Roland Garros
Logró su quinta victoria en otros tantos partidos frente al griego al imponerse por 6-2, 6-1 y 7-6 (5) y estará por primera vez en la penúltima ronda del torneo. “Si quieres ser el mejor tienes que ganar al mejor”, coinciden ‘Nole’ y el español en sus declaraciones
Es tal el vuelco que ha dado Carlos Alcaraz al circuito que jugadores como Stefanos Tsitsipas, 25 años, doble finalista del Grand Slam, número cinco del mundo y ganador de nueve títulos de la ATP, parecen empezar a formar parte del pasado, al menos en lo que concierte a las conquistas de máximo rango. El español ha acelerado el curso de los acontecimientos a una velocidad insoportable para el resto de competidores e incluso los mejor ubicados para tomar el relevo del denominado Big Three empiezan a sentir cómo si su tiempo ya hubiera quedado atrás. Alcaraz venció a Tsitsipas por 6-2, 6-1 y 7-6 (5), en dos horas y 12 minutos, y disputará este viernes ante Novak Djokovic sus primeras semifinales de Roland Garros.
Fue precisamente Tsitsipas, en la tercera ronda del Abierto de Estados Unidos, el primero en percibir en carne propia lo que estaba por llegar. Aquella victoria del hoy número 1 del mundo sugirió el comienzo de una nueva era que tardaría poco en materializarse. Un año después, Alcaraz ganaría en Nueva York su primer grande y se convertiría en el jugador más joven en subirse a lo más alto del ránking.
Esa velocidad sideral en el devenir del tenis la señala el español en cada partido. Apenas concede respiro a sus oponentes, que van con el agua al cuello desde que la pelota se pone en movimiento. Lo sintió pronto Tsitispas. después de un excelente comienzo al servicio. Arrinconado en la zona de revés, con la dificultad añadida de ejecutar el golpe a una mano, vio pasar a Alcaraz como un artefacto explosivo imposible de desactivar. Tampoco le servía aproximarse a la red, una alternativa lógica si quería contar con alguna opción en el partido.
El apoyo del público
Sin dejar de rendirse ante el murciano, el público que colmaba la Philippe-Chatrier, deseoso de que hubiera más disputa de la que sugería una nueva exhibición de Alcaraz, dispensaba todo su cariño a Tsitsipas. Era tal el muestrario de golpes del tenista de El Palmar que el encuentro amenazaba con acabarse demasiado pronto. Los gritos de “¡Stefanos, Stefanos, Stefanos!” trataban de empujar al heleno en la tarea titánica de plantar cara al mejor jugador del momento, al joven con todas las armas para marcar una época. La situación generó ansiedad en Tsitsipas, desencajado, sin soluciones. El primer set se fue como un suspiro y el segundo corrió el mismo destino, cerrado con una doble falta de la gran víctima de la noche.
Mientras Djokovic precisó tres horas y 38 minutos para desembarazarse en cuatro sets de Karen Khachanov, decimoprimero en el escalafón, Alcaraz pidió cita con el balcánico sólo con alguna dificultad para cerrar la noche. La quinta victoria del español ante Tsitsipas en otros tantos partidos tuvo una demora con la que no se contaba. Acaso asombrado por la suficiencia con que manejó el partido, el campeón este año en Indian Wells, Madrid, Barcelona y Buenos Aires aligeró el paso tras dominar 5-2 en el tercer set y se vio envuelto en un desempate, antes de culminar su actuación en el sexto match point y lograr así su trigésimoquinta victoria de 2023, año en el que sólo ha concedido tres derrotas.
Djokovic, que perdió frente a él en las semifinales del Masters de Madrid del pasado año, en su único enfrentamiento hasta la fecha, sabe que le espera una empresa de extraordinaria dificultad. Si superar a Rafael Nadal sobre la tierra parisina era, según sus propias palabras, uno de los mayores desafíos para un deportista, detener ahora mismo a Carlos Alcaraz precisa de una heroicidad homologable.