Karim Benzema presentó una denuncia este martes por difamación contra el ministro francés del Interior Gérald Darmanin, que le acusó de tener vínculos “notorios” con la organización islámica Hermanos Musulmanes, según la querella, consultada por Afp.
Para saber más
El Balón de Oro “Karim Benzema tiene vínculos notorios, lo sabemos todos, con los Hermanos Musulmanes”, declaró el ministro el 16 de octubre en la cadena de televisión CNews.
Darmanin reaccionaba así a una publicación en X (ex-Twitter) del futbolista francés, que dirigía “todos (sus) rezos a los habitantes de Gaza, víctimas una vez más de bombardeos injustos que no perdonan ni a mujeres ni a niños”.
Dos días después de la acusación del ministro, el abogado de Benzema desmintió taxativamente el vínculo.
“¡Eso es falso! Karim Benzema nunca ha tenido la menor relación con esta organización”, reaccionó en un comunicado el abogado Hugues Vigier.
“Rezar el 15 de octubre por poblaciones civiles bajo las bombas que no perdonan ni a mujeres ni a niños no constituye, evidentemente, ni ‘propaganda para Hamas‘, ni ‘complicidad con el terrorismo, ni actos de colaboración'”, sostuvo el abogado del delantero, que valoraba entonces interponer una denuncia contra el político por difamación o injuria pública.
En opinión del abogado, se asistía “una vez más a una instrumentación intolerable de Karim Benzema y de la figura simbólica que se le suele atribuir”.
La denuncia, presentada por Vigier, señala que estas declaraciones “socavan” su honor y reputación. Fue presentada ante el Tribunal de Justicia de la República (CJR), única jurisdicción autorizada a perseguir y juzgar a los miembros del gobierno por infracciones cometidas en el ejercicio de sus funciones.
“Veo hasta qué punto soy, debido a mi notoriedad, instrumentalizado en los juegos políticos, todavía más escandalosos si se tienen en cuenta los hechos dramáticos ocurridos desde el 7 de octubre, que merecen otra cosa que estás declaraciones”, señaló.
En octubre el equipo de Darmanin, contactado por Afp, señaló: “Desde hace varios años, constatamos una lenta deriva de las tomas de posición de Karim Benzema hacia un islam duro, rigorista”.
Se menciona el rechazo del jugador a cantar la Marsellesa durante sus partidos con la selección de Francia, su “proselitismo en redes sociales sobre el culto musulmán, como el ayuno, el rezo, la peregrinación a la Meca” o su “apoyo a la publicación del luchador ruso de MMA Khabib Nurmagomedov, una auténtica llamada al odio tras la publicación de una caricatura del profeta Mahoma en la prensa francesa”.
Nacido en Lyon, Karim Benzema, de 36 años, es considerado como uno de los mejores delanteros de su generación, ganador de cinco Ligas de Campeones con el Real Madrid.
El Barça ganó 1-0 al Real Madrid en el Clásico de pretemporada de 2022, venció 3-0 el año pasado y volvió a repetir victoria este verano, un 2-1 asentado en los pies de Pau Víctor. El delantero de 22 años, canterano delGirona, llegó al filial azulgrana la temporada pasada y parece haberse ganado la confianza de Hansi Flick durante estas semanas a base de goles y buen fútbol. Contra el Madrid anotó los dos de su equipo, dándole un nuevo triunfo americano al Barça ante su eterno rival. Una constante en las últimas pretemporadas. "El resultado aquí es lo último", valoraba un relajado Carlo Ancelotti.
La realidad es que el Clásico de Nueva Jersey estuvo marcado por dos situaciones. Por una parte, la tormenta eléctrica que azotó la Costa Este de Estados Unidos y que obligó a detener el encuentro a los diez minutos de partido. Decenas de agentes de la policía estatal entraron en el recinto y desalojaron a los jugadores ante la cercanía de los rayos. Los futbolistas querían seguir, pero ambos clubes habían pactado las condiciones antes del encuentro y tuvieron que esperar una hora y media para reanudar el duelo. Fue el Clásico más largo de los últimos años.
La segunda circunstancia va sobre las alineaciones. Flick apostó por un once plagado de futbolistas jóvenes, con Ter Stegen, Iñigo Martínez, Christensen y Lewandowski como únicos habituales, mientras que Ancelotti mostró un once relativamente conocido, aunque sin sus grandes estrellas. Courtois, Militao, Rüdiger, Modric, Brahim y los niños Güler y Endrick como principales focos de atención.
El turco anotó el primer tanto del partido, pero vio cómo se lo anulaban por fuera de juego. Los blancos intentaron dominar el duelo, pero el Barça, valiente, les pellizcó antes del descanso.
Marc Bernal, Marc Casadó y Pablo Torre se hicieron fuertes en el centro del campo y los azulgrana comenzaron a acercarse con peligro. En el 42, Álex Valle puso un centro, Lewandowski se la dejó a Víctor y éste empujó el balón a las redes de Courtois.
Nada más empezar la segunda parte, Víctor tuvo una gran ocasión que detuvo Courtois, pero no perdonó en la siguiente. Lewandowski abrió a la derecha para Valle, el lateral se lució con un centro con el exterior y Víctor completó su doblete. Era el minuto 54.
La entrada de Vinícius dio gasolina al ataque del Madrid, algo apagado después de la reanudación del encuentro tras la suspensión. El brasileño no entiende de pretemporadas y elevó el ritmo de los blancos, que redujeron distancias en el 82 gracias a Nico Paz. Ya era tarde.
Flick se llevó su primer Clásico y el Madrid el aviso de cada verano. "En estos partidos el resultado es lo último", insistía Ancelotti en sala de prensa. "Seguimos con la línea de la pretemporada, de dar minutos, de preparar a los jugadores que poco a poco vuelven... Ahora estamos contentos de que Vinícius ha vuelto bien, Militao también. El próximo partido empezará a jugar también Rodrygo".
El transalpino defendió a Endrick, que no ha conseguido ver puerta en estos partidos: "Lo tiene que tomar como un trabajo para adaptarse al nuevo equipo, a los nuevos compañeros, al nuevo ambiente... Con calma, con tranquilidad, sin presión. No tiene que demostrar nada. Estamos convencidos de que es un gran talento", explicó.
Las estrellas, para la Supercopa
Ancelotti anunció que el resto de estrellas ausentes en esta gira (Mbappé, Bellingham, Carvajal, Mendy, Camavinga, Tchouaméni y Valverde) se incorporarán a la vuelta del equipo en Madrid y estarán disponibles para la Supercopa de Europa contra el Atalanta del 14 de agosto.
"Veremos (si Pau Víctor se quedará en el primer equipo este año), pero dos partidos y tres goles no está mal...", dijo con una sonrisa en rueda de prensa Hansi Flick, cauto a la hora de analizar la victoria. "Es un Clásico y para todos es un gran partido, es algo genial jugar contra el Real Madrid, también para nosotros como entrenadores. Pero estamos en pretemporada y lo que queremos ver es desarrollo", declaró.
«Que nazca algo del caos que sembré», escribió ella misma cuando transitaba por el abismo. Sandra Piñeiro (Boiro, 1996) rememora sus nubes negras con una franqueza que pone los pelos de punta. El lado tenebroso del deporte, el que no se quiere ver pero ahí está. La anorexia adueñándose por completo de una remera de elite, ganadora por dos veces de la Bandera de la Concha con el Club Orio Arraunketa Elkartea. «Poco a poco, estaba matándome, me iba consumiendo», recuerda ahora, ya todo superado, de vuelta a sus 70 kilos (llegó a bajar de 50), al apetito, y con tantos horizontes, retos que le devuelven a la vida. El pasado 21 de abril completó el IRONMAN 70.3 de Valencia y a mediados de julio afrontará el más difícil todavía, la distancia completa (3,8 kilómetros de natación, 180 de ciclismo y un maratón) en Vitoria.
Sandra es pura vitalidad, pero ahí está su historia como lección, como ejemplo y como aviso. Cuando pidió ayuda y escapó de sus propia mente, resurgió la salud, la física y especialmente la mental, y sus ganas de todo. Probó crossfit, hizo carreras de montaña, aprendió a escalar -«cuatromiles, tresmiles, todos los Pirineos me los conozco de pe a pá...»- y ahora le apasiona el triatlón. También se ha empeñado en ayudar a los demás, en visibilizar un tabú que en su caso estuvo a punto de arruinarlo todo. Además de trabajar como entrenadora y readaptadora en San Sebastián, colabora con la Fundación Juntos e Invulnerables, para que los niños no tengan que atravesar por lo que ella pasó.
Sandra relata su historia no tan lejana en EL MUNDO, como muestra de hasta donde puede llevar la mente cuando todo se enturbia. Sus inicios en el remo en Galicia, en el club Cabo de Cruz su Boiro natal, «la primera y única chica», ya con ese «punto obsesivo por el deporte» que lo ponía incluso por delante de los estudios. De ahí a Riveira y pronto «el sueño de venir a remar al País Vasco, que era como jugar la Champions League en fútbol. Ganar la Concha, ganar la Liga... las competiciones más importantes en el mundo de las traineras», aunque ya entonces había brotado algo peligroso dentro de ella.
Piñeiro, en la carrera del IRONMAN 70.3 de Valencia, en abril.@ironmanspainMUNDO
«El problema psicológico con la comida venía de más atrás. Yo era una niña que se refugió en el deporte, encontré ahí un punto de paz y de control dentro del descontrol que tenía, de la mala gestión emocional de problemas en casa. Nació una relación tóxica: me gustaba, me hacía feliz, pero había algo que no era sano con él. Eso es lo que más me costó ver», se inculpa, aunque admite que a los 10 años ya la habían subido a una báscula y enciende la crítica hacia esos entrenadores, sobre todo en deportes minoritarios, «que hacen de Dios, sin conocimientos ni capacidades, jugando con la salud de las personas». Cuando dio el gran salto y fue fichada por Orio, donde pudo compatibilizar con sus estudios y prácticas de la carrera de Ciencias de la Actividad Física y del Deporte, la «obsesión fue a más». «En mi cabeza ya no había otra cosa que no fuese entrenamiento y restricción de comida. No comer, cada vez tenía que pesar menos. Menor peso, mayor rendimiento...», detalla.
Y llegó el infierno. «Normalizar cosas que no son normales». Y mejor escucharla despacio.
«Evitaba los eventos sociales, salir a cenar, porque sabía que iba a haber comida. Medía siempre las calorías a los alimentos, todo tenía que ser verde. Pensaba que entrenar más era sinónimo de rendimiento: cuanto más sufres, más te castigas, mejor. Es una rueda en la que te aíslas de tu entorno y cada vez estás más encerrado con esa voz obsesiva de tu cabeza. y encuentras una satisfacción, porque piensas que estás ganando con esa fuerza de voluntad la batalla a tu cabeza. Y te empoderas. Dices, qué fuerte soy, lo que soy capaz de hacer. Estás atentando contra tu salud, pero te cuesta verlo de forma racional».
Sandra Piñeiro, en San Sebastián.Jose Ignacio UnanueAraba
«Si sabía que había pesaje, vomitaba. Pensaba 'me da igual comer hoy, porque vomito y ya está'. Me dolían las manos de vomitar, me hacía heridas. Todavía tengo las cicatrices en los nudillos. Ves que tus compañeras también normalizan esas conductas. Estar dos días sin comer. Crees que tienes el control. Pero en realidad es la voz que tienes en tu cabeza la que te está obligando a hacerlo».
«Tenía miedo a toda la comida, al arroz, la pasta.. Pesaba la fruta y me comía la más pequeña, la que menos azúcar tenía... Nivel muy obsesivo. Lo único que veía comer bien era lechuga y tomate. Unos garbanzos, arroz con pollo... era inconcebible».
Piñeiro, durante la bici del IRONMAN 70.3 de Valencia, en abril.@ironmanspainMUNDO
«Hubo episodios duros. Hay uno que fue bastante fastidiado [Resopla]. Ahí ya llevaba sin comer unos días... Vomitaba agua. Estás tan obsesionada que hasta el peso del líquido tienes que expulsarlo. No quieres nada que pese dentro de tu cuerpo. Llegas a vomitar hasta 10 veces en un día. Estaba desnutrida, me levantaba de la cama y me temblaban las piernas. No sé ni cómo llegaba a entrenar, iba como un esqueleto, un muerto andante».
Sandra, que en 2019 se hizo viral en un episodio en plena competición que recuerda con mucho cariño -se le rompió el remo y, tras el pánico, siguió balanceándose con sus compañeras para mantener el ritmo hasta acabar ganando aquella regata-, tocó fondo. «Te planteas el querer morir. Es un sufrimiento y un dolor tan grande que no quieres estar», admite. Pero fue capaz de ir en busca de auxilio, en la Asociación de Anorexia y Bulimia de Gipuzkoa. Conoció a su psicóloga y «empezó el proceso con mi entrenador, mi médico y mi nutricionista, un trabajo sinérgico». Y hasta escribió un libro, 'Remando en la oscuridad', con las anotaciones que tenía en su diario del tiempo de recuperación. Una herramienta que su psicóloga le aconsejó que, si lo daba a conocer, podría ayudar a mucha gente, porque «es una enfermedad tabú, de la que cuesta hablar y pedir ayuda. Hay miedo a sentirte juzgado».
«Todo eso ocurrió en mi último año de remo, en 2021. Tuve que parar unos meses, había bajado tanto la masa muscular que tenía riesgo de fallo cardíaco», se sincera. Se retiró y aprendió a hacer «todo lo que siempre me ha apetecido, desde una forma saludable y de ocio». Completar un Ironman, con el lema de su Fundación en el pecho, es también una forma de darle visibilidad a la importancia de la salud mental. Porque Sandra aún sigue teniendo sus «días malos», pero ahora ya posee las «herramientas» para no volver a eso que ella llama «mundo requeteoscuro».