A veces apelar a la historia y a la nostalgia funciona. Kompany, con poco de eso como entrenador, pero mucho como jugador, llamó a filas a Müller, el goleador en la ida, el perro viejo, para obrar el milagro en la vuelta. Pero el Inter es viejo por decreto. Sabe jugar cientos de partidos, porque los ha jugado todos. No siempre los gana, pero nunca los regala y, si le espolean, te mata. Como hizo ayer al ex rodillo alemán.
Los primeros minutos fueron de tanteo, aunque se jugó a lo que quiso el Inter, con ventaja en la eliminatoria. Aparecieron sus estrellas de manera esporádica, casi siempre a la contra y con un Lautaro Martínez que es un jugador diferente y que organiza el ataque como nadie y, en muchas ocasiones, también lo finaliza. Aunque fue una falta la primera gran ocasión del encuentro que marró Thuram tras una prolongación de Darmian. Respondió el Bayern con una doble ocasión que terminó desbaratando Sommer. Poco más reseñable en una primera mitad soñada y planteada por los italianos.
Y cuando nada había pasado y cuando el Bayern menos lo había merecido, Kane se inventó un gol para pelear contra su maldición y contra el tiempo. Los alemanes metían la historia en la balanza y el británico, en sus hombros. Pero ese tanto despertó la voracidad italiana. Así, Lautaro comenzó el arreón y Pavard lo continuó para poner patas arriba el Giuseppe Meazza. Ambos tantos de córner, la supuesta fortaleza alemana. Ambos errores defensivos alemanes.
En otro error, este italiano, llegó el empate del Bayern. Lo hizo Dyer al segundo palo para poner algo de picante en la eliminatoria. Hubo otro intento de Olise y varios córners en los que el público local contuvo la respiración, pero el oficio de los transalpinos en estos menesteres es complicado de igualar tengas la historia que tengas.
Se trataba de matar o morir. O, en el caso del Atlético, de resistir para no morir. Se trataba de no descolgarse más en un sorteo que permite fallos, pero no rendiciones. Dos derrotas consecutivas son muchas, tres, una catástrofe. No andaba mucho mejor el PSG, pero las trayectorias en liga condenan a uno y exculpan a otro. Con el Atlético mirando a la cabeza con telescopio y el PSG a sus perseguidores por el retrovisor. Al final fue Correa el que incendió París. Con un regate que paró el tiempo y tiró a Vitinha y mete al Atlético, de nuevo, en la lucha por la clasificación. [Narración y estadísticas, 1-2]
Salió Simeone con lo más veloz que tenía en el terreno de juego. No era mucho y no se ubicaba precisamente en la línea defensiva que, sin Le Normand, ha sufrido un colapso preocupante. Al contrario que en liga, el PSG comenzó castigando por la banda izquierda rojiblanca, con Galán siendo acosado por Dembélé y Achraf. Un disparo del último casi se convierte en el primero del partido. Poco después probó también Asensio tras una descarga del extremo francés. El Atlético esperaba agazapado los primeros minutos sin poder (o querer) salir de su campo.
Se daba por hecho que los colchoneros sufrirían en carrera contra las gacelas parisinas de arriba, lo que no se esperaba, ni el Cholo quería, era que sus defensas regalaran balones a los rivales. Lo hizo Lenglet, en un intento de regate absurdo en la frontal de su área que le mangó Dembélé. El extremo cedió a Zaïre- Emery que la picó con maestría ante la salida de Oblak, vendido.
Uno nunca sabe el efecto que causan los goles en los rivales. Afortunadamente, el tanto sacó al Atlético de la inopia y se lanzó a por el empate, que logró poco después. Fue una buena apertura de De Paul, el denostado por la parroquia rojiblanca, para un disparo de Giuliano que rechazó Donnarumma. El balón lo recogió Molina, que la empaló con la izquierda al fondo de la red. Tuvo suspense el empate, porque hubo revisión de VAR por una mano inexistente.
Molina celebra su tanto en París.ANNE-CHRISTINE POUJOULATAFP
La desgracia es que, de nuevo, el tanto volvió a generar otro giro de guion y se volvió al encierro rojiblanco en su campo y al acoso francés con Dembélé como gran percutor. Estaban cómodos ambos equipos con el papel que les habían otorgado sus técnicos. Quizás los rojiblancos hubieran deseado tirar alguna contra con más profundidad, pero los mediocentros del PSG, muy atentos, cerraban todos los pases interiores.
Es Vitinha uno de esos jugones que hacen poco ruido, pero que son capitales en los equipos. El reciente Balón de Oro español es otro. Y si no que se lo pregunten a Guardiola que lleva tres derrotas en los últimos tres duelos sin Rodri. Koke hacía esa labor oscura en el Atlético, pero al haber perdido velocidad, estos partidos de ida y vuelta son más para el Bulldog Gallagher. Se fajó el inglés en todos los sectores del campo, aunque brilló más en el propio.
Salió el Atlético algo más valiente en la segunda parte, pero un nuevo error de Lenglet en la salida de balón casi le cuesta ir perdiendo en el marcador a los cinco minutos de la reanudación. Afortunadamente, no estaba siendo el día de los delanteros franceses. Si bien Dembélé exhibía sus habilidades al regate, no se mostraba efectivo en el remate. Barcolá, por su parte, perdonó un disparo desde el punto de penalti tras una gran jugada personal a lo que contribuyó la buena colocación de Oblak.
Lo que pasa es que el mensaje que se le transmitió al equipo a los 10 minutos del segundo tiempo no fue el de ir al ataque. Quiso proteger el Cholo a los suyos y dar descanso a un Javi Galán que estaba siendo muy castigado por su costado, y a De Paul, capaz de lo mejor en fase ofensiva, pero más díscolo en la defensiva. También salió Riquelme para ayudar a Molina contra un Barcolá, que estaba empezando a inspirarse.
Milagro final
No acusaron el recibo los rojiblancos, que siguieron estirándose cada vez que tenían ocasión, pero eso dejaba también más espacios atrás para los uno contra uno de los habilidosos extremos parisinos. Pero fue en un córner donde el PSG perdonó el segundo. Se olvidó la defensa atlética de Marquinhos, el principal y casi único rematador en las filas del conjunto de Luis Enrique. Un tñecnico que los últimos 20 minutos sacó toda su artillería para intentar alejarse de la zona de peligro europea.
Necesitó el Atlético la santidad de Oblak para soportar el último arreón francés. El esloveno sacó dos manos a mano a Achraf. Hasta el estallido de Correa. La rebelión del delantero humilde. Echaba en falta la efectividad el PSG de un tal Kylian Mbappé. Generan mucho los parisinos, hasta 20 disparos, pero no transforman las que tienen. Así que entre los que no quieren y los que no pueden... la casa sin barrer.
Es Diego Simeone un técnico indescifrable, un entrenador que golpea y contiene según estime de manera individual, sin dejarse llevar por corrientes de opinión. Si hace un par de semanas salió con lo de los "episodios del partido del Madrid llevan pasando cien años", en la previa del derbi ha decidido esquivar todas las preguntas referentes al tema arbitral.
"No estoy pensando en cómo va salir el árbitro sino nosotros en consecuencia de lo que venimos haciendo y de un rival con grandes individualidades", toreó la primera pregunta en un movimiento que se prolongó durante toda la rueda de prensa.
Hasta cinco cuestiones más se le lanzaron respecto al comunicado de los blancos, el supuesto aislamiento del Real Madrid en la cuestión arbitral o los tuits que su club lanzó en respuesta a las presiones que, entienden está ejerciendo el Madrid sobre el colectivo.
Para esta última cuestión recogió las palabras de Ancelotti sobre que vería "la televisión para relajarse" en lugar de redes sociales y en el resto mantuvo una actitud cerrada a seguir avivando la polémica respecto al quinteto arbitral en el derbi. "Estoy centrado en el partido, ustedes necesitan más respuestas a estas polémicas, pero yo estoy centrado en el partido", comunicó el entrenador rojiblanco.
Ya en lo que respecta al fútbol, el técnico argentino no paró de alabar las "individualidades" del Real Madrid y en la dificultad del rival que se les presenta el próximo sábado a las 21.00 en el Santiago Bernabéu. Aprovechó una pregunta jocosa de un periodista para explicar la supuesta técnica defensiva que usarán en el coliseo blanco: "Claro que vamos a poner el autobús", explicó entre risas.
Simeone alabó a los jugadores rojiblancos de mediocampo, quizás la principal duda a la hora de seleccionar once para el derbi. Si antes se turnaban un puesto como titular Lino y Gallagher, uno "creciendo y con gran participación en ataque" y el otro que "aporta más trabajo", las buenas actuaciones de Koke en los últimos partidos vuelven a poner el capitán como posibilidad en el puesto de cinco.
"Tendremos que interpretar lo que será mas importante para el equipo y mostrarlo con los que inicien, pero no me imagino el partido solo con los que inician", apuntó el Cholo sobre la posible presencia del 8 rojiblanco y la fuerza que está mostrando el Atlético desde el banquillo.
Mañana el equipo se concentrará en el hotel Mirasierra Suites desde las 12.45 y será entonces cuando Simeone defina a los suyos la manera de enfrentar a un rival "con muchas individualidades" resaltó de nuevo.
El niño Givanildo Vieira de Souza (Paraíba, 1986) recorría su casa de Campina Grande en Brasil levantando cosas para emular a su gran héroe. Un personaje del que se obsesionó tanto que pidió a sus padres que le bautizaran con su nombre. Sus progenitores, viendo las costumbres del pequeño, decidieron concederle su deseo. Pero a Givanildo, o Hulk, le ha faltado la fortaleza o la constancia en su carrera que su ídolo ha mostrado siempre en los cómics de Marvel o en la serie televisiva El Increíble Hulk que veía con fruición.
El delantero de 38 años afronta este sábado su última oportunidad de convertirse en el héroe que tanto ha elevado. No lo hará pintado de verde, sino con la camiseta del Atlético Mineiro, club brasileño al que llegó tras su aventura china en 2021. La Copa Libertadores, que le enfrentará al también carioca Botafogo, puede ser un broche de oro a una carrera extraña y con altibajos.
Ya es raro que un niño elija a Hulk como ídolo por delante de Superman, Batman o Spiderman, pero este brasileño nunca ha sido convencional, de hecho está casado con su sobrina política. Así, apenas jugó dos partidos en su país de origen antes de realizar una prueba con el Oporto, que le descartó "por gordito". Así, el futbolista tuvo que emigrar a Japón donde comenzó a labrarse una gran fama de goleador. En el país del sol naciente jugó un total de 111 partidos en los que anotó 74 goles, 0,66 por partido.
El crecimiento del futbolista no fue sólo deportivo, en el que destacaba su velocidad y potente disparo, también físico. Givanildo transformó su cuerpo hasta asemejarlo al de su héroe. De ahí que compañeros suyos como Marcelo y David Luiz, compañeros de la canarinha en la que estuvo 9 años y con la que conquistó la Copa de Confederaciones en 2013, hayan dicho que "un codazo suyo te deja doblado" o que "hay que tener cuidado cuando toma carrera porque es como tratar de detener a una locomotora". Recientemente se hizo viral un vídeo de un encontronazo con Franco de Paula Ferreira en el Brasileirao y del vuelo que dio el jugador del Uberlandia.
El futbolista entrenando con su equipo.ATM
Sus números en Japón, le granjearon una nueva llamada del Oporto. Fue más una redención del presidente Pinto da Costa que del propio futbolista. Compraron sus derechos por 5,5 millones y en Portugal formaron una estrella mundial, que se compenetró a la perfección con otros grandes nombres como Falcao, pareja con la que marcó 74 goles en una temporada, o James Rodríguez.
En esos años, no sólo consiguió grandes títulos a nivel colectivo como varias ligas, copas y supercopas portuguesas así como una Europa League, sino que su rendimiento individual también le valió varias distinciones como su elección en el Top 10 Rising Stars de la UEFA. El futbolista estaba llamado a triunfar en un grande pero... nunca se dio o nunca quiso.
De su asombro futbolístico en Oporto, donde no todo fueron capítulos gloriosos y cabe recordar su mítica pelea en el túnel de vestuarios contra los jugadores del Benfica que le supuso una sanción de cuatro partidos, pasó al del mercado. Hulk eligió el Zenith de San Petesburgo como siguiente paso en su carrera, aunque toda Europa suspiraba por sus servicios.
Su fútbol se fue olvidando así como su gallarda figura y decidió convertirse en el fichaje más caro de la historia del fútbol chino. En aquellos años, antes de la burbuja económica futbolística que se formó a raíz del traspaso de Neymar al PSG, Hulk había sido uno de los jugadores que más dinero había movido en traspasos con 115 millones. Hoy está, por poco, entre los 50 primeros.
Cartel de la Libertadores junto a Deyverson.ATM
Con 35 años, Hulk decidió volver a Brasil, país en el que sólo había jugado 7 minutos como profesional en dos partidos. El delantero recaló en el Atlético Mineiro de Jorge Sampaoli y siguió haciendo lo que mejor sabe hacer que es marcar goles. Han sido 113 en 214 partidos, algo más de uno cada dos duelos y este año, junto con Deyverson, y con el mítico central de la liga española Gabi Milito a los mandos, es una de las grandes amenazas del equipo brasileño.
En la final de la Libertadores, Hulk deberá cambiar la historia, de los 50 duelos previos, el Botafogo ha ganado 24 por los 15 del Mineiro. En esta temporada, de hecho, ha vencido en un duelo y ha empatado el otro, pero en ambos partidos hubo expulsados, con lo que se prevé una final muy tensa. A fútbol y a golpes... Hulk tiene ventaja, pero deberá elegir su primera opción para honrar al héroe de su infancia.