Más motor
A sus 60 años, con una hernia de disco, el tendón de Aquiles reconstruido y una dolencia crónica en el hombro, el piloto madrileño se machaca en el gimnasio para conseguir su cuarto Dakar
“Allí, en el Dakar, se sufre. Yo digo que prefiero sufrir aquí, que si me canso, me salgo de la sauna y me subo a tomarme el desayuno o lo que sea. Y allí no me voy a poder bajar del coche”. De esta manera resume Carlos Sainz Cenamor (Madrid, 1962) su puesta a punto física para la edición de 2023 de la carrera más dura del mundo. El 31 de diciembre, el piloto madrileño afrontará su decimosexta participación, y buena parte de sus opciones, waypoints y road books aparte, dependerá de las prestaciones del Audi RS Q e-tron E2, un coche “híbrido, de alto voltaje, con cuatro motores e infinidad de sensores”. “Es como de ciencia ficción. Es un reto tecnológico brutal y eso hace que sea especial. ¡Quien me iba a decir a mí hace 40 años que iba a utilizar esta tecnología!”, sostiene Sainz en la presentación de su proyecto de carrera junto a su copiloto Lucas Cruz (Barcelona, 1974) en el karting que lleva su nombre en Las Rozas (Madrid).
Pero no es la única cosa que le extrañaría si se la dijeran a principios de los 80, cuando inició su carrera como piloto. Entonces lo que menos imaginaba es que estuviese más en forma ahora que a sus veintitantos años. Porque sus opciones de victoria no pasan sólo por las prestaciones de su vehículo, sino también por su condición física. Por eso mismo, en diciembre se ha convertido en tradición ver a Sainz sudando la gota gorda en sus redes sociales. Este año, 24.600 personas le dieron “me gusta” en Instagram a un vídeo dónde ejercitaba su cuello. También fue muy bien recibido su pedaleo en bicicleta estática dentro de una sauna mientras sonaba Kickstar My Heart de Mötley Crüe. “Preparándonos para las condiciones extremas del Dakar. ¡Continúan los entrenamientos! ¿Creéis que hará calor?”, ironizaba.
“El tema físico es muy sencillo. Lo de la sauna y demás ha sido por las redes sociales. Lo he hecho siempre, todos los años, lo que pasa es que a lo mejor antes no había redes sociales, o no lo subía, o lo que sea”, aclara antes de resumir su hiperactividad atlética: “Si tienes la experiencia, sabes a lo que te vas a enfrentar. Es mejor sufrir Madrid, hacer los deberes en casa antes de ir a Arabia Saudí”.
Sainz corrió su primer Dakar en 2006, en la penúltima edición africana, con 43 años y una hernia de disco, el tendón de su pie izquierdos reconstruido y una dolencia crónica en el hombro. Pero nada le ha impedido ganar en tres ocasiones la que está considerada la prueba exigente: lo hizo en 2010 con Volkswagen, en 2018 con Peugeot y en 2020 con Mini. Ahora busca su cuarto tuaregs.
Con el lema “no pain, no gain” (sin dolor no hay ganancia) el también bicampeón del Mundo de Rally (en 1990 y 1992 con Toyota) empieza “a apretar” en septiembre, cuidando más su peso. Se programa según las características y la duración del Dakar. Cuando se celebraba en Sudamérica, hacía concentraciones en altitud y cámaras de hipoxia (como los ciclistas o los atletas) para hacer acopio de glóbulos rojos como era necesario para recorrer las etapas de montaña. Fuerza, trabajo abdominal, lumbar, brazos, hombros concentran sus series. Hace pesas, pero no busca mucho volumen, busca resistencia. La sauna es clave para habituarse al calor, un handicap en las etapas largas en las que hay que mantener el ritmo durante cuatro o cinco horas. El cuello también es fundamental. Hay mucho impacto al saltar las dunas, ya ha sufrido pequeñas lesiones en la zona y tiene que fortalecer los músculos cervicales para sostener el peso del casco.
En esta 2023, la carrera empieza el 31 de diciembre con un breve prólogo que dará paso a 14 etapas hasta el domingo 15 de enero, con una jornada de descanso el día 9. En palabras de Lucas Cruz, será “diferente a lo que están acostumbrados”, ya que “hay una primera semana en la que las especiales serán largas, con hasta 460 kilómetros, que no tendrán descanso a mitad de etapa y donde no sabremos si el ritmo es bueno hasta el final“. En la segunda semana, estará la etapa maratón y las especiales, que “serán largas pero lentas, así que tendremos que ser estables y plantearlas de otra manera. Los tres o cuatro días de arena serán claves”, especificó el copiloto catalán.
“Tienes que pelear con gente más joven, si quieres jugar en primera división con una marca como Audi… Está claro que si ellos confían en nosotros tenemos que hacer las cosas bien. Y eso implica una preparación”, aclara. “Además, que hoy en día se puede medir todo. Para eso tienes las pruebas de esfuerzo y puedes comparar datos con el año pasado: el VO2 Max (prueba cardiorrespiratoria que evalúa la capacidad de una persona para hacer ejercicio), dónde tengo el umbral aeróbico, dónde empiezo el anaeróbico, la prueba de lactato, etcétera”.
Con el paso de los años, el que fuera candidato a vicepresidente del Real Madrid en 2006 y campeón nacional de squash, reconoce que “la preparación y la motivación cuesta más” y es necesario “tener más disciplina, porque si no, es mejor no jugar a este juego y quedarte en casa tranquilamente”. Por eso mismo, no considera un mérito lo que hace. “Es mi obligación si quiero asumir este reto de hacerlo. Bueno, a lo mejor tiene más mérito a cierta edad, pero es lo que tienes que hacer”.
Y esta dedicación tiene éxito. Pese a la llegada de pilotos como Sébastien Loeb, de 48 años y con nueve campeonatos mundiales, los veteranos siguen mandando en el Dakar. “Loeb es cuestión de tiempo que gane el Dakar. Es un pilotazo como la copa de un pino. Lo que pasa es que ganar el Dakar no es fácil. Si no habría mucha gente que lo hubiese hecho. No es por nada, pero es que llevamos varios años los mismos peleando por ganar. Y han llegado muchos nuevos”, declara .”Cuando yo llegué al Mundial de Rally, pues había una serie de pilotos. Cuando eres nuevo y llegas lo que tratas, si encima tienes el mismo coche, de estar ahí, de ganarles y de demostrar que hay una nueva generación. Eso va a pasar en el Dakar, pero parece que está costando. Porque es ley de vida y del deporte: los jóvenes tienen que llegar y quitar a los que estaban ganando. Eso ha pasado siempre en la historia de todos los deportes. Y eso tiene que pasar en el Dakar”, asegura.
Pero cuando eso suceda, no será porque Sainz haya dejado de esforzarse por soplar una vela más en su tarta de cumpleaños. “Me he ganado el derecho a estar aquí y a disfrutar hasta que diga basta”, suele repetir el considerado mejor piloto español de la historia. Él reconoce que “no queda mucho” para que se retire, pero que no sabe “cuándo va a ser”. Pero su copiloto ya ha dado alguna pista: “A Carlos lo jubilará el cronómetro, no el calendario“.