El seleccionador fue a ver al Cristo del Cachorro el pasado jueves, como siempre que va a Sevilla. Unai Simón critica la presencia de las cámaras en el vestuario
Las cosas van razonablemente bien para España, que este domingo, si gana, certificará su presencia en la Eurocopa de Alemania del próximo verano. Pero aunque no gane, logrará ese objetivo en noviembre ganando uno de los dos partidos ante Georgia y Chipre. Y como las cosas van razonablemente bien, hay que quebrarse un poco la cabeza para preguntarle a los protagonistas por algo con un mínimo interés. Más allá de que juegue Fran García por Balde (o Pedraza) o de que Fabián sustituya a Merino, el foco se puso este sábado en Dios, por un lado, y en las cámaras dentro de los vestuarios, por otro.
Luis de la Fuente, es conocido, tiene una potente vertiente religiosa. “Sí, soy creyente, y me alegra que me hagas esa pregunta”, respondió cuando alguien le refirió su visita el pasado jueves, antes del partido, al santuario del Santísimo Cristo de la Expiración, también conocido como el Cristo del Cachorro, que está muy cerca del hotel donde habitualmente se concentra la selección. Es una visita habitual en De la Fuente, que cada vez que va a Sevilla -donde vivió muchos años- acude a su cita con el Cristo. “Sí, le pedí salud y le pedí trabajo. Que salgan bien las cosas me da mucha fortaleza. Y me tranquiliza saber que tomo decisiones con cierta iluminación, con el apoyo de Dios. Pero sí, pedí salud y trabajo para todos”, explicó el técnico.
El otro tema ajeno a lo puramente deportivo llegó con Unai Simón. El portero del Athletic de Bilbao es un tipo algo descreído, que mira con desconfianza a la prensa y al que no le gustan mucho los caminos del fútbol moderno. Dijo que no se sentía cómodo con las cámaras dentro de los vestuarios, una iniciativa de LaLiga este curso. “¡Qué más da lo que a mí no me guste! Las cosas no van a cambiar. Entiendo que si se genera más dinero se seguirá haciendo. No me voy a poner a detallarte las cosas que no se deberían hacer. Yo no lo entiendo y ya está. Un día meterán las cámaras en el cuarto de baño, y a ver lo que hago. Pero bueno, si vende…”, dijo el guardameta titular de España.
Por lo demás, el nombre que sobrevoló la comparecencia de ambos fue el de Erling Haaland. Hubo media docena de preguntas relacionadas con el delantero del City. “Intentaremos hacer lo que hacemos siempre”, dijo el técnico, y el portero sí fue más explícito: “Intentaremos que no la toque en el área, porque si la toca, tiene muchas más opciones de ir para dentro que con otros jugadores”.
A De la Fuente, por cierto, no le preocupa su futuro, por mucho que antes, si un técnico lograba clasificar al equipo para un gran torneo, quedaba automáticamente renovado. “No me preocupa lo más mínimo, lo que tenga que ser, será”.
Llegaba el Inter en octavos de Champions, último finalista de la competición, sin perder desde septiembre, salvo un duelo en Coppa ante el Bolonia. Con una riqueza táctica y técnica que impresionaba en Europa. El partido de San Siro para el Atlético de Madrid fue como una visita al dentista salvada por Oblak, como anestesista, y por una gran falta de acierto italiano. Entonces, el éxtasis en la vuelta en el Metropolitano, de nuevo con el esloveno como héroe.
El Atlético de Madrid volvía a hacerlo. Como ante el Chelsea en 2014, el Bayernde Múnich en 2016 y el Liverpool en el 2020, el equipo rojiblanco se sobreponía a una presunta inferioridad sobre el papel para salir victorioso, aunque fuera en la agonía de la tanda de penaltis. "Gran parte de los logros del Atlético son mentales, ante los grandes se motivan", explica a EL MUNDO el ex guardameta rojiblanco, Abel Resino.
Una de las primeras gestas futbolísticas fue la remontada ante el Chelsea de Mourinho en Stamford Bridge en 2014. Era el acceso a la primera final de la Champions del Cholo y la segunda en la historia del club. Los pupilos del argentino tuvieron que sobreponerse no sólo al empate a cero del Calderón en la ida, sino a que 'su Niño', Fernando Torres, adelantara a los blues en la primera media hora del encuentro.
"Sentíamos que podíamos con cualquiera. Habíamos ganado todo y nos faltaba la Champions. Fuimos muy superiores, a pesar de que ellos se adelantaran", cuenta Mario Suárez, uno de los mediocentros titulares del conjunto rojiblanco. Adrián y Diego Costa de penalti darían la vuelta al marcador, Arda Turán remataría al Chelsea y encargaría el ticket para la final de Lisboa, que se terminaría perdiendo con el Madrid.
El viaje a la segunda final del Cholo conllevaría otra semifinal que asombraría al mundo y daría cuenta de la capacidad de resiliencia del conjunto rojiblanco. Sería, además, frente al Bayern de Guardiola en 2016. Saúl hizo en la ida en el Calderón uno de los goles más bonitos de la historia de la Champions y, probablemente, el más importante de su carrera. Con esa exigua ventaja llegaba el Atlético a Múnich a sufrir uno de los mayores asedios de la historia de la competición.
"Fue un ejercicio de fe", apunta Suárez, "saber que para ganar y conseguir el objetivo hay que sufrir", añade. El Bayern tuvo un 73% de posesión y realizó 33 remates, pero sólo consiguió vencer por dos goles a uno con Griezmann y Oblak como héroes de la noche y se hizo bueno el valor doble de los goles fuera de casa. "El equipo ante los grandes tiene que saber en todo momento lo que tiene que hacer. No puede salir a tumba abierta. Hay que realizar un juego defensivo sin fisuras", apunta Resino.
De nuevo, la alegría que lleva a la decepción de perder la segunda final consecutiva ante el Real Madrid. En un club en el que, tras otro palo, entraron las dudas desde la cúpula hasta el banquillo pero, como dice Abel Resino, solo había que tener un poco de memoria. "El cambio que produce la llegada de Simeone es como el día y la noche. La gente que dice que ya ha pasado no se acuerdan de cómo era el club antes de él. No se entraba en Europa, se quedaba décimotercero...", apunta.
Y es cierto que desde la llegada del argentino hay más Chelseas, Bayerns y otras gestas; como la del Liverpool en el año de la pandemia, con esa remontada épica en Anfield por dos goles a tres con aquel doblete de Llorente in extremis y el gol de la victoria de Morata; que decepciones. "A nivel emocional estos partidos de Champions te sacan lo mejor", comenta el ex futbolista rojiblanco Filipe Luis, presente en Stamford Bridge, pero apunta también el bajón mental que se produce tras estas grandes exigencias.
Las decepciones
Filipe se refiere a los partidos ligueros entre eliminatorias europeas, pero esa relajación quizás también afecte al equipo ante retos más sencillos en Europa. De hecho, todos los equipos querían el pasado 15 de marzo que le tocase la bola del Borussia de Dortmund en el sorteo de los cuartos en Nyon. Era, a priori, el rival más asequible. Le cayó al Atlético y, a juzgar por la primera media hora en el partido de ida, parecía que iba a ser un paseo. Entonces, se relajó la tensión y, lo que iba a ser un partido de 3-0 terminó dos a uno, y gracias.
"No fue relajación, a lo mejor ese día con ese equipo no juegas bien. Tan fácil como que no metes las que tienes", explica Mario Suárez. Una explicación y una relajación que se extiende a otras sombras europeas como aquella fase de grupos en 2017 en la que el equipo rojiblanco no consiguió ganarle un partido al desconocido Qarabag y quedó tercero de grupo. Aunque luego se alzara ese mismo año con la Europa League ante el Olympique de Marsella.
Tampoco podemos olvidar la derrota ante el Leipzig en aquella Champions de la pandemia cuya fase final se jugó a partido único en Portugal. Y, por último, la mayor decepción europea del Cholo hasta la fecha cuando el equipo, el año pasado, no consiguió pasar de la primera fase de la máxima competición en un grupo en el que coincidió con el Brujas, el Oporto y el Leverkusen. "No es que el entrenador no consiga mentalizar, es que el propio técnico cree que ante ese tipo de partidos no hace falta hacerlo. No es lo mismo un partido ante un City que ante un Almería o Villarreal", apunta Resino.
Esta noche en Alemania el equipo deberá elegir qué cara poner, si la de las grandes noches europeas o la de las grandes decepciones. "El Atlético de Madrid tiene plantilla como para ganar la Champions y a eso se suma que los jugadores se lo llegan a creer", apunta Abel. Como dice el eslogan rojiblanco: "Nunca dejes de creer".
ORFEO SUÁREZ
@OrfeoSuarez
Madrid
Actualizado Viernes,
15
diciembre
2023
-
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