Camavinga, la ‘X’ del Madrid y el milagro de los ligamentos: “Es todo genética”

Camavinga, la 'X' del Madrid y el milagro de los ligamentos: "Es todo genética"

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El francés se salvó de una lesión grave ante el Getafe gracias a la genética y a unos entrenamientos especiales. No se ha perdido ni un partido por lesión. “El tendón le protegió”, explican en Valdebebas.

Camavinga, durante un entrenamiento.

En la Ciudad Deportiva de Valdebebas todavía no entienden cómo es posible que Eduardo Camavinga (Cabinda, Angola, 2002) no tenga el ligamento lateral de la rodilla izquierda roto. En el minuto 81 del partido contra el Getafe, Juan Iglesias pisó el tobillo izquierdo del francés, que se quedó clavado en el césped realizando “un giro extraño” con la rodilla. Cayó al suelo y se levantó a los pocos segundos, pero los gestos de dolor eran tan evidentes que el galo, capaz de jugar 200 minutos seguidos sin cansarse, pidió el cambio y se fue al banquillo cojeando, casi sin poder apoyar la pierna. El Bernabéu, con la eliminatoria ante el Manchester City en la cabeza, tembló.

Es todo genética. Una genética especial“, reflexionan desde las oficinas del Real Madrid. Los servicios médicos del club, que en el momento de la torsión de la rodilla aplicaron hielo para evitar la inflamación, respiraron aliviados cuando el domingo por la mañana la resonancia descartó cualquier gravedad: “Un leve esguince. Sin problemas para Manchester“, anunció el club. “Esa acción le hubiera destrozado los ligamentos al 99% de los futbolistas, pero su tendón le protegió”, analizan, todavía incrédulos, en Chamartín.

Sus preparadores, clave

Pero obviamente, no todo es genética. A sus 20 años, Camavinga es un obseso del entrenamiento, siguiendo una estela compartida en el vestuario del Madrid: el primero que se pasa el día en el gimnasio es Benzema, más vago en su juventud. Jóvenes como el francés, Vinicius o Rodrygo realizan dobles o triples sesiones de gimnasio cada día. En el caso de Camavinga, la clave la tiene su preparador físico, Johan Franchequin, que vive en Francia pero le controla en remoto a través de una aplicación en la que el futbolista va contando cómo se siente. Franchequin, que también entrena a Thomas Lemar, viaja a España una vez al mes y es un maniático de los ejercicios de ‘core’, el núcleo de músculos de la parte central del cuerpo, vitales para un futbolista. Junto a Franchequin, el otro preparador importante en la vida de Camavinga es Thomas Serafin, fisio y osteópata con el que trabaja todos los días en Madrid y responsable de los masajes y sesiones de recuperación.

Además, Camavinga ha añadido a sus entrenamientos ejercicios para mejorar la capacidad de reacción. Mezclándolo con un entrenamiento funcional en el que simula las acciones de un partido de fútbol, el francés trabaja con una serie de luces que se encienden y apagan en determinados momentos. Con balón o sin él, debe acudir a ellas cuando se encienden. “Trabajamos la vivacidad, con cosas cognitivas al mismo tiempo para trabajar los sentidos y mejorar la reactividad. También para asimilar información. En el centro del campo, los jugadores vienen de cualquier parte. La posición del jugador varía cada segundo, así que tienes que estar siempre moviendo la cabeza”, explicó el centrocampista en una entrevista. En resumen: el francés no se ha lesionado en toda la temporada.

Desde la banda, todo

Ese golpe de genética, de entrenamiento y de suerte que vivió Camavinga tras la entrada de Iglesias mantiene al Madrid vivo para Manchester anímica y futbolísticamente. El francés es, junto a Vinicius, el jugador más en forma del conjunto blanco en esta parte de la temporada, capital para un Ancelotti que le ha convertido en la ‘X‘ de su equipo desde el lateral izquierdo. Nadie sabe cómo ‘despejar’ a Camavinga.

El galo puede aparecer en la banda izquierda en salida de balón, en la mediapunta justo por detrás de Benzema, doblando a Vinicius hasta la línea de fondo, pivotando en el centro del campo y dejando la izquierda libre para que Toni Kroos organice el juego… En defensa, nadie ha podido contra él en el uno contra uno. Ni Raphinha, ni Salah, ni Reece James ni Bernardo Silva. Su único defecto puede llegar en que, al no estar acostumbrado a la posición, a veces deja algo de espacio a su espalda, pero lo suele remediar con su capacidad física.

Se señala a Deschamps como gran impulsor de la nueva posición de Camavinga, que jugó ahí en la fase de grupos del Mundial de Qatar después de la lesión de Lucas Hernández, pero antes, en noviembre, en un Madrid – Sheriff, Ancelotti ya había desplazado a la banda al galo para sumar más efectivos en ataque.

El futbolista francés insiste en que su posición favorita sigue siendo “el centro del campo“, tanto de pivote como de interior, pero su juego ha alcanzado la elite mundial desde la banda izquierda, haciendo que el Madrid no se acuerde de Ferland Mendy. Todavía comete errores, pérdidas innecesarias como la previa al gol de De Bruyne en el Bernabéu, pero se ha convertido en intocable en el actual campeón de Europa desde el minuto 0 de los partidos. Hace un año, desatascó al Madrid e inició la remontada ante el City desde el banquillo. Ya no. En el Etihad se le espera desde el pitido inicial, veremos si de lateral o como centrocampista, confiando Ancelotti en Carvajal, Militao, Rüdiger y Alaba en defensa. “La posición le da igual”, dicen sobre Camavinga. Pues eso: la ‘X’.

kpd