Oporto 0 Inter 0
El gol de Lukaku en el partido de ida le lleva a cuartos de final 12 años después
Con sufrimiento, agarrados a los palos y a una férrea y ordenada defensa, el Inter se apuntó a la fiesta de cuartos de final de la Champions, un evento al que no se ganaba invitació desde 2011. Tuvieron muy claro los italianos que el gol de Lukaku en el último suspiro del partido de ida era una ventaja suculenta que debía mantener ante un Oporto ansioso por cobrarse venganza que, si bien puso todo el fútbol ofensivo, se estampó con un muro. [Narración y estadísticas]
Quisieron enseñar los dientes con un disparo lejano de Uribe y otro tímido de Eustaquio pero la intensidad que le llevó a presionar e incomodar al Inter no le dio para igualar el marcador. Le costaba acercarse al área de Onana. Simone Inzaghi trató un plan que dibujaba a su equipo muy protegido, con la seguridad de tres centrales y esperando en campo propio a los portugueses, que tocaban y tocaban en defensa sin posibilidad de hacer daño. Hasta 200 pases estériles hicieron los locales en una primera parte que tardó 20 minutos en deparar su primera sacudida.
La provocó el Inter en una transición rápida en la que la mano de Diogo Costa salvó el zurdazo raso de Dzeko. No le puso demasiada fe el bosnio, como tampoco el iraní Taremi en tiro con rosca con el que quiso responder el Oporto en área contraria.
Poco a poco los dos equipos fueron tomando conciencia de la trascendencia del resultado. A los portugueses les dejaba fuera de los cuartos. Necesitaban espabilar y encontrar la forma de crear problemas al ordenado Inter. A los italianos les obligaba a no cometer ni un solo error y a sufrir aunque Inzaghi se hubiera dejado la pólvora de Lukaku en el banquillo. Quizá esa era la estrategia, desgastar al Oporto y reducir el partido a 45 minutos. A punto estuvo de hacerla saltar por los aires si Evanilson hubiera llegado a un centro raso de Grujic antes que Di Marco. Se lanzaron los portugueses en arreón a filo del descanso, pero sin una pizca de claridad en el área. Tampoco la tuvo el Inter a la contra, ni siquiera cuando empezó a aparecer Lautaro Martínez. Aun así, al Oporto le dio para tener su mejor ocasión en un centro de Pepe Aquino que no llegó a rebañar Eustaquio en el corazón del área.
La eliminatoria en la segunda parte se atascó más casi hasta el añadido. Volvió a probar Uribe, esta vez de bolea desde la medialuna, y Pepe Aquino a descolgarse en la banda para tratar de asistir a Galeno. No era suficiente y Sergio Conceiçao se desesperaba en el banquillo porque la oportunidad que necesitaban para, al menos, forzar la prórroga no aparecía.
Como el Inter cada vez se amurallaba más en su área, Inzaghi echó mano de D’Ambrosio para frenar y a Lukaku para intimidar con su zancada y su remate. Pero el desgaste de sus jugadores corriendo tras las camisetas ralladas de los le obligó ha hacer más cambios de los esperados.
El bloqueo en el que parecía iba a caer el partido pudo romperlo el serbio Grujic cuando recibió en la corona del área y, a la media vuelta, soltó un golpeo que atrapó Onana pese a colarse entre una maraña de piernas. No había manera de hacer tambalearse a un Inter que fue capaz de enmudecer el estadio con una contra dirigida por la zancada de Lukaku que no pudo aprovechar Lautaro en el minuto 80. Fue un espejismo porque el encuentro lo acabó parapetado ante su portería, espantando Dumfries y el palo dos remates de Marcano, con la ayuda del larguero que escupió otro de Grujic y observando cómo el ataque del Oporto era con balas de fogueo.