Los dos finalistas podrán alcanzar el 40% de las localidades cada uno para el encuentro del 6 de mayo en el estadio de La Cartuja de Sevilla. Se disputará a las 22:00 y será retransmitido por TVE y Movistar.
La Federación Española de Fútbol (RFEF) ha mantenido este lunes la primera reunión con los finalistas de la Copa del Rey, Real Madrid y Osasuna. En el encuentro, la entidad les ha ofrecido a ambos conjuntos parte de su cupo de entradas, con el fin de que cada uno de ellos pueda alcanzar el 40% de las localidades del encuentro que tendrá lugar el 6 de mayo en el estadio de La Cartuja de Sevilla.
Al igual que ocurrió en la temporada pasada, la RFEF ha anunciado que “está dispuesta a ceder un importante porcentaje de entradas que estaba fijado inicialmente en un 33%”.
La entidad también ha hecho oficial que los dos equipos disponen de 48 horas para solicitar dicho cupo y ha confirmado que el coste de las localidades oscilará entre los 39 y los 231 euros. Estos precios han aumentado con respecto a la anterior final de la Copa del Rey, en la que el Betis logró el título contra el Valencia. En esa ocasión, las entradas iban desde los 30, para las de visibilidad reducida, hasta los 222 euros.
LOS DETALLES DE LA FINAL
Hasta el momento del encuentro se conoce que comenzará a las 22 horas, que las puertas del estadio se abrirán tres horas antes y que se realizarán actuaciones musicales antes del inicio del partido.
La final será retransmitida en España por TVE y Movistar+, con más de 165 países conectados. Además, contará con la tecnología del fuera de juego semiautomático y las decisiones que tome el VAR serán comunicadas a través del videomarcador y de la U televisiva que rodea el terreno de juego.
Cuando Julen Agirrezabala y Nico Williams nacieron, la gabarra llevaba 18 y 16 años sin pasear a un campeón por la ría de Bilbao. Nadie de su generación ha visto al Athletic alzar la Copa del Rey, cinco veces han llorado que se les escapó y ambos se conjuraron y fueron clave para levantarla 40 años después. Les costó 120 minutos probar de todas las formas posibles cómo batir a un combativo Mallorca que los llevó hasta una tanda de penaltis en la que no fallaron. La gabarra, por fin, volverá al agua el próximo jueves.
Fue Iker Muniain quien recorrió los escalones hasta el palco de La Cartuja para recoger de manos del Rey Felipe el título. A final de la larga fila de autoridades estaba Iribar, con lágrimas en los ojos. Como el mítico guardameta, el capitán navarro sabe lo que ha costado volver a ser campeones. "Una barbaridad, muchas derrotas, muchas lágrimas, muchos momentos amargos. Hoy saboreamos el lado bueno del fútbol. 40 años han pasado para coger la Copa y no soltarla jamás", aventuró.
Buscó Iker a otro veterano, De Marcos, para volver a levantar una Copa que llegó pronto a las manos de Ernesto Valverde. No rehuyó el protagonismo como tampoco se libró del manteo.Técnico siempre comedido, agarró el trofeo, caminó en solitario hacia la grada rojiblanca de La Cartuja y, sin dejar de sonreír dejó la Copa en el punto de penalti desde donde se acababan de proclamar campeones. No tiene comparación con ninguno, Sólo hay que ver cómo estaba el campo lo que significa para esta afición. Al final fue en los penaltis, porque también hemos sufrido", admitió el técnico, que miraba de reojo los lanzamientos pero se alegró de la parada de Agirrezabala. "Ha jugado partidos muy comprometidos antes de esta final, como contra el Atlético o el Barça", destacó Valverde.
No será la que se vio en el césped su única celebración, que tendrá que planear. "Me había negado a pensar cómo celebrarlo y ahora tendré que hacerlo. Cuando estaba en Grecia, después de una final aparecíamos en un bar perdido para comer un gyros (un sandwich con pan de pita) y beber cerveza. Algo así haremos", confesó el entrenador mientras la fiesta seguía en el césped.
Una valla cedió
Celebró el Athletic con su afición tan de cerca que una valla del fondo cedió ante la eufórica cercanía de los jugadores sin que se lamentaran daños y al unísono con su plantilla de campeones abrazada en el área entonaron el Txoria Txoi antes de que Asier Villalibre sacara su mítica trompeta y Unai Simón y Yuri se pasaran un ratito cortando la red donde acabaron los cuatro penaltis pateados por el Athletic.
No llegó a patear Nico Williams, que fue el peligro, el mejor jugador del partido, el talento al que se agarraron los rojiblancos. «No puedo esperar más a subir a la gabarra. Llevamos mucho tiempo persiguiendo esto, desde el parque hasta este estadio. El año pasado fallé dos ocasiones en las semifinales y ahora esto es un sueño. Por mi familia, mi hermano, De Marcos, estoy feliz de haberlo logrado en el club de mi vida».
Ese sueño lo cumplirá el próximo jueves y tendrá un protagonismo especial: "Siempre he sido el hermano de, pero ahora me estoy haciendo mi nombre".
Lo mismo sentía Julen Agirrezabala, otro veinteañero a quien le han contado la historia de cuando fueron los mejores. En este partido fue creciendo hasta atajar las ocasiones del Mallorca, que no fueron muchas pero algunas muy claras, y el penalti de Morlanes que hundió a los de Aguirre con una suerte que muchas veces les salió de cara. Esta vez Dominik Greif no pudo ser el héroe ni llevarse una Copa de regalo de cumpleaños que borrara tres años de calvario de lesiones.
Lo tuvo cerca el Mallorca. Aguirre reconoció más a su equipo que Valverde durante muchos minutos. La Cartuja era rojiblanca y rujía en euskera, pero sus futbolistas estuvieron atenazados por la responsabilidad en toda la primera parte. Les costaba hacer correr a los Williams, que lo peleaban con más corazón que cabeza. Iñaki contra Copete y Lato mientras Nico lograba quebrar a Gio González y Valjent pero no encontraba la portería de Greif.
De la ansiedad se pasó al temblor con el gol de Dani Rodríguez. «Como si jugaras en la plaza» le había dicho al gallego su mujer y por eso no dudó en rematar una pelota escupida por Prados que le ofreció Gio González para que se convirtiera en héroe. Ni Muriqi ni Larin ni Abdón. Aquel chico criado en el Deportivo que en el que llegó del Albacete en el verano de 2018 para jugar en Segunda acercaba al Mallorca a la segunda Copa. Eso pensaba en el palco bufanda al cuello, Rafa Nadal y su entrenador Carlos Moyà. Unas filas más abajo sufría Iríbar viendo a su Athletic tambalearse y a Nico, en un mano a mano escorado contra Greif, estrellar el empate en el exterior de la red antes de que le anularan un tanto por fuera de juego.
En el vestuario, Valverde les leyó todo lo que había apuntado en su libreta y hubo un despertar. Si Larin pudo hacer el segundo, nada evitó que su rival se quedara el balón y que el pequeño de los Williams se echara el escudo a la espalda. Se escapó por la banda izquierda, perdió la pelota ante Gio, peleó la recuperación con Samu Costa y asistió a Oihan Sancet para que batiera la meta mallorquinista. Este regalo le convierte en el tercer jugador más goles ofrece a sus compañeros de toda Europa.
Todo empezaba de nuevo aunque, esta vez con un Athletic que se sacudió la tensión para mandar con descaro, jugar y crear ocasiones, pero sin poder evitar la prórroga que puso nerviosos a todos. Pudo cerrar el partido otra vez Nico, pero los 40 años de sequía acabaron de penalti, un castigo que el Mallorca recuerda que ya sufrió en 1998 en su primera final en Mestalla. Al partido le puso fin el largo abrazo de Valverde y Aguirre.
Copa del Rey
Real Madrid 2 Osasuna 1
ORFEO SUÁREZ
@OrfeoSuarez
Sevilla
Actualizado Domingo,
7
mayo
2023
-
00:47Ver 15 comentariosLa profundidad del primero y...
Aguirre, Onaindia, Alberdi, Landeta, Goyado, Uriarte, Garechana y Lanetarzua son sus ocho apellidos. Normal que a Javier Aguirre (Ciudad de México, 1958) le llamen El Vasco. Este hijo de emigrantes de dos localidades de Vizcaya, Guernika e Ispaster, que volaron al país norteamericano a buscarse la vida como comerciante, su padre, y profesora de piano, su madre, tenía la suficiente sangre vasca para jugar en el Athletic Club. Precisamente, el rival mañana ante su Mallorca y el equipo del que su familia es aficionada.
No obstante, como él mismo admite, como futbolista nunca tuvo la calidad para llegar al club vasco y en España sólo pudo jugar 13 partidos en Osasuna porque luego sufrió una rotura de tibia y peroné. Su sustituto, por cierto, fue el inglés Michael Robinson.
Aguirre siempre manifestó su intención de no convertirse en técnico una vez colgara las botas como reveló en una entrevista en La Cope. Casi tres décadas y más de 850 partidos después no se pueden tomar muy en serio las declaraciones de un entrenador que con 42 años también dijo que se retiraría a los 50 y ahora tiene 65.
Son 14 ciudades y siete países su periplo como técnico. Pocas veces le han ofrecido un proyecto ganador. Como él mismo bromea, tiene más descensos que títulos, lo que le ha generado una humildad que hace que no se considere ni cerca de técnicos como Guardiola, Ancelotti o Klopp.
Su historial es extensísimo. Si hablamos de selecciones, Aguirre entrenó dos veces a México, una a Japón y otra a Egipto. Respecto a clubes, El Vasco ha pasado por: Atlante, Pachuca y Monterrey en México, Al Wahda en Emiratos Árabes y en España, Leganés, Zaragoza, Espanyol, Atléticode Madrid,Mallorca y Osasuna, equipo con el que más gloria alcanzó en nuestro país.
En los cuatro años que estuvo, consiguió clasificar a los rojillos para la previa de la Champions y para la Copa de la UEFA, acabó cuarto una Liga y llegó a aquella final de Copa del Rey ante el Betis, que perdió en la prórroga en la temporada 2004/05. Sus logros le brindaron la posibilidad de ganar el galardón a mejor entrenador de la liga española para la UEFA en 2006.
El destino le brinda una nueva oportunidad este sábado. La oportunidad de volver a lograr la gesta que consiguió aquel Mallorca de Eto'o, Pandiani o Miguel Ángel Nadal. Quienes se alzaron con el título ante el Recreativo de Huelva en el Martínez Valero por tres goles a cero en la Copa del Rey de 2002/03.
Palmarés
Aguirre sólo ha conseguido un título de Primera División Mexicana con el Pachuca, en 1999, una Copa de Oro de la Concacaf con México en 2009, una Copa de La Liga y dos del Presidente con el Al Wahda entre 2016 y 2017 y una Liga de Campeones de la Concacaf con Monterrey en 2021. Pese a su humildad, tampoco es un mal palmarés para El Vasco.
Ocurra lo que ocurra, Aguirre afrontará el resultado con una sonrisa. Como la que exhibieron él y sus jugadores ante la tanda de penaltis con la que consiguieron eliminar a la Real Sociedad. La que le da saber que en el fútbol se pierde mucho más que se gana y que, cuando vuelva a casa,le animarán su mujer Silvia, muy futbolera y con la que lleva 45 años, sus hijos, uno abogado, otro periodista y un representante de futbolistas y, desde hace poco, también una nieta.