Alexia Putellas e Irene Paredes, ayer tras declarar por el caso Rubiales.EFE
«Quien no nos entiende es porque no quiere entendernos», explicaba Alexia Putellas hace unos días.
«Me parece muy bien que las mujeres tengan su espacio y sus derechos, pero deben saber que no se pueden equiparar en ningún sentido con un futbolista ho
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
No quiere acordarse Suiza de que Aitana Bonmatí comandó una goleada germen del triunfo en el Mundial hace apenas dos años, de su MVP como mejor jugadora del torneo y de su primer Balón de Oro. Suiza como punto de origen, también en esta Eurocopa. Una meningitis vírica la sujetó demasiado al banquillo en la primera fase. Han pasado 28 días «de progresión eterna», como ella misma confiesa, y ahora siente que llega su hora. España, comandada por una espectacular Alexia Putellas, no notó su ausencia, pero necesita todo el talento ahora que llega la fase decisiva del torneo. Es la hora de Aitana.
Se vio fuera de un torneo en el que no ha dejado su sello. «Nunca pensé que no podría estar, pero faltaban cinco días y me veía un poco lejos. Conocéis mi mentalidad. Hablar de emociones es sano. Los malos momentos sirven para sacar lo mejor y he sacado una Aitana más fuerte», reconocía horas antes del duelo ante Suiza. Esa jugadora aún no aparece en las estadísticas de un torneo en el que estaba llamada a brillar. Necesita remontar sus números. Ha jugado 144 minutos, solo un partido de titular y completo, ante Italia, y su bagaje es impropio: solo dos disparos a puerta. «Mis últimos 90 minutos fueron los de la final de la Copa de la Reina el 8 de junio. Estar en una cama de hospital cuatro o cinco días parada me afectó y la vuelta ha sido como de una lesión. Pero se ha hecho lo mejor para mi salud», admitía.
Su vuelta a un centro del campo donde brillan Alexia y Patri Guijarro, las dos únicas MVP de España hasta el momento, quiere que sea electrizante. «Quiero disfrutar, y lo espero todo de este equipo. No sé si se ha visto a la mejor España, pero vienen partidos más competidos: o ganas o te vas. Ahora viene lo mejor», presagió.
«Un desafío defenderla»
España busca volver a hacer historia alcanzando unas semifinales 28 años después en un estado volcado en contra, lo que para Aitana significa «presión para ellas». Y es que Suiza persigue un reto aún más grande. «Es el partido en mayúsculas», subrayaba la veterana Pia Sundhage , que apuesta por arroparse frente a lo que puede ser un vendaval. «Debemos tener paciencia y estar juntas. Tenemos que estar conectadas», advertía. Un ojo lo tendrán en el regreso de la doble Balón de Oro: «Es un desafío defenderla», reconocía la central Noelle Maritz.
Aitana, durante un entrenamiento en Lausana.EFE
Más allá de eso, apenas han pensado en fútbol. Su preparación se ha enfocado en lo emocional. Es el gran momento de Suiza, que tiene detrás a todo un país. Por eso, jugadoras y cuerpo técnico se han refugiado en la épica. «Hemos compartido historias, y eso es bueno», decía la entrenadora. Una de ellas la victoria de la selección masculina a España en el Mundial 2010 en Sudáfrica. Un gol de Gelson Fernandes, aprovechando los rebotes y la falta de entendimiento entre Iker Casillas y Gerard Piqué, le dio una victoria ante los que sería después campeones del mundo. «Esas historias nos dan energía», añadía Sundhage. El eterno relato de David contra Goliat.
No es el único recuerdo motivador que ha encontrado la sueca para agigantar a sus jugadoras. En el Stadion Wankdorf, en el Mundial de 1952, ocurrió el llamado 'Milagro de Berna'. Alemania, una selección de un país devastado tras la II Guerra Mundial, se proclamó campeón remontando dos goles a Hungría. Otra vez el pequeño que se impone al grande, que llega en plenitud. Y no solo por el regreso de Aitana. También debutará Cata Coll bajo palos y Esther, recuperada, buscará abrir hueco como 'pichichi'.
El 15 de octubre del año pasado, en la penosa sala de prensa del Nuevo Arcángel de Córdoba y tras sellar prácticamente su clasificación para los cuartos de final de la Liga de Naciones, Luis de la Fuente, sonriente, dijo esto: «No se trata de estar agrandado, son cosas ciertas. La tierra es redonda, aunque algunos piensan que es plana. No se puede ir contra las cosas ciertas. Estoy muy tranquilo, no estoy agrandado, pero si lo estuviera, me lo habría ganado porque otro, en estas circunstancias, tiraría de carisma. Yo soy humilde y no voy a cambiar. Ahí la dejo, báilala».
Eran tiempos en los que, incluso desde algún sector cercano al poder en la Federación, con Pedro Rocha apartado, se deslizaba que sí, que al seleccionador se le había subido a la cabeza la Eurocopa y que esa reclamación de un mejor contrato se le había ido de las manos. Porque ya en ese momento, octubre del año pasado, De la Fuente demandaba públicamente una renovación que ayer se cerró hasta 2028. Entre ese 15 de octubre y ayer, 27 de enero, han pasado 104 días y no pocas cosas.
Para saber más
De la Fuente, antes de la Eurocopa, había apalabrado su nuevo contrato con Pedro Rocha, el hombre que designó Luis Rubiales para guardarle el sillón mientras Luis Rubiales creyó posible irse para volver. El técnico tenía un contrato de personal de alta dirección desde que fue nombrado seleccionador sub'21, por el que cobraba alrededor de 600.000 euros brutos anuales. Al pasar al primer equipo escaló, aproximadamente, hasta los 800.000. Su acuerdo verbal con Rocha subía a 1,2 millones.
Habiéndole devuelto a España un título internacional de primer nivel, ocurren dos cosas nada más volver de Berlín: De la Fuente entiende que esa cifra debe revisarse, y Rocha ve cómo el martes 16 de julio, apenas dos días después de la final de la Eurocopa, el TAD (Tribunal de Arbitraje Deportivo) le inhabilita durante dos años. Es decir, De la Fuente se queda sin interlocutor válido para cambiar de contrato. Porque él, al margen del dinero, quería tener un contrato como seleccionador nacional. La situación de interinidad en la Federación impide que se firme nada. Nadie, ni la Junta Gestora ni el Secretario General, querían dar ese paso por miedo a seguir el camino de Rocha.
Difícil rehabilitación
De la Fuente, ante sus más allegados, se muestra molesto con su situación, y lo hace público en esa ventana de partidos de octubre, poco después de comenzar a trabajar con su nueva agencia de representación, conocida también por llevarle sus asuntos a Fabián Ruiz o Alexia Putellas (es en ese momento, conviene subrayarlo, cuando una parte de los que mandaban entonces en Las Rozas hablan de «recrecimiento» por su parte).
Solventados los partidos de noviembre y conocido el rival para cuartos en el sorteo, De la Fuente decide afrontar un reto que llevaba aplazando varios meses: el 3 de diciembre entra en el quirófano para operarse de su rodilla, algo que le va a exigir una rehabilitación difícil. Para ella, para la rehabilitación, se queda en Madrid y no falta ni un día a su cita con el gimnasio y con los fisios. Poco después, el 16 de diciembre, Rafael Louzán gana las elecciones a la presidencia y ese mismo día dice que lo primero que hará es llamar a De la Fuente para cerrar la renovación.
Luis de la Fuente.EFE
Pero no fue lo primero que hizo. Tardo varios días en llamarle, algo que tampoco gustó al entrenador, que sin embargo, por supuesto, se sentó con él para cerrar a principios de este mes un acuerdo que llega hasta 2028 y que ronda, si se cumplen todos los objetivos, los dos millones de euros brutos al año, un sueldo, ahora sí, de campeón de Europa. Esos pequeños malestares quiso ignorarlos ayer: «No ha habido discrepancias. Siempre he dicho que estaré en los sitios mientras sea feliz y lo soy. Ha habido sintonía y cercanía en todo momento. Es un momento de alegría para mí, para mi familia y espero que para todo el mundo del fútbol». Lo de la sintonía y la cercanía es discutible, pero eso dijo.
Llama la atención la duración, pues se rompe una regla no escrita en la Federación, desde hace más de tres décadas, según la cual a los seleccionadores se les renueva de gran campeonato en gran campeonato. De la Fuente ha firmado estar en dos seguidos (el Mundial 2026 y la Eurocopa 2028), con los riesgos que eso conlleva. En estos siete meses, De la Fuente ha tenido ofertas, la mayoría de ellas bastante «exóticas», según fuentes de su entorno, que no confirman ofrecimientos de Oriente Medio y algún escarceo poco claro con la Liga estadounidense a través de un famoso intermediario que ya llevaba los asuntos, en su día, de Luis Aragonés. "Estoy donde quería estar. Nunca he pensado en otra selección. Estoy feliz aquí y nunca he querido irme. Desde la estabilidad se trabaja mejor y eso es lo que tengo en mi casa, la Federación. Espero seguir muchos años más", zanjó ayer, y en algo tiene razón: él nunca quiso irse.