Los despachos de Las Rozas vivieron horas de máxima tensión. La RFEF trabaja contra el reloj por convencer a las jugadoras para el partido ante Suecia. Ellas acusan a “cargos de la RFEF” de actitudes machistas
Las jugadoras de la selección, durante el Mundial.FRANK FIFEAFP
«Os comunicamos que la presentación se pospone. Cabe la posibilidad de que no sea hoy». A las tres y media de la tarde de ayer, media hora antes de la esperada rueda de prensa de la nueva seleccionadora Montse Tomé, el director de comunicación de la
Hazte Premium desde 1€ el primer mes
Aprovecha esta oferta por tiempo limitado y accede a todo el contenido web
Carlo Ancelotti y Jude Bellingham fueron las voces del Real Madrid en la previa del gran partido de esta temporada continental: la vuelta de los cuartos de Champions contra el Arsenal, un duelo de obligada remontada tras el 3-0 de la ida y una cita que requerirá "cabeza, corazón... y cojones". Así lo resumió el entrenador italiano, que citó a Carlos Alcaraz. "Como ha dicho Alcaraz, que me ha gustado mucho", comentó.
Bellingham fue el primero en salir a una sala de prensa de Valdebebas que presentó un lleno hasta la bandera, con más de un centenar de medios de comunicación. El centrocampista inglés se ha acostumbrado a ser el portavoz del vestuario en los días grandes y repitió la presencia que tuvo en la rueda de prensa previa al duelo contra el Manchester City en el Etihad Stadium.
"La palabra más repetida estos días en el vestuario es 'remontada'. La habré escuchado un millón de veces. Hemos visto muchos vídeos sobre ella, nos motiva mucho. Es una noche a medida de lo que es el Madrid, no hay que añadir nada más a esa palabra", contestó Bellingham.
"Una cosa es perder y otra no aprender"
El británico reconoció que Emilio Butragueño le habló de algunas noches mágicas que ha vivido el Bernabéu en los años 80, y en concreto una, la del Anderlecht. "Me habló de ese día y he visto vídeos en TikTok sobre las remontadas. Queremos ser parte de eso y añadirlo a la historia del club", aseguró. En ese partido, correspondiente a la Copa de la UEFA 84-85, el Madrid venció 6-1 en el Bernabéu tras haber caído 3-0 en Bélgica.
Sobre el nivel del equipo, Bellingham asumió que no habían estado bien en algunos momentos de la temporada, pero confió en que llegado este punto, darían un paso adelante. "Sabemos que podemos jugar mucho mejor, una cosa es perder y otra no aprender. Hay que confiar en que los jugadores lo van a dar todo. Tenemos que aumentar el nivel de atención y podemos estar ahí, por supuesto que sí. No somos tontos, pero confiamos en las capacidades que tenemos".
En la salida del Emirates Stadium de Londres, en el autobús del Madrid ya se hablaba de la remontada. "Fue uno de los peores resultados que podíamos imaginar y en el autobús ya estaba ahí la palabra, no estábamos como ahora pero ya creíamos en nosotros mismos. Todo el mundo piensa en la remontada. Significa que estás en el mejor club del mundo".
Cuestionado sobre los kilómetros que recorre la plantilla este año, menos que sus rivales, reconoció que "influye en el juego", pero recordó que "el año pasado no fuimos los que más corrimos y ganamos la Champions". "Tenemos que saber qué implica correr a un lado y para otro. Hay que saber cómo correr. Mañana vamos a querer correr mucho más y ojalá tengamos un mejor plan para hacerlo".
"queremos jugar un fútbol eficaz"
Unos segundos más tarde apareció Carlo Ancelotti, que rechazó que pueda ser su último partido si pierde. "Creo que no, y ojalá que no sea el último". "Es muy complicado, muy difícil, pero tenemos que hacer un partido con cabeza, con corazón, con cojones, lo que ha dicho Alcaraz".
Al italiano le da un poco igual que digan que el Madrid juega peor o mejor porque "queremos jugar un fútbol eficaz". "Intentaremos un partido intenso, intentando presionar y tener más control que en la ida. Nada de magia, porque la magia no existe", insistió.
Una parte central de la previa serán las charlas del entrenador a sus futbolistas. Un aspecto que intenta que tanto "emocional" como futbolística. "Quiero que tengan las ideas claras y que estén tranquilos. Ayer hablé de esa parte emocional, de la motivación, de cómo vivir esta previa, cómo la tiene que vivir un profesional. La motivación está ahí y deseo que el jugador esté tranquilo y convencido, e intentarlo todo. La única cosa que no sabemos es el resultado, pero sé que sacaremos lo mejor de nosotros. Necesitamos un poco de todo, una conexión entre calidad, físico y actitud, no puede fallar ninguna de estas cosas".
Son unos metros de césped artificial rodeados de tres muros y una verja horizontal gigante. La pared está pintada de blanco, rojo y negro y apenas la separa medio metro de la hierba. Si la pelota sale fuera, rebota. Así de fácil. "Isso aquí é Flamengo (Esto de aquí es el Flamengo)" y "Raça, amor, educaçao (Raza, amor y educación)" rezan dos lemas gigantes en la fachada. Más allá de los muros, entre pobreza, delincuencia e ilusión, nace el barrio de Mutua, centro del municipio de Sao Gonçalo, en la Región Metropolitana de Río de Janeiro. A esa academia del Flamengo, una de las 125 que tiene el club por todo Brasil, llegó en 2006 Vinicius José Paixao de Oliveira, padre, se lo imaginarán, de Vini Jr, a su lado, hoy estrella mundial en el Real Madrid, camino de su segunda final de Champions.
El niño Vinicius tenía entonces seis años y su primera ficha deportiva decía que era lateral izquierdo. Compaginó el fútbol en la academia del 'Fla' con el fútbol sala en el Canto do Río, otro club humilde de la zona, hasta los nueve años, donde tuvo que decidir. Hizo las pruebas para el Flamengo de fútbol indoor, pero le invitaron a volver al año siguiente, cuando fuera un poco más mayor. Jamás volvió, claro, convencido, él y su padre, de su futuro sobre el verde.
El niño Vinicius era "muy tímido", pero "se transformaba dentro del campo", recuerda en una conversación con EL MUNDO Carlos Eduardo Abrantes, más conocido como Cacau, el director de la Escolinha de Flamengo. El hombre que recibió al padre de Vinicius en aquel edificio de Sao Gonçalo sale en muchas de las fotos de la infancia del futbolista. Fue, si hay que buscar una palabra, su descubridor. El primero en ver los regates que le enamoraron y que Vini había aprendido de su primer gran ídolo: Robinho. "Le conocí ese día... Tenía seis años cuando su padre le llevó a nuestra academia".
La situación económica de la familia de Vinicius era bastante precaria, como la de casi todos en Sao Gonçalo. Casi no tenían dinero para pagar la cuota de la academia y el propio Cacau les ayudaba a conseguir las botas de fútbol, pero el niño Vini lo compensaba todo en el campo. Comenzó a acumular trofeos en los torneos de la zona y a llamar la atención de los entrenadores del Flamengo, el club matriz. Los compañeros, mientras, le llamaba "¡Robinho! ¡Robinho!"
En agosto de 2010, pasó las pruebas y entró en el Flamengo. Una alegría para el niño y un cambio de vida para la familia. Vivían en la casa de la abuela, en la calle Heitor Rodríguez 40, en Porto da Rosa, un barrio de Sao Gonçalo pegado a Mutua, donde estaba la Escolinha. A mano. Pero Ninho do Urubu, el centro de entrenamiento del Flamengo, estaba en la otra punta de Río de Janeiro, a 70 kilómetros de distancia cruzando el infernal tráfico de la gran ciudad. Más de dos horas en coche, más de tres horas en autobús. Una odisea para un niño de 10 años y un esfuerzo económico y personal para sus padres. Su padre, que se dedicaba a la informática, se fue a trabajar a Sao Paulo para ganar algo más de dinero y la madre le acompañaba todos los días hasta Gávea, un barrio de clase media alta de Río, situado a medio camino desde Sao Gonçalo, donde Vini cogía el autobús hasta la ciudad deportiva.
Fueron unos meses duros, pero "el padre y la madre hicieron todos los esfuerzos posibles para que Vini pudiera jugar en el Flamengo", recuerda Cacau. "Fueron fundamentales para lo que pasó después, confiaban muchísimo en él". Con el tiempo, la familia consiguió que un autobús le llevara directamente desde Sao Gonçalo y más tarde se mudó con un primo que vivía algo más cerca. Así estuvo entre viajes y mudanzas durante seis años, hasta que a los 16 firmó su primer contrato profesional y se mudó con sus padres y hermanos a la zona oeste de Río, más cerca del campo de entrenamiento. "Cuando comenzó a avanzar en las categorías inferiores del Flamengo empecé a pensar: lo va a conseguir", admite Cacau, que elogia su determinación y cómo ha encajado la presión desde muy niño.
Vinicius, con Cacau, director de la academia.
"Vini siempre superó muchos obstáculos con su dedicación y esfuerzo, es un futbolista muy decidido y mentalmente está preparado y acostumbrado a toda esa presión desde muy joven", reflexiona. Y es que los focos tras su llegada a Madrid no eran nada para Vini, con los ojos de Sao Gonçalo y de su familia sobre sus hombros desde que se recorriera todo Río de Janeiro con 10 años para entrenar.
"Lo que más me ha sorprendido de él es su capacidad para pasar por todos esos momentos difíciles, ha sido extraordinario", dice Cacau, que hace un par de años estuvo 15 días en Madrid, en casa de Vinicius, porque la estrella mundial no pierde contacto con las personas que acogieron a aquel niño. "Es un orgullo máximo porque su sueño también es nuestro sueño, verle triunfar por el mundo es un regalo. Es el mismo hoy que en Sao Gonçalo, va hacia el rival buscando el gol con mucha personalidad. No ha cambiado".
"Para jugar en el Madrid hay que chupar mucho banquillo". En la previa, Carlo Ancelotti resumió la idea del Real Madrid con sus jóvenes estrellas. El mismo guion que siguieron en su momento Vinicius, Rodrygo y Fede Valverde. Primero el banquillo, después el césped y luego la gloria. Contra la Real Sociedad, Endrick volvió a comerse esos tiempos.
El delantero de 18 años parece rechazar con fuerza la reflexión de su entrenador. Aguanta el chaparrón del banquillo porque no le queda otra, asumiendo la titularidad obligada de Kylian Mbappé, pero muerde como nadie en los escasos minutos que tiene.
El 20º con más minutos
Y es que Endrick es el 20º futbolista más utilizado por Ancelotti, lejos de sus compañeros de posición, por debajo de compañeros de generación como Arda Güler y con menos protagonismo acumulado, todavía a estas alturas, que lesionados de larga duración como Carvajal y Eder Militao.
Los números son tan aplastantes que sólo Alaba, recuperado en invierno de su grave lesión de rodilla, y los canteranos Jacobo Ramón, Diego Aguado, Lorenzo Aguado, Chema Andrés y Gonzalo García suman menos minutos que el brasileño. Tan duro como real.
Sus 496 minutos antes del duelo contra la Real Sociedad contrastan con la apuesta que realizó el Madrid por él hace más de dos años, cuando con 16 años anunció su fichaje por más de 30 millones de euros. Llegó a Valdebebas al cumplir la mayoría de edad, después de brillar en el Palmeiras y tras debutar con la absoluta de Brasil.
Dos circunstancias, la cantidad de su traspaso y su participación internacional, que no pueden pasar desapercibidas para analizar su primera temporada. Ancelotti se centra en su edad y en el proceso obligado para llegar al máximo nivel, pero incluso en ese apartado parece recibir menos confianza Endrick. Vinicius sumó 2.170 en su año de debut, Rodrygo 1.696 y Fede Valverde 1.120 tras pasar por A Coruña.
Contra los txuri-urdin, sin embargo, Carletto sí apostó por él, manteniendo su idea: que juegue de titular en la Copa del Rey. En 2025, el brasileño sólo ha sido titular ante el Minera, contra el Leganés y en la ida ante la Real. Los tres en el torneo del K.O., donde pelea por el Pichichi.
Un gol cada 80 minutos
Y Endrick cumplió. A pesar de acumular sólo 57 minutos en todos los partidos de 2025 entre Liga y Champions, apareciendo a cuentagotas y en los últimos minutos de los partidos, fue el mejor del ataque del Madrid en la vuelta de la semifinal. Primero intentó un disparo que se fue desviado, después una chilena que pasó rozando el palo y más tarde culminó con una gran vaselina y buen pase de Vinicius para empatar el partido.
El tanto fue el séptimo gol de su temporada en apenas 562 minutos. Es decir, marca un gol cada 80 minutos. Por comparar, Mbappé marca uno cada 114, Vinicius cada 178 y Rodrygo cada 215.
Después del partido, el brasileño pasó por zona mixta, donde recalcó la necesidad de "trabajar" y mostró humildad, elogiando a los cuatro futbolistas que tiene por delante en la rotación. "Sabéis quiénes están aquí, los cuatro delanteros que son los mejores del mundo. Vini, Kylian, Jude y Rodry. Yo no soy nadie, estoy aquí como el amigo de todos, como un jugador que quiere trabajar para estar aquí toda mi vida. No me importa quien juegue, estoy en el banquillo apoyando... y si me pone, lo daré todo", explicó.
Endrick también se refirió a las palabras de Ancelotti sobre la costumbre de que los jóvenes tengan que "chupar banquillo", mencionada por el técnico en la previa de la semifinal, pero admitió que escucha las cosas que se dicen ante la prensa. "Tengo que aprovechar cada minuto. No he visto lo que ha dicho. Desde los 17 años no miro nada en la prensa. Solo quiero jugar fútbol y trabajar para estar toda la vida aquí".
El otro protagonista del duelo también fue brasileño: Vinicius Júnior. El delantero fue de menos a más en el partido y despertó cuando más lo necesitaba su equipo, justo después de un toque de atención de su propio entrenador. Tras adelantarse la Real en el marcador en la segunda parte, Ancelotti le echó la bronca por no implicarse más en defensa y le amenazó con retirarle del campo. La respuesta de Vinicius fue contundente: asistencia a Bellingham para el 2-3 y las mejores jugadas del resto del duelo. "Y a partir de esa conversación subió el ritmo, ha sacado toda su calidad y ha sido muy importante. Ha dado dos asistencias"