Christopher Galtier, el entrenador del PSG, confirmó la marcha de Leo Messi del club parisino, durante una rueda de prensa. Según el técnico, este sábado será la última ocasión en que el argentino lucirá la camiseta del equipo francés.
“Tuve el privilegio de entrenar al mejor jugador de la historia del fútbol. Será el último partido de Leo en el Parque de los Príncipes ante el Clermont”, aseguró Galtier ante los medios.
Sobre cómo será recibido por los aficionados, el entrenador dijo que espera que reciba “la más calurosa de las bienvenidas. Este año ha sido una pieza importante del equipo, ha estado siempre disponible.”
Galtier también aprovechó la ocasión para defender a su jugador de las críticas que ha recibido a lo largo de la temporada. “No creo que ninguno de los comentarios estén justificados. Cuando tienes una temporada con el Mundial de por medio, y terminas con unas estadísticas de 21 goles y 20 asistencias… Siempre ha estado ahí para el equipo. Ha sido un gran privilegio acompañarle durante toda la temporada”, concluyó el técnico.
MESSI EN EL PSG
El argentino aterrizó en la capital francesa en agosto de 2021. Tenía el objetivo de ganar la primera Champions para el PSG, meta que no ha conseguido cumplir. A pesar de que el título europeo se le resistió, Messi deja el PSG con tres títulos que engrosan su palmarés, dos Ligue 1 y una Supercopa, que consiguió en agosto de 2022 contra el Nantes.
Hace meses que se especula con la salida de Messi del equipo, sobre todo después del episodio de Arabia Saudí, en el que el jugador fue sancionado por el club después de viajar hasta allí sin permiso.
A un paso de la pista del The Venue de Riad todo el equipo de Rafa Nadal y toda su familia -sus padres, su mujer, su hijo, su suegra- compartían charlas y se despedían de una vida dando vueltas por el mundo viendo tenis, celebrando victorias y lamentando alguna derrota. En su penúltimo partido en el extranjero como jugador en activo, el ganador de 22 Grand Slam se dio el gustazo de volver a reunir a los suyos y de disfrutar un rato más, otro rato más, de lo que le hizo quien es. Quedará mañana, cuando se medirá a Novak Djokovic en otro duelo histórico (18.30 horas, DAZN), pero ayer tocaba gozar rodeado de sus personas queridas de cada minuto con la raqueta en la mano.
«Estamos disfrutando, es nuestro último viaje juntos e intentamos saborear todos los minutos», comentaba durante el encuentro su entrenador, Carlos Moyà, con mucha emoción, también algo de pena. Después de casi 20 años de éxitos, el final de la carrera de Nadal ya no le definirá ni tan siquiera si en su último torneo, la próxima Copa Davis, consigue formar parte de la séptima Ensaladera de España, por eso ya sólo queda el goce.
Porque dentro de un mes en Málaga ocurrirá lo que tenga que ocurrir y ya está. Las semifinales del opulentísimo Six Kings Slam, el torneo de exhibición organizado a su medida en Arabia Saudí -iba a celebrarse en febrero y se aplazó para que él participara-, apenas ayudaron a descifrar si Nadal podrá ayudar al equipo español; ni él mismo lo sabe. Ante Carlos Alcaraz, antes fan, luego aprendiz, finalmente amigo, Nadal sólo pudo constatar que el tiempo ha pasado y que la próxima temporada sería un suplicio para él.
Limitaciones físicas
El hoy número dos del ránking, a sus 21 años, se demostró muy por encima y ni tan siquiera el formato igualó las fuerzas. Pese a ser un partido amistoso, Alcaraz dominó sin exigirse en todos los puntos para acabar ganando por 6-3 y 6-3 en una hora y 20 minutos. Como le ocurrió ante Alexander Zverev en el último Roland Garros o ante Djokovic en los Juegos de París, Nadal constató sus limitaciones físicas y simplemente hizo lo que pudo. En ocasiones apareció su derecha, tan potente como siempre; en ocasiones apareció su coraje, discutiendo bolas indiscutibles, pero todo lo demás era imposible.
En las semifinales previas, Jannik Sinner y Djokovic ofrecieron un duelo generacional mucho más reñido, más espectacular, que acabó con victoria del italiano por 6-2, 6-7(0) y 6-4, pero esta vez no pudo ser. Nadal estaba lastrado y Alcaraz también quería disfrutar. Al fin y al cabo, después de toda una infancia aplaudiendo puntos maravillosos de la leyenda que tenía delante, él también quería mostrarle lo suyo, sus golpes, su tenis, su arte. Para Alcaraz era importante jugar bien ante un ídolo como Nadal y, además, necesitaba recuperar ciertas sensaciones de cara al final de temporada.
Tras su derrota prematura en el último Masters 1000 de Shanghai, le queda ahora por delante el Masters 1000 de París-Bercy y las ATP Finals antes de la final de la Copa Davis y de esos dos torneos dependerá en buena medida sus opciones a asaltar el trono de Sinner en el ranking ATP el próximo año. Al final del partido, Alcaraz aplaudía la figura de Nadal y pedía que se alargara la ovación hacía él del público saudí, entregado a la leyenda.
«Me siento muy querido por todo el mundo, no creo que pueda dar las gracias las veces suficientes», comentaba Nadal al acabar, antes de analizar su partido: «Ha sido un placer poder jugar. Lo he intentado, ha sido un buen partido, estoy contento con mi actuación, pero no ha sido suficiente para poner en aprietos a una bestia como es Carlos. Está en muy buena forma».
Después del encuentro, con mucha complicidad, ambos se reunían en el centro de la pista para regalar unas pelotas a los aficionados y comentar el encuentro y después seguían con sus placeres. Alcaraz, aún sudado, recibía la visita de Neymar Jr., que le regalaba unas botas de fútbol, y Nadal se lanzaba a reunirse nuevamente con todo su equipo y toda su familia para despedirse juntos de una vida dando vueltas por el mundo viendo tenis, celebrando victorias y lamentando alguna derrota.
Eurocopa 2024
EDUARDO J. CASTELAO
@EJCASTELAO
Madrid
Actualizado Lunes,
4
septiembre
2023
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