No esperaba España sufrir ante Turquía y eso frenó la euforia. No hubo grandes celebraciones en La Cartuja, un estadio más frío de lo que se esperaba, apenas un “objetivo cumplido” y alguna sonrisa. “Llevamos 31 partidos sin perder y estamos en el Mundial. Aunque no lo parezca estoy muy feliz”, tuvo que recordar Luis de la Fuente.
No empató la selección porque se confiara de inicio, más bien por lo contrario. Empezó a encarrilar el partido muy pronto bajo la batuta en ataque de Dani Olmo, pero no lo liquidó y, en la segunda parte, los turcos le pusieron en problemas. “Nos han recordado lo difícil que es ganar y estar al nivel que nos encontramos. A veces tiene que aparecer ese ‘Pepito Grillo’ que te diga que no es fácil”, admitió el riojano, que acabó el partido contrariado.Que Turquía le pusiera los pies en el suelo, pese a encadenar una racha histórica de 31 partidos sin perder, lo ejemplificó cuando pareció negar el saludo al cuarto árbitro. “No me he dado cuenta. Estaba pendiente de los jugadores”, se justificó en sala de prensa.
Había optado De la Fuente por salpicar el once con jugadores que han quedado en la unidad B en esta clasificación y el primero que lo aprovechó fue Olmo. Resucitó justo a tiempo.
En el minuto cuatro, aprovechó un centro de Cucurella para marcar su duodécimo gol desde que, en noviembre de 2019, debutó con España. Para encontrar el anterior, hay que remontarse a la semifinal de la Eurocopa ante Francia. A Olmo, el brillo que logró en Alemania le duró lo que tardó en aparecer una lesión muscular. Le amargó su llegada al Barça y le costó la titularidad en la selección.
Sigue siendo un fijo en las convocatorias de Luis de la Fuente, pero ha ido perdiendo minutos y necesitaba una explosión que le reivindicara. Se perdió buena parte de la pasada Nations League, jugó 26 minutos en la semifinal ante Francia y ni uno en la final con Portugal. Después los números apenas mejoraron, por eso saltó a La Cartuja dispuesto a aprovechar una titularidad que se le había negado en toda la fase de clasificación.
De hecho, en los cinco partidos anteriores apenas había disputado 19 minutos en el primero ante Bulgaria. En la goleada ante Turquía no jugó y, en la siguiente ventana, en octubre, tuvo que marcharse de la concentración por molestias en el primer entrenamiento. Por eso esta era su última oportunidad. En el partido en Tiflis ante Georgia estuvo en el banquillo pero, con la clasificación en el bolsillo, el seleccionador le dio el premio de la titularidad, aunque fuera acostado en la banda izquierda. Olmo le respondió con el gol y un par de claras ocasiones que acabó salvando el guardameta Bayindir.
“En la primera parte pudimos marcar más goles. Tenemos que mejorar a balón parado”, reconocía el catalán que justificó por qué España no celebró de manera eufórica la clasificación. “Quizá tengamos un sabor agridulce, porque queríamos acabar invictos y con la portería a cero. Pero estamos contentos, con ganas de que llegue el Mundial y, en marzo, la finalísima ante Argentina”, advirtió.
Fue Olmo el exponente de los cambios que completaron Marcos Llorente, Aleix García o Jeremy Pino. El lateral del Atlético quiso reivindicar la hazaña de volver a disputar un campeonato del Mundo. “Cuando entras en la rueda de ganar por muchos goles y empatas, parece que te queda un sabor agridulce, pero hay que mirar atrás y celebrar. Es un momento muy bonito”, reivindicó un futbolista al que se le han vuelto a abrir las puertas de la selección.
Los goles de Oyarzabal
Cuando el partido se complicó, quien apareció fue el jugador talismán del seleccionador: Mikel Oyarzabal. España ya echaba cuentas de cuándo fue la última vez que perdió un partido de clasificación para un Mundial como local. Y es que no ha ocurrido nunca. Desde 1950, la selección nunca ha caído camino de un campeonato del Mundo. De hecho, de su última derrota hace 32 años. Fue en 1993 en Copenhague buscando estar en USA 94. Que Turquía, en Sevilla, fuera capaz de poner un 1-2 era un lunar en una trayectoria impoluta que hizo torcer el gesto a todo el banquillo.
No ponía en peligro la decimotercera clasificación consecutiva, pero España soñaba con hacer pleno de victorias, algo que solo han logrado Noruega e Inglaterra. Lo buscó hasta el último segundo, convirtiendo en héroe al meta turco, pero tendrá que conformarse con sumarse al grupo de selecciones que no han perdido, donde están Francia, Países Bajos, Suiza, Bélgica, Croacia y Dinamarca.
La mirada está puesta ya está en dos citas. La primera, el sorteo del 5 de diciembre, en Washington, donde España conocerá sus rivales. Serán cuatro bombos con 12 países cada uno y España estará en el primero, junto a los tres anfitriones y las mejores selecciones del ranking FIFA, encabezadas por la selección junto a Argentina, Francia, Inglaterra, Portugal, Países Bajos, Brasil, Bélgica y Alemania.
La segunda, la finalísima ante Argentina en marzo en Doha. “Nos hace mucha ilusión, pero quedan cuatro meses de mucho trabajo”, advirtió De la Fuente.








