Hace años que no veía una superioridad tan ostentosa de un imperial Madrid ante una especie de vasallo que fue el Barcelona. Sin fuste, sin valentía y dejándose ir durante muchos minutos frente a un voluptuoso ataque del Madrid, que no terminó de rematar.
El imperial Madrid es el nuevo líder del fútbol español, pero le falta categoría con el gol, el tino de un gran cazador. Pienso que Mbappé hizo un partido deplorable. No se puede fallar un penalti de esa manera, ante un meta mediocre como Szczesny, ni desperdiciar al menos cuatro ocasiones de gol de las que nunca falla. No sé lo que le pasó con la Juve, tampoco lo que le ha ocurrido con el Barcelona, que pudo destrozarlo, pero parece que le devoran las responsabilidadades de grandes partidos.
Es posible que la sala de los ‘Negreiras’ le robara un primer gol por fuera de juego del pelo de un piojo. En Las Rozas no nos ensañan nunca el punto de cuando sale la pelota del pase. Hacen lo que les de la gana.
Fue como el penalti absurdo que le hizo Lamine a Vinicius, que lo vio muy bien el árbitro, pero los del VAR no quisieron que el Barcelona tuviera que jugar con dos goles en contra. Es lo que se mececieron. Como ante Olympiakos, están acostumbrados a que los árbitros sean sus salvavidas.
Claro que este Barcelona del matagigantes Flick ya no funciona. Es una sombra de lo que fue el año pasado. Tuvo que ver la posición que adoptó un inmenso Camavinga. Jugó en la derecha para sujetar a De Jong y Pedri de una tacada. Buena jugada táctica de Alonso.
Pero lo peor fue lo de Lamine, que dice que no tiene miedo a nadie, pero en el Bernabeu hizo el ridículo. No se puede jugar con tanto miedo y tanto odio al Madrid.
Este año las palancas no funcionan al Barça, no ha hecho ningún fichaje y tiene jugadores viejos. Además, no puede jugar en el Nou Camp, se tiene que ir a Montjuïc mientras pierden millones y millones de euros, se salta todas las reglas de LaLiga y está atado a un caballo perdedor como es Tebas.
Vaya fracaso y escándalo a la americana ha configurado. Para fiarse de ellos cualquier empresa del mundo. Pero ahí esta Laporta, el mayor Fantômas del fútbol y todavía con aires de grandeza. Es tan esperpéntico como lo que está ocurriendo en España.






