“Era difícil venir aquí si en mi equipo no jugaba”, dice el guardameta vasco, ahora titular indiscutible en el Chelsea
La diferencia entre un Kepa Arrizabalaga (Ondárroa, 28 años) contento y un Kepa Arrizabalaga triste es exactamente ninguna. Al menos, de puertas para fuera. Una de las señas de identidad del portero más caro del mundo (mantiene el trono desde el verano de 2018, cuando el Chelsea pagó los 80 millones de su cláusula al Athletic de Bilbao) es que no le gusta un pelo demostrar sus sentimientos. Así que este martes, en la Ciudad del Fútbol de Las Rozas, compareció un chico con el mismo gesto y el mismo tono de voz de siempre. Esta vez está contento, pero eso hay que deducirlo de su propia situación.
De regreso a la selección tras dos años y medio ausente (su última comparecencia fue en noviembre de 2020), Kepa apunta a ser el portero titular el sábado ante Noruega y a ser también una de las grandes novedades de Luis de la Fuente.
El nuevo seleccionador le ha llamado en el lugar de Unai Simón (lesionado, eso sí) después de que Luis Enrique le hiciera la cruz, nadie sabe muy bien por qué. Él lo intuye. «Era difícil venir aquí si en mi equipo no jugaba», explica quien, después de muchas idas y venidas, lo pasó mal en el Chelsea, donde Thomas Tuchel dejó de contar con él para poner a Mendy.
El despido del alemán nada más comenzar esta temporada cambió el panorama de Kepa, que con Graham Potter es titular indiscutible. En las dos últimas campañas, sus titularidades fueron testimoniales (14 partidos en la 20/21 y 15 en la 21/22). Este curso, sin embargo, lleva 27, y ha dejado su portería a cero en 11 ocasiones, habiendo encajado apenas 24 goles. De hecho, su figura ha ido creciendo en Stamford Bridge hasta convertirse en uno de los ídolos y referentes. «He pasado un momento complicado. Nunca había dejado de jugar y tuve que afrontarlo de diferente manera. Me propuse el llegar a casa todos los días con la cabeza tranquila. Fue el primer paso, el de asumir esa situación y trabajar para darle la vuelta», cuenta.
La mejor decisión
Y cuenta también que tenía dos caminos. Resumido: hundirse o luchar. «Yo elegí analizarme, trabajar en mí mismo y mejorar. Y lo veo positivo. Cogía cada partido como una gran oportunidad, fijarme en cada pequeño detalle y ser mejor portero. Ahora, el tener la confianza del míster trato de llevar todo eso al día a día», afirma. Lejos queda su debut con España, en noviembre de 2017 con Lopetegui, lejos queda su batalla soterrada con De Gea, que siempre ganó el del Manchester hasta que Luis Enrique tuvo que salir precipitadamente de la selección por la enfermedad de su hija. Robert Moreno cambió ese mismo día en Malta a De Gea por Kepa, e hizo del vizcaíno su portero (cuentan que esa fue una de las decisiones unilaterales de Moreno que molestaron a Luis Enrique).
Después, cuando Luis Enrique regresó, siguió en las convocatorias durante unos meses, pero, ya con el reinado de Unai Simón, que tomó la portería en noviembre de 2020, Kepa desapareció. Desde su traslado a Londres, había cambiado la agencia de representación (dejó Bahía para irse con Arturo Canales, representante, entre muchos otros, de Piqué), había aprendido inglés (cuando llegó no hablaba nada) y en estos últimos años aprendió a vivir con la frustración. «Tenía asumido que no iría al Mundial, no fue una decepción», cierra alguien para quien, hoy, vuelve a salir el sol.
Sea titular o no, lo cierto es que los tres porteros que están hoy en la Ciudad del Fútbol juegan en Inglaterra. No parece casualidad, y sí parece que tenga que ver con el nivel de exigencia en los equipos de la zona media de la clasificación. «Es una liga jodida para los porteros. Es muy exigente, estamos menos protegidos a la hora de los contactos. Es una cuestión a la que te tienes que ir adaptando».