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Rayo – Barça (1-1)
El conjunto azulgrana mejora en el tramo final ante el Rayo para rascar un empate, pero sigue con su mala racha de sensaciones. No gana en Liga en Vallecas desde 2018. Unai López y Lejeune, en propia, pusieron el 1-1.
El parón de selecciones no ha sacado al Barcelona del bache. El conjunto azulgrana, que venía de perder ante el Shakhtar en Champions y de sacar una rácana victoria contra el Alavés en Montjuic, volvió a la competición liguera después de los viajes internacionales con las mismas sensaciones extrañas que hace dos semanas. Visitó Vallecas y sufrió, como sufren casi todos los equipos que paran en el barrio madrileño y como sufre el cuadro culé desde hace años. No gana en Liga en Vallecas desde 2018. Fue un Barça de menos a más y un Rayo de más a menos, resultando en un empate que deja a los de Xavi por detrás de Girona y Real Madrid.
Arrancó el cuadro catalán sin Ter Stegen, Koundé, Araújo, Gündogan ni Joao Félix en unas rotaciones, algunas obligadas, que dejaron el equipo en las manos y los pies de Frenkie De Jong y Pedri. Dos mentes brillantes a las que el cuerpo, y sus lesiones, les han trastocado el inicio de la temporada. Si ellos no fluyen, tampoco lo hace el Barça, y en Vallecas se notó.
El Rayo, impulsivo y vertical como reza su ADN, pasó por encima de los azulgrana en la primera parte. Tuvo más ideas y más intensidad mientras su rival todavía pensaba en lo que estaba pasando. El Barça amasó la posesión sin peligro, perdiendo demasiados balones en zonas peligrosas y permitiendo al Rayo potenciar lo que más disfruta: las contras. Con De Frutos, Isi y Camello, los de Francisco pudieron adelantarse en los primeros minutos. Primero con un disparo de Isi Palazón que Iñaki Peña, que sustituyó al lesionado Ter Stegen, no agarró con decisión y a punto estuvo de llegar De Frutos.
Los locales apretaron la salida de balón culé, especialmente a De Jong y Oriol Romeu, muy irregular como pivote. Una pérdida del neerlandés en área propia casi la aprovecha Valentín, que definió tímido ante Peña.
Tras el inicio eléctrico de los vallecanos, el partido entró en una zona demasiado bronca. Demasiadas faltas, demasiados parones y pocas ocasiones. En el Barça sólo los regates de Lamine Yamal dieron aire a un ataque demasiado estático, con Pedri algo perdido en la mediapunta y Ferran y Lewandowski sin aparecer.
En el 38, el Rayo encontró premio a su esfuerzo con un golazo de Unai López. Trejo disparó de volea desde la frontal, golpeando el balón en un defensa y saliendo rechazado lejos de zona de peligro, pero Unai, de primeras, se atrevió a lanzar un misil hacia la portería de Peña mientras éste todavía se levantaba de la inercia tras el tiro de Trejo. La pelota entró rozando el palo izquierdo del guardameta para la locura de Vallecas, que no se lo creía.
El Barça pidió fuera de juego de Camello en el inicio de la jugada y en el disparo de Unai, argumentando que molestaba la visión de Peña, pero después de la revisión del VAR, Munuera Montero confirmó el 1-0.
Antes del intermedio, el Rayo estuvo a punto de poner el 2-0 con una internada de De Frutos y un pase atrás que desvió milagrosamente Baldé cuando Camello se preparaba para marcar.
El paso por los vestuarios cambió al Barça. A los diez minutos, Xavi retiró a Ferran y a Romeu y dio entrada a Joao Félix y Gundogan, algo que agradeció su equipo. De Jong se situó en el eje del centro del campo y bajo su dirección el partido se inclinó hacia la portería de Dimitrievski, Cancelo y Balde encontraron huecos hacia la línea de fondo y por Gündogan, De Jong, Joao y Pedri crearon juego sin cesar, aunque no demasiadas ocasiones claras. El ataque mejoró, pero sin ideas al final ante un Rayo bien plantado en defensa.
La entrada de Raphinha afianzó todavía más el dominio de los azulgrana y el brasileño estuvo a punto de empatar, pero su disparo desde la frontal se topó con el palo izquierdo del portero vallecano. El pequeño asedio culé no daba frutos.
En el 81, Iñigo Martínez vio el hueco a la espalda de la defensa local y envió un pase perfecto a Balde, que alcanzó la línea de fondo y cedió atrás para Lewandowski. Parecía gol del polaco, pero la repetición confirmó el tanto en propia portería de Lejeune.
Premio para los buenos minutos finales de un Barça de menos a más que también pidió un penalti de Espino a Raphinha, y golpe para un Rayo que acusó el cansancio en el último tramo del duelo. Los de Xavi se quedan en tercera posición, un punto por detrás del Madrid y a tres del Girona, ambos con un partido menos.