para completar el círculo, Brown deberá aclarar las jerarquías entre Norris y su compañero australiano.