Thor, Dios nórdico del trueno, hizo acto de prensa en Dortmund para detener el Alemania-Dinamarca durante 22 minutos, pero los de Nagelsmann terminaron saliendo indemnes de la tormenta para esperar a España o a Georgia en los cuartos de final de la Eurocopa. Un duelo eléctrico, siguiendo con las comparaciones fáciles de la noche, en el que el VAR actuó dos veces y los anfitriones, a hombros de Havertz y Musiala, ganaron el constante ida y vuelta.
Nagelsmann realizó dos cambios en su once con respeto al equipo de gala con el que inició el campeonato. Raum y Sané entraron por Mittelstadt y Wirtz, y el equipo lo notó. En un arranque furioso, Alemania fue lo que prometía el cielo: una tormenta sobre la portería de Schmeichel. Extraordinario en la presión tras pérdida, el conjunto germano asedió las redes rivales durante los primeros 15 minutos.
En el 3, Oliver anuló un gol a Schlotterbeck por falta de Kimmich; en el 6, el guardameta nórdico voló para salvar un disparo desde lejos del lateral alemán; en el 10, Rüdiger encontró en largo a Havertz y el delantero del Arsenal voleó de primeras para la estirada de Schmeichel; en el 12, Musiala probó suerte desde fuera del área y su lanzamiento salió desviado. Alemania no pisaba el freno, pero Dinamarca supo cómo responder.
Los daneses comenzaron a respirar con balón, enlazando posesiones largas para aliviar las ansias de los anfitriones. Y a partir de ahí el partido cambió. El duelo pasó de jugarse en sexta marcha a primera. Lento, pausado y sólo con algún arranque puntual. Alemania no podía aguantar todo el choque a 100 kilómetros por hora y aceptó la pausa. Sonrió Dinamarca, que tuvo opciones con Maehle y Eriksen antes de la tormenta.
En el minuto 36 y en mitad del diluvio, Oliver anunció la suspensión del duelo. La UEFA ya había alertado sobre la tormenta eléctrica que iba a caer en Dortmund y no dudó a la hora de parar el partido, justo los rayos caían más cerca del estadio.
22 minutos lluviosos después, el cielo se calmó y los jugadores regresaron al césped para jugar los nueve minutos restantes de la primera parte, en los que Alemania volvió a pisar el acelerador consciente de que un partido largo y espeso beneficiaba a su rival. Lo intentaron Havertz y Schlotterbeck, pero la más clara fue de Hojlund en una contra que no consiguió resolver ante un rápido Neuer.
Los minutos de locura
La segunda parte fue diferente. Un ida y vuelta sin pausas, sin dudas, sin freno, con cinco minutos en los que la locura se apoderó del Signal Iduna Park. En el 48, Andersen se aprovechó de varios rechaces tras un centro y anotó ante Neuer, pero el VAR avisó a Oliver de que Delaney estaba en fuera de juego en el último rebote. Freno de mano a la emoción danesa. Y no quedaría ahí el golpe moral
En la siguiente jugada de ataque, Raum puso un centro que se fue largo, parecía que no pasaba nada, pero cuando el balón salió del campo el VAR avisó de nuevo a Oliver. En el pase del lateral, la pelota había dado en la mano de Andersen, al que el destino le jugó una mala pasada. Penalti y gol deHavertz.
El tanto hizo daño a Dinamarca, que vio cómo todo el esfuerzo de los primeros 50 minutos había sido en vano. En el shock nórdico, Havertz tuvo su segundo gol de la noche, pero erró al picar el balón ante Schmeichel. Alemania tenía lo que más le gusta: espacio para correr a la espalda de la defensa danesa, demasiado adelantada.
Dinamarca quiso llegar tocando, con el riesgo que eso supone ante un equipo con tanta calidad a la contra, y aunque Hojlund lo intentó con un buen disparo ante Neuer tras una combinación, el partido se deslizaba hacia el segundo de los locales.
En los espacios crecieron Havertz, Sané y Musiala, que encontró huecos a la contra para casi sentenciar el duelo. En el 69, Schlotterberck, imperial al corte y en el pase, dibujó un balón largo a la espalda de los centrales que Musiala atrapó a la carrera. Schmeichel dudó en la salida e hizo dudar a sus compañeros, y terminó quedándose en la línea para dar ventaja al talentoso mediapunta alemán, que definió con tranquilidad ante el danés.
El tramo final fue de total impotencia nórdica. Alemania perdonó a la contra, pero ya pensando en los cuartos. El anfitrión ya espera a España o a Georgia.