Los vídeos espía de Courtois y el idilio de Karim Benzema con la Supercopa

Los vídeos espía de Courtois y el idilio de Karim Benzema con la Supercopa

Supercopa de España

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El guardameta belga reconoce que había estudiado cómo tiraban los penaltis los jugadores del Valencia. El delantero abrió el marcador y suma cinco ediciones del torneo goleando

Courtois para el último penalti del Valencia a Gayà.EFE

Cuando el Real Madrid titubea siempre se puede contar con Courtois. Es el superhéroe que aparece cuando todo lo demás falla. Sostuvo a un equipo que jugó al trantrán, que le dio vida a un Valencia disfrazado de cordero, capaz de asestarle una dentellada pero sin colmillo para desgarrarlo. Aún así, solidario y arropado, forzó al portero belga a ser el mejor jugador de la semifinal y a revisar los deberes que llevaba preparados.

Ancelotti confesó que su equipo no ensaya penaltis, pero su portero sí. El belga, que por algo es el mejor del mundo, no solo mantuvo el orden en el marcador durante los 90 primeros minutos, sino que se agigantó para frenar al descarado canterano Fran Pérez en la prórroga y repasó sus notas mentales cuando enfilaba la portería en la tanda de penaltis. Media docena paró en 2022, el primero ante Raúl García en la final contra el Athletic del pasado año. En el mismo estadio, en la misma portería.

“No entrenamos las tandas, pero sí miro muchos vídeos. Sabía que Cavani había tirado a la derecha los últimos y que Gayà falló uno contra Bono que lanzó a la izquierda y que marcó en la final de Copa contra el Betis por el centro. Por eso me tiré a la derecha pero no fuerte por si iba por el centro. Son pequeñas cosas que averiguamos viendo vídeos”, confesó el guardameta. Por el medio tiró el capitán valencianista y allí estaba su mano para llevar al Real Madrid a la final de la Supercopa.

La eficacia del Real Madrid desde el punto de penalti y su madurez en situaciones de tensión, infinitamente mayor que la del Valencia, acabó por imponerse en la fría noche de Riad. Justo lo que los más de 50.000 espectadores saudís querían.

Seis goles de Benzema

Pareció que el Real Madrid iba a sacudirse a un ordenadito rival cuando Benzema se encaminó al punto de penalti para marcar el primer gol del partido. No hay Supercopa de España sin un gol del francés. Se ha convertido en una costumbre porque han llegado en las últimas cinco ediciones. Marcó en 2011 y 2017, cuando la competición aún era a ida y vuelta, y el rival era el Barça. Pero desde que la Supercopa se mudó a Arabia sus goles han crecido. Los hizo en el 2021, 2022 y 2023, en distintos escenarios. Seis goles en cinco ediciones, una proeza solo superada por Messi, que suma 14 tantos en ocho Supercopas jugadas.

Benzema había puesto pausa con el Balón de Oro bajo el brazo. Sin poder lucirlo en el Mundial, el francés, ya alejado de la selección, quiere olvidar el mal trago de las lesiones a fuerza de goles. En su regreso no ha podido ser más eficaz. A esta Supercopa llegó engrasado con los dos goles que, en los siete minutos finales, le marcó al Valladolid en Zorrilla y, aunque de poco sirviera, el que anotó de penalti en El Madrigal. Ante el Valencia, también desde los once metros después de que Cömert no pudiera frenarle, marcó su gol número 16 y fortaleció su especial relación con esta competición. Eso sí, tuvo esa y poco más. No generó el Madrid peligro que pudiera aprovechar.

Un estadio madridista… con baños reconvertidos

El equipo blanco ganó en la grada en la fría noche de Riad y en un estadio de 62.000 espectadores que no llenó. Jaleado desde que saltó al calentamiento, con una gran pancarta en el fondo con las imagen de las estrellas blancas, no pareció que hubiera enfrente un rival con pedigrí en Europa, aunque venido a menos. En Riad, el Valencia existió solo para una veintena de aficionados irreductibles que lo intentaron, pero ni pudieron hacerse notar cuando Samuel Lino logró el empate.

La grada empezó alentando con olés, gritos de ¡Madrid, Madrid! con banderas blancas al viento y bufandas, porque se agradecía cubrirse el cuello y la mayoría de camisetas quedaron escondidas bajo el abrigo. Hasta se agradecía moverse para hacer la ola mexicana. Y cuando marcó Benzema, ídolo absoluto, se destaparon con un ‘Así, así gana el Madrid’. De penalti. En los penaltis.

En la grada, mayoría masculina, pero se dejaron ver aficionadas, acompañadas de sus familias, maridos e incluso en parejas de amigas, una de las novedades que ha traído esta Supercopa, donde ya no están segregadas. La otra, esa que jaleó Luis Rubiales, los baños. El estadio Rey Fahd, que no es tan moderno como su cubierta denota porque tiene una treintena de años, fue concebido para público solo masculino. Por eso, sí hay aseos para mujeres habilitados, pero son los de hombres renombrados, con decenas de urinarios. La única diferencia era la presencia de chicas en la puerta, quizá para evitar equivocaciones embarazosas.

Hubo esfuerzos por darle color español al duelo. Dos bailaoras zapateando en una tarima junto a un guitarrista en playback era la atracción para los saudís mientras se llenaba la grada. Pocos metros, alfombras extendidas, zapatillas alineadas y últimos rezos antes de ocupar sus asientos. Los contrastes de Riad.

El fuelle se le acabó a los aficionados en el arranque de la segunda parte, justo cuando el Valencia arrancó y sembró dudas. Lo poco que pudo hacer el Real Madrid para evitar la prórroga acabó en el cuerpo y en las manos de Mamardashvili. Eso sí, en los penaltis no obró milagros. Al error de Cömert le siguió el doloroso del capitán Gayà en la última

kpd