Este lunes por la mañana se conocía la noticia del fallecimiento del Papa Francisco, a los 88 años de edad, en su residencia de Santa Marta. El Pontífice llevaba una temporada complicada, estando tiempo atrás varios días ingresado en el centro Gemelli de Roma.
Desde el deporte español, diversos clubs han querido despedirse del Santo Padre. Uno de éstos ha sido el Real Madrid, que mediante un comunicado han lamentado la pérdida expresando sus condolencias. “Durante su pontificado, marcado por la dimensión de su gran legado, el Papa Francisco ha representado un enorme espíritu de solidaridad y apoyo a las personas más desfavorecidas y vulnerables”, escribían los blancos en dicha nota informativa.
Otros equipos como el Atlético de Madrid, el Getafe, el Sevilla y el Villareal también han querido dar el pésame por el fallecimiento a través de respectivos mensajes en redes.
Asimismo, otras estrellas del deporte español han mostrado su emoción ante la gran pérdida. La atleta gallega Ana Peleteiro compartió por historias de Instagram una fotografía de Bergoglio sujetando una paloma y la ha acompañado con un emoticono de estrellas.
Igualmente, Dani Ceballos y Giulano Simeone, futbolistas del Real Madrid y del Atlético de Madrid, respectivamente, han difundido sendas imágenes del Papa durante diferentes momentos de su periodo al frente del Vaticano.
Un recuerdo especial ha tenido el futbolista argentino Ángel Correa, que colgó en sus redes un vídeo recordando que fue el Papa Francisco quien le confirmó.
El Papa, que por aquel entonces era arzobispo de Buenos Aires, sentía una gran afición por el equipo de fútbol de San Lorenzo. Ángel Correa estaba en ese momento en dicho club argentino y fue ahí donde recibió el sacramento de la confirmación por parte de Bergoglio.
A su manera, un éxito suyo, totalmente suyo. Hubo otras alegrías antes, concretamente siete, algunas mayores, como aquel bronce de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020, pero Ana Peleteiro recordará su oro este viernes en el Europeo indoor de Apeldoorn como su gesta más propia. Hasta ahora, sus victorias siempre tenían la firma de su entrenador, Iván Pedroso, el hombre que construyó su carrera; ya no. Lejos del cubano, en su casa en Galicia, trabajando junto a su marido, Benjamin Compaoré, Peleteiro volvió a la cima continental bajo techo, donde ya estuvo en 2019.
También campeona europea al aire libre el año pasado, era la favorita en la previa y favorita se quedó hasta el final. En su primer intento hizo nulo, pero fue un nulo tan largo, tan largo que ya presagiaba su victoria. En su segundo intento se colocó líder de la prueba (14,20 metros) y en su quinto intento se colgó la medalla más brillante. Como siempre, en el momento preciso, su mejor brinco de todo el año, tres saltos hasta alcanzar los 14,37 metros. Un buen registro, un registro notable, aunque quizá no un registro excelente.
NICOLAS TUCATAFP
En ediciones anteriores podría haberse quedado fuera del podio con esos números, pero en la final de este viernes le faltaban rivales. Excepto ella, sólo una competidora superó los 14 metros, la rumana Diana Ana Maria Ion, y lo hizo en su último brinco, por sorpresa, en el mejor día de su vida. El bronce sólo le costó 13,99 metros a la finlandesa Senni Salminen.
Cuando se supo la marca de Ion y se confirmó su triunfo, Peleteiro deshizo la serenidad que había mantenido durante todo el concurso para romper en lágrimas, más emocionada que nunca. Le lanzaron una bandera de España y posó con ella ante los fotógrafos, pero la naturaleza del pabellón Omnisport de Apeldoorn le arrebató parte de la celebración. Entre la pista de atletismo y las gradas hay un velódromo peraltado y un muro y por eso Peleteiro no pudo acercarse a Compaoré y abrazarle. Durante un rato, la española se quedó en la pista, sola, a lágrima viva, intentando comunicarse con su marido en la distancia. Luego, ya sí, le dejaron retirarse para festejar a su gusto.
"Este oro sabe a amor"
"Estoy muy emocionada. Cada vez me debería importar menos, pero cada vez me importa más porque se van acabando las oportunidades. Este oro sabe a amor y a sacrificio, es lo único que puedo decir. Le dedico esta medalla a mis padres, porque sin ellos esto sería inviable, y a mi marido y mi hija", explicó Peleteiro en zona mixta, donde admitió que sus molestias en la rodilla izquierda habían regresado y que esta semana sufrió un desagradable problema personal. "Hace tres días recibí amenazas y coacciones de alguien que apreciaba mucho", desveló sin dar detalles.
"Cada dos por tres me entierran, pero siempre resurjo. Aunque quieran acabar conmigo, siempre salgo más fuerte", proclamó con un nuevo objetivo muy, muy cercano. El Mundial indoor de Nankin tendrá lugar en sólo dos semanas y el oro, su primer oro mundial, es una posibilidad. Sin su antigua compañera de entrenamientos, Yulimar Rojas, que aún se recupera de una larga lesión, en el pasillo de triple salto todo es posible y Peleteiro, más que Peleteiro que nunca, sabe cómo aprovechar una oportunidad.
En otoño Ana Peleteiro lo cambió todo, pero quiso cambiarlo todo, todo, todo, todo. Después de los Juegos Olímpicos de París 2024, dejó atrás a su entrenador en la última década, Iván Pedroso, y su casa de Guadalajara, para irse a su Galicia a prepararse con los consejos de su marido, Benjamin Compaoré. La mudanza, con razones profesionales y personales, ya era atrevida, pero la saltadora quiso llevarla más allá. A la misma pista, al mismo foso. De la mano de Compaoré, Peleteiro intentó modificar su pierna de batida, de la derecha, que había utilizado toda la vida, a la izquierda, para colmar así un viejo anhelo. Pese a que Pedroso lo desaconsejaba, Peleteiro siempre había pensado que con la otra pierna podría saltar más fácil y saltar más lejos y las primeras semanas le dieron la razón.
La que fuera bronce en los Juegos Olímpicos de Tokio 2020 realmente volaba con su nueva técnica y soñaba con un futuro de marcas imposibles, quién sabe si más allá de los 15 metros. Pero empezaron los dolores en la pierna izquierda, la rodilla se quejó, y el doctor Pedro Guillén, especialista entre especialistas, mandó parar. Si quería seguir sana, tenía que volver a su batida de siempre.
Hace menos de un mes, aún curándose de esas molestias, Peleteiro regresaba a su técnica antigua en el Campeonato de España y triunfaba y se ganaba un lugar de privilegio en el Europeo indoor, donde este viernes (desde las 18.50 horas, Teledeporte) buscará el oro, pero al mismo tiempo se guardaba un secreto. Tiene que batir con la derecha como antes, pero ya no salta como antes. Si su estilo se basaba en unos brincos exagerados, arriba, muy arriba, ahora se impulsa sin coger altura. La revolución de Peleteiro se mantiene: consistir en volar bajo.
Peter DejongAP
"Estoy intentando saltar de forma más horizontal y mejorando de una vez por toda la técnica, que al fin y al cabo era algo que se me atravesaba desde hace años. La parte técnica es muy importante para ganar sobre todo en salud y longevidad. Benjamin es un crack planificando y confío mucho en su criterio. Las cosas están fluyendo muy bien y me encanta como entrenador", aseguraba este jueves, en la primera jornada del campeonato en Apeldoorn, Países Bajos, donde sólo hubo una final.
España, cuarta en el 4x400 mixto
En el nuevo relevo 4x400 mixto, España acabó cuarta por detrás de los Países Bajos de Femke Bol, de Bélgica y de Reino Unido. Fue un día con decepciones, como la eliminación de Mohamed Attaoui e Ignacio Fontes en los 1.500 metros y también con alegrías como la clasificación para la final de Esther Guerrero en los 1.500, de Jaime Guerra y Lester Lescay en la longitud y, claro, de Peleteiro en el triple salto.
Su clasificación fue breve. En el primer intento no consiguió el pase directo porque se dejó demasiada distancia en la tabla -36 centímetros-, pero en el segundo lo logró sin apuros. Campeona ya en el Europeo indoor de 2019 y subcampeona en 2021 -en la última edición estuvo ausente por maternidad-, pocas rivales parecen capaces de rebasarla. Con Patricia Mamona y Maryna Bekh-Romanchuk fuera de las pistas, su éxito depende de ella misma. Deberá observar a la turca Tugba Danismaz, campeona hace dos años, y a la finlandesa Senni Salminen, y esquivar sorpresas.
En todo caso, con su espíritu competitivo, parece más que preparada. "Estoy en un remanso de paz absoluto. Creo que la cabeza es un 80% y estar bien mentalmente me ha ayudado a estar bien físicamente. Me siento en el mejor momento de forma de toda mi carrera. Entreno todos los días al máximo y creo que aún no he tocado ni mucho menos mi techo", proclamaba Peleteiro en plena revolución.
Desde las pistas de atletismo A Fieiteira sólo se ve el cercano almacén de Estrella Galicia -¿cómo no?-, pero huele a mar, al Atlántico, a la ría de Arousa. Es el lugar. Ana Peleteiro entrena en casa, literalmente en casa: en su Ribeira natal -de hecho, en el módulo que lleva su nombre- y junto a su marido, Benjamin Compaoré, que también es su entrenador desde el pasado octubre. Después de que la saltadora estuviera una década a las órdenes del mito Iván Pedroso, la unión profesional-sentimental generó dudas, pero su oro en el reciente Europeo indoor las disipó. Ahora Peleteiro busca acabar con ellas en el Mundial indoor de Nanjing (China) que empieza este viernes y donde ella competirá este sábado (a partir de las 12.10 horas, Teledeporte).
Ausente Yulimar Rojas, el sueño del oro mundial, su primer oro mundial, es posible, pero amenazan las cubanas Leyanis Pérez y Liadagmis Povea y la dominiquesa Thea LaFond. Sería el ascenso de Peleteiro a la cima del triple salto y, de paso, la confirmación de que su pareja con Compaoré funciona.
"Creo que desde el principio gestionamos nuestra relación en la pista de forma muy inteligente e incluso nos fortalece como pareja. Cuando entrenamos, se produce un cambio natural y me convierto en su entrenador al 100%. Siempre hablamos con respeto, con fluidez. Nos centramos en el trabajo incluso si llegamos al entrenamiento enfadados porque en casa hemos tenido nuestras discrepancias por cualquier tontería", comenta Compaoré en conversación con EL MUNDO desde China, donde la máxima preocupación hasta el momento ha sido el jet lag.
A.P.
La pareja llegó el pasado sábado, pero antes ya seguía tratamientos de luz azul y luz roja para adaptar los ritmos circadianos y conciliar el sueño lo mejor posible. Semanas atrás, Peleteiro aseguró que el Mundial indoor estaba "muy lejos" y caía "muy tarde en el calendario", pero finalmente decidió acudir. La oportunidad resplandece. "Ana realmente comenzó su temporada el 22 de febrero, en el Campeonato de España. Sólo lleva dos competiciones. Está tercera en el ranking mundial, sería un error no haber venido. Nuestro objetivo del año es el Mundial al aire libre de Tokio y será a mediados de septiembre, así que hay margen para la recuperación", asegura Compaoré.
"En casa hablamos de técnica, sin pasarnos"
¿Tienen algún pacto para no hablar de atletismo en casa? Puede llegar a saturar, imagino.
¡Claro que hablamos de atletismo en casa! El tema no nos asfixia porque los dos tenemos una vida muy ocupada por separado. En casa podemos hablar de los objetivos, de la técnica, de cosas del trabajo, aunque sin pasarnos. Al final, es inevitable, somos grandes aficionados al deporte y, sobre todo, al triple salto.
Nacido en Bar-Le-Duc, entre París y Estrasburgo, de padre burkinés y madre francesa, Compaoré destacó muy joven en el triple salto siendo campeón del mundo junior y vivió su mejor momento deportivo en 2014 cuando se proclamó campeón de Europa al aire libre. Pese a algunos problemas físicos, hasta el año pasado intentó seguir en activo -fue decimosegundo en el último Europeo-, pero este invierno se retiró para centrarse en preparar a Peleteiro.
"La creatividad es fundamental"
Empezaron a salir juntos en 2021, fueron padres en 2022 y se casaron en 2023 así que 2024 demandaba un nuevo paso en la relación. Entrenador y pupila, marido y mujer. Parece un desafío. "Ana tiene mucha experiencia y quiere entender los porqués, pero lo percibe todo muy bien. Para mí es un placer entrenar con ella, disfruto descubriéndole cosas. Para mí, más allá de la precisión técnica, de la cantidad de trabajo o del número de repeticiones, la creatividad es fundamental. E intento aplicarla con educación, diálogo, estimulación y juego", proclama el ex saltador.
A.P.
El trabajo entre ambos empezó con una propuesta ambiciosa, que Peleteiro cambiara de pierna de batida en el salto de la derecha a la izquierda, pero finalmente ésta quedó aparcada. Las molestias en la rodilla izquierda de la española obligaron a replantarlo todo y a recuperar la técnica de siempre, aquella que le dio el bronce en los Juegos de Tokio 2020. Igualmente Compaoré no descarta volver a intentarlo en el futuro y, sobre todo, insiste en que Peleteiro debe saltar más bajo que antes, distinto, más horizontal.
"Ana puede saltar muy lejos con ambas piernas y ese cambio es posible, yo mismo lo hice como atleta. Después de los Juegos de París teníamos tiempo así que nos atrevimos a hacerlo. Desafortunadamente eso provocó inestabilidad articular y tuvimos que deshacer nuestros planes", reconoce Compaoré que por Peleteiro ya cambió París por Guadalajara y ahora se ha asentado en Ribeira, donde también ha abierto una cafetería junto a su mujer, y donde huele a mar, al Atlántico, a la ría de Arousa. Es el lugar.