En 2019 a Burrow le diagnosticaron esclerosis lateral amiotrófica
El momento en el que Sinfield cruza la meta con su amigo Burrow.BBC
El entrenador británico de rugby Kevin Sinfield ha protagonizado una emotiva escena al correr la maratón de Leeds y cruzar la meta junto a su amigo Rob Burrow, ex jugador de rugby que fue diagnosticado de ELA en 2019.
En un vídeo publicado por la BBC se puede ver como Sinfield, que empujaba la silla de ruedas en la que se encuentra Burrow, para justo antes de cruzar la meta, le coge en brazos y cruza la meta con él.
Burrow y Sinfield fueron compañeros de equipo en Leeds y ambos jugaron también para la selección de rugby de Inglaterra.
Desde que en 2019 Burrow fuese diagnosticado de esclerosis lateral amiotrófica, su amigo ha realizado una gran labor de concienciación sobre la enfermedad. De hecho, ha corrido varias carreras para recaudar fondos para la enfermedad que padece su amigo.
Hagamos un ejercicio mental. Por un momento, pensemos en un piloto que ha sido capaz de lograr sus máximos hitos deportivos con un equipo caracterizado por el color rojo, afincado decididamente en Italia y cuya baza diferencial en la conducción es una capacidad abrumadora para mantener una regularidad prácticamente a prueba de errores.
Si hablamos de la Fórmula 1, quien nos viene a la mente de manera automática es todo un mito como Michael Schumacher. Si nos centramos en MotoGP, por lo menos en los dos últimos años de esta exigente disciplina, la figura que se hace con este podio virtual es Pecco Bagnaia.
El año pasado, sólo Jorge Martín pareció capaz de aguantarle el ritmo. De hecho, el piloto del Pramac, con un estilo de pilotaje diametralmente opuesto al del italiano, fue capaz de mantener el pulso con él hasta el último Gran Premio.
Marc Márquez, con su nueva escudería, Gresini Racing.Gresini Racing
Tras imponerse en la Sprint Race del sábado, todo parecía sonreírle. El domingo, en cambio, la impulsividad, su peor enemigo, volvió a jugarle una mala pasada. Un espectacular choque con Marc Márquez acabó por sacarlo de la carrera en la quinta vuelta y su gran rival, tras contemporizar durante unos minutos, se hizo finalmente con el triunfo en la Comunidad Valencia para sumar su séptima victoria del curso.
Bagnaia sumó con el equipo oficial de Ducati un total de siete Grandes Premios el año pasado, a los que se les sumaron también cuatro Sprint Races. En este caso, con Portimao, Austin, Mugello y Spielberg como telones de fondo. No obstante, tampoco hay que olvidar que el italiano dio uno de los grandes sustos de la temporada. Fue en Montmeló, después de salir despedido de la moto al hacerle un extraño la rueda delantera y de que otra de las máquinas, en este caso la de Brad Binder, pasara por encima de sus piernas. Los médicos, finalmente, anunciaron que no había fracturas y una semana después ya firmó la vuelta rápida en San Marino, en una carrera en la que todos los laureles, no obstante, fueron para Jorge Martín.
En los primeros test de este 2024, el vigente campeón se ha mostrado como el gran dominador. Tanto Sepang como Lusail se le dieron realmente bien. Todo invita a pensar que, si le respetan las caídas, volverá a ser el gran rival a batir.
En su caso, se da la combinación perfecta de hombre y máquina. Su moto ya era de las mejores del paddock y este año ha dado incluso un paso más adelante. El propio Bagnaia no ha dudado a la hora de señalar que la considera mucho mejor que la que tuvo en sus manos el año pasado. Desde su punto de vista, es la combinación perfecta de los puntos fuertes de la que pilotó en 2022 con los de la que le permitió reeditar el título de campeón en la pasada temporada.
Principales competidores
Con esas premisas, la nueva Ducati parece, al menos sobre el papel, una máquina casi invencible. Pero eso no es óbice para que haya que tener siempre, por supuesto, y a pesar de que tendrán en sus manos la moto del año pasado, un ojo pegado tanto en lo que pueda hacer el audaz Jorge Martín como otro piloto al que le importa muy poco jugarse el todo por el todo en los circuitos: Marc Márquez.
Los tests oficiales del seis veces campeón del mundo en la máxima categoría del motociclismo han sido realmente prometedores, por mucho que haya tenido que adaptarse a las peculiaridades de su nueva montura, la del equipo Gresini Racing. A eso, y a compartir box con su hermano Álex, quien aspira a afianzarse por lo menos entre los cinco más rápidos del campeonato.
¿Poderío nipón?
Otro foco de interés, sin duda, serán también las motos japonesas. Hace mucho que las que fueron las grandes dominadoras de los circuitos no pasan precisamente por un buen momento. La gran prueba de ello, precisamente, fue el adiós del propio Marc a una marca, Honda, que tantas alegrías llegó a darle en el pasado y que lo llevó por el camino de la amargura en los últimos tiempos.
La marca alada, precisamente, presentó hace tan sólo unas semanas en Madrid la apuesta oficial con la que intentará recuperar sus mejores sensaciones en los circuitos, tratando de pasar página lo máximo posible de su tan reciente historia con Marc Márquez. Yamaha, mientras, tal vez tiene menos urgencias que su más directa competidora. Pero, sin lugar a dudas, también intentará que sus prestaciones le permitan volver a estar lo más cerca posible de unas motos italianas, Ducati y Aprilia, que llevan ya unos cuantos años marcando seriamente la pauta en los circuitos de MotoGP.
Un comienzo de temporada como una pesadilla. Fue Pablo Laso el que hurgó en la herida del Real Madrid, lo que ya se podría considerar una crisis si no estuviera el Panathinaikos, nada menos que el campeón de Europa, a la vuelta de la esquina, el jueves mismo en el WiZink. Pero todo son alarmas en un equipo que sigue sin saber ganar a domicilio, que ya suma cinco derrotas y que en el Buesa, ante un Baskonia fiero, tembló en el desenlace. [76-72: Narración y estadísticas]
Resultó un duelo de angustias, porque tampoco los vitorianos están para fiestas en este arranque. Y en esa pelea, en parciales que iban y venían, echó de menos el Madrid (cómo no) a Campazzo (cumpliendo, ahora sí su sanción), el liderazgo y el acierto que no había tenido en toda la noche. En ese alambre, el tiro de Khalifa Diop y la genialidad de Markus Howard decidieron. De nada sirvió el despliegue de Tavares (14 puntos y 15 rebotes).
Sin Campazzo (y sin Andrés Feliz), la espesura. Ese iba a ser el síntoma. Un Madrid plomizo, sin imaginación ofensiva, atascado y fallón, apenas 35 puntos en toda la primera parte. Sólo las transiciones iban a ser su alivio. En estático, ni Llull (titular) ni mucho menos Rathan-Mayes (también probó con Abalde en el puesto de base), lograban hacer fluir, encontrar a los interiores. Y el perímetro iba para drama (2 de 14 en triples).
Para lo que sí sirvió al Madrid la primera mitad fue para darse cuenta de que lo del Buesa iba a ser una batalla de esas en las que se olvidan todos los mecanismos. Sólo le valía ganar, estrenarse a domicilio, ya vendrán más adelante las florituras. Y en Vitoria, no sólo por Laso, había ganas al blanco, al que le derrotó cada vez el curso pasado.
Musa, durante el partido contra el Baskonia.L. RicoEFE
A la vuelta siguió el fango, dos púgiles a tirones. Pocos equipos en Europa con mayor vocación ofensiva y talento para ello, dedicados esta noche a lo que peor saben hacer. Ese plan defensivo hacía que el partido no fuera vistoso. Un parcial para cada uno, mientras se mantenía la igualdad y el dominio de Tavares, mucho más centrado (pese a un par de infracciones por pasos) que en los precedentes. Fue el 0-10 con el que casi se cerró el tercer acto lo más contundente hasta el momento.
Pero volvieron los vaivenes, un 7-0 y un 0-7. Los zarpazos de Musa y la respuesta de Markus Howard. La omnipresencia de Moneke y Sedekerskis, un Tavares sin descanso (33 minutos, sólo seis Ibaka) y los desesperantes errores de Hezonja. Así hasta la recta de meta, con dos sprinters desatados codo con codo (64-64 a falta de cuatro minutos).
Y ahí, pese a dos triples de Hezonja, llegaron los errores blancos, los nervios de quien anda extrañamente necesitado a estas alturas. De quien perdió la confianza en sí mismo. Tras la suspensión de Diop (mucho más decisivo que un Donta Hall que venía de ser MVP en la jornada ACB), erró Llull (pidió falta) y no Markus Howard, que dejó un canastón de esos que no se olvidan, agotando la posesión, talento puro.