La peor semana de Hansi Flick en el Barça, entre la baja intensidad y la coartada de las bajas

La peor semana de Hansi Flick en el Barça, entre la baja intensidad y la coartada de las bajas

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Hansi Flick podrá aprovechar el segundo parón internacional de la temporada para sacar conclusiones de la que, por el momento, es su peor semana en el Barça. Aunque no es la primera vez que encaja dos derrotas consecutivas (el año pasado el Leganés y el Atlético se llevaron sendos triunfos seguidos de Montjuïc por 0-1 y 1-2, respectivamente), sí es la ocasión en la que la imagen de su equipo ha quedado más tocada. El tropiezo frente a los colchoneros, por ejemplo, lo vivió como poco más que un accidente, dado que su equipo dominó el juego y los rojiblancos lograron imponerse en gran parte gracias a un Oblak muy inspirado. «Me pone muy contento llevarnos un partido contra un equipo que, por situaciones de gol, tal vez mereció ganar», aseguraría Simeone en la sala de prensa. Frente al Sevilla, en cambio, los azulgrana cayeron sin paliativos. Y, además, de la manera más abultada desde que están bajo su mando: 4-1.

El técnico alemán, tras la derrota contra el PSG en los instantes finales de la visita de los parisinos a Montjuïc, se esforzó en recalcar la importancia de que todos colaboren en tareas defensivas. En el Sánchez-Pizjuán, volvió a echarse de menos esa implicación. Sobre todo, frente a un rival cuya intensidad los azulgrana nunca fueron capaces de igualar. «No creo que sea el sistema o la estructura. En la primera mitad, cometimos errores graves. Podríamos hablar de muchas cosas, pero creo que nuestra actuación no fue buena mientras que, en la segunda, mejoramos. Ahora, eso ya es pasado, tenemos que aprender de este partido y del encuentro ante el PSG, y lo haremos», esgrimió un Flick que, por otro lado, dejó caer que la falta de algunas figuras clave también acabó por perjudicarlos.

Es posible que entienda que Lamine Yamal, Raphinha o incluso Fermín podrían haberle dado otro aire al ataque. Y, bajo los palos, quizás Joan García también podría haber prorrogado una vez más su racha de paradas salvadoras, si bien Szczesny firmó también un par de intervenciones de mérito que permitieron que el Barça se marchara vivo al descanso con una derrota parcial por 2-1.

Punto de inflexión

El 1-2 frente al Atlético en Montjuïc fue el año pasado el punto de inflexión de una racha de resultados aciagos en la Liga que encontró su particular oasis en Europa. Contando desde el 1-0 encajado el 10 de noviembre ante la Real en Anoeta, con polémica sobre un gol anulado a Lewandowski que habría abierto el marcador para los barcelonistas, los de Flick empataron dos y perdieron cuatro de siete partidos en la Liga, tres de ellos en casa, entre los que se contaron además un 1-2 frente a Las Palmas y un 0-1 contra el Leganés en casa. Entre medias, eso sí, hubo el espejismo de un 1-5 ante el Mallorca en Son Moix y un pleno de victorias en la Champions, por 3-0 en Montjuïc frente al Brest y 2-3 en la visita a Alemania para medirse al Dortmund que fueron una suerte de clavos ardiendo a los que agarrarse.

Saber aguantar el chaparrón, entonces, acabó por darle excelentes frutos a un equipo que acabaría venciendo por 1-5 al Real Madrid en la Supercopa y que se abonaría a remontadas decisivas, en todas las competiciones, para acabar sumando también la Copa del Rey y la Liga y plantarse en las semifinales de la Champions. Un escenario en el que el técnico germano, según confesó, vivió su peor derrota desde su llegada al banquillo azulgrana. «La más complicada fue la semifinal de Milán. Esta vez se trata de aceptar la derrota y tener una visión positiva. Hay que cambiar las cosas que no hicimos bien, sobre todo en los primeros 45 minutos. Cometimos muchos errores, no controlamos el balón y no estuvimos al nivel que había que mostrar», sentenció tras caer en Sevilla.

kpd