El italiano, cuestionado por la polémica arbitral, admite que “no tengo libertad de expresión para hablar de ellos”. “Es un momento en el fútbol español un poco especial”, insiste.
Ancelotti, en sala de prensa.MIGUEL RIOPAAFP
El Real Madrid vuelve este martes a la Champions League y podría dejar atrás la polémica por los arbitrajes en la Liga, especialmente en el último duelo ante el Sevilla, pero con el clásico a la vuelta de la esquina (sábado, 16:15 horas), Carlo Ancelotti y Kepa Arrizabalaga sabían que una de las cuestiones centrales de su rueda de prensa previa al partido contra el Sporting de Braga iba a ser la actuación de los colegiados. “Yo no tengo libertad de expresión para hablar de los árbitros. Vosotros lo sabéis. Si digo lo que pienso, me suspenden y no quiero. En ese sentido no tengo libertad”, respondió Ancelotti sobre si el Madrid se siente perjudicado.
El italiano, que en el Sánchez Pizjuán tiró de ironía para criticar el trabajo de De Burgos Bengoetxea, se refirió al Caso Negreira: “Es un momento en el fútbol español un poco especial, y todos los sabemos. Hasta que no sea aclarado, habrá siempre este tipo de problema”.
“De costumbre tengo confianza en los árbitros, a veces más, a veces menos. Yo tengo que centrarme en mi equipo y tengo que dejar el trabajo arbitral a los árbitros”, contestó, cuestionado por los vídeos de Real Madrid Televisión sobre los colegiados que arbitran al conjunto blanco.
El técnico aseguró que “los árbitros que arbitran en Europa no tienen la presión que tienen en la liga“, en referencia a una respuesta que había dado Kepa unos minutos antes. “Nos arbitra un árbitro ingles mañana, y lo que puedo decir es que en Inglaterra no se habla tanto durante la semana sobre el arbitraje que ha habido ese fin de semana”. “Sería buena señal que aquí hablásemos de fútbol más allá de cuestiones arbitrales, es lo importante y lo que deberíamos analizar”, añadió el guardameta.
Sobre el partido, Ancelotti admitió que “tengo que evaluar la condición de algunos jugadores, como los que han vuelto de lesión, Alaba y Mendy”. “Nacho y Fran García están bien“, deslizó el italiano, por lo que podrían entrar en su lugar en la alineación. En el centro del campo, las dudas de siempre. Modric y Camavinga fueron suplentes en Sevilla, como Joselu, por lo que no sería raro verles en la alineación inicial.
"Estoy agotado. Necesito un vino o una cerveza. Y este domingo el puro, seguro", bromeaba Carlo Ancelotti en los pasillos del Estadio de Wembley, una vez superada la celebración sobre el césped, la entrega de la copa, los compromisos con los medios oficiales, la rueda de prensa y la zona mixta. El técnico italiano, a sus 64 años, vivió otro partido después de la final de la Champions League. El Real Madrid, su Real Madrid, levantó la Decimoquinta con cierto sufrimiento pero mucha felicidad, dos palabras que el italiano ha repetido sin cesar durante esta temporada, y cuando el colegiado anunció el final se inició un nuevo partido en el estadio que tuvo de todo: fiesta, muchas fotos, muchas palabras, risas, cánticos e incluso alguna pelea. Veamos.
Las lágrimas de Courtois tras el pitido final fueron el comienzo de la fiesta. Bellingham saltó del banquillo sin control, dando saltos de alegría, y se sumó al corrillo que se había creado alrededor de Carvajal, Rüdiger y Nacho. Mientras, en el banquillo, tranquilo, Toni Kroos iba abrazando a todos los presentes y buscaba con la mirada a su compatriota Hummels, amigo de la selección. Para él fue su saludo más sincero y su primera pausa. Un señor hasta el final.
Kroos, a hombros.ADAM VAUGHANEFE
A unos metros comenzaban los bailes. Vinicius se acercó a celebrarlo con el fondo madridista mientras Tchouaméni y Camavinga bailaban y el resto cantaba ese "Cómo no te voy a querer" y los operarios de la UEFA preparaban el escenario para la entrega del trofeo, momento reservado para Zidane, que entregó la copa a Nacho. El francés y Gareth Bale fueron los ex que acompañaron al equipo. Todo quedó en familia.
Carvajal y Vinicius.ADAM VAUGHANEFE
Manteo, bailes, el capote...
Después de que el capitán elevara la orejona al cielo de Londres, la situación se descontroló. Los jugadores celebraron el triunfo en la zona del césped más cercana al fondo de la afición madridista y en el córner donde se congregaban la mayoría de los familiares de los futbolistas. Y desde un primer momento esa situación fue un problema, porque la seguridad del estadio no quería dejar pasar a los familiares al césped y los jugadores sólo querían celebrar con ellos.
Trabajadores del Madrid intentaron reconducir la situación mientras la fiesta seguía. Manteo a Ancelotti, baile con el italiano, Nacho con el capote torero, Kroos a hombros de Militao rodeado de sus compañeros en una imagen icónica... Y todos levantando la copa, incluido Jeremy de León, jugador del Castilla que ha viajado con el equipo en Champions para cuadrar el número de jugadores en los entrenamientos y al que en el vestuario llaman, con cariño, el "amuleto".
Rüdiger en la grada.Kiko HuescaEFE
A su lado, Rüdiger casi acaba con Modric. "¡Mi rodilla!", le tuvo que gritar el croata, en broma, al alemán cuando éste le cogió a hombros. "¡Seis, seis, seis, seis!", repetía como un loco el central, en referencia a las Champions ganadas por Luka.
Pelea entre la seguridad
En la grada, los miembros del club consiguieron convencer a la seguridad para que los familiares saltaran al campo, pero hubo algunos malentendidos y la situación se tornó en pelea. Trabajadores del departamento de seguridad del Madrid y de seguridad del estadio de Wembley (no de la UEFA) se enzarzaron en una discusión que llegó a las manos, con agarrones y empujones entre ellos. Todo porque no dejaron pasar a algunos familiares, lo que provocó el enfado de los futbolistas y del club. Los trabajadores del estadio argumentaban que esas personas no tenían la acreditación correspondiente y los propios futbolistas tuvieron que subir a los asientos a buscarlos. La situación continuó en el interior con varios operarios de seguridad de Wembley empujando contra las paredes del estadio a los de seguridad del Madrid. Un caos.
Bellingham y su familia.JUSTIN TALLISAFP
La madre de Bellingham, fan de Mourinho
En el césped, el hermano de Vinicius corría a abrazar a Bellingham, que le recibía como un familiar más. El inglés hizo de gancho entre su madre y Jose Mourinho, al que le pidió una foto con ella. "Mi madre es una gran fan de Jose desde hace años y le tuve que pedir que se sacara una foto con ella", explicaba el jugador, que le regaló la medalla de la Champions y la camiseta del partido a su madre. "Si la próxima temporada te enfrentas al Fenerbahce, relájate", le dijo el técnico portugués, que acaba de fichar por el conjunto turco.
Vinicius se acercó a la grada a saludar a su 'jefe', el rapero Jay-Z, propietario de la agencia de representación Roc Nation, que el pasado verano adquirió la empresa que lleva los negocios del brasileño. Fue uno de los VIP que se acercó a los jugadores, junto a otros como Lando Norris, piloto de Fórmula 1, que bajó al césped a sacarse fotos con varios futbolistas. En la portería, Camavinga, incansable, jugaba al fútbol con su hermano pequeño y con los hijos de otros compañeros. Tenía gas para más.
Vinicius.GLYN KIRKAFP
La fiesta se trasladó a la zona mixta y al autobús, donde Vinicius apareció ya con gafas de sol. No se las quitó en toda la noche mientras tarareaba canciones del Madrid. "Llega un momento que los jugadores del Madrid dicen 'ahora', y van y ganan", resumía Florentino Pérez en los pasillos. "Sin armar ruido, creo que hemos hecho una buena temporada", bromeaba el presidente.
Al lado del máximo responsable del club estaba Vinicius, que le pedía "que me renueve otra vez, quiero estar aquí para siempre". Toni Kroos, admitía que es "el final perfecto" para su carrera, Bellingham reconocía que "no es una temporada perfecta, nos faltó la Copa", y Modric recordaba que está "cansado de que hablen de la edad, yo me siento bien". Todo mientras desde el bus se escuchaban los golpes de las manos contra las ventanas. Ya había empezado la música que no se apagará hasta que termine la fiesta en Cibeles, este domingo por la noche.
Cuando todos sus compañeros ya caminaban hacia su campo, él se paró ante la grada del Allianz Arena, observó a los 4.000 aficionados del Madrid que poblaban el último anfiteatro, se dio la vuelta y se levantó la camiseta, haciendo más grande todavía su nombre y número. "Vini Jr.", "7". Fue la guinda a un partido colosal por parte del delantero, uno más. Un doblete que le mete de lleno en la historia del fútbol europeo.
Brasil, con todo el fútbol que ha criado y exportado a Europa, no tiene en sus libros un futbolista con más goles y asistencias en eliminatorias de la Liga de Campeones que Vinicius Júnior. Ni Ronaldo Nazario, ni Ronaldinho, ni Kaká, ni Neymar, ni otras leyendas como Romario o Rivaldo. Nadie supera los 10 goles y 12 asistencias del jugador del Madrid.
Ante el Bayern, Vinicius añadió Múnich a esa lista de ciudades que son historia de la Copa de Europa y en las que ya ha dejado su sello. A sus 23 años, ha marcado o asistido en el Etihad, en Anfield o en Stamford Bridge, además de sumar el tanto de la final de la Champions de 2022 ante el Liverpool.
En total, 2 goles al Bayern, 5 goles y 2 asistencias al Liverpool, 2 goles y 3 asistencias al City, 1 gol y 5 asistencias al Chelsea y 1 gol y 1 asistencia al PSG. Además de pases de gol ante Ajax y Atalanta y un gol al Leipzig. Siempre en eliminatorias. Siempre decisivo.
Anoche definió a la red el extraordinario pase de Kroos y tuvo la valentía de asumir la responsabilidad del penalti que metía de lleno al Madrid en la eliminatoria. Una pena máxima que transformó con contundencia, como hacía Cristiano Ronaldo, el último madridista en lograr un doblete en el Allianz Arena, en abril de 2017. "Bravo, CR7/Vini7", le escribió Lucas Vázquez en redes sociales. "Creo que puede jugar de nueve. Ha aprendido a moverse bien sin balón, a atacar la espalda. Es muy frío de cara a la portería rival", le elogió Ancelotti en los pasillos del estadio.
"Toni siempre hace todo muy fácil y me ha regalado un gol. Entrenamos mucho juntos y nos conocemos muy bien. Me alegro mucho de poder marcar dos goles. Ahora toca una noche mágica en casa", valoró el delantero, que dio con una de las claves para llegar lejos en el torneo: "En esta competición es importante no perder. Por eso estamos aquí. Estamos para hacer grandes cosas y queremos ir a la final".
Vini podría haberse guardarse la camiseta de una noche tan especial, pero accedió a la petición de un viejo conocido de LaLiga: Bryan Zaragoza. El andaluz, fichado por el Bayern en el mercado de invierno, se acercó al brasileño nada más terminar el duelo y le solicitó la prenda.
La actuación de Vinicius mantiene el invicto del Madrid en esta Champions. Los de Ancelotti no han perdido ninguno de los 11 encuentros que han disputado en esta edición: 7 victorias y 4 empates. Las cuatro tablas, eso sí, de manera consecutiva. La vuelta ante el Leipzig, los dos encuentros contra el City y el de Múnich. "El resultado es bueno", admitió Ancelotti. "Pero se podía hacer mejor. El mejor momento nuestro fue el principio de la segunda parte y nos marcaron dos... Mostró su mejor versión y nosotros no. Tenemos tiempo para mejorar el miércoles".
El italiano admitió que Bellingham sufrió calambres en la segunda parte y le obligó a hacer el cambio. "Creo que va a recuperar su mejor versión. Ha tenido una lesión que le ha afectado, volverá muy pronto y para el miércoles estará al cien por cien", avisó. "Estoy bien", declaró el centrocampista a su paso por zona mixta.
El inglés tuvo un momento interesante con su compatriota Harry Kane antes de que éste lanzase el penalti del 2-1. Se acercó al delantero y le molestó durante unos segundos. Ya en zona mixta, Kane resumía la situación a este periódico: "Me dijo que iba a lanzar a la izquierda y que se lo iba a decir al portero. Por suerte vi a Lunin lanzarse un poco antes a la derecha y lancé a la izquierda" .