Suzann Pettersen decidió colocar a la jugadora española en la penúltima salida de los emparejamientos individuales, intuyendo que el final iba a ser apretado y que Carlota Ciganda podría ser fundamental, como así fue en la reconquista europea de la Solheim Cup. El Viejo Continente, con un resultado de 14-14 logró su tercera edición consecutiva, firmando una racha histórica.
Desde la paliza americana en la primera sesión de foursome del viernes por la mañana, donde las estadounidenses pusieron el marcador 4-0, Europa fue remando hasta llegar al empate con 8 puntos antes de los definitivos enfrentamientos de individuales. Seis puntos necesitaban las locales para retener el trofeo, mientras que las visitantes tenían que acumular 6 puntos y medio si querían recuperar el trofeo.
La sueca Linn Grant, revelación del torneo, tomó la responsabilidad de abrir la sesión, aunque terminaría cayendo en el hoyo 18 ante una inspiradísima Megan Khang.Leona Maguire dio UNA lección de garra y pundonor para destrozar por 4-3 a la futura estrella Rose Zhang. El marcador reflejaba un empate a nueve puntos. Danielle Kang, por parte americana, y Anna Nordqvist, por el equipo europeo, ganaron sus respectivos puntos para poner el marcador en 10 a 10.
En ese momento Europa saboreaba el triunfo, dominaba muchos de los partidos y los números salían, pero dos de los matches que parecían controlados, se torcieron y se desvanecieron dos puntos potenciales. Andrea Lee empataba el partido con Georgia Hall y Cheyenne Knight también arrebataba medio punto a la escocesa Gemma Dryburgh. El marcador seguía reflejando el equilibrio, en este caso en 11 puntos.
Angel Yin sumaba el punto número 12 para Estados Unidos frente a una desdibujada Celine Boutier, la francesa es número uno del LPGA pero no ha ganado ni un punto en toda la competición. El punto 13 fue sencillo para Lilia Vu, que arrasó a la sueca Sagstrom por 4 y 3, mientras que Ally Ewing dominaba tres hoyos arriba a Caroline Hedwal, que logró la remontada clave de esta Solheim. La sueca terminó con cinco birdies en los últimos 6 hoyos para levantar un partido imposible y dar un punto clave para Europa, que empataba el marcador en 12 puntos.
Lexi Thompson y Maya Stark lograron dos puntos para sus respectivos equipos y así poner el marcador a 13, con sólo un partido en juego, el de Carlota Ciganda frente a Nelly Korda, número 3 del mundo. Carlota empezó ganando, pero Korda consiguió empatar el partido en el hoyo 15, la navarra parecía tocada, la Solheim dependía de su suerte. En la difícil ejecución del hoyo 16, la norteamericana presionó con un hierro a unos cuatro metros del hoyo.
Ese fue el momento celestial de esta Solheim Cup, Carlota reventó el recinto de Finca Cortesín dejando la bola a medio metro del hoyo, el birdie, ponía a la española de nuevo por delante, y en el 17 par 3, pegaría el mejor golpe del día para dejar de nuevo la bola a un metro del hoyo. La Finca Cortesín explotó como nunca antes lo había hecho y en presencia del rey Felipe VI, Ciganda embocó el putt definitivo que dejaba el trofeo en casa. La euforia fue incontenible . Carlota ya sabe lo que es tocar el cielo con las manos. “Estoy muy feliz”, recalcó la jugadora española, la heroína de la Solheim Cup de 2023.
Apenas el mercado semanal del parque de la Devesa agrieta la tranquilidad de Girona, donde poco, prácticamente nada, advierte que llega un gran día: el debut de la ciudad en la Champions, este miércoles en el campo del PSG (21.00 horas, Movistar). Sobre la arena de la Plaça de la Independència unos cartelones de Etihad Airways, patrocinador del equipo, dejan algo entrever -"Juntos hacia nuevas alturas" es el emblema- y para alivio del fotógrafo por allí aparece Javi, con una camiseta de Stuani y el logo de la competición. Pero poco más.
Si acaso hay más camiones que de costumbre descargando comida y cerveza en los bares de alrededor, como el Fock Viu, una hamburguesería y cocktelería muy 'street food' que se prepara a conciencia. Allí se reunirán hoy decenas de chavales convocados por el podcast 'Tribuneros de Montilivi' de Pol Mejias y Martí Pardo. "A Girona le falta un lugar de referencia donde ver los partidos de fuera. No hay un sitio donde se junte la afición, estamos desperdigados y, de hecho, igual vas a un bar de la Plaça de la Independència y no sabes muy bien a quien se anima. La gente no es muy enérgica y muchos no visten la camiseta del equipo", comenta Pardo, veinteañero que describe el carácter de sus vecinos.
Un joven posa en la Plaça de la Independència, de GironaDavid RamirezAraba Press
"La gente tiene ganas de Champions, pero en Girona somos tranquilitos, no nos volvemos locos. Por ejemplo, las entradas para la afición visitante en el campo del PSG no se han acabado. Había como 2.000 e irán unos 1.000, la mitad. Entre semana la gente trabaja y lo primero es lo primero", expone Pardo sin acritud, consciente que tampoco se puede cambiar una ciudad tan burocrática, tan funcionarial, tan capital de provincias, en un visto y no visto. Además, hasta hace 20 años el Girona FC deambulaba entre Tercera y Regional Preferente y su masa social sigue en construcción. En 2011, ya en Segunda, Montilivi vivió el primer pleno de su historia -9.286 espectadores- y hubo que esperar a 2017 para el verdadero 'boom', con el ascenso a Primera y la compra del club por parte del City Group.
"Mi padre fue empleado del club y yo siempre fui del Girona, pero en el colegio se reían de mí por eso. Los que íbamos al campo nos conocíamos todos. Ahora hay niños del Girona, es bonito y vienen grupos de turistas, sobre todo holandeses, que van o vienen de la Costa Brava", expone Lluís Bosch, presidente de la Penya Gironina y autor de un Montilivi hecho con piezas de Playmobil -expuesto en el Centre Cultural La Mercè-, que también habla del talante propio: "Hay mucho alegría, más orgullo de ciudad que nunca, pero también hay temor. El 'tarannà gironí' es el que es: serios, reservados. Nos gusta estar en Champions, pero ya sufrimos por lo que pueda pasar con los aficionados de otros equipos".
Montilivi, en el último partido ante el BarçaLLUIS GENEAFP
Y es que la Champions ha obligado al Ayuntamiento a movilizarse, a visitar Villarreal este agosto para aprender de su ejemplo, a preparar dispositivos especiales junto a los Mossos y a coordinarse con la Universitat de Girona, cuyo campus está al lado de Montilivi, al sur de la ciudad. Las clases acabarán antes en los días que lleguen los aficionados del Feyenoord, del Slovan de Bratislava, del Liverpool y del Arsenal. "Es un reto para la ciudad y tenemos que aprender. Hay que saber disfrutar del momento y, a la vez, que no perjudique la convivencia", apunta Àdam Bertran, regidor de Deportes de la ciudad, que desvela que no habrá Fan Zone, pero sí se realizará un control de los fans visitantes, especialmente de los hooligans que lleguen sin entrada.
"Serán cuatro días en cinco meses, tampoco tanto", asume y como miembro de Esquerra confirma que la política se quedará a un lado. Aunque Girona está gobernada por las CUP con el apoyo de Junts y Esquerra, no se esperan actos reivindicativos antes o durante los partidos de Champions. De hecho, en Montilivi las esteladas sólo fueron mayoría entre el fervor de 2017. "El Girona es un club privado y desde el Ayuntamiento sólo podemos desear que la Champions permita que aumente la gente que practica deporte en la ciudad", finaliza Bertran.
Pocas esteladas, propiedad extranjera
"En Girona cuesta mantener el deporte al margen de la política, pero el club lo ha conseguido. Tiene un posicionamiento más cercano al Espanyol que al Barça porque entre las gradas hay gente diversa. Se ha mantenido al margen del independentismo y eso le ha ido muy bien", puntualiza Ángel Martínez, regidor del Ayuntamiento por el PSC y ex jugador de la entidad, cedido por el Espanyol al Girona para la temporada 2010-2011, que añade: "También los propietarios son extranjeros". El City Group del jeque Mansour de Abu Dhabi, el dueño del Manchester City, posee el 47% de las acciones mientras que el 35% es del magnate Marcelo Claure y el 17% restante es de Pere Guardiola, hermano de Pep.
El palco del Girona, ante el Barcelona.Alejandro GarciaEFE
Sin una Junta Directiva al uso, el Girona ha tenido que cambiar parte de su consejo de administración para evitar conflictos con la UEFA, pero igualmente muchas decisiones se toman lejos de la ciudad. "El otro día, un tertuliano de TV3 decía que el Girona ya no es un equipo humilde por los propietarios que tiene, pero no es verdad. En España no hay dinero y ésta es la única forma de crecer ahora. El City Group respeta la identidad del club, no le ha cambiado el nombre, por ejemplo, y mantiene la base de lo que fue", proclama Martínez, que recuerda cuando los jugadores compartían coche para ir a los partidos.
El entorno de un modesto
O cuando a Montilivi sólo iban 300 aficionados. O cuando el Palamós, el Figueres o el Vilobí se llevaban a los canteranos de la entidad. O cuando no había periodistas que cubrieran los partidos. Ahora los hay, claro, pero no hay día que la tribuna de prensa se acerque al número de profesionales que mueven Real Madrid, Barcelona o Atlético. "Como mucho somos 15, aunque lo normal es que estemos entre cinco y 10. Girona es una ciudad muy pequeña, de 105.000 habitantes, y el entorno del club es pequeño, de trato personal, con una relación con los jugadores más cercana", expone Alex Luna, periodista de Mundo Deportivo o DAZN e impulsor de otro podcast, Montiliving, también con tirón entre los jóvenes.
El Girona, en su último entrenamiento antes del PSG.LLUIS GENEAFP
"Si dentro de unos años el Girona baja a Segunda su masa social bajará, pero quedará lo que estamos viviendo ahora, con la temporada pasada o con el debut en Champions. Ahora hay niños del Girona y eso no pasaba antes", subraya Luna, que en contraposición al tópico habla de una nueva Girona "abierta y divertida" gracias al deporte.
Paraíso para los expats
Porque no es sólo el fútbol. El súbito ascenso del Girona ha coincidido con el nuevo proyecto del Girona Bàsquet de la mano de Marc Gasol -en ACB desde 2022- y con la moda del ciclismo en la ciudad. Hace años, con Lance Armstrong como referente, muchos profesionales se instalaron en el centro y con el paso del tiempo llegaron los amateurs de todas partes del mundo, con sus eventos, sus tiendas de ropa ciclista y sus cafeterías de especialidad. Hoy Girona es un lugar 'cool' para 'expats' gracias a su oferta deportiva.
Ciclistas en la cafetería La Comuna, de Girona.David RamirezAraba
"Antes quizá se veía como un pueblo cerrado y ahora es una ciudad que atrae, con mucha calidad de vida. Muchos nos ven como el Silicon Valley del deporte, un ecosistema único. De hecho, hemos creado un movimiento, el Girona Play Together, para que haya más sinergias entre fútbol, baloncesto y ciclismo", expone Jordi Puyol, de Athletic Affair, una agencia de Girona vinculada a los deportes outdoor y a eventos como el Sea Otter, el festival ciclista que se celebra este fin de semana. Antes hoy, en el campo del PSG, Girona vivirá un gran día, el debut de su equipo en la Champions, aunque poco, prácticamente nada, advierta sobre ello en la ciudad.
"Cada vez somos más peligrosos", proclama Carlos Alcaraz y habla de Novak Djokovic y Jannik Sinner, que van avanzando rondas, pero también habla de él mismo. Cada partido que juega, cada partido que gana, es más rápido, afina más sus golpes, en definitiva, es más Alcaraz. Ya es el mejor Alcaraz. Por culpa de su lesión en el antebrazo derecho, llegaba a Roland Garros con "bajas expectativas", pero con una semana de entrenamientos multiplicaba su confianza y después de su debut reconocía que el sol asomaba en el horizonte. Ahora no hay duda: el título en París es su único objetivo.
Después de vencer en octavos de final a Félix Auger-Aliassime por 6-3, 6-3 y 6-1 en dos horas y 20 minutos ya no puede evitar ser el favorito.
Los otros dos grandes aspirantes, Djokovic y Sinner, han mostrado más dudas, pero a Alcaraz nadie le discute. Sólo en segunda ronda, en aquella extraña desconexión ante Jesper de Jong, vivió una mínima sensación de peligro. Desde entonces, ante dos Top 30 de su generación como son Sebastian Korda y Aliassime, dos demostraciones de su excelso tenis. El próximo martes, en cuartos de final, se enfrentará ante Stefanos Tsitsipas, el primer tenista entre los 10 mejores de la lista contra el que se mide en Roland Garros.
Dos tareas pendientes de Alcaraz
Pese al balance contra el griego (cinco victorias, la última en Roland Garros 2023, y cero derrotas), encontrará seguro más competencia. Porque frente a este Alcaraz, ante el mejor Alcaraz, sólo se puede responder con mucho talento y mucha lucha y este domingo Aliassime sugirió lo primero, pero no lo segundo. Aquel jugador que deslumbró en 2021 ha ido desapareciendo por la falta de confianza y en la Philippe Chatrier apareció para aceptar la derrota.
Christophe EnaAP
Con ciertas molestias físicos -reclamó el fisioterapeuta en segundo set-, apenas peleó. Si lo hubiera hecho seguramente hubiera perdido contra la derecha ganadora del español, sus continuas dejadas, sus increíbles 'passing shots', pero el espectáculo hubiera sido otro. Al canadiense tampoco le ayudaron las continuas rachas de viento. En los primeros seis juegos, tiró 11 'drives' fuera, un desatino del que no se recuperó: al final, hizo 39 errores no forzados y 11 'winners'.
En la lista de posibles mejores de Alcaraz, ahora sólo quedan dos. La primera suele ser anecdótica, pero en un duelo ajustado podría no serlo. En sus cuatro partidos en Roland Garros ha perdido su primer servicio; de entrada, siempre, un break en contra. En todas las ocasiones ha recuperado pronto el empate, pero el peligro está ahí. Y su segunda tarea pendiente son las oportunidades de ruptura. Es un cometido en el que ya trabaja, pero este domingo ante Aliassime volvió a evidenciarse esa necesidad. De las siete primeras sólo convirtió una, luego todo fue más sencillo. "Cada vez somos más peligrosos", proclama Alcaraz y habla de los mejores, pero el más peligroso de todos es él.
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VICENTE SALANER
Actualizado Miércoles,
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