El belga logra la medalla de oro en el campeonato de Australia tras una escapada de 70 kilómetros. La plata fue para el francés Laporte y el bronce para el australiano Matthews
Exhibición portentosa del heredero de Eddy Merckx. El belga Remco Evenepoel se proclamó campeón del mundo de fondo en carretera tras firmar un ejercicio memorable de potencia y valentía en el campeonato de Wollongong (Australia). El vencedor de la última edición de la Vuelta a España rompió la carrera con un ataque a falta de 70 kilómetros de la meta. La medalla de plata fue el francés Christophe Laporte y el bronce para el ídolo local, Michael Matthews.
Un campeonato que siempre será recordado por el escándalo protagonizado por el neerlandés Mathieu van der Poel, que la noche anterior a la carrera fue arrestado por una trifulca con un grupo de adolescentes en el hotel donde se alojada su selección. El corredor tomó a la salida pero se retiró a los 30 kilómetros de la salida. Ahora deberá permanecer varios días en Australia hasta que se resuelve su caso.
En este ambiente extraño, la selección española desempeñó un rol muy discreto, sin dominar la prueba en ningún momento. El manual de maniobra del seleccionador Pascual Momparler estaba claro. Marc Soler debería estar pendiente de los movimientos de Evenepoel y el esloveno Pogacar en las últimas vueltas y pegarse a ellos si saltaban del grupo principal. García Cortina, atento, sin descolgarse del paquete perseguidor. Pero muchas veces, la táctica y las respuestas de las piernas y cabeza no sintonizan.
No bubo tregua en el Mundial del Australia. A falta del 100 kilómetros, el belga Van Aert y Pogacar mostraron sus intenciones en el ascenso al Monte Keira. El momento clave se produjo a falta de 70 kilómetros para el final, cuando Bélgica agitó la carrera, como estaba previsto, con una ataque de Evenepoel. Un arreón al que se unieron una veintena de corredores, entre ellos, el australiano Hindley, el kazajo Lutsenko y el francés Bardet. La diferencia a falta de 55 kilómetros ascendió a 1.40.
Por detrás, tiraban España, Eslovenia y Alemania sin contundencia. El recorrido quebrado, con un total de 267 kilómetros, y 12 vueltas a un circuito por Wellongong que incluía 12 ascensiones al Monte Pleasant, de 1,2 kilómetros, dificultaba la neutralización. Pogacar se mostraba inquieto. Van Aert esperaba acontecimientos. Alaphilippe, rezagado. García Cortina, sin opciones.
A falta de dos vuelta para la conclusión, Evenepoel volvió a acelerar. Lutsenko siguió la estela del ganador de la Vuelta a España. El kazajo luego fue neutralizado por el italiano Rota, el danés Jensen y el suizo Schmid. A 25 kilómetros, el belga se quedó solo en cabeza. Espléndida exhibición de nuevo fenómeno, que firma un año memorable, con triunfos también en Lieja-Bastoña-Lieja, Clásica de San Sebastián y en la ronda española. El ‘Pequeño Caníbal’, con 22 años, entra con letras de oro en la historia de los Mundiales. Desde 1989, ningún ganador de la una de las tres grandes vueltas se había impuesto el mismo año en el Mundial en ruta. El último, el estadounidense Greg Lemond, en 1989.
Tras la cabalgada de Evenepoel, el resto pugnó por la captura de las medallas. Los fugados fueron cazados a falta de 300 metros para la llegada, el más rápido al sprint fue el francés Christophe Laporte, seguido de Michael Matthews. Van Aert, cuarto. García Cortina, el mejor español, undécimo.