El vasco es la principal apuesta de España en una campeonato en el que Pogacar, Evenepoel y Van der Poel se desafían este domingo por la conquista del maillot arco iris
“Voy sin complejos, sin presión. Voy a buscar mi oportunidad en un Mundial que será muy duro, pero cuyo recorrido se adapta a mis características”, advierte el guipuzcoano Alex Aranburu (Ezkio, 1995), instantes después de terminar la sesión de masaje en el hotel de concentración de la selección española en Stirling, cerca de Glasgow, sede del Mundial de ciclismo más extraño. Tradicionalmente, este campeonato se disputa a finales de septiembre, tras la conclusión de la Vuelta, pero este año la UCI decidió que los Mundiales de pista y carretera coincidieran en fechas (desde el pasado jueves y hasta el próximo día 13) y lugar (Escocia).
Este domingo se celebra la prueba en línea, en la que Aranburu, tras las ausencias del lesionado Oier Lazkano parte como jefe de filas de España. El clasicómano estará acompañado por Iván García Cortina, Gonzalo Serrano, Ion Izagirre, Jesús Herrada, Jesús Ezquerra, Roger Adriá y Mikel Azparren. En la lista del seleccionador Pascual Momparler no figuran, entre otros, Juan Ayuso, Pello Bilbao y Carlos Rodríguez.
Aranburu afronta su segunda temporada en el Movistar, formación que le contrató como cazador de etapas, especialidad de enorme competencia. En la jungla del pelotón amenazan sprinters, velocistas en rampa, expertos en fugas y rodadores de aplastante poderío. El vasco se ha curtido en un hábitat hostil y ha aprendido a soportar la presión. En el pasado curso, la escuadra de Eusebio Unzué le exigió captar puntos para escapar de los agobios del descenso de categoría. Se anotó el Tour de Limousin, hizo top 20 en Milán-San Remo, Flandes y Amstel, finalizó tercero en la Boucles de la Mayenne y en el Campeonato de España en ruta y fue segundo, tras Julian Alaphilipppe, en la primera etapa del Tour de Valonia, con final en el Muro de Huy. Fue séptimo en Clásica de San Sebastián del pasado julio.
Ahora el vasco, exhibe galones como nunca. “Será una carrera muy difícil de controlar. El circuito de 14 kilómetros es complicado, con varias subidas, carreteras estrechas y curvas de 90 grados. No sé lo que pasará, pero como llueva no terminamos más de 30″, afirma Aranburu, que en su niñez se fijaba en los hermanos Izagirre y que sueña con conquistar las clásicas Milán-San Remo y la Amstel Gold Race.
Las opciones de podio de la selección española en este domingo son escasas y pasan por meter a algún corredor en una escapada y resolver el desafío con astucia en una llegada reducida. La prueba consta de 271 kilómetros y de un trayecto quebrado. La cita se decidirá en un circuito urbano de 14 kilómetros, al que darán 10 vueltas. La clave podría encontrarse en Montrose Street, una subida de 200 metros, al 8% de desnivel, muy cerca de la meta.
“Aranburu es explosivo, el trazado le va bien y si llueve aumentan sus opciones. En los últimos años ha trabajado mucho y se merece un premio”, recalca Momparler. La segunda opción del seleccionador es Iván García Cortina.
“Después de terminar el Tour pensaba que iba a estar más cansado, pero ahora me encuentro bien. Estoy con ganas, pero sé que será difícil lograr algo positivo. Habrá escapadas y tendremos que estar muy atentos y bien posicionados”, advierte Aranburu, que se formó en el ciclocross y que admira a Peter Sagan y Van Avermaet.
Después de la edad de oro de España en los Mundiales, con Óscar Freire, Igor Astarloa, Purito Rodríguez o Alejandro Valverde, España lleva cinco años sin obtener medallas, la última, el oro de Bala en Innsbruck. Subir al podio en Glasgow es un reto mayúsculo, debido a la alta calidad de los rivales. En Escocia se darán cita, entre otros, el esloveno Tadej Pogacar, que quiere darse un homenaje tras claudicar ante Jonas Vingegaard en el Tour; y el belga Remco Evenepoel, que defiende título después de exhibirse en la clásica de San Sebastián. Otros aspirantes al maillot arco iris son el francés Alaphilippe (campeón en 2020 y 2021), el holandés Mathiew van der Poel, el belga Wout van Aert, el danés Mad Pedersen y el danés Kasper Asgreen. Extensa y valiosa nómina.